Se dice que cada persona lleva en su mente un planeta entero, pero en el caso de Samantha, todo un universo vivía dentro de su mente. Su cerebro parecía nunca dejar de procesar información, siempre creando, imaginando y poniendo en práctica maravillosas ideas. Sin embargo, la joven de grandes ojos verdes parecía haber estado viviendo en un universo paralelo durante días. Estaba más que decidida a dar lo mejor de sí en la obra que la compañía de teatro de la comunidad a la que pertenecía estaría representando dentro de una semana en el auditorio del pueblo de al lado.
Estaba completamente inmersa en sus propios pensamientos, reproduciendo las líneas de su personaje en su cabeza una y otra vez, asegurándose de darles mentalmente la entonación correcta, mientras daba vueltas tras vueltas en el pequeño parque ubicado en el centro de la ciudad. Sin embargo, algo la distrajo de repente. Sentado en un banco estaba un chico de cabello castaño, con los ojos fijos en un libro grueso,mismo que tenía una apariencia visiblemente desgastada. Aunque aparentemente no había nada de raro en esa escena, Samantha no pudo evitar mirar al joven lector. Tenía un semblante sereno y, sin embargo, había algo en él que transmitía un cierto aire de superioridad, sin necesidad de que él tuviera que pronunciar una sola palabra.
Samantha no pudo resistir el impulso de mirar más de cerca al chico. Se acercó lentamente a él, esperando no asustarlo. A medida que se acercaba al joven, se dio cuenta de que el libro que estaba leyendo era una copia antigua de Hamlet de Shakespeare. Sintió una conexión repentina con el muchacho, como si compartieran una apreciación mutua por la literatura clásica
—¿Está interesante el libro que estás leyendo?—, Preguntó ella, tratando de sonar lo más casual posible
El chico levantó la vista de su libro y se encontró con su mirada. —Es un clásico—, respondió él, al tiempo que una pequeña sonrisa se formaba en sus labios.
Samantha sintió que su corazón se aceleraba cuando se dio cuenta de que el chico era increíblemente guapo. Su cabello castaño estaba perfectamente peinado y sus grandes ojos azules eran penetrantes. No pudo evitar preguntarse quién era él y qué estaba haciendo en su pequeño pueblo.
—Soy Henry—, dijo, extendiendo su mano.
—Samantha—, respondió ella, estrechándole la mano con suavidad. —¿Qué te trae a Cedar Creek?—
Henry hizo una pausa por un momento, como si estuviera considerando su respuesta. —Solo estoy de paso—, dijo finalmente. —Necesitaba un descanso de la ciudad
Samantha asintió, aunque podía sentir que había más en la historia de lo que Henry dejaba entrever. No podía evitar la sensación de que había algo misterioso en él, algo que extrañamente la atraía hacia él.
Mientras conversaban sobre teatro y otras cosas, la mente de Samantha comenzó a divagar por mil rumbos distintos y se encontró pensando solo sobre Henry. No podía explicarlo, pero había algo en él que ella encontraba irresistible.A pesar de solo llevar unos minutos platicando con él, no pudo evitar sentir que su encuentro casual cambiaría su vida en una manera que ella misma ni siquiera podía comenzar a imaginar.
—Bueno, Samantha, creo que ya te he contado mucho sobre mí. La gente dice que siempre hablo demasiado— Henry sonrió. —Ahora dime, ¿qué haces en el parque a esta hora? ¿Ibas de camino a ver a tu novio?
La joven sintió que, de repente, sus mejillas se pusieron rojas. —No, ¿por qué piensas que tengo novio?
—Es solo que, francamente, con el debido respeto, creo que eres muy bonita, así que creo que no sería raro que tú...
—Gracias, pero no es así. Vine a comprar unas cosas a la tienda, y estaba practicando mis diálogos para la obra que vamos a montar
—Ah, sí. Recuerdo que me contaste un poco sobre eso. ¿Pero qué tipo de obra vas a hacer? ¿Es un clásico?
