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Conductor Asignado

una invitación

Mi vida es un completo capítulo de una novel sin sentido, llena de escenas que se repiten días tras días. Nada nuevo. Casi hasta pereza me da levantarme y ver que hay, que tiene el día de hoy de nuevo para mí.

Vivo en un pueblo donde la atracción turística de la semana se la llevo el vecino que tenía una plantación que no eran precisamente aromáticas. Si vamos a lo legal, creo, que hasta seis de esas plantas se pueden tener para consumo propio en caso justificado.

Parece que el dueño de la plantación no sabía contar porque el total de aromáticas que se vieron en las redes sociales asilaban las doscientas. Capas que se le rompió la calculadora o pensaba que le habían dicho surcos de a seis plantas, valla a saber qué fue lo que lo llevo a tener tantas platas.

Como sea, el atractivo turístico del pueblo paso en menos de una semana y la rutina sigue su curso como habitualmente tiene que ser.

Salgo de mi cálida cama y me meto al baño para hacer mis necesidades y luego viendo mi reflejo en el espejo suspiro si ganas de peinar mi cabello, por lo que me hago un rodete y listo.

Me visto con lo primero que veo y voy a la cocina a preparar mi café, amo el café, es mi amor incondicional que no me deja nunca ni me decepciona. Lleno la pava eléctrica con agua y la enciendo para poder preparar mi cafetera de un litro y medio del delicioso liquido oscuro que me hace suspirar.

Lavo la cafetera y busco en mi lacena el recipiente donde guardo el café molido para encontrármelo vacío.

Mierda.

Había olvidado de comprar ayer. Miro hacia la derecha de la despensa y tomo el recipiente con yerba y busco mi mate. Al abrir el paquete de yerba, noto que esta amojosada y cuando veo la fecha de vencimiento me percato que ya lleva dos meces vencida.

Mierda.

Guardo todo, desecho la yerna y busco el recipiente que contiene el té negro. Lo tomo y noto que solo queda la etiqueta del último saquito sin el saquito.

Ya enfadad, tiro el recipiente dentro de la alacena y me muevo a mi heladera. La abro y veo que en el fondo hay un recipiente con un sache de yogurt. No recuerdo cuando fue que lo compre. Lo tomo y acerco mi nariz para casi vomitar la bilis de mi estómago. Desecho el sache y rebusco nuevamente en mi heladera. La leche no es una opción, la odio. Agua, no lo creo, jugo menos. Casi se hace giratoria la puerta de la caja blanca cuando la cerré tan bruscamente.

Cierro y decido salir a desayunar al bar que está a dos cuadras de mi casa. Tomo mi cartera bandolera algo degastada por el tiempo y me acerco a la puerta para encontrar un sobre blanco con mi nombre escrito en una caligrafía muy… ¿linda? Lo tomo y lo abro para encontrarme con una invitación a una boda. Mi querida hermanita se casa.

Genial.

Dejo de lado el sobre con la invitación y salgo de mi casa. Tantas cosas malas en solo un par de minutos no traen nada bueno para mi día.

Camino las cuadras que separan mi casa del bar y me quedo refunfuñado cuando en la puerta hay un cartel enorme que dice “cerrado por desinfección”.

Maldiciendo en todos los idiomas que conozco y los que me invento yo misma me cruzo a la tienda de enfrente donde el café cuesta tres veces más que en la ciudad y compro un paquete para volver a mi casa y precalentar nuevamente la pava y al fin poder preparar el dichoso café.

Mientras el líquido caliente desciende hacia mi estomaga calentando mi cuerpo no puedo dejar de pensar en mi querida hermana. Es una hija de su mama. Se casará con quien fue mi amor platónico durante toda la secundaria.

Mi yo interno me grita que lo supere y siga con mi vida, pero mi cabeza me dice que no debería de asistir. Suspiro y nuevamente mi cabeza me lleva al día en que salí de casa y decidí nunca volver.

Ella sabia que yo lo quería, que me gustaba, pero nunca pude decirle a mi mejor amigo lo que sentía. Eso no impidió que mi querida hermana se enredara con él y ahora años después me mandan la invitación a su boda.

Genial.

Este día no podía ser peor.

el rugido de la bestia

Luego de desayunar y lamentarme por lo que no fue y lo que me hubiera gustado que sea, enciendo mi PC para descargar toda mi frustración en el teclado.

Si tengo que mencionar algo de mi es que soy una escritora de novelas cachonda que no tienen nada que ver con mi vida.

