Milán, la capital de la moda y la elegancia, era el lugar perfecto para celebrar una fiesta. Valentina había sido invitada por uno de sus contactos en el mundo de la moda. Al principio, no estaba segura de si debería asistir. Después de todo, ella no debía destacar, por el contrario, era mejor pasar desapercibida.
Pero algo la impulsó a ir, tal vez era la necesidad de escapar de su mundo de crimen y violencia por un momento, o tal vez era la curiosidad de ver lo que el otro lado de la ciudad tenía para ofrecer, o era simplemente la oportunidad de causar un poco de alboroto en la fiesta.
Valentina no sabía nada sobre moda, pero eso no la detuvo para ponerse su mejor vestido negro y salir de su villa. A su llegada, fue recibida por un desfile de celebridades, modelos y diseñadores famosos. Valentina se sintió como un pez fuera del agua, aunque no lo demostró. Ella sabía cómo mantenerse firme y confiada ante los extraños.
Se sintió un poco incómoda al principio, mientras caminaba por el lugar. Las miradas de las personas la seguían por donde quiera que iba, algunas de ellas con curiosidad, otras con temor. Pero luego, una modelo joven y sonriente se le acercó y le ofreció una copa de champán.
"¿Eres nueva en esto?", preguntó la modelo, mientras le guiñaba un ojo.
"Podría decirse que sí", respondió Valentina con una media sonrisa.
La modelo, cuyo nombre era Chiara, resultó ser una buena compañera para Valentina en la fiesta. Ella le presentó a algunos de sus amigos en el mundo de la moda y le explicó las tendencias actuales. Aunque Valentina no estaba interesada en la moda en sí, encontró la conversación con Chiara refrescante y amigable.
Sin embargo, no todos en la fiesta estaban contentos de ver a Valentina allí. Algunos de los diseñadores y modelos más importantes parecían incómodos con su presencia. Valentina notó su desdén y decidió ignorarlo. Después de todo, ella estaba allí para divertirse, no para hacer amigos.
Mientras conversaba con Chiara, se topó con un hombre japonés que parecía fuera de lugar en la fiesta. Él no llevaba la ropa ostentosa de los diseñadores, ni parecía estar interesado en las conversaciones frívolas de la moda. En su lugar, estaba solo en un rincón, observando discretamente a la multitud.
Valentina no pudo evitar sentir curiosidad por él. ¿Qué hacía allí ese hombre tan tranquilo y callado? ¿Qué lo motivaba a estar en un lugar donde claramente no encajaba?
Chiara notó la mirada de Valentina y le explicó que el hombre era Hiroshi, un diseñador de modas japonés. Era uno de los diseñadores más respetados de su país, pero rara vez asistía a fiestas de moda. Chiara le explicó que era un hombre tímido y solitario, pero extremadamente talentoso en su trabajo.
Valentina se sintió intrigada por Hiroshi, así que decidió acercarse a él. Mientras se acercaba, ella pudo ver en sus ojos una especie de tristeza, como si estuviera luchando contra sus propios demonios. Pero ella no se dejó intimidar por su apariencia y decidió hablar con él.
"¿No te gusta la fiesta?", preguntó Valentina, intentando iniciar una conversación.
Hiroshi se sorprendió al escuchar la voz de Valentina. Nunca antes había hablado con alguien como ella, alguien tan seguro de sí mismo y poderoso. Pero en lugar de mostrar su sorpresa, simplemente respondió: "No soy muy bueno en este tipo de eventos".
Valentina asintió, entendiendo completamente lo que quería decir.
"No te preocupes, yo tampoco. Pero debemos estar aquí para hacer un buen espectáculo, ¿no es así?", dijo Valentina, con una sonrisa burlona en su rostro.
Hiroshi se sorprendió al ver la sonrisa de Valentina, pero al mismo tiempo, se sintió atraído por su confianza y su forma de hablar.
La noche pasó y la fiesta llegó a su fin. Valentina se despidió de Chiara y se acercó a Hiroshi para decirle adiós.
Fue agradable conocerte, Hiroshi", dijo Valentina, extendiéndole la mano.
Hiroshi asintió y estrechó su mano. "Fue un placer conocerte también, Valentina".
Valentina sintió una extraña sensación en su interior, una sensación que nunca había sentido antes. No sabía si era la emoción de haber conocido a alguien tan diferente a ella, o si era algo más profundo.
Sea lo que fuera, sabía que algo había cambiado en ella después de esa fiesta de moda en Milán. Y no podía esperar a ver qué sucedería a continuación.
