***Lucía***
En una acalorada discusión en plena vía pública, la mano abierta de Mario fue a parar en mi rostro, no es la primera que vez que me golpea, miro a mi alrededor y veo a los vecinos y chismosos mirando lo acontecido con mucha curiosidad, sin embargo nadie fue capaz de defenderme del violento golpe de mi marido, sin prestar mucha atención a lo que sucede y después de ver los ojos furiosos de Mario sobre mi, lo único que se me ocurre es salir corriendo y encerrarme en la casa. -Este hombre me volverá a pegar. - fue lo que pensé, sin embargo, al cruzar, las piernas me tiemblan mis ojos no dejan de derramar lágrimas tras lagrimas, un auto frena bruscamente a centímetros de mi, instintivamente me tapo la cara con ambas manos por un par de segundos hasta que el hombre que venía en el coche pregunta
-¿Estas bien?. - era una voz ronca y áspera, me descubre el rostro, retirando mis manos de la cara haciendo que mis ojos se encontrasen con los suyos, los tiene color verdes como si fuesen esmeraldas, es un hombre tan guapo que no se por cuanto tiempo lo estuve mirando y observando cada detalle de su rostro, era de tez blanca, rubio, elegante. -Pues quien no con semejante carro. - pensé esta vez ya mirando el mercedes.
En eso me trajo de mis pensamientos con su segunda pregunta.
-¿Te lastime?, estas sangrando... llamaré a una ambulancia...- Dicho esto, saca de sus bolsillos su celular.
-Ella está bien, no se preocupe. -fue Mario quien respondió, tomándome con fuerza del brazo.
- ¿Es usted un doctor? No se meta que a quien le pregunté es a ella. - Respondió muy molesto.
-Estoy... bien...- Respondi tartamudeando y soltandome del agarre de Mario salí corriendo de nuevo.
Cuando llegue a casa me acomode bajo las cobijas y llore hasta quedarme dormida, Mario entró tomó una cervezas y salió de nuevo, nuestra casa es solo un monoambiente la cama está ubicado solo por dos escalones más alto que la cocina y sala, el baño está frente a nuestra cama, es muy pequeño el lugar pero muy acogedor. Lo único malo es compartirlo con mi esposo, todos los días me hace la vida imposible. Trae otras mujeres en mis propias narices, me golpea por cualquier tontería, la mayoría del tiempo está borracho. Ojalá algún día pueda salir de este "matrimonio".
***Adrian***
Saliendo de mi gran casa, digo con voz de mando a Matias, el chofer.
-Al aeropuerto debo estar en media hora.
-Imposible Ingeniero, la ruta esta cerrada por unos manifestantes.
-Pues tomemos un atajo.- digo mientras hago unas llamadas a Marta mi asistente y mejor amiga.
--- En la llamada---
-Marta estoy camino a Nueva York debo cerrar el trato con los Ortiz para que nos den el dinero por nuestro última actualización de seguridad. Como siempre estarás a cargo durante esta semana confío en ti..
-Claro que si Inge, todo está bajo control.
-Estaremos hablando, si llega a llamar Mariela... -me quedo pensado.
-No te preocupes yo le digo que fuiste a china. -Responde mientras se caracajea.
- Eso mismo.- digo también entre risas,
Debo colgar Marta- agregó después del freno brusco de mi chófer.
---Fin llamada---
- Que sucede, -digo mientras me bajo y colgaba el celular.
- La mujer salió de la nada y casi la mato. Responde Matias muy asustado y quien baja detrás de mi.
- ¿Estas bien?. le pregunté y el susto que me pegue cuando vi la sangre al costado de sus hermosos labios rosas, no puedo creerlo es una chica preciosa tenia un vestido floreado corto su cabello suelto que le llega hasta los hombros, color marrón, su piel era blanca y delicada.
Al no tener respuesta de su parte, volvi a preguntar, pero me respondió un hombre que vino del otro lado de la calle, tenía aliento a alcohol, quien se cree este borracho, ¿Médico?
-La chica vuelve a correr asustada, después de responder a duras penas que estaba bien.
Dejo al borracho este y digo a Matias.
-Vamos, pero esta vez ten cuidado
-Si señor.- Responde y en menos de diez minutos ya estábamos llegando a nuestro destino.
