¿Qué es lo más importante en la vida? ¿Te has preguntado alguna vez qué es lo más valioso que tienes?...
Para victoria…
Eran las 10:30 p.m. mientras comenzaba a escribir mi historia escuche de pronto una vocecita: ¡¡Mamá!! ¡¡mamita!! ¿Estás despierta? Tengo sed ¿me puedes servir agüita? En ese momento dejé a un lado lo que estaba comenzando y atendí a la más pequeña de mis tres hijos, cinco minutos después se escucha nuevamente ¡¡Mamá!! ¡¡mamita!! ¡No te enojes! Por favor acompáñame al baño…….
Fue en ese momento donde toda mi inspiración se desvaneció y me llené de enojo porque sentí que no puedo hacer lo que apasiona mi corazón, sino que siempre estoy pendiente de los demás y abandono por completo mis sueños y anhelos.
Pasaron 9 días en los cuales miré una historia en Netflix y conocí el trabajo de Gloria Escober, una escritora de Noveltoon con un aire muy fresco en cada una de sus creaciones, entonces me dije: ¡no abandones tu sueño!, intenta escribir la historia que tu corazón te dictará y será maravillosa, fue así como mientras me daba una ducha surgió mi nombre de escritora “Ela” y comenzó esta historia.
UNA NUEVA OPORTUNIDAD
CAPÍTULO 1: NIÑEZ
Como imaginar las preocupaciones de un niño si en su mundo únicamente hay lugar para juegos y fantasía… para Victoria la vida era feliz, a sus 5 años ya era muy sobresaliente, tenía elocuencia y buena coordinación entre sus palabras y sus actos. Para ella la vida en el campo transcurría sin muchas preocupaciones.
Un día su padre Don Lorenzo le informó que debía asistir a la escuela, lo que no le dijo fue que aún no cumplía los 6 años que la norma exigía para ser matriculada y comenzar su aprendizaje regular; por lo tanto, asistiría como alumna libre.
En el Perú, desde el año 2002, se estableció la obligatoriedad de la Educación Preescolar, como parte de la Educación Básica para atender a los niños y niñas desde los tres hasta los cinco años. Como Victoria nació en 1989 la norma aún no se establecía, en consecuencia, todavía no había asistido a la escuela, su aprendizaje se desarrollaba en casa durante sus juegos con las gallinas, los cerdos, las vacas o las mascotas del campo como los perros.
Desde muy pequeña desarrolló un gran amor por los animales, por ejemplo, cuando algún pollito quedaba débil por demora en su nacimiento, la amable Victoria cuidaba de ellos proporcionándoles comida, los acurrucaba cerca al fuego para que no tengan frío y los cuidaba hasta que sean suficientemente fuertes para sobrevivir por su cuenta.
Así finalizó hoy mi primer capítulo, espero que les parezca interesante y puedan apoyar mi historia. Escribir es mi mayor sueño y hoy estoy emprendiendo e intentando desplegar mis alas, por ello me siento inmensamente emocionada.
sus comentarios me ayudarán a crecer, mejorar o corregir mi trabajo. Como les mencioné estoy intentando alcanzar una meta, en tal sentido los animo a atreverse a intentar los anhelos que guardan en su corazón. Muchas bendiciones.
Es indescriptible la sensación de experimentar cosas nuevas, por supuesto ir a la escuela se incluye en la agenda de curiosidades o temores de un niño, a veces tener pesadillas es aún menos aterrador que enfrentarse a lo desconocido. Tal es así que hoy llegó el momento de asistir a la escuela convirtiéndose en el PRIMER DÍA DE CLASES, es por ello que todos se levantaron temprano para expresar su alegría por tan memorable suceso.
- ¿Ya ordeñaste las vacas?
- Sí, aquí voy con la leche, querida.
- Date prisa por favor o llegarán tarde a la escuela.
En esta ocasión el orgulloso padre don Lorenzo acompañaría a la pequeña Victoria a la escuela, algo que ella siempre conservará como un recuerdo importante de su niñez. La llevaría en su vieja bicicleta roja, movilidad que tenía 10 años de antigüedad, a la cual le habían adaptado un cómodo asiento de madera en la varilla delantera propicio para un cuerpecito diminuto.
Con los mejores atuendos que una niña de bajos recursos económicos puede contar, con la carita bien lavada, un cabello correctamente recogido con un lasito blanco más una hermosa sonrisa partió provista de una linda bolsita de tela que con todo el amor del mundo su mamá doña Elena confeccionó. Con unos pocos útiles escolares y una nutritiva merienda se dirigió feliz a la escuela en su primer día.
- ¿Estás contenta, hija de mi corazón?
-Sí mamita, mucho, mucho, mucho….
-Buena suerte hoy en tu primer día, cariño.
