El tiempo antes del tiempo cuenta historias en sus cenizas. Historias de guerras, de dolor, historias de amor y traición… cada una de ellas se talla en las memorias de quienes las lucharon o las sufrieron por igual y allí, en el fondo de corazones que ya no laten, siguen vivas las leyendas que retratan a los seres más aclamados o despiadados que han existido.
Ésta historia habla de ellos…
Noric, un elfos oscuro, se separó de los suyos para perderse por los escondrijos del bosque, en sus manos llevaba unas cuantas manzanas que había recogido de un huerto ageno. Luego de contados pasos y señales que había dejado anteriormente, se adentró en un árbol quemado, de aspecto tenebroso, allí abrió una pequeña puerta que daba al subsuelo dónde los elfos habitan. Sigilosamente recorrió una importante porción de territorio hasta llegar a una pared de tierra y raíces, al parecer impenetrable. De su bolsillo derecho sacó una pequeña bolsa y extrajo un polvo que aventó contra el obstáculo el cual comenzó a moverse, como si tuviese vida, para dar paso al elfo. Del otro lado, una pequeña habitación mugrienta y oscura lo recibía.
Allí, en la oscuridad, se escuchan los pasos de Noric, corriendo cosas del suelo, chocando y luego silencio. Al cabo de unos minutos frota una piedra encantada y dota de luz la habitación entera. De frente a él se encuentra una jaula de su mismo tamaño, vieja y oxidada, donde deposita los frutos, luego se aleja un poco y dice -aquí tienes… comida-, señala las manzanas con uno de sus cuatro dedos y espera.
De la oscuridad de la jaula se hace presente un Hada, una hermosa y triste Hada rosa, sus alas se observan desgastadas, tenían un aspecto quemado, sus vestimentas completamente sucias, seguramente por la permanencia sobre el suelo barroso de la habitación, su rostro cansado, con algunos golpes y los ojos temblantes, cómo la retención de un llanto incontenible... Ella se acercó a la comida, la palpa con sus dedos y contesta tierna -manzanas… hermosas manzanas…-, lo mira a Noric y sigue -nuestro rey podía hacer florecer cientos de árboles solo con un chasquido de sus dedos, la magia que emana de él es inabarcable-, se enmudeció por un instante, pensante, luego gira hacia él con el rostro enfurecido y postura atacante pregunta -¿Por qué no me mataste?-.
El elfo se ve sorprendido y contesta rápido -no lo se…-, baja la mirada, la sube rápidamente y sigue -tu también tuviste la oportunidad de matarme y tampoco lo insiste-, la enfrenta intrigado.
-no está en mí naturaleza matar- contesta el Hada mientras toma una manzana.
Noric agacha la cabeza, reflexivo, cómo si una profunda culpa se hiciera presente, en su cabeza observa imágenes de elfos matando a Hadas, muertes de a montones… fuego… dolor, se encuentra en frente de una, en sus manos posee una lanza, y sin pensar le da un golpe en el pecho y aquella Hada se desvanece en cenizas... luego se ve corriendo, huyendo de aquella salvaje carnicería, se topa con un elfo mucho más grande, el cual comanda a los demás, ese era su Rey. Esté sonríe al son de las muertes, saborea su poder mientras arrasa con el bosque, luego le exige a Noric que ataque, pero él se rehúsa y sigue corriendo, hasta toparse con el Hada de la jaula, quien luchaba contra dos fuertes elfos, arrodillada, ya rendida… Luego vuelve en sí, a la habitación, el Hada se comió las dos manzanas que él había traído, la observa y dice -yo no… no necesito matar a nadie…-, vuelve a agachar la cabeza.
El Hada intenta comprender el sentimiento de ese elfo que se encontraba resignado frente a ella, mientras en la superficie su especie estaba siendo extinguida. Ella se recostó en el suelo de la jaula y permaneció inerte, Noric hizo lo mismo del lado de afuera.
Luego de un tiempo, el hada despierta sorprendida por Noric, quién la zamarrea, éste había abierto la jaula para hacerlo, ella no comprende por qué está tan eufórico, y pregunta -que… ¿qué te pasa?-, mientras intenta levantarse.