—No—, respondió la joven, un poco avergonzada— —Es un guion que escribimos nosotros
—¡Qué interesante! ¿De qué se trata? Por supuesto, si quieres decirme…
—Nada fuera de este mundo—, respondió Samantha, casi murmurando —Algo simple, sobre una tribu indígena que defiende su tierra de algunos colonizadores viciosos
Henry quedó fascinado con la respuesta de Samantha. Siempre le habían interesado los temas sociales y el medio ambiente, y no pudo evitar sentirse atraído por la pasión de Samantha por proteger la tierra. A simple vista podía verse que ella era alguien que se preocupaba profundamente por el mundo que la rodeaba, y eso él lo encontraba increíblemente atractivo.
—Eso suena como una historia realmente poderosa—, dijo Henry, con los ojos llenos de geniuno interés. —Me encantaría verla cuando esté lista.
Samantha no pudo evitar sentirse un poco nerviosa al darse cuenta del gran interés de Henry. Nunca antes había conocido a nadie como él, alguien que pareciera genuinamente interesado en ella y sus pasiones. Sintió una conexión con él que no podía explicar, y casi sin querer, se encontró deseando pasar más tiempo con él.
Cuando el sol comenzó a ponerse, Henry y Samantha se separaron y prometieron volver a encontrarse pronto. Samantha no podía evitar la sensación de que su encuentro casual estaba destinado a suceder, que de alguna manera sus caminos debían cruzarse. Caminó a casa, con la mente zumbando con pensamientos sobre Henry y su conversación.
Durante los días siguientes, Samantha se encontró pensando cada vez con más frecuencia en Henry. No podía dejar de reproducir su conversación en su cabeza, preguntándose qué estaba haciendo y dónde estaba. Se encontró soñando despierta con él, imaginando cómo sería ser novia de alguien así.
Y entonces, justo cuando Samantha estaba empezando a pensar que nunca volvería a ver a Henry, él apareció en la puerta de su casa, con un ramo de flores en la mano y una sonrisa en el rostro. Él había venido a verla actuar, según dijo, y no podía esperar para ver lo que ella y sus compañeros actores iban a hacer sobre el escenario.
Samantha estaba encantada de ver a Henry y no pudo evitar sentirse un poco temblorosa mientras se dirigían al auditorio. Cuando se apagaron las luces y comenzó la obra, Samantha sintió una oleada de orgullo y emoción. Había puesto su corazón y alma en la escenificación y sabía que iba a ser algo especial.
Y cuando la obra llegó a su fin, Samantha miró al público y vio el rostro sonriente de Henry. Sintió una oleada de emoción al darse cuenta de que él estaba allí para solo para ella, que creía en ella y en sus sueños. Y en ese momento, Samantha supo que había encontrado a alguien especial, alguien que podía entender su universo y todas las maravillas que el mismo contenía.
Aunque solo conocía al muchacho desde hacía unos días, Samantha sintió que una oleada de energía positiva la inundaba al verlo sentado allí.
—Estuviste realmente genial—, sonrió el chico alto de ojos azules, dándole un cálido abrazo después de que terminó la obra.
Samantha estaba abrumada de felicidad mientras le devolvía el abrazo a Henry. Ella lo miró, sus profundos ojos azules brillando con admiración al verla enfundada en su disfraz de la obra.
—Gracias—, dijo ella, radiante de orgullo. —Significa mucho para mí que hayas venido a ver nuestra pequeña obra.
Henry sonrió y tomó su mano. —No me lo hubiera perdido por nada del mundo—, dijo, su voz suave y tranquilizadora. —Eres una actriz increíblemente talentosa, Samantha. No puedo esperar a ver qué haces a continuación.