-Lleva a casa el auto, y te haces cargo de las mujeres de casa.- Digo, refiriendome a mi madre y a mi hermana quienes vieven en la misma casa.
-Claro. -Responde Matias mientras pone en marcha de nuevo el auto.
-Un último favor. - lo interrumpo antes de irse desde la ventanilla.
-Averiguame todo sobre la joven. Que casi matas. -Hago énfasis en lo último.
- Yo lo averiguo señor. -Responde entre risas.
Durante todo el viaje me dormí, cuando llegue me registre al hotel donde iba a hospedarme durante esta semana y luego subo a mi habitación, esta es grande, como siempre todo luce muy limpio y lujoso, abrí la noteebook y me puse a trabajar en los últimos detalles de la reunión que se haría mañana en un desayuno con la familia Ortiz, ellos tienen una empresa dedicada a la automotriz y nos pagará muy bien por unos trabajos de seguridad que podemos implementar en uno de sus modelos que están próximos a lanzar, en cambio mi empresa es de tecnología y seguridad. Hacemos todo tipo de seguros, para viviendas, autos, para locales o negocios, somos muy rentables, sin embargo en los últimos dos años hemos decaído un poco, así que para no perder la empresa, la genia de mi madre me presento a Mariela, quien es actualmente mi prometida, y una de las herederas de los Montes, es mucho más rica que mi familia y aunque al principio nos hemos llevado muy bien, últimamente esta insoportable, que donde estoy, que hago, con quienes estoy, por eso si hago este negocio tal vez no será necesario casarme con ella.
-Buenos días señores. - Saludo pasando la mano al Señor Diego Ortiz (padre) y a Diego Ortiz (hijo)
- Buen día. -también responden a mi saludo...
***Lucia***
Después de preparar el desayuno lo pongo en un termo para llevarle a mis chicos, quienes toman clases de lectura y matemática conmigo ya que son muy pobres para ir a la escuela.
-Hola. Ana es la primera en saludarme arrastrando la a y saltando a mis brazos.
-Hola chicos, -Respondi regalando besos a cada uno.
-Traje el desayuno, sentemonos a desayunar y luego empezamos con nuestra lectura del día. -digo, mientras les servía una caliente chocolatada.
Empezamos con la lectura primero fue Esteban, luego leyó Martin, después le tocó a Ana y por último Jorge.
-Ya son todos unos expertos. -le elogie a los chicos quienes estaban muy orgullosos de si mismo.
Terminamos de leer y comenzaron a recrearse, coloreando y jugando entre ellos. Los observo con mucho amor, y lleno de dolor, pensar que mi niño podría estar compartiendo con ellos...
***Adrian***
--- Inicio de llamada---
-Marta, ¡buenos días! estaré llegando para el medio día en las instalaciones de Tecnología Riveira, cuéntame cuales son los pendientes.
- ¡Buen día! Inge el día de hoy solo la cena con la familia de tu prometida. -Respondió con un tono desagradable la última palabra, nunca le cayó bien Mariela supongo que es por los aires de niña rica y mimada.
-Esta bien. -respondo riéndome de su actitud. - igual iré a dar unas vueltas por alli. -agregue y finalice la llamada.
---fin de llamada---
Que bueno me dará tiempo de ducharme y tomarme un par de horas de descanso, llegué a casa y mi hermana Lupe corre a mi alcance para saludarme.
-Hermanito que bueno que llegas te extrañe.- dice saltando a mis brazos para yo devolverle el saludo y dándole vueltas respondo. -También te extrañe. - ella es mi hermana menor solo tiene 19 años el cabello largo y lacio del mismo color al mio, rubio dorado y la tez muy blanca.
-¿Y madre? .- pregunte al extrañarme que no venga a mi encuentro, ella acaba de salir con Clarise se fue al club.
- Ya veo. Y ¿Matias? no lo vi en la entrada.- pregunto. Ansío saber si me averiguo sobre la joven de la semana pasada, durante todo el viaje no deje de pensar en ella, sus ojos cafés y tristes, sus labio rosas pero golpeadas y en su piel tan suave pero fria.
- Llevo a la ama de llaves al mercado, vuelve enseguida. - me respondió Lupe.
-Iré a ducharme, me avisas cuando llegue Mati. -dije ya subiendo las escaleras.
-Si hermanito!. - grita Lupe desde la planta baja.
