Que difícil es comenzar una historia, se supone que solo es contar lo que me ha sucedido, pero es imposible no llorar mientras lo hago. Quiero abrir mi corazón y contarles como fue pase de ser una futura esposa y madre, a ser una desdichada y solitaria mujer. ¿Por que me pasó esto? ¿Acaso lo merezco?.
Pero para entender un poco de lo que hablo, volvamos un poco en el tiempo, quiero que sepan quien soy yo.
Me llamo Lucia Andrade, nací en una hermosa ciudad llamaba Manizales en Colombia, tengo los rasgos típicos de una latina. Una piel canela ojos amarillos grandes expresivos, mi cabello es negro y frondoso. Nací producto del amor dice mi madre pero la verdad fue del engaño. Mi padre era un vendedor inmobiliario según decía tenía que viajar constantemente por el país así que no podía quedarse mucho tiempo en casa, mi madre lo conoció en un baile dijo que fue amor a primera vista, él era muy parecido a mi, su color de piel y el dorado de los ojos. Un día mi madre tuvo que viajar a la capital ella trabajaba en una empresa de ropa y la dueña le pidió que la acompañara a comprar nuevas telas, confiaba en él el buen gusto de mi madre. Mientras recorrían la ciudad vieron una escena que le cambió la vida, era mi padre quien abrazaba a una mujer mientras dos niños corrían a su lado. Fue un balde de agua fría pues yo ya había nacido, tenía al rededor de 5 años. En ese momento mi madre entendió que ella era la segunda, ¿por que lo supo? Por que mi padre llevaba un anillo puesto igual que la mujer y uno de los niños era mayor que yo.
Como toda una dama mi madre terminó su labor en la capital, volvió a casa y lloro. La escuchaba todas las noches en su habitación, pero al siguiente día salía más bella que nunca, no se dejó caer por el dolor. Un día mi padre volvió, mi madre siguió siendo cariñosa con el, como que nada había pasado, pero lo cierto es que ella estaba planeando su venganza épica.
Como de costumbre él se marchó, lo que supe después es que volvió como un toro, le reclamaba a mi madre de por que lo había hecho. Pues resulta que esa mujer valiente le puso una demanda de alimentos ante un juzgado, sacó de su maletín sus datos personales incluyendo su dirección de residencia, envio la citación a esa casa, por obvias razones su esposa se dio cuenta de todo y lo mando a volar. Mi madre no se quedó atrás y también lo saco de su vida. Mi padre desde ese día me odio pues nunca más me visito, solo recibíamos un cheque mensual pues así lo ordeno el juzgado. Nunca necesité un padre mi madre valía por dos, trabajo día y noche para que a mi no me faltara nada. Tuve mis estudios completos, llegaba el momento de la universidad y estaba preocupada, aunque mi madre y yo trabajábamos en modistería siempre se necesitaba dinero para costear los estudios superiores. Cual quería diría ¿por que no entraste a una universidad pública? La verdad fue que encontré una carrera que me llamaba la atención, era Historia, una universidad privada tenía en su plan de estudios el intercambio universitario, yo deseaba aplicar pues quería volar a Estados Unidos, quiero el sueño americano. Después de estudiar y establecerme me llevaría a mi mamá, ella ya no tendría que matarse entre las telas por mi.
Cuando le conté a mi madre sobre los costos de la universidad no se sorprendió, ese día me contó que cada cheque que mi padre envió ella lo deposito en el banco sabía que era para mis estudios, al menos tenía para una parte de ellos. Una mujer muy astuta pensé.
Así fue que inicie mis estudios en Historia Antigua, en Latinoamérica estudiábamos lo precolombino, Mayas y Aztecas. Yo vivía en un mundo de fantasía, soñaba con vivir ese momento del descubrimiento, como los arqueólogos.