Él la toma de hombros, la ayuda a ponerse de pie y contesta -es el rey… tu rey… está vivo, lo tienen acá abajo-.
Ella pierde su mirada y en voz baja se dice a sí misma -papa…-, luego vuelve en sí, mira a Noric y dice -¿y dónde lo tienen?,¿ qué podemos hacer?-.
El se aleja de la jaula, la cual permanece habierta y contesta -ir a buscarlo, quizá con su ayuda puedas salvar tu pueblo, nosé donde está exactamente, pero se que está aca-, en sus ojos se nota emoción y esperanza genuinas.
El hada rápidamente sale de la jaula pero se detiene de golpe y dice -pero… ¿por qué querés ayudarme?, ¿Qué buscas?-.
Noric, estaba observando por la puerta si había alguien alrededor para salir, pero al escucharla se da la vuelta y contesta -paz conmigo mismo… eso busco…- observa sus manos sucias con un aspecto triste, luego vuelve hacia ella y continúa -viste lo que ise en el bosque para salvarte… tengo que redimirme de eso con mí alma…-, se pone cara a cara con ella y sigue -no puedo quedarme acá, no después de eso-.
El hada toma su mano y mirándolo a los ojos dice -estoy agradecida por lo que hiciste, y es por eso que tu alma debe estar en paz, aún así no puedo hacer esto sola… necesito de tu ayuda-. Ambos gestuan conformidad con la cabeza, y siguen hacia la puerta.
Noric se adelanta observando el panorama, los túneles que los elfos llaman hogar. Una y otra vez se escabullen para mantenerse a salvo de quienes patrullan cada pasillo, se esconden de los elfos que pasan cantando canciones de victoria, alegres por la matanza que se lleva a cabo en la superficie. Luego de una larga caminata llegan a un salón muy cuidado, detallado en oro que poseía el trono real y en el centro del lugar una enorme mesa dorada, allí, se encuentra el rey elfo, Valiot, con algunos consejeros de su confianza rodeando la misma, los cuales hablan entre sí mientras observan el centro de la mesa.
Noric le hace señas al Hada para seguir lejos de ese lugar, pero ella se detiene por un segundo motivada por su instinto, comienza a mirar alrededor desde donde podía en su escondite, hasta que percibe la voz de su padre, del rey Hada que provenía de la mesa, ella aprieta fuerte a Noric y le dice al oído -mi padre está en esa mesa, lo tienen rodeado… tengo que ayudarlo-.
Noric, asumiendo que aquella Hada era una princesa, alza el cuello intentando ver a la distancia y se vuelve hacia ella contestando -bueno creo que tengo un plan pero tenemos que ser rápidos-, se pone a buscar entre sus bolsillos hasta que saca una bolsa amarilla y continúa -este es un polvo de tiempo, si lo esparzo en la habitación los va a congelar por algunos segundos y así podremos sacar a tu padre, el problema es que él también se va a congelar-.
El Hada lo mira decidida y contesta -perfecto tenés polvo de tiempo!, Eso es genial!, Además no causa efecto en las hadas-, le saca la bolsa de las manos a Noric y corre a la habitación, sin darle tiempo a éste a reaccionar. Cuando los elfos reunidos se enteran de su presencia, ya se encontraban a medio camino de un rápido congelamiento en el tiempo.
Noric se queda cautivado por la majestuosa danza que despliega el Hada al esparcir el polvo, su silueta tallada a mano sobresale en el aire mientras dibuja figuras corporales en cámara lenta, éste sigue el movimiento de sus pies, una danza hipnótica dotada de belleza, y se deja atrapar por las ondulaciones de su pelo, que se desliza cómo las hojas que caen en otoño… luego la observa detenerse frente a la mesa, inmóvil, y corre hacia ella a recoger a su padre. Al llegar, los ojos se le paralizan así como la respiración, su sangre deja de circular casi al mismo tiempo que su corazón deja de latir. Allí… sobre la mesa… se encontraba el rey Hada, Sr. Litich, pero su estado era deplorable… Sus alas totalmente desintegradas por el fuego, su rostro desgarrado múltiples veces, su brazo izquierdo había sido extirpado de cuajo mientras que sus pies fueron cortados por las navajas de los elfos… estaba pasando por su último aliento. Noric desvía la mirada del siniestro hacia su hija y posa su mano en el hombro, símbolo de tristeza y suavemente, casi sin voz, dice -lo siento-.
