La mañana apenas comenzaba y ya se escuchaba una pelea en el estudio de la casa nian, la joven señorita gritaba eufórica mientras lloraba, odiaba el simple hecho que su vida fuera controlada sin su consentimiento, ¡como si de una marioneta se tratará!.
-¡Me niego! -grito otra vez- no pienso casarme con un hombre que ni siquiera conozco.
-No recuerdo haberte preguntado-grito su padre azotando su escritorio, el ruido de este resonó por toda la habitación asustando por completo a la señorita- Te casarás con el es mi última palabra, es mejor que aceptes o si no ya sabes que podría pasar.
Esa última oración dejo temblando a la joven, recordando exactamente a qué se refería su padre, a nada más y nada menos que al temible cuarto rojo, solo de recordar aquel lugar un extraño escalofrío recorría su cuerpo, apretó los labios y con resignación soltó un fuerte suspiro - Esta bien padre, ¿Puedo retirarme ahora?.
Un asentamiento con la cabeza fue lo único que recibió, en cuanto salió afuera de la habitación todas las muchachas quedaron mirándola, ella solo las vió y salió corriendo por las escaleras hasta llegar a su habitación, dónde se encerró y se hecho a llorar desconsoladamente.
Mientras lloraba meditaba lo injusta que fue la vida con ella, cuando era pequeña su vida era alegre y color de rosa, recordaba lo feliz que era cuando su madre la cepillaba enfrente del fuego mientras cantaban para l después llevarla a arroparla, darle su beso de las buenas noches e irse a dormir, su vida era alegre hasta que en un terrible accidente automovilístico su madre perdió la vida dejándola sola e indefensa a la tierna edad de seis años.
Después de eso su padre se hizo cargo de ella llevándola principalmente a vivir a la gran mansión Nian, la mansión Nian era demasiado espaciosa en comparación con su pequeña casa de dos pisos en la que solía vivir, ella siempre estaba rodeada de muchachas, niñeras, mayordomo, chófer, ama de llave, jardineros ect. Sin embargo su padre nunca estaba presente y cuando se presentaba solo era para algo relacionado con los negocios, el no solía prestarle atención, siempre ocupado por el trabajo, viajes de negocios, mujeres para pasar la noche y de fiesta siempre, pero no nunca tenía tiempo para ella, cada vez que se le acercaba recibía la misma respuesta -ve a jugar, estoy ocupado- y le daba dinero, en lo que a padre se refería ella solo tenía uno por nombre más no uno presente, eso era igual a no tener padre.
La primera vez que fue castigada en el cuarto rojo ella tan solo tenía ocho años, fue castigada por su maestra de etiqueta quien se enojo por qué cometió un error inconscientemente en su forma de contestar en francés, ese día fue azotada 20 veces con la vara de la obediencia, como mis Colette solía llamarla, después de eso la encerró en el cuarto rojo, el cual era un cuarto de color rojo oscuro sin ventanas, con una chimenea grande en medio, las paredes estaban adornadas de figuras de dioses católicos por todas partes las cuáles parecían observarla, causándole un terrible escalofrío por todas partes, eso solo la hizo tener papafobia, pero no solo eso si no que también tenía que orar por horas, y por si fuera poco en ese cuarto tampoco le daban de comer ni beber.
La escuela no había sido muy amable con ella, sus grandes ojos color avellana, su abundante cabellera oscura y su tez pálida, la hizo llamar la atención de muchos chicos, por lo que las chicas no estaban feliz, empezaron a molestarla a diario, desde insultos hasta golpearla, nadie la ayudaba por miedo a que a ellos también les hicieran algo.
El tiempo paso y paso, ella siguió creciendo volviéndose cada día más bella, hasta cumplir quince años, que fue que su confianza y valor aumentaron lo suficiente para enfrentar a todos sus abusadores.
Inicio con la bruja Francesa madame Colette, en un día normal que ella la golpeó otra vez, sin darse cuenta que estaba siendo grabada por una cámara oculta, ella solo cerro los ojos y empezó a llorar y a gritar y suplicar, para que no se diera cuenta de nada.
Al día siguiente cuando la bruja Francesa intentó volver a golpearla ella le agarro la mano.
Ya no más mándame Colette- grito mientras les sostenía la mano fuertemente, mándame Colette la miraba sorprendida, para luego verla enojada.