Al llegar de la universidad ayudaba a mi mamá con los arreglos de modistería en casa, era un dinero extra para las dos, yo me encargaba de los detalles finales, era experta en piedreria y manualidades. Al principio solo era arreglar ropa pero poco a poco fuimos creciendo, ahora hacíamos vestidos para quinceañeras, como sabrán aún existen niñas que aman los vestidos de princesa.
Bueno quiero decirles que tampoco estábamos tan solos, Victor nuestro vecino siempre estaba pendiente, él nos cuidaba, había enviudado un par de años atrás quedándose con dos hijos, los pequeños y terremotos Marcos y Felipe. Dos niños muy hermosos pero inquietos como el demonio. A veces no sabía cuál era su casa en realidad, dormían más aquí en nuestra casa que en la suya.
Se que el señor Victor tiene sentimientos por mi madre y ella también hacía el, pero los dos son muy tímidos para expresarlos. Un día llegó el correo más esperado, me aceptaron en el programa para intercambio, mi madre estaba feliz por mi pero triste a la vez, quedaría sola.
Debíamos recoger algo de dinero pues me pagaban el estudio pero no la estadía, don Víctor organizó un bazar en el barrio, lo llamaron “fondo para dora la exploradora” así me decían por mi sueño.
Todos apoyaron, recogí una suma importante de dinero, don Víctor también me dio dinero, dijo que yo era como una hija. Le jure que le ayudaría a sacar a mis medios locos hermanos adelante. Hubo una pequeña reunión en casa antes de irme, creo que llore como nunca.
Antes de salir tuve que darle un empujón a mis padres, por que si, Victor era como el padre que no tuve. Madre y Padre ya es hora que legalicen el amor que llevan sintiendo desde hace años. Espero que pronto sea la boda. Los dos quedaron rojos, pero se que lo harían, por que de algo estoy segura es que mi madre jamás se negaría a una petición mía.
Viaje a los Estados Unidos con miles de ilusiones, con el corazón marchito por mi familia pero deseando una vida llena de emociones.
Vaya que no me equivoque tuve muchas emociones pero no de felicidad quiero decirles….
Llegue a California la universidad Berkeley me recibió, uno de los requisitos era dominar el inglés algo que mi antigua universidad me enseñó muy bien.
Llegue al Campus y me registré, me informaron de los costos por vivir ahí y me pareció descabellado, acabaría mi dinero en un solo mes. Habían letreros sobre habitaciones en arriendo, muchos de los estudiantes vivían así. Llame al primero pero me seguía pareciendo costoso. Hasta que escuché una dulce voz.
“Nueva”
Lucia: ¿Soy muy obvia verdad?
Ana: Me llamó Ana, ¿y tú?
Lucia: Soy Lucia, encantada
Estrechamos nuestras manos, Ana era una mujer bella, tenía el típico perfil de las mujeres de aquí, blanca cabello rubio ojos color cielo.
Ana: Donde yo vivo hay una habitación disponible, es más económica que lo que vez en los carteles, incluso el dueño del lugar tiene un bar, el nos da trabajo, es dinero extra.
Lucia: Vaya es como ganarme la lotería
Ana me llevo a la residencia, quedaba a solo 10 minutos a pie, era una casa antigua muy grande, me presento el dueño, un señor ya de edad muy amable, me dieron una habitación pequeña pero tenía una ventana que daba hacía la ciudad, se veía tan hermoso el paisaje.
Los días pasaron, me concentré entre el estudio y los trabajos en el bar, era mesera junto con las chicas de la casa. Los fines de semana encontré un trabajo en un restaurante, la verdad el costo de la vida era alto y no pensaba pedirle a mi madre. Dirán que era agotador pero aún era joven así que podía exigirme un poco. Con Ana nuestra amistad creció, compartíamos todo, es como la hermana que nunca tuve, se la presente a mamá por video llamada. Cada mes sin falta le enviaba el dinero que ganaba en el restaurante, le dije a mi mamá que ahora era poco pero después enviaría más, ella me dijo que lo estaba guardando para mis hermanos. Mi madre siempre astuta.
