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Amor Y Venganza

Vincent Salvatore.

Vincent avanza por los pasillos del lujoso edificio de Marotti Industries. Su presencia imponente no pasa desapercibida entre los trabajadores que se aglomeran a su alrededor, observando con admiración su figura musculosa enfundada en un impecable traje negro a medida. Su camisa blanca inmaculada, perfectamente planchada, contrasta con la oscuridad de su traje, mientras que una llamativa flor roja en su solapa es la única pincelada de color en su atuendo. Su rostro atractivo pero duro, con un mentón cuadrado y una barba perfectamente recortada, acentúa su aspecto de hombre peligroso. El cabello oscuro peinado hacia atrás le da un toque de elegancia y misterio. Su mirada fría y dura hace que los demás se sientan intimidados, mientras que su escolta, un par de hombres fornidos y discretos, lo siguen de cerca, listos para intervenir en caso de necesidad. Su presencia es impactante y fuera de lugar en este ambiente sofisticado, pero él parece sentirse cómodo en su piel y listo para enfrentar cualquier desafío que se presente.

A pesar de los murmullos que corren a su alrededor, Vincent se muestra impasible. Su mirada fría y decidida permanece fija en el camino que tiene por delante. Nada lo distrae de su objetivo: hacer negocios. Su mente está en constante movimiento, evaluando cada palabra y cada gesto que debe hacer para alcanzar su meta. No hay espacio para el error, para las dudas o para la distracción. Su determinación y su habilidad para leer a las personas son las únicas armas que necesita para enfrentar estas situaciónes.

Finalmente, llega a una inmensa sala llena de hombres vestidos de traje negro. En el centro de la habitación se encuentra Marco Marotti, el jefe y dueño de todo lo que hay en ese lugar, flanqueado por sus socios más cercanos y una nube tensa se instalo automáticamente en la sala.

Vincent ha llegado para cerrar un trato entre las dos bandas de mafia más grandes de toda Rusia. Ambas bandas tienen un pasado oscuro y no son aliadas, pero tienen un enemigo común que deben eliminar.

Sin embargo, Vincent sabe que el camino hacia la unión no será fácil, sabe que cada palabra, cada gesto y cada mirada serán cruciales para alcanzar su objetivo. No puede permitirse un error, una mala interpretación o una traición. Todo está en juego y lo sabe.

—Vaya, vaya, es Vincent Salvatore. Cuánto tiempo ha pasado. —expreso Marco con una media sonrisa en la cara.

—Veo que has aumentado tu escolta. — responde Vincent mientras fija su mirada en Marco.

—Son tiempos peligrosos y como dicen, es mejor prevenir que lamentar. Deberías hacer lo mismo. —comenta Marco mientras se reclina en su asiento.

—Mejor que nadie sabes que no la necesito, —contestó Vincent con indiferencia y sin quitar la mirada de Marco.

Uno de los escoltas suelta una risa burlona, pero la mirada fría de Vincent se posa sobre él y automáticamente se recompone y desvía su mirada. El ambiente tenso se vuelve aún más pesado, y el sonido de la risa burlona queda suspendido en el aire, como si no se atreviera a continuar.

—Bueno, volvamos al asunto que nos ocupa. No tengo todo el tiempo del mundo — Interrumpe Vincent, cortando el incómodo silencio que se había instalado en la habitación.

Las dos bandas rivales tenían un enemigo común: Grigori Petrovic, un hombre temido que había ganado poder en el mundo de la mafia a un ritmo vertiginoso. A pesar de que Vincent tenía más poder que Petrovic, este último había hecho algunas alianzas que arruinaron los negocios de Vincent con la mafia china y estaba invadiendo los territorios de Marco con la intención de apoderarse de ellos. Además, Petrovic había pedido la cabeza de Marco.

Enterado de la situación, Marco sabía que necesitaba hacer negocios con Vincent para unir fuerzas y eliminar a Petrovic. Así es el mundo de la mafia, no se hacen favores, se hacen negocios. Todos tomaron asiento y empezaron a hablar, con la tensión en el aire mientras discuten los términos del acuerdo. En juego está la vida de Marco, y ambos bandos saben que cualquier error puede resultar fatal.

—¿Qué propones, Vincent? —Preguntó uno de los socios, con una ceja levantada.

—Mi propuesta es simple: entreguen todos sus negocios y el control del territorio de Lipetsk, el 30% de las armas que consigan y el burdel de Moscú y yo me encargo de eliminar a Grigori Petrovic. — Dijo Vincent con un tono convincente.

—¿Es una broma? —exclamo uno de los socios, indignado. —No veo cómo podríamos ceder todo eso, Vincent.

Vincent fijó su mirada fría en el hombre, conteniendo sus impulsos. Aunque era un hombre rudo, sabía que en ese momento debía ser astuto y no dejarse llevar por ellos.

— ¿Cómo diablos quieres que te cedamos todo eso? — Preguntó, levantándose de la silla con una expresión de molestia.