Qué crees que haces ingrata, acaso tú crees, que solo por tomar mi mano con esa mirada tan altanera, no pasará nada- mándame Colette empezó a reír -Pues déjame decirte que solo te vez estúpida
zas -un golpe resonó por toda la habitación, la pequeña Madeline se encontraba tumbada en el suelo solo se llevó la mano a su enrojecida mejilla, y soltó una sonrisa de media cara, después de eso muchos paparazzis llegaron desenmascarando a miss Colette aquella mujer perfecta para la sociedad, la mejor rectora del país, golpeando a la joven señorita nian.
Victoriosa así es como se sentía por todo el escándalo que ocasionó en redes, dónde subió un vídeo de como mía Colette la golpeaba, la prensa rápido quería desmentir eso o lo querían grabar en vivo y en directo, ella gustosamente les abrió las puertas, para que pasaran y castigarán a mis Colette .
Ese día llegó a la escuela gustosa, se sento en su silla hasta que la clase comenzó, todo fue extrañamente tranquilo, sus abusadoras no estaban, después de todo ella hizo que las corrieran de la escuela, ahora ella no se dejaría pisotear fácilmente.
Eso estubo bien, hasta qué cumplió diecisiete años y su padre volvió para convertirse en su peor pesadilla, ella intento hacerle frente pero el no tuvo compasión, todo el valor que logro recaudar por años se esfumó cómo si nunca hubiese existido, su castigo fue simplemente mortal, la encerró en la habitación roja sin comer ni beber, mientras la azotaban hasta colapsar, estuvo haci por tres días, hasta que sintió su vida abandonar su cuerpo, por falta de hidratación.
Al despertar tenía la cara roja, los ojos hinchados y temperatura leve.
Se metió a bañar y luego bajo a cenar, ya lo había asimilado se casaría con el principe nocturno, heredero de la empresa automotriz más grande en todo el mundo.
La brisa de la mañana golpeó suavemente su cara sacándola de sus pensamientos, ella volteo a ver el cielo el cuál se encontraba parcialmente nublado, anticipando la llovizna que se aproximaba.
-El cielo está triste -pensó para si misma.
Una fria gota de lluvia tocó su cabeza, volteo a ver arriba y le calló otra tras otra, Madeline salió corriendo en busca de refugio, sin darse cuenta resbaló y se calló, raspandose una rodilla, está comenzó a llorar un tanto por el ardor de la rodilla y otra por su cruel destino.
A lo lejos, adentro de un deportivo negro un hombre la miraba divertido por la escena, salió de este sacando un paraguas negro y camino hasta quedar enfrente de ella, el la cubrió con el paraguas y le extendió la mano.
Ella al darse cuenta de la mano que tenía enfrente alzó la vista y vio a un apuesto chico de cabello oscuro como la noche, piel pálida, ojos azules tan azules como el profundo mar, ella se perdió en su mirada la cuál hizo que su corazón se acelera y sus mejillas enrojecierán, aquel chico la ayudaba sin conocerla, a sus ojos parecía un ángel caído del cielo.
-¿Te duele mucho? -pregunto el amable extraño, mostrándole una hermosa sonrisa, que solo hizo que su corazón se le acelerara más de lo que ya estaba.
-Si gracias -respondió ella agachando un poco la vista.
El tomo su mano y se paró, ella lo miro y cuando estubo apunto de protestar, el hablo.
-Quedarse debajo de la lluvia, en medio del parque no es buena idea......al menos que quieras estar en los encabezados de cada noticia mañana a primera hora, señorita si me lo permite me gustaría llevarla a casa.
Ella solo asintió, dejandose llevar por el joven, el le abrió la puerta del copiloto y ella entró, cuando el chico subió se quitó el saco el cual estaba seco, y se lo entrego, ella solo lo vio algo sorprendida.
-Toma, estás empapada has los huesos te podrías resfriar, y con esa complexión tan delgada no dudaría en qué un resfriado te mandaría al hospital. -le dijo el chico algo divertido.
Ella se sonrojo y murmuro un -Gracias- tomo el saco y se lo puso, tanta amabilidad y caballerosidad la estaban dejando muy extrañada, no estaba acostumbrada a tanta atención.
El empezó a conducir, ella se asusto pues no le había dado dirección, empezaron a alejarse y alejarse, Madeline sintió que los colores se le iban, lo sabía tanta amabilidad no era posible, iba a ser secuestrada y saber que le iban a hacer.
De repente el carro se detuvo, el chico bajo poniéndole seguro a la puerta, ella lo vio sin decir nada, minutos después su puerta se abrió ella volteo a verlo el tomo su pierna.
-No te muevas, si lo haces te dolerá. -le dijo el joven
Ella entonces sintió un líquido frío en su rodilla, le ardía mucho, su boca hizo una mueca involuntaria, el la vio y una sonrisa se escapó de su boca.
