- Mamá\, voy llegando al trabajo.
- De acuerdo hija\, no te olvides de comunicarte con tu hermano. Necesita de tu apoyo para conseguir el trabajo en Trivan Company.
Sophia de detiene de repente.
- ¿Hola? ¿Hija? ¿Estás ahí?
- Si mamá\, aquí estoy. Tengo que colgar.
Sophia cuelga y mete su teléfono en su cartera. Estaba enfrente de la empresa donde trabajaban desde hace 2 años, se sentía agradecida que sus padre le hubieran pagado los estudios, ya que gracias a ellos era lo que era hoy en dia: secretaria del asistente en jefe del CEO, si, era un logro para ella, a pesar de tener un titulo de Diseñador gráfico. Pero llevaba 5 años de relación con Oliver, su novio, se habían comprometido solo unos meses atrás, y la boda era en sólo 2 meses.
- Todo sea por el bien de mi nueva familia.
Dice Sophia mientras se toca el vientre con una sonrisa en los labios. Ella llega a su puesto y coloca su cartera.
- Amiga\, debes de contarme todo.
Dice su amigo, Cristian.
- ¿Contarte que?
- ¿Como que qué? Vas a casarte\, quiero ser el padrino. Dime que si.
Sophia sonríe.
- De acuerdo\, lo serás. Además\, la familia Sainz Lorenz tiene un nuevo integrante.
Cristian se lleva las manos a la boca.
- ¿Qué?
- Estoy embarazada\, pero Oliver aún no lo sabe\, quiero darle la sospresa.
Cristian se queda atónito.
- ¡Seré tío!
- Shhh\, no quiero que la gente se entere\, ya sabes como son con los chismes.
Cristian se tapa la boca de repente.
- Lo siento. Estoy muy feliz por ti. Ese bebé es una bendición.
Sophia asiente.
- Lo es. Por eso\, decidí renunciar al trabajo.
- ¿Que? ¿Renunciar?
- Si\, quiero dedicarme a mi bebé y a Oliver\, llevaré mi carta de renuncia a Recursos Humanos.
Sophia toma su carta de renuncia de su mesa pero Cristian la detiene.
- ¿No estás tomando una decisión apresurada? Puedes seguir trabajando y tener ahorros para cuando el bebé nazca.
Sophia piensa lo que dice su amigo, pero sabe que Oliver velará por su bienestar. Su trabajo ahora es lo de menos.
- Mi decisión es la correcta. Hablamos luego.
Sophia le posa su mano a Cristian en el hombro, sonríe y empieza a caminar. Su amigo la mira moviendo la cabeza en forma de negación.
- Hola\, quiero renunciar a mi puesto\, aquí esta mi carta de renuncia.
Mary, de Recuersos Humanos toma el documento y la mira.
- De todos los empleados\, eras la última en mi lista que lo haría.
- Ya estuve suficiente tiempo aquí. Además\, me voy a casar pronto.
Mary asiente.
- Y con más razón\, necesitas el trabajo\, una boda implica gastos.
- Oliver se encargará de eso.
Mary no dice nada.
- Por el hecho de que renuncie\, no quiere decir que dejaremos de ser amigas\, te invitare a la boda. ¡Estarás en primera fila! ¡No! ¡Serás una de mis madrinas! ¿Que dices?
Mary sonríe y le da un cálido abrazo.
- Será un placer. Espero que Oliver sea un buen esposo.
- Lo será. Nos mantendremos en contacto. Hasta luego.
Se abrazan y Sophia camina hacia el pasillo. De repente siente su teléfono sonar.
- ¿Un mensaje de Oliver? Nunca me escribe a ésta hora.
Mensaje de: OLIVER. 9:00a.m
Sophia, ya no quiero casarme contigo, no te amo, nuestro compromiso queda cancelado, me iré muy lejos, quiero reencontrarme conmigo mismo, no pienso volver, espero que seas feliz.
- ¿Que?
Sophia siente nauseas y mareos, de repente, se agarra de una pared cercana. Ve un asiento, se calma y se sienta. Ella mira unos pies al frente de ella.
- ¿Eres Sophia Lorenz?
Sophia mira a la persona, una mujer de unos 25 años, menor que ella, viste muy elegante.
- Soy yo.
