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La Santa Exiliada Y El Rey Demonio

Exiliada

Hace mucho tiempo había dos deidades: el dios del sol y la diosa de la luna. Los dos dioses protegían nuestro reino de cualquier amenaza desde lejos.

Sin embargo, un día apareció el rey demonio y consigo una guerra.

Los dioses no se quedaron quietos, por eso el dios del sol le otorgó a unos elegidos la fuerza necesaria para matar a los demonios dando origen a los héroes. La diosa de la luna, dio su poder puro a nobles doncellas creando a las Santas.

El primero héroe y santa lograron derrotar al rey demonio pero perdieron su vida en el proceso.

Diez años después, el rey demonio volvió a aparecer al igual que otra guerra. Más héroes y santas lucharon contra él y lo derrotaron a costa de sus vidas, algunas santas afortunadas regresaron juntos a los héroes. Pero siempre el rey demonio regresaba años después.

Actualmente, el reino Elenos se preparaba para la nueva batalla contra el rey demonio hasta que ocurrió un incidente.

— Azalea Abar, ¿cómo te atreves a pretender ser una Santa y engañarnos a todos? — grito el rey de Elenos lleno de furia

Frente al rey había una joven de 17 años de cabello violeta y ojos verdes. Era Azalea Abar, la Santa que fue elegida para enfrentarse al rey demonio.

Fue acusada de fingir ser la nueva Santa de la Luna. Los guardias la tenían encadenada y la agarraban con fuerza de sus brazos.

— se equivocan, yo nunca he mentido. — dijo Azalea

— deja de mentir — se escuchó una nueva voz

Azalea volteo y vio que era Dayan, su mejor amiga. Dayan tenía el cabello castaño oscuro con unos bellos ojos azules.

— Dayan...— murmuró Azalea impactada

Dayan era su mejor amiga desde hace años, no podía creer que la llamara mentirosa.

— Dayan ¿qué estás diciendo? — pregunto Azalea deseando haberla interpretado mal

Dayan camino hasta detenerse frente a Azalea

— tú eres una impostora, ¡yo soy la verdadera Santa de la Luna! — declaró Dayan.

Toda la corte murmuró entre sí ante lo dicho por Dayan.

— eso es imposible — grito Azalea

— puedo demostrar que digo la verdad. — dijo Dayan

Ella miró a unos guardias que inmediatamente trajeron a un hombre que padecía de lepra, aquel hombre se notaba que era un plebeyo a causa sé sus prendas.

los presentes miraron disgustados al pobre hombre que parecía sufrir.

Dayan se acercó a él sin temerle a su enfermedad, poso su mano sobre su frente he inmediatamente una luz blanca ilumino todo el salón y en segundos desapareció.

El hombre leproso se miró sus manos dándose cuenta que se veían exactamente iguales cuando aún no había sido víctima de la lepra.

Todos los presentes vieron asombrados. La lepra era muy complicada de curar incluso para las Santas, solo la verdadera Santa de la Luna puede curarlo en menos de un día. Azalea le tomaría una hora eliminar la enfermedad, pero a Dayan solamente le tomó unos segundos.

— ya no hay duda, lady Dayan es la verdadera Santa de la Luna. — decreto el rey. — lo que significa que Azalea Abar es una impostora.

Toda la corte estuvo de acuerdo con el rey, ante la demostración de Dayan ya no les quedaba dudas de quien era la farsante.

— ¡un momento! — grito Azalea. — ¿por qué mentiría sobre ser la Santa de la Luna?

— ¡porque siempre tuviste envidia de mí!— grito Dayan entre sollozos. — sé que deseabas ser yo y lamento mucho no haber sido una mejor amiga, si lo hubiera sido tal vez esto no pasaría.

Uno de los guardias se compadeció de Dayan mientras que los demás miraban a Azalea como si fuera una basura.

El rey le lanzó la peor mirada.

— Azalea Abar, como impostora serás encerrada en el calabozo por el resto de tu vida. — decreto el rey

Cuando los guardias la levantaron listos para llevársela, alguien más entró y fue directo al lado del rey.

Azalea conocía perfectamente ese rostro, era Marcus, el actual héroe, sobrino del rey y su prometido.

Marcus era alto, de cabello castaño largo y ojos azules, era de gran belleza. Siempre era amable y cariñoso con Azalea y ella lo amaba, se conocían desde que eran niños después de un incidente en del pasado.