Ella totalmente desconectada de lo que la rodea observa los tiernos ojos de su padre, observa el dolor y la tristeza en ellos, se ve ella misma de niña, jugando entre los manantiales del bosque, o subiendo un árbol a su lado para conseguir algunas manzanas… se ve frente a la tumba de su madre, se ve abrazada por él, se siente protegida, querida… luego se despega de aquellos hermosos recuerdos acompañados de lágrimas y le dice -¿Que debo hacer ahora padre?-.
Litich pestaña dos veces, casi sin fuerzas, abre su boca, suspira dolor y contesta -querida Nidra, espero que entiendas que del destino y la muerte nadie escapa, y en este momento, en esta parte de la historia, ambos acontecimientos se suceden en nuestras vidas… mí muerte y tu destino-, el rey tose un poco y deja de hablar.
Nidra seca algunas lágrimas con sus manos y dice -pero aún no es momento de morir… todavía queda mucho que dar… que aprender…-.
El rey la interrumpe contestando -no es tu decicion, ni tampoco la mía querida hija… ya di todo lo que le puedo dar a este bosque… ya crié a mí reemplazo-, toma la mano de Nidra y tiernamente le dice -y estoy muy orgulloso en lo que se convirtio-. Ambos gestuan una sonrisa.
Luego ella se acerca desconcertada -y… ¿Cuál es mí destino?-, pregunta intrigada.
El estira su mano y acaricia el rostro de ella, quien cierra sus ojos siendo parte de el acto, luego el dice -los viejos reyes me confiaron una visión de este caos, de la caída de las Hadas, del ascenso de los elfos… de mí muerte…-, tose un poco más y continúa -también hablaron de un elegido, de un ser que devolvería la magia al bosque, su color… y ahora me doy cuenta que la elegida eres tu!, El último hada del bosque…-, Litich se recuesta.
Los elfos momificados comienza a moverse lentamente, el polvo va dejando de tener efecto. Noric se percata de esto y se dirije a Nidra -oye Hada, debemos irnos-.
Ella se niega a abandonar aún la sala y pregunta a su padre -¿Que debo hacer entonces padre?, ¿Cómo puedo salvar el bosque?-, rompe en lágrimas, entendiendo que serán las últimas palabras que escuchará de su padre.
El rey Litich nuevamente acaricia su rostro y contesta -ve al árbol sagrado… allí encuentra mí bastón dorado, es tan antiguo como la vida misma, el poder que posee te ayudará a savarlo… fue creado por los antiguos magos para cada soberano del bosque-, el padre se deja desparramar en la mesa y queda inerte, con una mueca de sonrrisa su cuerpo comienza a desintegrarse.
Sin perder el tiempo Noric toma con fuerza a Nidra, quien se desgarra en llanto frente a las senisas de su padre, luego salen corriendo desesperados... a cada elfo que se cruzan le tiran polvo de tiempo y logran salir de los túneles.
Al romperse el hechizo, los elfos que se encontraban frente a la mesa se miran entre ellos, cómo asumiendo lo que todos vieron. Valiot, el rey, llama con urgencia a uno de sus ayudantes y le dice -cierren todas las salidas, y busquen en cada escondrijo… tenemos un Hada intrusa-.
Al concluir se asé presente otro guardia elfo y dice -señor!, Tiene que ver esto-, apuntando a uno de los corredores que daba al exterior.
