Al comienzo de la década de los sesenta, cuando la lucha por acceder al poder y la ambición de ser el líder absoluto de la mafia italiana eran moneda corriente; el caos, desorden y muerte acechaban a distintos hombres poderosos en la ciudad, ya que varias familias se enfrentaban entre sí con un solo propósito en mente, el de gobernar en la organización. Pero hasta el momento solo un hombre se destacaba del montón y ese era Gino Donatti, quien logró en poco tiempo, con gran esfuerzo y dedicación controlar el comercio de armas, el tráfico de droga, que eran ingresados por los puertos italianos, y el lavado de dinero. Consagrándose el líder absoluto, a quien le debían lealtad, fidelidad y respeto.

Aun así, como todo ser humano, ya estaba cansado de este trabajo, sobre todo después de pasar por varias pérdidas irreparables en su vida como fue la muerte de su esposa y el fallecimiento de sus dos pequeñas hijas al poco tiempo de nacer. Con esa espina en su pecho decide comenzar a preparar a su sucesor y por tal motivo contrata al mejor hombre para que lo entrene. José Pérez era un ciudadano español, un poco más grande que su primogénito, experto en manejo de armas y defensa personal, un ex militar fornido y de aspecto severo que luego de dar de baja a sus servicios en la élite de agentes especiales comienza a entrenar de forma independiente a todo tipo de personas. Ambos entrenan día tras día hasta que al fin logran su objetivo, tener a alguien implacable capaz de defenderse de cualquier oponente, mientras tanto entre ellos florece una grandiosa amistad que perdurará más allá de las fronteras.

Gino ya no tenía dudas, su hijo mayor era el indicado para reemplazarlo y cubrirlo en su puesto de trabajo, aunque su corazón era noble por su corta edad, Constantino Donatti tiene un carácter y un temple de acero que compensa cualquier debilidad y que se irá endureciendo con el paso de los años cuando la experiencia y la rutina lo forjen para aceptar su destino.

Poco a poco con sus intervenciones a tiempo y su capacidad de hacer buenos negocios, se ganó el respeto de todo el mundo y el orgullo de su padre que al fin de cuentas sintió que había estado en lo correcto con su elección y sabía que ya podía descansar y ocuparse de Francesco. Este último era su hijo menor producto de una infidelidad y que ahora compartían su hogar. Él era un joven adolescente que se metía continuamente en problemas y cambiaba constantemente su sentido del humor.

El tiempo fue pasando muy rápido, la década del setenta estaba a la vuelta de la esquina y pronto cada cosa estaría en su lugar como corresponde. Gino estaba eufórico, su legado ya estaba a salvo y el propósito de la familia Donatti era el de  perdurar como líderes de la mafia para siempre y lo estaba consiguiendo, ya no corría ningún riesgo de que su apellido quede en el olvido. Solo faltaba anunciar su retiro y nombrar a Constantino como nuevo líder.

Greta Pasculli es una muchacha atractiva, rubia y de ojos celestes, de baja estatura pero con un muy lindo cuerpo, a veces es algo presumida pero solo es una coraza, ya que busca incansablemente la aceptación de su padre que siempre le repite que tiene que ser dura y de carácter firme. Hace apenas unas horas él la mandó a llamar para que se presente en su oficina, eso es algo poco común y le emociona ir a su encuentro. Es viernes por la tarde y muchas cosas pueden suceder.

Ella está ilusionada pensando en que por fin le dará un lugar en su empresa, debido a que se recibió con honores en Administración de Empresas y Comercio Exterior o la reconocerá ante la sociedad como su hija, ya que siempre la mantuvo en las sombras y nunca los han fotografiado o han compartido algún evento juntos. Ahora que lo piensa, nunca ha sido cariñoso ni mostrado interés por ella, esto es raro.

En este preciso instante se encuentra nerviosa sentada frente a él. Su desilusión es evidente, se imaginó cualquier cosa, todo era posible pero no estaba preparada para escuchar lo que le dijo su padre y esa barbaridad la dejó estupefacta.