-Lo siento -dijo el con una preocupación notoria- trato de ser cuidadoso pero no soy muy bueno en ello.
-No importa.....gracias, eres realmente muy amable, apenas me conoces y ya me has ayudado mucho gracias.
El la miro detenidamente, sus miradas se cruzaron haciendo una batallas entre ellas, se perdió en esos grandes ojos color avellana, empezó a sentir calor, quería besarla, deseaba hacerlo, pero eso no era debido, agacho la cabeza y luego un -¡Auch!- se escuchó, rompiendo el ambiente.
-Lo siento, no fue mi intención ser tan tosco.
-N-no te preocupes -dijo ella tartamudeando- No es como que me hayas lastimado, solo fue una curita en mi rodilla, gracias.
El se subió al carro y empezó a conducir, el camino fue silencioso pero no sé aquellos que incomodaba, era todo lo contrario era un silencio tranquilo de aquellos que quieres que duren por siempre.
Cuando ella se dió cuenta estaban afuera de la mansión Nian.
-Llegamos -dijo el chico con una sonrisa-
-Gracias -volteo a verlo ella mientras le sonreía, el la quedó mirando, sintió como su corazón se acelero, y acarició su suave cabellera negra.
Ella bajo y se dió la vuelta, entonces se atrevio
-¿Cómo te llamas?
El la miro sonriendo y con una voz grave le contesto:
-Te lo diré la próxima vez que nos veamos, adiós Madeline.
Ella se sorprendió con lo último, pues nunca le dijo su nombre, decidió entrar a la mansión sin que su padre se diera cuenta, subió las escaleras y camino por los pasillos hasta llegar a su habitación.
Al entrar se acostó en su cama, se sintió ilusionada cuando se dió cuenta que se quedó con su saco, pero la alegría no le duró mucho, cuando la realidad la golpeó como un balde de agua fría, estaba comprometida, en eso llegó su padre.
-¿En dónde estabas? -grito furioso.
-Fui a dar un paseó.
-Ya no importa, preparate está noche saldremos a cenar con los Gu
-Si padre.
La noche era oscura fría, el camino a la casa de los Gu era largo, silencioso e incómodo.
Madeline no decía palabras, solo miraba por la ventana, su padre por el contrario hiba hablando con una de sus muchas mujeres.
Cuando llegaron los ojos de Madeline se abrieron grande como platos, eso no era una mansión parecía un castillo sacado de cuentos de hadas, su jardín era inmenso simplemente precioso, su padre la observó con una sonrisa, por fin ellos miraban lo mismo.
-Es hermoso ¿verdad? -rompió el silencio el Viejo señor Nian- ahora que te cases con el joven heredero Gu todo esto será tuyo, esto y más.
Madeline solo volteo a ver a su padre y soltó un leve suspiro y por fin le respondió.
-Solo miraba el jardín, me parece sumamente lindo.
-Hmp, si lo que te gusta es el jardín de enfrente el de atrás te fascinara -Madeline lo miraba con duda, su padre se dió cuenta y con algo de fastidio respondió- Sabes el jardín de adentro tiene un laberinto.
Madeline lo miro sorprendida -¿Un laberinto?
-Si, ahora baja que esperan por nosotros y ni se te ocurra cometer un error.
-Si padre.
Mientras tanto en la mansión Gu, la ama de llaves llegaba adentro.
-Señor Gu, el anciano Señor Nian y la joven señorita ya están aquí.
-¡Que esperas! Pásalos -Grito el anciano algo molesto- Inutil, ¿Acaso no se da cuenta que está tratando con la próxima Señora Gu
-Abuelo no te alteres, te podría hacer daño.
-¿Que no me altere? Viene y me dice que ya llegaron cuando tendría que haberlos recibido y traído, ¿Que van a pensar de mi después? ¿Que soy un mal anfitrion? -El chico solo suspiro y alzo la vista para ver la llegada de su prometida.
El joven Gu abrió sus ojos como platos, al ver a Madeline, se miraba preciosa, con su larga y risada cabellera oscura suelta, sus grandes pestañas quedaban muy bien con esos grandes expresivos ojos color avellana, sus labios rojos naturalmente, su piel blanca como la leche y esas mejillas rosadas cómo dos melocotones, y ese vestido corte de princesa color rosa palo, le contorneaba muy bien esa diminuta cintura que tenía.
Cuando Madeline lo vio se quedó sorprendida ese era, el la vio y sonrió de lado.