Vincent sostuvo su mirada fría sin parpadear

—Se trata de la vida de tu jefe, que por lo visto te interesa poco, —contestó con voz segura. — No pidieron mi cabeza. Yo puedo resolver mis propios problemas incluso si fuera mi cabeza que estuviera en juego.

La tensión aumentó tras la cruda propuesta de Vincent. La cara de los socios reflejaba preocupación, y se podía palpar el desagrado en el ambiente. Uno de ellos, el más audaz, se acerca a Marco y le susurra algo al oído. Marco asiente con una expresión de afliccion en el rostro.

—Acepto —Anunció Marco en voz alta.

Los demás socios le miran con asombro, no se esperaban esa respuesta tan subita de su jefe.

Otro de los socios que no está conforme se dirige a Vincent con aire amenazante.

—Este no es un buen negocio —replicó enojado. — Hemos invertido mucho dinero en seguridad desde que apareció Petrovic, la zona de Lipetsk es uno de nuestros negocios más rentables y el 30% de las armas... ¿Me estás jodiendo?

Vincent lo miro fijamente, su rostro impasible pero con una chispa de desafío en los ojos.

— ¿Qué prefieres, negociar conmigo o con Petrovic? — pregunta con calma.

Los socios se miran incómodos, saben que Petrovic es un hombre peligroso y que tratar con él puede ser mucho peor que tratar con Vincent. Finalmente, Marco toma la palabra.

—No tenemos opción —dice con pesar. —Hemos gastado mucho dinero en seguridad y aún no nos sentimos seguros. Esta es la única manera de resolver este conflicto.

Vincent asiente con satisfacción y aprovecha el momento para hacer una última petición.

—Necesito 10 millones de euros —expresó con calma. —Sabes que hacer estas cosas cuesta mucho.

Marco suspira resignado y asiente.

—¿Pero es en serio, Marco? —dice uno de los socios, con su voz llena de desagrado. — Este tipo nos va a quitar millones en negocios y aun así le daremos más dinero.

Vincent observó cómo la tensión en la habitación aumentaba con cada palabra que se pronunciaba. Era evidente que los socios no estaban dispuestos a ceder, pero Vincent sabía que no había vuelta atrás, había llegado el momento de negociar.

El respondió con su habitual tranquilidad, aunque con un toque de condescendencia:

—Tus socios no entienden cómo y qué hay que hacer para derribar a alguien poderoso en la mafia. Me consta que quienes te asesoran y rodean no tengan la experiencia que tú tienes en este ámbito, Marco.

El socio enojado se acercó a Vincent con intención de confrontarlo

—¿Quién diablos te crees para hablar así?

Vincent se mantuvo inmutable, respondiendo con frialdad:

—Soy alguien que sabe hacer muy bien lo que tú no. Por eso estoy aquí y tu jefe lo sabe muy bien. Si no fuera algo serio, no estaríamos teniendo esta conversación. —dijo sin titubear.

La mirada de Vincent se posó en Marco, quien sabía perfectamente que Vincent no era alguien a quien se podía subestimar. Había historia entre ellos, una que solo Marco conocía. Con un suspiro, Marco finalmente respondió:

—Si, acepto el trato.

—Perfecto, cuando tengas todo listo, me avisas. —contestó Vincent.

Marco asintió con su cabeza.

Después de cerrar el trato con Marco, Vincent se puso de pie para despedirse, pero su intento fue interrumpido por la entrada de una mujer pequeña y fastuosa. Su piel suave y delicada parecía estar hecha de porcelana y sus ojos grandes y expresivos eran de un intenso color verde esmeralda. El cabello oscuro y sedoso de la mujer caía en suaves ondas alrededor de su rostro, y al verla, Vincent sintió una sensación nueva, como si algo dentro de él hubiera despertado de repente al ver su belleza.

Mientras la mujer se acercaba a Marco para hacerle algunas preguntas, Vincent no podía apartar los ojos de ella. A pesar de la tensión del momento, todo parecía detenerse alrededor de aquella mujer, como si ella fuera el centro del universo. El aire se volvió más denso y la atmósfera se cargó de electricidad, creando una sensación intensa y enigmática en la habitación. Vincent no podía entender lo que estaba sintiendo, pero sabía que nunca había experimentado algo así antes.

Vincent se volteó hacia Marco para despedirse. Cuando se encontró con la sonrisa de la mujer, Vincent sintió que su corazón latía con fuerza, pero mantuvo su compostura y respondió con un gesto de la cabeza. Aunque no quería mostrar demasiado interés, no podía evitar sentirse atraído por ella. Era como si el mundo entero se hubiera detenido en ese momento, y Vincent solo podía pensar en la sensación tan genuina que provocó la hermosa mujer que estaba frente a él.

Cuando la mujer que había entrado salió uno de los socios pregunto.

—¿Qué garantía tenemos de que vas a cumplir? —con evidente desconfianza en su voz.

—Mi palabra es mi garantía —respondió Vincent con seguridad.

Marco soltó una pequeña sonrisa al escuchar la respuesta de Vincent, pero sabía que los demás socios no estaban convencidos.

