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La Leyenda De Atherea : El País Del Cielo

Los Jóvenes Sytharianos

Según contaban las historias y leyendas de los textos sagrados, el mundo de Atherea siempre se había caracterizado por la gran diversidad de vidas que existía en ella. La enorme cantidad de regiones de este mundo era tan extensa que se podrían escribir cientos de libros explicando cada cultura, y se quedarían cortos. Mientras algunas estaban apegadas a estrictas religiones, otras eran agnósticas y se dedicaban al estudio del universo utilizando sus bastas tecnologías. En tanto algunas se centraban en el avance tecnológico cada vez más acelerado, otras preferían apegarse a la naturaleza y convivir con ella. Pero de entre todas las regiones, destacaba una, El Reino De Sythara, el cual era gobernado por el Dios Rohnan, que según los mitos, había liberado a Atherea de los dioses de la creación hace al menos 5000 años. Aun así había otra razón por la que este reino era tan especial, pues nadie podía acceder a ella por cuenta propia, ya que este reino se encontraba en el cielo. En algún lugar, entre las nubes del norte de Atherea, un pedazo de tierra enorme flotaba, conformando el reino de Sythara, cuyos habitantes eran los únicos que podían acceder a ella a través de un viaje especial. La ciudad era tan inaccesible que, a pesar de que la mayoría de seres consideraban al Dios Rohnan como un salvador, había otros que no confiaban tanto en él.

En algún momento del pasado la paz era abundante en Atherea y las diferentes regiones convivían en armonía, pero de un día para el otro todo cambio.

Hace 2000 años, mientras más avanzaban las investigaciones de algunas regiones más desarrolladas, el interés por conquistar terrenos desconocidos aumentaban por parte de los líderes. Sin embargo, otras regiones no podían darse esos lujos, ya que debido a las condiciones climáticas a las que se enfrentaban o a la escasez de recursos, las demás regiones se veían en la necesidad de expandir sus territorios. Los conflictos comenzaron, y las diferencias de intereses comenzaron a agravarse. Así estallaron los conflictos y comenzó la gran guerra de Atherea. Pero mientras todas las regiones se destruían entre sí, El Reino de Sythara se comportaba como una especie de juez, ya que (según los mitos y las historias) gracias al poder de Rohnan, Sythara se había convertido en un imperio militar masivo nunca antes visto. Mientras todos los países de Atherea luchaban entre sí, Sythara con un solo movimiento se encargaba de detener el conflicto, impartiendo justicia según lo indicaban los valores del Dios Rohnan. Y no importaban que intentasen hacer las diferentes regiones de Atherea para derrocar a Sythara, el país del cielo era intocable.

Los conflictos entre naciones no cesaron y las guerras siguieron sucediendo, hasta que un día algo muy extraño ocurrió. El Dios Rohnan había muerto. Los rumores se extendieron por todo el mundo. Algunos afirman que había sido causa de alguna especie de magia con la cual habrían podido destronarlo, pero otros, más concretamente fanáticos de Rohnan en Sythara, decían que simplemente había dejado este mundo, ya que su misión de proteger y traer prosperidad al mundo de Atherea estaba cumplida. De todos modos, los Sytharianos no podían permitir que una vez Rohnan no estuviera presente, el país del cielo se volviera vulnerable. Así que se encargaron de transmitir de generación en generación los valores de Rohnan y de expandir cada vez más sus recursos militares. Así, Sythara se convirtió en un imperio militar imbatible, y sin importar los esfuerzos de las demás regiones, jamás podrían hacer algo frente a ella.

100 años después de la tercera gran guerra de Atherea, en una provincia del país del cielo llamada Runna, se aproximaba el momento de que los jóvenes sytharianos tuvieran que asistir al ejército de su nación. Para motivarlos, en diferentes escuelas se encargaban de transmitir los valores del antiguo reino.

"Justicia, deber, honor. Son algunos de los valores que han llevado a la gloria a nuestra gran nación. Gloria que nos ha costado incontables vidas de hombres y mujeres valientes que entregaron hasta su último aliento para defender estos valores. Queridos jóvenes sytharianos, este es un mensaje para ustedes, futuros defensores de nuestra nación. Somos guardianes de nuestro pueblo, listos para dar nuestras vidas para garantizar que todos y cada uno de los sytharianos estén protegidos contra la opresión de los tiranos de Atherea. Para honrar a nuestros antepasados, para honrarlos a todos ustedes, jóvenes Sytharianos, futuros defensores de nuestra nación, sepan que la muerte al servicio de la gran Sythara es la mayor gloria que obtendrán en vida".

El salón de clases se llenó con el sonido de un video reproducido en un proyector. Todos los estudiantes estaban reunidos alrededor, observando atentamente mientras se reproducía el video. Estaba claro por las expresiones en sus rostros que todos estaban profundamente conmovidos por lo que estaban viendo.

Cuando el video llegó a su fin, las luces del salón se encendieron y los estudiantes estallaron en aplausos. Hablaban animadamente entre ellos, compartiendo sus pensamientos y sentimientos sobre lo que habían visto. Todos, excepto una chica joven de complexión delgada, con cabello azul oscuro y ojos negros que se sentó tranquilamente en su asiento con la cabeza gacha.

La profesora Charlotte del 5.º B se levantó de su escritorio y se paró de frente a los alumnos con una sonrisa de oreja a oreja luego de ver la reacción y el entusiasmo de sus alumnos.

Veo que están todos emocionados - dijo llena de orgullo - Espero que mantengan este mismo entusiasmo durante el resto del verano, pues en unos meses ustedes serán reclutados

Casi al frente de los asientos había un alumno, cuya emoción era probablemente la mayor de todas. Era un muchacho bastante alto y corpulento, llevaba un peinado bastante decoroso y engominado y un reloj de plata brillante.

Por fin, en tan solo unos meses podré mostrarles a todos de lo que soy capaz - dijo mientras sonreía y apretaba los puños con fuerza.

Así es, Pyke - respondió la profesora Charlotte. Este año tus calificaciones han sido las más altas de toda la clase. Estoy segura de que te convertirás en un orgullo para nuestras fuerzas.

De repente, la profesora Charlotte volteó su mirada y observó a aquella chica con el cabello azul y la cabeza gacha. Rápidamente, notó su falta de entusiasmo y se dirigió a ella con una voz desafiante: - ¿Tú qué piensas acerca del video, Jiren?

La joven se encogió de hombros y levantó la cabeza.

¿Yo? Pues... creo que estaba bien - respondió con timidez.

¿Bien? ¿Cómo que bien? - dijo el muchacho del reloj de plata.

Para él, se sentía casi como una ofensa saber que había una persona joven que no mostrara ninguna emoción ante los discursos sobre los valores sytharianos. En realidad, así lo era para todos los habitantes de la ciudad.

Bah, en realidad no podía esperar menos de una cobarde como tú - dijo el muchacho mientras volvía a darle la espalda.

Todos los alumnos de la clase se comenzaron a reír de la joven Jiren mientras la llamaban cobarde, pero ella no respondió. Simplemente volvió a agachar la cabeza, fingiendo que no escuchaba a ninguno de sus compañeros. Jiren Nakamura era así, callada y tímida, todo lo contrario a los jóvenes llenos de entusiasmo y energía de Sythara. Jiren fingía que no le importaba nada de lo que le dijeran como si fuera una roca, pero en realidad era todo lo contrario. A ella le afectaban mucho esa clase de cosas, a tal punto de que afectaban su confianza para realizar las tareas de un estudiante sythariano. Jiren, aun en ese momento, tenía esperanzas de que la profesora Charlotte se opusiera al comportamiento de sus compañeros, pero en realidad no hizo nada. Solamente se sentó de vuelta en su escritorio y comenzó a leer sus carpetas de trabajo. Claro, las notas de Jiren habían disminuido un montón este año porque iba a hacer algo para defenderla.

En Sythara, absolutamente nadie se mostraba indiferente ante las enseñanzas que recibían desde joven. La población de Sythara era gobernada por una oligarquía teocrática llamada El Santo Conclave, guiados por la "Voluntad de Rohnan", quien era el supuesto Dios de la creación de Atherea y el fundador de la ciudad en el cielo. En este sistema, un selecto grupo de personas que habían demostrado ser líderes profundamente espirituales y eruditos de los Textos Sagrados forman un consejo, conocido como el Santo Cónclave. Los Textos Sagrados eran una colección de escritos antiguos que abarcaban las enseñanzas espirituales, la historia y las leyes de Sythara. Formaban la base tanto del gobierno como de la religión de la Ciudad. El Santo Conclave tenía el poder más alto del país, tomaban decisiones en nombre del Dios Rohnan e interpretaban los Textos Sagrados como ley y guía espiritual.