Mientras salían del auditorio, Samantha sintió que una dulce sensación de calma se apoderaba de ella. Sabía que Henry era diferente a cualquier chico que hubiera conocido, y no podía esperar para explorar más a fondo la conexión entre los dos. Sin embargo, el tiempo no estaba de su lado. No importaba cuánto desearan los dos que esas vacaciones nunca terminaran, los días pronto pasaron y llegó el momento de decir adiós. Los dos se separaron con un tierno beso, prometiendo escribirse y hablar por teléfono con frecuencia. Samantha, aunque estaba feliz de saber que no perdería el contacto con su amigo especial, no pudo evitar sentir que se le revolvía el estómago. ¿Había realmente una posibilidad de que los dos se volvieran a encontrar? Solo el tiempo lo diría.
Sarah se despertó empapada en sudor. Aunque trataba de olvidarlas con todas las fuerzas de su alma, esas pesadillas aún la atacaban de vez en cuando. Entre ensueños, se vio a sí misma en la vieja casa de su infancia, sintiéndose impotente de no poder hacer nada más que mirar cómo ardía, hasta que la mayor parte de ella quedaba reducida a cenizas. Sintiendo que el corazón se le salía del pecho, la joven fue a la cocina y bebió un vaso de agua. Mientras bebía el frío líquido gota a gota, no pudo evitar mirar su reflejo en el pequeño recipiente transparente. A pesar encontrarse en la mitad de sus veintes, todavía su rostro conservaba algo de la redondez de la adolescencia. Por momentos, su propia imagen le resultaba algo completamente ajeno. Su reflejo actual se parecía a la chica de pueblo que soñaba con ser una gran actriz y, al mismo tiempo, era todo lo opuesto a ella.
Sarah respiró hondo y trató de sacar esos pensamientos de su mente. Tenía que concentrarse en su nueva vida, su nueva identidad. Le dolía el alma tener que pasar tanto tiempo lejos de Cedar Creek, pero sabía que la vida no le había dejado otra opción. La joven de ojos verdes era consciente del sacrificio que habían hecho sus padres al enviarla a estudiar a la capital, y por eso estaba decidida a ayudarlos, y a todos los habitantes de su ciudad natal, a recuperar algo de lo que NorthStar Energy les había quitado con tanta crueldad hacía ya casi 10 años. Para lograrlo, sabía que tenía que infiltrarse en la empresa desde adentro, sin importar lo que pudiera pasar. Y aparentemente su día de suerte había llegado. En el sitio web de búsqueda de empleo, habían publicado una vacante para trabajar en NorthStar Energy, en el departamento de TI.
Sarah sabía que esta era su oportunidad de ingresar a la empresa y recopilar la mayor cantidad de información posible. Siempre le habían interesado las computadoras y la tecnología, y sabía que su título universitario en ciencias de la computación le sería bastante útil. Rápidamente, envió una solicitud de empleo y esperó ansiosamente una respuesta.
Unos días después, Sarah recibió un correo electrónico de NorthStar Energy invitándola a una entrevista laboral. Sintió una mezcla de emoción y nerviosismo puro mientras se preparaba para ese día, investigando todo lo que podía sobre la empresa y sus operaciones.
Llegó el día de la entrevista y Sarah se vistió con su mejor atuendo de negocios. Entró con confianza en el edificio, tratando de ocultar su nerviosismo.
Aun así, su corazón no pudo evitar dar un vuelco cuando vio pasar por uno de los pasillos de la empresa a un chico alto, de encantadores ojos azules, pero con una extraña expresión de tristeza en su rostro. Por un instante volvió a su mente el recuerdo de aquel mágico verano de su adolescencia. Pero sabía que Henry probablemente ya ni siquiera la recordaría. Además, siendo realistas, ¿cuál era la posibilidad real de que ella lo encontrara tan fácilmente en una ciudad tan grande?
—Deja de pensar tonterías—, se dijo a sí misma.
