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Destinados Por La Luna

El dolor de una pérdida

Cap.1

Narrador Omnisciente

Casi era la hora de la cena, los niños junto a la gran amiga de su madre se encontraban ordenando la mesa para la “noche de cena sin papá”, esos días Julieta especialmente dejaba de atender a sus pacientes por pasar tiempo de calidad con su amiga y sus hijos.

En el momento en que el pequeño Camilo puso la última cuchara sobre la mesa, un estruendoso grito de intenso dolor se escuchó al interior de la casa.

Los ojos del pequeño de 8 años buscaron la mirada de su hermana mayor y luego los claros ojos de Julieta, el sonido lastimero indicaba que algo estaba mal, muy mal, los niños lo pudieron sentir en sus venas, en su alma, algo malo está pasado, algo malo cambiaria el rumbo de sus vidas para siempre.

Julieta, dejó a los niños sentados en el comedor —Esperen aquí, iré a ver que pasa— habló lo más calmada que pudo. La mujer se dirigió a la pequeña cocina de la acogedora casa de su más entrañable amiga.

Al llegar a la puerta de la estancia, un desgarrador gemido la recibió, observó de un lado a otro en búsqueda de su amiga Lira, encontrando a su mejor amiga, su hermana del alma con quien creció, de rodillas en el suelo, con sus manos en el pecho y su rostro bañado en lágrimas, aquella mujer que siempre estaba apacible, ahora se mostraba perturbada, y sus grandes ojos pardo casi sin vida, el brillo en ellos desapareció en el segundo en que el dolor de la perdida llegó a ella.

—Algo… algo malo pasó con Manuel— logró mascullar Lira desde la misma posición en que Julieta la encontró —No logro… Juli, no puedo sentir a Manuel… No puedo respirar— con sus manos aun en el pecho se desvaneció lentamente en el suelo.

Julieta corrió hacia Lira antes de que lograra azotar su cabeza sobre las frías baldosas. En su interior sabía lo que significaban esas palabras.

Como pudo llevó a Lira al sillón, donde se dedicó a examinar a su amiga inconsciente, como médica y curandera, una de las mejores en la zona más apartada de la manada Oscura, tiene pleno conocimiento de lo que su amiga está padeciendo.

—¿Mamá está bien? — La voz de Alelí, la hizo sobresaltar ¿Cómo explicarle a un par de niños de 8 y 12 años lo que probablemente está pasando? —Está bien, solo fue una baja de presión — logró contestar, sin embargo, su respuesta no convenció del todo a la niña en frente de ella.

—Ve a buscar a Camilo, debe estar nervioso, y es bueno que estén junto a su mamá en este momento— pidió Julieta, a lo que Alelí hizo caso en el acto, mientras Julieta revisaba exhaustivamente a Lira, se encontró con lo que temía, la marca del vinculo con su pareja comenzaba a desvanecerse lentamente en su cuello.

—Él ya no está en este mundo… no ha dejado — susurró para ella misma con un gran nudo en la garganta, como parte de esta pequeña familia, sabía lo que se venia para ellos, y está dispuesta a dejarlo todo por cuidar de ellos, quienes le han brindado tanto amor —Tengo que estar para ustedes… prometo no dejarlos solos— apretó la mano de Lira que comenzaba a despertar.

Se secó un par de lágrimas que habían logrado escapar, cuando los niños llegaron a su lado en la sala de estar que se encontraba sumido en un sepulcral silencio.

—Tía Juli… ¿por qué?... ¿Por qué siento como si me hubieran sacado una parte de aquí? — dijo Camilo poniendo su mano sobre su corazón mientras soltaba pequeños sollozos. El siempre sereno semblante de Alelí había desaparecido ante la pregunta hecha por su hermano pequeño —¿Papá ya no está? ¿no lo veremos más? Preguntó Alelí en un murmullo.

Julieta no logró contener las lagrimas por más tiempo, los niños se acercaron a ella para encontrar consuelo en los brazos de aquella mujer que los a acompañado desde siempre, como una tía de sangre, incluso como una segunda madre.

