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Papá Soltero

Capítulo 1

Los santos, después de mucho tiempo regresó al lugar en donde su única familia se había establecido.Siendo esa la primera vez que llegaba a Los Santos con su pequeña hija.Gustavo era un ex policía que se hacía cargo de las acciones de su esposa, pero cuando ella murió al dar a luz a su hija, dejó todo atrás y emprendió un viaje por todo el mundo, viendo crecer a su hija en países diferentes.Hasta que después de un año, pensé volver a América.

— Esto es increíble - sonrió Horacio al verlo bajar de su camioneta todo terreno - Por fin su gran travesía los trajo a Los Santos.

— Queríamos peligro y paz al mismo tiempo y saliste tú - sonrió divertido, se acercó y lo abrazó fuerte - Hola hermano.

— Hola - se sonrieron - ¿Dónde está el bebé del viaje?

Gustavo soltó una risita, abrió la puerta de la camioneta y cargo a su hija en brazos.

— Aquí está la niña hermosa - acomodo su sudadera.

— Esta enorme - la tomó en brazos - Hola Gen, como te va con tu papá y su viaje por el mundo - sonrió divertido.

— Nos va bien - sonrió Gustavo.

— Vamos pasa, ya les prepare la habitación - entraron a la casa - Viktor, ya llegaron.

— Hola Gustavo - sonrió Volkov estrechando la mano de Gustavo - Dios santo, cuánto ha crecido.

— Un año hace maravillas - sonrió Gustavo.

— ¿Un año?¿Ya caminas?- dijo Volkov tomando a la bebé en brazos.

— Pruébalo - sonrió divertido.

La pareja se miró, bajó con sumo cuidado a la pequeña rubia, Volkov tomó sus pequeñas manos y Horacio se agacho estirando sus manos para que ella caminara hacia él.

Gustavo sacó una liga de su chamarra y amarró su cabello, mirando como su hija tomó la confianza y fuerza para sostenerse unos segundos y dar unos cuantos pasos hasta llegar a Horacio.

— Eso es - celebrado Volkov - Ya camina la princesa.

— ¿Hace cuanto que camina?¿Por qué no me dijiste?

— Hace meses que se sostenía, tomándose de mi pierna, pero no podía dar un paso - suspiro - Hasta hace como un mes que me sorprendió dando sus primeros pasos, ella sola se levantó de la arena y caminó hacia donde estaba.No estaba lejos de ella, fueron como cinco pasos los que dio - sonrió mirándolos - Estábamos en Sacramento cuando esto paso.

— ¿Fueste a casa?- Dijo Horacio.

— Si, hace dos semanas que fuimos a casa - suspiro y rasco su nuca.

— Gen y yo saldremos a buscar la cena - dijo Volkov cargando a la bebé - Los dejamos.

Volkov sabía que ellos necesitaban una charla larga y tendida, solo ellos.

— ¿Cómo te sentiste?- dijo Horacio regalando una cerveza.

— Creí que después de todo el año que pasó, llegaría a casa se sentiría diferente - suspiro y le dio un gran trago - Sentí un gran vacío al entrar en ella, incluso ella lo sintió - carraspeo - Voy a vender la casa.

— ¿En serio?Crei que la tenemos.

— No puedo tenerla, su ausencia me quema - suspiro.

— Gustavo deberías pensarlo, puedes tenerla ahí - lo miro - Toda tu vida está ahí.

— Mi vida se fue cuando mi esposa murió - lo miro - Esa casa era mi vida con ella.Necesito una casa donde solo seamos mi hija y yo.

— Mira Gustavo, deja la casa como esta y compra una con la que te sientas cómodo con Gen - suspiro - Quieras o no, algún día ella dejará saber donde experimentaron sus primeros días de vida con sus padres.

— Supongo que tienes razón - le sonrió - ¿Hay buenos vecindarios aquí?

- ¿What?- lo miró.

— Ya escuchaste, un vecindario aquí ¿lo hay?

— Posiblemente no lo se - sonrió - ¿Te quedarás?¿Aquí?

— Tal vez, aun no pienso establecerme en un lugar, pero me gustaría tener algo aquí cerca de ti para que cuando llegue a venir no invada su vida matrimonial.

— No invade nada Gustavo, sabes que Viktor los quiere - le sonrió - Pero si quieres eso, tengo un piso en la playa.