Después de la relajante ducha me bajo al despacho para tomar unas carpetas para llevar a la oficina, mientras estaba buscando dichas carpetas, tocan la puerta.
- Adelante. -dije mirando a la puerta para ver de quien trataba.
-Buenos días jefe. -saluda Matias trayendo un folio entre las manos.
-¡Buen día! eso es lo que me imagino que es. - Digo señalando sus manos.
-Sí jefe. - Respondió extendiendo las manos para que yo las tomase.
Las tomé y las hojee como eran más de una hoja.
-Porque no me lo resumes. - Sugerí con una sonrisa.
Matias se ríe de mi olgazaneria, y comienza con su exposición.
-La joven se llama Lucía Noguera de Rosales.-Hizo una pausa y luego continuo. - Así es esta casada, de hecho el marido es Mario, el hombre que también estaba presente durante el accidente.
- Claro el borracho. -Respondi con gestos de desagrado.
-Ese mismo.- responde Matias burlándose de mi gesto. - Lo raro es que ya llevan 7 años de matrimonio, es decir se caso siendo una niña, sospecho que fue un matrimonio arreglado puesto que el hombre no la respeta para nada y sale con otras mujeres todos los días.
Me da un poco de esperanzas, sonrio y le agradezco, Matias sale del despacho y me quedo observando los documentos que me trajo. -Esta casada.- me digo a mi mismo tratando de hacerme la idea que no tiene caso buscarla. En eso veo unas fotos de ella con algunos niños ¿serán de ella?. veo un par de direcciones las anoto en mi celular y dejo las carpetas en uno de los cajones. Miro mi reloj ya son casi las 12. tomé las carpetas que estaba viendo antes que llegue Matias y me dirijo hacia las oficinas, mientras iba manejando en uno de los semáforos veo a un vendedor que tenía unas flores naturales, compró algunas y las llevo a Marta.
-Buenos días! -saludo a algunos empleados de la empresa. Subí al ascensor y veo a Marta en el escritorio de asistente.
-Hola Marta .-la salude con un beso en su mejilla y la veo sonrojarse.
-Hola Inge. -me responde pero me habla bajito.
- Porque hablamos así. -Respondi con el mismo volumen que ella usó.
-Mariela esta allí. -Responde señalandome mi oficina.
-No puede ser. -Dije poniendo los ojos en blanco. Marta se ríe y yo hago lo mismo.
- Te traje unas flores por tu excelente trabajo. -dije pasandole las flores. Pero antes que ella las tomara la puerta de mi oficina se abre.
-¡Mi amor! me trajiste flores. - dice Mariela saliendo de mi oficina. Mire a Marta y hace un gesto de que no le importa que le de las flores a ella.
-Claro que si vida. -Respondi dándosela a ella, seguido de un abrazo.
-Amor creí que me ibas a dejar. - dijo Mariela haciendo gestos de niña pequeña. -Tu fea secretaria me dijo que fuiste a China.- Ella gira hacia Marta y le saca la lengua.
-Jamas amor. -respondo mientras la tomo de la cintura y la llevo a mi oficina de nuevo.
***Lucía ***
Hemos estado ahorrando, los niños y yo un poco de dinero para fin de año y mañana les daré la sorpresa de llevarlos al shopping más elegante, compraremos juguetes y aprovecharemos para almorzar allí, estoy muy emocionada con los planes de mañana mientras preparaba la cena, llegan Mario con unos compañeros de trabajo, como siempre traen muchas bebidas -la noche será larga. - me digo a mi misma, mientras me acerco a ellos a saludar.
- El es Roberto, Martin y Lucrecia.- me señala Mario a sus respectivos invitados, le tiendo la mano. - Mucho gusto, pasen la cena ya va a estar.-digo poniéndome a un costado y dando paso a los recién llegados.
Terminamos de cenar, ellos están en la sala hablando y riendo, y por supuesto practicando el deporte favorito de Mario, beber.