Mientras el salón de clases se llenó de risas y burlas hacia Jiren, otra estudiante sentada en los asientos traseros estaba con los brazos cruzados y los ojos cerrados, aturdida por todo el griterío. Era una joven con el cabello corto, con flequillo y rapado a los costados, y un llamativo tatuaje que cubría completamente su brazo derecho.

¡YA CÁLLENSE! - Gritó con fastidio.

De repente, el silencio volvió a inundar el salón, como si una autoridad de la escuela hubiera aparecido de repente, pero no, solo era aquella joven.

Además, estoy segura de que ninguno de ustedes payasos terminó su ensayo de historia moderna atheriana, la fecha límite era hoy - dijo con una sonrisa pícara.

¡Silencio Sarah! ¡No lo digaaaaas! - Gritaron todos los alumnos.

Una hora después, al terminar la clase, Jiren caminó por el pasillo de la escuela hasta su taquillero tratando de no voltear a ver a nadie, únicamente agachó la cabeza y fue hacia adelante.

- Oye tú, Llorona - Escuchó Jiren detrás de ella.

Cuando se dio la vuelta, un grupo de seis compañeros de clase liderados por Pyke Harvester, ese grandullón con cabello engominado y reloj de plata brillante, la rodearon en cuestión de segundos. Ellos sonreían maliciosamente mientras se le acercaban cada vez más.

Dime Jiren, ¿cómo te ha ido el día de hoy? - Dijo Pyke con una sonrisa amenazante.

Bien... gracias - Respondió Jiren tímidamente y con la mirada baja, haciendo todo lo posible para disimular así esta situación se acabara lo más pronto posible.

Pyke agarró el libro de texto de las manos de Jiren. - Vaya, me sorprende que una cobarde llorona como tú sea capaz de por lo menos escribir todo lo que dicta el profesor - Dijo mientras hojeaba el libro fingiendo leerlo.

Jiren se sonrojó y miró hacia abajo, tratando de evitar su mirada. Uno de los chicos que venía con él también se sumó a la conversación

Mira, incluso parece que ahora mismo esta cagada de miedo, ¿qué tan patética eres? - dijo entre risas.

Junto a ellos también había una chica. Se trataba de una joven alta y delgada con cabello rubio, y tenía una postura altanera y sobradora.

Sabes, Jiren, si no fueras tan cobarde, podrías tener algunos amigos, o mejor aún, podrías tener... esto - Dijo mientras señalaba su propio pecho, enfatizando sus senos significativamente más grandes.

Mírate, tu cuerpo no tiene ningún tipo de forma, eres una vergüenza para las mujeres sytharianas - Los otros estudiantes se echaron a reír de nuevo.

Es cierto, Jiren no tiene nada allí. Debe ser por eso que está tan asustada todo el tiempo. ¡Qué patética es! - Decían entre fuertes carcajadas.

Jiren, con lágrimas en los ojos, intentó agarrar su libro y marcharse, pero Pyke le bloqueó el camino. De repente, su mirada había cambiado de una sonrisa maliciosa a una mirada de odio total.

¿Adónde crees que vas, Jiren? ¿Huyendo como el cobarde que eres? - Las manos de Jiren temblaban mientras agarraba su libro y las lágrimas corrían por su rostro.

No solo te acobardas cuando se trata de cumplir con tu deber, sino también cuando alguien te presiona. Me das asco Jiren, me repugnas. Debería golpearte aquí mismo - Dijo Pyke en voz baja y apretando sus puños.

Déjenme en paz, por favor - Respondió Jiren mientras su voz se quebraba.

De repente, un grito se oyó desde otra esquina del pasillo:

¡Oigan, Ratas! ¿Por qué no la dejan en paz y se van de vuelta al basurero de donde salieron? - Era aquella joven de cabello corto quien había callado a la clase entera hace un momento.

Ah, Blander, eres tú - dijo Pyke otra vez con su sonrisa maliciosa. ¿Qué hace una estúpida extranjera metiéndose en asuntos que no le interesan? Ese tatuaje que llevas en tu brazo demuestra la basura que eres.

A la joven no parecía importarle las palabras de Pyke.

Di lo que quieras, payaso, por lo menos no tengo un cabello tan patético como el tuyo - respondió.

Pyke se enfureció y decidió marcharse - Vámonos, muchachos, no tengo tiempo para lidiar con dos basuras a la vez - dijo mientras se marchaba con sus amigos.

Sarah Blander era la única amiga que Jiren tenía en la escuela. Ella era muy decidida y ambiciosa, todo lo contrario a Jiren. Sarah no era sythariana, ya que ella provenía de la tierra de abajo, y llegó a la ciudad del cielo desde muy joven en circunstancias especiales. Desde entonces, Jiren y Sarah son mejores amigas, puesto que ambas son las únicas amigas que han tenido. Ambas tenían 15 años, por lo que en unos meses se verían obligadas a enlistarse en las fuerzas armadas de Sythara, tal y como lo indican las leyes. Sarah conocía bien a Jiren y sabía acerca de la desconfianza con la que cargaba, pero lo que más la atormentaba era la idea de tener que entrar en el ejército. El miedo que le producía a Jiren tan solo pensar en esa situación era demasiado para ella, y Sarah lo sabía perfectamente. Por lo que siempre intentaba darle su apoyo y palabras de ánimo.

Esa misma tarde, saliendo de la escuela, Sarah intentaba levantarle los ánimos a Jiren después de ser acosada por los demás estudiantes.

No puedes dejar que esos idiotas te molesten así, debes defenderte de alguna manera - dijo.

Lo sé, pero son más fuertes que yo, y además más grandes, ¿qué podría hacer contra ellos? - respondió Jiren secándose las lágrimas de hace un momento.

Oh, vamos, no me dirás que crees todas las asquerosidades que dicen esos idiotas, ¿o sí? - dijo Sarah con un tono de regaño.

De nada me serviría decir que soy más fuerte que ellos, sabiendo que no lo soy Sarah. Prefiero ser realista. Además, esa chica tenía razón, mi pecho ni siquiera ha crecido tanto, soy una anormal en todos los sentidos - dijo Jiren con la mirada baja.

Por favor, Jiren, escucha lo que dices. Esa estúpida tiene más tetas que cerebro y lo sabes bien. No puedes dejar que sus palabras te afecten así, eres mucho más que un par de tetas grandes, te lo aseguro - respondió Sarah. Además, dime una cosa, ¿qué harás en un par de meses cuando tengamos que enlistarnos?

De repente, un silencio invadió a ambas. En ese momento, Sarah se dio cuenta de que había tocado el punto débil de Jiren, aquel que la atormentaba todos los días. Todos tienen una pesadilla en particular, y Jiren estaba bastante segura de que la suya era tener que enlistarse y tener que convivir en un sitio donde el principal objetivo es valerse por la fuerza y el carácter, justamente sus mayores debilidades. Por un lado, no solo era surreal para ella imaginarse siguiendo las órdenes de un mando militar estricto y tener que pasar el día entre jóvenes sytharianos, sino que a Jiren también le aterraba lo que viniese después. ¿Qué pasaría si en algún conflicto, Jiren perdiera la vida de manera inesperada? Ella siempre se mostraba indiferente a todos los valores que se les inculcaban a los jóvenes sytharianos. ¿Qué pasaría si se viera en la situación de arriesgar su vida por algo que ella no tenía ni el más mínimo interés, qué pasaría si tuviese que morir únicamente porque estaba obligada a hacerlo?

