‘¿Realmente qué hago aquí?’.
He pensado que hice mal en mi vida pasada, pero no logro entender el porqué reencarne.
‘No tuve ningún remordimiento para poder decir dame otra oportunidad de vivir’.
Tuve un buen ambiente familiar, tuve un buen trabajo, salario, mi casa del infonavit, mi vida pacífica que siempre anhele, siempre la tuve pero por alguna razón ahora estoy aquí.
“¿Cómo pasó esto?”.
“¿Qué sucede joven maestra?”.
La niñera me preguntó con mucha curiosidad a mi pregunta, fue cuando me di cuenta que la puerta de mi habitación estaba abierta y ella estaba en la entrada.
“Nada naná”.
Ella me observó con incertidumbre pero yo solo la ignoré, ella entro como siempre cerrando la puerta con llave.
‘¿Por qué reencarne?’.
Mori en un accidente antes de venir aquí.
Ese día había sido un día normal como cualquier otro, después del trabajo salí a comprar la despensa como lo hacía cada sábado, fue cuando un camión me atropelló.
Aun cuando la gente salía corriendo a buscar ayuda y gritaba yo solo me deje llevar.
‘Ahí te voy San Pedro’.
No había nada de lo que arrepentirse, bueno mi familia lo sentirá por un tiempo pero no creo que le afecte mucho, yo solo era la hija del en medio la que no es la consentida como el menor de los hijos y la que no sufre como la mayor que tiene que ver por los más jóvenes, solo era esa la que nadie ve y la que no llama la atención como los demás.
Si, la hija que solo fue olvidada siendo la tercera hija de los cinco hermanos, pero no me molestaba al contrario solo lo acepte y vivi como siempre hasta que logre hacer mi propia vida.
‘Aquí también soy la tercera hermana de cinco’.
Jamás había creído en la reencarnación aunque de donde vengo muchas películas, cómics y series decían que podías reencarnar, hubo casos en donde los niños decían que había reencarnado en el mismo país.
“Qué triste”.
No pude evitar suspirar.
Hubiera sido mejor que reencarnara en mi mismo mundo, podría haberme hecho pasar por una genio o algo así.
En este mundo de fantasía, mi familia es la familia de un duque que se especializa en el entrenamiento de la espada.
“Alicia”.
Fue cuando recuperé la razón, me había perdido una vez más en mis pensamientos y vi al duque acercarse con pasos fríos, rápidamente me levanté a saludar a mi padre.
“Saludos padre”.
“Tch, me incomoda que me hables así”.
Mi padre siempre frio hizo una expresión incómoda y enojada.
Tenía tiempo que no veía su rostro, demasiado tiempo para recordarlo.
“... Lo siento duque”.
Mi padre como la mano derecha y el perro del emperador era una persona fría, por alguna razón él jamás me ha querido.
‘Si iba a reencarnar al menos dame una familia cálida’.
El duque me miraba friamente, su cabello negro como la noche y esos ojos grises afilados con su mirada helada hacia que te estremecieras al contacto.
‘No había conocido a un hombre tan aterrador en mi vida pasada’.
Mi padre siendo un hombre apuesto pero el es demasiado cruel para poder decirle que mejorara su actitud y se viera como los cuentos de fantasía.
“Mañana me acompañaras al palacio imperial, el emperador ha dicho que te comprometeras”.
‘¿Comprometerme?’.
Solo tengo siete años para hacer eso.
“¿No responderás?”.
“Si, duque”.
El hombre salió después de escuchar mi pequeña voz y salió con indiferencia de mi habitación cerrando la puerta una vez más.
“¿En serio?”.
Nunca me había casado en mi vida pasada pero eso no significaba que no hubiera tenido algún novio por ahí, solo no encontré a lo que dicen media naranja y me rendí en algún momento.
‘¿Cómo puede comprometerme con alguien apenas siendo una niña?’.
Mi sonrisa fue incrédula pero no pude hacer nada, el que manda es él y como su primera hija de él es normal que busque sacar el mayor provecho posible.
“Aterrador”.
“Señorita mida sus palabras”.
La nana que seguía a mi lado me regaño, ella es la encargada de cuidarme y enseñarme los modales que debe de recibir cualquier noble.
“¿Con quien me compromete?”.
