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Blanco Y Negro

1.

CorpBangel se había consolidado como la empresa internacional más importante del año. Su presidente, el más joven del continente. Verle era casi imposible y trabajar con ella era un gran honor.

Muy a pesar de que era mujer no impedía que se moviera entre hombres, su guardaespaldas, de nombre Marcos, se veía ya grande, pero para su edad aún seguía en forma y era bastante atractivo, ya se podían ver algunas arrugas y canas, pero eso no le quitaba atractivo.

En la planta superior del gran edificio, donde se encontraban las oficinas de los altos cargos, la cual era zona restringida.

Se abre de golpe la puerta de la presidencia, por el pasillo cae un hombre y enseguida sale una hermosa chica de cabello rojo, ojos grises y tez blanca.

-Escucha muy bien, basura inútil -dice la chica con voz fuerte -Tienes tres horas para recoger tus cosas y marcharte de mi empresa. De ser inteligente, saldrás incluso de la ciudad -se inclina para verle -Porque si te cruzas otra vez en mi camino, te destruiré, no quedará nada de ti.

La pelirroja da media vuelta y vuelve a su oficina, cerrando fuertemente la puerta.

Mientras el chico sale corriendo, toma su portafolio del escritorio de la secretaria. Ya que aquella chica en verdad lo había asustado.

Dentro de la oficina ya estaba sentada detrás de su lujoso escritorio, mientras una chica castaña de nombre Karla, se asegura de que todo esté en su lugar.

-Lo siento mucho presidente -se disculpa -No pude detenerle, es muy escurridizo.

-Lo entiendo Karla, ya había considerado tener a un guardia cerca o tal vez un asistente -suspira frustrada -Además a ti también te vendría bien, un poco de ayuda. Con los nuevos planes de negocios, tendremos más trabajo.

-Entonces mandaré el anuncio, para solicitar que manden a alguien preparado.

-Sí. Que envíen a todos. Personalmente los entrevistaré.

-Como ordene, presidente.

Karla sale de la oficina, mientras la pelirroja se concentra de nuevo en sus labores. Ya había perdido tiempo valioso por culpa de ese hombre.

Dentro de una casa en los suburbios de la ciudad había un gran alboroto.

-¿Voy a ser tío? -preguntaba un chico de cabello castaño, el cual se veía emocionado.

-Sí, Johnny ayer nos entregaron los resultados -decía una chica igual de cabello castaño

-Susi, eso es genial, sé cuanto se esforzaron por ello.

John estaba consciente del costoso tratamiento por el que tuvieron que someterse para poder concebir. El esposo de su hermana, Samuel, había sido paciente y comprensivo, jamás le echo en cara nada.

-Lo sé, pulga -dice riendo -¿Cómo vas con lo del trabajo? ¿Ya encontraste algo?

El chico se deprime un poco, al pensar sobre el tema.

-No. En todas partes, piden experiencia, carrera o incluso en otras la edad es fundamental.

Susi mira a su hermano y sonríe, sabía que no le iba a ser fácil encontrar trabajo.

-Tranquilo, ya encontrarás algo -palmeó su hombro -Pero ya sabes que si quieres, puedo hablar con algunos conocidos para que te acepten.

-Gracias Su, pero... -dice nervioso -Ya sabes que quiero hacer esto por mi cuenta.

-¡Ay, pulga! -suspira -¿Qué voy a hacer contigo? Eres igual de terco que papá.

La chica mira una foto que está en una mesa junto a una lámpara, allí aparece un hombre idéntico a ellos, pues eran los únicos que se parecían a su padre, mientras las otras tres hermanas, se parecían a su madre.

Ambos chicos observan el retrato con tristeza, ella por aquellos recuerdos que se quedaron grabados en su memoria, mientras que él, porque le hubiera gustado conocerlo, solo sabe lo que sus hermanas cuentan y de cómo lo quería mucho.

-¿Ya han pensado en nombres? -preguntó él para cambiar ese deprimente momento.

-Aún no -acaricia su vientre -Supongo que lo decidiremos cuando tengamos el sexo del bebé.

Su plática se alargó hasta que toda la familia se reunió, para que ella pudiera dar la gran noticia. Claro que eso alegró a cada miembro.

Por la mañana muy temprano John salió de su casa, llevaba dos semanas en la que iba a cada anuncio de trabajo que veía. No tenía referencias, ni experiencia, así que no lo aceptaban o simplemente le decían que ellos llamarían, pero no era tonto sabía que no lo harían.

Ahora tenía tres posibles entrevistas, una en una empresa privada y otra en pequeña empresa, pero en ninguna tenía muchas esperanzas. Para su suerte cada una era en diferentes horarios.