Saliendo de la escuela, las jóvenes caminaban por las calles de Runna (ciudad al suroeste de Sythara) rodeadas de edificios tremendamente iluminados y vehículos por doquier. Atravesando la Avenida del Libertador, las chicas observaron los concurridos centros comerciales, tan iluminados y extensos, que llegaban hasta donde no alcanzaba la vista. Además, caminaran por donde sea, se podía observar la característica decoración sythariana, la cual consistía en césped cubriendo la parte exterior de la mayoría de las estructuras, ya sean edificios o casas, y un largo camino de césped corto al costado de las carreteras. El olor de las hermosas flores de los árboles cubría toda la ciudad, lo cual hacía tan agradable los paseos y las caminatas que los ciudadanos debían realizar. También, mirando hacia arriba, se podían observar vías de tren conectadas entre los largos edificios, y sobre ellos, largos trenes bala corrían a toda velocidad por toda la ciudad. Luego de caminar por unos minutos, se sentaron en un banco de la plaza Del Rey. Una de las plazas principales de la ciudad, la cual estaba llena de enormes árboles igual de iluminados que el resto de la ciudad. En ella también había un campo de césped atravesado por caminos de cemento los cuales dirigían al centro de la plaza, donde estaba una gran fuente.

Ya sentadas en aquel banco, Sarah decidió romper el silencio:

Dime, ¿qué te ocurre? Hace mucho te veo con esa expresión de tristeza. De hecho, no recuerdo cuando fue la última vez que te vi sonriendo - preguntó colocando una mano en su hombro.

Jiren respiró hondo antes de hablar.

No quiero hacerlo, no creo poder hacerlo - dijo ella apenas con un susurro. - No siento ningún orgullo ni nada parecido por este país, no me emociona su historia, no me conmueven sus valores cuando supuestamente deberían hacerme llorar del orgullo y no tengo interés en nadie de aquí. De hecho, todos aquí me odian, no tengo a nadie en esta ciudad. Estás solo tú, pero ni siquiera eres de aquí, eres extranjera Sarah. No siento nada por este país, pero aun así tengo que arriesgar mi vida para servir. ¿Cómo se supone que voy a hacerlo? Todo es tan difícil y no sé cómo lidiar con ello. Ojalá hubiera nacido en otro sitio - dijo Jiren mientras se le empañaban los ojos.

El corazón de Sarah se hundió. Siempre supo que atormentaba a su amiga, pero nunca la había oído descargarse de esa forma.

Lamento mucho que pienses así. Pero no te rindas, eres muy importante para mí, no sé qué hubiera hecho sin ti desde el momento que llegué a este país - Sarah decidió anteponerse a la situación con el carácter que siempre la había caracterizado.

¿Sabes qué? Voy a mostrarte que no es tan malo como crees - dijo mientras se ponía de pie de golpe.

¿Cómo? - preguntó Jiren.

Siempre que hemos estudiado las diferentes regiones de Atherea nunca nos han mostrado imágenes de cómo se veían o de cómo lucían sus paisajes, curioso, ¿no te parece? ¿No te parece intrigante ver cómo se vería la tierra de abajo? - preguntó Sarah con una sonrisa ancha y mucho entusiasmo.

Supongo que sería interesante, pero nunca he visto un paisaje tan maravilloso como para hacerme una idea - respondió Jiren llevando una mano a su cabeza.

Entonces ven, sígueme - dijo Sarah mientras tomaba a Jiren del brazo y la levantaba del banco

Espera, ¿a dónde vamos? -

Tú solo sígueme.

Las chicas corrieron a través de las calles de Runna a toda velocidad hasta llegar a una entrada de un ascensor que llevaba a uno de los puentes por donde pasaban los trenes entre los edificios. Mientras subían en el ascensor, ambas observaban detenidamente las elegantes y aerodinámicas estructuras de la ciudad. Una vez en la cima se podia observar un enorme cartel brillante: "Estacion del camino Sagrado". Las chicas corrieron a través del puente hasta llegar al centro donde una maravillosa vista se robaba el protagonismo. Desde allí se podía observar con claridad toda la ciudad atravesada por los grandes edificios y los trenes bala viajando sin parar y a toda velocidad. Pero lo mejor de todo era el aspecto de las nubes que atravesaban las estructuras, acompañadas de un magnífico atardecer.

Esto es hermoso, ¿no lo crees? - Dijo Sarah.

Jiren respiró el aire fresco que abundaba allí, y sintió una brisa fantástica, como si fuera una caricia de la naturaleza. - Sí, creo que lo es.

Una frase que, sin darse cuenta, sería crucial en su vida.

Recuerdos Dolorosos

Luego de contemplar las majestuosas vistas de la ciudad de Runna, Jiren y Sarah se sentaron en uno de los tantos asientos que había en aquel puente.

- Son buenas vistas, ¿no es cierto? Recuerdo que cuando llegué a Runna, estas fueron las primeras vistas que tuve de la ciudad. Fueron increíbles - dijo Sarah mientras se dibujaba una sonrisa nostálgica en su rostro.

Sarah había llegado al país del cielo desde pequeña, pero aun así recordaba a su querida tierra natal con mucha emoción. Jiren lo notaba, pero sin embargo, casi siempre intentaba evitar preguntarle a Sarah sobre el tema, ya que pensaba que también debía ser algo duro para ella. Como el pasado de Jiren era algo que ella trataba sin éxito de olvidar casi todos los días, tal vez para su mejor amiga era lo mismo, sobre todo teniendo en cuenta que se trataba de un tema muy complejo con un montón de situaciones políticas de por medio.

Las chicas quedaron observando la puesta del sol desde aquel puente durante unos minutos, hasta que comenzó a oscurecer. Pero antes de marcharse a sus casas, siguieron charlando sobre lo que había ocurrido esa tarde y sobre lo que se aproximaba para ellas.

- Cada vez que pienso en lo poco que nos falta para enlistarnos, me estremezco. Ya no veo la hora en que llegue el día - dijo Sarah tratando de mostrar mucha emoción acerca del tema para ver si de esa manera lograba contagiar un poco de positivismo en Jiren.

- Sabes que no es emocionante para mí, Sarah. Estoy aterrada - dijo Jiren con la cabeza gacha. Sarah se sentó de nuevo decepcionada y preocupada, ya que sus intentos nuevamente habían fracasado.

- No creo que tú seas capaz de entenderlo, pero ¿alguna vez has tenido esa pesadilla en la que tienes que enfrentarte a algo que te aterra y simplemente no puedes escapar? - agregó Jiren.

- Supongo. Pero esto no es una pesadilla, Jiren, es la realidad - respondió Sarah con los brazos cruzados. Sin embargo, Sarah comprendió que esa no era la respuesta que su amiga necesitaba.

- Oye, entiendo. Es un gran cambio, pero no vas a estar sola. Habrá muchísimas personas diferentes y estoy segura de que aprenderemos mucho acerca del compañerismo. Todos estarán allí para ayudarse unos a otros - dijo Sarah colocando su mano en el hombro de Jiren.

¿Qué pasa si no soy lo suficientemente fuerte? - preguntó Jiren entre susurros.

Jiren, eres mucho más fuerte de lo que crees, deja de hacer caso a las estupideces que te digan los descerebrados de la escuela. Eso es algo que podrías hacer para ganar un poco de confianza en ti misma. La próxima vez que alguno de esos idiotas te diga algo, deberías enfrentarte a ellos. Mándalos a la mierda a todos y verás cómo te dejarán de molestar - dijo Sarah con firmeza.

Pero ¿qué pasa si ellos reaccionan? Cuando vienen hacia mí son como 6 juntos, ni de chiste podría pelearme contra 6 - respondió Jiren mientras levantaba la cabeza. Parecía que poco a poco iba recuperando los ánimos.

Esos idiotas son todos unos cobardes protegidos por sus familiares, ni de chiste tendrán el valor de ponerte un dedo encima. Solo respóndeles y verás cómo se van a acobardar - dijo Sarah con una sonrisa pícara.

Supongo que solamente tengo que enfrentarlos, ¿no? - dijo Jiren mientras de a poco lograba sonreír, todavía ansiosa pero sintiéndose un poco más tranquila.

¡Ese es el espíritu! - exclamó Sarah guiñando un ojo y dándole un pequeño golpecito en el hombro de Jiren. - Recuerda, eres mucho más fuerte de lo que crees, únicamente debes descubrirlo.

Gracias Sarah, realmente no sé qué haría sin ti - dijo Jiren mientras se enderezaba nuevamente y soltaba un suspiro.

Eres muy importante para mí Jiren, siempre haré lo que pueda para estar ahí para ti - dijo Sarah mientras le daba un ligero abrazo a su amiga.