Mis estudios iban muy bien, comencé a manejar la bliblioteca de la universidad, sabían que tenía un sistema efectivo para registrarlos y archivarlos, me daban puntos adicionales en mis materias. Estar metida en los libros hizo que conociera al amor de mi vida, bueno en ese momento lo era.
Un día casi caigo de una escalera cuando ordenaba libros, no llegue al suelo pues unos brazos me recibieron. Su nombre era Andrew también era el típico niño estadunidense. Un rubio alto y precioso.
Esa inesperada situación desencadenó que nos hiciéramos amigos y después novios. Andrew venía de una familia acaudalada, él decía que me podía ayudar con dinero pero no creía que era lo correcto pedirle, mamá me enseñó a trabajar.
El tiempo pasó entre los dos, faltaban solo un par de meses para acabar la universidad, yo estaba emocionada, Andrew y yo hace dos meses que vivíamos juntos. Mi sueño se estaba cumpliendo, pronto tendría mi título y tenía a mi lado un gran hombre.
El día que descubrí que estaba embarazada fue una montaña rusa de emociones, estaba feliz pero horas después mi corazón se rompería en mil pedazos.
Decidí que no iría a trabajar esa noche, quería darle una sorpresa a mi amado, compre ropa de bebé, una caja con un lindo moño y la prueba de embarazo.
Llegue a casa sin hacer ruido, llevaba la sorpresa junto a unos globos, caminé lentamente a la habitación, efectivamente Andrew estaba ahí, pero no estaba solo, mi mejor amiga y casi hermana Ana estaba en su regazo. Los dos se estaban entregando a la pasión.
Tome la caja, se la tire a la cara, comencé a maldecirlos en español, siento que tenemos más diversidad en insultos. Comencé a llorar como loca, Andrew se levantó dijo que no sabía lo que estaba haciendo, que lo perdonara que me amaba. Salí corriendo de la casa, creo que solo pude avanzar un par de calles cuando me desplome.
Recuerdo abrir mis ojos en el hospital, Andrew dormía a mi lado.
El doctor llegó y me informó que había perdido a mi bebé, tuve una emoción muy fuerte mi tensión arterial se descontrolo y tuve un aborto espontáneo. Me quería morir, la verdad estaba ilusionada en comenzar una familia con el.
Andrew cada día me visitaba en casa o en la universidad, me pedía perdón de todas las maneras posibles. Ana hizo lo mismo, yo acepté sus disculpas por el simple hecho que no tenía más familia en ese país, la relación con Andrew no fue la misma, no le permití que me tocara de nuevo, con Ana hablábamos de lo necesario. El día de la graduación llego, yo estaba emocionada, Andrew hizo una gran reunión, sus padres estaba orgullosos de mi, ellos se enteraron de lo qué pasó entre los dos, estaban muy agradecidos por darle una segunda oportunidad. Ese día vi a Andrew jugar con un sobrino, imaginaba a nuestro bebé, llegue a pensar que quizás podía volver a Intentar tener la familia que deseaba. Andrew se portaba como el novio Perfecto, yo era todo en su vida, había pagado muy caro su error. Un día el rector de la universidad me llamó, dijo que había un puesto en Washington en la biblioteca más importante del país, debía enviar a su mejor historiador y él me había recomendado. La cantidad de dinero que recibiría era increíble, podría traer a mi madre pronto.
Sali corriendo, buscaría a Ana, quería entregarle a ella mi puesto actual en la biblioteca universitaria, se que ella lo quería. La busque por todos lados hasta que por fin la escuché al final de un pasillo, ella estaba discutiendo con alguien, me acerqué poco a poco, si estaba en peligro le ayudaría, pero vaya sopresa era Andrew, ella le reclama que debían hablar conmigo, pronto se le vería el vientre y lo mejor era que yo lo supiera. Otro balde de agua fría me cayó, estos dos seguían juntos, pero que ganas de fregarme la vida. Salí de mi escondite y los enfrente, esta vez pensé en el bebé, no quiero que a esa mujer le pasara lo mismo que a mi, los hijos no tienen la culpa, los mande a volar a los dos de la manera más tranquila y educada posible luego abandone el lugar.