Valentina no podía sacar a Hiroshi de su mente. Desde que lo vio en la fiesta de moda en Milán, su curiosidad por él no había hecho más que crecer. ¿Quién era este hombre que parecía tan fuera de lugar en ese mundo? ¿Qué lo motivaba a estar allí? Ella sabía que debía encontrar una manera de conocerlo mejor.
Decidió que la mejor forma de hacerlo sería invitándolo a una cena privada en su villa. Después de todo, Valentina estaba acostumbrada a conseguir lo que quería, y esta vez no sería diferente. Le pidió a uno de sus contactos en el mundo de la moda que le diera el número de Hiroshi, y no pasó mucho tiempo antes de que lo tuviera.
Llamó a Hiroshi y lo invitó a cenar en su villa esa misma noche. Al principio, Hiroshi pareció sorprendido, pero finalmente aceptó. Valentina no estaba segura de cómo se sentiría al tener a un extraño en su casa, pero decidió arriesgarse.
Preparó la cena ella misma, algo que no solía hacer. Quería que todo fuera perfecto para Hiroshi. Cuando llegó, Valentina lo recibió en la entrada y lo llevó a su comedor. La villa era un lugar grande y lujoso, pero ese día se sentía vacío y solitario. Valentina sabía que su vida era peligrosa y que no podía permitirse tener muchos amigos, pero no podía evitar sentir un poco de envidia por la vida tranquila y llena de amor de Hiroshi.
La cena fue un poco tensa al principio, ambos eran personas tímidas y no sabían muy bien cómo empezar la conversación. Pero poco a poco, comenzaron a hablar sobre sus vidas. Valentina le contó acerca de su trabajo en la mafia, y Hiroshi le habló de su carrera en el mundo de la moda. A pesar de que venían de mundos completamente diferentes, encontraron algunas cosas en común. Ambos habían tenido que enfrentar muchas dificultades en sus respectivos trabajos, y los dos estaban solos en el mundo.
Valentina comenzó a sentirse cada vez más atraída por Hiroshi. Era un hombre tranquilo y amable, completamente diferente a los hombres violentos y arrogantes con los que ella estaba acostumbrada a tratar. Su presencia la hacía sentir segura y protegida, algo que no había sentido en mucho tiempo.
Hiroshi también estaba empezando a sentir algo por Valentina. Aunque ella era una líder de la mafia, no parecía ser la persona que la gente describía como fría y despiadada. Él veía algo en ella que los demás no parecían ver: una vulnerabilidad que la hacía más humana.
Después de la cena, Valentina lo llevó a dar un paseo por el jardín. Era una noche hermosa y clara, y la luna llena iluminaba todo el lugar. Mientras caminaban, Valentina le contó acerca de su vida antes de unirse a la mafia. Le habló de su infancia difícil y de cómo había tenido que aprender a defenderse por sí misma desde muy joven.
Hiroshi la escuchaba con atención, y ella se sintió cada vez más cómoda con él. Finalmente, se detuvieron en un banco bajo un árbol grande y Valentina se sentó. Hiroshi se sentó a su lado, y por un momento, ninguno de los dos habló. Solo se quedaron allí, disfrutando de la tranquilidad y la belleza del jardín.
Finalmente, Hiroshi habló: "Valentina, tengo que admitir que nunca he conocido a alguien como tú. Eres fuerte, decidida, y al mismo tiempo, dulce y amable, eso es muy difícil de ignorar".
Valentina sonrió tímidamente, y por un momento, ninguno de los dos habló de nuevo. Hiroshi rompió el silencio de nuevo: "Sé que mi presencia en tu casa hoy fue un poco inesperada, pero ¿te gustaría salir conmigo mañana? Podríamos ir a tomar un café y caminar por la ciudad".
Valentina no podía creer lo que estaba escuchando. La idea de pasar más tiempo con Hiroshi le parecía atractiva, pero al mismo tiempo, sabía que debía ser cuidadosa. No podía permitirse distraerse de su trabajo.
Pero su curiosidad y su atracción por Hiroshi eran más fuertes. "Me encantaría", respondió con una sonrisa. "Te veré mañana a las 10 en el café del centro".
Hiroshi se levantó del banco y se despidió de Valentina con un beso en la mejilla. "Hasta mañana", dijo, antes de desaparecer por el camino.