La desconocida la mira de arriba a abajo con esceptismo.
- No puedo creer que Oliver tenga un amorío con una chica como tú. Pareces una pueblerina.
- ¿Amorío? No entiendo.
La mujer saca su teléfono, lo revisa y vuelve a mirar a Sophia.
- Un amorío\, con mi marido.
Sophia no puede creer lo que está escuchando.
- ¿Tu marido? Oliver es mi prometido\, tenemos una relación desde hace 5 años. ¿Con que derecho vienes tú a decirme todo esto?
- Con todo el derecho que tengo de ser su esposa\, Oliver está casado conmigo.
- ¡Mentira!
- No\, no lo es. ¿Quieres pruebas? Miralas.
La mujer le muestra fotos de Oliver y ella el día día de su boda. Ambos se ven muy felices.
- No\, esto no puede ser verdad. ¡Oliver es mi prometido! ¿Como te atreves a hacer esta calumnia contra él?
- A ver... Déjame preguntarte algo? ¿Adońde crees que iba Oliver realmente cuando te decía que se iba de viaje de negocios?
Sophia la mira con laǵrimas en los ojos, el mareo parece quere volver.
- Venía a verme\, ha pasado más tiempo conmigo\, que contigo. Y sobre la boda\, nos casamos hace dos años.
- ¡Oliver me ama! ¡Él es incapaz de engañarme de esta manera!
La mujer se ríe descardamente.
- No\, no te ama. Me ama a mi. ¿Acaso no me ves? Soy rica\, le doy la vida de lujos que se merece. Pero contigo\, sólo pasa miserias\, trabajas de secretaria ganando un sueldo miserable. Deberías buscarte a alguien de tu nivel.
- ¡No me quitarás a Oliver!
- ¡Él es mío!
La mujer suelta una cachetada a Sophia.
- Esto es una advertencia\, deja en paz a mi marido\, si no lo haces. ¡Sabrás de lo que soy capaz!
La mujer se aleja mientras algunos empleados miran lo ocurrido y susurran cosas entre ellos. Cristian llega de repente y toma de la mano a Sophia.
- Sophia ¿Que paso? ¿Quien era esa mujer?
- La esposa de Oliver.
- Pero si la esposa de Oliver vas a ser tú.
Sophia sonríe sarcásticamente mientras se seca las lágrimas con la mano.
- Al parecer mi prometido tiene una doble vida.
- Puede ser un malentendido. No te alteres\, le puede hacer daño al bebé.
Sophia se acomoda la ropa.
- Debo hablar con el CEO. Debido a las nuevas noticias necesito recuperar mi trabajo.
- Está bien\, te acompaño.
Cristian la toma de los hombros y la guía hacia la oficina de Robert Trivan. Llegan a puerta, Sophia puede ver a Robert desde afuera, él está escribiendo en unos papeles y no nota su presencia.
- Debo hablar con el CEO\, por favor.
- No puedes entrar sin una cita previa\, lo siento.
La secretaria la mira pero luego sigue tecleando.
- Es urgente\, digale que necesito hablar con él.
- No puedes entrar sin una cita previa.
- ¿Acaso eres un robot que ya tiene las respuestas automaticas? ¡Te estoy diciendo que quiero hablar con el CEO!
- Sophia calmate.
Cristian intenta calmarla.
- Dile a tu querido jefe que quiero hablar con él\, ahora.
La secretaria recibe una llamada, ella responde.
- ¿Si? Señor Trivan.
Sophia mira a la secretaria, luego mira a Robert que la está mirando desde su escrirorio. Está hablando por el teléfono.
- Si señor Trivan\, como usted diga.
Sophia quita la mirada de Robert y vuelve a mirar a la secretaria.
- Puede pasar\, pero sólo usted.
Cristian mira de la secretaria Sophia y asiente.
- De acuerdo\, debo volver a mi puesto\, cualquier cosa que necesitas me mandas un mensaje.
- Está bien.
Sohia sonríe y abre la puerta de la oficina, sentía que tendría un encuentro con satanás, o con "el señor hielo" como le decían muchos en la empresa. Sophia se acomodó la falda.
- Estoy aquí para...
- Es mi empresa\, por lo tanto\, sé todo lo que ocurre dentro de ella.
- Quiero mi puesto de nuevo\, necesito el trabajo.