Valiot se acerca y observa. Allí se luce una fila de elfos congelados por el polvo y más arriba, la salida habierta. El se da la vuelta y aumentando el volumen de su voz exclama -quiero que los encuentren, donde sea, traiganlos ante mí… quemen el bosque completo si es necesario…-, los guardias afirman con sus cabezas y se retiran, cuando el rey los detiene y continúa -quiero saber quién es ese elfo que la ayudó… quiero saber quién es el traidor.
Motivados por el miedo, Noric y Nidra, corren abriéndose paso por el oscuro y retorcido bosque dejando atrás los túneles. A sus alrededores se oye el desfile de los guardias elfos que los buscan. El Hada se apresura entre lágrimas al observar el polvo vital de los suyos, los restos que al morir dejan, exclamando dolor al viento, dejan atrás la escena.
Cansados, sucios, hambrientos, y doloridos se detienen en los pantanos del sur. Noric comienza a usar su olfato y deambula por maizales que decoran el paisaje en busca de comida… mientras tanto Nidra se reposa pensante sobre una roca intentando encontrar la manera de localizar el árbol mágico. Luego de unos momentos de lucidez, llama a Noric y dice -Elfo!, Se cómo llegar al árbol!, Tengo que encontrar al Sabio, él me mostrará el camino-. Noric aparece por entre la maleza con mazorcas y algunas patatas en sus manos mientras contesta -en primer lugar mí nombre es Noric!, Y volviendo al tema del árbol…-, muerde un maíz y continúa, -primero debes alimentarte, descansar, y luego buscaremos al Sabio-, se sienta a su lado y le da comida, luego un tanto más amigable le dice -siento mucho lo de tu padre… no tenía que terminar asi…-. Nidra toma la patata pero mira al elfo fijamente y exclama -si… no se merecía ese final…-, luego cambia el tono de su voz y continua -pero… no tenemos tiempo para esto, cada minuto que pasa seguramente un Hada esté muriendo… o peor… el bosque entero esté muriendo…-, muerde la patata, se levanta de la piedra y continúa -no puedo detenerme… no ahora… soy la elegida, debo salvar el Boss…-, en ese instante el suelo donde ellos se encuentran colapsa haciéndolos caer varios metros hasta estrellarse con un profundo agujero, Noric pierde la conciencia con el impacto, mientras que Nidra, dolorida intenta levantarse cuando de repente frente a ella se posa un enorme sapo el cual le sonríe y escupe una baba que la deja inconsciente.
Noric comienza a despertar, abre lentamente sus ojos para observar que se encuentra en una especie de celda donde los barrotes eran las raíces de los árboles. Éste se levanta, mira a su alrededor, y se topa con una rana del otro lado de las raíces, quien lo observaba detenidamente. La rana sonríe y dice -despertaste bello elfo-.
Noric, furioso, contesta -dónde está el Hada, rana… dónde tienen a Nidra…-.
La rana se acerca a él, sin perder la sonrisa de su rostro dice -eres hermoso elfo oscuro… tus ojos de elfo son hermosos-.
Éste se echa para atrás sorprendidos, algo nervioso, cómo no esperando la reacción de la rana, pues lo dejo sin habla.
Ella sigue -me llamo Roberta-.
Noric la mira extrañado y pregunta -¿Roberta?, ¿Tu nombre es Roberta?-.
-si-, contesta ella, pero al observar la seriedad en el rostro del elfo pregunta -¿No te gusta mi nombre?-.
Noric vuelve en si y contesta -sisi… es un hermoso nombre, es solo que no me esperaba que una rana se llame Roberta-.
-¿y cómo esperabas que me llame?-, pregunta ella.
-nose… ¿René?-, exclama Noric.
-¿René?, Qué clase de nombre es ese…-, contestó la rana.
Noric, ya sin paciencia, dice -no importa tu nombre… no importa… quiero saber ¿por qué estoy acá?, ¿Dónde está el Hada?-.
La rana gesta una nueva de enojo y exclama -no!, así no es como funciona esto, yo digo mi nombre y vos tenés que decir el tuyo-, luego se da la vuelta recorre unos metros lejos de la celda gira nuevamente de frente a Noric y continua -empecemos de nuevo-.
Noric, reposado sobre las raíces se toma de la cabeza, respira y observa.
