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2 CHICOS

CERO

...2 CHICOS es una obra escrita por IRWIN SAUDADE (Chico Literario)....

...Instagram: @winsde3...

...Facebook: Ir Win Sde...

...NovelToon: Chico Literario/Irwin Saudade...

...© Todos los derechos reservados...

...© Irwin Saudade...

...Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial a través de los diversos medios (electrónicos, audiovisuales e impresos) sin el consentimiento del autor....

...ESTA HISTORIA TRATA TEMAS DELICADOS COMO EL ABUSO SEXUAL, DROGAS Y SUICIDIO. PODRÍAN NO SER APTOS PARA TODOS LOS LECTORES....

...La presente obra es el resultado de una realidad que me ocurrió hace algunos años. El borrador original se escribió en 2016, decidí remasterizarlo en 2023 y después de tanto, decidí publicarlo. ...

...Para mis lectores que me conocen de tiempo, originalmente está es la historia que se titula PÍDEME QUE TE OLVIDE (también está disponible en NovelToon) y el protagonista es un chico. ¡Gracias por todo el apoyo!...

...***...

...Primera parte...

...EL DOLOR QUE ESCONDO...

...🎶 From Finner -Of Monster and Men🎶...

Me duele la garganta. Me siento sucio y quiero llorar.

La noche apenas comienza, el aroma a tabaco y pastillas de menta se revuelven en mi boca. Mi reflejo en el espejo es una historia que está a punto de escribirse. ¡Me siento muy sucio en verdad!

El sonido de la puerta abriéndose captura mi atención, me da miedo sentir que no puedo y quiero despedazar todo.

—¿Estas listo? —Su voz me causa ganas de vomitar.

—¿Cuando acabará esto? —Me arme de valor para poder preguntarle.

—¿Ya quieres que se acabe?

La luz amarilla de la habitación causaba mucha tristeza en mi interior.

—La verdad sí. No me gusta nada de lo que estoy haciendo. ¡Me engañaste!

Sus labios se curvaron en una sonrisa cínica, sus ojos estaban llenos de ignorancia y orgullo. ¡Mierda! Me tuve que obligar a controlarme.

—Según el calendario, te falta un año. Todo acabará cuando logres graduarte.

¿Un año? Se supone que hoy era el último día de las vacaciones de verano. ¡Mañana sería mejor!

—¿Por qué haces esto?

Se acercó a mí, su mano se posó sobre mi mejilla derecha y dio unas palmaditas suaves.

—Tú sabes la razón.

—¡Ya pasó el tiempo! No fue mi...

—Me da lo mismo si fue o no fue tu culpa. ¡Debes pagar! —Tragué saliva. Sus labios se acercaron a mi oído—. Pensé que ya te habías acostumbrado a ser mi propiedad.

—No soy de tu...

—No digas cosas que puedes lamentar. No te conviene.

Deje escapar un suspiro, él comenzó a fumar y dejó escapar el humo justo enfrente de mi rostro.

—¿Ya jugarás conmigo?

Su sonrisa se llenó con más perversidad. Acercó su dedo a mis labios y acarició mi piel con deseo. Su pecho estaba desnudo.

—Sí, estoy casi listo. ¡Eres un buen chico!

¿Tenía otra opción? ¿Huir de él? ¿Negarme? ¡Después de todo él lograba dominarme! Me daba mucho miedo, neta que sí, pero aquí debía hacer lo que esté sujeto me pedía.

—¿Quieres una cerveza? —Abrió el pequeño frigobar de la habitación.

—No, así estoy bien.

Pero no me hizo caso, tomó una lata de corona y me la ofreció de forma muy autoritaria.

—Bebe un poco y acuéstate en la cama. ¡Quiero comenzar a jugar contigo!

¿Cómo escapar de esta habitación de motel?

—De acuerdo.

Destape la lata, el sonido causo una sensación de escalofríos en mi interior y bebí. Aunque no quería, me obligue a hacer lo que él me pedía. Empine la lata de alcohol para que el líquido me diera fuerzas.

Me acoste boca arriba en la cama, el techo del motel era triste y sentí cómo subía poco a poco hasta que sus ojos se enfocaron en mis ojos. ¿Que más podía hacer yo?

—Eres muy lindo. ¡Me encantas!

Sus labios comenzaron a acercarse a mí, cerré los ojos y cedí ante sus impulsos. Sujete sus mejillas, su barba causaba un efecto excitante a mi alma y su sabor, el tabaco le daba un sabor único a nuestros besos.

—¿Por qué no puedes dejarme ir?

—Eres mío. ¡Lo prometiste!

Su boca comenzó a viajar por mi cuello y al girar mi rostro en dirección al espejo, vi cómo es que yo me estaba convirtiendo en su objeto de placer favorito. ¿Que más podía hacer yo?

—No quiero ser tuyo —pronuncie en mi mente.