Fui a casa, aliste mis cosas, me daba golpes de pecho por que no fui como mi mamá, ella mandó a mi papá a volar a la primera. Andrew llegó de nuevo pidió perdón que había sido solo una recaída. Valiente excusa, lo mande a volar y salí. Ese día jure que no sería una estupida, haría lo que mi madre siempre me decía, a veces hay que tener malicia indígena. Un dicho popular, dice que es bueno desconfiar un poco de las cosas.
Me espera un nuevo trabajo en Washington y detrás de ello la mejor aventura de mi vida.
Llegue a la gran ciudad, me pude instalar rápidamente, rente un departamento pequeño pero muy cómodo, el trabajo en la biblioteca era espectacular, cada cierto tiempo llegaban libros que encontraban en excavaciones, me encargaba de la restauración, agradezco a mi madre esas clases de modistería, aprendí a ser meticulosa con todo.
El tiempo fue bueno en este lugar, tuve mis amores, tampoco me encerré en celibato. Aquí en la biblioteca tenía un asistente su nombre es Dereck un chico apuesto, teníamos nuestros encuentros apasionados, ninguno de los dos hablamos de ir un paso más allá. Solo éramos amigos con derecho. Siempre estaba pendiente de mi como yo de él. El día que recogí el dinero suficiente para traer a mi familia dijeron que no, los chicos a penas comenzaban la universidad y mi mamá y mi papá se habían casado. Por fin se decidieron, dijeron que su vida estaba allá y yo los entendí. Prometieron venir en vacaciones.
El tiempo pasaba igual que mi edad, ya era una mujer de 30 años, seguía con mi trabajo en la biblioteca y mis amor a escondidas. Un día llegó un lote de archivos, debíamos revisarlos y repararlos. Me llamo la atención un libro negro, parecía que había sido quemado. Me coloque mis guantes y saqué todos mis implementos. Poco a poco comencé a revisarlo. Estaba escrito en latín uno muy antiguo y poco ortodoxo. Comencé a leerlo, lo traduciría.
Databa de hace mil años, hablaban sobre una noche cuando los rayos tocaron la tierra, ese día nació un niño, en su cuerpo traía la maldad del mundo. Un niño maldito, un niño sin corazón.
Dice que la oscuridad del mundo se reposó en su cuerpo ya que era hijo de dioses, una maldición en su padre fue heredada por el hijo, pero por ser antigua el pobre niño la recibió por completo. La muerte lo habitaba. Creció con su familia aunque era amado por todos el siempre sé sintió diferente. Al cumplir la mayoría de edad la oscuridad se apoderó de él por completo y lastimó a su propia familia. Incapaz de volver a lastimarlos prefirió huir. Se dice que vago por años hasta que encontró una ciudad que caía en ruinas, se adueñó de ella. Hizo su propio castillo, comenzó a conquistar más reinos, no lo hizo de la mejor manera. Levanto una barrera impenetrable para que nadie sin su autorización pudiera entrar. Esto lo hizo por su familia no quería que se acercaran, ellos intentaron sin éxito hacerlo, la última vez lo intentaron su padre quedó muy herido.
Le llamaban el rey muerto, su aspecto era tenebroso, dicen que aquellos que lo ven se desmayan del miedo. Vive encerrado en su castillo, juzga sin piedad, asesina a todos los que desee y nadie puede decirle nada. También hablan de un ritual, una vez al año los altos funcionarios del reino ofrecen a sus hijas para que sean tomadas como esposas. Cualquier hombre quiere el poder del rey.
