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Gabriela

Pequeña Flauta

Era el año 1902, en una casa del barrio pobre Las Animas , en una casa de esteras vivían una madre con su pequeña hija Gabriela, la madre cocinaba lo poco que había podido comprar, su pequeña hija era ciega, la guerra había acabado hace poco y el país de Meridia había quedado devastado. Los días transcurrían y la madre trabaja tejiendo chompas pero un día se enfermo y ya no podía trabajar, no tenía fuerzas no sabía que era lo que tenía , a veces cuando se sentía mejor hiba a la calle principal con su hija a pedir limosna, para que al menos su hija pueda comer algo. Su hija se quedaba sentada junto a ella, un día un niño se acercó a ellas.

-Hola señora.

-Hola niño.

-Señora tome esto.-dijo el pequeño niño entregándole una moneda.

-Gracias pequeño, gracias por ayudarnos.-dijo la madre con lágrimas en los ojos.

-Señora no lloré.

-Esta moneda nos dará un pan que comer hoy, por eso lloro, estoy muy agradecida.

-Mi mamá tiene una pequeña tienda en la esquina, cuando pueda les traeré comida.

-No pequeño, no es bueno que tomes cosas sin permiso de tus padres, te meteras en problemas.

-No tomaré nada sin permiso, les compartiré lo que me den a mí.

-Eres muy bondadoso.

El niño les sonrió y se quedó mirando a la niña que estaba al lado de la señora, era pequeña, rubia y sus ojos eran azules.

-Señora su hija tiene una mirada fija, ¿Esta bien?

-Ella no puede ver, pero si oír.

-¿Como se llama?

-Gabriela. Hija saluda a... ¿Cuál es tu nombre pequeño?

-Soy Leoniras.

- Hola Leoniras.

El pequeño se acercó a la niña y se dio cuenta que tenía una flauta.

-¿Sabes tocar la flauta?

-Si, mí abuelo me enseñó.

-¿Puedo escuchar algo?

Gabriela tenía miedo, nunca había tocado fuera de su casa, solo la llevaba consigo porque tenía miedo que alguien entrará a su casa y se lo robara.

-Vamos hija, tocas la flauta muy bien.

Gabriela afirmó con su cabeza y empezó a tocar la flauta, una hermosa melodía empezó a sonar, era una melodía triste, tocó la flauta con tanta elegancia y desenvolvimiento que se quedó sorprendido, y el sonido de la flauta lo hacía sentirse relajado y tranquilo, ella tenía un don.

La gente que pasaba por ahí se quedó escuchando la melodia que tocaba Gabriela con la flauta , era una melodía muy hermosa.

Cuando termino de tocar muchas personas le aplaudieron y le entregaron algunas monedas.

-Eres fantástica Gabriela, has hecho que mucha gente te escuché.-dijo Leoniras que también se quedó sorprendido por lo que había pasado.

Gabriela estaba contenta, estaba emocionada, nunca pensó que a la gente le gustaría como tocaba la flauta, ella amaba tocar la flauta, la hacía sentirse mejor y olvidar de todo, solo se concentraba en tocar la flauta y que el sonido que emitiera sea relajante, agradable y lleno de esperanza, había logrado transmitir sus sentimientos a través de esa pequeña flauta.

Una mujer alta, de cabello castaño y ojos verdes se acercó a ellas y les dijo:

-Me encantó la medolia, compré esto para mí pero se los obsequio.

La mujer se agachó y le entregó una manta polar a la madre de Gabriela.

-Muchas gracias, hoy hemos sido muy bendecidas.-dijo la madre de Gabriela sosteniendo la manta y con lágrimas en los ojos.

-No llores querida, sé que la vida a sido difícil para ustedes.

-¿Cuál es su nombre?

-Soy Madam Elizabeth.-respondio la mujer de ojos verdes.

-¿Podrías cuidar de mí hija?

-¿Que?

-Yo ya no tengo....la madre de Gabriela se desmayó.

Madam Elizabeth le empezó a echar aire y Gabriela le rogaba que despertará que no la dejé.

La mujer solo abrió un poco sus ojos, estaba agonizando.

-Ya no puedo resistir más, no podré cuidar de ti Gabriela.

-Oh mamá, nooo

-Hija perdóname por no haber podido darte una vida mejor.

Gabriela lloraba y se aferraba a su madre abrazándola.

-Madre tú me has dado mucho, siempre me has amado y has cuidado de mí, eso es suficiente para mí. Eh sido muy feliz a tu lado madre, no me dejes.

