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Una Noche Mágica.

Cap. 1, ¿La puedo ayudar?

—Svetlana Ivanova acepta a Viktor Jodchenkov como su legítimo esposo, para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separé. 

—¡Sí, aceptó!—respondo sin pensarlo, es que no hay nada que pensar, él, es el hombre que amo.

 —Viktor Jodchenkov acepta a Svetlana Ivanova como su legítima esposa para amarla y respetarla en las buenas y las malas hasta que la muerte los separé.

 Él lo miró con sus grandes ojos marrones, por un momento sentí que se arrepentía, pero cuando me mostró sus hermosos dientes blancos el alma volvió a mi cuerpo. 

—¡Si acepto!—Ya somos esposos, qué felicidad.

—Por el poder que me confiere la ley los declaro marido y mujer, señor Jodchenkov puede besar a la novia. 

Viktor toma mi rostro entre sus manos—¡Te amo!—Susurra antes de unir sus labios a los míos.

 Decir que me siento la mujer más feliz del mundo, es decir, mentiras, porque me siento la mujer más feliz del universo.

 Todos nuestros invitados rompen en aplausos, nos damos la vuelta para quedar frente a ellos, que se veían felices por nosotros. Mis padres, mi suegro, nuestros hermanos y amigos nos acompañan en este día tan especial.

 Salimos de la iglesia entre abrazos y buenos deseos, afuera de la iglesia nos arrojaron arroz, para la buena suerte, pero es que ya tengo buena suerte desde que conocí a Viktor. 

Llegamos al hotel donde sería la recepción, poco a poco van llegando los invitados, mi ahora esposo me tiene tomada de la mano, no me ha soltado en toda la tarde. 

La primera en acercarse con una sonrisa hipócrita es la esposa de mi suegro Nathalie, es una mujer muy hermosa, joven y alegre—Felicidades, hijo—Dice con sarcasmo, es obvio que no es su hijo. 

—¡No seas hipócrita Nathalie!, ya que no te da ni una pizca de alegría nuestra boda—Viktor tan directo, ella solo rueda los ojos. 

—Amor, ¿estás aquí?—Llega hasta nosotros el señor Nikolai mi suegro. 

—¿Dónde más iba a estar? —Responde con fastidio, y es eso exactamente lo que no le gusta a mi esposo. 

El señor Nikolai es un pan de Dios, siempre se preocupa por todo y por todos, es un gran hombre, padre y esposo. Hace aproximadamente un año conoció a Nathalie, se enamoró de ella perdidamente, aunque Viktor dice que ella se le metió por los ojos. 

—¡Muchas felicidades, hijo!—Le da un abrazo, luego uno a mí. —Gracias señor Nikolai le agradezco sus buenos deseos. 

El señor Nikolai Jodchenkov es el dueño de la aerolínea más grande que hay en Moscú, es una persona muy importante e influyente. 

Después que ellos se van —No la soporto, es una rebuscada—Dice mi esposo con molestia. 

—Amor tu papá la quiere, ¿cómo le vamos a hacer?—Le doy un beso en la mejilla—Vamos por una bebida. 

En toda la noche las personas nos felicitan. Hacemos el primer baile, partimos el pastel, hacemos el brindis, Sergey el padrino dice unas palabras y Oksana mi amiga quien es la madrina también dice algunas palabras.

 Bailamos, bebimos, disfrutamos como nunca, todavía me parece un sueño que ahora sea la señora Jodchenkov. La mitad de la aerolínea se encuentra aquí, también algunas personas del aeropuerto de Moscú. 

Son las cuatro de la madrugada, es hora de irnos, iremos a un hotel a pasar nuestra noche de bodas, a medio día partiremos hacia nuestra luna de miel. 

Nos escapamos como podemos, parecemos un par de adolescentes, que se fugan para vivir su amor, subimos al auto que nos llevará al hotel, estoy cansada, así que solo acuesto la cabeza en el hombro de Viktor.

Al llegar al hotel, me quedé dormida, Viktor también se quedó dormido, está bastante tomado. 