Finalmente Vincent se despidió de Marco y se marchó.

—¿Quieres explicarnos qué diablos fue todo eso, Marco? —preguntó otro de los socios, claramente molesto.

—Hice lo que tenía que hacer —contestó Marco con calma, sin mostrar ninguna emoción en su rostro.

—Marco, ese tipo nos va a quitar nuestros mejores negocios. Sabes que él no necesita nada de eso. Vino aquí y te puso entre la espada y la pared, y asentiste sin pensar en nada — Dijo el socio con un tono de reproche.

—No entienden después de todo este tiempo lo que es este negocio —explicó Marco con tono de decepción en su voz.

Marco se paró de su silla y caminó hasta la ventana de la oficina para continuar hablando.

—No hay amistades en este mundo, solo hay negocios, y quien tiene el poder, controla el juego. Vincent sabe lo que hace, él entiende el juego mejor que todos ustedes juntos. La Mafia no es para los débiles, es para los que tienen la audacia y la fuerza para tomar lo que quieren. Si quieren tener éxito en este negocio, tienen que aprender a jugar de manera inteligente y tener la mentalidad adecuada.

Nada de lo que Marco dijo parecía disminuir la sensación de amargura que flotaba en aquella gran y lujosa habitación. Los socios seguían molestos y cuestionando las acciones de Marco, y de repente Jhon el socio mas importante de la organización de Marco, que hasta ahora había permanecido en silencio, habló.

—¿Por qué no traicionamos a Vincent una vez que complete el trabajo? Él se sentirá cómodo con lo que le hemos entregado y le tomará tiempo asumir y controlar todos los negocios que tenemos en Lipetsk. Entonces, cuando esté desprevenido, atacamos.

Al escuchar estas palabras, Marco soltó una carcajada que sorprendió a todos en la habitación.

—No tienen ni idea de lo que están diciendo —expreso con una sonrisa irónica.

Marcos se giró y camino hacia la mesa donde se encontraban los socios y tumbándose en su silla y soltó un respiro profundo.

—Tendré que explícales quién es Vincent Salvatore. —comentó Marco para empezar a explicar.

—J.Reyes.

La bestia negra.

Marco se reclinó hacia el frente para situar los codos en la mesa, entre lazar sus manos y empezar a explicar:

—Vincent Salvatore, también conocido como "La bestia negra", era su seudónimo antes de convertirse en el jefe más poderoso de la Mafia Rusa. Es un hombre frío y decidido, no se amedrenta ante nada y siempre está atento a los detalles. Su determinación es abrumadora y una vez que se fija un objetivo, se vuelve una obsesión para él. El miedo, el peligro y el riesgo no tienen cabida en su mundo. Vincent es un maestro en el combate cuerpo a cuerpo y su habilidad para matar es casi poética.

Marco suspiró por unos segundos antes de continuar hablando:

—Hace diez años, yo era el líder de la Mafia Rusa y tenía alianzas con la Mafia Italiana. Con el tiempo, logré expandir mis negocios por toda Rusia, pero me faltaba el control del negocio de las drogas, el cual estaba en manos de Alexandre Petrov, el segundo hombre más importante después de mí y mi amigo. Era un hombre sumamente inteligente y respetado, y tuve que hacer buenos negocios con él para obtener el 20% de las ganancias. Afortunadamente, contaba con muchas conexiones en empresas y contraté a personas para que me ayudaran con el contrabando.

El muy hijo de puta tuvo las pelotas para estorcionar a la mafia Italiana y ellos me hicieron una propuesta directa; matar a mi amigo y ellos se encargaban de darme todo el poder de Petrov. A pesar de tener una buena relación con el, acepté la oferta de los italianos. Yo quería ser el líder absoluto de la Mafia y para eso necesitaba dos cosas: poder y buenos negocios. La oferta era demasiado tentadora y sabía que matar a Petrov me dejaría como el líder absoluto. En la Mafia, no hay límites para el poder y mientras más tienes, más quieres. Yo quería más, así que acepté.

Después de aceptar el trato, me di cuenta que el encargo que había recibido no era sencillo. Era considerado por muchos como imposible, algo que requería no solo habilidad sino también mucha precisión y, hasta cierto punto, una dosis extra de suerte. La víctima era una persona extremadamente vigilada, con guardias armados en cada esquina y cámaras de seguridad en cada pasillo. No se escatimaron esfuerzos ni recursos para protegerlo.

A pesar de haber contratado matones expertos en su oficio, incluso ellos se encontraron con un obstáculo aparentemente insuperable. Cada vez que estudiaban los lugares para ejecutar el plan, se daban cuenta de que los guardias estaban en alerta máxima y que cada intento de acercarse al objetivo iba a ser frustrado por sus hombres.