— Tienes tu pisito en la playa - le hizo burla y los dos rieron.

— Cállate, lo usamos cuando tenemos tiempo libre lo que jamás pasa - le sonrió - Podemos ir mañana y te quedarán unos días ahí.

— Perfecto, pero no me quedaré mucho, pienso irme en una semana - le sonrió.

— ¿A dónde irán esta vez?

— Las vegas, tengo una amiga ahí y dijo que hay buenos lugares donde puedo visitarlos con Gen - sonrió - Volveremos cuando sea mayor de edad para ir a los casinos.

— Las Vegas ¿eh?- sonrió - Me alegro por ti.

— Disfrutaré este tiempo con ella, antes de establecerme en algún lugar - suspiro - Quiero darme una ducha.

- Arriba está todo\, sube yo esperare a Viktor.

[...]

Mientras tanto Viktor se paseaba por el mini súper con su sobrina. 

— ¿Volkov?Demonios casi no te reconozco con esa niña.

Volkov miró a su jefa, la dueña de Los Santos, la Superintendente de la policía, tenía su típico traje de trabajo, camisa blanca arremangada, pantalones negros y botas, su cabello negro amarrado en un moño alto y sis lentes oscuros. 

— Conway - sonrió Volkov, sosteniendo que la bebé no se cayera - Es mi sobrina.

— ¿Sobrina?- lo miro confundido.

— Es la hija del hermano de Horacio.

— Oh cierto, su mujer murió cuando dio a luz - Conway dijo agachándose para ver a la bebé, se quitó sus lentes oscuros - Hola preciosa - sonrió tomando una de sus manitas - ¿Ya camina?

— No camina muy bien, la estaba ayudando - sonrió Volkov.

— Ven aquí nena - tomó su mano y comenzó a dar pasitos con ella.

— Te ves bien - sonrió burlón - Tal vez Gustavo necesita una niñera.

— Callate anormal.

Aradia sostenía la mano de la pequeña niña que la miraba con curiosidad, pero que se dejaba llevar por ella.

— ¿Quieres conocerlo?Está en casa - sonrió - Se quedará solo unos días.

— ¿Unos dias?– frunció el ceño. 

— Gustavo está recorriendo el país con ella, empezó un mes después de que murió su esposa.

— Interesante - la bebé tropezó y casi caía, pero Conway la carga - Suficiente caminar - lo miro - ¿Cómo es él?

— Eso suena a interés - dijo burlón - Ven a casa y conócelo, no es como si conocieras al amor de tu vida - se acercó - Bueno, él no es ningún chico con los que te acuestas una noche y los olvidas - soltó una risita .

— En mi vida te vuelvo a contar mi vida privada - soltó Conway molesta.

No era secreto que Conway acostumbraba a costarse con chicos universitarios, jóvenes y hormonales, para sacar sus ganas.Les pagaba y se olvidaba de ellos.Tampoco era secreto que era una de las mujeres deseadas por todos los hombres y mujeres de Los Santos.

Volkov y Horacio habían hablado hace tiempo de presentar a Gustavo y Aradia, tal vez ambos podrían conectarse y acoplarse juntos.

Y tal vez ahora era el momento de hacerlo.

Todo comienza con una buena cena en familia...

Capítulo 2

Gustavo bajó las escaleras con su pijama puesta y tenía a su hija en brazos con el cabello húmedo de que recién estaba bañada.

— Huele delicioso – dijo Gustavo – Tengo hambre – se sentó y puso a su hija en las piernas.

— Gen tiene el cabello húmedo, tengo una secadora de cabello si la quieres – dijo Horacio.

— Si para antes de dormir no se le ha secado ya se lo sacaré – le sonrió.

Gustavo los miraba muy nerviosos, pero no sabia porque, solo se concentró revolverle el cabello a su hija para que se le secara.

— Invitamos a alguien – dijo Horacio – Viene para acá, es Conway.

— ¿Conway?¿Quién no es tu jefa?La que te cae mal ¿no?

— Ya no me cae mal – sonrió Horacio – Está bien que venga ¿verdad?

— Es su casa, yo solo soy un invitado más – sonrió Gustavo.

— Bien – sonrió la pareja.

El timbre sonó y la pareja se asustó, Gustavo los miró confundidos, era como si tramaran algo.

