Era una mañana lluviosa y ya se me había hecho tarde para ir a trabajar. Tuve que salir deprisa para poder tomar el autobús a tiempo. Era un día cualquiera, mi vida era tan aburrida: de mi casa al trabajo y del trabajo a mi casa. Esa era mi rutina diaria. Casi no tenía amigas y mi familia vivía lejos, solo la podía visitar un fin de semana al mes. Me sentía tan deprimida y pensaba que quizás el amor nunca tocaría a mi puerta. Los días pasaban y pronto llegaría mi cumpleaños número 25. Estaba tan triste y envidiaba a mis compañeras cuando las oía hablar que en sus cumpleaños lo habían pasado con sus novios, mientras yo no sabría si este año lo festejaría al lado de mi familia o quizás me la pasaría sola. Iba tan perdida en mis pensamientos que no me di cuenta cuando choqué con aquel hombre. Rápidamente pedí disculpas y levanté mi rostro, pero quedé paralizada por aquel hombre. Era tan guapo, cabello negro y con una mirada penetrante. Era tan alto que ¿cómo fue que no me di cuenta que chocaría con él? De pronto recobré los sentidos y él, muy enojado, me dijo que mirara por dónde iba. Me volví a disculpar de nuevo y él solo me miró tan fríamente y siguió su camino. Muy enojada, me quedé parada mirando cómo se iba. Cuando de repente escuché sonar mi teléfono. Era Violeta, mi única amiga y compañera de trabajo, que me llamaba porque ya era tarde y yo aún no llegaba. Colgué y empecé a correr para llegar lo más rápido posible.
Ya en el trabajo, me encontré con Violeta. Me dijo que hoy nos presentarían al nuevo presidente de la compañía. A mí no me importaba mucho porque yo seguía pensando en aquel hombre con el que había chocado esta mañana. De pronto, Violeta se acercó.
Violeta: -Alexa, escuché que el nuevo presidente es joven y súper guapo, y lo mejor es que es soltero.
Alexa: -Qué bien.
Violeta: -Amiga, ¿te pasa algo? Vi desde que llegaste que estás más distraída de lo normal. Ni siquiera siento que te importe lo del nuevo jefe.
Alexa: -No es nada. (nerviosa)
Violeta: "No te creo, quizás te pasó algo y no quieres contarme."
Alexa: "Bueno... lo que pasa es que conocí a un hombre realmente guapo, quizás no lo vuelva a ver." (Respondí muy triste).
Violeta: "¿Cómo pasó? Cuéntame."
Alexa: "Fue esta mañana cuando venía camino al trabajo, pero fue por accidente. No vi por dónde iba y choqué con él. Ni siquiera pude disculparme adecuadamente con él porque me puse muy nerviosa."
Violeta: "Ay amiga, te entiendo. Si es tan guapo como dices, yo también no podría olvidarlo. Quizás ya es tiempo de que empieces a conocer a alguien. Ya han pasado 2 años desde que terminaste con aquel y te has negado a conocer a alguien más."
Alexa: "Lo sé, pero yo realmente lo amaba. Hice todo por él y solo me usó y me hizo perder el deseo de encontrar a otra persona. No quiero volver a sufrir. Lo mejor es que olvide a aquel hombre. Además, quizás no lo vuelva a ver."
De pronto, nos empezaron a reunir por el nuevo presidente que ya había llegado. Todas las compañeras y Violeta estaban emocionadas por conocerlo. A mí no me importaba porque de alguna manera no podía sacar de mis pensamientos a ese hombre. De repente, nuestra jefa empezó a hablar y dar la bienvenida. Todos empezamos a aplaudir y de repente me quedé sorprendida al ver que el nuevo presidente era el mismo hombre con el que había chocado. No lo podía creer. Traté de estar tranquila.
Jefa: "Le damos la bienvenida al nuevo presidente, Gael Garza."
Gael: "Gracias y mucho gusto. Como ya escucharon, mi nombre es Gael. Soy el nieto del antiguo presidente. A partir de hoy, yo estaré a cargo."
Todos aplaudimos, pero yo me sentía nerviosa por la tal casualidad. Violeta me miró y se dio cuenta de que algo me pasaba.
Violeta: "¿Qué pasa? Parece que has visto un fantasma."