Después de que Azalea fuera confirmada para ser la Santa de la Luna ella fue comprometida con Marcus y juntos hicieron la promesa de derrotar al rey demonio y casarse. Una promesa que fue sellada con un beso.

Azalea sabía que su amado la defendería pero...

— su majestad, sugiero mejor el exilio. — sugirió Marcus

Azalea quedó en shock.

— ella es una mentirosa que tuvo la osadía de robar el puesto a Dayan, así que ¿no sería mejor enviarla a un lugar lejano si nada y prohibirle el ingreso al reino? Así viviría con el pecado.— le pregunto Marcus

— es una buena idea. — dijo el rey

— ¡Marcus! ¿Qué haces?— grito Azalea horrorizada. — ¡creí que me amabas!

Marcus le lanzó una mirada cargada de frialdad.

— todo eso fue mentira, dije eso para complacer a mi tío, quien organizo este matrimonio. — dijo Marcus sin emoción alguna. — la verdad es que solo amo a Dayan. Este compromiso queda anulado.

Azalea sintió que todo su mundo se destruía, todo lo que le dijo, lo que prometió...

"Azalea, cuando acabemos con el rey demonio vamos a casarnos y tener un hogar para nosotros solos"

Esas promesas no eran nada ahora.

Las lágrimas brotaron de sus ojos, el dolor del agarre de los guardias no era nada comparado a su corazón destrozado.

— ¡Espero que el rey demonio te mate!— grito Azalea con furia mientras sus lágrimas caían

— ¡guardias llévensela!— ordenó el rey

Con sus ojos nublados por las lágrimas, Azalea no pudo notar que Marcus tenía una expresión llena de tristeza.

Esa misma noche, un carruaje la llevó rumbo a un pueblo fronterizo llamado Sonlo, el pueblo más alejado del reino donde las noticias tardaban en llegar.

Aunque no le importa a Azalea, ya nada le importaba.

6 meses después

6 meses después de llegar a Sonlo, Azalea ya había emprendido una nueva vida en una cabaña en las afueras del pueblo.

A pesar de que en su primer día en ese lugar se hallaba devastada, logró sobreponerse gracias al resentimiento contra Marcus y Dayan, ella no les daría el gusto de hacerla sufrir.

Gracias a que encontró una cabaña abandonada pudo obtener en techo donde dormir. Comenzó a ganarse la vida recolectando hierbas del bosque para luego venderlas en la herboristería del pueblo.

Su nueva vida estába regida bajo su nuevo lema:

"El amor es una mentira dolorosa"

A pesar de ser muy hermosa y popular con los hombres del pueblo, ella no quiere enamorarse nunca más y prefiere vivir sola, no del todo...

— Mury — llamo Azalea llegando a su casa

En ese momento un bebé grifo de plumas blancas, pelaje gris y de ojos celestes fue corriendo hacia ella haciendo chillidos adorables.

— Mury, mi tesoro — dijo Azalea emocionada mientras cargaba a su pequeño grifo.— ¿extrañarte a mami?

El grifo soltó un chillido aprobatorio.

Era el grifo que encontró una semana después de haber llegado a Sonlo, él apenas era un grifo recién nacido que gracias a los cuidados de Azalea sigue vivo y que desde entonces han estado juntos.

— Mury, eres mi única alegría, siempre que te veo olvidó todos mis problemas. — dijo Azalea mientras acariciaba la cabeza de Mury

Al día siguiente, después de entregar un nuevo pedido de hierbas, al salir de la herboristería escucho la conversación de unos señores que estaban ahí.

— es increíble que el rey demonio no haya sido derrotado. — dijo un señor.

— lo sé, escuche que el héroe y la Santa están muertos — dijo su amigo

Azalea que estaba atenta a cada palabra.

< ¿Marcus y Dayan están muertos? > pensó Azalea sorprendida.

Marcus era la persona más fuerte que conocía, ningún demonio con el que se enfrento fue capaz de matarlo, pero sabía qué el rey demonio era un caso diferente. Aún así, Marcus se convirtió en el primer héroe que no mato al rey demonio.

— ¿no que está desaparecida y que por eso el rey la busca?—

— es lo mismo, además el rey demonio se le ha dado por secuestrar chicas —

— ¿chicas? ¿Acaso es pervertido o algo?—

— en realidad comenzó a secuestrar chicas con el cabello púrpura de pueblos fronterizos. —

<¿cabello morado? No recuerdo ningún caso en el que el rey demonio estuviera obsesionado con el color de cabello. > pensó Azalea.

