Jorge !
Mady ( Mar Stilr )
Odette
*Mar
¿Alguna vez has dejado todo por un amor del que no estás seguro si valdrá la pena? Tal vez no, pero yo, Madison Rosales, hija de los Rosales Montaños, dueños de la empresa más grande de Cancún, heredera de toda la fortuna y única hija, dejé todo por amor. Todo comenzó una mañana en la que me harté de mis padres, quienes no me dejaban decidir por mí misma, hasta que los decepcioné y logré obtener la libertad que tanto anhelaba. Lo dejé todo por un hombre, no cualquier hombre, sino el hijo del enemigo de mi padre. Pero, ¿qué culpa tenía yo?
Mis padres nunca aceptaron mi relación, así que decidí renunciar por amor a toda mi herencia y fortuna para estar con Jorge Johnson, un chico espectacular del cual me enamoré al instante. Fue amor a primera vista. Jorge me trataba muy bien, solía decirme que era su princesa, y a pesar de tener apariencia de chico rebelde que le encantaba romper las reglas, era diferente a los demás. Pero no bastaron más que algunos años para que mi cuento de hadas se rompiera y solo viera mi triste realidad. Todo cambió y mi color de rosa se volvió oscuridad. La persona que decía que me amaba tanto y que me juraba amor eterno me decepcionó. Lo peor fue el sentimiento en mí misma, en mi ingenuidad e inocencia perdida. Le dediqué tanto a una persona que solo dejó un hueco y sentimientos vacíos. Dejarlo todo fue la decisión más apresurada que he tomado en mi vida. Dejé mi vida de lujo y mi futuro brillante, y ahora no tengo nada, ni a él. Estoy sola, desconsolada y sin saber a dónde ir. Tuve que dormir en la calle y en banquetas fuera de Cancún. Se preguntarán por qué no me fui con mi padre. Mi maldito orgullo nunca me dejó, ya que por amor sería la fracasada de la familia, pues ellos me lo dejaron muy claro que una vez que saliera de esa casa, me olvidaría de tener familia.
Era de madrugada y ya había pasado un mes vagando por las calles, pidiendo limosna persona por persona, pero todo cambió al conocer a Josefa, un ángel caído del cielo. Josefa nunca pudo tener hijos y tampoco pudo adoptar debido a que todas sus solicitudes siempre eran rechazadas por no tener una pareja estable. Siendo joven y abundante de la calle, decidió sacarme de allí. Mi vida mejoró mucho, por lo cual ella me llevó a vivir con ella a Estados Unidos y me cambió el nombre a Mar Stilr. Con el transcurso de los años, ella llegó a quererme como si fuera su hija, a pesar de que tenía padres. Para mí, ellos ya habían muerto. Josefa se convirtió en mi madre, la madre que siempre quise tener, la que me sacó adelante, la que me brindaba atención y amor, la que me alentaba a estudiar y ser mejor por mi propio bien. Sin embargo, yo tenía un objetivo: VENGANZA.
3 años después,
— Mama Josefa.
— Aquí estoy, Mar.
— Mamá, te amo. Nunca me cansaré de decirlo.
— Mi señorita toda una adulta. Desde que te encontré ese día, me diste luz a mi vida. También te amo.
— Siempre me dices lo mismo, mamá.
— Hoy me gradué por ti.
— Toda una profesionista, cariño. Estoy orgullosa de ti. Siempre supe que ambas seríamos el uno para el otro y nos apoyaríamos. Mi niña Mar ha sufrido mucho por todo lo que me contó aquella vez que la encontré sola y desconsolada, con tan solo quince años y con malas decisiones. La mirada vacía que transmitían sus ojos... Pero poco a poco fue reconstruyéndose y ahora sé que es completamente feliz. Y yo soy feliz a su lado.
— Mamá, se nos hace tarde.
Estoy a punto de graduarme de la facultad, pues aunque estos últimos años de mi vida me han costado bastante seguir y dejar de lado, he logrado alcanzar mis metas y propósitos. Hoy agradezco a mi madre por no dejarme sola y por entender, por estar conmigo en los peores momentos de mi vida y por siempre alentarme a seguir. Desde que mi madre Josefa me adoptó, soy muy afortunada por tenerla a ella como mi madre; gracias a ella, tuve la oportunidad de seguir estudiando, ya que la vida sería muy difícil después de los años, y yo tendría que tener un título para poder mantenerme bien. Mi madre Josefa no es millonaria como mis otros padres, pero tiene una buena posición económica, ya que su estatus está a la altura de muchas personas adineradas.