“No lo sé, es posible que con uno de los príncipes ya que usted es la hija del duque”.
La niñera habló como si buscara en sus pensamientos quién es el niño más cercano a mi edad en el mundo aristocrático.
La niñera que me vio perdida una vez más mencionó.
“Recuerde sus modales para mañana señorita”.
“Si”.
siempre ha sido así la nana, tampoco es que me quejara es la única que ha visto por mi desde que nací así que prácticamente es como una madre.
Estaba aburrida, en esta habitación sin mucho por hacer más que leer los libros que la nana conseguía.
Una vez más me lamente.
Mire por la ventana a la escena familiar de mi propia familia, mis dos hermanos mayores y una herma y un hermano que son menores que yo.
Yo era la última hija de su primer matrimonio, mi madre murió cuando me dio a luz y después el duque se casó de nuevo y cuando menos me di cuenta ya tenía dos hijos más.
Mis dos hermanos mayores junto con mi padre me culpaban por la muerte de mi madre y mi madrastra solo me olvido ya que no valía la pena preocuparse por mi.
Mi niñera es la única que ha estado cuidando de mi, es la responsable de que yo no muera por alguna razón.
Pensé en lo que sucedió en este momento, hoy el duque me visitó después de cuatro años.
‘Solo hoy se acordó que tiene una hija’.
La forma en la que se puede deshacer de mi rápidamente es por el matrimonio de todas formas, sabia que algun dia iba a pasar pero jamas crei que lo hiciera aun cuando tengo siete años.
La nana también tenía esa sensación incómoda, el jamás aceptaría encontrarse conmigo a menos que fuera urgente, el emperador fue el que logró que mi padre me visitará después de tanto tiempo.
“Iré por su cena señorita”.
“Gracias nana”.
La nana salió de la habitación dejándome sola.
Mi vida pasada había sido tranquila a pesar de haber sido olvidada gozaba los privilegios de ser un miembro de la familia pero aquí no es así.
“Quiero regresar”.
Pero ya no tenía un cuerpo al que regresar.
Mi cuerpo había sido atropellado por un camión, el golpe fue demasiado fuerte con la velocidad con la que iba el camión era imposible que sobreviviera al impacto.
“¿Qué hago?”.
Tampoco tenía muchas opciones, solo tenía siete años y los ojos grises con el cabello negro son la marca del ducado, si salgo la gente se daría cuenta inmediatamente de que soy parte del ducado, así que no era una opción segura.
Lo único que me queda es crecer.
La niñera regresó con una bandeja de comida, sopa y frutas robadas.
“Coma señorita”.
“Gracias nana”.
Aunque la comida estaba en buen estado y era deliciosa, no era una comida para una niña noble a la que considerarían princesa sin embargo no me quejaba, era comerla o poder morir de hambre.
Aún recuerdo cuando nací.
Las órdenes del duque cuando perdió a mi madre fueron.
“Llevesela a donde no pueda verla”.
Tan solo era una bebe en shock en ese instante pero después que recobre mi cordura me enoje bastante.
‘¿Y mis sentimientos no cuentan?’.
¿Que culpa tengo yo?.
No pedí nacer en este mundo, solo quería morir tranquilamente y dejar de existir pero ahora ya no había nada que hacer.
Solo crecer y después irme a buscar una vida.
Crecer y huir, es una buena idea para alguien como yo.
‘¿A dónde?’.
Cualquier lugar es mejor que este lugar.
Al menos la nana me había enseñado cómo leer y escribir o si no mi conocimiento seria el de un primitivo.
Bueno, al menos tampoco sufro de vivir en el desván, tengo un cuarto no tan bueno como el de los demás pero es habitable, al principio la nana lo decoro cuando era muy pequeña pero eso fue solo una sola vez.
Terminé de comer mi sopa y mi fruta que me consiguió la niñera y me senté a practicar mi lección de etiqueta con la niñera.
“Si mi señorita así es como se hace”.
Los únicos cumplidos son los que la niñera me ha dicho.
“Hice lo que pude”.
Con una sonrisa de agradecimiento le di a la niñera y fue cuando ella habló mientras me sentaba en la silla.
“Mañana le pondré el mejor vestido que pueda conseguir”.
“Si”.
“Me iré, la dejaré sola por un momento ya que tengo que preparar lo que mañana usará”.
