Todo comenzó hace 9 años con la muerte de mi abuelo, en ese
entonces tenía 11 años.
Como era la primera vez que estaba en un funeral, me
extrañaba ver que mi abuela cubrió con tela negra todos los espejos.
Ante esta duda decidí preguntarle porque lo hacía, a lo que
ella me contesto.
–Veras Michelle, esto se hace para mantener alejados a los
malos espíritus.
– ¿Por qué abuela?
–Sabes que nosotros como seres vivos, ¿tenemos un alma?
– ¡Si! Mi mamá ya me lo había dicho.
– ¡Bueno! El cuerpo es solo un recipiente que se nos da para
poder estar en este mundo. Cuando morimos, nuestra alma se va a su descanso
eterno. Entonces el recipiente queda vacío.
Los demonios que quieren hacer daño en la tierra los buscan
para ocuparlos, y así tener un cuerpo físico para estar aquí.
Por eso es que se cubren los espejos, ya que desde hace
mucho tiempo son vistos como portales al más allá, y son ocupados por los
espíritus, tanto buenos como malos para poder entrar a este mundo.
Con esto dicho mi abuela se fue con los invitados del
velorio de mi abuelo.
Cuando terminaron los rezos y todos se marcharon. Me quede
un rato sola en la sala de la casa de mi abuela. Estaba todo en silencio, mi
abuela había salido a despedir a las últimas personas, de pronto comencé a
escuchar como si tocaran el espejo que se encontraba hay mismo... Lo tocaban
como si fuera una puerta, me quede escuchando, (toc, toc, toc.)
Como aún era una niña me gano la curiosidad. "y como
dicen la curiosidad mato al gato." Así que decidí levantar un poco la
tela, y me voy a arrepentir toda mi vida de haberlo hecho. Al descubrir una
parte del espejo, pude notar un bosque muy tétrico, estaban los arboles muy
frondosos y parecía ser de noche.... pero como esas noches en las que no hay
luna ni estrellas.
(Tal vez alguna de las noches más oscuras que hayas visto en
tu vida, y sé que si te has topado con una noche de estas.)
Entre el bosque se podía notar un sendero, dónde solo cabe
una persona mientras camina.
Y en ese sendero, estaba de pie una sombra aún más negra que
la noche, tanto que se podía distinguir de la demás obscuridad. En especial sus
ojos, estos eran de un rojo... Igual que la sangre.
Quería moverme de ese sitio, soltar la tela que cubría el
espejo y que lo hiciera de nuevo, pero algo me mantenía quieta sin poder
moverme, quería gritar, pero mi voz tampoco salía.
Podía ver como lentamente, aquella sombra se acercaba a mí,
cada vez más y más cerca.
De pronto sentí un tirón muy fuerte y una mano que me cubrió
los ojos.
Era mi abuela ella estaba abrazándome con mucha fuerza.
– ¿Pero que as echo Michelle?
¿Cómo pudiste hacer algo tan tonto?
Comencé a llorar estaba demasiado asustada.
En ese momento mi abuela tomo aquel espejo y lo envolvió muy
bien con la misma tela que lo cubría. Salimos al patio, y rompió el espejo, al
mismo tiempo rezaba una oración muy extraña que nunca antes la había escuchado.
Cuando término enterró los restos del espejo.
Me dijo que con eso estaría a salvó, siempre y cuando
evitara los espejos o cualquier objeto que hiciera reflejo. (Si se lo preguntan
si puedo verme en el espejo, pero solo lo necesario solo en lo que me peino y
nada más, y lo más importante nunca darles la espalda.)
Pero eso solo fue el comienzo de todo.
Todo ha empeorado desde ese día.
[Michelle se despierta exaltada como todas las mañanas, el
escuchar el despertador es un gran alivio para ella. Porque cada noche tiene la
misma pesadilla.
Aunque el día de hoy su vida cambiara por completo]
Rayos otra vez ese sueño. ¿Hasta cuándo lo seguiré teniendo?
Pero el día de hoy pude notar algo diferente es un pequeño
cambio pero fue lo suficientemente notable.
Todas las noches es la misma pesadilla. Me encuentro en
aquel bosque lleno de obscuridad. Y aquella sombra negra más obscura que una
noche sin luna, y con sus ojos color sangre... Siempre está parada justo
delante de mí. Con su mano me hace señas para que me acerque, pero... Siento un
gran temor y sé que no es buena idea acercarme a ella.
Entonces comienzo a correr con todas mis fuerzas hasta
perderlo de vista, cuando siento que al fin lo he dejado muy atrás me detengo
para observar en donde me encuentro, pero, no logro ver nada solo obscuridad y
al mismo tiempo siento que estoy perdida y que nunca lograre escapar de aquel
bosque.
De pronto siento como mis manos y pies son atados por unas
gruesas lianas que no puedo romper y poco a poco soy levantada en el aire, y
puedo ver como aquella sombra está cerca con una enorme sonrisa, sus dientes
son puntiagudos y se puede notar carne atorada entre ellos.
Poco a poco se acerca a mí y cuando está a punto de tocar mi
rostro con su enorme garra, justo en ese momento, suena mi despertador. Lo cual
es un gran alivio, siempre que despierto aun puedo sentir aquel temor que recorre
cada uno de mis nervios y siempre despierto bañada en sudor.