UNO

...🎶 Beyond-Voyage 🎶...

—¿Como te fue este verano? —Daniel caminaba a mi lado.

Era la hora del receso y el primer día de clases estaba muy tranquilo.

—Estuvo bien. Casi todo el tiempo me la pase en mi habitación, mis padres no me llevaron de vacaciones. ¿Tú que hiciste?

—Fui a Cancún. Pasamos veinte días por allá, fuimos a visitar a una tía de mi mamá.

—¡Que chido! Si vi tus estados y se veía muy bonito todo.

Comenzamos a caminar cerca del campo de fútbol, un alboroto se formó y las chicas estaban muy emocionadas. ¿Por qué gritaban mucho?

—¿Por qué todo el mundo está chillando? —Me preguntó Daniel.

—No tengo idea. A lo mejor se desnudó uno de los jugadores.

Y cuando termine de hablar. Sentí un golpe en mi cabeza, todo se tornó borroso y me caí.

***

Abro los ojos y lo primero que veo es un techo de color blanco. La luz de la lámpara me lastima un poco, siento dolor en mi cuello y quiero inspeccionar el lugar en el que estoy.

—¡Despertaste! ¿Cómo te sientes? —Daniel estaba a un lado de la camilla.

—Me siento raro. ¿Donde estoy?

—Te trajimos a la enfermería. Te desmayaste y no reaccionabas.

—¿Me desmaye?

—Aunque no lo creas, te desmayaste. Iré a avisarle a la enfermera.

—Está bien. Aquí te espero.

—Vuelvo. Christian se queda contigo por cualquier cosa.

Mi amigo salió de la habitación. ¿Quién rayos era Christian? Mire en dirección a la ventana y él estaba de pie. Miraba con atención a través del cristal.

—¿Tú eres Christian?

Mi voz capturó su atención, se giró a mirarme y nunca había visto a este chico en la vida.

—Sí. Soy Christian.

—¿Juegas fútbol? —Señale su uniforme.

—Estoy en el equipo.

—Que bien.

Se acercó a la camilla, yo decidí incorporarme, tenía ganas de bajar.

—¡Perdón! —Parecía estar apenado.

—¿Por qué pides perdón?

—Fue mi culpa. Yo patee el balón que se impacto contigo.

Me sorprendió mucho. ¡Un balonazo! Su gesto me sorprendió mucho y subió su mano para poder acariciar mi cabello.

—No me acuerdo de eso, pero bueno, supongo que aceptaré tus disculpas. ¡Me siento bien!

—¿Seguro que estás bien?

—Sí. Nomás me duele un poco el cuello y ya.

—Genial. Que bueno que no te sientes mal.

Me pareció notar que sonreía y su mano seguía en mi cabeza. ¿Por qué hacía esto? Si sonrisa amplia me dejo un poco sorprendido.

—Claro. ¿Sabes si hay agua para beber? Tengo un poco de sed.

La puerta del cuarto se abrió, Daniel caminaba detrás de una enfermera regordeta y Christian bajo su mano. ¿Que le pasaba a este chavo?

—¿Como te sientes Irwin? —La enfermera se acercó a mí.

—Estoy bien. Tengo sed nada más —rasque mi mejilla derecha y relamí mi labio inferior.

—Perfecto. Déjame revisarte.

Puso su mano sobre mi frente, introdujo un termómetro electrónico en mi axila y comprobó el movimiento de mis pupilas con una linterna pequeña.

—Daniel, tráele un poco de suero, hay unas botellas en el refrigerador de afuera.

Mi amigo salió de la habitación.

—¿Cuánto tiempo me quede dormido? —No tuve miedo en preguntar.

—Dos horas. ¿Te duele algo?

—Solo el cuello. Cerca de los hombros también.

Sus dedos sobaron esa parte de mi cuerpo y el dolor era un poco intenso pero agradable a la vez. El termómetro empezó a sonar, ella lo retiró de mi cuerpo y noté que Christian seguía mirándome con mucha atención.

—Te mandaré una pomada para que se relajen tus músculos. Tu temperatura es normal y yo creo que ya puedes regresar a tu dormitorio. Te mandaré una receta médica para que puedas ausentarte el resto de tus clases.

Porque aún tenía que estar en clases a esta hora del día.

—Está bien.

Daniel entró con una botella de electrolitos, la destapó y me la ofreció. ¡Bebí como desesperado!

—¡Gracias Daniel! Dice la enfermera que ya puedo irme.

Noté que mi amigo se emocionaba por mis palabras.

—Que chido. Pues entonces, vámonos, te acompañaré a tu habitación.

Me bajé de la camilla, Christian se me quedó mirando con algo de atención. ¿Se acercaría nuevamente a mí?

—Que bueno que ya estás bien —se animó a pronunciar.

—Sí, ya sé. Nos vemos luego.