Me veía en el espejo, pues traía puesto un vestido plateado y una abertura en la pierna.
–Hermosa y coqueta.
–Mamá, ya es tarde.
–Sabes mucho mejor, tienes que tener tu entrada principal, hija.
–Hay, mamá, ya vámonos.
–Vámonos. Hoy es el día en que mi niña será una gran administradora de empresa – dijo sonriendo.
–Gracias a ti.
Nos subimos al auto para dirigirnos al salón, donde será la ceremonia principal.
Llegamos al salón, y todo estaba perfecto; sillas elegantes, personas muy influyentes de empresas estaban como invitados de honor, y de lejos la observé a ella.
Odette, mi mejor amiga a quien conocí en la facultad, fue una de las mejores cosas.
—¡Mady! – gritó desde lejos. Ella era la única que suele llamarme así. Suele decir que Mar no es de su agrado.
Caminé hacia ella. —Odette, qué linda te ves hoy.
—Tú también, Mady, te voy a extrañar.
–¿Qué pasa?
—Sé que debo estar feliz porque hoy nos graduamos, pero estoy triste porque también hoy me separo de ti. Después de la graduación, sabes que me iré a Brasil.
—Oh, M, te voy a extrañar.
—Yo también. M, ¿te irías conmigo? Sabes que pasa te quiere en su empresa.
–Me encantaría, pero tú sabes que tengo una cosa pendiente y ya es hora de regresar a Cancún.
—No. No vuelvas, mejor suelta ese pasado y empecemos juntas.
–No, Odette, no me pidas que haga eso. He esperado muchos años para poder afrontar mi pasado. Siempre me seguirá y tengo que ponerle fin.
—Está bien. Mejor disfrutemos, pero si cambias de opinión, sabes dónde encontrarme.
La graduación transcurrió de maravilla. Después de que todo acabó, salí con Odette para celebrar, y hubo una breve reunión de despedida de los alumnos.
Después de unas horas, Odette llegó por mí para irnos. En el antro, todos nos divertimos y bailamos hasta que amaneció.
*Mar
Mañana siguiente:
“Auch, me duele la cabeza”, volteo a la mesita de noche para ver la hora, pero me doy cuenta de que no está mi celular. ¡Oh, sorpresa! Tampoco está en mi casa. ¿Dónde diablos estoy?
Me levanto apurada, volteando por todo a mi alrededor, y veo que no estoy en mi casa, sino en un lugar completamente desconocido para mí. Pero de repente, la voz de un tipo al que ni siquiera conozco: “Buenos días, bonita”.
—“Buenos días, bonita”, pero ¿qué ha pasado aquí? —pregunté.
El chico desconocido responde: “Que no ha pasado”, con una sonrisa en sus labios.
El chico volvió a dormirse, mientras yo trataba de recordar algo, pero no lograba recordar nada. De un paso veloz, bajé de la cama, me vestí tan rápido como pude y salí de la habitación.
Estaba a punto de salir del apartamento cuando una voz me detuvo: “Buenos días, ¿sabes si el joven ya se levantó?”.
—“¿Cuál joven?”, el joven no ha despertado aún. ¿Usted quién es?” —pregunté.
—“Soy la mucama, señorita, y solo quería avisarle que el desayuno está listo”.
—“Gracias, pero tengo que irme”.
Abrí la puerta para salir, pero de nuevo la voz me habló: “¿Ya te vas?”. No era la voz de la señora, sino una voz más gruesa y ronca, la del desconocido.
Sentía cómo mis piernas se debilitaban y a duras penas pude responder: “Tengo que irme”.
Salí del apartamento y tomé un taxi. Durante el camino me preguntaba quién era el tipo y cómo había llegado a su departamento, ¡y peor aún, a su cama! En serio, no podía recordar nada de esa noche. Por Dios, trágame tierra…
—“Ya llegué” —grité al subir las escaleras para mi habitación, pero no había nadie.
Tenía que hacer algo, hablarle a Odette. Llamada
—“Bueno, ¿cómo amaneció mi pequeña traviesa?”.
—“¿Cuál pequeña traviesa? Primero que nada necesito verte antes de que te vayas”.
—“Está bien, llego en 10 minutos”.