Lo más cachondo que hice esta semana fue limpiar el patio de mi casa y terminé transpirada hasta las pestañas y mi patio sigue luciendo terrible.

Como sea, luego de que mi maquina enciende, estiro mis dedos y mi cuello para darme algo de agilidad y busco el documento de la novel que estoy escribiendo actualmente.

Eso es lo que planeo hasta que mi celular suena con un mensaje entrante. Ruedo los ojos y lo desbloqueo para encontrarme con un mensaje de un numero desconocido.

Al abrir el mensaje enseguida se de quien se trata y apuesto mi tanga sucia que todavía está en el piso de mi baño que mi única amiga en la ciudad le ha dado mi número telefónico a la que dice ser mi hermana.

“hola, Lu, soy yo”

Es lo único que leo porque mi teléfono empieza a vibrar con la llamada entrante de mi madre. Esto debe ser un complot de parte de mi queridísima amiga y mi madre.

ꟷHola… ꟷdigo ni bien contesto la llamada.

ꟷLu, más te vale que estés en esta casa antes del anochecer ꟷescucho la voz de mando de mi madre y ruedo los ojos.

ꟷTengo trabajo mama… ꟷme escuso, además, falta para la boda.

ꟷTu trabajo es portátil, la boda de tu hermana no ꟷenseguida me reprende con la verdadꟷ. Hay miles de cosas que hacer y una de ellas es tu vestido de dama de honor.

ꟷ¿Qué? ꟷpregunto y cierro los ojos rogando que haya sido un chiste.

ꟷLo que escuchaste, ya es hora de que arregles las cosas con Amanda ꟷcasi grita desde el otro lado de la línea.

ꟷNo tengo dinero para un pasaje de último momento ꟷmiento descaradamente.

ꟷSe que eso es mentira, pero ya tenemos todo cubierto ꟷmurmura y tiemblo ante esas palabras.

ꟷ¿Qué quieres decir con eso? ꟷpregunto sin querer saber la respuesta.

ꟷEl primo de Javi pasará por ti, él vive a dos pueblos y le queda de pasada ꟷexplica y trato de adivinar quien será

el dichoso primo.

No recuerdo bien sus primos, su familia es grande. Rebusco en mis memorias y encuentro en ella más interrogantes, pero estoy seguro de que debe ser mucho más grande o alguien completamente nuevo, los únicos primos que conozco, de quien era mi amigo, viven en la ciudad.

ꟷ¿Por qué organizan todo sin consultarme? ꟷpregunto irritada con la idea de dejar mi trabajo y ponerme a

empacar.

Es lo que más odio en este mundo. Cada vez que tengo que viajar por alguna presentación o alguna entrega de premios o lo que sea que tenga que ver con viajes, sufro por la razón de que nunca sé que empacar.

Usualmente coloco una muda de cada cosa que creo necesaria pero cuando estoy en el lugar siempre me falta algo.

ꟷPara que no tengas escapatoria ꟷdice mi madre haciendo que mi cerebro quiera decirle de todo menos bonitaꟷ. Pasará por ti alrededor de las tres de la tarde.

Sin más detalles que eso, corta la llamada.

Grito descargando la bronca. No hace falta detallar que mi querida hermana es la favorita de la casa.

La niña mimada, la perfecta, la que no escribe cosas descaradas. La que tiene un salón de belleza y todo es su vida es perfecto. Con un novio perfecto. Con unos suegros perfectos. Y seguramente sus hijos serán tan perfectos que parecerán maniquíes en vez de niños normales.

Miro la hora y noto que recién son las diez de la mañana. Apago mi maquina sabiendo que es en vano que me siente a escribir. Esa maleta no se hará sola.

Salgo de mi oficina y me meto a mi habitación para sacar de debajo de la cama la maleta que utilizo para mis

viajes.

Sacudo la tierra que la cubre, pensando cuando fue la última vez que la use y eso fue hace dos meses cuando presente mi último libro en la feria del libro en la capital.

Abro mi armario y tomo ropa al azar, metiéndola dentro junto con mi ropa interior, medias, maquillaje y un par de zapatos que son todo terreno.

Amo estas pequeñas botas que se las puede usar con cualquier ropa y quedan bien, por eso las compre.

Forzando el cierre de mi maleta que no quiere ceder a mi capricho por lo que tengo que sentarme en ella y así lograr terminar de cerrarla.

Una cosa menos.

Ahora le toca a mi bebe. Vuelvo a mi oficina y guardo mi portátil en su funda para proseguir con el ratón y meterlo en mi portafolio con sumo cuidado. Llevo mi vida aquí.