- Es curiosa la manera en que actúa señorita Lorenz\, renunció porque ya no le gustaba el trabajo o tenía cosas mejores a las que dedicarse\, y ahora viene a mi oficina a pedirme que haga como si nada ha pasado.
Sophia siente que va a explotar de la rabia.
- Yo... lo hice porque pensé que... yo... me iba a casar pronto...
- ¿Iba a casarse? ¿Ya no?
Robert la mira muy seriamente.
- No. Me enteré hace unos minutos que mi prometido está casado con una mujer desde hace dos años.
Hay un fuerte silencio en la oficina.
- Señorita Lorenz ¿No cree usted que si es su prometido es porque lo conoce muy bien y sabe que cosas podría hacerle y cuales no? Si se iba a casar con él es porque confiaba ciegamente en él.
Sophia levanta la mirada, se puede ver el dolor en sus ojos.
- Si\, confíe ciegamente en él. Por eso me engañó como una estúpida. Y ahora yo...
Sophia se toca el vientre delicadamente, baja la cabeza y empieza a llorar. Robert sólo la observa.
- Está embarazada.
Completa Robert la frase por ella.
- Si\, estoy embarazada\, y por mi bebé\, necesito trabajar\, debo sacarlo adelante como sea.
Robert resopla.
- Muy bien\, puede volver su trabajo\, señorita Lorenz.
Sophia se seca la lágrimas y sonríe.
- Muchas gracias señor Trivan.
Sophia se voltea y empieza a caminar hacia la puerta.
- Puede volver al trabajo\, pero con una condición.
Sophia se voltea y lo mira sin entender.
- ¿Condición? No me diga que...
- Me haré cargo del bebé.
Suelta él de repente.
- Perdón pero no entiendo. ¿Usted se quiere hacer cargo de mi bebé?
Robert asiente.
- No sólo quiero hacerme cargo. Quiero ser el padre de su hijo.
Sophia lo mira con ganas de decir algo pero está tan confundida que las palabras no salen de su boca. Robert la mira.
- Usted debe estar bromeando ¿Verdad?
- No\, estoy hablando muy en serio. Quiero ser el padre de ese bebé.
Sophia trata de entender lo que dice Robert Trivan. Pero llega a la conclusión de que nada concuerda.
- ¿Por que usted querría hacerse cargo de mi bebé? Ademas\, dijo hijo. Puede que sea una niña.
Robert deja de mirarla y da la vuelta a su silla, se pone a mirar la vista.
- Estás en un gran aprieto y yo quiero ayudarte. ¿Que tiene de malo? Soy tu jefe. Es mi deber velar por el bienestar de mis empleados.
- Pero sólo tiene que darme un bono de embarazo o algo así. No decirme que quiere ser el padre de mi bebé.
- Como dije\, quiero ayudarte.
- ¡Entonces debería proponerle ésto a todas las mujeres embarazadas que fueron abandonadas por su prometido\, esposo o novio! ¡Lo que dice es un disparate!
Robert se cansa de sus gritos y se acerca a ella rápidamente, se detiene muy cerca de ella, ambos están mirándose fijamante. Sophia voltea su mirada. Robert levanta una mano, siente la necesidad de tocar su rostro pero su mano queda en el aire.
- No me odies\, por favor.
Sophia reacciona a sus palabras y sus ojos se fijan en él.
- ¿Que dijo?
Robert reacciona, sale de sus pensamientos.
- Que no me odie por la ayuda que le daré. Creo que debe darme las gracias por lo que haré por usted. No todos los días un millonario se le acerca y le propone mejorarle la vida.
- ¿Mejorar mi vida? ¡Usted ni siquiera es de mi confianza señor hielo! ¡Puedo arreglármelas yo sola sin su "ayuda"! ¿Cree que soy tonta? ¡Usted quiere que yo sea su amante! ¡Todo el mundo conoce su fama de mujeriego! ¿Usted cree que yo le voy a creer ese cuento de que quiere ser padre? ¡Y si usted cree que cualquier mujer caería en esta proposición pues vaya y propongaselo a la primera mujer embarazada que encuentre porque yo no acepto su grosera propuesta!
Robert camina y vuelve a sentarse en su silla.