Fue entonces cuando escuché hablar de "La bestia negra". Su nombre se debía a la vestimenta que utilizaba para ejecutar un trabajo: un abrigo ceñido al cuerpo cerrado hasta el cuello, guantes, pantalones y botas militares, un chaleco antibalas y un pasamontañas que solo dejaba al descubierto sus ojos. Todo de color negro. Decían que no había trabajo imposible para este hombre y en ese momento era justo lo que necesitaba.

Cuando lo contraté, vino a mi encuentro y le expliqué lo delicado e importante que era este trabajo. Me hizo solo una pregunta:

—¿Qué ofreces?

—50 millones de euros —Respondí.

Vincent asintió con la cabeza y dijo con voz profunda:

—Dalo por hecho.

Pregunto si sabia sobre la ubicación de Petrov y le entregue todo lo que mis hombres habían recopilado y esperé mientras él lo estudiaba cuidadosamente durante unos diez minutos. Finalmente, se volvió hacia mí y me dijo que necesitaba cinco hombres capaces de disparar a larga distancia y mi mejor hombre para que lo acompañara y agilizara el trabajo. Vincent tomó todo lo que le di y antes de irse se giró hacia mí y dijo:

—Hazme llegar la mitad del dinero ahora, y la otra mitad una vez que el trabajo esté hecho.

No estaba seguro de si podía confiar en él, así que le pregunté:

—¿Que garantía tengo de que no fallarás?

Vincent me miró directamente a los ojos y dijo con firmeza:

—Mi palabra es mi garantía.

No pude evitar recordar que había dicho exactamente lo mismo antes de irse de esta oficina. Pero estaba demasiado ansioso por conseguir lo que quería, así que acepté su oferta y le entregué la mitad del dinero acordado.

Dos días después, recibí una llamada de Vincent. Me indicó que alistara a mis hombres y los enviara a San Petersburgo, donde se encontraba Petrov. Antes de colgar, me advirtió que avisara a mis hombres de que las cosas se harían a su manera.

A la mañana siguiente, mis hombres partieron rumbo a San Petersburgo. A su llegada, se reunieron con Vincent, quien les entregó armas de precisión, chalecos antibalas de última generación y un equipo especializado de comunicaciones y tecnología de punta para asegurar el éxito de la misión.

Vincent les llevó a una ubicación segura y estratégica, donde podían observar el edificio donde se encontraba Petrov sin ser detectados. Les dio instrucciones precisas y coordinó los movimientos de los tiradores expertos, asegurándose de que todo estuviera en su lugar antes de recibir la orden de disparar.

Esa noche, mi mejor hombre y Vincent se acercaron sigilosamente al edificio, examinando cuidadosamente la entrada y buscando alguna forma de infiltrarse. Vincent era un maestro en la ejecución de misiones peligrosas, y sabía que debían llegar a la cima del edificio para llegar a la oficina de Petrov en el piso 15. Mientras tanto, los cinco francotiradores expertos que contraté permanecían ocultos en la distancia, listos para actuar en caso de cualquier percance. Miraron a su alrededor y vieron un pequeño andamio que se extendía hacia arriba. Vincent comenzó a trepar el andamio con una agilidad sorprendente, saltando de un soporte a otro con una destreza que parecía sobrenatural. Mi hombre, aunque intentaba seguir el ritmo de Vincent, no contaba con la misma habilidad, y a menudo tenía que detenerse para recuperar el aliento y asegurarse de no caer. Pero Vincent no mostraba signos de cansancio y parecía disfrutar de la escalada, como si estuviera en su elemento natural.

Una vez allí, se deslizaron por una ventana abierta y comenzaron a escabullirse por los pasillos, evitando las cámaras de seguridad y esquivando a los guardias. A medida que avanzaban, podían oír el sonido de la música proveniente de la oficina de Petrovic, indicando que el objetivo estaba cerca.

Vincent, con un gesto de la mano, indicó a mi hombre que se mantuviera detrás y solo le cubriera la espalda desde las esquinas. Era evidente que Vincent tenía una gran habilidad para este tipo de trabajo y mi hombre no quería interponerse en su camino.

llegaron a la primera esquina del piso trece cuando de repente, un guardia apareció en el pasillo, pero Vincent se movió rápidamente para tomarlo por sorpresa. Con una patada en la rodilla, lo derribó al suelo y luego lo remató con un golpe seco en la nuca. Con el guardia fuera de combate, Vincent y mi hombre siguieron avanzando hacia la esquina del piso catorce. Vincent esperaba con su cuchillo en mano, mientras tres guardias se acercaban a ellos. Con un rápido movimiento, se lanzó hacia adelante, cortando el cuello del primer guardia con precisión. El segundo guardia intentó golpear a Vincent con su arma, pero Vincent lo esquivó y lo apuñaló en el pecho. El tercer guardia intentó huir, pero Vincent lo alcanzó cuando lanzo el cuchillo que se clavo en su nuca antes de que pudiera gritar. Rápidamente, Vincent y mi hombre continuaron su camino, sabiendo que aún había más guardias por delante. finalmente llegaron a la esquina del piso 15 donde se encontraba Petrov.