- Gracias mami, te quiero.
Con un abrazo sellaron la despedida.
Por el camino abrió los brazos, arqueó el dorso levemente mientras sentía con los ojos cerrados la fresca brisa matutina en su rostro. Al mismo tiempo aspiraba en profundas caladas el aire puro en sus pulmones, además de que su rostro reflejaba mucha alegría e inocencia ante tal acontecimiento.
Al llegar a la escuela el miedo y la incertidumbre comenzaron a invadirla, le sudaba las manos, mariposas revoloteaban en su estómago, finos alfileres le hincaban la cabeza y como no mencionarlo que las piernas le templaban, parecía que en cualquier momento perdería el equilibrio.
- Esta es tu maestra la señorita Juliana
- Hola Victoria, bienvenida. Desde hoy seré tu maestra y te ayudaré en lo que necesites.
La maestra me brindó una agradable sonrisa y me extendió su cálida mano para que yo la sostuviera. En ese momento la mezcla de emociones estalló en mí, de modo que parecía que miles de hormigas me recorrían el cuerpo. Corrí velozmente a abrazar a mi padre porque por primera vez sentí que no quería separarme de él. Me abracé fuertemente a sus piernas con la intensión de nunca soltarme, luego entré en pánico. Fue en ese momento que mis lagrimas fluían como torrentes interminables y con gritos desesperados me aferraba firmemente a él como delo monopox.
Mas adelante comprendí que sin importar el temor del primer día, con el tiempo asistir a la escuela es cada vez más placentero e interesante, aunque la convivencia con las otras personas no siempre es fácil ni llevadera como a veces se plasman en las historias, por el contrario, construir lazos de amistad verdadera toma mucho tiempo y es agotador.
Mientras transcurrían los días la escuela se volvió más interesante y divertida, entonces Vitoria muy contenta despertaba emocionada cada día para aprender algo nuevo. El trayecto a la escuela era difícil, todos los días debía caminar alrededor de 20 a 30 minutos, pues a pesar de ser la última de 8 hermanos no había nadie que la acompañara porque todos eran mucho mayores que ella y tenían una rutina establecida. Se levantaban temprano para ordeñar las vacas, luego desayunar y después ir a las labores en el campo para cultivar el arroz, el café o iban a la escuela secundaria en una dirección y horario diferente.
Los días más duros eran los de lluvia porque el trayecto lodoso provocaba varias caídas y resbalones, sin mencionar que se mojaba mi ropa y mis útiles escolares. Muchos vecinos se acompañaban por el camino hasta la escuela sin embargo yo era la más joven de todos, de modo que siempre me dejaban atrás por ser muy pequeña, débil y lenta.
Recuerdo que un día llovió a cantaros durante toda la noche, a pesar de ello fui con normalidad a la escuela. En mi recorrido pude apreciar que los canales de regadío que bañaban los sembríos aumentaron su caudal por la tormenta, aun así, aceleré mis pasos para no llegar tarde.
A mi retorno encontré que el puente del canal más cercano a la escuela había sido arrastrado por las fuertes corrientes, por consiguiente, era imposible cruzar al otro lado del camino. Llegué al lugar con demora dado que mis piernas eran cortas no pude seguir el paso de mis vecinos más grandes que iban a algunos metros adelante, por tanto, fui la última en llegar allí.
Llamé con desesperación a los otros estudiantes para que me ayudaran a cruzar, pero nadie escucho mis gritos, o a lo mejor no quisieron darme una mano. En ese momento mi corazón se acongojo al encontrarme completamente sola que rompí en llanto. No me importaron los mocos esparcidos por mi rostro o sentarme en el fango, lo único que necesitaba en ese momento era aliviar mi pena, obtener un poco de consuelo para calmar mi angustia.
Después del llanto entendí que no podía ser débil, me armé de valor y me aventuré a cruzar al otro lado por mi cuenta.
Al dar unos pasos sentí que el agua era muy profunda provocando que me sumergiera el cuerpo entero. La corriente estaba a punto de arrastrarme iniciando una batalla para mantenerme con vida. Mi cuerpo comenzó a hundirse y flotar, hundirse y flotar, hundirse y flotar… tragando agua y luchando por respirar mientras me aferraba fielmente al deseo de lograr llegar al otro lado.
Entonces sentí mucho cansancio, mis fuerzas se agotaron hasta el punto de considerar permitir que el agua me arrastrara, había llegado al límite y creí que no lo lograría. Fue entonces que una luz de esperanza apareció, me sentí impulsada por una energía desconocida permitiéndome aferrarme a unas ramas del otro lado de la orilla, y aunque luchaba contra la fuerza del agua era mi única salvación en ese momento.
Download MangaToon APP on App Store and Google Play