Pasó sus dedos por su cabello que también estaba húmedo, cuando al comedor entró una mujer con una blusa blanca que tenía poco escote pero podía notar sus grandes senos, pantalones negros que se justaban a sus piernas y su culo y zapatillas.Gustavo casi abre la boca, le parecía una modelo salida de una revista de ropa interior, era sexy.Esa no podía ser policía, era demasiado hermosa como para serlo.

— Buenas noches – dijo Aradia.

— Buenas noches – sonrió Gustavo, miró sus ojos miel y su cabello negro suelto, siente que sonrió de más porque notó un ligero sonrojo en las mejillas de la mujer.

— Aradia le presentó formalmente a mi hermano Gustavo y su hija Genoveva, Gustavo ella es mi jefa Aradia Conway.

— Mucho gusto – estrecharon sus manos y sintieron una pequeña corriente eléctrica.– Conocí a tu hija esta tarde – se sentó junto a él – Es un amor de niña y camina bien.

— Gracias – sonrió Gustavo mirando a su hija que tenía el cabello en la cara – Gen por favor – la puso de frente y le quitó el cabello de su cara – Es el amor de mi vida – susurro mirando a su hija.

Aradia sintió como su corazón se achicaba al verlos.Gustavo era un hombre grande, fuerte, tenía muchos tatuajes en los brazos, el cuello, las manos, su cabello rubio era algo largo, estaba recién afeitado lo que lo hacía ver más joven y sus ojos azules parecían el mismo mar… era guapísimo 

— Traeremos la cena – dijo Volkov dejándolos solos.

— Oye Volkov me contó que están viajando por el país, eso es genial ¿Cómo les va?

— Super bien – sonrió Gustavo – Es una gran experiencia, me gustaría repetirla cuando ella sea más grande – dijo mirando como su hija tomaba la mano de la mujer.

— ¿Cómo?¿Ya no lo harás?

— Lo seguiré haciendo, pero Gen viajaré ir a la escuela y debo establecerme en algún lugar.

— ¿Cuántos años tiene?

— Un año y 3 meses.

— Por favor, aun falta, disfruten este tiempo juntos – lo miro – Porque crecerá rápido.

— Si eso lo estoy viendo – sonrió y volvió a mirarse a los ojos, en su pecho sintió algo que no sintió desde que su esposa murió, le sonrió un poco.– ¿Cuéntame de ti?Lo único que sé es que eres una jefa algo difícil.

— ¿Qué capullo te dijo eso?– los dos se rieron.

— Ya está la cena – dijo Horacio sirviendo los platos – Espero les guste.

—Huele genial.

— A Gen le hice un poco de fruta con miel – dijo Volkov.

— Gracias – sonrió Gustavo – Bien creo que comeré de dos platos hoy – dijo divertido.

— Gustavo cuéntanos ¿Qué se siente viajar con tu hija?– Dijo Horacio.

— Es perfecto – sentó a su hija de manera que pudiera darle de comer – Algunas veces era difícil, más cuando era más pequeña.Lloraba mucho, casi no dormíamos y cosas así – suspiro – Pero no cambiaría eso por nada, me encanta viajar con ella.Y se que pronto va a correr, va a crecer y quiero atesorar esos recuerdos con ella.

— Que lindo — dijo Horacio.

La bebé balbuceo algo haciéndolos reír a todos.Gustavo seguía dandole sus papilas en la boca a la vez que él comía también, la imagen sin duda era algo hermosa para los presentes, en especial Aradia que no dejaba de mirarlos con ternura.

— Me encantaría viajar así como tú — dijo Aradia.

— Puedes venir con nosotros un día – soltó de la nada y la miró – Me iré el Lunes a Las Vegas, tengo una colega, pero al próximo viaje eres bienvenida.

— Pues gracias, lo tendré en cuenta Gustavo – le sonrió.Y el rubio le devolvió la sonrisa seguida de un guiño.

Horacio lo miró un momento, sabe bien quién es esa colega suya y no es una amiga cualquiera es un amante que tiene.Sasha, se conocieron hace mucho tiempo y ahora parece que no han terminado de tener contacto.

El resto de la cena la pasaron hablando de los viajes de Gustavo, de cómo la bebé ha crecido mucho, hasta el momento en que Horacio y Volkov se fueron a lavar los platos.