“Si nana”.
Ella salió de la habitación y una vez más me quedé encerrada dentro de la habitación, a la niñera apenas le daba tiempo de ir a preparar la ropa y lo demás que pueda conseguir.
Me senté en la cama y empecé a leer los libros que la niñera había conseguido de la biblioteca.
En el imperio Imix, se dice que la historia comienza con la ayuda de un dragón y que los descendientes de la familia imperial tienen el poder del dragón rojo, se dice que su poder va desde la larga vida que tienen, la magia y la fuerza de un guerrero sin mencionar que sus habilidades sólo son rotas como un gobernante supremo.
Cuenta con tres ducados con los que compartió sus poderes, Ix, Cib y Manik.
Los especialistas de Ix en la magia, Cib en la fuerza del aura y Manik en el conocimiento.
‘Alicia Cib es mi nombre’.
La preciosa hija del ducado Cib.
Al menos es lo que las personas que conocen mi existencia han de pensar, la última vez que estuve fuera de mi habitación tenía 3 años, yo creo que los demás han de pensar que he muerto o solo no me conocen.
El duque fue el que mando que no volviera a salir.
Bueno mañana saldré a conocer un poco el mundo, aunque sea por un momento y eso me hizo feliz por un momento.
Pensar que saldré de estás cuatro paredes me hizo aliviar un poco mi alma.
Me quedé dormida en algún momento con el libro en las manos hasta el otro día.
“Señorita, despierte tenemos que arreglarla”.
“¿Niñera?”.
Me desperté a los movimientos de la niñera.
La niñera Clara que ya era algo vieja, sus arrugas empezaban a mostrarse con el cabello café oscuro y sus ojos marrones, aunque ya empezaban a mostrarse uno que otro cabello blanco.
“Tenemos que alistarla”.
“Si”.
Había olvidado que tenía que ir hoy al palacio imperial, me levanté y rápidamente me dí una ducha con agua fría.
‘Helada’.
La niñera puso su máximo esfuerzo y consiguió un vestido nuevo.
“¿De donde salió?”.
“El duque lo preparo”.
“...”
Eso no me lo creo, era más fácil decir que es un vestido viejo de la segunda hermana.
“Apuremonos”.
“Si”.
Me coloque el vestido y los arreglos.
“Es hermosa mi señorita”.
“Gracias nana”.
Me vi en el espejo y no me veía tan mal.
Salí de la habitación y me dirigí hacia la entrada con la ayuda de la nana.
Fue cuando sentí la brisa del exterior, la brisa era algo que solo sentía levemente en donde vivía, tenía cuatro años sin salir de esa habitación.
Quiero llorar de felicidad.
El viento, el sol de la mañana era algo que ya no conocía.
Mi cabello negro suelto se ondeaba con la brisa como si me saludara.
Fue cuando mi vista choco con la del duque.
Yo era una mini versión del duque con el rostro de mi madre según las palabras de la niñera.
Caminé hasta el carruaje donde me esperaba el duque con un rostro hosco.
“Saludos duque”.
“Vamonos”.
‘Al menos un buenos días, ¿no?’.
Subí al carruaje con ese pensamiento, odiaba a ese hombre y mi forma de molestarlo aunque eso hacia solo con mi presencia.
El odiaba solo verme y con eso era suficiente para amargarle el día.
El carruaje empezó a avanzar con los dos dentro.
Mire con curiosidad por la ventana, tenía que conocer el lugar para ver si un día escapara de este lugar cual seria la mejor opción o por donde debo de dirigirme, no me perdi ni un momento de la vista.
El duque por supuesto no me habló, como si no existiera en este lugar él solo siguió con los documentos que tenía en la mano.
La capital a simple vista es hermosa, según mis libros este lugar es próspero y todos viven tranquilamente.
No tardamos en llegar al palacio imperial.
“Baja”.
“...Si”.
Con la ayuda del cochero baje, el vestido solo hacia complicado moverme con libertad pero por lo menos tenia resistencia aun estando confinada en la habitacion.
El duque solo espero a lo lejos mientras caminaba con mis pasos mas pequeños que los de él.
“Apurate Alicia”.
“Si duque”.
Avance como pude por los pasillos del palacio hasta que llegamos al salón principal.
"Yo ya estaba agotada".