Una vez allí, dos guardias estaban frente a la oficina de Petrov. Vincent, ajusto el silenciador a su arma y desde la esquina, hizo un solo disparo, atravesando ambos cráneos al mismo tiempo. Los cuerpos cayeron al suelo sin hacer ruido.

Cuando finalmente llegaron a la puerta de la habitación de Petrov, Vincent respiró profundo y se preparó para lo que venía. Abrió la puerta con rapidez y eficacia, sorprendiendo a los guardias que estaban dentro. Con movimientos rápidos y fluidos, Vincent los abatió uno a uno, haciendo uso de su habilidad con la pistola para realizar disparos precisos y mortales.

Finalmente, se encontró cara a cara con Petrov, quien estaba acorralado y temblando. Vincent sabía que tenía que terminar el trabajo, pero por un momento, se detuvo a observar a su presa, casi disfrutando de la sensación de control y poder. Pero en un instante, se concentró y, con un solo movimiento rápido y preciso, apuñaló a Petrov en el corazón, acabando con su vida y cumpliendo con su trabajo. La bestia negra observó fríamente el cuerpo inerte del hombre. Su técnica había sido impecable y sin ruidos. Aquel era solo otro trabajo más para él, un paso más en su camino como el asesino más temido de la Mafia. Pero había algo en la expresión del hombre muerto que le llamó la atención. Era como si, incluso en la muerte, todavía estuviera desafiando a Vincent, negándose a ser dominado por su mano.

Vincent sonrió satisfecho, sabiendo que había completado su misión, una que parecía imposible. Vincent y mi hombre salieron de la oficina y comenzaron a descender del edificio, saltando por las ventanas y bajando por las escaleras de emergencia. Cuando finalmente llegaron al suelo y se alejaron sin hacer ruido.

—Dile a tu jefe que ya puede dormir tranquilo, su problema ha sido resuelto. —dijo Vincent mientras se alejaba sin hacer ruido, sintiendo el peso de la responsabilidad caer sobre sus hombros una vez más.

Así lo describió mi hombre, quien no participó en la acción, sino que contempló con asombro lo que la bestia Negra había realizado. Cuando mi hombre concluyó, entendí el mensaje que Vincent había transmitido, no me había pedido a mi hombre para agilizar el trabajo, sino para que contemplara lo que era capaz de hacer y supiera que si lo traicionaba, iría por mí sin vacilar. Fue un mensaje claro y contundente, que me hizo comprender que Vincent no era alguien a quien debía subestimar.

Después de enviar la segunda mitad del dinero con uno de mis hombres, me dijeron que todo había salido bien. Sin embargo, dos días después, recibí una llamada de Vincent reclamando el dinero. Me preocupé y consulté con mi hombre, quien me aseguró que había entregado el dinero. Tuvimos una fuerte discusión por teléfono y, confiado e inexperto, le dije a Vincent que confiaba más en mi hombre que en un simple sicario y que no volvería a entregarle 25 millones de euros después de que ya lo había hecho.

—Te arrepentirás de esto. —respondió Vincent con evidente enojo.

Un mes después estaba atendiendo unos negocios en Francia relajado en la bañera de jacuzzi, disfrutando del agua caliente y la tranquilidad del momento. De repente, empiezo a escuchar un ruido fuerte, como si algo estuviera rompiéndose fuera del baño. Me sentí inquieto y preocupado, pero no sabia exactamente qué estaba sucediendo.

Vincent abrió la puerta del baño con fuerza, haciendo que la madera golpee la pared con un fuerte ruido. Me sobresalte y me levante rápidamente, envolviéndome en una toalla.

—¿Qué está pasando aquí? —dije tratando de aparentar calma, aunque mi corazón latía con fuerza.

Vincent con la pistola en mano y una mirada fría y dura en sus ojos dijo

—Lo que está pasando es que no cumpliste con tu parte del trato. —respondió mientras se acercaba a mi.

Retrocedí, sintiendo la pared fría detrás de mi. Vincent se detuvo a unos centímetros de distancia y levanto su pistola y puso la punta en mi frente, cerré los ojos con fuerza, esperando el disparo. Pero en lugar de eso, Vincent bajo el arma y con una voz fría y amenazante.

—No te voy a matar —comentó. —Eso sería demasiado fácil. Quiero que veas cómo me convierto en el mafioso más grande de todo el país y cómo poco a poco voy a destruir tu imperio y todo lo que has construido hasta el fin de tus días.

Abrí los ojos, sorprendido por las palabras de Vincent. Vincent no quería dar a lugar que nadie manchara su reputación y más que eso su respeto.

—Te advierto, si intentas algo en mi contra, lo más mínimo, no dudaré en acabar contigo y con todo lo que te rodea. —finalizó amenazandome.

Sin mas que decir se marchó y desde entonces hemos teñido encontronazos, intenté que Vincent no creciera y se hiciera fuerte, tuvimos guerras pero resultó más astuto de lo que espere. Aprendió que en este mundo no solo se necesita ser rudo, también se necesita ser inteligente. Poco a poco fue escalando y sin darme cuenta se convirtió en el rey de la Mafia.