⎯ Hija, sabes que hace unos años tengo problemas de dinero con la mafia rusa, ya no se como solucionarlo y la única forma que se me ocurrió fue haciendo un compromiso con los Donatti.

⎯ ¿Y eso que tiene que ver conmigo?

⎯ Hija, no estas entendiendo, vas a casarte con Constantino Donatti.

⎯ Es una locura, no lo haré. Ese hombre es el demonio en persona, no tiene corazón.

⎯ No tienes alternativa, lo harás y fin de la discusión.

⎯ ¿Cómo pudiste? Soy tu única hija y me mandas al infierno por salvar tu deuda.

⎯ Escucha, no hay otra forma, si no créeme que lo haría.

⎯ Sabes que te odio por todo esto. Si mi madre estuviera viva no lo permitiría.

⎯ Si tu madre estuviera aquí, tu no estarías viva. Ella decidió morir en el parto para que tú nacieras, así que no la metas en esto y obedece.

⎯ Te odio, siempre es lo mismo contigo, me echas en cara la decisión que ella tomó, cuando yo no tuve la culpa de nada. Además, ahora solo por dinero te acuerdas que existo, siempre me ocultaste del mundo, hasta creen que morí en el parto.

⎯ No quiero discutir más, mañana por la tarde tienes turno con una ginecóloga. Te harán una prueba de virginidad. Es la única condición que Donatti establece para concretar el acuerdo.

⎯ O sea, que me vendes al mejor postor. Eres un maldito.

⎯ No permito que me hables de esa manera, no es así, son sus tradiciones. Además te presentare ante la sociedad como tanto deseas, podrás gritar al mundo que eres mi hija.

⎯ Nunca lo entendiste ni lo entenderás, solo quiero ser tu hija reconocida pero con hechos no solo de apellido y que me quieras aunque sea un poco⎯ siente cómo sus lágrimas recorren su mejilla pero se las limpia para que él no sienta su impotencia.

⎯ Con esto te demuestro que me importas, ahora no me falles y límpiate la cara.

⎯ Esta bien, lo haré. ¿Algo más o puedo retirarme?

⎯ Sal de mi oficina, tengo una reunión importante en cinco minutos.

⎯ Adiós.

Greta está destruida, siente como su corazón se rompe por dentro, su propio padre, su progenitor, la vendió a ese bastardo como si fuera una cosa. Lo peor de todo es que sabe que debe cumplir con su palabra o le irá mucho peor a ella y a toda su familia, pero piensa en voz alta.

⎯ ¿En realidad me importa? Claro que no. Tengo que pensar en cómo librarme de este compromiso. ¿Y si no fuera virgen?⎯ una idea ronda en su cabeza pero es muy cobarde para llevarla a cabo.

Las calles empedradas de la ciudad son testigos de su agonía, comienza a oscurecer, va tan sumida en sus pensamientos que dobla en una calle y no se da cuenta que tres hombres la persiguen. Entra a su lugar favorito y se entretiene mirando unos cuadros. Es  una exposición, en una de las galerías más famosas de toda Italia, ella sueña que algún día expondrá sus obras de esa misma manera, ama pintar y en sus ratos libres, cuando está sola, realiza las obras de artes más coloridas y bellas que se hayan visto antes.