Saco mi libreta de notaciones y la cartuchera con lapiceras y marcadores para meterlos en el portafolio.

Ya terminando de organizar mi trabajo me dirijo a la cocina para ver que puedo comer. Al abrir la heladera me doy cuenta de que no saque nada del frízer y lo único que puedo comer de ella es huevos. Por suerte hay queso por lo que decido hacerme un omelette.

Tampoco es que quiera tener mucha comida en el estómago, no quiero llegar a ver a mi familia y vomitarles encima cuando vea tanta melosidad en el aire.

Lavo todo lo que ensucie y me dirijo a mi habitación para decidir que me pondré para el dichoso viaje al infierno.

Lo mejor que tengo en ropa es mi ropa interior. Es en lo que gasto casi todo mi salario. Lo peor de ello, es que no tengo con quien lucirla, pero eso no quita que me compre unas tangas de vez en cuando.

Me decido por un vestido deportivo que es cómodo y cual en color blanco con detalles en negro. Amo mis zapatillas de plataforma en color negro brillante, por lo que decido usarlas para esta ocasión.

Ya decidido que me pondré, me meto al baño para ducharme y relajarme ante la tediosa tarde que me espera.

Siempre que me sumerjo en mi tina utilizo los auriculares para escuchar música relajante, pero hoy no. Hoy llevo prisa.

Me ducho rapidito y salgo del baño con una tolla enredada en mi cabello. Me visto y luego me acomodo para peinar mi melena.

Llevo el pelo largo hasta por debajo de mi cintura, los rulos son un tema a la hora de peinar por lo que me lleva mi tiempo.

Casi media hora después de peinarlo y acomodar mis rulos para que no parezca algo sin vida, lo recojo en un moño alto.

Miro mi reflejo en el espejo viendo que puedo hacer con mi rostro y ni ganas de maquillarme, de hecho, lo odio. Por eso es por lo que nunca lo utilizo salvo en las presentaciones.

Tomo un brillo cereza y decido darle algo de brillo a mis labios. Y vuelvo a guardar mi neceser en la maleta.

Me acerco a la ventana para ver el sol resplandeciente. Decido buscar unas gafas de sol.

Justo en el momento en que las tomo escucho mi puerta de casa ser golpeada. Miro la hora en mi celular y me doy

cuenta de que faltan quince minutos para las tres de la tarde. Debe ser el supuesto primo de Javier.

Tomo mi maleta mi maletín y colocando mis gafas de sol, me dirijo hacia la puerta para abrirla y quedarme de piedra.

Instintivamente bajo mis lentes de sol para ver mejor esta visión y cerciorarme que el jabón de la ducha no me hizo

alucinar.

Alto, piel bronceada, hombros anchos, piernas bien formadas y unos brazos grandes y fuertes. La remera blanca que luce se justa a su delicioso pecho haciendo que pueda contar claramente su tableta de chocolate.

¡Dios! ¡Qué hombre! Digno de una novela cachonda de vikingos.

Su cara presenta una mueca que simula una sonrisa mientras que sus ojos de un tono indefinido de verde me estudian con la mirada.

ꟷLucia ¿verdad? ꟷsu voz ronca casi me moja las bragas, asiento en respuestas sin saber dónde carajos fue a para mi vozꟷ. Si ya dejaste de babear podemos irnos.

ꟷNo estoy babeando ꟷmientoꟷ. ¿Tú eres el primo del idiota de Javier?

ꟷ¿Esperabas a alguien más? ꟷme pregunta divertido.

ꟷPues…

ꟷAndando ꟷexige, voltea y ahora sí que babeo a mares, ese culo da ganas de alabarlo y brindarle algún tipo de culto.

Reacciono a mi siguiente personaje caliente para mi nueva historia y salgo de mi casa cerrando con llave la puerta

y siguiendo el mismo camino que recorrió el vikingo. Me detengo al percatarme que monta una motocicleta.

¿Cómo se supone que iré yo en esa cosa?

ꟷCreo que no podre viajar ahí ꟷdigo estando casi a su altura con mi equipaje en manos, no sé dónde lo metería.

ꟷNena, una vez que te subas en ella no querrás bajar nunca ꟷdice muy seguro de sí y toma mi equipaje para amarrarlo a su motocicleta.

¿Por qué no se me ocurrió unos insulsos pantalones en vez de este vestido?

ꟷSi, pero llevo vestido ꟷindico lo obvio.