Esa fue una larga noche, la más larga y desolada de sus vida, veló por su amiga toda la noche después de hacer dormir a los niños, casi no durmiendo nada por cuidar de ella mientras dormía a saltos y pesadillas.

Fue Julieta que no se percató de lo inquieta que se encontraba Agnes, su loba, que revoloteaba en su interior, quién la mañana siguiente abrió la puerta, encontrándose de frente con un muro de músculos, y un aura fría que solo podría irradiar el alfa, algo importante que ella pasó por alto los primeros minutos.

—¿Quién es? ¿Qué quiere? — cuestionó sin mirar a aquel imponente hombre —Tu no eres la compañera de Manuel— gruñó el gran hombre frente a ella usando su tono alfa, logrando de esta manera que Julieta alzara la vista, dándose cuenta a quien tenía en frente.

Trató de saludar cortés y luego prosiguió —Ella está indispuesta, paso una pésima noche, estoy haciendo lo que puedo para que no nos deje junto con… Manuel, eso sería fatal para Alelí y Camilo — habló para ella misma.

He vuelto mis chiquis...

Tengo varios capítulos avanzados de esta historia, estoy motivada, iré actualizando los días domingos, martes y jueves, prefiero así que diario para que no me pille el tren y dejarlas colgadas con la historia :D

El embarazo va super bien, ya me está quedando poco y estoy ultra mega nerviosa!!!!

Las quieroooooo!!!

Brutal

Cap.2

Lucas

—¿Cuándo podremos irnos de vacaciones Lucas? — Los gritos de Rita se deben escuchar por toda la casa —Estoy cansada de estar encerrada en esta casa, ni siquiera puedo visitar a mi papá — sigue reclamando

—Amor, sabes bien que no podemos irnos, estamos bajo una amenaza constante, somo la cabeza de esta manada, no puedo dejar a los nuestros sin protección— hablé de manera afable mientras acuno sus mejillas entre mis manos.

Rita es mi compañera, hace tres años nos encontramos, en una de las tantas reuniones que mantuve con su padre, el Alfa Matías de la manada Lobo Blanco.

Mi madre siempre me ha dicho que le parece muy extraño que dentro de tantas reuniones y asambleas a lo largo de los 6 años que llevo al mando de mi manada la haya encontrado tan tarde, teniendo en cuenta que ambos tenemos casi la misma edad, mi respuesta a ese cuestionamiento siempre ha sido “ella no estaba las veces que estuve allí” o “pasaba viajando por encargo de su padre”, sin embargo, no siempre se siente correcto estar con ella, incluso nuestra marca de vinculación demoró mucho tiempo en cicatrizar.

Algo que me da vueltas constantemente en mi cabeza es que mi lobo Damián me ha reclamado en muchas ocasiones que ella no es nuestra compañera, que no se siente como tantas veces ha escuchado se debería sentir. El sentimiento nunca ha sido explosivo o tan intenso como logro ver en mis padres.

Aun así, logramos concebir a nuestra pequeña cachorra, Valentina, se transformado en la luz de mis ojos, está a punto de cumplir 2 años, es mi tesoro.

—Amor, prometo que apenas pongamos un alto a los ataques y amenazas, nos iremos a recorrer el mundo si así lo quieres — prometí besando sus labios.

No está contenta con mi respuesta, iba a empezar a replicar y como siempre a alargar esta eterna discusión desde que nació Valentina cuando las alarmas de emergencia comenzaron a resonar por todas partes.

-Lucas: ¿Qué está pasando? ¡quiero toda la información YA!

-Bruno: ¡Están atacando el cuartel de control de seguridad!

-Lucas: ¿Cómo llegaron hasta ahí? ¿Quién activó la alarma?

-Bruno: No sé como llegar a ese lugar, Manuel activó el código rojo

Cerré el enlace con mi Beta y me dirigí a mi compañera que me miraba expectante —Rita, quiero que tomes a Valentina y se encierren — indiqué tomando a mi hija y dejándola en los brazos de mi compañera.

—¿Qué está pasando Lucas? — cuestionó asustada —Un ataque al cuartel de seguridad, por favor, amor, has lo que te digo— y sin más salí del dormitorio.

