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Ahora Todo Cambio

Capitulo I

Miro el vestido de novia en la percha y no puedo creer que estoy a minutos de casarme con alguien a quien no amo, pero que no tengo más opción, ya que si quiero lograr mi sueño de tener mi propia clínica, ser madre y sentir el placer que nunca he sentido, porque el hombre que amé en mi vida solo se preocupó por escalar alto sin importarle mis sentimientos. Pero no solo se conformó con eso, sino que cada vez que tomaba mi cuerpo, lo hacía para sentir su propio placer y nunca se preguntó si me gustaba. Yo, como una tonta, aguanté durante mucho tiempo, pues no quería perder al amor de mi vida.

Quiero ver pagar a mi ex esposo y a mi supuesta familia todo el daño físico y emocional que me causaron durante tantos años. Por eso, decidí aceptar la propuesta de matrimonio de mi ex paciente, el cual no solo será mi esposo, sino que también será el instrumento principal para ver caer a aquellos que solo me usaron como una marioneta. Pero lo más importante es que mi futuro esposo me ayudará a lograr mis sueños de ser madre y perderme junto a él en los placeres del sexo, pues la fama que lo rodea es que es una fiera en la cama. Debido a su enfermedad, la mujer que decía amarlo lo abandonó.

Me voy a casar a través de un contrato de mutuo acuerdo, el cual solo lo disolverá la muerte de uno de los dos. También debemos tener por lo menos un hijo y acompañarlo en todos los eventos públicos y familiares.

Lo mejor de este contrato de matrimonio es que tendré mi propia clínica y me realizaré como mujer. Aunque no sé si llegaré a amar a mi futuro esposo, un día, de lo que sí estoy clara, es que voy a disfrutar de mi matrimonio y quiero sentir todo lo que mi ex marido me quitó por su egoísmo.

Mi futuro esposo por contrato es el CEO número 1 a nivel internacional y con la empresa más grande de distribución de ropa. Pero para que entiendan un poquito mejor del por qué me vi obligada a aceptar un matrimonio por contrato, les voy a contar un poquito de mi historia.

Años atrás:

Mi nombre es Leía Santander. Soy hija única de Martín y Blanca Santander, quienes son dueños de una de las empresas más reconocidas en la industria de la moda debido a sus diseños vanguardistas y únicos. Sin embargo, a mí nunca me llamó la atención ese mundo lleno de belleza. Mi sueño siempre fue ser una de las mejores médicas para así cuidar y ayudar en el proceso de sanación de aquellas personas que necesitaran ayuda médica. Además, siempre soñé con tener mi propia clínica y que esta no solo atendiera a personas de clase alta, sino que también viera y se preocupara por la salud de todos aquellos que no cuentan con los recursos necesarios para costear los gastos de un médico y de los especialistas.

Mis padres, al saber cuáles eran mis sueños, se negaron rotundamente, pues para ellos lo más importante es su dinero y su estatus. Si para mantenerlo o elevarlo mucho más alto debían sacrificar a su propia hija, entonces lo harían sin remordimiento alguno.

Me negué a ser usada como mercancía y abandonar todos mis planes solo por vivir en un mundo lleno de prejuicios y apariencias. Pero por mi supuesta rebeldía, recibí una golpiza de mis padres. Debido a esta golpiza, tuve que usar mucho maquillaje y ropa cubierta para que no se notaran los hematomas de mi cuerpo, pues no me golpearon en el rostro para evitar que la sociedad hablara mal de ellos, ya que es lo único que les importa.

-Espero que con esta lección aprendas tu lugar, mocosa malagradecida, y recuerdes que si no nos sirves para nuestros proyectos, entonces vete haciéndote la idea de que no tienes padres y perderás todo nuestro apoyo económico.

Debo admitir que en ese momento no me dolieron tanto los golpes que recibí, sino las palabras tan crueles y carentes de amor que recibí de mi madre. Aún así, decidí no rendirme e iba a luchar con uñas y dientes para convertir mis sueños en realidad. Pero no contaba con que mis padres serían los cabecillas para lograr que mi autoestima fuera destruida y me sintiera una inútil, pues ellos encontraron al espécimen perfecto para hacerme caer en sus falsas promesas de amor y después destruirme lentamente.

El trayecto para convertirme en médico general fue largo, doloroso y difícil, pues nunca conté con el apoyo económico de mis padres y mucho menos emocional.