Valentina se quedó sentada allí, sola en el jardín. Por primera vez en mucho tiempo, se sentía feliz y emocionada por lo que el futuro podría traer. Pero al mismo tiempo, sabía que debía ser cuidadosa. Hiroshi era un extraño, y ella era, la líder de la mafia. ¿Podría realmente encontrar un lugar en su vida para alguien como él?
Valentina y Hiroshi habían pasado muchas noches juntos desde su primer encuentro en la villa. A pesar de sus diferencias culturales y de sus trabajos, habían encontrado una conexión especial que parecía sobrepasar cualquier barrera. Pero a medida que pasaban más tiempo juntos, se dieron cuenta de que había muchas cosas que los separaban.
Valentina había crecido en una familia de la mafia y había estado rodeada de violencia y peligro desde que era una niña. Para ella, la lealtad y la protección de la familia eran lo más importante. No importaba lo que tuviera que hacer para proteger a los suyos, ella estaba dispuesta a hacerlo.
Por otro lado, Hiroshi había crecido en una familia japonesa tradicional, donde la cultura y la educación eran los valores más importantes. Para él, la disciplina y el respeto por la autoridad eran fundamentales. Había aprendido a trabajar duro y a tener éxito en el mundo de la moda, pero nunca había tenido que enfrentarse a situaciones de peligro o violencia.
Estas diferencias culturales comenzaron a manifestarse cuando Valentina y Hiroshi se encontraban en situaciones sociales. Valentina era ruidosa, directa y no tenía miedo de decir lo que pensaba. Hiroshi, por otro lado, era más reservado y tendía a ser más formal en su forma de hablar y actuar.
A pesar de estas diferencias, Valentina y Hiroshi seguían sintiendo una fuerte atracción el uno por el otro. Pero pronto se dieron cuenta de que, si querían tener una relación seria, tendrían que aprender a aceptar y respetar las diferencias culturales del otro.
Una de las diferencias más notables era la forma en que Valentina y Hiroshi veían el amor y las relaciones. Para Valentina, el amor era algo apasionado y emocionante, pero también era peligroso y a menudo terminaba en tragedia. Ella había aprendido a no confiar en nadie y a mantener sus sentimientos bajo control.
Hiroshi, por otro lado, veía el amor como algo suave y romántico. Para él, una relación debía ser basada en la comunicación y el respeto mutuo. Él no creía en la violencia o en la venganza como forma de resolver los problemas, y esto chocaba con la forma en que Valentina manejaba las cosas.
A medida que su relación se profundizaba, Valentina y Hiroshi comenzaron a hablar más sobre sus respectivas culturas y a intentar entenderse mejor. Valentina aprendió sobre el respeto y la disciplina japonesa, y Hiroshi comenzó a entender la importancia de la lealtad y la protección de la familia en la cultura italiana.
Pero a pesar de sus esfuerzos por entenderse, a veces las diferencias culturales seguían causando problemas en su relación. Una noche, después de una discusión, Valentina se encontró a sí misma preguntándose si estaba dispuesta a cambiar su forma de ser por alguien más.
Hiroshi se dio cuenta de que algo andaba mal y comenzó a hablar con Valentina. Le explicó que no quería cambiarla, solo quería entenderla mejor. Él amaba su forma directa de hablar y de actuar, pero también sabía que a veces eso podía resultar un poco intimidante para él.
Valentina comenzó a relajarse y a hablar más abiertamente con Hiroshi. Se dio cuenta de que había estado tan acostumbrada a esconder sus sentimientos y a ser dura para protegerse a sí misma y a su familia, que se había olvidado de lo que era ser vulnerable.
Hiroshi le hizo entender que la vulnerabilidad no era una debilidad, sino una muestra de fuerza y confianza en sí mismo. Le dijo que la comunicación y la empatía eran fundamentales en cualquier relación, y que juntos podrían aprender a superar cualquier barrera cultural.
Valentina finalmente comprendió que no tenía que cambiar quién era para estar con alguien más. Podía mantener su fuerza y su lealtad a su familia, y al mismo tiempo, aprender a ser más abierta y vulnerable con Hiroshi.
La noche terminó con los dos abrazados, compartiendo sus sentimientos y expresando su amor el uno por el otro. Habían superado otra barrera cultural, y esto solo fortaleció su relación.
A partir de ese día, Valentina y Hiroshi continuaron aprendiendo el uno del otro y creciendo juntos en su relación. A pesar de las diferencias culturales, encontraron la manera de hacer que funcionara y construir una relación sólida basada en el amor, el respeto y la comprensión.
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