A la mañana tenemos que salir de viaje, iremos a una isla a pasar una semana por nuestra luna de miel, todo cortesía de mi querido suegro. 

Nos despertamos gracias a una camarera que toco a la puerta. —Buenos días, señor y señora Jodchenkov. 

Despierto, tengo bastante sueño todavía, miro la hora y es increíble, son las diez de la mañana, el vuelo es a las once. 

—Viktor, Viktor, despierta amor, es bastante tarde. 

—Déjame dormir mujer—Me dice colocándose la almohada en la cara.

 —Amor, tenemos que irnos ya que vinieron por nosotros. 

—¿Qué hora es? 

—¡Más de las diez!—¡Дерьмо!—fue su respuesta, antes de levantarse apurado—Mi vida me puedes buscar una ropa en la maleta, algo cómodo por favor. 

—Claro mi vida, ya lo hago—Abro la maleta y le busco unas prendas bastantes cómodas. Después que él sale del baño entro yo, me doy una ducha rápida, al terminar me coloco un vestido suelto, este día está haciendo mucho calor, a pesar de que en Moscú el clima, es bastante cálido. 

Subimos a la camioneta que ya nos estaba esperando, mi ahora esposo, me toma de la mano. 

—¡Disculpa por no haber cumplido en nuestra noche de bodas! 

—No te preocupes amor, ahora es que vamos a tener toda una vida para estar juntos, yo también estaba bastante cansada. 

Llegamos al aeropuerto, el avión estaba listo para despegar, por supuesto que mi suegro es el dueño de la aerolínea, así que el avión que mi esposo pilota, es el cual colocaron a disposición nuestra. 

Una semana vamos a pasar allá, en ese paraíso, solo mi esposo y yo. 

En el avión lo único que hicimos fue dormir, apenas y comimos algo, en unas cuantas horas ya estamos arribando a la isla. 

Una nueva camioneta espera por nosotros. 

El señor del taxi parece no entender nuestro idioma, pero nosotros como trabajamos viajando sabemos varios idiomas, entre ellos el inglés. 

Cuando la camioneta nos dejó en la paradisíaca isla, casi muero, siempre había querido venir aquí, por eso, amo tanto a mi esposo, siempre me complace en todo, me trata como a una reina.

Ya la noche estaba a punto de caer, teníamos mucha hambre, no habíamos comido bien en todo el día, así que nos dimos un baño y nos fuimos a un restaurante que está dentro del hotel, no quisimos pedir servicio a la habitación, queríamos salir y disfrutar, sé que estamos en nuestra luna de miel, pero es que sexo vamos a tener todos los días, y no todos los días estaremos en este paraíso, por mucho dinero que él tenga no lo podemos hacer. 

Pedimos champán y unas comidas afrodisíacas, brindamos, todo está muy tranquilo, el ambiente es superromántico, ahora sí tengo muchas ganas de ir a la habitación y que mi esposo me haga el amor hasta que ya no nos queden fuerzas. 

—¡Amor!—le acaricio la mano—Subamos a la habitación—Lo que él aprovechó para meter sus manos por debajo de mi vestido, haciendo que suspiré ante su toque. 

—Si vamos, también tengo muchos deseos, su mirada lujuriosa me acelera el corazón. Nos levantamos, pedimos que no fuéramos molestados, y nos subimos en el ascensor, allí comenzó una ronda de excitantes besos, y caricias. 

Al llegar a la habitación casi desesperada me quité el vestido, me quedé completamente desnuda. —¡eres muy atrevida mi amor!—me devora la boca. 

En eso le suena el teléfono celular, no le presta atención, pero en unos timbres más toma el teléfono, veo que arruga la frente y se pasa la mano por la cara. 

—¿Pasó algo amor?—me preocupo al verlo con el rostro compungido. 

—No es nada Cariño, deja que atienda algo y enseguida estoy contigo, disculpa amor, ya vengo—me da un beso apasionado y sale de la habitación. 

¿Pero qué demonios pasa?, ¿qué asuntos tiene que atender aquí?, ¡en nuestra luna de miel! 