“Entrando el duque Cib y la joven señorita Alicia Cib”.
Entramos a donde estaba el trono, el emperador sentado en el trono esperandonos a llegar a cierta distancia.
“Saludos al sol del imperio”.
El duque me miró como diciendo saluda.
“Saludos al sol del imperio”.
Salude de la misma forma que él con la debida etiqueta que había aprendido de la niñera.
“Duque y su amada hija”.
‘¿?’.
¿Amada?, ¿Está ciego?’.
A simple vista el duque traía una expresión de desprecio, ¿donde está lo amada?.
“Si, mi hija casi no sale de la mansión por problemas de salud pero hoy lo logró”.
Mentiroso.
“Ya veo, la señorita a pesar de ser del ducado Cib nació débil”.
“...”
No sería débil si me cuidara mejor.
“Bueno hablemos del compromiso duque”.
“Sí majestad”.
El emperador me miró como si me analizará, mi salud no era realmente buena pero tampoco mala y mi condición física solo se limitaba por el vestido engorroso que traía puesto pero si me lo quitará incluso puedo correr un poco.
“Pensé que sería bueno comprometer a la hija mayor del duque Cib con mi hijo el primer príncipe que tiene ocho años, un año más que la princesa”.
“...”
“Espero que usted princesa se lleve bien con mi hijo el príncipe Emilio”.
“Si, su majestad”.
Si me comprometo, saldría del ducado seguido y al menos eso me ayudara a salir adelante, el compromiso no se me hizo mala idea.
El emperador asintió satisfactoriamente a mi falta de expresión, después miró a un lado donde entraba el primer príncipe, su cabello rojo con sus ojos dorados me miraron.
Padre e hijo son iguales, los dos eran similares en ojos y cabello, el color de la realeza.
“Saludo a la estrella del imperio”.
Al unísono el duque y yo saludamos al primer príncipe.
“...”
Después de las palabras el ambiente se hizo aún más frío para nosotros dos, la brecha se sentía pero el duque se recompuso casi de inmediato dando entender que era sólo producto de la imaginación.
“Saludos al duque Cib y un honor conocer a la hija del duque, no sabía que el duque tuviera una hija más grande que la otra señorita”.
"..."
El duque no dijo nada ante las palabras del príncipe.
Ese niño ya me caía bien solo por poner en jaque al duque.
“Príncipe, te he llamado aquí para decir que la hija del duque será tu prometida a partir de hoy”.
La mirada del príncipe cambió drásticamente, el me volteo a ver como si me analizará al igual que su padre al inicio.
“Vamos principe enséñale el palacio a la princesa”.
“Claro padre, vamos princesa”.
Mire al príncipe que esperaba mi respuesta y después mire al duque.
“Ve, después te busco”.
“Si, con permiso de su majestad”.
Me despedí del emperador y empecé a caminar con el príncipe a un lado.
“Escuche poco de usted, dicen que no sale porque no goza de buena salud”.
“Eso es, alteza”.
Caminamos a un jardín, las flores eran hermosas.
“Mi padre haciendo tonterías”.
La expresión del príncipe cambió drásticamente, al parecer la noticia del compromiso no le agradaba, pero no dije nada, solo con tener una excusa para salir de la habitación era suficiente para mi aun si tengo que usar al príncipe en el camino.
“Princesa, ¿qué piensa del compromiso?”.
El príncipe me preguntó de repente.
‘¿Puedo decir que me da igual?’.
Me pregunto qué le puedo decir, no podía decirle que me daba igual sería un insulto a la familia imperial.
“Es una decisión por parte de nuestras familias”.
“Así es”.
No dije más y me dediqué a ver la vista que jamás había visto, el castillo era hermoso y los jardines igual.
El cielo claro sin un signo de contaminación con las nubes blancas y esponjosas.
Como la imagen de una pintura o una imagen creada por computadoras para la portada de un libro de fantasía.
“¿Qué es lo que el príncipe desea?”.
Le pregunté al príncipe con el mayor cuidado posible, el me miró fijamente como si no creyera lo que pregunte.
“Usted no me interesa”.
Al menos sabemos que es mutuo.
“Pero al menos servira para evitar a la mayoria de las niñas nobles”.
“Vendra cuando le envie llamar”.
El principe pensaba tranquilamente cuando me usaria a su propio beneficio.