Las chicas habían estado hablando durante un rato después de ver la puesta de sol desde el puente. Sarah había tratado de animar a Jiren, pero entendía que su amiga estaba atravesando momentos difíciles. Finalmente, Jiren se levantó y dijo:

Sarah, gracias por acompañarme hoy, pero creo que ya es hora de que me vaya a casa.

¿Ya te vas? - preguntó Sarah sorprendida.

Sí, hoy es el aniversario de la muerte de mi hermano y quiero pasar un tiempo en soledad para recordarlo - respondió Jiren con tristeza en su voz.

Oh, Jiren, lo siento mucho - dijo Sarah poniéndose de pie también. - Si necesitas algo, cualquier cosa, no dudes en llamarme, ¿de acuerdo?

Gracias, Sarah, lo aprecio mucho - dijo Jiren mientras se secaba una lágrima que se le escapó.

Las chicas se despidieron con un abrazo y Jiren se fue en dirección a su casa, mientras Sarah se quedaba en el puente observándola alejarse. Sabía que Jiren estaba pasando por un momento muy difícil y se sentía impotente al no poder hacer más por ella.

Jiren camino a casa a través de la Avenida De La Victoria. El nombre tenía la intención de rendir homenaje al gran imperio militar que era Sythara. En ella se podía observar carteles luminosos que reproducían publicidades de todo tipo. Jiren observó en el cartel de la derecha se reproducía un video corto: "Desodorante, Espada Celestial. La frescura que lleva a un hombre al cielo". En el cartel de la izquierda se veía otro anuncio: Ilumina tu piel con Luna Lominous, la marca de cosmético que te hace brillar como a un ángel del cielo". En aquella avenida también estaba el antiguo Teatro Del Dragón. Los teatros eran unas de las atracciones preferidas todos los ciudadanos de Sythara, y en Runna no eran la excepción.

Mientras Jiren se abría paso entre la multitud de personas, no pudo evitar notar que, por más obvio y cotidiano que fuera, casi todas las estructuras importantes de la ciudad, ya sean bancos u hoteles, llevaban un pequeño símbolo dorado en forma piramidal con una elegante letra S. Ese era el símbolo de Sythara. Según se contaban en las historias, el símbolo había sido creado por el dios Rohnan en el momento de la fundación de la ciudad. La influencia de Rohnan se podía sentir en toda la ciudad. Desde los altísimos templos que salpicaban el horizonte hasta los innumerables vendedores ambulantes que vendían baratijas religiosas, la presencia de Rohnan lo abarcaba todo.

Más adelante, cuando Jiren atravesaba la avenida más cercana a su casa, se pudo observar a un grupo enorme de gente amontonada observando una de las vallas publicitarias. Jiren se detuvo solo un momento para saciar su curiosidad. En la pantalla se estaba transmitiendo un discurso en directo de dos personas. Llevaban los uniformes militares de Sythara, así que Jiren pudo deducir que se trataban de dos personas importantes. Sin embargo, gracias a la reacción de la gente, parecía que estas dos personas eran una especie de ídolos para los ciudadanos.

¡Miren! ¡Esos son los capitanes Galen y Emeric! - se escuchó entre los gritos de la multitud. - No veo la hora de enlistarme y quizá así, algún día pueda conocerlos.

Jiren comprendió gracias a la reacción de la gente que aquellas dos personas eran como ídolos para los ciudadanos. Sin embargo, ya que ella casi nunca miraba las noticias ni absolutamente nada de televisión, no le dio más importancia y siguió caminando.

Finalmente Jiren llego a la Avenida Blue Temple, la calle donde Jiren vivia. Al llegar, lo primero que se podía observar eran los bares y las tiendas de cerveza, los cuales eran algunos de los únicos lugares que permanecían abiertos durante toda la noche. En aquellos bares, las mesas estaban llenas de Orbes Dorados, la cerveza favorita de los Sytharianos. Al pasar por el frente de ellos, el olor a las frituras que se servían en los bares invadía todo el aire. En ese momento, Jiren alcanzó a observar que en los televisores de aquellos lugares estaban transmitiendo el mismo discurso de aquellas dos personas que acapararon la atención de la multitud calles atrás.

Mientras se acercaba a su edificio, Jiren vio a un grupo de niños jugando a la mancha en el patio. Chillaron de alegría mientras corrían alrededor, esquivando las manos extendidas de los demás. Jiren no pudo evitar sentir una extrañísima sensación por todo su cuerpo. De repente, a su cabeza llegaron un montón de momentos en los que ella solía jugar de esa manera con su hermanito. Al menos así era hasta... aquel día.

Subió las escaleras hasta su apartamento mientras se quitaba su bolso de la espalda, algo agotada por la caminata. Sacó su tarjeta de acceso y la deslizó contra la cerradura. La puerta sonó y se abrió, y Jiren entró. Ella respiró hondo y se apoyó en la pared, por fin había llegado a casa, aunque los problemas aún no terminarían.

Jiren entró por la puerta principal de la pequeña casa que compartía con su tío Theron. Podía sentir su presencia incluso antes de verlo. Estaba sentado en su lugar habitual en el sofá, viendo la televisión con el volumen demasiado alto, mientras fumaba un cigarro con una mano y con la otra sostenía una lata de cerveza. Su tío tenía una figura alta y corpulenta, una barba bastante descuidada y su cabello estaba bastante desalineado.

-Hola -dijo Jiren en voz baja mientras se quitaba los zapatos y colgaba su abrigo en una percha.

Su tío no respondió y Jiren no esperaba que lo hiciera. Nunca se habían llevado bien, al menos no desde... aquel día.

Jiren se sirvió el café caliente en una taza y se dirigió al comedor el cual estaba detrás de la cocina. Allí se encontró con otra figura alta, y bastante corpulenta. Era su hermano mayor, Kael. Jiren creía que Kael era muy similar físicamente a Pyke, aquel matón de la escuela quien siempre la atormentaba. Eso si, en cuanto a la personalidad había años luz de diferencia.

Kael estaba sentado en la mesa del comedor, muy pensativo. Así que Jiren se sentó a su lado, se saludaron, e inmediatamente comenzaron a charlar.

Dime, ¿qué tal estuvo el paseo? Preguntó Kael. Ambos salían de la escuela a la misma hora, por lo que ya sabia que su hermana se había tardado en llegar por alguna razón.

Estuvo bien, creo - respondió Jiren mientras bebía un poco de su café - Di una vuelta con una amiga, y vi un bonito atardecer.

Es bueno que te distraigas un poco - dijo Kael sonriendo - Te hace bien salir de vez en cuando.

Jiren sonrió ligeramente y asintió con la cabeza.

Luego decidió preguntar sobre el comportamiento del tío Theron.

Sabes que le pasa al tío hoy, lo noto más molesto que de costumbre - pregunto Jiren.

Kael levanto la cabeza con una expresión de preocupación - Pues... Verás, es que ocurrió algo. De hecho tú también deberías verlo.

¿Qué es? - Jiren levantó la mirada hacia su hermano con curiosidad.

Esto llegó hoy. Es mi notificación de enlistamiento. Se adelantó dos meses - Kael sacó una carta del bolsillo de su chaqueta y se la entregó.

Era un sobre blanco brillante, y tenía aquel símbolo característico de Sythara como sello. Jiren abrió el sobre y leyó la carta:

"Estimado Kael Nakamura, de 17 años, de nacionalidad Sythariana, con residencia en el nro. 26 de la avenida Blue Temple, Provincia de Runna.

Por medio de la presente, el Santo Conclave le notifica que su fecha de enlistamiento ha sido adelantada. La fecha y hora pasarán a ser: 05 de mayo del corriente año a las 08:00 horas. A dichas horas deberá presentarse en la estación general de Runna con esta carta como autorización junto con sus pertenencias.

Le recordamos que el servicio militar es una responsabilidad sagrada que todo ciudadano de Sythara debe cumplir en nombre de nuestro amado dios Rohnan. Le pedimos que se prepare para su servicio con diligencia y honor, y que muestre la misma valentía y sacrificio que ha caracterizado a nuestros soldados a lo largo de los siglos.

Deseamos que tenga éxito en su servicio, y confiamos en que se convertirá en un miembro valioso de nuestras fuerzas armadas.