Para costear los gastos de la facultad de medicina, tuve que usar todos los ahorros que venía acumulando desde mis 13 años, pues desde ese momento mis padres me dijeron que no contaría con ellos si me inscribía en la facultad de medicina, y por eso desde ese día comencé a guardar el 90% de mi mesada mensual. También guardaba el 90% de mis regalos y cualquier dinero extra que me llegara, me aseguraba de guardar la mayoría, pues no sabía qué me esperaba en el futuro y necesitaba estar preparada para cualquier situación.

Los años pasaron y me gradué con honores de la preparatoria, pero mis padres no se dignaron a aparecer en el acto de graduación, pues eso para ellos era una pérdida de tiempo, ya que no les generaba dinero ni aumentaba su popularidad social.

Gracias a mis buenas notas de la preparatoria y las recomendaciones de mis profesores, la facultad de medicina me aceptó de inmediato, pero esa alegría duró poco, ya que cuando mis padres se enteraron de que me había inscrito para convertirme en médico, ellos me retiraron todo el apoyo económico y me quitaron el coche que me habían regalado para mi cumpleaños número 16.

-Ya que la gran señorita se atrevió a desafiar nuestras órdenes de no estudiar diseño sino medicina, entonces también debes tener el valor de asumir las consecuencias de tus actos, por lo que solo se te darán las tres comidas diarias y se te permitirá seguir viviendo en esta casa, ya que no queremos ser mal vistos por la sociedad si te echamos a la calle- dijeron mis padres.

Ese fue un golpe duro, y en el fondo esperaba que las amenazas que me habían hecho hace años fueran solo para asustarme y hacerme desistir de mis planes, pero la cruel realidad me golpeó fuertemente y lloré fuertemente por el dolor del rechazo de mis padres, pero aún así no estaba dispuesta a rendirme.

Durante siete años tuve que sobrevivir gracias a mis ahorros, pero también obtenía dinero haciendo trabajos universitarios, y aunque no me daba mucho dinero, por lo menos me servía para comprar mis cosas personales y ropa cada cierto tiempo. Gracias a que mis padres pertenecen al mundo de la moda, siempre tuve ropa en exceso, y eso me ayudó a no pasar necesidad en cuanto a la vestimenta, pero sí me vi en la necesidad de mandar a hacer los uniformes que me exigía la universidad y comprar los utensilios médicos que necesitaba mientras avanzaba un paso más en mi camino.

El peso de llevar el costo de mi carrera encima sola se disminuyó un poco cuando mis padres me organizaron un compromiso con un joven de la misma edad que yo, el cual provenía de una muy buena familia y estudiaba en ese momento administración de empresas. Así que mis padres y los de él decidieron que nuestro matrimonio sería de beneficio para ambas familias, ya que mis padres necesitan a alguien que se encargue de la empresa porque yo decidí no pertenecer a ese mundo y la familia del que sería mi esposo subiría mucho más de nivel social y económico.

En un principio me negué rotundamente a aceptar un matrimonio por contrato, porque siempre deseé casarme por amor y no por obligación, pero por negarme recibí otra paliza inolvidable, pero esta vez solo de mi padre, el cual me dejó varios días con el cuerpo lleno de hematomas. Por eso tuve que usar camisas manga largas y cuello de tortuga para así evitar que descubrieran que había sido cruelmente golpeada por quien debía protegerme y darme amor.

-Debes sentirte agradecida porque te conseguí un compromiso, pues no creo que ningún hombre de buen estatus quiera casarse con un ratón de biblioteca que lo único que sabe es estudiar y no va a servir como mujer para satisfacer a un hombre en la cama. Y espero que no hagas otro berrinche como el de inscribirte a estudiar medicina sin nuestro permiso, porque sino me conocerás enojado y no te gustarán las consecuencias-fueron algunos de los insultos que recibí de parte de mi padre mientras me golpeaba y me decía que nadie me iba a querer y que si no me casaba, entonces me iban a hacer echar de la facultad de medicina. Y eso no lo podía permitir, porque perdería la oportunidad de lograr mis sueños y también sería en vano todo el sacrificio y sufrimiento que he pasado durante todos estos años.

El hombre que se dice ser mi padre salió de mi habitación sin importarle que estaba herida y sangrando debido a los golpes y las heridas. Lo único que rogaba era que no me hubiera dañado un órgano interno gracias a sus golpes.