No me dio tiempo de llevarlas yo mismo al lugar seguro, sé que es una buena luchadora, ella puede defender a nuestra hija en el caso de que ataquen la casa.

Corrí escaleras abajo encontrando a mi equipo, 5 hombres de mi confianza que son parte de mi seguridad personal que se quedarán a cargo de la seguridad de la casa en este momento.

—Que nadie entre y mucho menos que nadie salga, traigan a más hombres para resguardar a mi mujer y mi hija, igual a mis padres— ordené sin detener mi paso. —¡Si Alfa! — fue la respuesta de mis hombres.

Salí de la casona y rápidamente dejé tomar el control a mi lobo.

-Damián: Algo fatal está pasando, el olor a muerte es palpable en mis patas

-Lucas: siento lo mismo, espero que todo esté bien en el cuartel, pero solo es una esperanza, sé que lo que nos espera no es nada bueno.

A gran velocidad seguimos corriendo, aun así…no alcanzamos a llegar a tiempo. Un silencio ensordecedor inunda el espacio. Bruno, mi mano derecha espera en la puerta con ropa para vestirme, su cara lo dice todo, no puede hablar, está mudo y su mirada está casi perdida.

—Lucas — musitó, sus ojos aguados y su voz quebrada, dejaban entre ver que hay noticias fatales, el hombre que tengo en frente no demuestra esa aura fría de siempre.

—¿A quién perdimos? — cuestioné con terror de su respuesta

Las lágrimas no se hicieron esperar es como si me estuviera esperando para terminar de quebrarse y comenzaron a caer en cascada entre sollozos que trato de controlar —Manuel — masculló con dificultad.

Quede en shock al escuchar el nombre de aquel hombre que ha sido como un hermano para nosotros desde toda la vida.

—Todo… todo indica que solo vinieron por él…— habló entrecortado.

Entré al cuartel sin escuchar ni una palabra más, admito que no estaba preparado para ver tal brutalidad. El lugar está destrozado, los monitores arrancados de cuajo, papeles y escombros por todos lados, sin embargo, era lo de menos.

El fuerte olor a sangre me guio hasta mi amigo, tirado en el suelo como si fuera un trapo, solo un despojo de lo que alguna vez fue… destrozado en el frio suelo como si su vida no valiera nada.

Una de sus manos posicionada en su cuello, ahí donde su compañera dejó su marca el día que se unieron, hace ya tantos años. Sus ojos color miel sin brillo, ya no tienen vida, están apagados, una gran abertura en su vientre deja al descubierto lo cruel que fueron, vinieron por él, y consiguieron arrancarle la vida de una manera brutal y despiadada.

Arrodillado junto a Manuel ya no me es posible contener el llanto, la tristeza me invade y dejo salir el dolor que siento por la perdida de mi amigo, mi hermano elegido. Bruno se une a mí en un abrazo fraternal.

—Lucas… hay que buscar a Lira —

Lira… la compañera de Manuel, nunca la conocimos, después de casi 18 años nos conoceremos de la peor forma. Él la mantuvo alejada de esta parte de la manada, siempre dijo que tenia que resguardar su seguridad, su trabajo no era precisamente tranquilo, siempre investigando y haciéndose de más enemigos que amigos.

Vivian alejados, así criaron a sus cachorros, lejos de todo lo malo que conlleva vivir en esta manada llena de enemigos queriendo apoderarse de nuestros territorios y riquezas.

—¡sus hijos! — suspiré. ¿Qué será de ellos ahora? Manuel siempre habló de ellos con tanto amor, no quiero pensar en el dolor que deben estar sintiendo en este maldito momento.

—Hay que traerlos aquí, a la manada — agregó Bruno a lo que yo negué —por el momento es mejor que se queden donde están, podrían atacarlos estando aquí— respondí. —¿sabes que debemos ir a darles la noticia en persona? — cuestionó mi amigo.

Claro que lo sé, y quiero ser yo quién se plante frente a ellos y darles esta cruel noticia. Sin duda ella ya lo debe saber, sin embargo, como el jefe tengo dar la cara, presentar mis respetos y asegurarle que la muerte de su mate no quedará impune.