El día de Luna llena son presentadas las mujeres Virgenes al rey, todas las mujeres se quedaban en el castillo, pero al pasar los días algunas se suicidaban o simplemente el rey las asesinaba. Así pasaba año tras año hasta que un día en el ramillete de mujeres estaba una joven llamada Alice, ella era hija del ministro Sandoval. Fue presentaba pero el rey no le hizo gracia, ella junto a las demás chicas entraron al palacio, algunas trabajaban en la cocina. Alice tenía una misión en ese palacio y lo iba a lograr. Tenía un secreto y una venganza pendiente.
Poco a poco comenzó acercarse al rey muerto, no le demostraba miedo, por el contrario le sonreía, algo que le causó curiosidad al hombre. Comenzaron a tener encuentros los cuales pasaron a ser íntimos, el rey no la amaba pues no amaba a nadie pero se sentía bien con ella, un noche mientras el rey dormía ella le atravesó el pecho con una daga, no era una daga cualquiera, se dice que fue hecha de garras de dragón, solo existía una arma igual de poderosa y era una espada, la mata inmortales.
El rey no entendía que era lo que pasaba, poco a poco su existencia se apagó.
Alice salió de la habitación y les dijo a todos que lo había hecho, increíblemente se le llamó la Santa pues ella lo hizo por venganza. El rey había secuestrado a su pequeña hija junto a todo los niños del pueblo, ella hace dos años que había dado a luz, se casaría con su prometido cuando el rey le arrebató a su hija. El padre de Alice y su prometido diseñaron un plan, el cual solo sería ejecutado por ella, enamorar al rey, buscar la ubicación de su hija y asesinarlo. Alice lo hizo al pie de la letra, encontraron a los niños desaparecidos. Alice se pudo casar con su prometido, se volvieron los reyes pero la felicidad no duró para siempre, ella falleció un par de meses después, una enfermedad incurable. Su hija tampoco se salvó murió tiempo después, el rey se volvió a casar y tuvieron 5 hijos. Su desendencia siguió reinando hasta la fecha.
En el reino se cuenta la leyenda de la santa Alice, su valentía librero a todo el reino de la maldad y la oscuridad, algunos hablaban que su cuerpo quedó infectado por haber estado con el rey, por eso que murió.
Termine de leer el libro y no podría creer todo lo que había ahí. Entendí a la mujer en el aspecto que yo haría lo que fuera por mi hija, no entendí la personalidad del rey muerto. ¿No había una cura para el?.
Escuché a Dereck hablar, me decía que ya se iría a casa que si me llevaba pero decidí quedarme un poco más. Me dijo que tuviera cuidado y que lo llamara a penas llegará a mi hogar, yo asentí. Un beso en mi frente recibí por parte de él, la verdad después de Andrew yo quede insegura en el amor, Dereck es un lindo chico, se que tengo sentimientos por el, pero no me atrevo a decírselo.
Seguí revisando el libro, me llamó la atención que su portada se estaba desprendiendo así que lentamente la levante, tenía una contraportada, era negra con unas letras, comencé a pasar mi mano, tuve que quitarme los guantes para poder sentirlas bien, quería descifrar que decía, poco a poco comencé a leer.
“La oscuridad le teme a la luz, el día que el rey muerto vuelva la Santa también lo hará”
Había otra inscripción en la parte de abajo pero no la entendía, mañana preguntaría.
Al pasar mis dedos sentí que me pinche, la sangre comenzó a salir, sin darme cuenta había manchado la frase que no entendía.
Lucia: Que extraño.
Mire el reloj y era pasada la media noche, dejé todo en el lugar y salí corriendo. Esa noche llovía como nunca, el cielo se iluminaba por los relámpagos. Tenía un ligero dolor en mi dedo, la sensación era extraño, iba manejando y pensando en el Rey Muerto, que vida tan triste, no me fijé pero me estrellé contra un árbol. Mi cara estaba sobre el volante, casi no podía ver ya que la sangre caía por mi rostro, mire mi dedo donde me había pinchado y veía que brillaba, comencé a recordar la frase ilegible y pude entenderla.
“El tiempo de volver a casa es ahora”
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