-Me tengo que ir.- escucho decir a uno de sus invitados y desde la cama lo observo levantarse de su silla. -Yo también ya me voy.- responde otro de los hombres. -Lucrecia te acerco a tu casa. -se ofreció uno los caballeros a llevar a la muchacha, que ya se veía muy ebria. -Todavía no iré, es muy temprano. -responde mientras mira a Mario como un trofeo. A Mario se lo ve muy animado, al ver su rostro de inmediato puse los ojos en blanco, me acurruqué entre las cobijas y cerré los ojos fuerte. Los hombres salieron, lo sé al escuchar la puerta cerrarse. También escucho a la mujer y a Mario cuchichear, reírse y a la par besándose. -No Mario, tu mujer se dará cuenta.-Dice la muy cínica. -Ella no dirá nada, porque si lo hace ya sabe lo que le espera. -Agrega Mario, mientras los besos continúan. -Ven aquí.- fue la voz de Mario. Se adentran al baño. -Desgraciados. - es lo que dije a mis adentros y puse la almohada sobre mi cabeza, tratando de apaciguar los gemidos. Unos minutos después salen de la casa y doy gracias.
Amanece, como todos los días me levanto, hago mi aseo, preparo el desayuno y se los llevo a los chicos, con la sorpresa de que hoy iremos de compras, Mario no durmió aquí, así que me apresuro en salir antes que llegue, baje uno de los cuadros de la pared y saque el dinero que había ahorrado, lo pongo en mi pequeña bolsa y salgo emocionada, cuando llegué los niños corren a mi encuentro, los beso a cada uno, compartir con ellos son las únicas veces que me siento dichosa.
-Niños ¿ Qué creen?. - les pregunté entrecerrando los ojos, como si tramase algo.
- ¿Que?. -gritaron al unísono
- ¡vamos de compras!. -los niños estaban muy felices.
Después de haber desayunado nos dirigimos hacia la parada, todos cogidos de la mano, a mi derecha iba caminando Ana y a mi izquierda Jorge, Jorge va tomado de la mano de Esteban y Esteban de Martín.
-Ya tienen planeados ¿qué comprar?. -les pregunte, como si ya supiese sus respuestas.
-Yo quiero una muñeca con su carriola. -comenzó Ana.
-Y yo quiero una pelota de fútbol y así salimos al parque a jugar.- continuo Martín.
-En cambio yo me comprare un auto a control.- Dijo Jorge
-Pues si tu compras un auto a control yo me comprare un tanque bien grande que también sea a control. - terminó Esteban.
Durante todo el camino miré atras que Mario no nos estuviera siguiendo, si él se entera de esto, seré su saco de box. Cuando llegamos a la sección de juguetes, todos se soltaron de las manos y van corriendo a la jugueteria. -¡Con cuidado!. -les dije ya después de dejarme muy atrás, mientras sonrio al ver muy felices a los niños. En el momento en el que yo también iba a entrar al local, una cálida mano me toma de la muñeca. -No puede ser Mario me encontro. - Pensé cerrando fuerte los ojos.
-Hola.- la voz me resultaba conocida pero en definitiva no era la de Mario, abrí los ojos uno a uno y para mi sorpresa, se trataba del joven que hace semanas casi tuvimos un accidente, respiro aliviada y le devolví el saludo.
-¡Hola!. -respondi mirando nuestras manos, aun me tomaba de la muñeca. Me sonríe y lejos de separar su mano de la mía, los unió, pasando de mi muñeca a la mano delicadamente y sin soltarla. Sentí un calor recorrer por mi cuerpo.
-¿Me recuerdas?, la última vez no nos presentamos, yo soy Adrian... Tu ibas corriendo y el chofer, bueno ya sabes...- mientras me decía parecía nervioso y eso me resultó tierno.
-Si te recuerdo, estoy mucho mejor. No pude demandarte porqueno sabía su nombre- Él se ríe de mi comentario. - Que bueno, porque ni los mejores abogados me podrían salvar de caer preso en tus encantos. -Me respondió mirándome fijo a los ojos, mientras sentía que mi rostro se tornaba en rojo.
- Este me podrás comprar Lucía. -Era Ana quien traía una hermosa muñeca bebe en su mano. Y solo en eso nos dimos cuenta que seguíamos de la mano, rápidamente nos soltamos.
-Claro que si preciosa. - respondí a Ana después de haberme sentado para ponerme a su altura y ver el juguete. -Primero preguntemos el precio nena. - Sugerí a Ana, ella esta de acuerdo y cuando nos dispusimos entrar al lugar. - Por el precio no se preocupen yo los comprare. - lo mire extrañada.