Atentamente,

El Santo Conclave de Sythara "

Jiren quedo impactada mientras leía los detalles - Pero eso es un mes Kael. ¿Qué vas a hacer?

No hay nada que pueda hacer. Tengo que irme en un mes - Respondió Kael mientras se encogía de hombros.

Eso es injusto. ¿Por qué te tienen que adelantaron la fecha? Deberían dar al menos alguna explicación - Exclamo Jiren con el ceño fruncido.

Lo sé. Al parecer están muy necesitados de nuevos soldados, pero es extraño que no den ninguna explicación. Dijo Kael, también extrañado.

En Sythara, el servicio militar obligatorio es para todos los jóvenes entre las edades de 15 y 20 años. A los 15 años, cada joven debe registrarse en el sistema militar y proporcionar su información personal, incluyendo su nivel de educación, habilidades y preferencias. Todas las escuelas de cada provincia de Sythara se encargaban de proporcionar estos datos al Santo Conclave sobre cada alumno. El nivel de las calificaciones escolares determinaba a qué edad debía enlistarse cada alumno. Si las notas eran demasiado bajas, pues el enlistamiento se aplazaba unos años hasta que el Santo Conclave considerase que el alumno tuviera el nivel adecuado. Todo esto sumado a las fuertes propagandas que mostraban constantemente en todos lados, hacían que los jóvenes se esforzaran en lograr enlistarse lo más rápido posible.

Kael tenía 17 años, es decir, era dos años mayor que Jiren. Pero aun así, Jiren tenía designado su servicio antes que su hermano mayor. Esto era debido a que las notas de Kael habían disminuido demasiado durante sus últimos años escolares. Por ello, su servicio se había pospuesto durante dos años. Sin embargo, gracias a algún suceso inesperado, habían decidido adelantar su fecha.

Más tarde, esa noche, había llegado la hora de la cena. Jiren, como siempre, se encargó de cocinar, pero como en aquel momento no se encontraba muy entusiasmada gracias a todo lo que había ocurrido en el día, preparó un simple plato de pasta. Kael se sentó rápidamente en la mesa y, luego de agradecerle a su hermana, comenzó a comer. Luego de un largo rato, finalmente, el tío Theron por fin apagó la televisión y se sentó con ellos.

Mientras cenaban, Kael habló intentando mostrarse entusiasmado sobre lo que le esperaba en el ejército. Estaba intentando mostrarse positivo ante la inesperada noticia. Él intentaba recordar todas las propagandas que había visto en la escuela y en la televisión, para así tratar de pensar que sería real y que no. Pero Theron, que había servido en Sythara muchos años atrás, tenía un tono sombrío en su voz.

Así que de esta manera les lavan el cerebro ahora. Justicia, honor, qué buena manera de vender tanta basura. Les quitan sus vidas a los jóvenes, su futuro, y todo eso solo para desecharlos cuando ya no les sirvan como si fueran herramientas. La verdad es que esos hijos de perra sí que son inteligentes - dijo el tío Theron con una sonrisa irónica.

Por favor, tío, deja de hablar así - interrumpió Jiren, pero Theron parecía estar en otra parte.

Recuerdo cuando mi amigo Bennett y yo nos enlistamos. Cuando llegamos a aquel cuartel, estábamos tan emocionados como todos los idiotas que estaban allí.

Jiren bajó la cabeza y se quedó en silencio. Kael también se quedó con una expresión seria en su rostro. Él podía presentir que su tío estaba por contar algo muy desagradable.

Es mejor no hablar de esas cosas, tío - dijo Kael finalmente. Además, seguro que no todo es tan malo como crees. Seguro que aprenderemos mucho sobre el compañerismo, y además seguramente podremos viajar por toda Atherea. Siempre tuve curiosidad de saber cómo es la tierra de abajo.

Conocer la tierra de abajo. Así también nos lo vendieron a nosotros - Tío Theron dejó sus cubiertos en la mesa y bajó la mirada - Fue durante una misión en la tierra de abajo - comenzó a contar en voz baja - No sabíamos dónde íbamos ni qué haríamos allí. No nos dejaron observar nada del viaje. Solo nos subieron a una aeronave y cubrieron todas las vistas cuidadosamente. Cuando nos bajamos estábamos en tierra firme, no nos dejaron hacer preguntas, solamente nos subimos en unos vehículos y continuamos la marcha. Lo único que nos dijeron era que teníamos que cumplir con la misión, sin importar las consecuencias.

Jiren y Kael se miraron en silencio, sabiendo que su tío estaba a punto de contar algo doloroso.

Fuimos emboscados en un campo lleno de minas explosivas. Escuchábamos las explosiones, los gritos de los hombres... Bennett... no lo vi morir, pero lo escuché. Traté de correr en dirección de su voz, pero entonces, se dejó de escuchar. Entonces lo vi. Cada explosión fue un pedazo de él que volaba en mil pedazos. Para cuando me di cuenta la mitad de su torso estaba casi partida al medio, sus brazos estaban como a diez metros, y sus piernas, ni siquiera alcancé a verlas. Ahí estábamos, hace unas horas charlábamos tranquilos como siempre, hablábamos sobre nuestros sueños y nuestras metas, y luego de unas horas estaba partido por la mitad, y sus extremidades por doquier - mientras tío Theron contaba su historia, su sonrisa irónica poco a poco se desvanecía.

Jiren y Kael quedaron en silencio durante un largo rato. Sobre todo Jiren, quien pasaba prácticamente todos los días atormentada por cuanto le aterraba tener que enlistarse, para que encima su tío le contara aquella clase de historias.

Cuando Kael levantó la mirada, vio el rostro de Jiren lleno de lágrimas. Estaba llorando como nunca antes la había visto.

Jiren estaba siendo consumida por la angustia de tan solo imaginarse qué pasaría si lo que contó el tío Theron le ocurriera a ella. ¿Qué pasaría si de un día para otro Sarah apareciera descuartizada en un campo de minas? ¿Cómo se suponía que podría conseguir el valor para afrontar algo así?

Jiren se levantó de la mesa sin terminar de comer y se dirigió corriendo a su cuarto entre lágrimas. Las palabras de su tío seguían resonando en su cabeza, pero no quería decir nada. Sabía que por más que tratara de hacerles entender su punto de vista, no iba a lograr nada. Así que, una vez en su cuarto, se quitó la ropa de la escuela y se puso unos pantalones de chándal y una camiseta.

Luego, se sentó en su cama y tomó una caja de fotos que guardaba en el armario. Abrió la caja y empezó a sacar las fotos una por una. Eran fotos de él y su hermano pequeño, Ren, que había fallecido hacía ya 6 años. En algunas estaban jugando juntos, en otras simplemente posaban sonriendo frente a la cámara. Jiren se detuvo en una foto en particular, donde su hermano estaba haciendo una mueca divertida mientras ella lo miraba con una sonrisa en el rostro. En aquella foto se podía ver a Jiren tan alegre, que si alguien no la conociera, ni de chiste pensaría que eran la misma persona.

"Ren, no sé qué hacer. Te necesito, ahora más que nunca. Todo es tan difícil sin ti", dijo mientras sostenía la foto, y esta vez, explotó en llanto. Se sentó en el suelo y enterró su cabeza entre sus piernas.

Mientras Jiren lidiaba con su tristeza, desde fuera de su cuarto estaba el tío Theron, escuchando cada una de las palabras que Jiren le gritaba al aire. Parecía que muy en el fondo, sí sentía un poco de lástima por Jiren y Karl, sobre todo cuando recordaba su pasado y cómo habían quedado a su cuidado.

Finalmente, Jiren cerró los ojos y quedó dormida luego de tanto llorar. En sus sueños, recordaba a su hermanito Ren, con quien solía pasar horas jugando y riendo en el jardín trasero de su casa. Ren era el único que la entendía, el único que la hacía sentir completa. Kael, por su parte, siempre estaba allí, pero en comparación con sus hermanitos, él era más solitario.

Pero las cosas cambiaron cuando su padre, Víctor Nakamura, empezó a actuar de forma extraña, siempre ocultando sus cosas del trabajo y hablando en voz baja por teléfono. Jiren no entendía lo que sucedía, pero sabía que algo no estaba bien. Y entonces, un día, todo se derrumbó.