Sarah respiró hondo y entró en la sala de entrevistas, lista para asumir cualquier desafío que NorthStar Energy tuviera para ofrecerle. Respondió todas las preguntas con confianza y facilidad, impresionando al entrevistador con sus conocimientos técnicos y habilidades para resolver problemas. Cuando la entrevista llegó a su fin, el entrevistador le preguntó a Sarah si tenía alguna pregunta para él.
—Sí, tengo una pregunta—, dijo Sarah, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. —Me preguntaba si podría contarme un poco más sobre los valores y objetivos de la empresa.
El entrevistador sonrió, claramente impresionado con la pregunta de Sarah. —NorthStar Energy está comprometida con la sustentabilidad y la responsabilidad ambiental—, dijo. —Creemos en el uso de tecnologías y procesos innovadores para minimizar nuestro impacto en el planeta, al mismo tiempo que brindamos energía confiable y asequible a nuestros clientes.
Sarah asintió suavemente, tratando de ocultar su emoción. Este era exactamente el tipo de información que esperaba reunir durante su estancia allí. Ella agradeció al entrevistador por su tiempo y salió del edificio, sintiendo como si hubiera conseguido una gran victoria
Mientras caminaba de regreso a su apartamento, Sarah no pudo evitar pensar en el chico que había visto caminar por el pasillo. La joven no podía evitar la sensación de que lo había visto antes, pero no podía ubicarlo del todo. Trató de apartar el pensamiento de su mente y se concentró en la tarea que tenía entre manos. Tenía un trabajo que hacer y no podía permitirse que nada ni nadie la distrajera.
Durante las próximas semanas, Sarah se dedicó de lleno a su trabajo en NorthStar Energy. Pasó largas horas estudiando detenidamente los sistemas y red de datos de la empresa, tratando de encontrar cualquier información que pudiera ayudarla a lograr su objetivo. Tuvo cuidado de no llamar demasiado la atención sobre sí misma, trabajando silenciosa y diligentemente en su pequeño cubículo.
Uno de esos días, saturado de trabajo, sintió que alguien la observaba, y no pudo evitar sorprenderse al ver que era el joven que había visto en su primer día en la empresa.
—H-Hola—, se acercó a ella con un paso vacilante. —Espero que no te importe que te hable así, de golpe, pero vi que olvidaste esta memoria USB en la cafetería.
—Oh, pero qué tonta soy—, se dijo Sarah a sí misma. —Muchas gracias... eh... ¿Cómo te llamas?
—Soy Henry, encantado de conocerte. ¿Cómo te llamas?—
—Soy Sarah, Sarah Lewis—, tartamudeó, sintiendo que su piel se volvía pálida como la de un fantasma.
¿Era el mismo chico que había conocido en su ciudad natal hacía más de 10 años?
El corazón de Sarah se aceleró mientras trataba de mantener la compostura. ¿Sería posible que Henry fuera el mismo chico de Cedar Creek? ¿El que le había dado un verano mágico antes de desaparecer sin dejar rastro? Ella no podía creerlo.
—Gracias por devolverme mi memoria USB, Henry. Te lo agradezco—, dijo, tratando de ocultar el temblor en su voz.
—No hay problema. Eres nueva aquí, ¿verdad? No te había visto antes—, dijo, mirándola con curiosidad.
—Sí, acabo de empezar en el departamento de TI—, respondió Sarah, todavía tratando de mantener la calma.
—¡Eso es increíble! Vengo aquí de vez en cuando para apoyar a mi papá. Todavía es lo suficientemente fuerte para lidiar con los problemas cotidianos de esta empresa, pero lo rápido que cambia el mundo lo hace sentir abrumado en ocasiones—, respondió el chico de ojos azules.
—Oh, ¿así que te gusta la tecnología o algo así? Y lo siento si estoy siendo demasiado chismosa, pero ¿por qué te permiten venir a apoyar a tu papá? ¿Qué puesto ocupa él en la empresa?