-Oh hija, me alegra mucho que a pesar de todo hayas sido feliz, sigue así hija, no te rindas, se fuerte, te amo mucho Gabriela.

-Yo también te amo mamá.-dijo Gabriela con la cara llena de lágrimas.

Madam Elizabeth tomo la mano de la señora y le dijo: Puede quedarse tranquila señora, yo cuidaré de su hija, no se preocupe, trataré de ser una buena madre como usted.

-Gracias Madam Elizabeth, es una buena persona.-dijo la señora agonizando.

-Mamá noo por favor, no me dejes sola.

-Lo siento hija, algun día nos volveremos a ver en el más haya.

-Madre te prometo que haré una canción en tu nombre y siempre estarás en mí corazón.

-Adios mí hija hermosa..dijo la madre con la voz apagándose hasta que no pudo moverse más.

Dejando el pasado

Madam Elizabeth le pidió a su chófer que subiera a la mujer a su carro y se fueron al hospital más cercano. Llevaron a la madre de Gabriela adentro del hospital, al área de emergencias. Gabriela estaba muy triste y aún con lagrimas en los ojos.

-Tranquila Gabriela.-dijo Madam Elizabeth.

El doctor salió después de unos minutos.

-Lo sentimos tratamos de reanimarla con electroshocks pero no se pudo hacer más.

-Noo, mí mamá.

-Lo siento.-dijo el doctor y luego se fue.

Madam Elizabeth abrazo a Gabriela.

-Gabriela lo lamento mucho, ella está en un lugar mejor de eso estoy segura, un lugar donde ya no hay hambre, ni enfermedades, ni tristeza, piensa en eso, se fuerte como te lo pidió tu madre.

-Es verdad mí madre me habló del lugar al que van las almas, me dijo que era un lugar diferente a este, un lugar maravilloso donde todos están bien y son felices.

-Si cariño, por eso no tienes porqué sentirte mal, ella por fin está descansando en ese maravilloso lugar.

-Me alegra mucho que ella esté en un lugar mejor.

-Asi es, ¿Cuál es el nombre completo de tu mamá?

-Cielo Laurent

-Gabriela ve con Sebastián al auto, yo hablaré con el doctor para que podamos llevar a velar a tu madre al cementerio.

-¿Ahí podré despedirme de mí madre?

-Si Gabriela.

-Esta bien Madam Elizabeth iré con Sebastián.

Sebastián se fue con Gabriela y Madam Elizabeth se fue hablar con el doctor sobre la causa de muerte de la madre de Gabriela.

-Doctor dígame ¿Cuál fue la causa de muerte de esa pobre mujer?

-La examine y tenía cáncer al estómago, tenía en el área del estomago un tumor grande se podía ver.

-Oh debió haber estado soportando el dolor para no preocupar a su hija.

-Si, al menos con algunos antibióticos habría calmado ese dolor pero al ser una mujer de escasos recursos seguramente ni siquiera se le habría ocurrido ir al hospital a ser atendida.

-Quien sabe todo lo que habrá sufrido esa humilde mujer. Me siento tan mal, ¿Porque la vida no pudo ser mejor para ella?

-Si lo fue, porque usted la encontró y su hija necesita que alguien la cuide.

-Si, yo me haré cargo de su hija, la criare como si fuera uno de mis hijos.

-Su salud también es delicada señora, tiene que cuidar su salud.

-Si doctor, gracias por su ayuda, me contáctare con la funeraria para que vengan a recoger el cuerpo de la señora.

-¿Cuál era su nombre?

-La señora Cielo Laurent.

Madam Elizabeth se despidió del doctor Riz y fue al auto, dónde le esperaba Gabriela más calmada. Sebastián estaba esperando afuera del auto parado, él era alto, simpático, vestía un uniforme muy elegante de color negro con algunos detalles dorados y llevaba puesto un gorro de plato de color negro con dorado.Al acercarse Madam Elizabeth a Sebastián le abrió la puerta del auto.

-Gracias Sebastián siempre tan caballero.

Estando todos dentro del auto Madam Elizabeth dijo: Disculpen la demora, vamos a la casa Sebastián.

-Como diga señora.-dijo Sebastián pisando el acelerador.

-Gabriela te encantará la casa.

-Madam Elizabeth antes de ir a su casa me gustaría ir a mí casa a recoger mis cosas y las de mí madre.

-Claro querida ¿Dónde viven?