La rana camina hacia él portando la misma sonrisa dibujada en su rostro y dice -hola hermoso prisionero!, Mi nombre es Roberta, soy una rana, aunque eso es evidente…-, se acerca más a él y pregunta -¿Quien eres tu?-.
Noric suspira e intenta hacer un esfuerzo por seguir el juego y contesta -me llamo Noric, soy un elfo oscuro de los túneles del sur, de esos que en éste momento están aniquilando a las Hadas para gobernar el bosque entero… estoy ayudando a una de ellas, que posiblemente sea la última de su especie, a qué pueda cumplir con su destino-, se calla y espera.
La rana lo observa con ojos tiernos y contesta -Noric, hermoso nombre-.
Él se torna un tanto más melancólico y pregunta -entonces… Roberta… ¿Podés ayudarme a encontrar a Nidra?, el Hada que cayó con migo-.
Ella se acerca aún más y contesta -por mi prometido haría lo que fuera-.
Noric se queda confundido al escucharla, pero prioriza la necesidad de encontrar a Nidra. Roberta continua, -la tienen en el salón de alimentación, allí, nuestro gobernante, Fooz la proclamara cómo su cena de hoy…-, luego se acomoda y sigue -veraz… las ranas creemos que comernos un Hada nos da poderes mágicos inimaginables, nos hace dioses, entonces, Fooz quiere obtener esos poderes-.
Noric sin perder la calma exclama -tenemos que evitarlo, Nidra no puede morir…-.
Roberta se mueve hacia un costado de la celda y posa una de sus patas en la corteza, luego, las raíces comienzan a separarse dando paso a la salida de Noric.
El elfo observa los corredores que se unen entre sí, una especie de madriguera lo deslumbraba y atontaba a la vez, luego se gira hacia Roberta y dice -¿ahora hacia dónde?-.
La rana, dando brincos, se aleja por uno de los corredores y dice -vamos!, ¡Es por acá!-. Noric la sigue detrás.
Ambos se encuentran escondidos en lo alto del recinto, entre la maleza que decoraban un enorme salón subterráneo, dónde se llevaba a cabo la alimentación de las ranas. Allí se lo puede apreciar a Fooz dando un discurso a todos los presentes con Nidra atada en una mesa de frente a él. Noric observa el panorama, a todos los anfibios presentes, observa el miedo en el rostro del Hada, luego se gira hacia Roberta y le dice -¿Que hacemos Roberta?, Son muchos para pelear-.
Ella también mira y contesta -no se me ocurre nada… además no soy buena peleando-.
Entonces el elfo observa una especie de cámara, un cuarto que se encontraba debajo de ellos de dónde se oían ruidos extraños, entonces pregunta -¿Que hay debajo de nosotros?-.
Roberta observa, luego lo mira a él y dice -es el almacen de alimentos, es donde guardamos los insectos y alimañas que luego comemos-.
-¿Vivos?-, pregunta intrigado.
-claro, vivos… se mantienen más frescos-, contesta ella.
Noric vuelve a observar el recinto y dice -tenemos que entrar, creo que tengo una idea-.
Ella asiente y dice -está bien, vamos-.
Cuidadosamente se deslizan hacia abajo intentando no alertar a ningún guardia que mora por la zona que, afortunadamente, están eclipsados por el extenso discurso de Fooz. Roberta se acerca a la entrada del almacén, la cual estaba bloqueada por raíces, y posa una vez más su pata a un costado para que las venas arborícolas abran paso a ellos.
Al ingresar se aprecian cientos de jaulas, Miles de frascos, llenos de bichos y animales pequeños, algunos atados de los pies a un costado esperando su horrenda muerte en manos de las ranas, todos vivos, desesperados, con miedo… Noric se petrifica ante ello.
-mmm… como se me apetece comerme éste hada-...
-basta Gongo, la vas a despertar-.
-mmm… huele muy rico… ¿Crees que Fooz se dará cuenta si me como un pedacito de ala?-.
-claro que se va a dar cuenta!, Te va tirar aguas salinas en los ojos y va a disfrutar del espectáculo-.