—Llama a Víctor, quiero que investigue que fue lo que pasó aquí, que nadie más lo sepa, que sea todo encubierto. Da aviso al viejo Lucio, que prepare todo para la ceremonia—

Manuel llevaba meses investigando quien o quienes están detrás de los ataques y amenazas que hemos recibido, siempre sospechó que existía un infiltrado, debe haber descubierto quien es, por eso este fatal desenlace para él.

Llegué a mi habitación, no sé cómo, todo lo que ha ocurrido esta noche no cuadra, hay demasiadas cosas que no tienen sentido y mucho menos explicación.

—¿Te atacaron? ¿estás herido? — chilló Rita acercándose a mi y tocando mi torso para ver si estoy herido, no me di cuenta de que mi ropa está bañada en sangre, me miré al espejo y nuevamente mis ojos se llenaron de lágrimas al recordar el cuerpo inerte de Manuel.

—No… es de Manuel — logré responder a duras penas. Me giré hacia mi compañera esperando que me consolara, a cambio recibí una sombría expresión de parte de ella que duró solo unos segundos.

En vez de abrazarme o decir algo, me arrastró hasta el baño y comenzó a desvestirme para que me metiera a la ducha para sacar la sangre seca que hay en mi cuerpo.

—¿Dónde está Valentina? — cuestioné preocupado, en cuanto comprendí que no tendría ni una sola palabra de consuelo o algo parecido, siempre es lo mismo con ella después de que nuestra cachorrita nació, dejó de ser la mujer cariñosa que conocí hace 3 años atrás.

—Está con tus padres, estaba muy inquieta y tu papá logró hacer que se durmiera—

Cuando estuve desnudo, me metí a la tina, donde Rita comenzó a lavar mi cuerpo, mi mente sigue en el cuerpo inerte de mi amigo, de pronto siento que necesito salir de aquí, aparté sus manos y me puse de pie sin decir nada, salí del baño sin prestar atención a Rita que ahora grita mi nombre caminando detrás de mí.

Como en transe, caminé hasta el umbral de la puerta de entrada y nuevamente dejé a Damián tomar el control y me adentré en grandes zancadas en la inmensidad del bosque, divisando la mirada triste de Bloody, el lobo de Bruno, corrí en su dirección y sin detenerme, mi beta se unió a mí y corrimos juntos hasta llegar a la loma más alta.

Una vez ahí, aullamos al oscuro cielo tratando de menguar el dolor que sentíamos por la perdida, así se nos unieron los aullidos de los lobos de nuestra manada dando así una despedida a Manuel.

¿Dónde estaba el "Alfa?

Cap.3

Lucas

Estamos a pocos metros de la pequeña casa donde vive la pequeña familia de Manuel, Bruno comenzó a actuar extraño, frenó de golpe, y comenzó a respirar de manera irregular, sus nudillos aferrados al volante están blancos.

Salí del vehículo, y me acerque a su ventanilla —¿No piensas bajar? — cuestioné inquisitivo al verlo estático en el asiento del piloto.

Su respiración se volvió errática y sus ojos de color celestes están en negro   —No puedo moverme… no quiero enfrenta a la persona que está al otro lado de la puerta— habló entrecortado.

Me giré hacia la entrada de la pequeña casa y luego volví a mirar a Bruno —¿Me puedes explicar que es lo que te pasa? No puedo dar esta noticia solo, te necesito a mi lado, era nuestro amigo, casi como un hermano.

—Ahí está mi Mate… mi compañera — soltó de un tirón.

¡Mierda! Eso no lo vi venir.

—No lo puedo creer, la diosa en serio te jodió — expresé inquieto —¿Cómo pude unirte a la compañera de nuestro amigo recién fallecido, a penas dejó de existir hace unas horas—

—No puedo entrar ahí, esto es una locura, no puedo— habló entre dientes —Está bien, lo haré yo, quédate aquí, después buscaremos una solución a esta locura—

Me alejé del vehículo y caminé por el corto sendero que lleva hasta la puerta de la casa. Toqué sintiendo un hoyo en mi pecho y a los minutos una mujer alta y delgada, de pelo largo liso y tan rubio que era casi blanco, chocó con mi pecho.