Todos en la habitación estaban atónitos con el relato de Marco.

—Hace unos días me enteré de que Petrovic estaba buscando una alianza con Vincent con el objetivo de eliminarme. Sin embargo, Vincent se negó a unirse a él. Fue entonces cuando aproveché la situación para proponerle una a, la cual aceptó sin dudarlo. Vincent vio la oportunidad de eliminar a Petrovic, quien había arruinado sus negocios con la mafia china, y al mismo tiempo, seguir cumpliendo su promesa de debilitar mi imperio. Él sabía que, sin importar lo que me pidiera, yo siempre iba a poner la seguridad y el bienestar de mi familia en primer lugar.

Después de aquella noche, Vincent investigó minuciosamente todos mis negocios y descubrió mi alianza con la Mafia Italiana, lo que le permitió ser muy certero en su propuesta.

Marco escuchaba a sus socios insistir en la búsqueda de una forma para librarse de Vincent, mientras se apoyaba en su escritorio con los brazos cruzados.

—Marco, ¿estás seguro de que no podemos encontrar otra forma de traicionar o eliminar a Vincent? Quizás podríamos conseguir un par de hombres leales y hacerle una emboscada. —comentó uno de sus socios. *

—Ya dije que no. —replicó Marco, molesto. *

—Vincent es un hombre extremadamente astuto y altamente protegido. No subestimen su inteligencia ni su capacidad para detectar cualquier amenaza a su imperio. Si intentas traicionarlo o atacarlo, necesitarás mucho más que un simple plan o un puñado de hombres armados. Vincent no solo es el asesino más letal de toda Rusia, sino que ahora tiene un imperio a su disposición y un poder que lo hace casi invencible. Si alguien intenta cruzarlo, no habrá lugar donde esconderse ni tiempo para reaccionar. No es solo una cuestión de eliminar a Vincent, sino también de mantener nuestro imperio seguro y estable. Porque si Vincent llegara a sospechar que tenemos intenciones de traicionarlo, estaríamos muertos antes de siquiera tener la oportunidad de defendernos.

Los socios de Marco asintieron en silencio, sabiendo que era cierto lo que decía. Pero uno de ellos, con un tono de voz más bajo, agregó.*

—Pero, ¿Y si logramos hacerlo de manera discreta sin darle pistas para que él se entere? *

Marco se giró y lo miró fijamente. *

—Escucha, yo sé que no te gustó el trato, lo puedo entender. Pero lo necesitamos, al menos por ahora. Él tiene recursos, contactos y conocimientos que nos serán útiles. Si tienes algún problema en trabajar con él, entonces deberías buscar otro lugar para ti. —contestó Marco bastante molesto.*

Los socios de Marco asintieron en silencio mientras él se levantaba y salía de la habitación. Sabían que debían aceptar la situación y trabajar en conjunto con Vincent, pero no podían evitar sentir la tentación de traicionarlo en algún momento especialmente John.*

—J.Reyes.

Marsella Marotti.

Vincent se encontraba sentado en su elegante sala de reuniones, enfocado en la resolución de algunos asuntos pendientes de la negociación que acababa de cerrar con Marco. Siempre meticuloso y preciso en sus negocios, dedicando su atención a los detalles más pequeños. La iluminación tenue de la sala creaba una atmósfera íntima y discreta, tal como le gusta.

De repente, su mente se distrajo y se desplazó hacia un recuerdo, aquella mujer que vio en la oficina de Marco. Soltó risas mientras leía unos papeles al recordarla, esa chica elegante de pelo negro y piel de porcelana lo había dejado sin aliento. Por un momento, sintió de nuevo la misma emoción que experimentó en la sala de reuniones cuando la vio por primera vez. Vincent sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos y volvió su atención a los asuntos de la negociación con Marco. Sabía que no era el momento ni el lugar para dejarse llevar por su mente, así que se concentró de nuevo en la tarea que tenía entre manos. Sin embargo, no podía evitar sentir una emoción especial cada vez que pensaba en aquella mujer.

...⛓⛓...

Después de varios días, Vincent decidió tomarse un descanso y fue al café, al que acudía habitualmente para relajarse. Mientras estaba allí, la vio, vio a aquella mujer entrar en el café. Su corazón saltó al ver a esa mujer hermosa y radiante iluminando el lugar. Vincent se quedó sin aliento mientras la contemplaba. Llevaba una blusa blanca ajustada que hacía resaltar su figura curvilínea, complementada con una falda a juego que le llegaba justo por encima de las rodillas. Sus delicadas piernas, acentuadas por unos tacones negros que le daban un porte elegante y seguro. En su mano sostenía una cartera negra de cuero, que parecía haber sido hecha especialmente para ella. El conjunto de su atuendo reflejaba una elegancia natural, sin parecer pretenciosa.