Tal como todos los días, me levanto
tomo un baño y me marcho a la escuela. Mi padre y mi madre como siempre están
tan drogados que no pueden hacerse cargo ni de ellos mismos, la casa está hecha
una pocilga. Mi abuela murió hace tres años y no tengo más familia así que no
tengo con quien más irme a vivir. Pero muy pronto todo esto va a cambiar, he
trabajado durante cinco años y guardado todo el dinero que gano, al fin podré
comprarme un departamento y alejarme de aquellos que dicen ser mis padres. Que
lo único que han sabido hacer bien es maltratarme y hacerme sufrir durante
todos estos años.
Como todos los días estoy en clases y como siempre soy el
objeto de atención de toda la escuela.
– ¿Ya viste que ropa tan anticuada trae?
– ¡Si! Parece hombre.
–Y acabo de escuchar a la directora decir que sus padres son
unos drogadictos.
– ¿Enserio? No me sorprendería que ella sea igual.
Siempre ha sido así desde el jardín de niños, así que ya no
me molestan ese tipo de comentarios solo los ignoro. Y como se habrán dado
cuenta soy la excluida de la escuela, la solitaria, de esa clase de compañeros
que puedes encontrar por las esquinas del campus donde no hay nadie más, tal
vez a veces platicando conmigo misma.
–Muy buenos días alumnos el día de hoy se integrara un chico
nuevo a las clases. Se acaba de mudar con su familia a esta ciudad. Su nombre
es Jonathan y espero que se lleven muy bien con él.
En cuanto el chico entro los comentarios desesperados por
mis compañeras en busca de novio no se hicieron esperar.
-Ya viste es tan apuesto.
-Si no puedo creer que un chico como él se haya mudado a
esta ciudad.
-Voy a invitarlo a salir.
-Estás loca yo lo vi primero.
Tal y como se esperaba, todas las chicas del salón se habían
vuelto locas por aquel chico. Todas querían salir con él.
Lo cual no me extraña siempre ha sido así.
–Muy bien Jonathan siéntate dónde quieras, comenzaremos con
las clases.
[Jonathan era todo lo contrario de Michelle, era simpático,
alegre, llevadero con las personas, él típico chico popular de la clase, o de toda
la escuela. Todas las chicas murmuraban acerca de con quien se sentaría aquel
chico tan apuesto. Él era alto, delgado, cabello castaño, piel clara y ojos
color miel. En verdad fascinaba a cualquier chica que se topara con él, excepto
Michelle ella no le prestaba atención, Continuaba concentrada en un dibujo que hacía
en su libreta. Y si tienen duda de que clase de dibujo. Era aquel oscuro bosque
que la atormentaba todas las noches.]
–Hola me llamo Jonathan de hoy en adelante seré tu
compañero.
–Si acabo de escuchar eso del profesor.
[Le contesto Michelle molesta de que la interrumpiera. Y tan
pronto aquel chico tan guapo se sentó a un lado de ella, todas las demás dieron
el grito en el cielo.]
-No puede ser, se sentó con la rara.
-Pero esto no se va a quedar así ahora si nos la pagara.
-Reúne a todas a la hora del receso.
-Está bien.
[Las clases continuaron como de costumbre. Jonathan no
paraba de observando a Michelle. Mientras que ella estaba atenta a las
explicaciones del profesor. Pronto la hora del receso llego, y todos dejaron el
aula, todos excepto Michelle, Jonathan ya se iba pero noto que Michelle se quedó
sentada sin moverse solo observando por la ventana. Ella era así, le gustaba
mucho estar sola, pero eso cambiaría a partir de ahora.]
–No saldrás a tomar el descanso y comer algo.
–Te diré una cosa Jonathan, ¿Por qué estás aquí?,
¿Por qué te sentaste a mi lado? ¿Y porque te interesa si
comeré o no?
Por si no lo has notado, soy la excluida del salón, y eso me
gusta, odio que la gente esté cerca de mí. Así que no necesito nada de ti,
¡VETE!
Jonathan me quedo mirando un poco confundido por mi reacción,
la verdad asta yo me sorprendí de las palabras que dije, pero creo que todo fue
porque había llegado a mi limite.
–Que intensa, la respuesta a la primer pregunta, tengo cosas
que hacer en este lugar, ok. No he venido con mis padres, si no yo sólo, tal
vez no necesites saberlo pero te lo diré. A la segunda pregunta, me gusta estar
al lado de la ventana, pero tú ya tienes ese lugar así que el más próximo a
ella es este.
Y tercera, te vez muy pálida, y eso es porque no estas
comiendo bien, así que por eso te quería invitar a comer algo.
–Sabes no necesito que me cuides puedo hacerlo yo sola.
–Si eso ya lo sé, pero aunque no quieras te traeré algo, espérame
aquí.
Rayos que voy a hacer con este chico, es guapo, ¡Sí! No lo
voy a negar pero odio que la gente este a mi lado, comienza a hacer preguntas
sobre mi vida y eso me molesta. Por eso está bien que todos me eviten.
–Así que como siempre la mosca muerta de Michelle se quedó
sola en el salón.
Era de esperarse las cinco odiosas de mi salón nunca se quedarían
quietas al ver que este chico se sentó a mi lado.
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