Un día Ren llegó a casa junto con su padre. Jiren salió a recibirlo con emoción como siempre, pero algo no estaba bien. La mirada de Ren había cambiado drásticamente. Tenía la mirada perdida y la cara pálida, como si hubiera visto algo que le hubiera producido un fuerte trauma.

"Tengo que salir de la provincia, cariño", dijo Víctor a su esposa, Eleonora Chase, quien por supuesto, era la madre de Jiren, Ren y Kael.

"Ren, ¿qué te ocurre, cariño?" preguntó Eleonora a su hijo.

"Ah, no te preocupes por él, Ren vendrá conmigo en este viaje", respondió Víctor.

Eleonora no estaba muy convencida al principio, pero Víctor se las arregló para convencerla.

Esa tarde, estaba lloviendo a cántaros. Kael pasaba por la escuela de Jiren para irse juntos a casa. Ambos siempre hacían una parada en una pequeña heladería que estaba cerca de la escuela. Jiren y Kael disfrutaron de su helado, pero solo por un momento, al menos hasta que vieron las noticias.

"Noticia de última hora, un terrible accidente acaba de ocurrir en un tren que salía de Runna e iba de camino a la provincia de Hardwood (provincia al sur de Sythara). Según dicen las informaciones, el tren presentó una grave fuga de combustible. Los vecinos más cercanos a la zona aseguran haber escuchado una gran explosión. Hasta el momento, no se han notificado sobrevivientes. Repetimos hasta el momento, se cree que todos los pasajeros resultaron víctimas fatales. Entre los pasajeros logramos identificar los siguientes nombres..."

Jiren y Kael se estremecieron. Por un momento tuvieron esperanzas de que no fuera el mismo tren en el que iban su hermano y su padre. Pero las esperanzas duraron poco. Mientras pasaban en la televisión la lista de nombres, se alcanzó a escuchar claramente: "Ren Nakamura de 10 años, Víctor Nakamura de 39 años".

Por más que trataba de hacerlo, Jiren no lograba recordar cómo reaccionó en aquel momento. Nada más recordaba que Kael la tomó del brazo y se la llevó de la heladería inmediatamente. Caminaron bajo la lluvia rápidamente hasta llegar a casa. Pero cuando llegaron, ambos serían testigos de un infierno aún peor. Su madre aparentemente no estaba en la casa, o al menos no dijo nada cuando Jiren y Kael entraron, cosa que era muy extraña en ella, ya que siempre era muy cariñosa con ellos. La buscaron por toda la casa sin éxito. Pero justo fue la pequeña Jiren quien decidió buscar en el baño. Cuando se asomó a la puerta del baño, lo primero que captó su atención fue un enorme charco rojo por debajo de la puerta. Jiren llamó desesperada a Kael. Cuando este vio el charco, decidió armarse de valor para abrir la puerta. La abrió únicamente para ver el cuerpo de su madre, desangrándose con las muñecas cortadas. Eleonora se había quitado la vida.

La policía Sythariana apareció en la casa al poco tiempo. Nadie podía explicar exactamente lo que había ocurrido. Los suicidios en Sythara no eran para nada comunes. La única explicación lógica fue que al enterarse de la muerte de su marido y de uno de sus hijos, Eleonora decidió quitarse la vida, pero realmente no parecía una explicación muy convincente.

Finalmente, su tío Theron apareció y se hizo cargo de ellos, pero no era un hombre amistoso ni cariñoso. Theron Chase era primo de Eleonora. Él solo había tenido contacto con los hijos de Eleonora una o dos veces. Sin embargo, ahora debía cuidar de dos de ellos.

Luego de este largo sueño en el que recordó todo su pasado, Jiren abrió los ojos y suspiró. Era otra mañana nublada en Runna. La nostalgia y la tristeza inundaron a Jiren, pero esta vez fue solamente un momento. Al levantarse de su cama, se sintió un poco mejor. Sabía que tenía que seguir adelante, así que se predispuso a encarar su día con la mejor actitud posible, esperando que este día fuera tan solo un poco mejor que el anterior.

La Golpiza En El Callejón

Jiren se despertó temprano como todos los días, sabiendo que tenía que estar en la escuela de Sythara en una hora. Ese día era viernes, día en el cual debía ir a la escuela por la mañana. Desayunó rápidamente, se lavó los dientes y se vistió con su uniforme escolar. Salió de su casa y caminó por las calles hasta llegar a la escuela.

La escuela de Sythara era un edificio grande y majestuoso, con varios pisos y enormes ventanales que dejaban entrar la luz del sol. Al frente del edificio, se podía leer: "Escuela Real De Sythara Nro. 06", Provincia de Runna, el cual era el nombre de todas las escuelas. Lo único que cambiaba era el nombre de las provincias y las numeraciones. La escuela tenía horarios muy estrictos, puesto que una de las enseñanzas en la que más se enfocaban las escuelas en Sythara era en la disciplina. Si un alumno llegaba tarde recibía algún castigo severo.

El horario de entrada ese día era a las 08:30 am, pero Jiren logró llegar veinte minutos antes. Sin embargo, se preocupó, ya que Sarah no aparecía por ningún lado. Ella no era de llegar tarde nunca, así que algo tendría que haberle ocurrido. Por ello decidió tomar su móvil y mandar un par de mensajes a Sarah para preguntarle dónde estaba. Jiren se sentó en las escaleras de entrada y esperó los 20 minutos restantes. En ese momento, Sarah respondió:

Sarah: Hola Jiren, ¿cómo estás?

Jiren: Hola Sarah, estoy bien, gracias. ¿Y tú?

Sarah: Estoy bien también. Quería avisarte que hoy no voy a poder ir a la escuela.

Jiren: ¿Por qué? ¿Estás enferma?

Sarah: No, no estoy enferma. Tengo que hacer algo importante en casa.

Jiren: Ah, entiendo. ¿Ocurrió algo?

Sarah: Sí, es un rollo. Pero estaré de vuelta mañana, no te preocupes.

Jiren: De acuerdo, espero que todo esté bien en casa. Cuídate.

Sarah: Gracias, Jiren. Nos vemos mañana.

Luego de leer los mensajes, Jiren se quedó un poco más tranquila al saber que Sarah estaba bien, pero aún así le preocupaba qué castigo podría tener al día siguiente. Un descenso en sus notas sería grave para su reputación, ya que ella era una de las estudiantes con el promedio más alto de la escuela.

Jiren revisó su horario antes de entrar al edificio. Tenía clases de historia Sythariana, matemáticas y biología antes del almuerzo. Después del almuerzo, tendría una clase de música y otra de educación física, y además, como todos los viernes, tendrían un pequeño interludio en la capilla que se encontraba a un lado de la escuela, en el que llevaban a todos los alumnos a rezar y a adorar al dios Rohnan. A Jiren siempre le pareció ridículo cómo todos sus compañeros se emocionaban (algunos hasta las lágrimas) cuando comenzaban a recitar aquellas aburridas oraciones. Ella solo las recitaba como si fuera una especie de robot, solo para no recibir algún reclamo.

Las clases de historia Sythariana eran responsabilidad de la Profesora Charlotte, por lo que todas las clases estaban atravesadas de discursos y sermones acerca de la grandeza de Sythara. Matemáticas era la única clase realmente interesante para Jiren. Por lo menos esta no estaba cargada de propaganda por todos lados. La clase de biología fue un poco más difícil, pero Jiren estaba decidida a aprender todo lo que pudiera, ya que notaba que por alguna razón, la profesora de aquella asignatura le caía más o menos bien, y se esforzaba realmente en enseñar lo mejor posible.

A continuación, llegó la hora del almuerzo. Jiren se unió a sus amigos en el comedor y disfrutó de una comida deliciosa. A las 14:00 en punto llegó la hora de asistir a la capilla.

Finalmente, luego de casi quedarse dormida en la capilla, llegó la última clase del día, educación física. La peor de todas. Las clases estaban divididas entre chicas y chicos. Y si bien era desagradable para Jiren ver cómo los chicos de su clase presumían enseñando sus musculitos, por lo menos era fácil de ignorar. Lo peor sin dudas era lidiar con las chicas de su clase, las cuales siempre estaban haciendo comentarios y riéndose de ella.

Luego de otro aburrido día en la escuela, llegó el peor momento del día, la salida. Jiren salió ese día de la escuela con la cabeza agachada, tratando de evitar cualquier tipo de contacto visual con Pyke y sus amigos. A pesar de que Sarah le había dado consejos para defenderse, no estaba segura de tener el coraje suficiente para hacerlo.