-mmm… no me gustaría que mis ojos estallen Flavio…-.
-a nadie le gusta que sus ojos estallen Gongo-.
Nidra comienza a abrir sus ojos pegoteados y observa que está siendo arrastrada por dos ranas Gongo y Flavio. Aún mareada por el tóxico que le aventó un guardia sapo, mira sus alrededores para entender que se encuentra en la madriguera de los anfibios.
Flavio sé da la vuelta, la observa y dice -Gongo te lo dije… ya se despertó-.
Gongo se gira a ella y comenta -tenés razón Flavio sé está despertando… ¿Vos decís que le saquemos el moco de la cara?-.
Flavio detiene su andar y contesta -estás loco!, Ya escuchaste a Euron, él dijo que le escupió moco por qué las Hadas son peligrosas con eso de la magia-.
Gongo también se detiene, reflexiona y acota -si supongo que tenés razón Flavio, además no me gustaría hacer enojar a Euron-.
-¡Claro que tengo razón!-, exclama Flavio y sigue -o a vos te gustaría que se despierte y no se… te convierta en… en humano??-.
Gongo da un salto hacia atrás, cómo asustado y contesta -no Flavio… no me gustaría ser un humano… esos seres están mejor extintos-.
Flavio sé sonríe y expresa estar de acuerdo con lo escuchado.
Gongo vuelve a mirar a Nidra, quien se sigue moviendo en el acto de despertar, y dice -entonces… ¿que hacemos con ella?, Está casi despierta-.
Flavio también la mira, se frena y contesta -¿Y si no puede respirar por el moco?-.
Gongo también se frena acotando -¿Y si se muere asfixiada antes de llegar con Fooz?-.
Ambos se observan y al mismo tiempo atinan a limpiarle el rostro.
Nidra toma una profunda bocanada de aire, abre enormemente los ojos, observando a las dos ranas, y dice -muchas gracias… no podía respirar-.
-viste Flavio, teníamos que limpiar el moco-, expresa Gongo.
-ya me di cuenta Gongo-, responde Flavio.
-¿a dónde me llevan?-, pregunta Nidra casi sin fuerzas.
-Euron nos encomendó la tarea que le encomendó Fooz a él de llevarte a la sala de alimentación-, contesta Gongo.
-Gongo…-, lo observa Flavio y continua -no tenés que hablar con ella-.
-pero… solo conteste a una pregunta Flavio-, exclama Gongo.
-¿Para que me quiere Fooz en la sala de alimentación?-, interroga ella, recobrando el aliento.
-para comerte…-, contesta Flavio.
-Flavio… ¿Cómo le vas a decir que va a ser comida por Fooz?-, se queja Gongo.
-pero… solo respondí a lo que pregunto Gongo-, exclama este, luego sigue -ademas… vos sabes lo que dictan nuestras leyes…-.
Gongo se torna reflexivo, y contesta -si… tenés razón-, rasca su cabeza y continua -entonces ¿deberíamos decirle lo que sucederá con ella?-.
Flavio sé toma unos segundos y contesta -solo si ella lo pregunta-.
-¿qué va a pasar conmigo?-, pregunta rápidamente Nidra, atenta a la charla.
-bueno-, dice Gongo mientras se acomoda y sigue -el gran Fooz, nuestro gobernante, quiere comerte en frente de todos nosotros para poder así obtener tu magia y gobernar con tiranía el bosque entero-.
-no Gongo…-, grita Flavio, -no es así-, luego se dirige a Nidra y continua -el gran Fooz, nuestro gobernante, quiere comerte en frente de todos para poder así obtener tu magia y destruir a los malditos elfos que intentan gobernar el bosque-.
-¿estás seguro Flavio?-, pregunta Gongo.
-Sí estoy seguro… o te olvidas que estuve en la mesa directiva aquella tarde…-, responde Flavio.
-otra vez con eso…-, exclama Gongo por lo bajo.
Nidra los observa extrañada y pregunta -entonces… ¿van a dejar que me coman?-.
-si-, dice Falvio.