- No es necesario, no queremos molestarlo.
- Entremos. - esta vez útilizo una voz de mando, me tomó de la cintura y fuimos junto a los demás niños. Yo no podía creer lo que me estaba sucediendo.
-Entonces te llamas Lucía, tu nombre es tan bonita tanto como tú. -Y de nuevo sentí ponerme roja pero ahora con un cosquilleo en el estómago.
Los niños eligieron sus respectivos juguetes, fuimos a la tienda de ropas para niños, estaban felices y yo por ellos, Adrian se ofreció a pagar todo, sentía mucha pena.
-¡Tengo hambre!. -exclamó Ana tocando su barriga. -Que les parece unas hamburguesas con papas fritas. -Dijo Adrian. -Siii. -gritaron de nuevo los chicos dando pequeños saltos. -¡Vamos!. - Adrian me invita a que lo tome de la mano, lo miro y me sonríe, siento derretirme ante tanta caballerosidad, lo tome y le devolví la sonrisa, ahora nos dirigimos al patio de comidas. Ana va empujando su carriola de muñeca, se ve muy linda.
Me retira el asiento de la silla para sentarme, lo hago. -Ya vuelvo.- Adrian se fue a hacernos los pedidos, unos minutos despues venia con un par de bandejas y otras más los traía el trabajador, -Si. -de nuevo los niños felices. -Por fin te encontré, donde te metiste, hice la compra toda yo sola. -Reclama una mujer de tez blanca de cabello largo, lacio y negro que vestía una blusa blanca con jeans. -También haciendo compras. -responde Adrian. La joven nos mira extrañada y vuelve a mirar a Adrian. -Ella es Lucía y ellos son sus hijos. -Me atragante con la bebida. -¡Hola!.- la salude desde mi asiento. -ella es Ana, Jorge, Esteban y Martin, y si bien los quiero como si fuesen míos no lo son. -Hola. -Los niños saludaron al mismo tiempo. -Siéntate.- Adrian le ofrece su silla, después de haberme mirado confundido. -Yo soy Marta, la amiga de Adrian. -Se presentó y sentí que de nuevo me convertía en un tomate rojo. Adrian trajo otra silla de a lado y se sienta junto a ella. Hubo un silencio, hasta que Adrian vuelve a hablar. -¿Quieres que te pida algo?. -pregunto a Marta. -No, solo me comere tus papas. -Dice acercando su bandeja a ella. -Están de vacaciones chicos. - pregunta Adrian. - Jorge quien es el mayor responde apenado. -No, nos vamos a la escuela. Así es, pero Lucía nos ha ayudado a leer, escribir.-Respondio animado Esteban comiendo sus papitas- y yo soy un buenazo en las mates. -Respondió Martín. -Y yo se pintar. Seré un gran artista. -Añadió Ana la más pequeña. -Por supuesto que si, todos serán grandes profesionales. -Dijo amablemente Marta puesto que Adrian quedó en silencio, supongo que procesando que los niños no van a la escuela. -Los dejo sigan pasando bien. -Dijo Marta levantándose de la mesa y Adrian se separo también de la mesa hablaron en secreto y Adrian regresó. - Que tal si ahora nos vamos de compras, pero esta vez ya para Lucía, que aún no se compró nada. -dijo Adrian y los niños respondieron por mi . -Si.- arrastrando la "i" . -No es necesario.- digo ya cuando todos me estaban levantado a fuerzas. Nos dirigíamos de nuevo a las tiendas de ropas. -Prueba este vestido. -Todos me trajeron ropas diferentes. Me probé todas y todas me gustaron, cada vez que salía del vestidor con los distintos atuendos, Adrian se portaba muy amable. Te queda perfecto, Eres bellísima... y un sin fin de calificativos positivos. Cuando me probé la ropa que Adrian eligió de inmediato se puso de pie, eran unos Jeans que alzaba mis glúteos y una remera gris que se ajustaba a mi cuerpo. Se acercó a mi sin dejar de mirarme, me toma de la mano y me hace girar lentamente. -Eres la mujer más bella que he visto en mi vida. -Lo dijo acercándome de nuevo a él, sentía su respiración tan cerca mío, creí que me besaría cuando una de sus manos sentí en la cintura y la otra en mi mejilla, cerré los ojos y lo separé para mostrarle mi anillo de casada.
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