-Buenas noches bella dama-le dijo besando su mano- Mi nombre es León Gu es un placer volver a encontrarnos o no Madeline Nian.
-Tu ¿Sabías quién era yo cuando nos conocimos?
El rio de lado -Por supuesto que sabía quién era mi prometida, pero te puedo asegurar que nuestro encuentro fue una casualidad del destino.
Madeline no podía creer lo afortunada que era, casarse con el hombre del que se enamoro, ella sonrió y lo volteo a ver.
-¿Entonces vamos adentro?
-Seria un placer, está noche se anunciará en la cena de hoy, oficialmente nuestro compromiso.
-Si ya se.
Madeline y León caminaron tomados de la mano hasta adentro para ir con los demás invitados.
Madeline camino con una sonrisa y una mirada de ilusión-"Su suerte estaba por cambiar"-pensó ingenuamente, si solo supiera que su infierno apenas iniciaba.
Los días habían pasado y tanto su padre como Madeline estaban felices.
-Mira papá, con este vestido parezco princesa.
-Por supuesto mi niña -dijo dándole un beso en la frente- con todo lo que te pones te ves preciosa -Madeline sonrió con mucho entusiasmo- pero ¿no te gustaría algo más grande?
-Mmm.....no lo sé, ¿No sería demasiado?
-Claro que no, eres la futura esposa del joven Gu, aparecerán en todos lados y serán nombrados la boda del año, una boda tan grande necesitará de una novia preciosa como tú y la novia necesitará de un vestido dignó.
Madeline pensó detenidamente todo lo que su padre dijo, tenía razón ese vestido tan simple sería una vergüenza para todos, ¡¿que diría la prensa?¡, No quería que hablarán mal de león, así que sin pensarlo dos veces acepto.
La boda estaba cerca, estaba emocionada, acostada sobre su cama sonreía inocentemente mientras abrazaba el sacó, un toc toc la saco de sus pensamientos.
-Señorita el Viejo señor Gu quiere que vaya a verlo.
-Si gracias -Madeline se paró e inicio a buscar su ropa para irse.
Ya en la casa del señor Gu, ella esperaba sentada en el jardín, cuando lo vió asomarse salió corriendo en su encuentro -Abuelo Gu- gritó emocionada.
-Maddie mi pequeña Madeline, que bueno que llegas, sabes quería hablar contigo -le dijo mientras la tomaba del brazo para caminar juntos.
-¿Que paso abuelo Gu?, Tu y León no se han podido ver desde la cena de compromiso, por los preparativos de la boda y el trabajo ¿Verdad?.
-Si abuelo Gu.
-Bien, pues te daré una oportunidad ve a su oficina a dejarle el almuerzo, mi chófer te llevará.
-Si abuelo Gu -dijo emocionada la chica.
El camino fue un poco largo debido a el tráfico, pero por fin llegó, en la empresa la recepcionista muy amablemente llamo a la secretaria de León, quien muy gustosamente la llevo hasta la oficina.
Madeline estaba afuera cuando escucho una pelea algo interesante.
-Te amo encerio lo hago...pero no puedo estar contigo, sabes muy bien que solo me caso con ella para heredar la empresa, después de que el viejo muera, yo me divorciaré de ella y por fin seremos felices.
-Ya no te creo nada, me voy búscame cuando estés divorciado.
-No Melanie no te vayas -León corrio y la tomo de los brazos- Sabes que podemos estar juntos sin que nadie lo sepa hasta que por fin me divorcie.
-¿Me estas pidiendo que sea una amante?
-Solo por el momento, en lo que -¡zas! ese ruido resonó por toda la habitación, León no podía creerlo lo acababa de golpear- ¡No me vuelvas a buscar! -grito la rubia mientras corría.
Madeline no podía creer lo que había visto y escuchado, se quedó parada congelada por lo que escucho -¡Todo era mentira!, un engaño vil de León, su supuesto principe azul- las lágrimas empezaron a salir y el almuerzo calló al piso asiendo ruido, león Aldo la vista encontrándose con Madeline la culpable de todo, Madeline estubo apunto de salir cuando León la tomo del brazo fuertemente la metió a su oficina y se encerró con llave.
-¡Suéltame me lastimas! -grito la chica mientras forzejeaba, León se metió en una habitación que tenía para descansar y la lanzó con fuerza sobre la cama.- ¡Ah! -grito Madeline al chocar con la cama, Madeline se paró y salió corriendo hacia la salida la cuál estaba bloqueada por León, León la tomo por la cintura y la lanzó de nuevo con la diferencia que está vez se sentó encima de ella.