Después de la golpiza y las amenazas de mi progenitor, no tuve más opción que aceptar el matrimonio que mis padres planearon para mí. Lo único positivo que logré conseguir de esta boda fue que se realizara después de obtener mi título como médico general. Pero eso solo lo logré porque el prometido que ellos me habían buscado me ayudó a hablar y tuvieron que aceptar a regañadientes. Me sentí muy feliz porque, al parecer, mi futuro esposo es comprensible. Por eso, decidí darme una oportunidad de conocerlo y que él, a través de sus actos, se ganara mi cariño poco a poco y después mi amor entero. Pero no todo lo que brilla es oro, y yo lo iba a descubrir de la peor manera.

El día que conocí al que sería mi esposo fue el mejor día de mi existencia hasta ese momento. Desde que vi a Raúl, sentí como mi corazón se aceleró y quedé embobada viendo lo guapo que era y cada parte de su tonificado cuerpo.

Yo me enamoré de Raúl a primera vista, o al menos eso creí en ese momento. Porque ahora, analizando todo lo que viví, siento que solo lo vi como mi héroe y me aferré a él con todas mis fuerzas. Él era el único que me brindaba atención, me llenaba de cumplidos y siempre estaba allí para mí. Pero ahora que veo todo desde otra perspectiva, siento que él solo se aprovechó de mi vulnerabilidad emocional y de la falta de amor que tuve durante toda mi vida. Por eso, le fue muy fácil hacerme caer encantada en sus redes de mentiras, en las que me sentía tan segura. Pero con el tiempo, se fueron convirtiendo en mi peor pesadilla.

Nota de la autora:

Gracias por el apoyo que he recibido de cada uno de ustedes en cada una de mis historias. Aquí les dejo el primer capítulo de mi siguiente novela. Espero poder contar con su apoyo, porque a pesar de no ser una novela de romance paranormal, en ella va puesta mi imaginación, mi visión y espero que la disfruten tanto como yo disfruto escribiendo cada uno de estos capítulos.

Aparte de esta novela, también estaré publicando otra novela, y esta sí será de romance paranormal. Pero la comenzaré a publicar después de terminar El Despertar de una Demonia.

Los espero en los siguientes capítulos y también espero sus comentarios acerca de esta nueva novela y del nuevo género en el que me estoy aventurando a escribir.

Los quiero mucho 💖💖💖.

Capitulo II

Mi prometido era Raúl Lao, quien tenía mucha popularidad en el mundo de los negocios a pesar de ser un joven empresario, por lo que se esperaba que hiciera cosas grandes en el futuro. Y así fue, pero para lograr que sus planes fueran tan exitosos, me utilizó como si yo no tuviera sentimientos y se aprovechó de la posición que le otorgaban mis padres para escalar más alto. Tristemente, me di cuenta muy tarde, pues ya él había hecho trizas mi corazón y mis buenos sentimientos.

Cuando conocí a mi prometido, sentí que él era el amor de mi vida, ya que Raúl era y sigue siendo un hombre muy guapo. Pero lo que más me gustó de él fue su forma de tratarme, ya que en todo momento se comportó como un caballero. Por lo que no se me hizo difícil iniciar una relación amorosa con él y con intenciones de casarnos y formar una familia en el futuro.

Nuestro noviazgo fue la etapa más linda de mi vida y los mejores tres años también. En estos tres años, Raúl me respetó y me hizo la promesa de que solo me tocaría cuando por fin fuésemos marido y mujer, lo cual me pareció muy lindo, tierno, romántico y hizo que mis sentimientos hacia él siguieran aumentando.

Otro punto a favor de Raúl fue que, a diferencia de mis padres, él siempre estuvo durante esos tres años en cada victoria que tuve para celebrar conmigo. Pero también estuvo en todas mis derrotas para subirme el ánimo. Por lo que cada día lo amaba más y deseaba convertirme en su esposa. Pero tristemente desconocía que, a partir de dar el sí en el altar, mi vida se volvería una pesadilla y el hombre que siempre estuvo conmigo en todo momento sería quien me causara un gran daño. El cual haría que mi vida diera un giro de 180° sin intenciones de volver atrás.

