...Nunca pertenecí a ese grupo de personas que piensan que todos nacemos con un destino ya elegido, yo pensaba que cada quien era dueño de su destino, pero me di cuenta de qué... Mi destino siempre estuvo en las manos de mi peor enemigo, un enemigo que en muchos otros casos sería un aliado....
...***Intenté cambiarlo pero... Todo me lleva de vuelta al mismo lugar, todo me dice "debes aceptarlo". Pero, ¿Cómo voy a aceptar que mi destino fue escrito con la sangre de mis venas? ¿Qué me pierdo en un vacío de almas en pena, sin ser una de ellas? ¿Qué una versión de mí será quien me haga pagar por mis pecados ¿Cómo voy a aceptar que las rosas del jardín de mi alma se marchiten?...
...Nací para morir en vida y renacer en la muerte.***...
...⚠️⚠️⚠️Si deseas continuar la historia primero déjame advertirte que contiene violencia, torturas, espíritus, amor lésbico, asesinatos, venganzas... Todo esto siendo muy explícito....
Algunas personas este tipo de contenido podría agobiarlas o incomodarlas. Si perteneces a ese grupo de personas te aconsejo que no la leas. Si decides hacerlo pues no hay problema, es solo una advertencia.⚠️⚠️⚠️
Otra cosa... Quizás sea muy diferente a lo que estás acostumbrado a leer.
Mi madre me odia, pero yo solo tenía 10 años, no lo sabía, tampoco me lo imaginaba... Es mi madre ¿Cómo podría odiarme?
Me presento, ***soy Nélida Campo Mina, ahora tengo 23 años y estoy... Creo que no puedo mencionar eso ahora, pero si me acompañas y escuchas mi historia hasta el final podrás saberlo.
Nací en el año 1993 en Guasca. Sí, así se llama el pueblo donde nací, queda cerca de Bogotá y es lindo.
Mi familia era pobre, pero jamás me acosté sin comer.
Me fascinaba bailar y no me daba pena demostrarlo, todo lo que hacía lo hacía bailando.
No estudiaba porque... Mi madre creía que las mujeres nacimos para ser buenas esposas. "estudiar es una pérdida de tiempo" me decía, pero eso jamás destruía mi deseo de aprender y ser diferente a ella.
—Papá —digo con un tono bastante entusiasmado.
—Dime pequeña —me responde con un tono suave y cálido.
—¿Alguna vez te dije que quiero ser como ella? —Le digo mientras le señalo a una escultura de porcelana, una bailarina con un hermoso moño, un hermoso vestido y unos hermosos zapatos.
—Me lo dices cada noche cariño.
—Y ¿sabes que es lo que necesito para ser como ella papá?
—¡Dinero! —Dice mi "madre" interrumpiendo nuestra conversación.
Siempre era igual, encontraba la manera de hacer cada momento de mi vida horrible, cada momento que debería ser lindo.
—Para eso necesitas dinero, continúa —nosotros somos pobres, a duras penas tenemos para comer, deja de meterle esas ideas en la cabeza a la niña.
— No son ideas, es su sueño, una ilusión que tiene como cualquier otro niño de su edad —le responde bastante disgustado —. ¿Crees que hay algo malo en tener ilusiones?
—Somos pobres, ¿cuántas veces debo repetírtelo? Debes enseñarle el mundo como es, va a terminar trabajando día y noche al igual que nosotros y el dinero no le alcanzará para nada más que comer, esa es la vida que nos toca.
"Los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres"
—Es la vida que nos tocó a nosotros dos —mi padre se enoja cada vez más —, pero nuestra hija, nuestra hija va a ser alguien diferente, va a tener un mejor futuro.
—¿Y qué es lo que te hace pensar eso? ¿Quién te garantiza que va a ser así?
—Yo me voy a encargar de eso.
Debo interrumpir esta conversación, me dolía mucho verlos discutir y todo porque sentía que yo era la culpable de todas sus discusiones.
—Mi papá me ha dicho que tener un sueño por el cual luchar es un impulso suficiente, y que la esperanza es lo último que se pierde —dije con toda la intención de detener la discusión.
— Vamos a dormir ahora, ya es tarde —me dice mi madre antes de irse a la habitación que compartía con mi padre.
Nunca logré entender su personalidad, ¿por qué era tan cruel y fría conmigo? Era su hija, ¿por qué me traería al mundo para darme esta trato?
—¿Terminas de contarme la historia que me contabas la noche de ayer?
— Por supuesto que si, mi pequeña bailarina —saca su libro de cuentos y continúa con la historia —... Así empieza.
Todo lo que sé lo he aprendido gracias a María. No estudio, pero ella se ha encargado de enseñarme lo básico... Sé leer y escribir,
María me trataba mucho mejor que mi propia madre, era la persona más buena que conocía. Solía salir con ella y ella me enseñaba cosas.
Ella era una chica de Bogotá, pero venía cada fin de semana aquí.