*Flim
Una invitación de honor a una celebración de graduación.
—“¿Es en serio? Sabes que tengo mejores cosas que hacer, Lola”.
—Sí, señor, pero es importante que vaya. Estarán muchos pasas directores y habrá reporteros. Esto hablará muy bien de usted.
Vaya, esto es como una salida para callar bocas, pues últimamente ando mucho en chismes con eso de ser un director general en una de las empresas más cotizadas de Cancún. A mis 24 años, tan joven y soltero, no tengo la culpa de que ninguna chica se resista a mis encantos y mis millones.
—Está bien, iré.
En Estados Unidos será la dichosa ceremonia, bueno, dichosos ellos por tenerme a mí.
*Mensaje a Jesús
Alista maletas, nos vamos a Estados Unidos.
Jesús es como mi hermano y siempre me ha apoyado a pesar de que tuve una relación con su hermana, mi verdadero amor. Cuatro años sin tener ninguna relación estable. Me había enamorado de ella profundamente, pero por cosas de la vida, nada es para siempre. Por dado caso a ese pequeñito problema, hoy solo soy un hombre para sexo casual, nada serio.
*Estados Unidos
Jesús y yo nos dirigimos a esa ceremonia donde todo transcurrió muy bien.
—Se terminó, y ahora, ¿qué sigue? La verdadera fiesta.
Lo único que me gustaba de viajar era que después de un compromiso salía. Lo tomaba como un descanso de todo.
Jesús: —Iremos al antro.
— Pues claro, no todo es trabajo, vamos a divertirnos.
Jesús: —Ya, Flim, toma las cosas en serio. Sé que no todo es trabajo, pero eres muy irresponsable desde que ella...
— Termina, desde que ella me dejó.
— No quería decirlo así.
— Pero lo dijiste, y si mi vida personal es una mierda, pero bien, ¿eso a ti qué más te da?
— Me importas, Flim. Solo quiero lo mejor.
— Hay, Jesús, mejor vámonos a beber.
— El alcohol no lo es todo, Flim.
— No, el alcohol no, los culitos sí. ¿Para qué tener uno si puedo tener al que yo quiera?
Nos dirigimos al antro, pues yo quería diversión.
—Entrada VIP, por favor.
—Acompáñenos.
Corrección:
Nos dieron una VIP y a lo lejos la vi a ella, una chica de vestido plateado único que le quedaba perfecto, entallado, que a la vista dejaba mucho que desear.
—Jesús, ¿ves aquella chica?
—¿Cuál de todas?
—La del vestido plateado.
—Sí, es hermosa.
—Sí, es linda, pero también está que uff.
—Por favor, no te metas en problemas.
Le hice un gesto con la cabeza y le respondí: —Ño.
Me reí, pero en mi mente ya la deseaba. Quería tener ese cuerpo entre mis brazos.
Así que, a la obra maestro, mi lado coqueto activado. Me acerqué a ella para invitarla a mi mesa, pero no aceptaron a la primera. Después de enviarles unos cuantos tragos, aceptaron. Entre pláticas y diversión ya era de madrugada, pero la chica del vestido plateado estaba muy tomada, no podía ni pararse por sí misma, así que me ofrecí llevarla a su casa. Su amiga se quedó dormida mientras mi amigo se llevaba a una a su departamento. Yo me llevé a la otra al mío. Sabía que no sucedería nada, solo si ellas quisieran. La subí al auto como pude y la llevé a mi departamento. La subí a mi habitación y la recosté. Bajé por un vaso de agua y cuando subí, ella estaba en ropa interior. No negaré que se veía muy bien, pero no estaba en su mejor sentido. Me duché y me recosté al lado de ella. La mañana siguiente, se levantó y vi su cara de confusión. Le dije: "Buenos días". Después ella se preguntó en voz alta qué había pasado y solo respondí que no pasó. Me volví a costar. Yo tenía sueño y tampoco le explicaría. No perdería mi tiempo en eso. Ella se fue.
Aunque después bajé y seguí molestando, la invité a quedarse, pero la pobre estaba tan confundida que ni hablar pudo.
Entre mis pensamientos solo tenía ganas de reírme por aquella situación, pero me contuve. Realmente no supe ni cómo se llamaba, pero no le di importancia. Yo me tenía que regresar a Cancún.
*Mar
Odette llegó a casa y le reclamé por qué me había dejado sola.