Mis padres siguieron igual o peor que antes, pues nunca les importó cómo me estaba yendo en la universidad. Pero lo peor y más triste de todo fue que no se dignaron en aparecer en mi acto de grado, en el cual recibí mi título como médico general con el mejor promedio de mi corte y además con un trabajo en el mejor hospital de la ciudad. Pero aún así, ellos nunca llegaron y eso me terminó afectando más de lo que creí. Pues quería compartir mis logros con ellos y nunca les importó cómo me sentía o cuáles eran mis sueños. Porque lo único importante para ellos siempre es y será su empresa de modas y tener mucho más dinero, sin importar si tienen que vender a su única hija para lograrlo.

Como siempre, el único que estuvo a mi lado fue Raúl y me dio un hermoso arreglo floral como regalo de graduación y un lindo auto, pero para mí lo más importante era tener su amor y su apoyo incondicional. Pero Raúl mostraría su verdadero rostro dentro de un mes, el cual sería supuestamente el día más feliz para nosotros, porque por fin seríamos esposos y sería suya en cuerpo y alma. Pero nunca imaginé que pasaría todo lo contrario y mi vida se convertiría en una tortura emocional sin un final feliz y que mi príncipe azul se transformaría en un sapo en el cual nunca debí haberme fijado.

Cuando me veo al espejo y recuerdo a mi antiguo yo, me siento tan tonta por haber dejado que la falta de amor de mis padres y sus maltratos me llevaran a confiar ciegamente en alguien que nunca me vio como su otra mitad, sino como un medio para llegar a sus objetivos mucho más rápido. Y lo único que lamento fue haber desperdiciado tantos años a su lado en espera de un poquito de afecto. Pero ya no soy la misma y aunque me baje la luna, no pienso dar marcha atrás, pues él tuvo más de una oportunidad y las echó a la basura. Por lo que ahora es mi tiempo de ser feliz y no me importa ni un poquito lo que los demás piensen o opinen, pues al final yo no dependo de ellos y si quiero realizarme como mujer y como profesional, debo ver siempre hacia adelante sin mirar hacia los lados.

El día de mi boda con Raúl llegó y yo era la novia más feliz del mundo. Mi vestido de novia estuvo a cargo de mi madre, la cual eligió para mí un vestido extravagante corte princesa con escote de corazón y full pedrería. El vestido era hermoso, no lo puedo negar, pero no era mi estilo, ya que yo prefería algo más sencillo y con encaje. Pero no me quedó de otra que usar el vestido que mi madre escogió y cuando por fin pude entrar en ese montón de tela, sentí que me asfixiaba y deseaba terminar rápido la ceremonia para así ponerme el segundo vestido. El cual, aunque lo eligió mi madre también, era más cómodo y ligero, ya que era para usarlo en la celebración de la boda y debía poder moverme libremente.

La ceremonia y la celebración del matrimonio fueron muy hermosas, al menos para mí, o quizás como estaba tan embobada por Raúl, no me di cuenta de la realidad.

El momento más esperado por mí durante estos años llegó, pues estaba a punto de consumar mi matrimonio y eso me llenaba de mucha alegría, ya que había esperado este momento con muchas ansias y aunque me daban muchos nervios, también estaba súper contenta por poder convertirme en la mujer del hombre que amaba

Nuestra noche de bodas la pasamos en un hotel cinco estrellas y mi primera vez, aunque al principio sentí dolor e incomodidad, todo eso fue reemplazado por placer.

Raúl recorrió con sus manos y su boca cada parte de mi cuerpo y yo no podía creer cómo de mi boca salían todo tipo de sonidos que ni sabía que existían. Pero ese hermoso momento, el cual Raúl me hizo vivir, fue reemplazado por uno lleno de dolor y amargura, pues Raúl, después de haber terminado y haberse vestido, me dijo un montón de cosas que rompieron mi corazón y mis ilusiones de ser feliz junto a él por el resto de nuestras vidas.

-Agradece que te hice el favor de casarme contigo y que te di un bono extra, pues me acosté contigo. Así que, a partir de ahora, espero que sepas cuál es tu lugar y que no me molestes, porque si me casé contigo fue por el estatus que me ofrecieron tus padres. Ya que por ti no siento ni voy a sentir nada que no sea desprecio, pues debido a ti no solo tuve que casarme sin amor, sino que también tuve que separarme de la mujer que en verdad amo. Pero espero recuperarla cuando tus padres me cedan el poder completo de la empresa y, mientras tanto, me tendré que conformar contigo para quitarme las ganas.

Cada una de sus palabras era como alcohol para mis heridas. Sentí que mi mundo perfecto a su lado, mi cuento de hadas, se desvaneció con sus duras y crueles palabras.