-no podemos evitarlo-, contesta Gongo.
-pero… ¿sus leyes lo permiten?-, insiste el Hada.
Flavio se torna pensante y dice -técnicamente no-.
-definitivamente no-, retruca Gongo, y continua -en ningún lado del sagrado libro dice que las Hadas deban morir-.
-¿Y como sabes vos eso?-, pregunta Flavio, -¿Lo leíste?-.
-si… lo leí completo mientras vos salías de romance con Briena-.
Flavio se frustra y exclama -vos sabes que ella ya no te quería… ¿No?-.
-No!, Era yo quien no la quería a ella-, retruca Gongo.
-bueno… es lo mismo… yo tambien deje de quererla…-, termina Flavio.
-pero… Briena me dijo que ella te dejo de querer a vos-, dice Gongo.
-¿Cuando te dijo eso?, ¿Saliste de nuevo con ella?-, pregunta Falvio.
-si-, responde Gongo y continua -salí con ella cuando vos estabas en la mesa directiva-.
Flavio se queda pensante, como tildado por un momento, luego sonríe, gira hacia Nidra, y contesta -como te decía Hada, nosotros no podemos hacer nada… las órdenes de Fooz son sagradas-.
Nidra se entristece y mira al suelo.
Gongo mira a Flavio y retruca -pero en el libro sagrado no dice que las órdenes de Fooz sean sagradas-.
Flavio gira hacia él y contesta -es nuestro gobernante-.
-pero eso no quiere decir que tengamos que hacerle caso en todo… estamos en democracia Flavio-, exclama Gongo y sigue -si yo puedo elegir, elijo no hacerle daño-.
-si, tenés razón Gongo, yo tampoco querría hacerle daño… es la primera Hada que conozco y se la van a comer en mi cara-, contesta Flavio, -pero tampoco quiero sales en los ojos-, concluye.
-¿Entonces?-, pregunta Gongo, -¿Nos arriesgamos a ayudarla?-.
Flavio lo observa con temor.
Nidra, con su voz más tierna, dice -por favor chicos, ayúdenme…-.
Un rato más tarde…
Nidra es presentada ante Fooz en medio del salón de alimentación. Gongo y Flavio la sujetan en una especie de mesa circular, así como un altar de sacrificios, luego se inclinan ante su Gobernante quien les agradece y pide que tomen guardia en las puertas de la almacen.
Fooz se acerca a ella y ante los presentes recita -He aquí posiblemente el último Hada que existe… He aquí el final de la historia que recorre cada esquina del bosque en los últimos cien años… su magia ha dotado de vida la flora del bosque y les estamos agradecidos… pero su Rey, Litich, ha perdido la razón, se ha olvidado de las alimañas que Morán en el bosque para concentrarse en las plantas… así muchas especies no han prosperado y otras tantas se han marchado de este hermoso lugar. Fue entonces cuando "Los cinco" del bosque, tomamos está decisión, rasca su mentón, camina un poco y continua -pero su magia-, señala a Nidra, -esa que le recorre las venas, no será desperdiciada… aquí, en este salón, yo El gran Fooz me comeré este Hada y así obtendré sus poderes-, se gira hacia ella y se relame mientras la prisionera lo observa furiosa.
Al mismo tiempo en el almacén…
Noric y Roberta abren todas las jaulas, sueltan las cadenas y destapan los frascos del almacén. Los insectos y animales pequeños comienzan a recorrer toda la habitación en desesperación intentando encontrar una forma de escapar. En un momento las raíces que bloquean la entrada comienzan a abrirse y todo el mundo, tanto el elfo como la rana y las alimañas se quedan duros observando.
Gongo y Flavio ingresan. Roberta los observa, suspira aliviada, y dice -chicos… son ustedes.. que alivio-.
Flavio observa el panorama de insectos dispersados por todos lados, un elfo cortando cadenas y la rana destapando francos y pregunta -¿Qué están haciendo?, ¿Qué hace el elfo acá?-.
-intentamos salvar el Hada-, contesta Noric y mirándolos desafiante continua, -y ninguna rana lo va a impedir-.