—No, Sara. Mi especialidad es la administración de empresas… Y digamos que mi papá es alguien importante por aquí—, el joven sonrió misteriosamente.
La joven de cabello teñido de rubio sintió que cada parte de su cuerpo se estremecía. Mirándolo de cerca, era casi seguro que este joven era el mismo chico de ese verano mágico en Cedar Creek. Y al parecer, su padre tenía un puesto muy importante en la empresa. Recordando que el Henry de su adolescencia le dijo que su apellido comenzaba con V... al igual que el Sr. Vandervilt, el dueño de la empresa, la mente de Sarah se aceleró mientras trataba de conectar los puntos... ¿Sería posible que Henry fuera el hijo del hombre que había causado tanto dolor y sufrimiento en Cedar Creek? La mera idea le heló la sangre.
Intentó recomponerse y actuar con naturalidad, pero su mente estaba trabajando a toda velocidad. Afortunadamente, parecía como si Henry no reconociera su verdadera identidad.
Mientras Sarah intentaba apartar ese pensamiento de su mente, Henry la miró con expresión curiosa. —¿Está todo bien?— preguntó, con el ceño fruncido por la preocupación.
Sarah asintió, forzando una sonrisa. —Sí, todo está bien. Solo estoy un poco cansada de tanto trabajar.
Henry la miró con escepticismo, pero no insistió en el tema. —Bueno, si necesitas ayuda o tienes alguna duda, no dudes en preguntarme. Siempre estoy por aquí.
Sarah le dio las gracias y lo observó mientras se alejaba, su mente todavía acelerada por lo que acababa de saber. No podía creer que, sin saberlo, se había hecho amiga, diez años atrás, del hijo del hombre que casi había destruido su ciudad natal. Sabía que tenía que tener cuidado y no dejar que sus emociones se apoderaran de ella. Además, tenía un trabajo muy importante por hacer y no podía dejar que nada se interpusiera en su camino. Pero cuando volvió a sentarse en su escritorio, Sarah no pudo evitar la sensación de que las cosas estaban a punto de complicarse mucho más. Habría dado más de la mitad de su alma por abrazar a Henry y decirle que aún recordaba ese hermoso verano, pero el recuerdo de todo lo que su ciudad natal sufrió a causa de la compañía aún la perseguía a diario. ¿Y si Henryresultaba igual de despiadado o peor que su padre?
Desde que comenzó a trabajar en NorthStar Energy, Sarah no había tenido tiempo de pensar en tener citas con nadie. Aunque la mayor parte del tiempo se jactaba de tener un corazón de acero y sangre fría, la mera idea de que un posible interés romántico pudiera estropear sus asuntos le daba escalofríos. La joven de cabello teñido sabía que si quería lograr su objetivo, tenía que levantar la menor sospecha posible, y hasta el momento le había funcionado muy bien.
—¡Esa muchacha Sarah! ¡Es tan aburrida!. ¡Ella nunca se mete en escándalo alguno!—, escuchó murmurar a sus compañeros de trabajo mientras se dirigía al baño. La joven sonrió dulcemente. Así nunca sospecharían sus verdaderas intenciones.
Con el nivel de conocimientos informáticos que tenía la joven, sabía que si hubiera puesto su inteligencia en ello, habría sidi muy fácil dejar a la empresa sin dinero. Pero ella estaba buscando algo más valioso: información que los incriminara en acciones ilegales. Para eso tuvo un gran aliado en Cedar Creek; su hermana pequeña Katy. A pesar de tener apenas 16 años, la joven tenía un talento natural para las computadoras. Estaba más que feliz de poder ayudar a su hermana mayor con tan importante investigación, a cambio de recibir paquetes de dulces, maquillaje y ropa de la capital todas las semanas. Información que su hermana le enviaba, información que la inteligente joven guardaba en un disco duro externo, bajo dos capas de encriptación.