-¡Suéltame te odió! -es comentario enojó a León
-¿Asi? pues adivina ¿que? -el se acercó a su cara y le susurro al oído- Pues yo te odió más.
Madeline lo trato de empujar pero no podía- ¡Bajate! No me quiero casar contigo.
León al oír eso se enojo se quitó la corbata, la amarro de las manos a la cama- ¿No te quieres casar conmigo?, Pues no te pregunté.
Madeline lo golpeó en su parte baja y el se retorció de dolor, volteo a verla la tomo fuertemente de las mejillas y la besó, Madeline sintió que le faltaba la respiración, quería separarse pero no pudo, de repente un sabor metálico inundó su boca, el la había mordido.
El por fin se separó viendo el labio de Madeline sangrar, eso le había gustado quería más e iría por más.
Empezó a quitarse la ropa, mientras Madeline lloraba sin poder hacer nada- ¡Por favor suéltame! -el volteo a verla un poco irritado- Querida Madeline guarda esas lágrimas para más tarde, no te preocupes le diré a tu padre que hoy no irás a casa para que no te regañe, te prometo que te gustará.
Ella lo miro con miedo, y el se quitó de encima salió de la habitación y volvió con unas tijeras.
-¡¿Que vas a hacer?! -grito Madeline asustada.
-Tu ropa estorba y no te voy a desatar.
-Si me haces algo grito -dijo ella alterada.
-Grita entonces, nadie te va a ayudar.
Diciendo esto empezó a cortar su ropa, Madeline sollozando y el la ignoraba, entonces volvió a besarla salvajemente, después de un rato se separó y la observo, sus mejillas sonrojadas, sus labios hinchados, su cabello alborotado y sus grandes ojos llorosos, verla así le exitaba mucho, dirigió su mirada a su pecho, y lo vio bajando y subiendo mientras ella respiraba con dificultad, el continuo con su cometido inicio a repartir besos húmedos bajando de su orejas hasta llegar a su cuello, dónde empezó a succionar hasta dejarle una marca, y luego hizo otra y otra, hasta que se aburrió y volvió a besarle la boca, sus manos empezaron a jugar con sus pechos, ella soltó un gemido, el sonrió besándola otra vez.
Volvió a besar sus labios, mientras jugaba con sus pechos y frotaba su erección en su zona baja, ella soltaba gemidos ahogados, ella comenzó a soltar lágrimas otra vez, el dejo de besarla para lamer sus lágrimas.
-Cariño no te asustes, prometo ser cuidadoso. -ella no podía responder debido a sus gemidos.
Volvió a besar sus labios, y comenzó a bajar dejando un camino de besos por su cuerpo, bajo hasta sus pechos y mordió uno, ella empezó a retorcerse, el por el contrario empezó a lamerlos, bajo su mano hasta su zona baja y empezó a acariciarla, sus gemidos eran más fuertes y sonoros, inundaron toda la habitación, la secretaria del señor Gu se sentía avergonzada, si seguían así muy pronto la empresa entera los oyeria.
Después de mucho jugar con sus pechos siguió bajando hasta su zona y comenzó a lamerla.
-No ya detente -grito Madeline en medio de gemidos.
Madeline sintió como un líquido empezaba a salir y el lo lamía todo, para después volver a besarla.
-¿Te gusta tu sabor?
-¡Cállate! Ya déjame ir.
León la miro molesto y entonces fue cuando empezó a introducirse en su interior con cuidado de no lastimarla, Madeline empezó a llorar por el dolor que sentía.
-Lo siento -dijo el chico lamiendo sus lágrimas- Duele al inicio, pero te acostumbrarás.
Después de unos minutos, Leon empezó a moverse, poco a poco las embestidas empezaron a ser más rapidas, Madeline empezó a gemir de nuevo junto con León, empezaron a besarse, fue ahí donde León la desató, ella comenzó a agarrar la sábana de la cama con fuerza, mientras el besaba su cuello.
Estubieron así por varias horas hasta que ambos llegaron al éxtasis juntos, Madeline se vino primero y minutos después León se corrió en ella, llenado su interior.
Madeline estaba cansada sin darse cuenta se estaba quedando dormida, León se acostó a su lado abrazando su cuerpo desnudo.
-Maddie tienes prohibido tomar pastillas anticonceptivas.
Ella volteo a verlo aterrada, el se dió cuenta pero no le importo, decidió abrazarla mientras se dormía. Madeline pensó que ese era el momento indicado para huir, pero no pudo salir de sus brazos, le faltaba fuerza debido al cansancio y sin darse cuenta terminó dormida.
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