-En el barrio de Las Animas

-¿Así se llama el lugar donde vives?

-Si.

-¿Sebastian sabes dónde está ese lugar?

-Por supuesto Madam , yo conozco toda esta ciudad.

-Genial, vamos para haya entonces.

La pequeña Gabriela hiba indicando por dónde era el camino ha su casa ya que su mamá siempre le había hecho memorizar los nombres de las calles y el color de las casas por las que pasaban para llegar a su casa.

-Ya estamos en la calle Nilla.-dijo Sebastián.

-Mi mamá decía que nosotros vivimos en la última casa de esta calle.

Así que Sebastián manejo hasta el final de la calle donde ya no se veía más solo el campo desolado, Madam Elizabeth ayudó a Gabriela a bajar del carro y una vecina al verlas salió de su casa.

-Buenos días señora ¿Usted la conoce? - pregunto Madam Elizabeth a la señora que había salido de su casa.

-Buenos días, si la conozco, vive aquí a mí lado.

-¿Ahí vive?- dijo Madam Elizabeth, no podía creer lo que veían sus ojos, apenas habían unas maderas que formaban una pequeña habitación, todo era tierra sin nada de plantas, la pequeña casa estába cubierta con algunas mantas, seguramente para abrigarse del frío.

Entraron a la casa y Gabriela sabía exactamente dónde estaban sus cosas porque recordaba en que lugar estaba todo y empezó a guardar sus cosas más preciadas, como un libro que era el favorito de su madre. Por dentro la pequeña habitación también era todo muy precario, no había cama, solo un par de mantas sobre paja, algunas cosas que tenían estaban sobre piedras un poco grandes, se sorprendió al ver que habían vivido en esas condiciones.

-Gabriela podemos llevar todas las cosas de tu madre y tuyas.

-Solo me gustaría llevar la ropa de mí madre, el retrato de las dos juntas y este pequeño cofre, aqui mí mamá guardaba su diario y también escribía el mío.

-Esta bien ¿Sebastián podrías ayudarnos?

-Porsupuesto Madam.

-Yo guardaré mis cosas.-dijo Gabriela guardando algunas cosas en un morral echó a mano por su madre.

Recogieron lo más importante para Gabriela y salieron de la casa, en eso la vecina seguía afuera de la casa viendo que hacían.

-Gabriela ¿Quienes son estas personas?

-Señora Sofía, mí madre ha fallecido hoy.-Dijo Gabriela sin poder creerlo aún. Era como si ella aún estuviera ahí dentro, en esa pequeña estera donde había dormido junto a su mamá cada noche, le había dado mucho amor, siempre la recordaría.

-¿De verdad?

-Si señora , su madre me pidió que cuide de su hija antes de fallecer.

La vecina se acercó y abrazó a Gabriela.

-Lo lamento mucho Gabriela, tu madre era un ángel, ahora está dónde pertenece.

-¿Cuál es su nombre señora?-pregunto la vecina.

-Soy Madam Elizabeth Risso.

-Cuide mucho de esta niña, es un ángel igual que su madre.

-Asi será.-respondio Madam Elizabeth.

-Gabriela portate bien y espero que vuelvas algún día a saludarnos, no olvides tus raíces.-dijo la vecina.

-Le prometo que volveré. Muchas gracias por haber ayudado a mí mamá muchas veces.-dijo Gabriela abrazando a su vecina la señora Sofía.

Se despidieron y se fueron rumbo a un nuevo comienzo.

Un nuevo comienzo

Gabriela aún estaba muy triste por la partida de su madre, lo único que la confortaba era saber que su madre estaba en un lugar mejor, pero la extrañaría demasiado. Su madre había sido amorosa y paciente, era su mejor amiga, le contaba todo y la amaba mucho.

Madam Elizabeth le dio un pañuelo para que se limpiará las lágrimas.

-Gabriela ya vamos a llegar y te presentaré a mí familia, en mí casa vive mí esposo, tengo tres hijos, mí madre vive con nosotros y tenemos un perro que se llama Fido.

-Son una gran familia.-dijo Gabriela secándose las lágrimas.

-No siempre es todo felicidad pero amo mucho a mí familia, ahora tu tambien serás parte de la familia.

-Gracias Madam Elizabeth.-dijo Gabriela ya más calmada.

Llegaron a la casa de Madam Elizabeth, Sebastián bajo apresuradamente para abrir la puerta.

-Gracias Sebastián.-dijo Madam Elizabeth bajando primero del auto y luego ayudo a bajar a Gabriela.