Alexa: "Así parece."
Violeta: "¿Por qué lo dices?"
Alexa: "Es que el hombre con el que choqué en la mañana es el mismo que ahora será nuestro presidente."
Violeta quedó igual de sorprendida que yo. De repente, volteó en dirección donde nos encontramos, pero traté de disimular. Quizás ni se acuerde de mí. Como es posible, muero de vergüenza. Empecé mal con el nuevo presidente. Traté de estar tranquila y decidí ir al baño para tranquilizarme. Me mojé el rostro y decidí salir como si no pasara nada. Es mejor olvidar lo que pasó.
Salí del baño y estaba tan perdida en mis pensamientos que no me di cuenta de que volví a chocar con alguien. Cuando miré, no podía creer que estaba chocando de nuevo con el presidente.
Gael dijo, enojado: "De nuevo se te está haciendo costumbre chocar conmigo".
Alexa respondió: "Disculpe, no fue mi intención".
Traté de seguir mi camino, pero sentí que Gael me agarraba del brazo. Él dijo: "Estás tratando de llamar mi atención, pero no lo vas a lograr. Conozco a mujeres como tú que tratan de llamar mi atención. No creo en las coincidencias".
Al oír todo lo que decía, me enojé tanto que perdí los estribos y mi reacción fue darle una cachetada. Todo quedó en silencio y me miró tan enojado pero a la vez tan sorprendido. Cuando reaccioné, no pude creer lo que acababa de hacer: yo, Alexa, había cacheteado al presidente Gael. ¿Qué hago? Pero él fue quien me insultó y no podía dejarlo así.
Gael: "¿Qué acabas de hacer?" (molesto)
Alexa: "Usted tiene la culpa. Piensa que porque es guapo y rico puede insultarme. Yo seré su empleada, pero no merezco ser tratada así. Ni siquiera lo conocía ni sabía quién era hasta que entró y se presentó. Si piensa que todas mueren por usted, está muy equivocado." (llorando)
Gael: "Como ya te dije, no creo en las coincidencias y muchas mujeres han intentado los mismos trucos para acercarse a mí."
Alexa: "Piense lo que quiera y si quiere despedirme, hágalo. No me interesa trabajar con alguien como usted. Esta mañana era la primera vez que lo había visto."
Me di la vuelta y lo dejé parado. No volví a ver su rostro, pero sentía una mirada feroz por mi espalda. Me fui hacia donde se encontraba Violeta. Iba tan asustada pero a la vez enojada por lo sucedido. No sabía qué hacer y no escuché que me hablaba mi amiga.
Violeta: "Alex, ¿estás bien?"
Alexa: "Mmmm."
Violeta: "¿Qué tienes? ¿Te pasó algo?"
Alexa: "Estoy loca. Perderé mi trabajo."
De repente entró el Sr. Gael y nuestras miradas se cruzaron. Solo quería que este día terminara lo más rápido posible. Traté de recuperar la compostura y de pronto escuché a alguien que me habló. Era Daniel Castillo, él era mi mejor amigo y también trabajaba ahí. Además, era muy guapo y todas las mujeres que trabajaban con nosotros me odiaban porque se la pasaba siempre junto a mí. Y a todas las que se le habían declarado, las había rechazado. Todos pensaban que él y yo éramos novios porque él siempre se comportaba tan cariñoso y amable conmigo.
Daniel: "Hola, Alexa. ¿Estás bien? No te había visto."
Alexa: "Hola, Daniel."
De repente, el Sr. Gael empezó a hablar y dijo que quería invitar a todos a comer y tomar unas bebidas para celebrar su nombramiento. Todos aplaudieron y se alegraron. Yo no quería ir, pero nos dijo que nadie podía faltar. Y así transcurrió el día. Violeta y Daniel me tomaron del brazo para irnos juntos al bar donde sería la reunión. Sabían los dos que no me gustaba salir y esta era una oportunidad para pasar un rato los tres juntos. Pero yo solo recordaba lo sucedido con el Sr. Gael.