De repente, sintió una mano en su hombro. Era Pyke.

-¿Qué pasa, chica llorona? ¿No tienes nada que decir? - dijo Pyke con una sonrisa desagradable en su rostro.

Jiren tragó saliva y recordó las palabras de Sarah: "No tengas miedo de defenderte. Si no lo haces, seguirán acosándote".

Pyke se quedó sorprendido cuando observó a Jiren con claridad. Por lo general, cuando Pyke le decía una sola palabra, Jiren solía agachar la cabeza y responder con voz baja. Sin embargo, esta vez la cosa era diferente. Jiren estaba erguida, y tenía una mirada desafiante.

-Vaya, hoy te noto valiente. ¿Qué pasó? Normalmente, ya estarías llorando como la cobarde que eres.

Jiren no dijo nada. Solo se mantuvo firme con aquella mirada desafiante.

Justo en ese momento, aparecieron los amigos de Pyke. Parecía que de un día para el otro, su número de amiguitos había aumentado. Cinco chicos con caras y peinados de idiotas, con los músculos casi explotando sus camisas. Y tres chicas altas y delgadas, cada una con peso por el maquillaje que llevaban que su peso natural, también con caras de idiotas.

-¿Qué quieren? - preguntó Jiren, sin echarse atrás luego de ver a 9 personas acercándose de manera amenazante hacia ella.

-¿Sabes algo Jiren? Cada vez que volteo a verte, ya sea en clases de historia, o en la capilla, siempre estás distraída, mirando hacia otro lado, o incluso bostezando, como si no te importara nada. -dijo Pyke mientras llevaba sus manos a los bolsillos y se paraba justo al lado de Jiren.

De pronto, Pyke sacó de su bolsillo derecho un pequeño retrato. Jiren, por supuesto, no tenía idea de qué era aquello, pero tampoco quería preguntar. Sin embargo, alcanzó a ver que se trataba de una foto de Pyke de pequeño, abrazado a alguien bastante mayor que él. Jiren se sorprendió demasiado al ver aquello. ¿Sería posible que Pyke hubiera perdido a algún familiar cercano? Su cabeza se llenó de dudas.

-¿Por qué estás aquí? No entiendo siquiera por qué te dejaron entrar a esta escuela. Ni siquiera entiendo cómo no te desterraron de esta ciudad. -dijo Pyke mientras guardaba otra vez el retrato en su bolsillo.

- Eso a ti no te incumbe - arremetió Jiren - Tú no sabes nada sobre mí, no tienes idea sobre lo que he tenido que pasar - Por un momento, Jiren había sentido curiosidad por el pasado de Pyke; a lo mejor había sufrido una pérdida importante. Pero un momento después, recordó la clase de persona que era él.

- Además, todas esas cosas acerca del honor y de la justicia no me interesan en lo más mínimo. Jamás me interesaron, y ese es mi problema - dijo Jiren. No debió decir eso. Durante un segundo, se sintió bien poder contestarles a esos idiotas, pero de pronto se dio cuenta de que quizá había ido demasiado lejos.

Pyke apretó los puños muy furioso. De repente, uno de sus amigos se acercó a Jiren hasta ponerse de frente a ella.

¿Cómo te atreves a hablar así de nuestra historia y nuestros valores? - gritó, con su rostro contorsionado por la ira - No eres más que una ignorante que no sabe nada sobre lo que significa ser Sythariano -

En ese momento, la escuela se encontraba prácticamente vacía. Todos se habían ido a sus casas, menos Jiren, Pyke y sus amigos. Pyke, totalmente indignado, se atrevió a tomar a Jiren del cuello de manera violenta - Debería matarte ahora mismo y así borrar tu vergonzosa existencia de este país -

Mientras la ahorcaba, los amigos de Pyke comenzaron a alentarlo.

- Mátala Pyke, seguramente ni siquiera nos dirán nada por borrarla - dijo una de las chicas. "Tiene razón, seguro hasta nos agradecerán por matar a semejante basura".

Pyke le estaba apretando el cuello tan fuerte que a Jiren le costaba respirar. En ese momento, se dio cuenta de que no estaban bromeando. Pero a pesar de todo, Jiren seguía recordando las palabras de Sarah.

Tomando una bocanada de aire, Jiren sujetó el brazo de Pyke y le dio una bofetada en la mejilla. - Déjame en paz - dijo mientras volvía a respirar con normalidad - No vuelvas a tocarme -

Los amigos de Pyke quedaron perplejos. El silencio invadió a todos durante unos segundos. Pyke cubrió todo su rostro con su mano. La furia que sentía era indescriptible.

Cuando Jiren vio su cara, fue entonces cuando se dio cuenta de lo que había hecho. Había cruzado una línea que nadie se había atrevido a cruzar antes.

Antes de que pudiera reaccionar, Jiren recibió un empujón por parte de Pyke, con el que la arrojó unos tres o cuatro metros hacia atrás. Jiren cayó al suelo y, cuando levantó la cabeza, vio a los nueve acercándose a ella.

Ahora sí, te juro que te voy a matar - dijo Pyke con los puños y los dientes apretados.

De pronto, el terror volvía a invadir el cuerpo de Jiren. Rápidamente, se puso de pie y comenzó a correr, con los nueve amigos detrás de ella.

Jiren corría por las calles de Runna con el corazón latiéndole a toda velocidad. A su espalda, Pyke y sus amigos la perseguían con la clara intención de vengarse. Jiren se esforzaba al máximo para mantener la distancia, pero sabía que no podría hacerlo por mucho tiempo.

A medida que avanzaba, las calles se volvían cada vez más estrechas y enrevesadas, dificultando su escapatoria. Finalmente, llegó a un callejón sin salida. Jiren se dio la vuelta para enfrentar a sus perseguidores, pero al hacerlo, sintió un miedo helado recorriendo su cuerpo.

Pyke y sus amigos se detuvieron a pocos metros de ella, sonriendo malévolamente.

Así que creíste que podrías escapar, ¿eh? - dijo Pyke con desprecio. - Vamos a enseñarte una lección. Además, hoy no está aquí esa otra basura que tienes de amiguita para salvarte el culo.

Jiren intentó retroceder, pero se encontró con que la pared detrás de ella le impedía avanzar. Sabía que estaba atrapada y que sus perseguidores no le darían tregua. En un acto de desesperación, levantó los brazos frente a ella, como si fuera a protegerse, pero Pyke y sus amigos avanzaron decididos hacia ella.

Jiren estaba acorralada en un rincón del callejón, sintiendo la respiración agitada de Pyke y sus amigos en su nuca. Intentó desesperadamente buscar una salida, pero los chicos se acercaban cada vez más. Sabía que algo malo iba a pasar.

¿Dónde crees que vas, perrita? - Dijo Pyke, mientras agarraba su cabello y la empujaba contra la pared. Luego tomó su bolso con todas sus pertenencias, y las arrojó al suelo, desparramándolas por todos lados.

-Por favor, déjenme en paz - sollozó Jiren, incapaz de contener las lágrimas que comenzaron a brotar de sus ojos.

Pero Pyke y sus amigos no parecían dispuestos a detenerse. La rodearon, amenazándola y riendo con crueldad. Jiren cerró los ojos, preparándose para lo peor.

En ese momento sintió un puñetazo directamente en su rostro. El golpe fue tan fuerte que Jiren cayó al suelo del impacto. En el momento en que se cubrió la cara debido al dolor, Jiren sintió una patada directa a su estómago, que le quitó todo el aire que tenía. La patada había sido tan potente que por poco le provocó el vómito. Y así comenzaron, una lluvia de golpes cayó sobre ella. Un puñetazo tras una patada. Todos los chicos y chicas parecían turnarse para lanzar un golpe.

Jiren no tenía fuerzas ni para gritar. Solo lloraba de la frustración. Había hecho exactamente lo que Sarah había dicho. Por fin había tenido el valor para enfrentarlos, pero eso solo le trajo lo peor. Se sintió tan inútil que durante un segundo pensó que quizá era lo mejor, que la mataran ahí mismo. Si no podía lidiar con unos abusones de la escuela, ¿cómo podría unirse al ejército? Tal vez era mejor simplemente morir.