-Presidente, ya llegaron la mayoría de los postulantes -menciona Karla -Usted dirá, cuándo empezamos.

-Bien. Que pase el primero.

-Como ordene presidente.

Karla fue pasando uno por uno, todos llevaban sus documentos, cada uno tenía experiencia y estudios, claro que era una gran oportunidad de trabajar en una de las mejores compañías del país. Algunos eran jóvenes y otros un poco más grandes. Vestían sus elegantes trajes, con zapatos bien lustrados y un corte de cabello impecable.

Al poco rato llegó John, aunque no creía tener ninguna oportunidad de quedarse con el puesto, tenía que intentarlo, al igual que los demás llevaba un traje presentable y sus zapatos iguales, lo único fuera de lugar era su cabello rebelde, pero eso le hacía lucir como un sexi modelo. Toma asiento junto al resto.

2.

-Señor Muñiz, veo que tiene un gran historial -dice la pelirroja viendo los papeles.

Aunque el hombre no se veía nada contento.

-Disculpe señorita, pero pensé que la entrevista la haría el presidente de la compañía.

La chica sonríe amablemente, pero eso solo era una prueba más. 

-Bueno. No veo el problema. 

-No se ofenda, pero prefiero hablar con el señor Louis y no con una asistente. Ya sea su puesto el que vamos a ocupar.

-¿El señor Louis? Creo que prefiere que le digan presidente y no señor.

El hombre se veía bastante molesto. Pues pensó que sería atendido por el gran Louis Bangel y no por una simple empleada.

-Podría pedirle a su jefe que él mismo haga las entrevistas.

-¿Cuál es el problema con que yo le haga la entrevista?

-No se ofenda, pero una mujer no podría saber estas cosas.

La chica quiebra un lápiz que tenía en las manos.

-Bueno. Ya que tiene tanto interés en el presidente Bangel… -La chica hace girar una placa que estaba sobre el escritorio -Yo puedo ser el presidente Louis Bangel, para usted.

El hombre se levanta molesto y golpea el escritorio.

-¿Qué clase de broma estúpida es está? En cuanto el presidente se entere la echaran a patadas -grita.

Louis suelta una carcajada.

-No se moleste. Además no creo que al presidente le importe -ella lo mira fijamente.

-Eso es absurdo, una mujer como usted, deberia ser despedida.

-Lo único absurdo es usted. Mire que sentirse inferior solo porque una mujer es mejor que usted.

El hombre rechina sus dientes, pero algo sí estaba seguro, esa mujer estaba buscándose una lección. 

-Tú, maldita mujer, de seguro te acuestas con el presidente y por eso te crees dueña cuando solo eres una pe…

El hombre no pudo terminar su frase, recibiendo un golpe de parte de Louis.

-Será mejor que pidas perdón.

En la sala, fuera de la oficina estaba John inquieto, mientras que los demás veían sus celulares o miraban las revistas que se encontraban en la sala.

De pronto se escucha un ruido por el pasillo y todos se levantan para ver. Un hombre estaba tirado en el pasillo, pero rápido se levanta y una hermosa mujer sale de la oficina. 

Karla, quien también estaba allí, se cubrió la boca, no podía creer que el presidente otra vez estuviera golpeando a otro hombre.

-¡¡Te arrepentirás maldita perra!!

El hombre se abalanza contra Louis, pero no llega a tocarle ni el cabello. El pobre estaba contra el suelo y una mano lo detenía, sujetándolo del cuello de la ropa.

-No es forma de dirigirse a una dama -dice John.

Pues John actuó rápido, detenido el ataque del hombre contra la chica.

-Esa no es una dama, solo es una mujerzuela que se revuelca con el presidente. 

John lo mira enojado, no había nada que lo enojara más, que un hombre insultando a una mujer.

-Le sugiero que corrija su vocabulario y pida una disculpa a la dama.

Louis solo se quedó viendo la espalda de John, una espalda ancha y que a pesar de la ropa, se notaba que el chico hacía ejercicio, era alto y delgado, aunque debía ser un poco más bajo que ella. La chica sonríe, pues a pesar de que no le puede ver la cara, tiene buen ojo y deduce que ese chico es realmente guapo.

-¡No!

Louis se acerca a John, le coloca la mano sobre el hombro y puede sentir lo duro de sus músculos.

-Está bien -dice, cerca del chico -Déjalo, yo me encargo.

John se aparta un poco ruborizado, la pelirroja era más hermosa de cerca y su voz seductora. Louis se acerca al hombre y coloca el tacón de su zapatilla, sobre la mano del hombre, el cual grita del dolor.