Ya en el bar, nos sentamos. Yo traté de relajarme, al fin y al cabo, quizás iba a ser el último día de trabajo. Pero traté de relajarme y disfrutar. Todo transcurría bien, pero de repente sentí una mirada. Cuando vi quién era, me asusté de nuevo: el Sr. Gael no dejaba de mirarme. Me levanté y le dije a Violeta que quería irme a mi casa, porque ya era tarde. Ella me dijo que si me acompañaba, pero le dije que no, que siguiera disfrutando, que llamaría un taxi para que me llevara a casa. Ella insistió, pero logré convencerla. No veía a Daniel, así que le dije que me despidiera de él, que mañana los vería en el trabajo. Salí de ahí lo más rápido posible, porque de alguna manera el Sr. Gael no dejaba de mirarme. Ya afuera, en lo que esperaba un taxi, sentí que alguien se me acercó y me dijo:
Daniel: Alex.
Miré y era Daniel que me gritaba que lo esperara, que me acompañaría a mi casa. Me alegré porque así no me iría sola, pero me sorprendió cuando vi que detrás de él venía el Sr. Gael, quizás también ya se iba a casa. De repente, se quedó parado en la entrada, mirando en dirección a nosotros. Su mirada era tan penetrante y fría que daba miedo.
Daniel le hizo la parada a un taxi y me dijo que subiera. Llegamos a mi casa y nos despedimos. Él vivía al lado. Nos despedimos y de pronto él me dijo:
Daniel: Me gustaría algún día salir contigo. (Nervioso)
Alexa: ¿Tú y yo solos? (Sorprendida)
Daniel: Sí, si tú quieres... o podemos invitar a Violeta.
Alexa: No, está bien. Ya hace mucho que no salimos solos tú y yo como amigos. (Nerviosa)
Daniel sonrió, pero al decirle que como amigos, noté que se puso un poco triste. Quizás lo imaginé, pero yo sabía que había alguien que le gustaba. Nunca quiso decirme quién era esa persona y tampoco quise preguntarle, porque de algún modo me sentía celosa de esa mujer, porque a mí también me gustaba. Pero nunca tuve el valor de decirle lo que sentía. Yo no era tan bonita en comparación con él, por eso nunca pude decirle, y menos cuando él me dijo que no le hacía caso a nadie, porque él ya estaba enamorado de una chica y que pronto le diría lo que sentía por ella, ya que no quería asustarla.
Alexa: "Bueno, que pases una linda noche".
Daniel: "Gracias, igual tú. Nos vemos mañana".
Me metí rápidamente en mi departamento. Tenía tantas emociones dentro de mí. Había sido un día de locos por todo lo que pasó con el Sr. Gael y luego con la invitación de Daniel. Quizás esta noche no duerma.
Ya en mi departamento, me quedé parada por unos minutos en la puerta. Pensé que sería un día normal, pero no tuvo nada de normal. Decidí tomar un baño antes de dormir y tranquilizarme. Tenía que pensar qué es lo que haría con el asunto relacionado con el Sr. Gael. Quizás me despidan. ¿Qué haré? Quizás deba hacer como si no pasó nada y tratar de no taparme con él, pero... Me quedé pensando en su mirada. Era fría, pero no podía negar que era seductora. De hecho, todo en él es perfecto. Lo mejor es olvidarme del asunto y tratar de hacer como si no pasó nada. Quizás mañana se olvide de quién soy.
Salí del baño y me puse mi pijama. Me acosté, pero no tenía ni una gota de sueño. Traté de no pensar en nada para poder dormir, pero de pronto se me vino a la mente Daniel y su invitación. Recordé que tenemos varios años siendo amigos y siempre ha estado en los peores momentos para mí. Hasta estuvo conmigo cuando aquel idiota me hizo sufrir. Fue después de eso que me di cuenta de que me gustaba, pero quizás fue muy tarde porque él me dijo que le gustaba alguien y decidí callarme lo que sentía por él. De repente, sonó mi teléfono. Era un número desconocido. Decidí no contestar, pero no dejaba de sonar. ¿Quién será? Pero mejor decidí apagarlo. Casi nadie tenía mi número y quizás es alguien que se equivocó. Después de tanto dar vueltas en mi cama, me quedé dormida y llegó la mañana. Sonó el despertador. Me paré para preparar mi desayuno e irme al trabajo. De repente, escuché que tocaron mi puerta. Me asomé y era Daniel. Se me quedó mirando.
