Esta historia trata de un niño el cual tenía un padre que tenía una tradición muy extraña que era lo que matas te lo comes un tanto extraño por así decirlo
pero, bueno.
Un cierto día, cuando este niño tenía 5 años, su padre lo sorprendió aplastando hormigas
El padre le dijo al niño seriamente con toda la tranquilidad del mundo.
-Lo que matas te lo comes
El niño lloraba y suplicaba, no entendía lo que pasaba, pero el padre era una persona sería y lo obligo a comérselas, el chico llora una y otra vez, pero al final tuvo que hacerlo porque, era su padre, así que lo hizo.
Dos años después, cuando el chico tenía 7 años, estaba
jugando con el arco y flecha el patio trasero de la casa
después de un rato el niño vio aún pajarito y sin dudar le disparo, el pájaro murió al instante y su padre estaba vigilándolo desde la casa y le dijo trae ese pajarito dentro de la casa, el chico lloraba llevando el cadáver del pájaro en la mano su padre le dice:
¿--Sabes cuál es la tradición?
--¡No Papa, No Por favor!
--Sí, si sabes cuál es la tradición, lo que matas te lo comes.
Empezó des emplumar al cadáver y obligo al niño a comérselo, el niño protesto por 2 horas hasta que finalmente se lo comió.
Su padre lo miraba acentuando con la cabeza.
Corto una pata y la llevo a su boca, el chico lloraba y contenía las ganas de vomitar, pero su padre lo vigilaba.
Corto el ala del pájaro, el sólito y lo llevo a su boca, se sentía gomoso y rasposo con los huesos en la boca, el niño lo quiso vomitar, pero ahí estaba su padre vigilando, así que no pudo hacerlo, siguió hasta que el padre se retiró.
El chico no odiaba a su padre por su costumbre, ya que… Era su padre y era bueno con él, A tal grado
que cuando vieron una película en la que aparecía un cachorro, el padre al ver la mirada del niño feliz cuando vio al cachorro decidió comprárselo.
Le dio el cachorro los años pasaron y el chico tenía 16 años le rogó un auto, al final le dio un auto un día el chico iba conduciendo borracho mientras estacionaba
escucho a su perro el chico llorando se bajó del carro y vio a su perro muerto el chico llora con el cadáver de su perro entre sus manos cuando entro a su casa encontró a su padre entre la oscuridad el cual dijo:
--Ya sabes la tradición lo que matas te lo comes
El chico peleó con su padre hasta poder escapar, el chico estuvo desaparecido 2 días hasta que se rindió y volvió. Su padre lo esperaba. Lo agarro en la nuca y lo llevo a la cocina, ahí estaba el cadáver de su perro cocinado con una manzana en su boca, el papa como siempre lo obligo a comerse el cuerpo de su propio perro. Y le dijo:
--Aquí está la cena
Coloco al perro en la mesa, el joven se lo devoro, tenía hambre y no le quedaba más. Comió hasta que no pudo más, un pastor alemán es demasiado.
Después de un tiempo el chico sentía que no podía más, el chico estaba aborde de la locura, tanto así que intento escaparse esa misma noche el chico vio a su padre en las escaleras con un tono gracioso le dijo:
¿--A donde vas?
El chico intento racional con el padre, pero la respuesta del padre era la misma No.
El chico tuvo un enfrentamiento con su padre, era más fuerte, obvio, pero luego de unos momentos su padre cayó desde las escaleras rompiéndose el cuello, su padre murió ahí mismo, su hijo lloraba y repetía una y otra vez ¡te odio papa!
¡Te odio! El chico fue por una hacha y encendió el horno.
Los 95 años de mi abuela había llegado a su fin, la conocí desde muy niño por la razón de que vivíamos en la misma casa. Su herencia claramente estipulaba que aquella casa quedaba a mi nombre, pero que por respeto debía dejar los cuadros y muebles donde estaban.
Siempre que de niño iba al segundo piso a llevarle una sopa a mi abuela cuando estaba enferma, pasaba por el pasillo mirando al suelo para no tener que ver el horrible cuadro colgado en la pared. El cuadro de una anciana de mirada penetrante.
Nadie nunca me contó algo de ella, pero como exigía la herencia, no debía mover el espantoso cuadro de su lugar.
Un día, como cualquier otro, me levanté a preparar mi desayuno, y casi me llevo un susto con el cuadro. Veía a la nada con una mirada tan tétrica … Parecía que había cambiado el gesto que mostraba normalmente, frunciendo el ceño, como intentando ver algo a lo lejos. Era sumamente espantosa.