-Escucha muy bien, porque no me gusta repetir las cosas. No vuelvas a mostrar tu horrible cara frente a mi. Si te sientes inferior a una mujer, es tu problema. Ahora desaparece -quita su tacón y el hombre sale corriendo -Y para el resto -mira a los que quedan -Si no soportan tener a una mujer como su superior, este trabajo no es para ustedes.

Louis estaba tan enfadada que no nota que parecía una amenaza sus palabras. Así que con miedo, el resto de los postulantes salen corriendo.

-¡Presidente, ya los asustó! -se queja Karla -Tanto que me llevo reunirlos.

Karla, había hablado con varios de ellos y la mayoría estaba capacitado para el puesto. Louis suspira y pasa la mano por su cabello.

-No es mi culpa, que sean cobardes.

Louis se gira para regresar a su oficina, pero choca con algo y se tambalea, espera la caída, la cual nunca llega. John la sostiene de la cintura.

-Lo siento -se disculpa y la suelta.

-Descuida -le sonríe -¿Estás aquí para la entrevista?

-Sí.

-Entonces, adelanté. 

Louis pasa primero y detiene la puerta para que entre John, luego la cierra y ofrece al chico sentarse. Ella lo observa detenidamente. El chico era guapo, bastante atractivo y su mirada era como la de un niño, todavía. Eso a ella le encantaba, era la primera vez que un hombre le atraía sobremanera. 

John coloca sobre el escritorio sus documentos y Louis los ojea, da una checada rápida. 

“¡Oh!, Así que pronto la mayoría de edad… espero poder darle un muy buen regalo”

-Veo que no tienes experiencia laboral, aunque es normal a tu edad.

-Se que debe querer un mejor candidato, pero soy dedicado y perfeccionista.

Louis sonríe, dando un recorrido por todo el cuerpo del chico, el cual se pone nervioso bajo la mirada penetrante de la chica.

-Vas estar bajo mis órdenes, ¿No tienes problemas machistas, verdad?

-Claro que no. Mientras no pida nada ilícito. 

Louis estaba más que encantada. Podría negarle el puesto por su edad y falta de experiencia, pero ve algo muy diferente en él. 

-John Meyer, ¿verdad? -el chico asiente -La verdad es que no debería, pero no creo que esos cobardes regresen. Mi nombre es Louis Bangel, mucho gusto. 

John se levanta sorprendido y mira con detenimiento a Louis. Una mujer delgada y una belleza sorprendente, pero se veía joven.

-¿Usted es Louis Bangel? El presidente del corporativo. 

El chico vuelve a recorrer con la vista a la chica, la cual sonríe y se levanta para ir donde está el chico.

-Sí, si me sigues viendo de esa manera, pensaré que eres un pervertido.

Rápido John se pone serio y desvía la mirada, estaba como tomate. Se reprocha en su mente, el haber visto tan descaradamente a una mujer.

-Lo… siento presidente. Yo… no era… fui descuidado.

Louis suelta una risita, pues el chico era adorable y lindo. John vuelve a ver a la chica.

“¡Oh!, Es más hermosa, cuando sonríe!”

-Bien señor Meyer, vaya con Karla, ella le dirá cuándo empieza y cuáles serán sus funciones. 

John sale de allí casi corriendo, jamás había estado tan nervioso, en toda su vida.

Mientras Louis regresa a su silla y saca un celular de un cajón. Presiona el único contacto que tiene registrado.

-¿Dígame que necesita? -se escucha del otro lado de la línea. 

-Quiero que investigues a John Meyer Alet. Necesito saber si es quien creó.

-Pondré la investigación como prioridad. 

-Bien. Avisa cuando la tengas.

Louis cuelga el teléfono y vuelve a revisar los documentos que entregó John. Allí había información, pero nunca se fía de lo que le entregan otros. Además de que el apellido Meyer, era uno que buscó por años y nunca lo encontró.

3.

John estaba nervioso, ese día era el primer día de trabajo. Ya había pasado una semana desde su entrevista, estaba ansioso. Karla le dijo lo básico de lo que consistía el trabajo y luego de firmar un acuerdo de confidencialidad y otros documentos, como ya casi cumplía la mayoría de edad no tuvo problemas con el contrato. 

De ahora en adelante debía llevar saco y corbata, Karla fue clara en eso, pues todos lo verían a él antes que al presidente y su imagen debía ser impecable, lo único malo para él, era su cabello rebelde, que por más que se lo peinaba se le salían algunos mechones.

Llegó veinte minutos antes de la hora de entrada, aunque para su sorpresa Karla ya se encontraba en su escritorio trabajando.

-Buenos días -saludo el chico -Pensé que había llegado a tiempo.

Karla observó al chico y para sus ojos, éste era más guapo de lo que recordaba.

-Descuide señor Meyer -dice volviendo a su trabajo -Aún no es hora, las oficinas abren a las ocho.