La mujer pasó a pedir un café y se sentó en una mesa un poco distante de Vincent. Él empezó a frotarse las manos y pensó en acercarse a ella. De repente, se le ocurrió una idea y se dirigió hacia la barra donde sirven los cafés. Le pidió a la muchacha que le entregara el café que iban a llevarle a la chica que lo había pedido para llevárselo él mismo, ya que la conocía. La chica asintió y, una vez que tuvo el café en su mano, Vincent se dirigió hacia la mesa de la chica.

—Buenos días, señorita. Aquí está su café —dijoVincent con una sonrisa.

—¡Vaya! Veo que el nuevo mesero es muy elegante —respondio la chica sonriendo a su vez.

Vincent no pudo evitar sonreír ante el comentario de ella.

—Gracias, es amable de tu parte decir eso. ¿te importa si me siento contigo? —preguntó Vincent con una sonrisa.

—Claro, adelante —respondió La chica, invitándolo a sentarse.

Vincent tomó asiento frente a ella y comenzó a conversar.

—Eres quien estuvo en la reunión de la empresa hace unos días? —le comentó la chica con un gesto de reconocimiento en su rostro.

—Me alegra que recuerdes mi presencia de ese día.—contestó Vincent mientras se perdía en su mirada.

— Bueno, ese día, todos hablaban del hombre que había llegado a la reunión, especialmente las chicas. —dijo ella soltando una sutil risa.

—Vaya, no sabía que había causado tanto revuelo. Tal vez debería prestar más atención a mi apariencia. —bromeó Vincent.

—No, no te preocupes, estás muy bien así. Además, no necesitas causar más revuelo del que ya causaste ese día. —contestó la chica con una sonrisa.

Vincent sonrió ampliamente, disfrutando de la conversación.

—Creo que exageran un poco —dijo Vincent con una sonrisa irónica.

—Pues yo creo que no están exagerando en lo absoluto. —respondió la chicha con una risa contagiosa, a lo que Vincent se unió rápidamente.

El líder de la Mafia Rusa con todo el poder en sus manos, estaba sintiendo algo diferente al hablar con esta chica, y esta consciente que no es una sensación usual.

—¿A qué te dedicas? —preguntó la chica con curiosidad.

Vincent se detuvo un momento para pensar en qué mentirle para seguir con su encanto. No podía decirle la verdad sobre su identidad como líder de la Mafia Rusa.

—Soy el CEO de un grupo de empresas que se dedican a la investigación y desarrollo de tecnologías avanzadas. —respondió con seguridad, mientras veía cómo la chica asentía impresionada.

—¿Y tú? —Preguntó Vincent para desviar la atención de él.

—Soy la presidenta ejecutiva de Marotti Contractors. Dirijo un grupo de empresas de construcción por contratas que cuenta con los mejores ingenieros del país y tengo acciones en la empresa de mi padre Marotti Industries, una compañía especializada en importación y exportación de productos a nivel global.  —contestó con orgullo.

Vincent mantuvo una sonrisa en su rostro pero sabía que Marotti Industries era una tapadera para el tráfico de mujeres y drogas de su padre pero Vincent tenia poco conocimiento de Marotti Contractors

—Interesante —respondió Vincent con una mueca que intentaba ocultar su desconfianza.

La chica notó el cambio en su expresión y aprovechó para preguntar sobre los rumores que había escuchado en la junta directiva.

—Disculpa la pregunta —comentó con una expresión de confusión en su rostro. —me dijeron que no se pudieron hacer negocios contigo ¿Paso algo?

Vincent sabía que debía mantener su fachada y no podía delatar su verdadera identidad, así que decidió responder con cautela.

—Hubo ciertos desacuerdos en las condiciones de la negociación, por lo que preferimos posponerla para buscar mejores oportunidades en el futuro. — respondió Vincent con un tono serio y convincente.

—Entiendo, bueno, quisiera quedarme más tiempo pero tengo cosas que hacer. —explicó la chica mientras tomaba sus cosas y se ponía de pie.

—Claro, entiendo. Fue un placer hablar contigo. —expresó Vincent con una sonrisa.

—Igualmente. —contestó la chica mientras se dibujaba una sonrisa en su rostro.

—¿Podemos quedar para otro café? —preguntó Vincent repentinamente, sintiendo una extraña conexión con la mujer frente a él.

—Sí, me encantaría. —contestó. —¿Qué te parece mañana a las 9 a.m.?

—Me parece perfecto. —afirmó Vincent, sintiéndose cada vez más atraído por la joven ejecutiva.

—Por cierto, ¿Cómo te llamas? — inquirio Vincent con una sonrisa encantadora.

—Marsella, Marsella Marotti. —contestó.

La respuesta hizo que Vincent sintiera una punzada de sorpresa y preocupación, pues sabía quién era Marco Marotti y lo tedioso que podía ser cruzarse su camino.

—¿Y tu? Como te llamas —devolvió la pregunta.

*

—Vincent Salvatore. —respondió.

—Un placer conocerte, Vincent. — dijo Marsella mientras extendía su mano.

—El placer es mío, Marsella. —contestó Vincent mientras estrechaban las manos.