Estoy acostada viendo el techo, no sé qué más hacer, me frustra que ya van dos noches desde que nos casamos y aún no hayamos podido tener nuestra noche. 

Abro los ojos y descubro que me quedé dormida, Viktor no ha regresado, ¿será que ya amaneció? Abro a las persianas y aún está oscuro, miro la hora y ha pasado casi una hora desde que se fue. 

Me coloco el vestido nuevamente, tengo que ir a ver qué sucede, no entiendo por qué salió y no ha regresado. 

Bajo, en el lobby no está, entro al restaurante y nada, salgo del hotel, pero en la playa no creo que esté, de igual forma voy a caminar para ver, si le sucedió algo, camino por un rato, la preocupación no me deja mirar el hermoso paisaje que me regala la noche. 

Después de un rato me consigo con unas cabañas, pero eso no es lo sorprendente, aquí lo único que no puedo considerar es ver a mi esposo entrar a una de las cabañas con una mujer.

 Tapo mi boca para no hacer ningún ruido, Dios no lo puedo ni pensar, espero a que entren y me dirijo hasta la cabaña. 

Como toda una chismosa me pegó en la puerta a escuchar, ¡Maldición! No escucho nada. 

Camino alrededor y una de las ventanas está abierta, pero cubierta por una cortina desde donde puedo ver, las siluetas, veo que están besándose, comiéndose, diría yo. 

¡No lo puedo creer!, la imagen perfecta de Viktor cayó ante mí—Oye bebé, y la tonta de tu esposa, ¿no se dará cuenta?—Cállate, no le digas así, ella seguro estará dormida, después veo que le inventó. 

Mejor me voy, no soporto escuchar tanta estupidez, como me duele el corazón, siento que mi perfecta vida se ha derrumbado, suponiendo tontamente en que ese hombre me ama. 

Corro por la arena, las lágrimas no dejan que vea con claridad, no me importa, solo quiero huir, no sé—¡Ah!—Doy un grito, al sentir mi cuerpo impactar con otro. 

—Disculpe, señora, no la Vi, venía distraído—Se disculpa la otra persona, es un hombre, lo sé porque tiene una voz profundamente masculina. 

—No se preocupe, fue mi culpa, mi voz quebrada por el llanto no pasó desapercibida para él. 

—¿Le sucede algo?, ¿la puedo ayudar?—Es muy amable, pero su voz parece tranquilizante.

Cap. 2 "Amor de mi vida"

—No puede ayudarme, nadie puede hacerlo. 

—Siempre se puede hacer algo, a menos que tengas una enfermedad terminal. 

Tiene razón, lo que yo creo que es el fin de mi vida, es nada en comparación con esas personas que pronto van a morir. 

—Tienes razón, disculpé por molestarlo—Intento irme, pero no me lo permite. 

—Disculpe mi insistencia, pero es que las penas cuando se comparten son más llevaderas. 

Es un desconocido, como le voy a decir que en mi luna de miel mi esposo está con otra mujer, pero es un desconocido, quizá nunca más lo vuelva a ver. 

—Está bien, a lo mejor será una tontería, es que estoy en mi luna de miel. 

—¡Oh!, ¿en serio?, ¡su esposo debe estar buscándola!—mira a todos lados.

 —No sabe que estoy aquí, porque está en una de esas cabañas con otra mujer— rompo en llanto. 

—Hijo de… No me había dado cuenta, pero él también es ruso.

—No se preocupe a lo mejor, no soy lo suficientemente mujer para mantener a un hombre a mi lado. 

—No diga eso, lo poco que puedo ver de usted es una mujer muy atractiva. 

Sé que lo dice para hacerme sentir bien—Y usted, ¿qué hace aquí? 

—Bueno—Suspiró—Mi mamá está a punto de morir, y su deseo era venir aquí, a este paraíso donde fue feliz con mi papá—Yo llorando por nada, y el sí que la está pasando mal. 

—¿Dónde está ella?, lo siento mucho.