-¿Y usted? 

-Para que te prepares, el presidente a veces duerme en la oficina y empieza a trabajar desde muy temprano y como sus empleados, nosotros también.

-Entonces, ¿El presidente, ya se encuentra aquí?

Karla asiente, pues ella lleva mucho tiempo trabajando para Louis.

-Tome asiento. Una vez abiertas las oficinas, lo presentaré ante todos y visitaremos cada departamento del corporativo para que te familiarices, te explicaré lo básico y lo más complicado, lo aprenderás en la práctica.

John hace lo que se le pide y justo a las ocho, Karla lo lleva a las oficinas, donde todos se muestran amables con él, pero lo que realmente lo incómoda era la mirada de los superiores al ver que era demasiado joven.

-Todos son muy amables -dice mientras caminan por un pasillo.

-Señor Meyer desde ahora debe acostumbrarse a que ellos no están a su mismo nivel -Karla también había notado las miradas de los jefes de algunos departamentos -Usted recibe órdenes directas del presidente, por lo que es el superior de todos ellos, no deje que lo hagan menos o provocará que la autoridad del presidente se vea frágil. Componga su postura y siempre muestrate seguro.

John estaba nervioso, pero sabía que Karla estaba en lo correcto, él tendría que tratar con aquellos hombres con años de experiencia y tendría que darles órdenes de parte del presidente.

-Si, señorita Sanders.

-Llamame Karla, somos colegas o al menos los únicos del mismo nivel.

John se quedó atónito con el comentario de Karla, al principio creyó que era una broma, pero ella seguía seria, por lo que le dio a entender que no era así.

El recorrido demoró más de lo normal, debido a los diferentes departamentos que había en la empresa, en todas lo miraban como si fuera un bicho raro.

-Espera -dijo Karla y sacó su teléfono de su saco -¿Si, presidente? -silencio -Estamos terminando, en diez minutos…

Karla se aleja un poco y John se queda ahí, mientras ve cómo en algunos cubículos hay personal laborando y lo ven de reojo, por lo que le ha contado Karla, sabe que ese es el departamento de marketing y que esos eran los que nunca habían visto en persona al presidente, al igual que el de finanzas y el de recursos humanos, solos los jefes de áreas o los directivos más importantes, pero tenían prohibido decir o hablar del presidente o era lo que Karla le dijo.

John no podía dejar de ver todo a su alrededor, pero tal vez no era la mejor idea, a lo lejos vio a una pequeña chica de cabello castaño, un flequillo y lentes, llevaba una pila de documentos, daba la impresión de que en cualquier momento terminaría en el suelo. Por impulso John se movió y fue a su encuentro.

-¿Necesita ayuda? -pregunto el chico.

La chica se sorprende al ver al joven guapo, que casi se le detiene el corazón y su cara se volvió totalmente roja.

-Yo… -el chico le sonríe, pero eso causa más nervios y termina tirando los papeles -¡Ay, lo siento!

La chica rápidamente se arrodilló para recoger los papeles y John también se apresura para ayudarla, parecían ser sobre una campaña para un nuevo producto.

-¿A dónde los llevas? -dice John cuando terminan de reunir los documentos y le quita los que ella tenía en las manos -Yo los llevaré.

La chica no podía creer que aquel chico tan guapo este siendo tan amable con ella.

-¡Eh! si… gracias, por aquí… -la chica lo guió hasta uno de los cubículos y allí John coloca los papeles -Gracias por su ayuda.. ¿Eh?

La chica le buscaba su gafete con su nombre, pero no ve nada en su saco ni nada por el estilo.

-Meyer, John Meyer -extiende su mano -Mucho gusto.

-Claro… -dice nerviosa -Yo soy Miller, Olivia Miller… un gusto y gracias.

Olivia estrecha la mano del chico, su corazón latía fuerte y por alguna razón estaba muy nerviosa, jamás había estado con un chico tan guapo y aparte que fuera amable con ella, el tenia rasgos perfectos y una sonrisa cálida, pero su mente le decía que alguien tan perfecto debía tener novia y una muy hermosa.

-John -dice Karla, quien había terminado su llamada -Tenemos que suspender el recorrido, el presidente necesita que regresemos.

Karla se da vuelta y camina de regreso al ascensor y John le sigue, mientras Olivia se queda viendo como aquel chico se va, claro que conocía a la secretaria Sanders, apodada la “ejecutora”, ese sobrenombre se lo había ganado a pulso, pues desde que el presidente tomó el mando de la empresa, era su secretaria quien ejecutaba todas las órdenes del jefe sin remordimientos, incluso pudo despedir a empleados quienes le suplicaban de rodillas, pero era mejor que toparse con el “sabueso” del presidente.

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