— Su cabello está largo – dijo Aradia que tenía a la bebé sentada en su regazo - ¿Pudo sacárselo?

— Claro – le sonrió – Eres buena con los niños.

— En un momento quise ser madre – carraspeó y decidió no seguir hablando de ese tema.– Entonces sólo estarás cinco días aquí.

— Así es – sonrió mirándola un poco, tenía esa mirada de haber perdido algo.Pero no dijo nada más.- ¿Por qué?¿Quieres darme un tour?

— No es ningún problema, los puedo llevar a varios lugares – le sonrió – Conozco algunos donde ella puede jugar.

— Perfecto, tú solo dinos cuándo y estaremos listos.

— ¿Qué dices mañana a las 11:00?– Aradia lo miró un momento.

— Me parece perfecto – le sonrió.

Gustavo se quedó mirando cómo Aradia, una mujer que apenas conocía hoy, es tierna con su hija.Sin duda la imagen de ver a Aradia secándole el cabello a su hija, es lo más hermoso que pudo ver.

Le hubiera gustado ver a su esposa hacer eso…

[…]

— A si que tendrás una cita con Aradia ¿eh?– sonrió Horacio.

— Claro que no — dijo Gustavo mientras secaba los platos.

— Por favor, vi como babeaste por ella – Gustavo se sonrojo – Y también la vi a ella con Gen – suspiro – Gustavo deberías darte una oportunidad.

— La acabo de conocer – puso los ojos en blanco – No es como si conociera al amor de mi vida.

— Y Sasha lo es ¿no?– lo miro – Creí que ya no te veías con ella.

— Lo que haga con ella no es de tu incumbencia Horacio.

— Lo es si mi sobrina está ahí.

— Ella es buena con Gen y la quiere – lo miro – Somos amigos ¿ok?

— Está bien – suspiro.

— Gustavo – llamo Volkov y los dos se giraron para ver como Gen caminaba hacia su papá.

— Ven aquí nena – se agacho y espero a que su hija llegara – Eso eso preciosa – la carga y le dio un beso en la mejilla, la bebé solo rió divertida.

— Lo hizo hace un rato conmigo – sonrió – Pronto será imparable.

— Eso – sonrió Gustavo dejándola en el piso de nuevo, tomó su mano – Bueno creo que – el timbre sonó.

— Tu cita está aquí — sonrió Horacio.

— No es una cita, solo me enseñará la ciudad.

— Bien puedo hacerlo yo, tu hermano – reclamo – Pero irás con la mujer más deseada de Los Santos – le dio un beso en la frente – No hagas ninguna guarrada con mi sobrina presente.

Gustavo sonrió negando con la cabeza, tomó la mano de su hija y caminaron poco a poco, Aradia estaba en la entrada esperandolos.Cualquiera diría que hasta se bañó para esa “cita” se había puesto jens y una playera negra, su cabello estaba suelto y tenía sus lentes oscuros, estaba un poco nervioso, pero podía controlarlo.Entonces los vio, Gustavo un poco encorvado caminando de la mano de su pequeña hija.

— No sabes lo tierno que te ves así — sonrió Aradia.

— Prueba hacerlo tú, ya me dolió la espalda y no hemos caminado mucho – dijo Gustavo.

— Sueltala y deja que venga a mí – Aradia se agacho y estiró sus manos, Gustavo soltó su manita – Ven aquí nena.

Gustavo se cruzó de brazos y miro como su hija caminaba hasta esa mujer extraña, pero que raramente se sentía cómoda con ella.A los pocos segundos ella llegó sosteniéndose de sus manos y riendo.

— Eso es Gen – sonrió Aradia – Hoy iremos a muchos lugares.

— Tomaré su panalera y nos vamos – sonrió Gustavo, volvió a la cocina para tomar su biberón.

— Es super lindo con ella – sonrió Horacio.

— Callate – sonrió – Los dos se callan – los miro y se fue.

— ¿Qué hicimos?– dijo Volkov sonriendo.

— Burlarnos en silencio – sonrió - ¿Crees que esto funciona?– lo mira.

— Funcionó para nosotros – le dio un beso en la cabeza – Te aseguro que saldrá bien para ellos.