Le pedí explicaciones, pues él nunca se comportó así conmigo. Siempre me trató como una princesa, mejor dicho, su princesa. Además, siempre estuvo a mi lado y no entiendo por qué de un momento a otro, el hombre del que me enamoré y con el que me casé se transformó en un completo desconocido, el cual solamente me lastimaba con sus palabras. Pero aún así, no se conformó con eso, sino que le siguió echando sal a las heridas que él mismo causó.

-No entiendo cómo pudiste graduarte con honores como médico, cuando tu cerebro no entiende que todo lo bello que viviste gracias a mí fue pura actuación. Pues si quería acceder a los bienes de tus padres, debía hacerles el favor de casarme con su hijita. Acepté el reto y me convertí en el hombre que soñabas para ganarme tu corazón. La verdad es que no tuve que hacer mucho esfuerzo, porque solo necesitaste un poco de cariño y atención para caer rendida a mis pies, como la estúpida que eres. Ahora espero que a partir de este momento seas una buena esposa y estés dispuesta para cuando yo te necesite. El resto del tiempo, te entretendrás jugando a la doctora, ya que no quiero que molestes mi vista y mi espacio con tu presencia, "querida esposa".

Raúl salió de la habitación dejándome sola en nuestra noche de bodas y después de haberme dicho todas esas palabras horribles e hirientes. Lo que quedaba de noche lo pasé llorando, pues aún me negaba a creer que el hombre maravilloso y caballeroso que tanto amaba solo fue un personaje. En realidad, me casé con un monstruo igual o peor que mis padres.

En la mañana, mis ojeras eran horribles, así que tuve que cubrirlas con maquillaje. Después de haber cubierto toda evidencia de lo triste y dolorosa que fue mi noche de bodas, salí del hotel y tomé un taxi a donde pensé que sería el nidito de amor de Raúl y yo.

Cuando llegué, Raúl estaba en la sala esperándome para solo seguir aumentando mi sufrimiento.

-Espero que todo lo que te dije anoche te haya quedado claro y no moleste mi presencia a menos que yo te mande a llamar. En cuanto a tu habitación, será en la mía, pero esta tiene un anexo y esa será tu habitación. Hay que guardar apariencias ante la sociedad y ante mis suegros, por lo menos hasta que yo tenga el poder absoluto y me pueda divorciar de una insípida, llorona y falta de amor como tú.

Cuando iba a reclamarle por ser tan cruel conmigo, me tiró un sobre de pastillas en mi cara.

-Tómate esas pastillas, las cuales son las del día después, ya que tú no mereces cargar a un hijo mío en tu vientre. Y si eso llegase a pasar, tendrás que abortarlo, ya que yo solo voy a tener hijos de la mujer que amo y no de una mujer como tú, que es tan débil, poca cosa y de mal sabor.

Otro golpe más duro que los anteriores recibí de parte de Raúl y este me dolió mucho más, pues uno de mis sueños es ser madre y saber que él es capaz de mandarme a abortar a una criatura que no tiene la culpa de nada es demasiado horroroso y cada vez me hacía desconocer al hombre que tenía en frente.

-Tú no eres el hombre del que me enamoré, tú eres un ser horrible, peor que mis progenitores. No entiendo cómo puedes hablar tan tranquilo del aborto de tu propio hijo y tratarme tan mal si yo lo único que he hecho es amarte con todas mis fuerzas. ¿Dónde está el hombre guapo y respetuoso que se ganó mi corazón?

-Jajaja, definitivamente tú eres retrasada, pero como soy bueno te voy a decir algo, y eso es que nunca te amé y nunca pienso hacerlo, ya que tú eres muy poca cosa para mí. Además, yo merezco una mujer de verdad, no una que parece sacada de cuentos infantiles y que cree que todo se resuelve con amor.

Ese día tuvimos una discusión muy fuerte, de la cual la única que salió perdiendo fui yo, y al entrar a lo que sería mi habitación, me tiré nuevamente a llorar sin poder detenerme.

No entendía cómo todo cambió tan drásticamente y tan rápido, cómo pasé de ser una mujer felizmente enamorada a una esposa maltratada y olvidada por el hombre que decía amarla con todo su ser y que daría su vida por ella, pero ahora se ha convertido en el causante de mi mayor dolor.