ꟷY tus piernas son un manjar, nena ꟷgruñe y se monta nuevamente en la enorme maquinaꟷ. Hora sube de una vez.

Suspiro, tomo el casco que me tiende para ponérmelo y como no hay de otra, me monto detrás de él, cuidando que mi falda no llegue a mi cintura.

El ruido del motor me estremece y mis brazos se mueven por si solos, buscando la protección del robusto cuerpo que tengo adelante, enroscándose en su cintura.

Sin mediar palabras, arranca la bestia que habita entre nuestras piernas y salimos de mi calle rumbo al infierno.

Ahora ya no sé qué será peor, la hora de viaje aspirando el aroma amaderado de este hombre que está logrando derretirme, literal, o llegar a casa de mis padres y hacer de cuenta que todo va bien cuando estoy segura de que no me quieren allí.

segundo plano

El viaje en carretera, para mi sorpresa, es super agradable y me hace sentir libre. Poco a poco voy aflojando mi agarre a su cintura y cierro los ojos para sentir la briza que pasa por mi cara.

Otra cosa que noto es que reduce la velocidad y cuando abro los ojos me percato que estamos por entrar al estacionamiento de una gasolinera.

ꟷHaremos una para para estirar las piernas y tomar algo, si lo deseas. Yo invito ꟷmurmura bajando de la moto.

Cundo intento moverme para hacer una escapada al baño, me percato que mis piernas no responden.

Miro a mi conductor asignado como se aleja de mi dejándome con este dilema y un calambre que me tiene en esta

posición. Coloco mis manos donde hace un momento el redondo trasero del primo de Javier estaba asentado e intento moverme.

Mala idea.

Caigo de lado en un sonido sordo que para mi propia pena resuena en todo el lugar al no haber absolutamente nada.

ꟷ¡Auch! ꟷchillo y trato de moverme. Apuesto que parezco un pez retorciéndose fuera del agua.

El estruendo de una carcajada hace que dirija mi mirada hacia la procedencia de dicho sonido para encontrar a mi

conductor asignado doblándose de la risa.

En dos zancadas lo tengo frente a mí, y me levanta como si fuera tapa de yerbera. Pero mis piernas están muertas y antes de que me suelte ya me estoy cayendo nuevamente, pero esta vez sus fuertes brazos me atrapan y me levanta como si fuera una princesa.

ꟷLo siento ꟷdice para nada convencido porque su sonrisa no se borra de su cara.

ꟷSi, seguro ꟷsusurro irónica y el me mira de reojo.

Camina y me deja sobre una banqueta y se agacha frente de mí. Su cercanía y sus hermosos ojos me roban el aliento. Me quedo a la expectativa de lo que hará y para mi sorpresa toma una de mis piernas entumecidas sin dejar de ver mis ojos.

Siento la esperanza de sus dedos surcan mi pierna a la vez que la extiende. Gimo al sentir el dolor del entumecimiento, pero sus ojos me pierden y yo no sé si me duela la pierna o…

Repite esto un par de veces y luego se dedica a mi otra pierna. No deja de mirarme, pero sus ojos me dicen mucho. Puedo sentir el deseo atravesar sus pupilas y apuesto a que las mías lucen igual a las suyas.

Cuando termina de aligerar el malestar de mis piernas, levanta su colosal cuerpo. Mi mirada queda clavada en el botón de su pantalón negro y es imposible no distinguir la rigidez que esconde.

Esa rigidez es muy similar a un salame de metro, pero más grueso. Paso saliva y levanto la mirada. Sus ojos indefinidos me estudian y sé que si no me muevo ahora perderé toda la valentía.

Me levanto sintiendo nuevamente mis piernas, rosando mi cuerpo con el suyo. Obviamente que es más alto, más grande y mas todo que yo, pero eso no quita que las ganas que tengo en este momento son iguales o peores que las de él.

Sin decir nada, porque en este momento las palabras sobran, me toma por la cintura y me pega más a su cuerpo. La rigidez de su cuerpo choca con mi ombligo y cierro los ojos para reprimir un gemido.

Siento que vuelo. Y diría que es literal, porque nuevamente, como si de una niña se tratara, me lleva en boladas hacia uno de los baños.

Asqueroso, sí, pero que me importa si lo único que deseo en este momento es comerme ese salame que siento en su pantalón.

Si antes estaba arrepentida de haber elegido un vestido, hora estoy agradecida. No le lleva demasiado deshacerse de mis bragas y bajar con suma urgencia su pantalón colocar un preservativo en su enorme ego.