‘No me ve como la hija del duque’.
“...”
“Bien, me tomaré un día de la semana para venir a visitarlo o si está ocupado espero poder usar su biblioteca”.
“La biblioteca está para todo público señorita”.
“Si, lo se solo le avisaba si no me encuentra el día de visita”.
“...”
El príncipe me miró con indiferencia y asintió, yo también tenía una expresión de no me importa esto.
Después de caminar por el jardín sin rumbo el duque apareció.
“Es hora de irnos Alicia”.
“Me despido príncipe”.
Con una reverencia me despedí del príncipe y caminé hacia el dique que se despidió del príncipe a la distancia.
Camine aun sin decir una palabra, el duque fue el que habló primero.
“No hagas quedar mal al ducado”.
“...Si duque”.
Monótonamente respondí, por ahora solo podía actuar de esta manera.
Cuando llegamos a la mansión del ducado, mi habitación se veía más ordenada con varios vestidos ya confeccionados.
‘Lo normal, no dejará que vaya al palacio en ropa vieja’.
Mire los vestidos nuevos que ha de verse encargado el mayordomo con la niñera, solo había ropa y uno que otro que tenía accesorios.
“Cada temporada se cambiarán tus vestidos”.
El mayordomo me habló indicando las órdenes del duque.
“Esta bien, quiero cenar”.
“Si, la niñera le traerá sus alimentos, con permiso”.
El también se fue con la niñera y me quedé sola dentro de la habitación una vez más.
‘No creo que el duque haya querido comprometerme con quien puede ser el próximo emperador’.
“Ahora que lo pienso la segunda hija del duque se comprometió desde los cinco con el hijo del duque Ix”.
Mitzi es un año menor que yo mientras que el niño del ducado es de mi edad.
Me tiré en mi cama cansada después de quitarme el vestido engorroso que traía, que horrible gusto el que escogió el vestido.
Solo con confianza y una alta autoestima es como la gente usaría ese vestido.
La niñera regresó con la bandeja de comida.
“Aquí esta señorita, lo siento no pude traerle frutas”.
La fruta siempre se la había robado la niñera, al parecer hoy la habían descubierto.
“No te preocupes nana, comeré esto”.
Ella me miró con tristeza pero no dijo más y acomodó los vestidos que habían traido, fue cuando la puerta se abrió.
“¡Ella!”.
La voz de una niña sono por la mansion y el duque entro.
“Niñera, ¿es cierto que robo?”.
El duque se dirigio ignorandome por completo sin mencionar que estaba en pijama.
“¿A que se refiere su gracia?”.
“Le han atrapado robando fruta”.
Mire al duque que entró molesto a mi habitación y solo por mi mente apareció, peligro.
Si no la salvo podría ser peligroso.
“Yo le pedi si me podia traer una manzana para probarla por primera vez”.
“...”
El silencio se hizo cuando hable, sabia a donde se dirige la situacion y si no hacia nada la niñera podria ser castigada y no podria volver a verla.
“... ¿Tu le pediste?”.
“Asi es, queria conocer el sabor de la fruta por al menos una vez ya que solo como sopa”.
“...”
El miro el plato de sopa ya fria y fruncio el ceño pero no dijo nada mas.
“No hagas eso de nuevo, tu no mereces tener nada de lo que ya te doy”.
Mire al duque que regresaba la mirada a la niñera y entre en pánico, su objetivo era la nana.
“¿Por qué?”:
“...”
El silencio inundó de nuevo mi habitación y el duque volvió a mirarme con asco.
“El duque es mi padre, ¿por qué me odia?”.
“...”
Con lágrimas en mis ojos hice la expresión más lamentable.
“Quiero ser la hija de mi padre, la hermana de mis hermanos pero ¿soy odiada?”.
“No entiendo el porque, si no me querían ¿porque me dejaron nacer?”.
Mi corazón latía a no más poder porque eran sentimientos que tenía, use mi única arma para que el duque cambiará de objetivo y el solo me observo.
El duque cambió de expresión drásticamente, no esperaba esas palabras pero solo fue por segundos.
“Si tiene algo en mi contra deshágase de mi con sus manos así se sentirá mejor con el odio que tiene”.
La nana también me miró con ojos de ¿que haces? y yo solo la mire de intento salvarte.
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