 —tranquila, la dejé dormida tenía ganas de venir a caminar—Mira a la nada. 

Comenzamos a caminar por la orilla de la playa, me quité los zapatos.

 Comenzamos a hablar de cosas, que no tienen nada que ver con lo que nos está sucediendo, caminamos por mucho rato. 

Encontramos un grupo de personas que están reunidos bailando y disfrutando.

 —¡Vamos a bailar!—Me tomo de la mano y sentí algo cuando su mano tocó la mía, me quedó parada allí, ¿es que no sé qué me pasó? 

Él me mira con los ojos brillantes, la luz de la luna se refleja en ellos y tiene unos ojos hermosos, su rostro parece el de un actor de cine. 

—Vamos, me volvió a decir haciendo presión en mi mano, yo solo miro su mano sobre la mía.

Accedí a hacerlo, ¿por qué no?, mi esposo está en una cabaña con una mujer hermosa, haciendo lo que se supone debería estar haciendo conmigo en nuestra luna de miel.

Llegamos al grupo de personas, el ritmo de esta música es muy bueno, solo observo a los demás bailar, pero me da pena intentarlo, una chica muy bonita tiene un color muy bronceado se acerca a nosotros y nos ofrece una bebida, también me doy cuenta de que están fumando algo que huele raro.

—¡Esta gente es rara!—Le susurro al desconocido.

—No son raros, solo se divierten—Me devuelve él susurró.

Tomo un poco de lo que me dieron es sabroso, me gusta, me lo tomó rápido, como si fuera jugo.

—Oye, no te lo tomes tan rápido, te vas a embriagar.

Que importa lo único que quiero es olvidar, olvidar que estoy en mi luna de miel, disfrutando con un desconocido y mi esposo disfrutando no sé con quién.

Bebí mucho ya que todo me da vueltas y además de todo estoy bailando esa música que están tocando, mis pies se mueven tan rápido que no sabía ni que pudiera hacerlo, miro al chico que está conmigo y él también baila, su cabello semi largo está todo mojado por el sudor, el pelo mojado vuela cada que se mueve, de pronto sus ojos se encuentran con los míos y siento una especie de impacto en mi cuerpo, sus ojos son hermosos, color café, su cabellera castaña y su piel blanca como es normal en nuestro país, mirando sus ojos me siento como si estuviera perdida en la profundidad del cielo o del océano.

Su sonrisa es otra cosa, tiene una sonrisa, demasiado increíble, se nota tan sincera, no forzada, se nota que la está pasando muy bien.

—¡Oye princesa!, ¿cómo la estás pasando?—me pregunta con la voz agitada, y el sudor cae en gotas por su barbilla.

¡Dios no puedo dejar de mirarlo!, a Viktor nunca lo he encontrado tan atractivo.

—¡Estoy muy bien!, ¡gracias por esto!, ¿no sé qué me pasa?, pero es que siento algo extraño en mi cuerpo, ¡una especie de no sé qué!

Me encuentro riendo como loca, con todas esas personas que están con nosotros, mientras conversó con una chica, siento la mirada pesada del hombre que está conmigo que hasta ahora no sé cómo se llama, me levanto hasta donde está él.

—Oye, ¿cómo te llamas?—Mis palabras salen con dificultad. Él me mira extraño, me da la mano para que se la tome y cuando lo hago me hala hacia él, haciendo que mi cuerpo caiga sobre el suyo. 

Quedamos muy cerca, puedo sentir su aliento caliente en mi cara.

—¿Podemos ir a caminar por la playa?—me dice con esa voz, esa voz que jamás voy a olvidar, no sé qué sentí, pero mi vientre sé contrajo por su cercanía en mi cuerpo.

Viktor y yo nunca hemos estado juntos, siempre me ha respetado mucho, y yo siempre le había dejado en claro que quería llegar virgen al matrimonio, sé que a lo mejor es una estupidez en estos tiempos, pero siempre soñé que el hombre que estuviera conmigo sería para siempre.

—No son estupideces, solo estás asegurando tu futuro, eres una mujer muy hermosa—Me dice sin mirarme. 