- Hablaremos de ésto más tarde\, señorita Lorenz\, tengo mucho trabajo por hacer.
Sophia aprieta sus puños con fuerza, la ira la carcome. Robert toma el teléfono y llama a su secretaria.
- Olivia\, la señorita aquí presente debe volver a su trabajo. Acompáñala.
- Puedo irme sola.
Robert cuelga, asiente y sonríe. Sophia sale de la oficina furiosa. Olivia, la secretaria la mira marcharse rápidamente.
- ¿Qué le pasa a ese tipo? Debe estar muy loco si cree que me va a manipular con ese disparate de que quiere a mi bebé como hijo. Jamás aceptaré esa locura.
Sophia se sienta en su silla y golpea su escritorio. Todos voltean a mirarla. Cristian llega y toca sus hombros.
- ¿Que pasó Sophia? ¿Recuperaste tu trabajo?
- Si...
Dice Sophia de mala gana.
- Pensé que el señor hielo no tendría compasión contigo. Ahora menos que estás embarazada.
- No creerás lo compasivo que fué. Tanto que hasta me hizo una propuesta descabellada.
Cristian mira para los lados, observando si hay alguien escuchando su conversación.
- ¿Te propuso matrimonio?
- Algo peor que eso. Quiere hacerse cargo de mi embarazo\, ser el padre de mi bebé.
- ¿Qué?
Cristian lo grita tan fuerte que los empleados chismosos los miran.
- ¡Eso es genial!
Sophia lo golpea.
- ¿Como que genial? Ese tipo es un psicópata\, un pervertido\, quien sabe cuales son sus verdaderas intenciones.
- ¿Que le dijiste?
- ¿Que crees? Que le llevara su estúpida propuesta a otra embarazada y a mi me dejara en paz.
- Quizás te insista. Además\, eres hermosa\, puede ser que esté enamorado de ti en secreto y aprovechó ésta oportunidad para declararse.
Sophia niega con la cabeza.
- Que enamorado ni que nada. Es un psicópata\, Cristian. Una persona normal no te propone tal cosa. Debo ordenar algunos papeles de mi jefe. Hablamos luego.
Sophia toma unos archivo y empieza a revisarlos.
- Creo que deberías meditarlo un poco. Tal vez no sea una mala idea lo que te propone.
Cristian le sonríe, le guiña el ojo y se va a su escritorio. Sophia ve llegar a su jefe, Mike Williams, que era el mejor amigo de Robert Trivan. De algo estaba segura era que eran personas muy distintas, no podía creer que eran mejores amigos. Era como juntar el agua y el aceite.
- Sophia\, no me pases llamadas. Estaré en mi oficina revisando unos documentos importantes que me envió Robert.
- Ni me lo nombre.
Mike la observa con el ceño fruncido.
- ¿Qué?
Sophia sonríe.
- Que no le nombraré ninguna llamada señor Williams.
- Muy bien\, saca las copias que te pedí ayer y traémelas por favor.
- Enseguida.
Sophia pensaba que Mike era un buen jefe, nada parecido al hielo del CEO. Sacó las copias de los documentos, ordenó algunos papeles que Mike tenía que firmar y ya había transcurrido parte del dia, hasta que vió su reloj.
- Son las 6:30.pm. Debo correr para tomar el autobús.
Toma sus abrigo, su cartera y telefóno y camina hacia la oficina de Mike.
- Jefe\, ya terminé mi trabajo\, me gustaría saber si me puedo ir antes. Mi mamá me está esperando en casa.
- Claro. Nos vemos mañana. Abrígate bien\, está haciendo frío afuera.
- Bien\, hasta mañana.
Ambos se miran, sonríen y Mike vuelve a poner su vista en sus documentos. Sophia cierra la puerta y camina por el pasillo. En la entrada del edificio se encuentra a Cristian que la está esperando con dos vasos de café.
- Luego de una jornada intensa\, un buen café es el mejor relajante.
- Gracias. Tomemos el autobús. Debo llegar a mi casa lo antes posible.
- ¿Oliver ya llegó?
- Ni me lo nombres. Además\, te dije que me abandonó y ya sabes lo de la querida esposa furiosa. No puedo creer que Oliver me haya mentido tanto tiempo. Soy una tonta.
- Es un imbécil. Si lo tuviera al frente le partiría la cara.
