Han pasado casi seis meses desde que estoy trabajando en el despacho de
arquitectos Randolf, Waldorf y asociados, admito que fue una sorpresa para mi
saber que, pese a que los socios eran relativamente jóvenes, ninguno pasaba de
los treinta y seis años, su despacho ya contaba con cierto prestigio, eso habla de
lo dedicados que son los jefes y es por eso que yo no quería dar una mala
impresión respecto a mi desempeño.
He estado atiborrada de trabajo, ha sido un proyecto tras otro y varios a la vez y si
de por sí he de admitir que cuando me enfrasco en mi trabajo se me olvida hasta
comer, ahora con mayor razón dedicaba la mayor cantidad de tiempo posible a las
partes que me correspondían de los proyectos. Aunque todo ese trabajo me había
servido un poco para olvidarme de mi exnovio y la toxica relación que habíamos
tenido por años, de hecho, con tanto que hacer en los proyectos hace unos días
me di cuenta que me había olvidado hasta de lavar mi ropa, mi casa estaba hecha
un desastre y el cesto de ropa estaba desbordándose.
No me quedaba prácticamente nada que se viera presentable para el trabajo
-que bruta, como pude dejar que eso pasara-
Busque en los cajones y el fondo de mi armario y encontré una blusa color
durazno, me encantaba esa blusa, pero no solía llevarla al trabajo ya que el diseño
tenia un espacio entre los ojales y los botones que hacia que se pudiera ver
fácilmente parte de mi sostén y de mi piel por supuesto, si veías con atención
podrías ver mi ombligo a través de esa blusa.
Busque una camiseta que pudiera ponerme debajo, pero por su puesto, todo
estaba sucio.
-Maldición-
Al final encontré un crop top color con detalles de encaje en color lila, quizás no
era lo ideal, pero fue lo mejor que mejor que pude encontrar, me puse un pantalón
de mezclilla y un blazer azul marino para cubrir la blusa y así partí a toda prisa al
trabajo ya que por todo el lio de buscar algo presentable entre mi montaña de ropa
había perdido tiempo valioso.
Al llegar al edificio donde se encuentra la oficina subí al ascensor y me encontré
con uno de los socios y solo suplicaba que no me reprendiera por estar llegando
casi quince minutos tarde.
-buenos días jefe-
-buenos días, señorita Taibó-
El jefe iba de la mano de una chica hermosa, alta delgada, bien arreglada, cabello
perfecto, maquillaje perfecto, postura perfecta, era mi perfecta antítesis y agradecí
que el jefe estuviera demasiado ocupado con toda esa perfección como para notar
mi retraso, no puse atención a su plática, solo podía pensar en que quería llegar a
la oficina antes de que me reprendieran.
Al llegar al cuarto piso la chica se despidió del jefe con un beso en la boca y bajo
del ascensor en la agencia de modelos que estaba 2 pisos debajo de nuestra
oficina, no pude evitar reír internamente y pensar en el ridículo cliché que acababa
de presenciar, un hombre de negocios, una hermosa modelo y para rematar una
empleada del hombre de negocios en un ascensor, por suerte yo no estaba
enamorada del hombre del ascensor, no que no fuera atractivo, todo él era un
cliché por si solo de lo bueno que se veía el desgraciado, pero meh... tampoco es
como si me fuera a enamorar solo por eso, traté de ocultar mi sonrisa del jefe para
no meterme en problemas por suerte llegamos en casi nada a nuestro piso y cada
quien tomó su camino.
Antes de ir a mi cubículo estuve revisando varios detalles de los planos con otros
colegas que estaban en los mismos proyectos que yo. Para cuando terminamos
ya era casi medio día y el sol estaba en su punto máximo.
Planeaba quedarme todo el día con el blazer, pero estando en verano, hace calor
en todos lados y la oficina no era la excepción trate con todas mis ganas, pero no
estoy hecha para el calor, al final tuve que ir al baño para poder quitarme la blusa
y refrescarme un poco antes de ponerme a trabajaren mi cubículo.
Refresque mi cara y mi cuello con un poco de agua y cuando estaba por tomar
una toallita para secarme tuve una sensación de incomodidad como si alguien
estuviera mirándome.
Gire mi cabeza hacia la puerta del baño preparándome para responder cualquier
clase de juicio que quisieran hacerme, después de todo no era como si estuviera
haciendo algo indecente solo estaba refrescando me un poco para poder continuar
eficientemente con mi trabajo.
Pero al terminar con esos cinco microsegundos de reflexión y terminar de girar
hacia quien me observara.
Oh sorpresa.
-JEFE… Que… ¿qué hace usted aquí? - no sabía que hacer me quede paralizada,
y él tenía una expresión como de asombro y culpa y más le valía ya que estaba en
el baño de mujeres.
-eh…disculpa por esto, pero el baño de hombres tuvo una avería y lo están
arreglando, justo acabamos de enviarles un aviso de que los baños serán mixtos por unos días.