—Mañana a las 9, adiós. —dijo Marsella mientras se alejaba.

Vincent la observó alejarse, sabiendo que se estaba adentrando en terreno peligroso, pero sintiendo que valía la pena el riesgo.

Su teléfono sonó interrumpiendo sus pensamientos.

— ¿Sí? —Respondió Vincent.

—Tenemos todo lo que nos pediste de Petrovic. ¿Qué te gustaría que hagamos? —preguntó la voz al otro lado de la línea.

—¿Dónde se encuentra en este momento? —inquirió Vincent.

— Está en Moscú —Respondió la voz.

— No hagan nada. Reunámonos en mi oficina para planear el asalto. Reúne a los demás y nos vemos en dos horas —Ordenó Vincent con determinación.

...⛓⛓...

Vincent se marcho hacia su despacho, cuando llego, giró el pomo y empujó la puerta. Al entrar, se encontró con Iván sentado en su escritorio, su hermano menor, su mano derecha, la persona que más confianza y amor le profesaba estaba allí, esperando por él.

Vincent se acercó a Iván con una gran sonrisa, y en un acto instintivo, ambos hombres se abrazaron fuertemente, como si hubiera pasado una eternidad desde la última vez que se vieron.

—Cómo estás hermano? —preguntó Vincent con una sonrisa.

—Todo muy bien, pero algo cansado. —contestó Iván mientras se levantaba del escritorio.

Vincent cerró la puerta detrás de él y se sentó en el sofá frente a su hermano.

—Imagino que fue un viaje muy largo —dijo Vincent mientras se acomodaba.

—Sí, lo fue, pero me necesitas así que no dudé en venir —respondió Iván con una sonrisa.

Vincent se tomó un momento para observar a su hermano menor, notando lo cansado que parecía.

—Tengo que realizar un trabajo muy grande que va a implicar toda mi concentración. — Comenzó Vincent. —y en la única persona en quien confío para que dirija mis negocios mientras no estoy eres tú. —completó.

Iván asintió, entendiendo la mesura de la situación.

—¿Cuál es ese trabajo hermano? —Inquirio Iván.

—Voy a matar a Grigori Petrovic. — Dijo Vincent con voz fría y calculada.

—¿A Petrovic? —prunto incrédulo.

— Sí —contestó sin titubear. —Arruinó unos negocios que estaba completando con la mafia China y no lo pasaré por alto. —explicó Vincent.

Iván se quedó en silencio, procesando lo que acababa de escuchar.

—Vincent, ese tipo tiene mucho poder, es muy peligroso y más ahora que hizo alianzas con la mafia China. —Advirtió Iván.

—También hice una alianza con Marco Marotti. —reveló Vincent.

El rostro de Iván cambió por completo, mostrando una mezcla de enojo y preocupación. Comenzó a caminar de un lado a otro mientras procesaba la nueva información.

—¿Me estás jodiendo Vincent? —preguntó irritado.

—No hermano. — Respondió Vincent con una determinación en su voz que no dejaba dudas sobre su decisión.

—Vincent, no puedo creer que te hayas aliado con Marco. ¿Acaso has olvidado cuando te engañó y todas las historias que circulan sobre él como traidor? ¿Cómo puedes confiar en él ahora? — Dijo Iván, con un tono de preocupación y desconfianza.

—Lo entiendo, Iván. Pero debes escucharme. Petrovic ha demostrado ser un hombre astuto y ambicioso, y ha logrado posicionarse rápidamente en este negocio. Hace un tiempo me propuso unirnos para eliminar a Marco, pero yo rechacé su oferta. Sin embargo, luego descubrí que arruinó unos negocios que tenía con la mafia China, y comenzó a extorsionar a Marco y a invadir sus territorios. Es obvio que se está convirtiendo en una amenaza cada vez más grande para nuestro negocio. Por eso acepté la alianza que me ofreció Marco, para fortalecernos y a la vez eliminar a Petrovic —explicó Vincent.

—Entiendo lo que dices, pero no me gusta la idea de tener a un traidor como Marco de nuestro lado. —comentó Iván con evidente descontento. —¿Qué pediste a cambio de esa alianza? — Preguntó.

—Les pedí los negocios de Lipetsk, el burdel de Moscú y el 30% de sus armamentos. Fue un buen negocio, Iván. Pero no te preocupes, sé que no podemos bajar la guardia con Marco. Por eso te pedí que vinieras aquí conmigo, para que mientras yo me concentro en eliminar a Petrovic, tú te encargues de mantener nuestros negocios y asegurarte de que Marco no nos traicione —respondió Vincent.

—Muy bien, lo entiendo, pero ¿Cómo planeas hacer lo de Petrovic? — Inquirio Iván, un poco más tranquilo.

—Todavía no hemos planeando nada, la banda viene de camino para discutir y planearlo. Pero te aseguro que no dejaremos nada al azar. Juntos lograremos eliminar a Petrovic y consolidar aun mas nuestro imperio —contestó Vincent, decidido.

*—*J.Reyes.

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