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Amor En Línea.

Comienza el juego.

Es un viernes por la noche, el torneo de "Liga de dragones" está iniciando y Alejandra está preparada para su transmisión en vivo con miles de seguidores viéndola, por supuesto, usando su tan icónica máscara de gata porque no puede permitirse que algún amigo de su padre la vea "Perdiendo el tiempo" en juegos en línea y no estudiando para ser la nueva sucesora de Industrias Santamaría.

Llegó el tan esperado momento de definir esta partida y Queen Blue debe volver a ser la campeona de esta liga para poder llevar su carrera en los juegos a otro nivel. Ansiosa, maneja el mando de manera extraordinaria y no hay duda de que es una genio en esto. Sus compañeros de equipo la cubren y logra conseguir la victoria. Sus seguidores la felicitan dejándole tantos mensajes de cariño y ella agradece mandando saludos con su seudónimo "Queen Blue".

Terminando la transmisión, por fin puede quitarse la máscara y reposar su postura para poder meterse a la ducha y ponerse el pijama. Le gusta quedarse en el móvil viendo las tendencias y los comentarios sobre su nueva victoria, pero hay uno que le llamó mucho la atención: "Eres buena, pero conmigo podrías ser mejor". Era el comentario de alguien a quien ella en silencio había admirado por más de 5 años. Solo sonrió y al poco tiempo se quedó profundamente dormida.

Al siguiente día, su ama de llaves llamó a la puerta. Era de esperarse que no pudiera tener algo de paz sin tener que estar satisfaciendo a su padre y a la Élite.

«Señorita Alejandra, su padre la necesita para un almuerzo que parece ser sumamente importante», le dice Aida.

«Sí, sí, ya bajo», responde ella.

Se miró al espejo después de ducharse e hizo lo posible por cubrir sus ojeras luego de una larga noche de aventura en su ordenador. Se vistió con la etiqueta que su padre le hacía lucir y salió a toda prisa.

Estando almorzando, su padre le presentó a unos amigos, accionistas del grupo Acosta. Eran dueños de la mitad de los restaurantes y ambiente disco de la ciudad. Quería que su fabulosa Alejandra tuviera una cita con el sucesor para "Reforzar vínculos", pero él no era para nada del agrado de Alejandra. Era tan egocéntrico que si pudiera, él mismo se la chuparía. Era repugnante y poco agraciado.

Alejandra no pudo negarse, así que accedió a salir con él, pero con la condición de que fuera solo una vez. Claramente, su padre la miró con mala cara y aceptó. Iba camino a casa de su madre, que vivía cerca. Se había divorciado hace un par de años de su padre. Arreglando su cabello cerca del andén, le llegó una notificación a su móvil. Al revisarlo, vio que era de su coach de equipo.

"Neil Pérez quiere hacer una colaboración contigo para la próxima fecha de clasificación. Estaríamos encantados si pudieras hacerlo".

Al ver esto, Alejandra sonrió torpemente como una niña pequeña con juguete nuevo. No podía creer que la persona que admiraba tanto quisiera trabajar con ella. Se apresuró y, como loca, buscó el perfil de Neil otra vez. Lo hacía cada vez que podía para ver sus fotos, donde se evidenciaba lo guapo que era. El problema es que él no tiene ni idea de cómo es ella. Nadie la conoce sin esa máscara.

El momento que esperaba.

Alejandra no se hizo esperar, así que de inmediato le respondió a su entrenador: "Hagámoslo, claro". Siguió sonriendo como tonta y al fin llegó a casa de su madre.

«Hola mamá, qué bien huele por aquí ¿acaso estás cocinando para mí? ¿Ya sabías que iba a venir?», dijo Alejandra con gran alegría.

«Siempre tengo que tener comida preparada porque siempre estoy esperando a que puedas venir a verme, cariño», respondió Amanda, devolviéndole la sonrisa y dándole un cálido abrazo a su niña que casi no ve.

Alejandra siente un profundo amor por su madre y siente que debe protegerla, ya que después del divorcio, su despiadado padre la dejó sin nada y ella se siente culpable aunque no lo es. Sin embargo, siente un profundo alivio de que su madre se haya liberado de ese señor que dice ser su amoroso padre.

«Vamos, come, bebé, no te veo nada bien», dijo Amanda.

«Sí, mamá, he estado muy ocupada y la liga me dejó exhausta», respondió Alejandra.

La única que sabía sobre su vida gamer era su madre, que la apoyaba en todo.

«Debes bajarle, amor. Sé que quieres llegar lejos, pero ¿es realmente necesario que te exijas tanto? Después de todo, eres ya la primera chica que ha llegado tan lejos. Debes cuidar tu salud, Alejandra. Ya no eres tan joven y ni siquiera tienes pareja», dijo Amanda.

«Vamos, mamá, espero que no me des sermones como los Santamaría. No quiero casarme, entiéndelo», respondió Alejandra poniendo los ojos en blanco.

Después de un rato, saliendo de casa de su madre, Alejandra se dirige a una panadería a comprar sus ponqués favoritos. Se dirige al mostrador y ve que hay personal nuevo.

«Buenas tardes, ¿me da por favor dos pudines de mora dulce y un café?», pide amablemente.

«Por supuesto, señorita, en un minuto», respondió la trabajadora del mostrador con una sonrisa en el rostro.

Salió muy feliz de allí con su pedido y se dirigió a casa. En su habitación, el timbre del móvil llenó todo el espacio. Era su entrenador.