-nosotros también hicimos algo para ayudar a Nidra-, exclama Gongo.
-Gongo… que dijimos de contar nuestros planes…-, dice Flavio.
-si ya se Flavio, ¿pero no te parece que estamos en el mismo equipo?-, pregunta Gongo.
Flavio, piensa y contesta -si.. tenés razón Gongo-, luego se gira a Noric y dice -bueno, ¿que tiene planeado ustedes?-.
Noric mira a Roberta y le pregunta por lo bajo -¿Podemos confiar en ellos?-.
Roberta gesta una nueva y contesta -confiaría mi vida en Gongo y Flavio, son la razón y la consciencia ranificadas-.
En el salón…
Fooz se prepara para degustar a Nidra, la baba le recorre la barbilla y casi puede sentir el sabor de la magia. Pero desde la puerta del almacén escucha exclamar su nombre en un grito que recorre todo el salón -Fooooozz-. El gobernante sapo se gira hacia allí y puede apreciar a Noric junto con Roberta, Gongo y Flavio parados en fila.
-¿Roberta?, ¿Gongo?, ¿Flavio?, ¿Qué están haciendo con ese elfo?-, pregunta el sapo.
-estoy acá para evitar que te comas esa Hada!-, responde Noric.
-y nosotros lo estamos ayudando-, exclama Roberta y acota -además el elfo y yo… ya nos presentamos-.
Fooz abre enormemente sus ojos, se ríe y dice -ya se presentaron!-. Todas las ranas presentes se ríen de lo que escucharon, Nidra también lo ase.
-si Fooz, estoy presentada con este elfo-, responde Roberta.
Fooz sigue muriendo a carcajadas pero Noric no comprende lo que sucede y observa a todos con esa duda.
El sapo deja de reírse, mira a Noric y pregunta -elfo!, ¿Vos te presentaste con esa rana?-.
Noric confundido contesta -si… no entiendo por qué se ríen-.
Gongo también lo mira sorprendido y pregunta -¿Te presentaste con Roberta?-.
Noric aún más confundido al ver que todo el salón, incluida el Hada, se mueren de risa grita -alguien me puede explicar qué está pasando!!!-.
Fooz se contiene y contesta -la presentación entre ranas y sapos es una forma de conexión, de unión, es aceptar un apareamiento-.
El elfo se sorprende y mira a Roberta quien lo observa tierna. Fooz continua -jajaja, no me quiero imaginar lo que saldría de su unión… ¿Elfanas?, ¿Ranelfos? Jajaja-, sigue a carcajadas.
Gongo exclama -jajaja Ranelfos jaja este Fooz es terrible-.
Noric se harta y dice -ni Elfanas ni Ranelfos… eso no va a suceder… lo que si va a suceder es que nos vamos a llevar el Hada!-.
Fooz sonríe y pregunta - a sí?, ¿Y como pensas hacer eso? elfo asqueroso-.
-con esto-, Noric y compañía se corren dando paso a la huida de todos los insectos y criaturas del almacén las cuales se dispersan por todo el salón alterando a todas las ranas.
Fooz observa el panorama y grita -nuestras provisiones!, No dejen que se escapen-.
Nidra, se percata que a su costado, Fooz se distrae y da un salto sobre la mesa, lo enfrenta abriendo sus brazos, los cuales nunca fueron amarrados por Gongo y Flavio, y de su mano derecha, en la cual portaba un pequeño franco, le rocía agua salina en los ojos del gran sapo.
Fooz se echa para atrás del dolor y con un grito desgarrador exige que maten a todos.
Nidra se desliza por el aire como dejándose llevar y cae junto a Noric, quien la recibe con un abrazo, entonces en medio del caos que se presenta en el salón, comienzan a correr a la salida.
Roberta dirige la huida. En el camino se topan con ranas que fácilmente reducen para seguir adelante. Luego de algunas curvas se aprecian los rayos del sol que se deslizan por una de las entradas, y allí es donde ellos salen, pero no se detiene, al contrario, siguen corriendo.
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