Capítulo 3

— Cuando dijiste que saldríamos, no me imagine esto – sonrió Gustavo. 

— ¿Qué esperabas?¿Un club nudista?– los dos rieron – Es un buen lugar – estaban en un parque donde las familias iban con sus hijos a pasar un buen rato.

— Lo es – sonrió – Sobre todo con el helado – los dos miraron como la bebé caminaba en el césped y jugaba con las flores – Me gusta ya ella igual.

Gustavo miró a la chica que estaba con ella, estaba mirando a su hija con una sonrisa y mentiría si dijera que no le gusta verla.

— Y cuéntame ¿A dónde ha viajado este tiempo?– preguntó Aradia.

— Empezamos en California, después a Alemania, Londres, Francia– suspiro – El mes del primer cumpleaños de Gen lo pasamos en París – le sonrió – Después fuimos a Irlanda, de vuelta a Sacramento y fuimos un tiempo a casa – carraspeo.

Aradia noto como desviaba su mirada a la pequeña en cuanto dijo que volvio a casa.Cuando ella perdió a su esposo, era difícil estar en casa.

— ¿Y cómo te fue en casa? 

— Fue difícil – susurro – Se sintió solo y vacío – miró a su hija que se había sentado junto a unas flores a unos pasos de ellos – Incluso ella podía sentirlo. 

— Comprendo eso – le sonrió – Puedes estar totalmente genial todo el día, pero al llegar a casa es como llegar a un lugar sin vida – se acercó a Gen.

Gustavo lo miró, pareció que Aradia comprendía por lo que pasaba él.

Aradia cargo a la bebé y estiró su mano para levantar a Gustavo del césped. 

— ¿A dónde vamos?– preguntó Gustavo, mirando como se veía a Aradia con su hija en brazos.

— Ya lo veras – le sonrió - ¿Y a dónde irán después de aquí?– lo mira.

— Las Vegas y después puede que vayamos a Washington – la miró sonriendo – Aun no lo sé, eso es lo bueno de viajar sin rumbo, tienes muchos destinos.

— Si – le sonrió – Te sugiero que vayas a Washington y si quieres los acompañó, conozco muy bien Washington, trabaje un tiempo ahí.

— Pues está decidido – la miró – Después de Las Vegas, nos veremos en Washington – le sonrió.– ¿Qué dices? 

— Perfecto.

Gustavo miró como Aradia metía a la bebé en su silla que había instalado en su auto, en verdad le gusta ver como es con su hija, y como es con ella.

Después de media hora de conducción, llegaron al muelle, justo donde hay muchos botes.

— ¿Tienes algún bote?– preguntó Gustavo con ilusión. 

— Así es – dijo Aradia – Es ese – dijo el último bote – Se llama Julian.

— Julián – lo miro – Lindo nombre.

— A si es – sonrió y subieron al bote – Hey Ivanov ¿crees que pueda salir a dar una vuelta?

— Claro que si Conway, lo desató y estamos en marcha.

— Gracias – Aradia miró a Gustavo.– Ivanov es mi mejor amigo, se hace cargo del bote.

Los tres fueron abajo, donde el olor a tocino despertó el hambre de los dos. 

— Eso huele delicioso – dijo Gustavo.

— Y creo que alguien también le gusta – dijo Aradia al ver como Gen balbuceaba. 

— Eso veo — los dos se sonrieron.Aradia atribuye el que sería el almuerzo de Ivanov, ya cocinaría algo más tarde él.Sentó a Gen en sus piernas y esta de inmediato metió las manitas en el plato de Conway.

— No Gen no hagas eso.

— Déjala – le sonrió – Puede hacer eso.

— Pero te va a ensuciar.

— Puedo quitarme la ropa después – le sonrió y eso sonrojo mucho al rubio, el bote comenzó a moverse – Hemos zarpado. 

Ivanov bajo y vio que se habían comido lo que hizo para su almuerzo.

— Hey ratas se comieron mi almuerzo – dijo Ivanov – Solo podría pasarlo a ella, no a ustedes – le hizo ojitos a la bebé.

— No seas llorón y haz más.

— Soy Alexander Ivanov – dijo mirando al rubio – Se supone que estoy muerto.

Gustavo lo miró raro y Aradia solo sonrió negando con la cabeza mientras se entretenía trenzando el cabello de Gen. 