Daniel: -Hola, buenos días (sonriendo). Parece que no pudiste dormir.
Alexa: -Hola. La verdad, no se nota mucho.
Daniel: -Mmm, sí. Pero aún así, te ves bonita.
Alexa: -(sonrojándose) No mientas.
Daniel: -Jamás te mentiría. Tú eres muy bonita, aunque no lo creas.
Traté de cambiar rápido la conversación porque ya estaba muy nerviosa.
Alexa: -Ya... ¿ya desayunaste?
Daniel: -No.
Alexa: -Entonces, ¿quieres pasar y desayunar antes de irnos al trabajo?
Daniel: -Sí, me encantaría.
Tenías mi cara tan roja que parecía un tomate. Mientras tanto, Daniel no dejaba de mirarme y sonreír. Terminamos el desayuno y nos dirigimos hacia el trabajo. Estaba decidida a no tomarme de nuevo con el Señor Gael. No quería tener más problemas, pero por ir pensando, no me di cuenta de que tropecé. Daniel rápidamente me atrapó y cuando abrí los ojos, su cara estaba muy cerca de la mía. Él me decía con voz preocupada si me encontraba bien, a lo que yo asentí con la cabeza. Nos levantamos y a lo lejos vi al Sr. Gael de nuevo con esa mirada fría que se nos quedó mirando, pero después siguió su camino. Yo estaba tan avergonzada, pero le agradecí a Daniel el que me haya salvado.
Entramos y Violeta ya nos estaba esperando. Se veía que tampoco había dormido mucho y su cara lo decía todo.
Alexa: "Hola Violeta, ¿cómo te fue anoche?"
Violeta: "Hola, creo que debí irme cuando te fuiste. Tomé demasiado y ahora tengo resaca. Ojalá hoy no sea un día pesado."
Daniel: "Nunca cambiarás, Violeta. Siempre dices lo mismo."
Los tres empezamos a reír y nos fuimos a nuestros lugares de trabajo para quedar en ir a comer los tres juntos. De repente, oí que me hablaban. Era un hombre joven que no había visto.
Asistente Yair: "Buenos días, ¿usted es la señorita Alexa?"
Alexa: "Sí."
Asistente Yair: "Mucho gusto, mi nombre es Yair Gómez. Soy el asistente del Sr. Gael y vengo porque necesita hablar con usted."
En ese momento, pensé: "Me va a despedir. Estoy perdida." Daniel me miró.
Daniel: "¿Qué pasa? ¿Por qué te está buscando el Sr. Gael? ¿Hiciste algo que no nos dijiste?"
Alexa: "Sí, pero no puedo decirte ahora."
Yair me presionaba con la mirada para ir hacia donde estaba su jefe. Daniel y Violeta se quedaron mirando un poco preocupados, mientras yo temblaba por dentro. Llegamos hacia su oficina y toqué. Oí una voz que decía: "Pasa y cierra la puerta". Entre temblando y me quedé para en silencio cuando él empezó a hablar.
Gael: "Parece que te gusta jugar a la chica frágil con los hombres."
Alexa: "Eso no es cierto."
Contesté algo molesta. Él se paró de su silla y caminó hacia donde estaba.
Gael: No sé qué juego estás jugando, pero no me gusta.
Alexa: ¡Qué juego! Ya le dije que no soy esa clase de mujer. Si solo me llama para humillarme, prefiero irme de aquí.
Caminé hacia la puerta rápidamente cuando me jaló del brazo y me puso contra la pared. Lo miré y empecé a llorar de miedo.
Gael: ¿Qué pasa? ¿Sigues tratando de seguir con tu papel de chica frágil?
Alexa: Ya le dije que yo soy así. No sé qué tipo de trauma tenga con las mujeres, pero ya déjeme en paz.
Gael: Está bien, te dejaré en paz, pero desde ahora serás mi nueva asistente.
¿Qué era lo que estaba pensando este tipo en su cabeza?
Alexa: No quiero, me niego (grité).
Gael: Si no aceptas, entonces pasa por tu liquidación.
Me quedé pensando. Ayer, cuando le dije que no quería trabajar con él, solo lo hice por la emoción del momento. No estaba pensando bien las cosas. Si me quedo sin empleo, ¿qué será de mí?
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