Vamos caminando por la orilla de la playa mojando nuestros pies, no sé en qué momento, pero mi mano está entrelazada con la suya. 

—¡Oye desconocido!, ¡no me has dicho tu nombre!—lo miro a los ojos.

—Alexandre, ¿y tú?

—Svetlana, No quiero saber de quién eres hijo, dejémoslo así.

Lo digo porque no quiero saber nada más, solo que está noche viví una de las mejores noches al lado de un desconocido.

Nos sentamos en la arena, a mirar las olas ir y venir, el sonido del mar en la noche es tenebroso, parece como si quisiera decirte algo.

Nos quedamos callados solo mirando a la nada, cada quien pensando en sus problemas supongo.

—¿Alexandre si te pido algo lo harías?

—Depende de lo que quieras, quieres quedar viuda en tu luna de miel—Sonríe con malicia.

—¡No!—niego—¡No!. Quiero que me beses.

Sus ojos conectan con los míos, veo algo en ellos, él también desea ese contacto.

Poco a poco se acerca, mete su mano debajo de mi cabello, presionando mi nuca, ¡Dios!, tuve una serie de sensaciones en mi cuerpo, acerca sus labios a los míos, cuando está a nada de besarme, me pregunta:

—¿Estás segura?—Asiento, no sé por qué, pero muero por qué me bese.

Coloca sus labios sobre los míos, solo ese contacto estremece mi cuerpo, comienza a besar con tanta suavidad, sin intención de ir más allá, abro mi boca, para darle permiso a qué vaya más allá, estoy tan ebria, creo que hasta drogada con lo que esa gente estaba fumando que no sé nada más de mí, solo sé que me perdí en esos besos, es como si hubiera llegado una de esas olas que te arrastran, y ya no puedes salir, porque viene otra y otra.

Desperté porque siento la luz del sol que golpea mis ojos, se me dificulta un poco poder hacerlo, sobre la arena está Alexandre dormido, parece que la luz no le molesta en lo absoluto, lo quedó mirando ahora con la claridad del día, es un hombre muy bello, aún dormido y echo un desastre como está.

Me levantó con cuidado, miró hacia él, por última vez porque si de algo estoy segura es que no lo volveré a ver en mi vida.

Entro al hotel, camino de prisa, ya que mi ropa está hecha un desastre, sucia, mojada, me da vergüenza que vayan a decir que la esposa de Viktor Jodchenkov anda por ahí como una vagabunda.

Miro de soslayo la entrada del hotel y veo que Viktor viene entrando, subo el ascensor de prisa, tengo que llegar antes que él, no se puede enterar por nada del mundo que no dormí aquí.

«Como no va a saber qué algo sucedió, si ya no eres la misma»

Ahora sí que voy a estar en problemas, aunque la conciencia me recrimina que lo que hice estuvo mal, y yo, pues no me siento muy bien por ello, Viktor me va a pedir el divorcio de inmediato cuando sepa la verdad.

Con la llave electrónica abro la puerta de la habitación, me quito la ropa y el vestido, lo meto debajo del colchón, me meto bajo las sábanas.

Escucho que la puerta se abre y él entra de lo más de fresco, se mete al baño y escucho el agua correr, me quedo mirando el techo, ¿Que hice?, ¡Me comporte el cómo él!

Él sale del baño solo con el paño en la cintura.

—¡Buenos días!—Finjo bostezar porque acabo de despertar.

—¡Buenos días!—No hace ni el intento de acercarse a darme un beso de buenos días, cosa que agradezco, el sabor de los besos de Alexandre están en mi piel todavía.

—Te esperé y ya después me quedé dormida—Lo miro por el espejo, él levanta una ceja.

—Es que me conseguí con unos primos que hace mucho no veía, nos pusimos a tomar y se los paso la hora.

—¿Por qué no me avisaste?, hubiera ido a compartir contigo.

—Lo siento amor, pensé que estabas cansada, además a ti no te gusta tomar tanto—Me mira por el reflejo.