-¿Madam a donde llevo las cosas de la señorita Gabriela?

-A la habitación de invitados que está en el primer piso.

-Si Madam.

-Gabriela bienvenida, hemos llegado a nuestro hogar.-dijo Madam Elizabeth con entusiasmo. Hizo sonreír a Gabriela, ella no podía ver nada, pero el aroma de ese lugar era agrable, esperaba poder ser feliz con su nueva familia.

-Buenas tardes Madam Elizabeth.-dijo la ama de llaves resiviendolas en la entrada.

-Señora Catalina le presento a Gabriela Laurent, ella vivirá con nosotros a partir de ahora, es parte de la familia.

La señora Catalina se sorprendió por la noticia, miraba a Gabriela de la cabeza a los pies, era una niña que estaba con ropa rota y sucia, tenía los pies descalzos y el cabello aunque rubio estaba andrajoso.

-Como usted diga Madam.

-Gabriela te ayudo a subir los escalones, en la entrada hay estos pocos escalones trata de recordarlo para que no te caigas.-dijo Madam Elizabeth ayudándola a subir con cuidado.

-Si Madam.

Continuaron caminando, Gabriela estaba agarrada de la mano para no tropezarse.

Madam Elizabeth la llevó a un sofá.

-Puedes sentarte aquí Gabriela, yo me sentaré a tu lado.

-Oh es muy suave.-dijo Gabriela sintiendose muy cómoda.

-Catalina ¿Se encuentra el señor Patrick en casa?

-No Madam, el amo no ha vuelto desde que se fue con usted.

-¿Los niños si están todos aquí no es así?

-Solo Maya salió, fue a jugar a la casa de su amiga Mary.

-¿La enviaste con su acompañante verdad?

-Porsupuesto Madam. Enrique y Alexander están en sus clases de piano.

-En la noche le daremos la bienvenida a Gabriela, prepara un gran banquete, quiero que venga Sally, ella se encargará de atender a Gabriela.

-Si Madam.-dijo Catalina y se retiró de la sala.

-Gabriela te vas a quedar por mientras en el cuarto de invitados hasta que podamos preparar un cuarto especialmente para ti. Sally te ayudará en muchas cosas como bañarte, peinarte, vestirte, en todo lo que ella pueda te ayudará. Yo también te ayudaré por supuesto, puedes confiar en mí y contarme todo, Sally será una ayuda para mi también porque me encargo de los negocios junto con mí esposo y no siempre podré ayudarte con algunas cosas querida pero siempre tendré tiempo para escucharte y si tienes alguna. problema o duda puedes decírmelo sin temor.

-Entiendo Madam, también tienes otros hijos y muchas cosas que atender, comprendo perfectamente, estoy muy feliz de haberla conocido.-dijo Gabriela abrazandola.

-Ow mi niña, siempre quise tener otra hija, a Maya le encantará conocerte pero antes tenemos que bañarte y buscar ropa nueva.

Se presentó la señorita Sally

-Madam Elizabeth buenas tardes.

-Buenas tardes Sally, te presento a Gabriela.

-Mucho gusto señorita Gabriela. -dijo Sally haciendo una reverencia.

-Hola Sally.-dijo Gabriela amenamente.

-Desde ahora en adelante te encargas de atender su cuidado personal, ella siempre debe estar presentable.

-Si Madam.

-Primero te encargaras de asearla y peinarla, mientras tanto mandaré a que traigan unos vestidos para ella.

-Si Madam.

Después de bañarse Gabriela entro a su habitación acompañada de Sally.

Madam Elizabeth estaba acomodando los vestidos que había mandado a traer para Gabriela.

-Gabriela toca estos vestidos.

-Son suaves y tienen varios adornos.

-Son muy hermosos, te quedaran muy bien toca todos y dime cuál quieres usar.-dijo Madam Elizabeth muy contenta.

-Este se siente muy suave y tiene varios adornos.

-Tienes buen gusto, este es de color azul como tus ojos.

-Me gustaría poder verlo.

-¿Has nacido así?

-No, cuando era pequeña veía un poco, pude ver a mí madre pero de ahí todo se volvió oscuro.

-Quizas haya alguna manera de que puedas volver a ver pero eso lo veremos después, ahora nos concentraremos en que te veas divina.

-Gracias Madam por los vestidos.

-De nada pequeña.

Y así mientras hiban alistando a Gabriela, Madam Elizabeth fue hablar con su esposo que ya había llegado a casa.

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