En medio del susto, solo, reaccione echándole una sábana encima que quedó colgando de tal forma cubría el cuadro. Durante todo el día me pasé por el pasillo sin tener que ver ese rostro mirándome
Ya al caer la noche, pude escuchar un ruido muy sigiloso. Al salir al pasillo para ver de dónde había provenido el ruido, pude notar que la sábana se había caído. Mi corazón dio un vuelco. Ahora el rostro de la
anciana me estaba sonriendo de una manera macabra, mostraba sus malgastados dientes y se notaba exageradas arrugas en su rostro. Realmente no sabía por qué mi abuela apreciaba tanto ese cuadro y me intrigaba más que ella no lo encontrará horrible. Fue un martes por la mañana cuando casi me da un infarto por algo que llegue a ver.
Estaba desayunando mi clásico café y empanado de pollo, al momento que noté una cabeza asomándose por el extremo de la puerta para verme.
Pegué un grito que se debió de haber escuchado en toda la cuadra, a la par que la cabeza se escondió rápidamente. Salí al pasillo a ver qué era lo que había pasado, pero no vi nada: nada aparte de ese horrible cuadro, que de nuevo había cambiado los gestos de su rostro
Estaba sería.
Yo sabía perfectamente que esa cabeza que había visto era la de esta mujer, no sé cómo, pero había estirado su cuello para vigilar lo que hacía.
La noche siguiente decidí hacer algo más inteligente.
Coloque una cámara delante del cuadro, con la intención de comprobar si era de este, de dónde salió la cabeza, o si en verdad el cuadro hacía movimientos extraños. La dejé grabando tres días, en los cuales salí fuera de Lima a otro departamento de mi país. Al tercer día, subí directamente al segundo piso para ver
subí directamente al segundo para ver las condiciones del cuadro y de la cámara. El cuadro cambió una vez más, ahora estaba enojada, tenía una expresión llena de rabia y de furia, sus ojos brillaban de odio... ¿Por qué?
Pasé a revisar lo que había capturado mi cámara en los tres días que estuve ausente. El primer día no hubo movimiento alguno hasta que cayó la noche, pude ver claramente cómo la cabeza del cuadro miraba a los lados, quizá revisando si había alguien cerca, y después vi cómo estiraba su cuello y salía del cuadro.
El cuello se estira a mientras la cabeza de la anciana recorría todas las habitaciones, curioseando.
Cuando finalmente volvió a su postura, cambio su expresión a la de una sonrisa. A la mañana siguiente pude verla repetir el mismo procedimiento, solo que ahora, después de haber vuelto a su posición normal, empezaba a moverse más.
Estaba saliendo del cuadro.
Al salir completamente, vi que era una mujer extremadamente alta, ¡era el doble de mi estatura!; tenía que caminar agachada para no chocar con el techo. Pero su altura no se debía al tamaño de su cuerpo en sí, sino a que su cuello estaba estirado exageradamente.
La anciana se paseó en toda la casa, buscando algo … Gritando el nombre de mi abuela mientas sollozaba. Al regresar al cuadro, su expresión era una llena de odio–La que mantenía actualmente–.
Fue entonces que me harte. Me decidí por botar ese horrible cuadro; pero justo cuando lo retire de la pared, la anciana saco sus brazos a través del cuadro, pasa ahorcarme.
Sus dedos se clavaban en mi cuello a la par que me quitaban el aire, me estaba matando, no podía respirar. Estaba a punto de dejarme vencer cuando me liberé de milagro y arrojé el cuadro. La anciana regresó sus brazos dentro del cuadro y siguió mirándome con odio, ahora desarreglada.
Llamé de inmediato a mi padre para contarle lo sucedido. Sabía que no me creería, pensaría que me estaba drogando … No fue así.
– Hijo, ese cuadro … La anciana de ese cuadro, era tu bisabuela – me dijo mi padre a través del celular que nos comunicaba.
– ¿Mi bisabuela? ¡Eso no importa ahora, ¿No escuchaste lo que te dije?!
– Lo sé, es que … Ella murió de una manera peculiar – me dijo con dificultad mi padre –. Ella sufría de una depresión horrible. Un día no pudo más con su soledad y se ahorcó.
Esa noticia me impactó. Está bien, que mi bisabuela ahorcara era algo extraño y en parte triste, pero ella quiso matarme y me costaba explicarle ami padre lo que me sucedía. Le iba a colgar y buscar otra solución
Hasta que me contó una última cosa.