—Tienes razón, solo los hubiera aburrido, así descansé un poco—Me estiró, para desperezarme, cuando en realidad muero de sueño.

—Levántate, tenemos que desayunar, hoy toca pasear en el yate, ya el capitán me avisó que está listo.

¡Qué emoción!, me emociona mucho, nunca me había subido a un yate, mucho menos ir a pasar un día allí, se supone que debería ser un día espectacular, porque lo pasaría con el “amor de mi vida”

Me levanto arrastrando los pies, cuando paso por su lado se me queda viendo el cabello, inmediatamente me pasó la mano por él, no sé qué tenga, pero ojalá eso no me delate. 

Entro al baño y abro la regadera, el agua está muy rica, me meto en ella, tengo arena por todos lados, seguro Viktor se dio cuenta de eso, hago caso omiso a eso y sigo mi baño.

Cap. 3, ¿Tu me amas?

Me duele mi cadera, mi entrepierna, tengo un rastro de sangre en ellas, «A lo mejor Viktor no se dé cuenta de lo que pasó, si solo fue una vez»

Termino mi relajante baño, no tenía muchas ganas de hacerlo, pero el deber me llama.

—¡Amor daté prisa, se hace tarde!

Me coloco solo un short blanco y una blusa de tirantes blanca, unas sandalias a juego, ato, mi cabello en una coleta y ya estoy lista, en el bolso, llevo mi bronceador, bloqueador solar, entre otras cosas.

Bajamos tomados de la mano como si fuéramos la pareja perfecta, la pareja que no pasó la noche con distintas personas.

Pasamos por el restaurante del hotel—¿No desayunáremos?

—Sí, en el yate—Siento que me está arrastrando por el lobby.

De soslayo veo un cabello rojizo, Dios es ella, por eso no hacemos parada aquí.

Rápidamente, llegamos al muelle donde está el yate, es hermoso, bien vale la pena, subir aquí, y olvidar por un rato lo que me ha sucedido.

Un señor nos da la bienvenida, muy amable, nos sirve una copa de champán, se supone que es nuestra luna de miel, tengo calor, mucha a decir verdad, es que el clima de aquí no se parece en nada al de Moscú.

Me recuesto en la baranda del yate, a mirar el océano, se ve tan hermoso, hay un punto dónde parce que el mar y el cielo son uno solo, el sol brilla en su máximo esplendor, coloco una gorra para cubrir mi rostro, tomo del líquido espumante que burbujea en mi boca.

Me pierdo en el espeso mar, recordando cosas que sucedieron anoche, me molesta mucho que mi esposo, sea tan descarado, ¿Será que se trajo a su amante a nuestra luna de miel?, ¡no creo que sea solo una coincidencia!

—Hola, ¿en qué piensa mi linda esposa?—Me da un beso en el hombro.

—Solo admiró el paisaje, ¿no te parece hermoso?

—Es muy hermoso a decir verdad, igual que tú—Coloca su mentón sobre mi cabeza.

—Viktor, ¿tú me amas?

No sé por qué pregunté eso.

—Claro, ¿lo dudas?—Siento que presiona su mentón en mi cabeza.

—No, solo pregunto—se me forma un nudo en la garganta.

El día que conocí a Viktor sentí que había conocido el amor de mi vida, él se comportó tan bien conmigo, fue amable, muchas veces me tocó volar con él, y en los viajes me trató como una reina, creó que eso fue lo que hizo que me enamorará de él.

Desayunamos y luego nos vamos a broncear, hay una piscina, tipo jacuzzi, de lo más de rica, me parece tan increíble que Viktor no busque lado para estar conmigo, estamos nosotros solos aquí, ¿Quién nos va a ver?

Pero no, mi lindo esposo me ignora, no me presta atención.

—Amor, ven métete aquí conmigo, el agua está muy rica.

—En un rato voy—Me dice sin apartar la vista de su teléfono.

Me lo quedo viendo, a ver si puedo deducir lo que hace, «Trabajo no es» De pronto sonríe, y me imagino que es lo que está haciendo, las ganas de llorar se acumulan en mi pecho, las lágrimas se me salen solas, no soy atractiva para mi esposo, ¿Por qué se casó conmigo entonces?