Después de pasar horas llorando y preguntándome por qué las cosas tenían que ser así, me levanté de la cama decidida a cambiar mi presente y a salvar mi matrimonio, pues me negaba a creer que todo lo que pasó entre Raúl y yo haya sido fingido, ya que algo de todo lo que vivimos debió haber sido real para él, y yo lo iba a encontrar y tendría de vuelta a mi gran amor.

Nota de la autora:

Gracias por el apoyo 🤗💖🤗. Espero que les haya gustado este capítulo. Los quiero mucho 💝💖🤗.

Capitulo III

Cinco años han pasado para que pudiera abrir los ojos de una vez y darme cuenta de que ni mi supuesta familia ni el hombre al cual le entregué mi corazón y ocho años de mi vida valían mi tiempo, mi atención y mucho menos mis lágrimas.

Los cinco años que duré casada fueron una pesadilla que no solo me atormentaba mientras dormía, sino que también era horripilante durante mis horas de vigilia.

Después de nuestra noche de bodas, mi marido me ignoró por completo y cuando tenía un poco de su atención, era para insultarme y decir que era una inútil, que no era suficiente para él y que no lo representaba adecuadamente como su esposa, y que por mi culpa, no está al lado de la mujer que verdaderamente lo merece.

Es muy probable que aquellos que vean mi vida desde afuera digan que soporté demasiado solo por tener un poco de cariño, pero la verdad es que es más fácil siempre juzgar y opinar sobre la vida de los demás y nunca ponerte en sus zapatos para tratar de entender por qué una persona se ve obligada a aguantar tanto solo por tener un poco de amor.

Yo crecí sin amor, rodeada de dinero y lujos, los cuales nunca podrán reemplazar la presencia y el amor de unos padres. Para mis padres, era suficiente llenarme de regalos y tener niñeras a mi cuidado, pero nunca se preguntaron cómo me sentía yo con su ausencia y falta de empatía hacia mí.

Crecí pensando que estaba haciendo algo mal y que, por eso, ellos no me querían, y por eso, me esforcé por ser la mejor en todo lo que hacía y lo que mis padres me pedían, pero para ellos nunca fue suficiente y siempre me pedían más.

La única vez que no acaté las órdenes de mis padres fue cuando decidí ser médico sin importarme su opinión, y hoy en día agradezco haber tenido el valor suficiente para enfrentarlos y luchar por mis sueños. Si en ese momento no hubiera mantenido mi decisión firme y no me hubiera esforzado por lograr mis metas, hoy en día sería una fracasada que solo depende de su marido para sobrevivir. No podría haberme divorciado debido a que no tendría cómo vivir, ya que mis padres seguramente apoyarían a Raúl y no a su hija, pues pensaban que siempre hacía todo mal.

Mi matrimonio durante esos cinco años no mejoró en ningún momento, sino que cada día empeoraba más. Las discusiones eran cada vez más fuertes y, por cualquier pretexto, Raúl me insultaba y me hacía sentir la peor mujer y esposa del mundo.

En cuanto a nuestra intimidad, tampoco fue buena. Después de la noche de bodas, las veces que estuvimos juntos en la intimidad las puedo contar con mis dedos. Durante esas veces, nunca sentí placer. Él se subía encima de mí para satisfacer sus deseos con mi cuerpo y luego me dejaba en mi habitación, pero no sin antes recordarme que me estaba haciendo un favor y que de él no tendría mucho más de lo que ya me estaba dando.

La discusión más fea que tuvimos fue cuando le pedí tener un hijo. Yo ya tenía 27 años, me había especializado en ginecología y obstetricia y me sentía lista para convertirme en madre y darle mucho amor a mi hijo. Deseaba darle el amor que todos me negaron y que estaba guardando para él. Pero Raúl no le importó mi petición ni mis deseos de ser madre. Al contrario, volvió a tratarme mal verbalmente. A ese punto, ya no tenía autoestima ni amor propio, pues él había destruido todo lo que yo había entregado: mi corazón y años de mi vida, sin protestar y siempre estando para él.

El oír cómo Raúl me dijo que yo no era apta para ser madre, me rompió el corazón y hizo que poco a poco fuese despertando de la estupidez que me acompañó toda la vida, para hacerme pensar si en verdad yo quería seguir teniendo una vida miserable al lado de un hombre que no me da ni la hora y que siempre que me habla es solo para hacerme sentir peor que antes.