—¡Tú no eres la compañera de Manuel! — gruñí.

En efecto, no conocíamos a Lira, pero Manuel hablaba constantemente de ella y su larga cabellera oscura de su compañera, de sus caderas amplias y su vientre un poco abultado que, según él, lo volvía loco, por lo que era fácil adivinar que la mujer en frente de mí no era ella.

—Ella está indispuesta — fue lo que alcancé a escuchar, ya que comenzó a balbucear algo que no logré comprender.

La casa está sumida en un silencio que me eriza los vellos de la nuca y se puede percibir la tristeza.

—Soy Julieta, amiga de la familia, vivo aquí con Lira y los niños — se presentó, haciéndome entrar y cerrando la puerta detrás de ella.

Caminé hasta la sala de estar y me encontré frente a frente con la copia exacta de los ojos de mi amigo, Manuel, sin embargo, no era él, es una niña de unos 10 y 11 años que me mira desde un pequeño sillón, se encuentra sentada con un computador en sus piernas.

La pequeña se puso de pie rápido, dejando el aparato de lado y inclinando su cabeza en señal de saludo.

—Usted es el Alfa… el amigo de papá — sentí como un nudo subió a mi garganta —Así es pequeña, tu debes ser Alelí— sonreí.

—¿Tú eres el gran jefe? — una vocecita interrumpió nuestra interacción con la niña, desde el umbral de la entrada de la sala de estar. —Papá siempre nos hablaba de ti y de su amigo, el beta… Bruno… ¿él vino contigo? — habló algo rápido y emocionado dentro de la pena que reflejan sus oscuros ojos.

No se parecía en nada a Manuel, seguro se debe parecer a Lira.

—El si vino conmigo, está esperando afuera — respodí, ganándome una gran sonrisa de parte del pequeño —¿puedo ir a buscarlo? — dio un par de saltitos y no esperó a que Julieta o yo dijéramos algo y salió corriendo por la puerta en busca de Bruno.

Bruno

¡Maldición! ¿es en serio? ¿El destino es tan cruel, como para emparejarme con Lira? ¡Diosa no lo puedo creer! Ni siquiera estaba buscándola, no me interesa tener a mi Mate, en este momento seria solo una distracción, ¿Cómo rechazo a alguien que ya siente el dolor recalcitrante de haber perdido de manera tan brutal a su compañero de toda la vida?

Me encuentro renegando de mi destino cuando siento un par de golpes en la ventanilla del automóvil. Dirigí mi mirada hacia el sonido y en la puerta me encontré con un niño de piel clara, pelo y ojos oscuros, muy sonriente.

Bajé la ventanilla y cuando estuvo completamente abierta el pequeño habló.

—Hola soy Camilo ¿por qué no bajaste con el gran jefe? Ven, la tía Juli preparó café — habló tan rápido que no dejó espacio para que yo me negara.

¿Qué le podía decir? No quiero ser grosero con él, por lo que moví mi culo del asiento y salí del auto y caminé detrás del enérgico niño.

Es el hijo menor de Manuel y Lira, debe parecerse a su mamá, no tiene ni un parecido con mi amigo, mucho menos en la forma de ser, Manuel era callado y este niño emana una energía increíble.

Lucas

Alelí volvió a su silla con su computador en sus piernas.

No sé que decir, Julieta está preparando café y logro ver a Camilo caminando con Bruno a regañadientes pisando sus talones, estoy muy seguro de que Bloody, su lobo está arañando las paredes para tomar el control.

Una taza se escuchó romperse en mil pedazos dentro de la cocina, Alelí se acercó veloz hasta allá

—Tía Juli ¿estás bien? — exclamó la niña entrando a la cocina.

Caminé en su dirección, al entrar vi a Julita recogiendo nerviosa los trozos de cerámica esparcidos por el suelo de la cocina.

—Tía, se que estás nerviosa por mamá, ella va a estar bien, ya vas a ver que pronto despertará, por favor ve a sentarte, yo terminaré de llevar las cosas con Camilo —

Agarró a su tía de la mano y la llevó a la sala de estar dónde Bruno quedó paralizado al ver a la mujer.