-ah, yo los siento, no lo he leído aún.
-eh… descuida, ahora si no te molesta, voy a pasar.
-si claro, yo… lo siento- apenas entonces reaccioné que aún no me había puesto la blusa.
-descuida, aquí no ha pasado nada.
Dios que tonta y exhibicionista me sentí en ese momento, me abotoné la blusa con prisa y salí corriendo del baño, directo a revisar los malditos correos por si meperdía de otra cosa ñ.
y a hacer mi trabajo lo mejor que pudiera para demostrar que no tenía intenciones ocultas. Tal vez suene ridículo, pero era lo único que pasaba por mi mente en ese momento.
Dios que vergonzoso.
El resto del día me enfrasque de lleno en mi trabajo no Sali de mi cubículo ni para
comer, no quería toparme con el jefe.
Para el final del día parecía haber superado el asunto, o tal vez fue expulsado de
mi mente por toda la carga de trabajo que tenía – bendito trabajo-
Guarde los planos y todo lo que estaba ocupando, apague mi equipo y me dispuse
a salir en busca de algo de comer ya que estaba muriendo de hambre.
Al salir de mi cubículo y cerrar la puerta, oh rayos mi jefe estaba saliendo de su
oficina también y además caminaba directo hacia mí, en ese momento sentí que
regresaba a mi edad de secundaria y quería salir corriendo para evadir a un
profesor después de alguna travesura o algo así, pero esos no es lo que hacen los
adultos, -maldición que molesto es madurar-
Estuve a punto de dar la vuelta y seguir mi camino, pero el me llamo directamente.
-señorita Taibó, espere un segundo-
Lo único que pude pensar fue, maldición, trágame tierra, no sé por qué, pero con
cada paso que el daba en mi dirección yo sentía como mis piernas se iban
volviendo más flácidas, aunque quisiera irme sentía que no podía dar un solo paso
sin caerme, y ya era suficiente con lo de la tarde, un ridículo mas no por favor.
Solo espero que no me despida.
-tenga-
-¿ehh?-
-esto es suyo ¿no?, lo dejo en el baño hace rato-
Extendió su mano hacia mi con una prenda azul.
Era mi blazer claro, ¿cómo pude olvidarme del todo el día?
-ah sí, gracias jefe, no sé cómo pude olvidarlo-
-creo que yo tengo una idea de cómo-
Me decía mientras trataba de disimular la sonrisa que se formaba en su rostro.
-bueno… gracias, yo… me retiro, hasta mañana jefe- eso decía yo mientras
trataba de salir de la situación lo más honrosamente posible cuando de repente
sentí su mano en mi hombro mientras se acercaba para decirme.
-señorita Taibo, su blusa está mal abotonada-
-MALDICIÓN- fue lo único que puede decir, o gritar, mientras instintivamente
llevaba mis manos hacia mi rostro para cubrir mi vergüenza.
-ja…JAJAJAJAJAJA-
-no sea así, porque se burla de mi jefe- sentí que empezaba a entrar en un modo
un tanto infantil, pero ya no podía más, mi torpeza me había desarmado del todo
empecé a sentir una lagrimita tratando de salir de mi ojo cuando siento su mano
en mi cabeza. - ¿Por qué a la gente le encanta tocar mi cabeza? - pensé un poco
molesta.
- lo siento no ha sido apropósito\, pero no lo he podido evitar\, es verdad que todo
esta ha sido un poco vergonzoso, pero tu los has vuelto muy gracioso-
-JEFE…- claro él se podía reír porque toda la vergüenza había sido mía.
-no te que no has salido a comer, que te parece si te invito la cena-
-eh… yo…- quería decir que no, pero si tenía mucha hambre.
-creo que este día ha sido muy vergonzoso para ti, será mejor que puedas superar
esa vergüenza si quieres seguir trabajando eficientemente ¿no crees? -
-bu… bueno, tal vez si- conteste mientras trataba de abotonarme correctamente y
no mirarlo a la cara.
El trayecto fue un poco incomodo, mientras íbamos en el ascensor podía sentir su
mirada y su mirada y su sonrisa burlona.
-jefe, ya dejé de burlarse de mi por favor-
-Jaja, disculpa, pero te aseguro que no es por el incidente, es más bien que con
los pucheros que haces, verte es como ver un conejito enojada y eso es bastante
gracioso-
-jefeeeee-
-de acuerdo, lo siento señorita Taibo, tratare de no reírme más-
-dice que no lo hará, pero usa sus manos para cubrir su risa-
-jaja, quizás ayudaría un poco que dejaras de hacer esos pucheros, de verdad que
es como ver a un conejo o un cachorro enojado, lo siento señorita Taibo, le
aseguro que no es mi intención ofenderla-
No contento con seguirse burlando, otra vez estaba agarrando mi cabeza, ¿Qué
demonios le pasa a la gente con mi cabeza, es por eso que ya no dedico tanto
tiempo a arreglar mi cabello, desde la universidad no he podido llegar con mi
peinado en buen estado hasta el final del día, de tanto que a la gente le gusta
estar agarrando mi cabeza, así que termine por rendirme y ahora solo llevo el
cabello suelto o con un chongo improvisado en los días de calor.