–Lo raro de ese cuadro, hijo, fue que lo pintó tu abuela el mismo día en que tu bisabuela se ahorcó, exactamente antes de que lo hiciera – me explico mi padre –. Bueno, fue a petición de tu bisabuela que ella lo pinto, pues según ella, a través de ese cuadro la cuidaría mientras viviera de cualquier persona que le quisiera hacer daño … Hijo, ¿Hay algo que?
---le corté el teléfono. Fácilmente\, podría decir que hubo un problema en la línea.
Corrí al pasillo con ligereza. El cuadro estaba vacío, el rostro de mi bisabuela no estaba. Sentí en ese momento una respiración helada a mi espada. Ahí estaba ella.
La anciana extremadamente alta, ángel protector de mi abuela. Me miró unos segundos con esos ojos llenos de odio, llenos de maldad, llenos de venganza.
Ese cuadro veía todo, lo sabía, estoy seguro de que vio cómo yo le subía a mi abuela una sopa, una sopa cargada de veneno, y cómo hacía caso omiso a los gritos de ayuda que emitía en su agonía.
Ella sabía quién era el responsable de la muerte de mi abuela, y puede que mi abuela lo sospechaba, puede que esa sea la razón de por qué me demandó en la herencia que mantuviera el cuadro en la casa, puede que...
La anciana empezó a ahorcarme. Sentí que mi
respiración se cortaba hasta que empecé a escuchar pasos en la casa que se acercaban a las escaleras.
Mi bisabuela volvió rápidamente al cuadro con esa expresión de odio en su decrépito rostro. Era mi hermana, llegaba a casa, me había salvado la vida. Le pedí que tomara el cuadro y lo guardara en el sótano.
Y mientras se lo llevaba, pude ver a mi bisabuela haciéndome señas de muerte.
Nunca más volví a entrar al sótano, e incluso años después de estos sucesos, podía escuchar por la noche el ruido de la manija del sótano, siendo forzada, en vano, como si alguien quisiera salir de ahí.
Esta historia sucedió hace un tiempo. Todo comenzó con el incendio de una casa familiar, donde solamente sobrevivieron el padre y su hija, pero lastimosamente la madre murió. El padre era un patán y como no quería cuidar de su hija, se la entregó a su tía, la hermana de la mujer fallecida, ella recibió a la niña y la cuido como si fuera su propia hija, hasta tal punto en que su verdadero hijo y primo de la niña, sentía celos hacia la pequeña. Pero algo muy peculiar pasaba cuando llegaba la hora de ir a dormir... la niña formaba un escándalo por no querer estar sola, y por tal motivo su tía dormía con ella.
Un día fueron unas amigas de la tía a visitarla, y pudieron notar que estaba muy agotada por tantas posibilidades que tenía, por ese motivo, una amiga se ofrece a cuidar a la niña, la tía accedió con gusto y se fue a un hotel a pasar la noche con su esposo e hijo.
La niña en la casa de su amiga se comportaba de una manera extraña, ella se sentaba en la esquina de la casa y no hablaba… la amiga de la tía la quería entretener, pero no podía hacerlo, hasta que tuvo la idea de prestarle una cámara y se la entregó. La niña se alegró, y empezó a sacar muchas fotos por toda la casa. Pero como era normal en la hora de dormir, no quería quedarse sola. Entonces ella se quedó con la amiga de su tía. Durante la noche, mientras ambas dormían, la señora se despertó y observo la pequeña... esta se movía, hablaba y lloraba mientras dormía.
Ella pensó que la niña estaba teniendo una simple pesadilla y se volvió a dormir. A la mañana siguiente la señora le pregunto a la tía que le pasaba a la niña. Y fue cuando ella le contó que la madre se suicidó quemándose y quería morir junto con su hija. Al final del día la niña se despide de la señora y ella le regala la cámara, la niña feliz se despidió y se fue con su tía.
Esa misma noche, la niña se quería quedar con la tía como todas las noches a dormir, pero esta vez la tía le dijo que no y la encerró en su habitación, la pobre pequeña lloro y grito por horas, pero después no sé
escuchó nada, al otro día, la tía va a abrir la puerta de la habitación de la niña… Pero se llevó la terrible
Sorpresa de encontrarla muerta. Llamo a todos, y en la casa reino la depresión y tristeza.
La amiga de la tía que la cuido llorando se va a la habitación de la niña y ve la habitación, la tía le había hecho un lindo diseño, veía la pieza, y en la cámara ve la foto, empieza con la foto que saco en la casa de ella, después siguió con las que saco llegando a la casa de la tía, y cuando llega la última foto, se asusta de una manera, que siente un escalofrío en todo el cuerpo, se le pusieron los pelos de punta y se fue. La imagen que vio era esta.
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