- Tomemos el autobús.
Sophia sale con su café en mano y Cristian la sigue. El viaje en autobús es tranquilo y sin charla. Sophia se se despide de su amigo y se baja, su casa queda relativamente así que no tiene que caminar mucho.
- Mamá\, ya llegué.
- ¡Hija! ¡Te espérabamos con ansias!
Sophia se quita el abrigo.
- ¿Que pasa?
- Ven\, sientate.
- Mamá\, dime. Me tienes en ascuas.
- Tu hermano y yo hemos descubierto algo.
Sophia empezó a sudar y dudar. ¿Será que su madre y Frank ya sabían lo de Oliver? No podía ser posible.
- ¿Descubierto que?
- Hemos descubierto la forma para que arregles tu vida.
- No entiendo.
- Mamá se refiera a Mike Williams\, tu jefe.
Sophia mira a su hermano Frank que llega a la sala y se sienta en el sofá.
- ¿Que tiene que ver mi jefe con arreglar mi vida?
- Investigamos sobre él y descubrimos que está soltero.
- ¿Y?
Sophia frunce el ceño. Su madre la toma de las manos.
- Es tu oportunidad para cazar a un hombre adinerado. Y como es tu jefe puedes atraparlo más fácilmente.
- ¿Qué les pasa a ustedes dos? ¿Enloquecieron?
Su madre y hermano la miran en silencio.
- ¡La solución a nuestros problemas económicos no es cazar a un hombre con dinero!
- Si\, lo es.
Dice su hermano mientras se levanta.
- ¡Tienes la oportunidad de salir de éste agujero donde estas! ¡Y sacarnos a nosotros también!¡ ¡ Somos tu familia! ¿No te da verguenza pensar en ti misma? ¡Y ese novio que tienes! ¡Es un mantenido! ¡Nunca he visto que trabaje! ¡Tú lo mantienes! ¡Alcahueta!
Sophia siente que unas lágrimas salen de sus ojos. Está a punto de romperse.
- ¡Ustedes también me piden dinero! Y tú\, Frank... ¿Tienes derecho a reclamarme algo? Tampoco trabajas\, eres el perro faldero de mi madre\, sufres de mamitis\, eres un hombre de 26 años que le debería dar verguenza depender de alguien. ¡Eres un parásito viviente!
- ¡No te atrevas a insultarme!
Frank se acerca y levanta la mano pero su madre lo detiene.
- ¡No discutan más!
Sophia llora y su madre toma sus manos.
- Hija\, creo que deberías...
- Oliver me dejó.
Su madre y hermano la observan.
- ¿Qué?
- Oliver me abandonó\, dijo que ya no me amaba y que se iría muy lejos para reencontrarse consigo mismo.
Su hermano Frank se sorprende.
- ¿Reencontrarse consigo mismo? Ese tipo es un completo idiota. No entiendo que le viste.
- Además.
Su madre y hermano la miran de nuevo.
- Estoy embarazada. Me hice la prueba antes de ir al trabajo ésta mañana.
- ¿Qué?
Su madre la suelta y empieza a caminar nerviosa.
- ¿Y de paso te embarazas de él? Hermana\, que buen plan tenías. Oliver es un idiota pero tú...
- ¡Silencio Frank!
Su madre lo calla y mira a a Sophia.
- Ahora\, con más razón necesitas conquistar a Mike Williams\, puedes acostarte con él\, luego decirle que estás embarazada\, que él es el padre y...
- ¡No lo haré!
Sophia grita.
- ¿Acaso no ven como me siento? ¿No pueden darse cuenta de que estoy rota por dentro? ¿Que clase de familia son ustedes? ¿Y tú? Madre... ¿No te sientes mal al saber que a tu hija la ha abandonado el hombre que ella ama? ¿No se te mueve el corazón? ¡Soy tu hija!
Sophia se seca las lágrimas con su manga y sonríe.
- Ustedes sólo ven en mi la vía de escape de ésta situación económica. Como un cuerpo que se vende. Sólo eso.
Su madre y Frank bajan la cabeza al escuchar sus palabras.
- Queremos lo mejor para ti.
- ¡Basta!
Sophia trata de calmarse pero escucha que su teléfono empieza a sonar.
- No conozco éste numero.