Se despide del artista y sale rumbo a su hogar, hay algo de niebla, la noche es húmeda y solo tiene puesto un vestido de mangas largas y zapatos de tacón, no pensó en traer abrigo ya que el día era precioso cuando salió de la casa. Ahora la fría noche la sorprende y congela sus huesos. Se apresura a caminar y siente murmullos detrás suyo, parecen unos rusos pero sigue su curso sin prestar mucha atención hasta que escucha su nombre en un acento diferente. Intenta correr y un taco se le rompe, ellos la persiguen, uno la alcanza y se para enfrente de ella, otro la agarra de una manga y rompe la fina tela del vestido, por último, el más alto tira de su cartera e intenta subirla a sus hombros, la lleva como una bolsa de papas. La aprieta de la cintura pero las manos de Greta están libres, ella mira por todos lados buscando algo con que se pueda defender y lo único que consigue es el zapato que aún conserva el taco, lo ataca, golpea su espalda con todas sus fuerzas hasta que ve sangre y el muchacho ya no aguanta el dolor y la suelta, sale a toda prisa de ese lugar, es como un callejón, muy poco iluminado, con tachos de basura y un olor a orina que descompone a cualquiera. Ella no entiende cómo llegaron hasta ahí.

Necesita ayuda pero de repente las luces de un auto la encandilan y siente un golpe en su cadera. Alguien baja y lo último que recuerda es pedir ayuda.

Despertó en una habitación sombría con un hombre sentado en la cama, intenta ser amable pero debe estar en guardia, no sabe si fue él quien la mandó a secuestrar. Luego de observar bien se percata que es un infeliz, incapaz de hacer daño. Solo es un niño rico que se cruzó por casualidad en su camino. Lo pone a prueba pidiendo un arma y ve que se sorprende. Una vez que él se retira del cuarto una mujer algo mayor entra y le entrega una bolsa con ropa de mujer, cepillo de dientes, peine, perfume y ropa interior. Entra al baño y una idea se le acaba de ocurrir, va a perder su virginidad con él y el tal Donatti no podrá hacer nada, la ginecóloga le dirá que no es pura y se cancelará el trato. Es un buen plan solo necesita el valor suficiente para arrastrarlo hasta la cama. Cuando esta lista sale del cuarto y se encuentra con la misma empleada.

⎯ Disculpa, ¿me podrías decir donde esta tu jefe?

⎯ Señorita, está en su despacho, pero no creo que sea buena idea molestarlo.

⎯ Solo dime en donde se encuentra.

⎯ Venga por aquí pero por favor golpee antes de entrar.

⎯ De acuerdo no te preocupes.

Bajan las escaleras y por lo que puede ver esta mansión es mucho más grande que la casa en donde vive con su padre, por lo menos contó unas diez puertas en la parte superior que imagina deben ser dormitorios y el salón donde se encontraba ahora es enorme. Se entretuvo observando algunos cuadros y un par de estatuas de Miguel Ángel, puede observar que tienen hasta un Picasso.

⎯ Al menos el gruñón aprecia el arte⎯ pensó y una sonrisa iluminó su rostro.

Se preguntó quién sería realmente ese hombre, está entretenida, y recuerda su misión.  Abre sin anunciarse y ahora la sorprendida es ella, cuando ve el cañón de un arma apuntando en su dirección. Cruzaron un par de palabras y él baja el arma. Ella bebe del  vaso que él está tomando, necesita tener valor, tiembla por lo que está a punto de hacer. Cuando él accede, se aferra a la botella y suben a la habitación, no recuerda bien cual era la puerta, mira para todos lados y él le dice cerca de su oído.

⎯ Es por aquí, ven⎯ su cercanía la estremeció.

⎯ Son muchas puertas⎯ le dice y lo sigue.

⎯ Tienes razón, pero el cuarto principal es el mejor.

⎯ Sabes que no tienes que hacer esto.

⎯ ¿Tienes miedo de estar conmigo? No voy a hacer nada que ya no hayas hecho.

⎯ No, nunca me voy a negar a una invitación de este tipo, y no le temo a nada.

Entran y ella trata de tomar la iniciativa, fue desabotonando su camisa pero no dejaba de temblar, intenta por todos los medios controlar sus manos pero fue en vano. Creo que él se dio cuenta que estaba algo nerviosa, porque no sabe en qué momento cambiaron los roles y la fue desvistiendo, la apoyó en la cama muy suavemente, fue muy gentil, ahora está segura que no se va a arrepentir de su decisión. Cuando él la penetra y está a punto de perder su virtud, él se da cuenta y se aleja, ella le suplica que continúe, que no quiere estar con esa bestia, la mira muy gentil y lo hace. Greta se aferra como si fuera su salvavidas a su espalda y terminan agotados.