Mierda esto va a doler.

Me levanta por la cintura y sin esperar nada se entierra en mi interior.

Grito, pero su boca acalla mis chillidos y luego de un momento en que pasa el dolor inicial, me besa mientras

sus caderas se mueven a un ritmo pausado y duro.

No tarde en llegar al clímax y quedar laxa en sus fuertes brazos, sintiendo como el aprieta mis nalgas cuando le

llega el turno.

Un momento más tarde se aparta de mí y nos quedamos viéndonos todavía sin decir palabra.

ꟷNo me has dicho tu nombre ꟷmi voz suena ronca, ¡Dios! No me había percatado de que mi garganta estaba seca.

ꟷNaguel ꟷmurmura tan ronco como yoꟷ ¿Café? ꟷpegunta y asiento sin saber que más decir.

Salimos del baño, el camina dos pasos delante de mí, pero cuando llegamos a la cafetería de la gasolinera me espera con la puerta abierta para que pase yo primero.

¿Quién iba a decir que era todo un caballero después de todo?

Un caballero que me acaba de coger en el baño de una gasolinera ¿Y que dije al respecto? No me has dicho tu nombre.

Soy una estúpida.

Nos acercamos a una mesa, me siento mientras que él va a hacer el pedido de los cafés. La vergüenza cae en mi

sistema al percatarme que no solo me duelen las mejillas.

Trato de calmarme y no pensar en el latido entre mis piernas, luego de tantos años sin acción es como si se hubiera desatado un ciclón. Mis hormonas deben estar de fiesta porque es evidente que a pesar del dolor que siento deseo que nuevamente me tome.

Algo me dice que no volverá a ocurrir y reprimo un gritito de angustia, no puedo ilusionarme con el primer hombre queme da la hora después de que mi anterior novio me dejará por una mujer diez años mayor que yo. Con la que por cierto se ha casado y ahora esperan su primer hijo. Deprimente.

Salgo de mis pensamientos cuando la silla que está en frente de mi vista se mueve y mi conductor asignado se sienta en ella.

¿Estará cómodo? Se nota que es como si se sentará en una silla de preescolar con lo grande que es.

ꟷ¿Dónde te hospedaras cuando lleguemos a la ciudad? ꟷpregunta y yo suelto un impropio al pensar que no tuve en cuenta ese pequeño detalle.

ꟷSupongo que en la casa de mis padres ꟷmurmuro, mi voz sigue sonando seca por lo que tomo un sorbo del agua que tengo enfrente de mí.

ꟷBien… ꟷcontestó seco y desvía la mirada. Lo miro interrogándolo con la mirada, pero no me presta atención.

ꟷ¿Por qué presiento que ese “bien” no es tan bien? ꟷpregunto. El me mira nuevamente con esa mirada de soy el lobo feroz y te voy a comer y yo me tiendo frente a el en bandeja de plataꟷ. Aunque podría ver algún hotel…

ꟷEn ese caso te vienes conmigo ꟷdeclara y siento como mi corazón late desbocado.

No respondo porque en ese momento viene la chica con nuestro pedido. Deja la bandeja frente a nosotros y le

dedica una mirada depravadora a mi conductor asignado mientras le da el tique de la consumición.

ꟷApunte mi número por si te sientes solo en algún momento ꟷdice la descarada frente a mí. La fulmino con la mirada queriendo hacerle bolar las extensiones que claramente presenta su feo cabello rosa.

ꟷGracias, no creo que a mi novia le interese los tríos ꟷresponde el dedicándome una mirada, la chica se percata de mi presencia al fin y me barre con la mirada, sus ojos se abren y chilla emocionada.

¿Enserio? Está loca es una de mis fans. Tierra trágame.

ꟷ¿Lucia Pálida? ꟷpregunta en un chillido enfermizo.

Odio mi apellido, fue una tortura en todo lo que duro mis estudios, desde jardín de niños hasta que Sali de la

universidad y que esta babosa de novios ajenos lo mencione como si nada me irrita.

ꟷSi ꟷsuelto un suspiro y la chica salta como colegiala.

Naguel a mi frente me dedica una mirada perdida y yo solo ruedo los ojos. La chica que salió corriendo vuelve

con un papel y un birome para que le de mi autógrafo y le pide a mi conductor asignado que nos tome una foto juntas.

Es gracioso como de un momento a otro el atractivo hombre que me compaña haya pasado a segundo plano cuando una de mi fan me reconoció.

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