Me hundo en la piscina para disimular las lágrimas.

El día está terminando y volvemos al hotel, solo quiero hacer una prueba, así que voy a intentar algo, si se me da, sé que me va a matar, ya que mi inocencia se ha ido.

Estamos en el hotel, el bronceado que tengo me hace ver increíble, me desnudo y me planto frente a él, él quita la vista del teléfono y me mira de arriba abajo.

—¡Estamos en nuestra luna de miel y no me has tocado!—Me subo sobre la cama gateando sobre su cuerpo, lo veo tensarse.

—Cariño, mejor vamos a descansar—Llego hasta él, y lo beso con pasión, él me responde igual, con frenesí, es tanta la pasión que me siento excitada, contoneo mi cuerpo sobre el suyo y él agarra por aquí, por allá por todos lados.

—¡Viktor, mi amor, hazme tuya!—Casi le suplico aquello.

Él no me dice nada, solo besa, muerde, me hace gemir, de lo excitada que estoy, me gira para quedar sobre mí, donde sigue con los besos y las caricias, pero noto algo extraño, él está excitado, pero su miembro no está endurecido.

Lo miro con extrañeza—Lo siento Svetlana, se sienta al borde la cama.

—¿Qué pasa cariño?, ¿tienes algún problema?—Me preocupó, anoche lo vi con esa mujer, ¿Será que con ella le pasó igual?

—¡No sé qué me pasa!—Golpea la cama—No entiendo que me pasa, me gustas, me encantas, siento muchas ganas de estar contigo, pero pasa esto—Señala su entrepierna.

Cómo le pregunto si con la mujer con la que estaba anoche le pasó lo mismo, muerdo mis uñas, nerviosa.

—¿Te pasa con otras mujeres?—me mira confundido, sé que es extraño preguntar eso, pero ajá, tengo que saber.

—¡Yo no estoy con nadie más!—Me mira ofendido, y si no fuera porque lo vi anoche, le creería. Cínico.

—Amor, esto es algo que debemos resolver, y tienes que tener confianza conmigo, dime, me va a molestar, pero tengo que saberlo—le hablo con dulzura para que pueda decirme las cosas.

—No, bueno, solo he estado con una mujer y con ella si pude, ¡no sé qué me pasa contigo!—mete la cara entre sus manos—Parece afectado.

Ok ya veo, entonces soy yo, por eso él está con esa otra mujer, porque conmigo no funciona, ahora me siento muy mal, yo fui una inconsciente metiéndome con ese desconocido, sin saber, pero que sé yo de su problema, no soy adivina.

—Svetlana no quiero que me dejes, yo te amo—Súplica—no sé qué me pasa, por favor no te vayas a separar de mí, vamos a buscar ayuda, vamos a solucionarlo—Me da tanta pena verlo así, yo también lo quiero, lo quiero mucho.

—¿Entonces las vacaciones se van a terminar?—Me muerdo el labio.

—No—Me mira con los ojos bien abiertos—No, vamos a terminar la semana, luego seguiremos con nuestras vidas, si quieres puedo hablar con mi papá para que tus vuelos los hagas conmigo y así pasar más tiempo juntos—Me da un beso en las manos.

—Está bien amor, lo que te haga feliz a ti, sabes que ahora somos esposos, somos uno—Le doy un beso.

Todas las tardes voy a la playa, aunque no lo quiera admitir, quiero ver a Alexandre, me agrado mucho conversar con él, Viktor no ha vuelto a salir solo, seguramente su amante se fue.

Ahora estamos de regreso en la vida, real, estamos en Moscú, de nuevo, caminamos por el aeropuerto tomado de la mano, felices, o eso parece.

Las apariencias engañan, aunque la semana termino muy bien, me siento tan triste, le daré la oportunidad de hacer algo por nosotros, él no puede pretender solo estar con otra, ¿y yo qué?, lo que yo siento deseo que pasa con eso.

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