Desde ese día, algo empezó a cambiar en mí y en la forma de aferrarme a Raúl, pues él fue el único que en algún momento me hizo sentir querida y especial, pero me llevó cinco años aceptar que todo lo que él me hizo sentir fue gracias a su actuación maravillosa y que el hombre con el que me casé es un maltratador, poco hombre y avaricioso, que no merecía que yo siguiera a su lado esperando que cambie, pues él nunca iba a cambiar.

Pero todo dio un giro radical en mi vida cuando decidí, después de convertirme en obstetra, hacer una subespecialidad en fertilidad y fecundación artificial, pues estaba dispuesta a divorciarme, pero para eso necesitaba recolectar pruebas de cómo Raúl me maltrataba y no quería que las personas me vieran o se acercaran a mí por lástima después de ver que mi matrimonio en realidad no era un cuento de hadas, sino más bien una película de terror.

La otra opción que se me ocurrió para divorciarme y no quedar tan expuesta ante la sociedad y la crueldad de los medios sociales, fue descubrir a Raúl con otra mujer. Pero pensar en que Raúl me haya sido infiel me dolía y mucho, pero si quería ser libre e iniciar una nueva vida sin las personas tóxicas que la han hecho gris, tendría que encontrar una forma de liberarme de mi infeliz matrimonio. Pues sabía perfectamente que Raúl no me iba a dar el divorcio por las buenas, ya que eso sería dejar ir a la gallina de los huevos de oro, y con lo ambicioso que era y es, jamás me dejaría ir si no encontraba algo que lo obligara a dejarme libre aunque no quisiera.

Nunca pude encontrar nada sospechoso que me guiara o confirmara que Raúl tenía una amante y eso me frustraba cada día más, pues ya quería empezar a vivir de verdad y eso no lo podría lograr si me casaba con ese idiota al cual amé tanto, pero que con su actuar fue matando día a día todo el gran amor que sentía hacia él.

Pasó un año y me gradué con honores en fertilidad y fecundación artificial. Quién iba a decir que mi subespecialidad me llevaría no solo a conocer la salida de mi tormentoso matrimonio, sino también a tener la posibilidad de cobrar todo el daño que me causaron durante toda mi vida.

Al obtener mi subespecialidad me sentí muy feliz, pero también frustrada porque aún no tenía cómo liberarme para siempre de Raúl y así usar mis conocimientos en fecundación artificial y fertilidad para convertirme en madre, porque entendí que no necesito de un hombre para ser madre, sino solo tener las buenas intenciones, el deseo y el amor de ver crecer dentro de ti un nuevo ser. Y cuando por fin está en tus brazos, llenarlo de amor y cuidarlo incluso a costa de tu propia vida, porque ser madre es un sacrificio diario, pero un sacrificio de amor, el cual estaba dispuesta a pasar sin importarme el precio.

La solución a todos mis problemas llegó por sí sola a mi consulta y yo creo que mi mandíbula y mis secreciones salivales cayeron al piso cuando lo vi por primera vez. Pues la solución a mis males fue una belleza hecha hombre, que cuando lo vi por primera vez mi corazón se aceleró, sentí que me faltaba el aire y que mi centro de placer se mojó al escuchar su sexy y potente voz, la cual te hace excitar con facilidad. Saber que ese hombre te puede hacer perder la cordura fácilmente ya que no solo es hermoso, sino que también su porte, mirada y hablar irradian peligro, y eso solo te hace desearlo más. Porque una aventura es mucho más deliciosa y se disfruta más si se siente adrenalina y un poco de peligro en el proceso.

-Buenos días, ¿Es usted la especialista en fertilidad y fecundación artificial?

Su voz sensual me sacó de mi ensoñación y no puedo creer que solo con su presencia y su voz me llevó a un mundo de fantasía sexual que nunca experimenté con Raúl, aunque se suponía que lo amaba más que a mi propia vida, pero es que no había y no habrá comparación entre Raúl y el hombre que se iba a convertir en mi auxilio. Raúl me mostró una máscara del hombre que quería, pero mi futuro esposo por contrato no necesitaba palabras para hacer volar mi imaginación y sacar de mí una mujer atrevida que ni yo sabía que tenía.

En ese momento, salí de mi ensoñación con ese papacito y me regañé por andar soñando tan alto, ya que si ni siquiera mi marido me quería y era el hombre promedio, mucho menos este guapísimo hombre me pondría atención ya que sobrepasa los estándares de belleza, sensualidad, peligro y misterio.

