NovelToon NovelToon

No Soy Una Santa ….Y Que?

Supongo que esto es típico

Supongo que casarse por contrato es más viejo que andar a pie, lo moderno es casarse por Amor, y aun así, la verdad, nunca me imaginé terminar así, pero pues … Tampoco imaginé casarme y aquí estamos. He leído tantas historias de mujeres engañadas, que se casaron sin saber en qué se metían y aquí estoy yo, que lo sé muy bien y no lo habría hecho si no lo tuviera tan claro desde el comienzo.

Ahora, tenerlo claro y que finalmente resulte siendo un éxito, que les digo, hay muchas posibilidades de enredarlo todo. Tampoco soy una jovencita virgen de 20 años que no ha conocido sino al portento de hombre con el que estoy por casarme. A mis 35 he podido defenderme sola, tener mi apartamento, viajar por el mundo… y aun así estoy aquí, a punto de casarme por los próximos 5 años, con posibilidad de ampliar el tiempo si y solo si, las dos partes o las cuatro (nunca se sabe) están de acuerdo.

No sé por donde empezar a contarlo todo, ¡Oh sí! Tal vez lo mejor sería desde mi incredulidad cuando él me preguntó que porque no nos casábamos, la risa que me dio fue apoteósica; apenas si nos habíamos dado un beso, uno bueno, pero, no era para tanto. La historia de ese beso también fue graciosa, porque lo vi escapar como de la peste de las "damitas" que se arremolinaban cerca a él, no saben la magia que produce en la apertura de piernas de algunas chicas “de bien” el escuchar un acento extranjero.

Yo, por mi lado, solo estaba mirando mientras tomaba algo de mi cerveza, una muy bien pagada, fruto de mi arduo trabajo. Creo que me veo como la mujer menos peligrosa del planeta, porque el vino a conversar conmigo, hablamos un buen rato, parte en su idioma y parte en el mío. Le conté que este era un viaje que podríamos llamar mixto, parte trabajo, parte entretenimiento; llegaron más amigos y otras "damitas" y se me acercó más, luego llegaron más amigos suyos con los que conversaba alegremente, intercambiamos entre todos contactos y luego, me fui sola y tranquila a mi hotel. Estaría aquí por lo menos 2 semestres, los que me había comprometido como catedrática en la universidad que tenía sede en esta isla tropical. Así que como él también estaría por un tiempo, pareció una buena idea hacernos amigos.

Coincidimos varias veces más en el antro aquel y otras tantas como grupo quedamos para salir y bailar, escuchar música, entretenernos como los de 18 creen que ya los de 30+ no lo hacemos (noticias si se hace, pero la resaca y la falta de sueño pega más fuerte). Todas las veces pasaba algo parecido: estábamos en la fiesta, él conversaba alegremente con sus amigos, pero a las chiquitas estas les huía como a la peste y terminábamos yendo a bailar. Con el tiempo gané confianza y perdí precauciones, sé qué tomada puede írseme la olla un poquito y si no sabes si hay en quien confiar es mejor aguantar las ganas de beber, pero esa noche me sentía como en confianza y a gusto, es más llegue a pensar que nuevamente esta aura de frigidez tendiendo a parecer poco interesada en el sexo opuesto me había llevado a encontrar nuevos amigos "gay".

Si sé que fui prejuiciosa, lo acepto, no me enorgullece, no mucho de lo que he hecho estando borracha es motivo de orgullo. En todo caso, ya estaba yo bailando bachata entrepiernada con el susodicho, íbamos conversando y terminé por decirle que pensaba que era gay… me abrió los ojos como si fueran a salírsele y la boca como para empezar a hablar, yo me di cuenta de que había sido muy lengüisuelta con alguien al que apenas conocía y empecé a disculparme, él trataba de interrumpirme y yo seguía disculpándome, entonces me estampo el señor beso, en lo que me iba empujando a lo oscurito, contra la pared me di cuenta de que manejaba esas manos con destreza, sabía donde ponerlas al besar.

Una vez se acabó la canción nos separamos y me volví a reír, dije —ok, ok, el mensaje llegó claro, disculpa el malentendido— nos sentamos y seguimos charlando y bebiendo. Ese momento me recordó la época de universidad donde era común terminar besando a alguien nuevo cuando salíamos a algún lugar o Si el beso era bueno como el del susodicho podría convertirse en el "amigo con derecho a beso" de confianza.

Ya lo sé, no soy una santa, tampoco soy libertina. Simplemente, creo que tengo derecho a decidir, creo que tener sexo o no tenerlo no me define en mi moral, otras cosas sí lo hacen, como las decisiones que tomo sobre con quién me relaciono. Pienso también que esta obra de teatro llamada matrimonio y más expresamente, el contrato matrimonial es lo que los involucrados consideran que es.