Una tarde, mientras Sarah estaba analizando algunos datos financieros del sistema de NorthStar Energy, sonó su teléfono. Miró el identificador de llamadas y vio que era su hermana pequeña, Katy. Ella respondió a la llamada, ansiosa por escuchar lo que su hermana tenía que decir.
—Hola, Katy. ¿Qué pasa?— dijo Sarah, tratando de sonar casual.
—Sarah, no vas a creer lo que acabo de encontrar—, dijo Katy, con la voz llena de emoción. —Hackeé una de las cuentas de correo electrónico de uno de los ejecutivos y encontré algo fascinante
El corazón de Sara dio un vuelco. Esto era exactamente lo que ella había estado esperando.
—¿Qué encontraste, Katy? Cuéntamelo todo—, dijo Sarah, en voz baja y con tono urgente.
—Es un correo electrónico de alguien llamado 'W' al ejecutivo, diciéndole que acelere la operación de perforación en las afueras de Cedar Creek. Aparentemente, 'W' está muy impaciente y quiere comenzar la operación lo antes posible—, dijo Katy, su voz temblando de emoción.
La mente de Sarah comenzó a trabajar más rápido mientras trataba de conectar sus propias ideas. 'W' solo podía significar una cosa: el propietario de NorthStar Energy, William. Y si él estaba presionando para que comenzara la operación de perforación, significaba que estaba dispuesto a arriesgarlo todo para obtener lo que quería.
—Katy, esto es enorme. ¿Puedes reenviarme ese correo electrónico? Y asegúrate de cubrir tus huellas—, dijo Sarah, su mente llena de mil ideas distintas.
—Claro, Sarah. Te lo enviaré de inmediato—, dijo Katy, con gran seguridad en su voz.
Tan pronto como colgó, Sarah supo que tenía que actuar rápido. Tenía que encontrar una manera de evitar que William destruyera su ciudad natal de una forma tan vioienta.
Pero antes de eso, tenía que asegurarse de que Henry no se acercara demasiado a ella. Sí, seguramente habría sido una forma rápida de obtener toda la información que necesitaba para fingir estar enamorada de él, seducirlo y luego botarlo, pero, pensándolo bien, ella no conocía la verdadera naturaleza del juego del muchacho. Tal vez solo era un niño rico acostumbrado a seducir a sus empleadas, tal vez realmente se estaba enamorando de ella, o tal vez estaba haciendo un trabajo de inteligencia para su padre. Por esta razón, no pudo ocultar su sorpresa cuando Henry la invitó a tomar un café en la cafetería francesa ubicada a un par de cuadras de la empresa. ¿Acaso él se había dado cuenta ya de la naturaleza de su trabajo en la empresa?
—Vamos, te la vas a pasar muy bien. ¡Ese lugar es increíble!—, le sonrió el muchacho.
Sarah sintió que se le formaba un nudo en la garganta mientras intentaba calmarse un poco. Sabía que no podía rechazar la invitación de Henry sin levantar sospechas. Pero al mismo tiempo, no podía bajar la guardia estando cerca de él,
—Claro, Henry. Eso suena como una idea genial—, dijo ella, tratando de sonar casual.
Acordaron encontrarse en la cafetería francesa al día siguiente. Sarah pasó el resto del día sintiéndose un poco nerviosa, preguntándose de qué asunto quería hablar Henry con ella. Intentó concentrarse en su trabajo, pero su mente volvía a la encantadora sonrisa y al aura misteriosa del joven de cabello castaño.
Al día siguiente, Sarah llegó a la cafetería francesa y vio a Henry sentado en una mesa en la esquina, tomando un café con leche. Él levantó la vista y sonrió cuando la vio.
—Sarah, me alegro de verte—, respondió él, haciéndole unas señas para que tomara asiento.