¡Alto! - Se escuchó de repente en medio de la paliza. Los 9 amigos se detuvieron sorprendidos por el grito.

De repente, una figura apareció en el otro extremo del callejón. Era el tío Theron, con su imponente figura y su mirada severa.

Jiren apenas podía abrir los ojos luego de tantos golpes, pero cuando alcanzó a ver la figura de su tío, recuperó un poco la conciencia. ¿Qué estaba haciendo el tío Theron ahí? ¿De verdad la estaba protegiendo?

¿Y tú quién eres, anciano? Preguntó Pyke con una sonrisa maliciosa - ¿Acaso te perdiste?

Déjenla en paz y váyanse a casa - Respondió el tío Theron con absoluta tranquilidad.

Pyke y sus amigos avanzaron amenazantes hacia Theron, pero este permaneció inmóvil, con los ojos cerrados. Jiren observaba la escena, atónita y aterrada por lo que pudiera pasar.

Tal vez este anciano vagabundo también quiere una lección - Dijo uno de los chicos.

Tío Theron respiró muy profundamente con los ojos cerrados, casi sin escuchar lo que los chicos decían. Pyke lanzó un puñetazo hacia Theron, pero en el último momento este se movió con una rapidez increíble, esquivando el golpe sin siquiera abrir los ojos.

¿Qué... qué ha pasado? - balbuceó Pyke, sorprendido por la inesperada reacción de Theron.

Los otros chicos se miraron entre sí, desconcertados. Theron seguía sin abrir los ojos, pero ahora parecía más relajado, como si hubiera entrado en un estado de meditación.

Creo que es mejor que os vayáis - dijo Theron en un tono tranquilo, pero firme.

Pyke y sus amigos dudaron por un momento, pero luego se lanzaron hacia Theron, decididos a vencerlo por la fuerza. Sin embargo, Theron continuó esquivando cada golpe con una facilidad sorprendente, moviéndose de un lado a otro con una agilidad que parecía sobrenatural.

Jiren observaba la escena con asombro y admiración. No entendía cómo su tío era capaz de hacer todo eso, pero estaba claro que aquello no era algo normal.

Pyke y sus amigos finalmente se dieron por vencidos y huyeron del lugar, dejando a Theron y a Jiren solos en el callejón.

Theron se acercó a Jiren. Lo primero que hizo fue recoger su bolso con todas sus pertenencias que estaban desparramadas por el suelo, y se lo colgó en la espalda.

¿Estás bien? - Le preguntó a Jiren en voz baja.

Creo que sí - Respondió Jiren entre sollozos. Tenía una mezcla de emociones inexplicables después de todo lo que acababa de pasar.

Theron la cargó en sus brazos con delicadeza y se marchó de vuelta a casa.

Más tarde ese día, Theron y Jiren estaban en el salón de su casa. Ese día Kael pasaría la noche fuera de casa, con unos amigos en una fiesta de despedida por su enlistamiento acelerado. Jiren tenía demasiadas preguntas en la cabeza que no sabía ni qué decir.

Theron le había limpiado ligeramente la sangre que tenía en las heridas y le había aplicado un poco de hielo en el pómulo derecho, el cual lo tenía muy inflamado. Mientras Theron se lavaba las manos, Jiren comenzó a saciar su curiosidad.

- ¿Cómo me encontraste? Literalmente me persiguieron por más de un kilómetro - preguntó.

- Siempre supe que esos muchachos te molestaban, así que simplemente decidí ir a buscarte el día de hoy. Justo cuando llegué, alcancé a verlos corriendo, así que los seguí - respondió Theron.

Jiren quedó sorprendida. Ella y tío Theron nunca se habían llevado del todo bien, pero de un día para el otro él había decidido acompañarla durante la salida de la escuela. Era un cambio demasiado grande.

- No creas que fue por algo en especial. Solo escuché tu lloriqueo de anoche y me diste un poco de lástima. Nada más que eso - agregó Theron.

- Gracias - suspiró Jiren, pensando que recibiría otra respuesta por parte de su tío. Pero a pesar de ello, se sentía bastante reconfortante para ella que su tío se hubiera preocupado por ella.

- Y... ¿Qué fue eso que hiciste? Te enfrentaste a nueve tú solo - Jiren comenzó a bombardear a Theron con preguntas - Eran nueve tipos lanzando golpes, es una situación peligrosa hasta para un experto en combate, pero tú solo cerraste tus ojos y los dejaste en ridículo. Fue increíble ¿Cómo lo hiciste?

Theron suspiró y agachó la cabeza luego de escuchar la pregunta.

- No puedo decírtelo - respondió Theron - Quizá me precipité un poco...

- ¿Podrías enseñarme? - preguntó Jiren sin siquiera escuchar las palabras de su tío - Quiero ser capaz de defenderme de ellos. Quiero dejar de tener miedo.

Theron levantó la cabeza, como si aquella última frase de su sobrina le hubiera llamado especialmente la atención. Sin embargo, reflexionó nuevamente.

- Escúchame. No puedo enseñarte nada de eso. Lo tengo estrictamente prohibido - dijo dándose la vuelta y mirando fijamente a Jiren.

- ¡Pero podrías mostrarme aunque sea un poco, es decir, no necesito que me muestres todo, solo un poco y estaré bien! - exclamó Jiren, desesperada porque su tío accediera a enseñarle.

Así estuvieron un buen rato. Jiren insistiendo y Theron negándose, hasta que el tío finalizó la discusión con un fuerte grito.

¡TE DIJE QUE NO!

Jiren finalmente se resignó. No comprendía qué tan importante podría ser aquello como para que se negara de esa manera tan rotunda. Pero en ese momento recordó todo lo que había hecho su tío en aquel día. Nunca había mostrado ningún afecto hacia ella, pero aquel día le había salvado la vida. No podía seguir exigiéndole más.

De acuerdo. Lo siento, no quise molestarte - dijo Jiren mientras se levantaba de su asiento - Siento todas las molestias que te cause. Incluso desde que nuestra familia murió, sé que no ha sido fácil para ti tener que cuidarnos. De veras lo siento.

Theron quedó sin respuesta ante las palabras de Jiren. Ella nunca antes había hablado seriamente acerca del tema con él.

El resto del día transcurrió de manera normal. Jiren y Theron no volvieron a hablar luego de aquella pequeña discusión. Pero quien más reflexionaba acerca de ello era Theron. En ese momento recordó todo. Todo por lo que habían tenido que pasar Jiren y su hermano Kael. Sobre todo reflexionó en lo mucho que Jiren había sufrido la pérdida de su hermano. Kael, dentro de todo, había superado el trauma de una manera bastante notable en comparación con Jiren, quien no había día en el que no rompiera en llanto en su cuarto. De hecho, Theron llegó a pensar que nunca había visto a Jiren sonreír felizmente. Todos estos pensamientos lo confundían. Aunque él había pasado todo este tiempo tratando de negarlo, parecía que muy en el fondo, sí tenía algo de cariño por su sobrina.

Jiren preparó la cena como todos los días. Esta vez quería mostrar su gratitud hacia su tío de una manera especial, así que preparó una deliciosa tortilla de papas con verduras.

Mientras cenaban, ambos estaban en silencio. Theron seguía reflexionando sobre aquella frase que había dicho Jiren un rato antes: "Quiero dejar de tener miedo".

Terminaron de cenar y Jiren levantó los platos de la mesa, lavó todo y se preparó para irse a la cama. Pero justo antes de acostarse, su tío la detuvo con una sola frase que la estremeció:

- Voy a enseñarte un poco.

Jiren quedó paralizada por un momento. Se dio la vuelta con una expresión de sorpresa y emoción que no había mostrado en años.

- Pero con dos condiciones - continuó su tío - Primero, voy a enseñarte solo las bases de esta técnica. Si tú no logras comprenderlas, no es mi problema. Segundo, debes jurarme por lo que más quieras que no se lo dirás a nadie, ni siquiera a tus amigos. Si alguien se entera de esto, estarías metida en un problema grave. ¿Puedes jurármelo?"

Jiren sintió un escalofrío por todo su cuerpo. Esta sensación era algo que ella había olvidado por completo. Por fin, después de tanto tiempo, había encontrado algo por lo que emocionarse e ilusionarse.

- Lo juro, por supuesto - respondió sin siquiera pensarlo.

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