Al mismo tiempo en una montaña cercana al pueblo, un viajero se hallaba bajando de esta junto a su perro, todo iba normal hasta que en un momento su perro comienza a ladrar frenéticamente en una dirección.

— ¿qué pasa amigo? — pregunto el viajero.

El perro deja de ladrar para esconderse detrás de unas rocas. El hombre mira al animal sin saber el porqué de la reacción de su perro hasta que unos gruñidos detrás de él le dan una idea.

Al voltear ve a un demonio toro mucho más grande de él.

Lo siguiente fueron sus gritos de horror hasta que cesaron dejando un silencio de ultratumba.

Azalea regresó a su cabaña siendo recibida por Mury. Cuando esperaba a que su estofado se cocinara en el caldero no pudo evitar perderse en sus pensamientos sobre lo que escucho antes.

< durante el último siglo el rey demonio amenazaba a los humanos y para detenerlo nacía un héroe y una Santa de la Luna, incluso si ambos perdían la vida conseguían derrotar al rey demonio aunque este a lo mucho reviviría entre diez a veinte años y retomaría su control sobre otros demonios. Si Dayan era la verdadera Santa de la Luna entonces debieron tener una gran victoria, entonces Marcus podría... ¡NO! No me importa que ese cretino haya muerto, se lo merecía, pero ¿por qué me siento mal al pensar que murió? >

Mury hizo chillidos muy fuertes con la intención de traer a la realidad a Azalea.

Azalea se dio cuenta de que se estaba quemando

estofado por haber estado distraída.

— oh cielos...— se lamentó ella

Así que no tuvieron más remedio que comer un estofado quemado.

— lo siento, Mury, prometo hacer una mejor cena mañana — le prometió Azalea

Sin embargo, se escuchó una explosión que llamó la atención de Azalea, quien salió rápidamente para ver de que se trataba.

Fue grande su sorpresa o más bien horror al ver como el pueblo ardía en llamas. Sin perder el tiempo fue corriendo para ver si podía ayudar en algo, porque cuando llego todos en el pueblo eran amables con ella incluso si desconocían su pasado.

Al llegar pudo ver un escenario que hacía mucho tiempo no había visto: demonios por cada rincón capturando a cada aldeano y matando aquellos que se resistían.

Azalea sabía que debía hacer algo. Los poderes de Santa le pueden ayudar a alejar a los demonios y causarles quemaduras.

Sin pensarlo más usa su poder sagrado contra un demonio que cargaba a una aldeana causándole una gran quemadura en todo su cuerpo soltando así a la aldeana.

El ataque llamó la atención de todos los demás demonios que iban tras Azalea.

Pero todos fueron detenidos por un demonio que parecía ser su líder, era un minotauro rojo con una armadura dorada. Este dio un paso adelante mientras agarraba a un niño.

— Santa... será mejor que te rindas si no quieres ver morir a toda esta gente — le propuso el minotauro listo para aplastar la cabeza del niño.— además tú tienes cabello púrpura así que tendrás que venir con nosotros por órdenes del rey demonio.

< si me niego ese niño morirá, además son demasiados y es muy probable que haya más víctimas. Lo mejor será entregarse sin poner mucha resistencia. >

— de acuerdo, iré con ustedes si todos ustedes abandonan esta aldea. — dijo Azalea

— lo juro como minotauro — juro el minotauro

— la palabra de un demonio no es confiable, aun así me arriesgaré en creer en ti.

Llegando al castillo demoniaco

Después de aceptar ir con los demonios, Azalea fue transportada (encerrada) en una jaula de una caravana junto a otras chicas que curiosamente tenían el cabello púrpura o de tonos variantes y eran todas jóvenes.

A pesar de ser prisioneras, Azalea no evita sorprenderse al ver que los demonios son cuidadosos con todas las chicas, ya que no las dejan sin comer o beber; ninguna se encuentra herida; ni han sido abusadas sexualmente o psicológicamente.

< ¿por qué de repente el rey demonio se obsesiona con el cabello púrpura...?, tanto como para mantenernos en buen estado. > se preguntó Azalea

De repente se escuchó un grito, era una de las prisioneras de otra jaula que había logrado salir de esta pero no escapar de los guardias.

El minotauro que la atrapó quería abusar de ella, pero el golpe de su líder lo detuvo.

— ¿acaso olvidaste lo que hizo el rey a un demonio por matar a una de las chicas? — le recordó su líder

Al recordarlo el minotauro se limitó a enviarla de regreso a su jaula.

< ¿acaso ese demonio reprimió sus deseos salvajes para evadir un castigo?, realmente deben temerle a su rey. > pensó Azalea.