- ¿What?– Dijo Gustavo.

Ivanov se sentó junto a ellos, sonriéndole a la pequeña que no dejaba de mirarlo.

— Conway me mandó a una misión, me dispararon tres veces y “morí” pero realmente estoy aquí en un bote – sonrió divertido.

— Tiene sentido – sonrió – Soy Gustavo y ella es mi hija Genoveva.

— Hermosura, diría que se parece a ti.

Ivanov acarició el rostro de la pequeña que se perderá bastante quieta mientras Aradia trenzaba su cabello.

— Es porque se parece a mí – sonrió – Quisiera decir que tiene algo de su madre, pero más de uno ha dicho que es mi mini copia. 

— Pues vaya hermosura – dijo Ivanov – Se notan los genes – le guiño.Conway los miró a ambos, literalmente están coqueteando frente suyo mientras tiene a la bebé en sus piernas.

— Algo así – sonrió - ¿Y tú, Ivanov, que puedes decirme de ti? 

— Soy un soltero codiciado por los peces – sonrió divertido – Si está señora me dejara, estaría navegando por el océano, aunque me perdería fácil y moriría en tres días por no saber pescar.La única vez que tuvo suerte, fue porque el pez saltó al bote – los dos comenzaron a reírse.

— Es imposible que seas tan malo – sonrió Gustavo.

— Lo juro, sino dile a Conway.

Aradia volvió a sonreír mientras el par se coqueteaba como adolescentes.Ivanov no ve a mucha gente y es por eso que se ha vuelto muy hablador con una vida humana que ve apenas.

— Yo soy bueno pescando, cuando Gen cumplió un año renta un bote y con unos amigos fuimos a pescar, mientras que unas amigas llevaron a Gen a nadar.

— ¿Gen sabe nada?–dijo Aradia.

— Aprendí a nadar antes que a caminar – sonrió Gustavo.

— Oye eso es estupendo – dijo Ivanov - ¿Viajas mucho?

— Después que mi esposa murió, tomé a mi hija y emprendimos un viaje por todo el país, estaré aquí hasta el Lunes.

— Oye si quieres y claro si Aradia me presta el bote, podemos navegar los tres por un tiempo.

— No sería mala idea – sonrió Gustavo. 

Aradia carga a la bebé y se levantó. 

— Si ya dejaste de coquetear, Gustavo vamos a cubierta y te muestro todo.

Ivanov sonrió divertido. 

— Oh sí vamos.

Aradia salió a cubierta con la bebé, no le molestó mucho que Ivanov tenga con quien hablar, pero joder, ella invito a Gustavo a estar con ella no con él. 

— Wooo es hermoso – dijo mirando como se alejaron del muelle.

— En la noche estar rodeado de la estrella es estupendo – sonrió Aradia. 

— Oye ¿podemos nadar?– dijo Gustavo mirándola. 

— No es muy rápido, acabamos de comer – dijo Aradia. 

— Es un mito, lo he comprobado varias veces y además no es marea alta – le sonrió.– No te pongas modo mamá conmigo, señorita – Aradia se sonrojó y dejó que Gen caminara con su papá.

— Está bien, vamos – Gustavo tomó a su hija y Aradia bajo la escalera para estar más cerca del agua. 

Cuando bajaron, Aradia comenzó a quitarse la blusa y el pantalón, para Gustavo fue un deleite ver como se quitaba la ropa bajo sus ojos.Si en la cena le pareció una modelo, ahora es más una striper. 

Sus curvas resultaban, tenía un tatuaje de mariposa sobre su espalda baja, sus bragas negras y su sosten negro la hacian ver apetitosa. 

Aradia entró al agua primero y entonces miró como Gustavo la miró, solo le sonrió.

— Dame a la bebé, yo estaré con ella. 

Gustavo solo le quitó su vestido dejandole su pequeña playerita y su pañal.Se acercó y se la dejó poco a poco.Vio como la bebé sonreía mirando a Aradia. 

— Ven aquí preciosa – sonrió Aradia dejando que Gen se pusiera con ella. 

Gustavo se quitó la ropa quedando solo en calzoncillos.Aradia se giró a verlo, el cuerpo del rubio también era bastante sexy, tenía varios tatuajes y estaba bien trabajado. 

Gustavo entró al agua y en poco tiempo se acercó a ellas. 