Él la abraza para dormir y no se dicen ni una sola palabra y ella agradece su silencio. A mitad de la noche ella se despierta, lentamente recoge la ropa y se ducha, está lista para marcharse, pero antes de salir del cuarto se acercó a la cama y le dice.

⎯ Gracias desconocido, sin saberlo salvaste mi vida en más de un sentido.

Mira una vez más su rostro tan perfecto, sus labios carnosos que invitan a pecar y posa un beso de despedida y sale de ese lugar, con paz en su interior.

No sabe dónde está, ni cómo regresar a su casa, pero si tiene la certeza de en dónde encontrar un arma y se dirige al despacho y toma su pistola, lee que tiene sus iniciales grabadas C. D. en dorado.

Ahora el clima afuera no es el más apropiado así que toma prestado el saco que está en el respaldo del sillón detrás de su escritorio, tiene un perfume perfecto, fuerte y muy varonil. Deja de pensar en tonterías y se concentra en salir de ahí, no sin antes dejar una nota. Ella es muchas cosas menos una ladrona.

   C. D

                         Tome tu arma y saco prestados. Pronto te los devolveré.

                          Gracias por todo.

                                           G. P

Se marchó de esa mansión a mitad de la noche, con la espesa niebla cubriendo su rostro y un adolorido cuerpo pero con su alma liberada, ahora sí está lista para enfrentar a ese maldito.

Hace apenas unos días que el heredero de la familia Donatti cumplió 32 años. Él es alto, morocho y con un cuerpo bien fornido, posee unos ojos negros oscuros como la noche y su pelo color negro azabache deja a más de una mujer sin aliento. Todos dicen que su aspecto y su forma de ser es la del mismo diablo, pero él nunca entendió el por qué de ese apodo y de los rumores que le presiden, aunque le sirve para imponer miedo y sobre todo respeto. Nunca lo han fotografiado para la sociedad, pocos conocen su rostro y mantiene una reputación como el hombre más codiciado entre las mujeres. Es el hijo mayor del mafioso más aguerrido de toda Italia y en unos días se celebrará una reunión donde lo presentarán en sociedad como el sucesor de la familia. Toda su vida se preparó para este momento y como bien dice el lema familiar, que siempre promulga su padre, ¡La mafia corre por mis venas! Los últimos diez años fueron de completo sacrificio, solo entrenar y estudiar cada movimiento de la organización. Ya está listo y no puede esperar a que llegue la hora de liderar a todo el clan. Últimamente a Constantino se lo puede observar que esta feliz, más sonriente que lo habitual salvo por un pequeño detalle que le cambia el humor y es cuando le nombran a su prometida. El día de su nombramiento van a aprovechar para hacer oficial su compromiso con la hija de unos de los rivales de su padre. Solo es una unión entre familias para tener más poder y vencer a la mafia rusa, ni siquiera conoce a la chica que es todo un misterio para la sociedad.

Es muy tarde y recién termina de controlar un intercambio de mercadería que fue todo un éxito. Están en el puerto, el barco ya zarpó y para celebrar Constantino salió a tomar unos tragos con sus muchachos, es viernes por la noche, solo tomara unas copas y se marchara, ya desea llegar a casa, está cansado y fueron muchas horas de estar parado negociando el intercambio. Sale del muelle y va conduciendo por la ciudad, es una noche muy oscura y muy pocos faroles alumbran las calles, casi no hay visibilidad por la espesa niebla. Va bostezando y decide tomar un atajo, mientras más deprisa se recueste mejor. De repente y sin previo aviso una muchachas sale corriendo de un callejón y se atraviesa en su camino, frena el auto de golpe y se escucha un ruido en su paragolpes, fue inevitable la colisión. Baja lentamente con temor de encontrarse con el peor escenario, pero para su sorpresa se topa con una preciosura, su ropa está desgarrada y tiene puesto un solo zapato sin tacón. Ella yace en el suelo tirada y él se arrodilla a su lado.