Sarah se sentó frente a él, tratando de mantener la compostura. No podía hacerle saber que estaba tratando de obtener información confidencial
—¿Qué pasa, Henry? ¿Está todo bien?— preguntó ella, fingiendo un tono amable
Henry se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con firmeza.
—Sarah, sé que esto puede sonar extraño, pero tengo la sensación de que nos hemos conocido antes—, dijo en un tono de voz inusualmente solemne.
El corazón de la joven chica se aceleró mientras trataba de mantener la calma. No podía dejar que él supiera la verdad.
—No lo creo, Henry. Estoy segura de que recordaría haber conocido a alguien tan encantador como tú—, dijo, sonriéndole de la forma más natural que pudo.
Henry esbozo una pequeña sonrisa, pero Sarah pudo ver la tristeza en sus ojos.
—Supongo que tienes razón. Debo estar imaginando cosas—, dijo el muchacho, tomando otro sorbo de su café con leche.
Sarah respiró aliviada, pero sabía que no podía darse el lujo de bajar la guardia con Henry. Tenía que seguir actuando, sin importar qué.
Mientras conversaban mientras tomaban café, la mente de Sarah comenzó a pensar mil cosas distintas. ¿Henry podría estar intentando engañarla? ¿O tal vez él era solo una distracción, hecha específicamente para sacarla de su juego? Sabía que tenía que mantenerse concentrada, sin importar lo que pasara. Su ciudad natal y su familia dependían de ello.
Mientras los dos conversaban alegremente, sonó el teléfono de Sarah; era su hermana pequeña Katy
. —¿Me esperas un momento? Es un asunto importante—, le dijo Sarah a su acompañante, mientras se dirigía al baño de mujeres a contestar.
—¿Qué pasó?— dijo Sara. —No me digas que ya te descubrieron...
—No, no es así. Es solo que alguien se enteró de lo que nos pasó en Cedar Creek, y creo que esa persona podría ser muy útil para nuestra causa
—¿No me digas que le pediste ayuda a un empresario? ¿Sabes lo que nos pasó la última vez que una empresa transnacional se acercó a nosotros?
—No, no es un hombre de negocios. Estoy hablando de una persona que realmente parece estar preocupada por el estado actual de nuestra ciudad y quiere ayudarnos a resolver muchos de nuestros problemas. ¿Estás desocupada en este instante? Si es así, creo que puedo contarte un par de cosas sobre todo este asunto…
—Me encantaría, hermanita, pero ahora mismo estoy en una reunión de negocios. ¿Y si me lo cuentas todo este viernes por la noche? Voy a pasar este fin de semana en Cedar Creek y creo que tendré suficiente tiempo para que me pongas al corriente.
—Suena genial. Mamá, papá, Brian y yo haremos algo especial para celebrar que regresas por fin de semana. Cuídate, por favor.
—Cuídate, hermanita
Sarah volvió a la mesa, poniendo su mejor cara de poker.
—¿Qué pasó? ¿Está todo bien?— Henry preguntó, un poco preocupado.
—No te preocupes. Todo está bien—, mintió la rubia. —Ella era solo mi tía, pidiéndome que fuera a comprarle un medicamento después del trabajo
—Vale, genial. Pero recuerda que si algún día te pasa algo malo o si alguien de tu familia necesita ayuda, puedes pedírmelo sin dudarlo.Puedes contar conmigo como si fuera tu amigo.
—Oh, Henry. Eso es muy dulce de tu parte—, la rubia sonrió falsamente.
—Lo digo en serio. Sé que tal vez me tengas un poco de miedo, porque soy el hijo del jefe, pero confío en ti. Hay algo en ti que me hace sentir feliz solo de estar a tu lado
—¡Qué hermosas palabras!— ella sonrió.— Creo que estoy empezando a sentir algo… especial hacia ti
Dichas palabras salieron de los labios de la rubia, pero honestamente, ella ya no sabía lo que en verdad sentía.
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