-Damián: Al parecer Lira no es la compañera del estúpido

-Lucas: Así es, aunque eso no quiere decir que el estúpido esté muy contento

-Damián: en fin… es un estúpido ¿Qué más se le puede pedir?

—Tú no eres Lira— gruñó mi amigo

—Claro que no, ella es nuestra tía Julieta — intervino camilo sentándose junto a la rubia.

Bruno no dijo nada más y solo se limitó a mirar de manera fría a quién ahora confirmo es su real compañera destinada.

Ayudé a Alelí con las tazas y el café.

Dejamos pasar unos minutos hasta que tomé el valor para hablarles.

—Niños… ¿ustedes saben por qué estamos aquí? — comencé preguntando.

Ambos niños se miraron, y sus ojos se cristalizaron al instante

—Papá ya no está… no volverá — respondió Camilo

—¿Nos llevarán con ustedes? — cuestionó Alelí a punto de largarse a llorar.

Antes de lograr contestar, una mujer apareció de la nada lanzando en contra de mi cuerpo y comenzó a golpearme

—Dime que todo esto es un sueño, una pesadilla, dime que él todavía está vivo que ustedes lo trajeron con vida— exclamaba entre llantos.

Miré a Julieta y luego a Bruno, era necesario que los niños no vieran a Lira en este estado por lo que los sacaron de la sala de estar.

—¿Dónde mierda estabas? ¿Por qué no lo protegiste? — la tristeza fue suplantada por la ira y el enojo y esta vez golpeaba mi pecho aún más fuerte.

—¿Qué voy a hacer sin él? — lloró con amargura en mi pecho, después de dejarla desahogarse la rodee con mis brazos permitiéndole llorar sin decir nada ¿qué podría decirle? Por mucha tristeza que sienta en este momento, sé que jamás lograré sentir el dolor que ella está experimentando en este momento.

Se alejó bruscamente de mi abrazo, pasó sus manos por su cara para secar las lagrimas y luego se sentó y esperé en silencio a que volviera a hablar.

—¿Dónde está su cuerpo? Supongo que lo trajeron con ustedes — espetó

—No… estamos investigando, no lo trajimos con nosotros— respondí

—¡No quiero que ustedes tengan su cuerpo!, lo quiero aquí, conmigo — se puso de pie nuevamente para arremeter contra mí otra vez

—Lamentablemente no podemos hacerlo, en un par de días Bruno los vendrá a buscar para que se despidan de Manuel— esta vez la tomé de sus muñecas apartándola de mi y no me siguiera golpeando, sin querer utilizando mi tono de mando, provocando que bajara su cabeza y asintiera. Me sentí estúpido por lograr ese efecto en ella.

Sin embargo, no quiero que ella vea en el estado que quedó el cuerpo de su compañero.

—Quiero que sepa “Alfa” — hizo comillas con sus dedos— que nosotros nos quedaremos aquí, no quiero exponer a mis niños a toda su mierda — escupió,

—Es lamentable Lira ¡también es tu mierda! Y ahí deberás estar en algún momento — alcé la voz un poco más, mis manos están tensas, así como mi mandíbula.

-Damián: es una mujer insolente.

—Yo no quiero ser parte de ustedes, quienes no fueron capaces de cuidar a mi compañero ¿Dónde estaba el “Alfa” mientras asesinaban a Manuel? — exclamó con veneno

—Yo le voy a decir donde estaba… se encontraba en su linda casa, con su linda mujer e hija, teniendo tiempo de calidad en familia, ¡MIENTRAS MI COMPAÑERO ESTABA SIENDO ASESINADO! — gruñó tan fuerte que Bruno entró a la sala de estar, en posición de defensa, nos observó y abrió el enlace

-Bruno: Tienes que calmarte, Damián está a punto de tomar el control

-Lucas: Esta mujer es una insolente, incluso en esta situación.

—Creo que no llegaré a ni una parte contigo, ya estás avisada, en unos días más enviaré a alguien a buscarte junto con los niños.

Dicho eso, me di la media vuelta y salí de la casa dejando a Lira enfurecida y un par de niños preocupados.

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