— Está bien tranquilo – dijo Aradia al ver la preocupación en los ojos del rubio.

— Se que esta bien, pero aun asi no dejo de preocuparme por ella – la vio flotar en el agua mientras reía divertido – Jamás dejaré de preocuparme por ella.

— No sabes lo sexy que te oyes al decir eso. 

Gustavo le sonrió, se acercó un poco más a ella, la atracción fue mutua desde la cena de la noche anterior.Solo bastó un último acercamiento para que ambos juntaron sus labios y se besaron tiernamente.El beso se intensificó cuando la lengua de Gustavo buscó la entrada a la boca de Aradia 

La risa de la bebé hizo que ambos se separaran y comenzaron a reírse.Volvieron a mirarse y decidieron estar con ella, nadando. 

El resto del día lo pasaron juntos. 

Al final del día, Aradia llevó a casa a Gustavo, el bebé había quedado profundamente dormido en su asiento.

— La agotamos – dijo Aradia mirándola.

— Si – sonrió Gustavo, miró a Aradia y suspiró.– Aradia gracias por hoy, me la pase demasiado bien.

— Yo también la pase muy bien – le sonrió y tomó su mano.

— debería irme ya, debo arropar a Gen.

—Claro.

Los dos bajaron del auto, Gustavo sacó a su hija, cargándola con cuidado, Aradia lo acompañó hasta la puerta. 

— Bueno, gracias por todo.

— No fue nada Gustavo, me gustaría repetirlo si tú quieres – sonrió Aradia.

— Claro, podemos hacerlo antes de que nos vayamos.

Los dos se sonrieron, estaban perdidos en su mirada y estaban por darse cuenta de otro beso cuando alguien abrió la puerta.

— Dios son ustedes, escuchamos voces afuera – dijo Volkov – Dame a la bebé, Horacio y yo nos encargamos de ella.

— Oh gracias – dijo Gustavo y le dio a la bebé con cuidado. 

— Entonces, espero que descanses – dijo Aradia sonriendo.

— Igual tú.

Aradia se acercó y le dio un beso en la mejilla.De nuevo la cercanía, fue Gustavo quien la tomó de la cintura para volver a besarla.Sus labios calientes y sus besos, realmente le enloquecía esa mujer y solo tenía un día de conocerla. 

— Creo que debería irme ya – susurro Gustavo junto a sus labios.

— Si, yo también – carraspeo y se separaron – Descansa.

— Igual tú – Gustavo estaba por entrar cuando Aradia lo detuvo.

— Oye, no sé si es muy apresurado – Aradia – Pero este viernes hay una fiesta, es como una ceremonia por parte del Alcalde y la comisaría estará ahí – carraspeo – Me preguntaba si tú y Gen quisieran venir.

— Oh, tú…

— No te sientas presionado…

Gustavo suspiró mirando a la morena, estaba emocionado, tal vez eran las emociones de sentirse de nuevo así.

— Si, iremos – dijo de inmediato cortándola – Digo, claro que iremos sería un placer.

— Está bien, entonces nos vemos el viernes – sonrió – Adiós.

— Adiós. 

Gustavo cerró la puerta y se recargo en la puerta con una gran sonrisa.

— ¿Y bien?Dinos ¿Qué pasó?– dijo Horacio asustándolo por completo.

— Dios qué hacen ahí – sonrió mirando como Horacio, Volkov y su hija estaban sentados en el sofá.

— Esperando el chisme – dijo Horacio.

— No les diré nada – sonrió - ¿Se encargan de ella?

— Si, nosotros lo hacemos – dijo Volkov – Ve a descansar – sonrió divertido.

— Los odio – sonrió – Buenas noches.

— Descansa bebé – dijo Horacio. 

— Igual ustedes.

Horacio suspiró con una sonrisa, le gustó ver ese brillo en sus ojos y esa sonrisa, estaba muy feliz por él.

— Se ve feliz – dijo Volkov.

— Muy feliz, espero que esto funcione – miré a su esposo.

— Yo espero también – sonrió Volkov – Ahora, me iré con Gen para arroparla y darle un biberón.

— Te ves muy bien papá – sonrió mirándolo.

— Debemos conseguirnos una de estas – dijo Volkov subiendo las escaleras.

Horacio suspiro con una sonrisa…

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