⎯ Señorita, ¿se encuentra bien?

⎯ No deje que me atrapen⎯ dice eso y se desmaya en sus brazos.

⎯ ¿Quiénes? Señorita, reaccione⎯ la sacude y no responde.

Constantino trata por todos los medios posible despertarla, cuando sin previo aviso un ruido estremecedor se siente a su espalda y comienza una lluvia de disparos, el auto que posee por suerte es blindado así que toma entre sus brazos a esa muchacha, la cubre con su fornido cuerpo y la sube al interior, le abrocha el cinturón y enciende el motor y gira su vehículo para estar de frente de esos cobardes, baja la ventanilla y le dispara a los tres hombres que la persiguen, a dos le apuntó entre sus ojos y a uno en la mano que sostiene el arma, cuando la suelta y está indefenso desciende lentamente y se acerca apuntando directamente a los ojos de ese malviviente y le pregunta.

⎯ ¿Quiénes son y por qué tenían a esa muchacha?⎯ le contesta algo y se da cuenta que ese idioma es ruso entonces le dice.⎯ No se quienes son o que quieren pero se metieron con una muchacha italiana y eso se paga con sangre.

El ruso intentó agacharse para tomar el arma con su mano sana pero Constantino es más hábil que él y le da una patada en medio del pecho, este se agita y le falta el aire, es en ese preciso instante que aparece en sus ojos una mirada de suplica, dice algo que no comprende, le niega con su cabeza y le dispara. Ver cómo su vida se escapa en un segundo le es satisfactorio. Se sube nuevamente tras el volante y comienza a conducir. Van directo hasta su mansión y pide que llamen a un doctor, esta niña necesita ayuda. Sube las escaleras con ella en brazos y la recuesta en su lecho. La pequeña comienza a moverse inquieta y abre sus ojos, son de un color celeste cielo y se ve reflejados en ellos. Está asustada e intenta levantarse.

⎯ Tranquila. No te haré daño.

⎯ ¿Qué quieres? ¿Por qué me mandaste a secuestrar?

⎯ Yo no hice nada de eso. Te atravesaste en mi camino, te atropellé sin querer y cuando te desmayaste te traje a casa. No sabia a donde llevarte⎯ evito contarle la parte en que mató a esos tipos para no asustarla.⎯ No tienes identificación.

⎯ No importa quien soy.

⎯ Está bien, como quieras pero ahora viene un doctor en camino.

⎯ No necesito un doctor.

⎯ Estás en mi casa y bajo mi protección, lo mejor es descansar.

⎯ Ahora recuerdo, eran rusos, tengo que hablar con mi padre.

⎯ Primero te revisará un médico.

⎯ Estoy bien, no lo llames, solo necesito ropa y no se como decir esto, no te asustes pero necesito un arma.

⎯ Oye pequeña, no se que piensas hacer pero no puedes irte de aquí así como así y menos armada, no sabes quienes eran esos tipos y que pretendían hacer.

⎯ ¿ Y quién me va a detener? ¿Tú? ¿Acaso no sabes con quién estás hablando?

⎯ Si, con una niña caprichosa que no sabe agradecer.

⎯ No tengo nada que agradecer, casi me matas con tu auto.

⎯ Eres una sinvergüenza, malagradecida, yo salvé tu vida.

⎯ Bueno, esta bien, te lo agradezco. ¿Feliz? Ahora debo ir con mi padre, así que, o me das lo que te pedí o después te las arreglas con él.

⎯ Esta bien, te daré lo que pides así te largas de mi casa.

⎯ Bien que sea rápido.

⎯ A mi no me mandas, lo haré a mi tiempo, primero el doctor, después un baño y luego llamas a quien quieras y te largas.