- Responde.
Dice su madre de repente.
- ¿Hola? ¿Quién es?
- Baja\, estoy en la entrada.
Sophia cuelga.
- ¿Como es que el señor hielo tiene mi número?
- ¿Señor qué?
Pregunta su madre viéndola con rareza.
- ¿Quién se cree ese tipo para venir a mi casa?
Sophia toma su abrigo y sale rápidamente. Su madre y su hermano se miran sin entender nada. Sophia llega a la entrada y ve a Robert recostado en su auto súper costoso.
- Vives en una zona peligrosa.
Sophia lo mira con ira en sus ojos.
- ¿Me está acosando?
- No.
Dice él a la ligera.
- Hicimos un trato.
- ¡Yo no acepté su trato! ¿Está loco? ¡Váyase de aquí ahora!
Robert acomoda su postura.
- No te alteres\, le puede hacer daño al bebé.
- ¡Es mi bebé! ¡Sólo mío! ¿Entendió?
Robert empieza a perder la paciencia, abre la puerta trasera de su auto y toma una caja blanca con un lazo rosa.
- Toma.
- ¿Qué es eso?
- Ábrela y verás.
Sophia frunce el ceño con disgusto. Pero abre la caja y se queda atónita por lo que ve.
- Es tu vestido de novia. Nos casaremos.
- Usted está loco. Es un enfermo mental.
Sophia toma el vestido y lo lanza al piso pero Robert lo recoge antes de caer al piso. Se acerca a ella lentamente.
- No te conviene comportarte asi. Créeme.
Sophia sonríe sarcásticamente.
- ¿Ahora me está amenazando?
- No es una amenaza\, lo digo porque en tu estado alterarte puede causarle daño a tu hijo.
- ¡Estoy harta de que diga la palabra hijo! ¿Que? ¿Además de psicópata es adivina para saber el sexo del bebé?
Robert toma sus palabras como graciosas y se ríe.
- Señorita Lorenz\, tiene buen sentido del humor. Lo del sexo del bebé\, es una corazonada\, nada más. ¿Tiene algo de malo o raro?
Sophia se acerca a él lentamente buscando la revancha.
- ¡Si! ¡Usted es raro!
Sophia grita y Robert sólo se ríe.
- ¿Qué le parece tan gracioso?
- Como le dije antes\, tiene buen sentido del humor. Pero mal sentido para escojer a los hombres.
Sophia lo toma de su camisa con ambas manos.
- Llamaré a la policía.
- Yo soy la policía.
Robert posa sus manos sobre las de ella. Los ojos de Sophia van a su sonrisa. Escucha unos pasos que se acercan, lo suelta y voltea a ver quienes vienen.
- Lo que faltaba.
Dice Sophia al ver a su madre y Frank.
- ¿Quién es éste hombre\, hija?
- Soy Robert Trivan\, el CEO de Trivan Company\, mucho gusto.
Robert alza su mano saludando. La madre de Sophia desconfía pero le da la mano.
- Mucho gusto.
- Parecía que discutían.
Soltó su hermano mientras se cruzaba de brazos y los miraba a ambos.
- No discutiamos. Estábamos hablando cosas del trabajo.
Dice Sophia pero su madre y hermano se miran dudosos.
- Soy su prometido.
Suelta Robert de repente. Sophia, su madre y su hermano abren la boca del asombro.
- ¡¿Prometido?!
Gritan los tres.
- Sophia... ¿Acaso tu prometido no es Oliver? ¿O es que estás jugando un doble play?
Dice Frank con burla y su madre lo pellizca, él grita del dolor.
- ¡Cállate!
- Mamá\, él no es mi prometido\, es sólo un malentendido. Yo no...
- En esa caja está su vestido de novia\, lo compré en su talla.
Dice Robert señalando el regalo.
- ¿Y el anillo?
Pregunta la madre de Sophia con emoción.
- ¡Mamá!
Grita Sophia pero su madre sigue mirando con admiración a Robert.
- Cierto\, lo olvidé. Lo compraré mañana.
Dice él con una sonrisa galante y su madre queda hipnotizada. Frank la toma por un brazo.
- Madre\, ésto no era no que planeamos. Se supone que Sophia debe conquistar a Mike Williams\, no a éste hombre.