Una botella de Tequila

De mis días de fiesta con él aprendí que no es un "cualquiero", quiero decir, tampoco es un santo, pero nunca lo vi besarse o llevarse a la cama a la primera que se lo ofrezca, si lo hacía algo debía ver en ella, por eso congeniamos.

No voy a decir después de todo lo anterior que no me gustó; me parecía atractivo, aunque entre que era algo más joven que yo y que he aprendido que el que se lleve bien un hombre conmigo no significa que tenga que gustarle o que le guste no quiere decir que tenga que querer una relación conmigo, termine ubicándolo en la categoría de "amorosidades extrañas".

Déjenme que lo aclare nuevamente: no soy quién para andar juzgando a los que tienen férreas creencias con respecto a la virtud y la "virginidad femenina" pero tampoco a quienes buscan en la cama el reconocimiento que no tienen en otro lado. Ser virgen era un requisito necesario en un contrato matrimonial cuando no existían las pruebas de ADN y la fidelidad, bueno eso sí me parece importante, sobre todo con uno mismo y con los acuerdos de pareja.

Retomando mi charla con… maridito, ¿está bien que lo llame así? Cuando me dijo que porque no nos casábamos, casi me ahogo de la risa y le dije que parara, que si volvía a decir una cosa de esas mientras estaba bebiendo me iba a ahogar y tendría que ver como respondía con eso ante las autoridades donde su linda cara y bonito acento no lo iban a ayudar. Él me miró serio y dijo —Si tengo esas dotes que dices, ¿no estaría bien entonces que te cases conmigo? No te pido que te enamores de mí; te estoy ofreciendo una sociedad —y sonrió de medio lado, por mi parte recordé el día del beso y su actitud a las otras chicas, por lo que volví a preguntar: —¿y cómo porque yo y no una de estas damitas que estaban vueltas agua por ti? Si crees que por mi edad puedo ser una buena ama de casa y cuidadora, tengo que decirte que no se me dan tan bien los oficios de la casa, me he dedicado a la academia y mi carrera, así que eso no va a funcionar.

Maridito se reía y dijo: —Buena suerte para ti que tengo un par de personas que pueden ayudar con eso en casa y, por otra parte, la pregunta sería ¿por qué no?

Apenas dijo eso, vinieron a mí todas esas novelas que leí y los dramas asiáticos que me vi tantas veces, así que mientras me corría un escalofrío por la espalda me atreví a conjeturar en voz alta —¿No tendrás una enamorada que a tu familia no le gusta y quieres llevarme allá para que me traten mal todos tus familiares en lo que tú la proteges y me humillas llevándola a ella a todas las fiestas y así?—.

Él respondió, espero que en broma. —No, no, la sufrida en este momento es mi cuñada, ella es la que se casó con el SEO, si quieres puedes ser la cuñada mala que le ponga trabajo y se burla de la pobre mujer en desgracia —opté por creer que era broma y volví a reír mientras tomaba algo de la botella.

Me quedé mirándolo, y en este momento no sabía si alegrarme o arrepentirme de haber aprendido su idioma… Al final pensé que era una broma, ya faltaban solo un par de meses para volver a mi país y todo este chascarrillo del matrimonio quedaría atrás, pero como de costumbre, tenía que ser yo, con mi costumbre de buscar lo que no he perdido y con tal de cerrar el tema se me ocurrió decirle que más bien nos tomáramos otro par de tragos, para así cerrar el tema, con mi discursito de mujer despreocupada.

—  Bueno, ya dejemos la broma. Para ese tipo de telenovela de contratos matrimoniales absurdos, el protagonista tiene que ser un príncipe o el heredero de un consorcio empresarial gigante, y pues, tus zapatillas de tela y la camiseta de "Alguien que me quiere estuvo en el caribe y esto es todo lo que me trajo" no gritan precisamente que soy el dueño del mundo, vamos a la barra y yo invito la próxima cerveza, señor magnate. 

Con eso di por terminado el tema, según lo recuerdo. Recuerdan que dije que no estoy orgullosa de las cosas que hago borracha, bueno… Cuando me desperté estaba en un Jet privado rumbo a quién sabe dónde con mi maridito al lado. ¿Por qué no me detuve en el segundo Tequila?

La casa en el aire

Fue el frío el que me despertó, escuché su voz, le decía a alguien que me pasara una cobija; era suave y cálida al tacto, me ajusté en la silla, aferrándome a ese último cachito de sueño, de pronto sentí el cinturón, abrí los ojos, mientras intentaba ajustar la vista empecé a darme cuenta que no estaba en mi cama y una mujer vestida de forma conservadora pero cómoda estaba arreglando la posición de mi silla. Ahí lo noté, él estaba mirándome, se reía mientras leía un papel.