Salió de su propia habitación hecho una furia y dice a viva voz.

⎯ ¿Quién se cree que es esa niña caprichosa para hablarme de esa manera? Ojalá la hubiera arrollado, así ahora no tendría este dolor de cabeza por escuchar sus berrinches. Lo que tiene de atractiva lo tiene de testaruda.

Llama a Ofelia, una de sus empleadas, para pedirle que le lleve algo de ropa de su hija y le entrega el zapato para ver si coincide con la talla de alguna de las empleadas, ella es una mujer muy amable y prácticamente lo crio.

⎯ Busca todo lo que le pedí, cancela al doctor y sube a entregárselo a la mocosa.

⎯ De acuerdo.

⎯ Y por favor quiero descansar, que nadie me moleste, estaré en mi despacho por si necesitas algo.

⎯ Como diga, mi niño.

Mientras tanto Constantino se encuentra en su despacho tomando un whisky, cuando la puerta se abre de golpe y ella entra como si nada, sin siquiera golpear. No puede creer tanta desfachatez de su parte, ninguno de sus empleados se anima a tanto así que por instinto toma su arma y apunta directo a sus bellos ojos.

⎯ Así atiendes a tus invitados, que feos modales.⎯ dice y toma el whisky del vaso de Constantino.

⎯ No te enseñaron a golpear, podría haber disparado. Por cierto, veo que ya te bañaste, ahora te puedes marchar.

⎯ Lo haré pero antes quiero agradecerte.

⎯ ¿Y cómo sería eso?⎯ vuelve a tomar del vaso y se sirve nuevamente.

⎯ Vamos al cuarto. Solo tengo un modo de pagar esta deuda.

⎯ No te estoy cobrando.

⎯ Vamos, se que te va a gustar.

Ella lo sujeta de la mano, agarra la botella y suben lentamente las escaleras, el whisky comienza a tener el efecto deseado en ella y ya se siente con la valentía suficiente para entregarse a ese desconocido. Él está sorprendido por la invitación pero es una muchacha muy bella y nunca rechaza una oportunidad de divertirse. Una vez que están cerca de la cama, ella comienza a sacarle la ropa con movimientos algo torpe y tiembla del susto a lo desconocido, trata de culpar al alcohol por su estado y se ríe. Él decide tomar el control de la situación. Comienza a besar su cuello y luego su boca y el sabor a menta con whisky es delicioso y adictivo, no quiere separarse, la apoya suavemente sobre las mantas, no sabe porque pero quiere ser delicado esta noche con ella y mantener a raya sus instinto. Tira de su vestido y lo saca por encima de sus brazos y se encuentra con un cuerpo que es de infarto, sus curvas son bien definidas. Besó cada rincón pero quedó con ganas de más. Baja sus pantalones junto a su calzoncillo y comienza a penetrarla. Ella se aferra a su espalda y clava sus uñas, está tensa.

⎯ Relájate, si no esto se acaba aquí y ahora.

Le dice ignorando lo que realmente sucede, intenta una vez más y siente como algo está por romperse y se detiene, ella lo mira suplicante y le susurra al oído.

⎯ Continua.

⎯ Esto es una trampa⎯ intenta separarse pero ella lo abraza y con un hilo en su voz le confiesa.

⎯ No. Por favor, solo no quiero entregarme a mi prometido. Él es una bestia.

⎯ Está bien, solo debes acostumbrarte al movimiento.

⎯ Está bien.

Algo en ella le dice que es verdad y continúan teniendo relaciones, fue delicado e intentó no lastimarla. A la mañana al despertar, ya no había rastro de esa pequeña en su habitación, solo una mancha roja en su cama, como prueba de la inocencia robada. Ni siquiera sabía su nombre pero sabía que jamás podría olvidar a esa belleza y que por más que le  interesara él ya estaba comprometido y debía cumplir con su palabra o otro enfrentamiento entre familias podía suceder.