- ¿Eres idiota? Éste hombre es mucho más rico que Mike Williams\, es el dueño de Trivan Company. Ni siquiera tuvimos que crear algún plan\, él solo se está ofreciendo en bandeja de plata. Además\, es muy guapo.
Hablan bajo entre ellos y Sophia sólo los observa con atención. Robert camina hacia su auto.
- Aclarado todo. Debo irme.
- ¡Ey! ¡Espere un segundo!
Robert se detiene, Sophia sólo observa.
- Usted ha dicho que es el prometido de mi hija. Quiero saber si ésto es una especie de broma\, ya que el prometido de Sophia se llama Oliver.
Robert se cruza de brazos.
- Entonces debe de saber que Oliver abandonó a su hija.
- Sophia me contó sobre eso apenas llegó pero... ¿Por que quiere casarse con ella? Sophia nunca me habló de usted. Y ella no es de esas mujeres que coquetean con otros hombres.
Sophia mira a su madre anonada.
- Señora...
- Genna.
Rober asiente.
- Señora Genna\, quiero ayudar a Sophia\, eso es todo. Su prometido la ha dejado a su suerte. Además\, tarde o temprano su hija se casará de nuevo y el hombre con el que se case pasará a criar a su hijo. Es el sentido lógico de las cosas.
Sophia siente impotencia el escuchar las arrogantes palabras de Robert.
- Yo no he aceptado su...
- De acuerdo.
Interrumpe su madre, Sophia no puede creerlo, ha sido vendida al mejor póstor por su propia madre.
- Yo apoyo lo que está haciendo por ella\, no cualquier hombre se haría cargo de un hijo que no es suyo. Eso demuestra que usted es un buen hombre.
- Lo dudo...
Susurra Sophia disgustada mirando el bonito jardín. Su madre sonríe y le da la mano a Robert. Frank no entiende nada pero aun así asiente. Los cuatro escuchan unas sirenas y un vehículo de la policía se detiene en frente de ellos.
- ¿La policía?
Pregunta sorprendida la madre de Sophia. Un oficial se baja y camina hacia ellos.
- Buenas noches\, nos han informado de un hombre acosando a una mujer.
- ¿Qué?
Grita la mamá de Sophia.
- Yo los llamé.
Admite Frank y todos voltean a verlo.
- No hay ningún problema\, oficial\, mi hijo sólo estaba bromeando.
- La próxima vez sea más responsable\, no nos haga perder el tiempo\, es muy valioso y en éste momento puede haber alguien necesitando ayuda realmente.
El oficial reconoce a Robert.
- ¿Robert? Casi no te reconozco.
Ambos se saludan amigablemente.
- ¿Se conocen?
Pregunta Sophia.
- Estudiamos juntos en la escuela.
Responde el oficial y Sophia voltea su mirada y se cruza de brazos. A ésto se refería de que él era la policía. Arrogante.
- Debo seguir con mi trabajo. Robert\, quedemos para jugar Baloncesto un día de éstos. Como en los viejos tiempos.
- Claro\, cuando quieras.
Se despiden, la patrulla arranca, avanza y se aleja hasta no verse.
- ¡La próxima vez piensa dos veces antes de actuar!
La madre de Sophia le grita a Frank.
- Pensé que Sophia estaba en peligro.
- ¡Dos veces!
Su madre señala con dos de sus dedos.
- Ahora si debo irme\, fué un placer conocerlos.
- El placer es todo nuestro.
La madre de Sophia toma a Robert de una mano en señal de agradecimiento.
- Mi hija es muy afortunada al encontrar a un hombre como usted.
Robert sonríe. Mira a Sophia y camina hacia su auto. Observa de nuevo a Sophia y arranca.
- ¿Por que aprobaste ésta ridiculez? ¡Ahora ese loco no me dejará en paz!
Grita Sophia, tuerce sus puños y camina hacia dentro de prisa.
- Hija\, vas al cielo y vas llorando. Es un hombre guapísimo\, tiene unos ojos hermosos\, es millonario\, tiene una empresa y quiere darte todo su dinero. Si yo tuviera tu edad aceptaría sin pestañear.
- No es mi tipo. Además\, Oliver es el padre\, no él.
- Olvidate del idiota de Oliver. ¡Te dejó! ¿Crees que le importas? La respuesta es no. Elije al guapo adinerado.