Estaba a punto de rechazar la invitación a cenar, pero después recordé que
cuando tengo mucha hambre me pongo de mal humor y además no tenía ganas
de preparar algo esta noche.
Al llegar el ascensor me encontré con la cosa mas pequeña de la oficina, era tan chiquita que cuando llego a la oficina casi sentimos que era ilegal aplicar el juego de calificaciones con ella además de que siempre llevaba ropa holgada, no usaba escotes ni prendas ceñidas, era realmente difícil adivinar que tipo de figura tendría así que al final le dimos un siete porque lucía carismática y muy segura de símisma a pesar de su estatura, tenía una cara tan juvenil que hacía difícil adivinar su edad, era la única mujer a la que habíamos calificado por cualidades no físicas.
bueno tiene un rostro lindo es un poco cachetona por lo que se ve un poco infantil.
Si los hombres somos unos bastardos por llevar ese juego de calificar físicamente a todas las mujeres que conocemos, pero fuera de eso jamás les faltaríamos al
respeto, solo es nuestra manera de admirarlas.
Me he llegado a preguntar que edad tiene, de no ser por su título de arquitecta juraría que va en la secundaria.
-buenos días jefe-
-buenos días, señorita Taibo- dios era realmente pequeña, el tubo de planos que lleva con ella es casi de su tamaño, es realmente curioso observarla.
De repente siento que Mariela toma mi mano y se restriega un poco contra mí - ¿Qué estás viendo? pregunta ella.
-nada linda- jajaja casi parece que estuviera celosa del pequeño duende que acaba de llegar.
Aunque hoy el duende viene un poco mas casual que de costumbre -no le queda mal.
-que puntuación le han dado a la enana- pregunta Mariela. Jajaja, apenas puedo contener la risa, no entiendo su interés por ella.
-siete- respondo conteniendo mi sonrisa.
-creo que han sido muy consideradas con ella, no parece tener mucho chiste.
responde Mariela, me da un apasionado beso en la boca y se despide.
-Nos vemos, tal vez pase a tu casa cuando regrese-
JAJAJAJA, apenas puedo contener la carcajada, una hermosa modelo marcando territorio días después de haber dejado claro que lo nuestro era meramente físico ya que con su carrera en ascenso no podía perder su tiempo en romances tontos.
Bueno después de todo, no es como que a mi me interesara algo formal tampoco, pero, aun así. Gracias por este divertido momento enana. Jajaja.
Después de varias horas trabajando en la oficina y Justo ahora que toda el agua que he ingerido esta haciendo efecto recuerdo que no he mandado el maldito aviso de que los baños serán compartidos debido a una avería en el baño de hombres.
Mensaje enviado y ahora todas parecen estar en sus puestos de trabajo así que no habrá altercados y ahora voy a correr al baño.
-pero que demo… ¿es el duende? - cierto no me fije si ella estaba en su cubículo
Bueno viéndola así ya me queda muy claro que es una mujer adulta, quien diría que un cuerpo tan pequeño podría tener tantas curvas.
-JEFE…-
-he…- rayos ya no recuerdo que hago aquí; ah si los baños
-ah… lo siento…-
Rayos que clase de prenda es esa, no me puedo concentrar, como hago para no verla.
-… si no te molesta, voy a pasar-
-si claro, yo… lo siento-
Vaya se ve tan tierna cuando se ruboriza, pero ese cuerpo provoca una reacción totalmente opuesta a la ternura ¡maldita sea tapate mujer! Apenas puedo mantenerme calmado
Veo como se abotona con prisa y sale corriendo, de acuerdo, a lo mío.
Mientras me lavo las manos me doy cuenta de que ha olvidado su blazer, me dirijo
a su cubículo con la intención de devolvérselo, pero se ve que está trabajando
como loca, parece que pasar por ese momento incomodo la volvió excesivamente productiva, para que interrumpirla, me gusta que mis empleados sean eficientes.
Al llegar a mi oficina siento una extraña curiosidad por oler su prenda… huele bienbuñl un poco a cítricos, un poco fresca ¿porque se habrá vestido así hoy? ¿tendrá una
cita o algo así? Por un momento pasa por mi mente la idea de comentarle a
Demian y Vincent que deberíamos reconsiderar su calificación, pero ya bastante insensato es llevar este juego, no quisiera exponerla de esa manera, sería una
falta de respeto y puede afectar su trabajo, además de que es una buena empleada. Como sea, hora de trabajar.
Ya casi es la hora de salida y el duende no ha salido de su cubículo ¿siempre es así de intensa en el trabajo?
Bien creo que es mejor irme y pasar a entregarle su prenda. Al salir de la oficina veo que ella va saliendo también, asi que es el momento oportuno para entregarle su prenda.
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