—Parece que aún borracho soy bueno para esto de pedir consentimientos, mira lo que escribiste anoche, por los términos seguro te lo pedí para evitar problemas, y cito: "Yo, América M, aunque borracha afirmó que subiré a ese maldito avión por mi propia voluntad, para evaluar las posibilidades de un matrimonio" luego dice otras cosas que no entiendo… No está en tu idioma o el mío o en inglés, ¿Qué otro idioma hablas?

—No creo que eso sea importante en este momento— dije rapando el papel de sus manos mientras recordaba un par de cosas de la noche anterior.

Imágenes de nosotros bebiendo, bailando, con los amigos, él repitiendo su oferta y hablando de los lindos lugares que podría conocer, las oportunidades que como su esposa tendría, después de todo su idioma no es un idioma que se enseñe obligatoriamente en las escuelas, tenía que llamarme la atención su país o algo del eje asiático…

Ahí me atrapó, aprendí el idioma porque pensé en viajar alguna vez, luego me dije que sería bueno por agilidad mental o para en algún momento hacer un master, que sé yo. De pronto recordé preguntarle si estaba enamorado de mí o que bicho raro lo había picado para hacerme esa oferta así, como salida de la nada.

Palabras más palabras menos, la respuesta fue que había aprendido que proponer cosas cómo está a una niña, dicho sobre mujeres por debajo de los 23, era como ponerles un reto y probablemente dirían de boca para fuera que estaban de acuerdo pero no era fácil de confiar en esas desiciones, que de los 25 a los 30 las mujeres que conoce están soñando con hijos, buscan a quien les cumpla el sueño  de formar un hogar con ellos  por lo que proponerles algo así sería un crimen y las que están pensando en fortalecer su carrera están ocupadas trabajando y con una preocupación  excesiva  por lo que piensan los demás; Encambio después de los 30 hay equilibrio, mujeres como yo, según el, ya tenemos más claro lo que queremos y lo que somos y que por lo que conocía de mi yo encajaba con esa descripción.  

Puedo decir que estaba de acuerdo en algunas cosas de las que dijo y otras no.

Luego de esta ráfaga de memorias mi presente me llamó más la atención: ¡Estoy montada en un maldito avión! Y es uno que parece un apartamento en el aire, y aquí donde estoy sentada parece más un sillón de masajes que la silla de un avión. Recuerdo que seguí llevándole la corriente segura de que me estaba inflando la realidad y por eso en el idioma que él dice que no entiende escribí, que si el avión era imaginario el matrimonio también y más adelante decía que si no lograba subirme en un avión antes de la media noche la oferta caducaba. Eso lo puse en inglés.

—Este no es mi avión, me lo prestó un amigo para cumplir en el plazo que firmaste— dijo él cuando miraba su celular, creo que él tampoco estaba muy seguro de cómo había terminado en ese avión conmigo y estaba revisando para aclararlo —pero no te preocupes es lo bastante grande para un viaje directo, ya no faltan sino otras 6 horas.

Me levanté de la silla y comencé a recorrer la aeronave, esto debía ser del tamaño de un avión comercial, pero equipado para viajar cómodamente, al frente cuatro mullidas sillas de cuero fino estaban frente a una mesa, por lo que noté, habían paneles que podían sacarse para cerrar el ambiente, supongo que en viajes amistosos lo usan de comedor y en los de negocios para juntas. Detrás de nosotros habían dos sillas que parecían sofá cama, cuando volví a mirar dos asistentes de vuelo estaban acomodándolos juntos, poniendo un sobrecolchón, abrían y cerraban cajones, organizaban una especie de biombo, ponían almohadones y pronto se reveló una cama kingsize en lo que parecía una acogedora alcoba.

Revise a mi compañero de aventura, o podríamos decir el portador del llamado a la aventura, este hombre de ¿32-33 años? Con suave y cuidada piel, no muy delgado, con un cuerpo tonificado, que todavía lleva puestas unas zapatillas de tela y la camiseta barata típica que venden como recordatorio a los viajeros y que los mochileros sin plata compran para poder vestirse, pero que además ahora lleva sobre esto un abrigo ligero café de paño que se ve como hecho a su medida, no parece nada barato… ¿Quién es en realidad este hombre al que solo conozco por su nombre "occidental" Tom J?

Él sintió que lo estaba mirando y levantó su mirada del celular, llevaba rato observándolo y riéndose o tapándose la cara, supongo que también estaba enterándose de lo que había hecho el día anterior porque lanzaba una que otra expresión de sorpresa, entonces me dijo:

—oh, mmm, parece ser que anuncié que vendríamos y que pasaríamos a quedarnos 15 días… En casa de mis padres—creo que lo que sea que les dijo no era algo que él planeaba hacer como yo no pensaba viajar…

— ¡¡¡QUINCE DÍAS!!! Esto no está bien, tengo un contrato, ¡debía estar en la isla otros dos meses, no puedo irme 15 días!—me sacudió el sentido de responsabilidad que hizo que la resaca comenzara a golpearme.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play