Llegan al apartamento.
- Voy a mi habitación\, estoy muy cansada.
Dice Sophia llevando la caja infernal en manos y dejando con la palabra en la boca a su madre. Su hermano se sienta en el sofá y enciende el televisor.
- Ella aceptará\, yo me encargaré de eso.
Dice Genna mirando a Frank.
- Hay algo en él que me hace desconfiar. Es como si tramara algo. Necesito averiguar que es. No me como el cuento de que quiera a mi hermana realmente. Está jugando algún juego macabro con ella.
Dice Frank en susurros y su madre no le hace caso.
Sophia se recuesta en su cama disgustada, fué un pésimo día para muchas cosas, excepto entererarse de su embarazo, era lo único que la hacía feliz entre tantos problemas. Sube la mirada y observa la caja que le dió Robert. Se levanta, la toma y recuerda todas las tonterías que le había dicho Robert. La toma con tanta fuerza que la caja empieza a arrugarse. Sophia la lanza hacia la pared.
- ¡No te aceptaré! ¡Nunca!
Con frustración, ella ve la caja, unas lágrimas caen de su rostro. Camina hacia la caja, recoje el vestido y toca su linda tela y la pedrería.
- Eres el vestido infernal\, pero eres muy hermoso.
Robert va en la autopista, va con la ventana baja y recibiendo la brisa de la noche fría, odiaba el invierno, hasta ése día. El día en que ella se había ido, el día que lo abandonó para irse muy lejos. Una lágrima cae por su rostro pero se limpia con su mano. Juro no llorar pero cuando se trata de esa mujer sus sentimientos salen disparados y no puede controlarlos. Su teléfono suena y sale de sus pensamientos.
- Voy llegando\, madre.
- Hijo debes llegar lo más rápido posible, tu abuelo tiene algo importante que decirte.
- De acuerdo.
Robert llega a su casa que era una gran mansión a las afueras de la ciudad. Estaciona su auto, se baja, y camina rápidamente hacia dentro.
- ¿Mamá? ¿Qué pasa?
- Ve a la habitación de tu abuelo\, necesita hablar contigo.
- ¿Le pasa algo?
- Sólo ve\, hijo.
Robert se preocupa ante las palabras de su madre y corre hacia donde está su abuelo. Entra a su habitación, lo mira y se acerca rápidamente a él.
- Abuelo... ¿Estás bien?
- Robert... Llegaste...
- Si... ¿Te sientes mal?
- No... Estoy muy feliz de que hayas venido rápido. Tengo algo que decirte...
Robert siente extraña la forma en que habla.
- ¿Qué pasa abuelo?
- Robert... Debes casarte lo más rápido posible. No me queda mucho tiempo de vida. Mis días están contados.
- No digas eso\, vivirás mucho tiempo.
Su abuelo tose y Robert lo sostiene en sus brazos.
- Cuando un anciando dice que le queda poco tiempo en éste mundo debes de creerle. Estoy my enfermo\, ya no hay cura para mi enfermedad. Sólo me queda resiganarme y esperas la muerte.
- No digas eso abuelo. Buscaré a los mejores médicos y te curaremos\, lo prometo. Confía en mí.
Su abuelo sonríe y pasa una mano por el cabello de Robert. Robert quiere llorar pero no puede. Sus lágrimas no salen.
- Quiero estar presente en tu boda. No podrér ver a mis bisnietos pero me reconforta vivir el momento en que te cases. Quiero verte feliz y con una hermosa mujer a tu lado.
- Y así será. No pienses demasiado.
Robert sonríe pero con preocupación en sus ojos.
- Yo quiero decirte que...
- Arreglé un matrimonio para ti.
Robert se levanta ante lo dicho.
- ¿Qué?
- Te casarás en una semana. Entre más rápido mejor.
Robert se queda inmóvil.
- Pero yo...
- Tu prometida está aquí.
Robert lo mira atónito.
- ¿Quién?...
La puerta se abre y Robert ve a una mujer entrar.
- ¿Elisa?
- Hola\, Robert.
Elisa agita su cabello para hacerse notar y Robert voltea a ver a su abuelo negando con la cabeza.
- Te casarás con Elisa. Y no tienes la opción de negarte.
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