—Perdón, pero yo me quedé dormida e incluso cuando desperté estaba en una casa desconocida.
—Así, le dije algo confundida, pues yo desperté al lado de un hombre desconocido y en ropa interior y ¿sabes qué es lo peor? Que no recuerdo lo que pasó.
—Cuéntame, ¿qué pasó? – me pregunta Odette.
—No recuerdo en qué momento nos separamos
—Nada
—Odette, ¿no crees que nos hayan echado algo en la bebida?
—¿Crees eso? No tranquila, solo querían ayudarnos.
¿Cómo sabes eso Odette?
—Hablé con el chico Jesús. Además, yo si recuerdo.
—Mady, déjame explicarte. Las dos hablábamos mientras un mesero se acerca con 2 copas. Antes de hecho, el chico ya nos había invitado a la mesa, pero no habíamos aceptado. Después de unas horas, fuimos, platicamos hasta que las copas se nos subieron.
—Hay Odette, no dejes que vuelva a tomar, por favor. Tampoco espero volver a ver a ese chico.
—Total, no creo que lo volvamos a ver.
*Mar
Ya era tarde y mi madre aún no aparecía en casa ni me había llamado. Iba directo al buzón y comenzaba a preocuparme. Ya había pasado un día entero y ella aún no estaba en casa. Decidí llamarla de nuevo y esta vez contestó:
*Llamada
—Hola, hija.
—Mamá, ¿dónde estás?
—Arreglando unos pendientes. Despídeme de Odette.
—Claro, mamá, cuídate.
—Chao.
Mamá colgó. Me alegra que esté bien, una preocupación menos, pero ya se me había olvidado que hoy Odette se va a Brasil, así que me arreglé para ir al aeropuerto.
*Aeropuerto
A lo lejos se veía la familia de Odette. Me acerqué y la abracé.
—Te voy a extrañar, Odette.
—Yo también, boba. Pero no te preocupes, nos llamaremos todos los días.
—Claro que sí. Mándame fotos, mensaje cuando quieras. Siempre estaré para ti, Odette.
—Yo también, Mady.
Odette se fue. Ahora me toca decidir en mi vida, mi plan. Aquí en Estados Unidos me espera una vida y futuro brillante, pero también tengo un pendiente que no me deja ser feliz.
Es hora de regresar a Cancún.
Días después
Han pasado algunos días desde aquella despedida de Odette. Mamá aún no regresa de viaje por pendientes familiares. Yo en toma de mis decisiones, pero ya está decidido. Mi camino, mi vida ha esperado esto por mucho tiempo: mi regreso.
El vuelo sale mañana por la mañana y aunque mi madre no podrá ir a despedirme al aeropuerto, me hubiera encantado despedirme de ella como se merece. Hoy solo queda admirar la casa donde crecí estos últimos años. Aunque no estaré toda la vida lejos de ella, sé que me alcanzará en un par de días.
Sé que mamá habría querido que me quedara aquí. Siempre dice que no es bueno tener rencores, pero tampoco puedo olvidarme del pasado. Llevo mucho tiempo esperando tener las armas adecuadas para enfrentar todos mis obstáculos y ese amor que tanto me destrozó.
Empaco todo lo necesario para ir a Cancún y, al terminar de hacer las maletas, me duermo.
Suena la alarma a las 5:29.
Tin, tin, tin…
Momento justo para apurarme, me ducho, elijo algo cómodo para el viaje y desayuno. Después, me dirijo al aeropuerto con mis maletas. Mi CEL suena y es mi mamá.
—Hola mi niña, ¿ya estás en el aeropuerto?
—Ya voy en camino.
—Hija, está bien. Te paso los datos del hotel donde te hospedarás estos días. Se llama Had, ya tienes un mes de hospedaje pagado y tienes cita en una de las mejores empresas de Cancún.
—Por eso te amo.
—Yo también, hija. Comunícate cuando llegues.
Gracias a mí, me ahorré lo suficiente de mis ahorros y la presión de buscar trabajo. Llegué al aeropuerto y después de varios minutos, subí al avión.
Volando por los aires, nerviosa y con muchas emociones, preguntas y confundida como siempre, mil preguntas se formalizaban en mi mente. No podía creer que después de tantos años, estaba apunto de estar ahí, donde crecí y viví por muchos años. Todas las emociones juntas provocaron llanto durante el vuelo, hasta que me quedé dormida.
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