-Buenos días, señor -hablé como pude y agradecí mucho estar sentada, porque si no hubiera caído al piso por lo nerviosa que estaba.

-Efectivamente, yo soy ginecóloga obstetra con una subespecialidad en fertilidad y fecundación artificial, pero dígame qué necesita y yo veré si está en mis posibilidades ayudarlo a resolver su problema.

Por fuera me mostré segura de mí, pero por dentro me temblaba todo y no entendía el porqué de mi comportamiento, si yo nunca me dejé llevar por las hormonas y en ese momento me encontraba a punto de tener un orgasmo con solo verlo y oírlo hablar.

-Estoy seguro de que usted es la persona que yo estaba buscando señorita y que va a ser la única en poder ayudarme con mi problema.

El misterioso hombre terminó de entrar a mi consultorio, pero no sin antes cerrar la puerta y pasar seguro. Yo al ver eso estaba peor de nerviosa y excitada que al principio.

La adrenalina que estaba sintiendo y el peligro que ese hombre transmitía me hacían querer salir corriendo del consultorio para que no me saliera el tiro por la culata y la que terminara siendo descubierta cometiendo una infidelidad fuera yo y no Raúl. Pero el traicionero de mi cuerpo no me ayudó porque parecía estar pegada a la silla y no podía hablar ni moverme por todas las sensaciones que el misterioso paciente me hacía vivir.

Mi sexy paciente se acercó a la mesa que me separaba de él y se inclinó hacia delante, por lo que nuestras respiraciones se mezclaron. Pero mientras que mi respiración estaba alterada, la de él estaba muy tranquila.

Después de haber hecho desastres con mi respiración y mi corazón, él se separó de mí y se sentó cómodamente para después sonreír. Pero su sonrisa me causó escalofríos, ya que parecía que estaba planeando algo y yo estaba incluida en ese plan. No sabía si alegrarme o salir huyendo por mi seguridad mental. Nunca esperé escuchar lo que él dijo.

-Vine aquí con el propósito de saber cuál es el porcentaje de probabilidades de que tenga un hijo por el método tradicional o si tengo que recurrir a fecundación artificial. Pero al llegar aquí y al verla, me di cuenta de que vine buscando respuestas, pero encontré mucho más que eso. Usted es la respuesta a mis problemas y quizás en un futuro muy lejano podamos ayudarnos mutuamente. Pero eso se tendrá que esperar un poco porque primero necesito saber cuán peligroso es el territorio que voy a pisar. Así que, mi doctora hermosa, nos vemos pronto y le aseguro que no se arrepentirá de ayudarme. No solo ganaré yo, sino que usted también puede ganar mucho.

Y así, como entró, se fue el misterioso hombre, dejándome descontrolada y deseando que hubiera pasado algo más. Pero también me dejó perdida, pues no sabía qué quería ese hombre y qué tenía que ver yo con eso. Lo único que entendí es que quiere tener un hijo, y de allí me perdí en mis pensamientos lujuriosos hacia un hombre que no es mi esposo.

Mientras una acalorada leía se quedó en su consultorio tratando de recobrar la compostura, el misterioso paciente salió de la clínica y entró a su lujoso y exclusivo auto, donde lo esperaba su chofer y mano derecha, o mejor dicho, su único amigo.

- Dylan, necesito saber toda la información de la doctora que fui a ver, y cuando te digo toda la información, hasta de qué color usa la ropa interior, y la quiero para ayer.

Dylan se sorprende ante la petición de su amigo, pues sabe que cuando hace eso significa que algo está planeando. Pobre de esa doctora, porque no sabe lo que le espera con este impredecible hombre.

- Como quieras, Ian. Solo espero que no vayas a hacerle algo malo a esa doctora, porque ella no tiene la culpa de lo que estás pasando.

Ian sonríe por el comentario de su amigo, y Dylan sabe que cuando Ian sonríe, es porque algo va a hacer.

- No pienso hacerle nada malo. Solo quiero proponerle un trato que le cambiará la vida para siempre. Pero para eso, necesito saber con quién o qué estoy tratando para poder hacer una oferta que no pueda rechazar.

Dylan no dijo más y se dedicó a buscar la información que su amigo y jefe le había pedido.

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Gracias por el apoyo 🤗💖🤗. Espero que les haya gustado este capítulo. Los quiero mucho 💝💖🤗.

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