Entonces, Azalea recordó algo importante.

< ¡Dios mío! Me olvide de Mury, lo dejé dentro de la casa por si había peligro. Mi Mury debe estar solo y asustado. > pensó Azalea extremadamente preocupada.

Tiempo después la caravana llegó a una gran montaña desolada donde las plantas apenas crecían y los animales eran nada más que cuervos e insectos.

Dentro de la jaula donde estaba Azalea, todas las chicas estaban muertas de miedo.

— ¿qué hará el rey demonio con nosotras?—

— ¿seremos su cena? —

En eso se escuchó el llanto de una chica de apenas 14 años. Azalea decidió consolarla e intentar tranquilizarla.

— tranquila, no morirás...— le dijo Azalea con una voz suave

— mis padres simplemente me entregaron a los demonios para que dejaran mi pueblo, ni siquiera intentaron defenderme — Sollozo la chica

Azalea la abrazo, pero su mirada se volvió sería.

< rey demonio, sé que yo sola no puedo matarte, pero mi poder sagrado puedo usarlo para debilitarte lo suficiente para darles la oportunidad de escapar. Pero aún quedaría los guardias... Maldición, si esos dos hubieran hecho bien su trabajo nada de esto hubiera pasado. > pensó Azalea frustrada.

Con "esos dos" se refiere a Dayan y a Marcus.

Al rato llegaron los demonios llevaron a todas las chicas al salón principal del rey demonio. Era un lugar oscuro iluminado únicamente por antorchas en las paredes. En el centro estaba el trono del rey demonio hecho con huesos de sus víctimas.

< hace meses creí que no vería en persona al rey demonio... Según los libros, la apariencia de el rey demonio era una criatura para nada humana; con un tamaño superior al de un humano; su cuerpo peludo y bípedo ágil y fuerte; garras tan filosas listas para descuartizar; su rostro era el cráneo de un animal adornado con cuernos como si fuera una corona; sus ojos como dos luces rojas en un abismo de oscuridad. Ese era el rey demonio. >

Ante todas las jóvenes apareció el rey demonio, alto; con un pelaje negro; con el cráneo de un alce como rostro; ojos rojos y usando una capa roja antigua y dañada.

Todas lo miraron muertas de miedo, pero Azalea solo lo estaba analizando.

< sería inútil atacarlo, si sobrevivió al héroe y a la Santa de la Luna significa que es más fuerte que sus anteriores reencarnaciones. > pensó Azalea atenta a cada movimiento del demonio.

El rey demonio no había dicho ni una palabra, solo observaba fijamente a cada chica, sin previo aviso se acercó ágilmente a una joven de cabellos violeta pálido y de ojos turquesas, él la agarro del mentón y empezó a analizarla, luego la tiro bruscamente. Lo mismo hizo con otras chicas dejándolas adoloridas.

< parece que busca a alguien en específico... > pensó Azalea

Entonces el rey demonio se acercó a la chica que Azalea había consolado anteriormente y antes de que pudiera analizarla, ella gritó y trató de escapar. Pero el rey demonio la agarro con tanta fuerza de su pierna que parecía estar a punto de romperla y la alzó de cabeza.

— ¡NO me mate! — grito la chica entre llantos

Azalea no lo soporto, rápidamente corrió hacia él y uso su poder sagrado contra su brazo.

El rey demonio soltó un siseo de dolor y dejó caer a la chica. Azalea se paró entre él y la chica mirando desafiante al rey demonio.

Las demás chicas que quedaron como espectadoras comenzaron a murmurar entre ellas

— ¿es una Santa? —

— si lo es, pero ¿no es más débil que el rey demonio? —

— ella está muerta —

Azalea era consciente que si se enfrentaba sola al rey demonio ella tenía las de perder. Pero no quería caer sin antes pelear, no quería sentirse pisoteada nuevamente.

El reino demonio miró fijamente a Azalea, quien estaba lista para atacar nuevamente, él acercó su mano hacia ella lo que la puso en guardia, sin embargo, el rey demonio pasó sus garras entre su cabello y acercó un mechón para olerlo.

— tú... — dijo el rey demonio con una voz profunda

Azalea no comprendía las acciones de ese demonio.

Luego, inesperadamente, el rey demonio cargo a Azalea como si fuera una princesa y miró a sus súbditos.

— ¡llévense a las otras mujeres al calabozo! — aviso el rey demonio — ¡Ya encontré a la mujer que buscaba!

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