Salí del cuarto, Daniel me hacía compañía.

DOS

...🎶 Center Point-Voyage 🎶...

—¡Que chido no ir a clases esta tarde! —Daniel se tumbó en mi cama. Parecía estar muy emocionado.

—Pues la neta me da lo mismo. Como hoy es el primer día, sabes que los maestros no son tan estrictos.

Su pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración.

—Lo sé. Aunque, debo contarte algo.

—¿Que pasó?

Las cejas de mi amigo se enarcaron en un movimiento coqueto y me pareció interesante su gesto.

—Escuché que este año vendrán algunos alumnos de universidad los primeros meses.

—¿Neta?

—Sí. Que supuestamente para que les den una conversación de motivación a nosotros.

—¡Suena bien! Que chido.

Asintió.

—Podremos conocer a las universitarias más codiciadas del año. ¿Lo puedes creer?

—Bueno, te creería si yo estuviera buscando chica. Pero como no es el caso, entonces no te pienso creer.

Arrugó el entrecejo.

—Eres muy molesto. Tú cómo ya tienes a Brenda, por eso.

—Brenda es hermosa —sonreí.

Me tiré en mi cama, Julio, mi compañero de cuarto no estaba y Daniel estaba a mi lado.

—Como digas. Tengo que ir a comprar algo para la cena de al rato. Deberías descansar un poco.

—Tomaré tu sugerencia —se puso de pie a toda velocidad.

Cerró la puerta, me acomode en la cama de forma completa y me quedé dormido.

Tras el salón de clases había una habitación oscura y llovía adentro, era como una tormenta estruendosa y mi mente pensaba mucho en la situación. ¿Cuándo y con quién? ¿Con quién y cuándo? El señor Marcos y los demás alumnos no estaban. Mi banca estaba sola y la lluvia comenzaba apenas. Él venía y las gotas me tocaban mientras yo cerraba los ojos. ¡Mi piel sudaba dolor! Mis labios comenzaban a formular palabras, pero no lograba entenderlas hasta que abrí los ojos.

—¡Que bueno que te despiertas! Ya son las ocho de la noche —La mirada de Isaac me espanta un poco.

Su mano está sobre mi hombro y al parecer, fue él quien se encargó de despertarme.

—¿Las ocho? ¿Apoco dormí mucho?

Vi a los perros sentados al rededor de una caja de pizza y el queso derretido se veía muy delicioso.

—Ven a comer con nosotros. Ya casi es hora de los tragos —Daniel parecía emocionado.

Supongo que no tenía otra opción. Era el primer día de clases y nosotros íbamos a festejar que volvíamos a vernos después del verano.

Me comí cuatro rebanadas de pizza, bebí un poco de refresco sabor kiwi con fresa y vi como Julio destapaba una botella de tequila. Nos sirvió en vasos pequeños, me ofreció un trago.

—A la de tres. Uno. Dos. Tres.

Todos empinamos el líquido en nuestras bocas. El sabor era amargo y en la garganta, sentí como me quemaba las anginas. ¡Me lo tragué sin miedo!

—Bien, es hora de comenzar. ¿Tuvieron sexo este verano? —Frank comenzó con sus preguntas bobas.

—Preguntas eso porque lo más cerca que estuviste de una vagina fue desde la pantalla de tu celular mientras mirabas Twitter —Julio le respondió y eso nos causó gracia a todos.

Frank se puso serio y eso reafirmó el comentario de Julio.

—Bien. Yo fui a un lugar con las cariñosas, me llevó mi primo —informó Benjamin.

—¿De verdad?

—Sí. Me tocó una buena...

—Es hora del segundo round —interrumpió Daniel.

—¡Me interrumpes! Estás celoso —Benja se dirigió a Daniel.

—No estoy celoso. Lo único qué haces es parlotear sobre las chicas calientes de los prostibulos.

—¿Y eso tiene algo de malo? —Isaac, hermano gemelo de Daniel quiso averiguar lo que pensaba su hermano sobre las experiencias sexuales.

—Supongo que no.

—Entonces déjalo que cuente su noche de pasión.

Dani hizo cara de fastidio y se centró en servir la segunda ronda de alcohol.

—Ya no. Me cortaron la inspiración —murmullo Benja.

—¡Que chillones son todos! —Me anime a decir.

—¿Y qué hay de ti? —Frank tenía curiosidad.

—¿Que se supone que debe haber en mí? —El tono de mi voz fue neutro.

—¿Dejaste de ser virgen? —Isaac preguntó.

Su pregunta me puso a pensar y en realidad, la respuesta a esa pregunta era muy evidente. ¡No me daban ganas de hablar sobre sexo! Preferí empinarme la botella de tequila y le di cinco tragos.

Empecé a toser, mi garganta ardía y me fui de allí.

—¡Que te importa! —Me sentí fastidiado de repente, volví a mi cama.

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