«Queen, la reunión será mañana a primera hora», dijo Alex.

«Wow! No esperaba que fuera tan pronto. Está bien, gracias Alex», respondió Alejandra con cara de sorpresa y el pulso muy acelerado.

Alejandra se despertó a la mañana siguiente antes de que su alarma sonara, pues casi no durmió de la emoción. Sin embargo, sabía que no se podía sacar la máscara aún, lo que le dio una especie de seguridad.

Se arregló apresuradamente y corrió a la oficina de Gzgamers, el equipo que le dio toda la confianza de ser capitana y mano derecha de Alex. Saltó del coche y subió rápidamente las escaleras. Se arregló su ropa y cabello antes de entrar por la puerta. Aunque allí estaban todos, todavía faltaba Neil.

En seguida, sintió una cálida mano en su espalda y como un susurro escuchó: «Buenos días, disculpen la demora, había mucho tráfico». La voz de Neil Pérez era como ella la imaginó, cálida y poderosa al mismo tiempo. Alejandra dio un paso al costado para permitirle entrar y él le respondió con una amplia sonrisa.

«Buenos días Queen Blue, es todo un placer por fin conocerte», dijo cortésmente Neil.

Pero Alejandra solo quedó boquiabierta al ver esos ojos café claro y sonrisa deslumbrante. Gracias a Dios que tenía esa máscara y nadie pudo ver su expresión tan torpe. Cuando volvió del trance, solo estrechó su mano ligera con la firmeza que podía.

«Un gusto conocerlo también, señor Neil», respondió al fin Alejandra.

Tan cerca de mi

Estando en la reunión, Alejandra hacía lo posible por concentrarse, pero justo tenía en frente a su Dios de los videojuegos. Lo veía con el rabillo del ojo cada vez que podía y lo disimulaba bien, teniendo esa estúpida máscara de gata que debía usar para proteger su identidad y la de su padre. Por supuesto, la de Industrias Santamaría, en la que más temprano que tarde sería la nueva presidenta.

Al otro lado, Neil, que tampoco estaba del todo concentrado, ojeó de vez en cuando a Alejandra. Aunque no podía ver su rostro, sí notaba sus imponentes y delicadas curvas que se asomaban ligeramente bajo ese traje a medida. Tenía la camisa un poco abierta y lograba evidenciar su clavícula, su cuello alargado y un poco de sus pechos redondos.

Alejandra, sumida en sus propios pensamientos, no se dio cuenta de lo que causó en Neil Pérez, tan torpe como siempre.

Iban siendo las 11 am cuando terminó la larga reunión donde tocaron puntos importantes de la competencia. Seguiría transmitiéndose en vivo, pero esta vez ambos estarían en la misma habitación. Esto le emocionó tanto a Alejandra que no pudo evitar sonreír y esperarlo con ansias. Después de todo, es lo que había querido desde hace un tiempo.

Tomó sus cosas y fue caminando hacia las escaleras, pero Neil logró alcanzarla.

<> dijo Neil, sonriéndole.

<> respondió ella con el pulso a mil y haciéndose la fuerte, pues no podía permitir que la viera tan vulnerable.

Neil bajó primero y Alejandra solo pudo embobarse mirando su espalda tan fuerte y bien definida. No podía creer que fuera uno de los mejores jugadores de “Liga de dragones”, pues todos los que conocía eran personas viejas y poco agraciadas, ratones de biblioteca y nerds. No podía creer que alguien fuera tan bueno en esto luciendo así de bien.

Alejandra estaba guardando sus cosas en el auto cuando le llegó otra notificación al móvil: “Le pedí tu número personal a Alex, espero que no te moleste, pero quiero cuadrar algunas otras cosas contigo personalmente antes de nuestra colaboración. Lindo día. Neil Pérez.”

Ella no pudo contener la emoción e hizo un gesto de victoria, subió al auto y fue a casa a cambiarse antes de ir a la oficina de su padre.

Se puso una falda tubo a las rodillas, botas de punta negras y una blusa con escote en V. A su padre no le agradaba mucho que se pusiera algo sexy, así que debía mantener cierta compostura apta para una presidenta.

Llegó a la oficina, saludó a Andrea, la secretaria de su padre, antes de entrar al despacho. Al entrar, se dio cuenta de que estaba sola. Se puso a llenar documentos y firmar papeles hasta que cayó la noche.

Fue un día algo emocionante pero largo, así que fue a su panadería favorita y esta vez pidió un batido de fresa con galletas de chocolate. Había cambio de turno del nuevo personal, así que le tocó esperar un poco más por su pedido. Cuando al fin se lo entregaron, Alejandra no podía creer a quién tenía en frente del mostrador. Era su Dios de los videojuegos. Resulta que el atractivo Neil Pérez era parte del nuevo personal.

<> dijo Neil, ebosando una enorme sonrisa.

Alejandra se quedó perpleja y trató de recomponerse lo más posible para que no pareciera raro.

<> respondió Alejandra de manera un poco fría para disimular. Giró sobre sus talones y salió a toda prisa de allí.

Por su parte, Neil la quedó mirando confundido, pues su voz le resultó familiar, sin mencionar esa atractiva y delicada figura. Inconscientemente repasó en su mente el encuentro con Queen Blue en esa mañana. Sacudió su cabeza para sacarse esa idea de la mente y continuar trabajando.

Caminando a toda prisa por el andén, Alejandra no podía creer que su galán estuviera trabajando en su panadería favorita, que estaba muy cerca de casa. Era algo que no se esperaba para nada.

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