—Entonces, ¿los animales que comen carne se llaman carnívoros?
—Así es —responde María con esa sonrisa que la caracteriza.
— Y los animales que comen carne se llaman carnívoros.
— Sí, así se llaman.
— Y los que comen de todo se llaman omnívoros.
— Vaya, qué inteligente eres.
— ¿Entonces los humanos somos animales omnívoros?
— Podríamos decir que sí.
Mi padre trabajaba en una finca sembrando y cuidando las cosechas.
—¡Jefe! —grita para llamar la atención de su jefe, quien está supervisando todo.
—Julio, ¿qué te pasó amigo? ¿Todo bien?
—Todo está muy bien jefe, solo, necesito pedirle una cosa.
—¿Qué es? No me digas que quieres renunciar eh.
—No jefe, al contrario, necesito que me deje trabajar más, se quita su sombrero y lo sostiene en sus manos.
—¿Quieres trabajar más de lo que ya trabajas? —Cuestiona el jefe.
—Hace poco hablé con María, la señorita que viene a veces a enseñarle cosas a los niños, ella estaría dispuesta a llevar a mi pequeña a la ciudad para qué estudié, necesito el dinero para el viaje jefe, y además necesito pagarle a María para la comida y todo lo necesario para mi pequeña.
—De tantas personas que hay en esta comunidad, eres el primero que escucho decir que quiere enviar a su hija a la ciudad para que estudie.
—Usted lo sabe, yo lo sé, todos lo sabemos, si no sale de aquí no tendrá un futuro, no quiero que mi pequeña termine como yo.
—Te admiro Julio —dice mientras le da palmadas en el hombro a mi padre— eres un gran padre, y ¿sabes qué? Te voy a regalar el dinero para el viaje de la pequeña.
—¿En serio jefe?
—Por supuesto, eres un gran trabajador, además se nota que tu hija es muy inteligente, esa pequeña merece un buen futuro, y sí está en mis manos ser parte de eso, lo voy a hacer.
—Gracias jefe —le dice mientras lo abraza y llora—, muchas gracias.
—No es nada.
Ese día al llegar a casa lo primero que hizo mi padre fue contarme la noticia, estaba tan entusiasmado.
— Mi pequeña —dice mientras entra entusiasmado a la casa.
—Papá —lo recibo con la misma emoción.
—tengo para ti la mejor de las noticias.
— ¿Qué es papá? Dímelo pronto.
—Irás a estudiar a la ciudad.
Me alegré tanto que empecé a saltar y a gritar. Mi mamá se percata de eso y quiere saber a qué se debe el alboroto.
—¿Por qué tanto escándalo? —Dice mientras está parada justo en frente de nosotros con la mano en su cadera.
—Por fin voy a ir a estudiar mamá —le dije pensando que estaría feliz por mí.
—¿Qué? ¿Cómo es eso posible? —Le pregunta a mi padre.
—Voy a explicártelo más tarde.
—¿Por qué no ahora?
—Porque no quiero que arruines el momento (toda conversación que tenían eran discusiones)
Mi padre se ha ido a su habitación y mamá lo sigue.
—Julio, explícame esto, te recuerdo que a duras penas comemos, ¿cómo te vas a encargar de los gastos?
—Ya me encargué de eso, por favor no le arruines este momento de felicidad a mi pequeña.
—Esa niña juega contigo como un peón.
—No quiero discutir contigo —se prepara para bañarse —, voy a bañarme.
Cuando mi papá se va a dormir, ignora cada una de las palabras de mi madre. Ella se acuesta luego disgustada.
Una noche más en la que se van a dormir cansados uno del otro.
Los días pasan y por fin llega el día.
Estaba allí con mi padre, mi madre y María. Mi padre está hablando con María y mi madre aprovecha para decirme algo.
—No sé cómo convenciste a tu padre de esto —me toma del brazo con fuerza —, pero ahora vamos a tener más problemas económicos por tu culpa y tu estúpida idea de estudiar.
—Pero yo no se lo pedí.
—A mí no me mientas, pronto te vas a dar cuenta de que tu destino es seguir los pasos de tu padre y yo.
—Nélida, ha llegado el camión, ¿Estás lista para irte? —Dice mi padre dejando notar lo entusiasmado que estaba por mí.
¿Qué más puedo hacer que darle una cálida sonrisa a mi madre?
—Mi pequeña bailarina —me besa en la mejilla —, antes de irte, quiero que me prometas una cosa.
—Lo que tú quieras, papá.
—Prométeme que serás una buena estudiante y sin importar que pase jamás abandonarás tus estudios y tu ilusión.
—Jamás papá.
—Repite.
—Jamás voy a abandonar mi sueño papá.
—Excelente mi pequeña, ahora ve y llena a tu padre de orgullo.
—Voy a extrañarte papá.
—Yo también mi niña, yo también.
Me apresuro, tomo la mano de María y subimos al camión.
María hacía mucho por mí, ella me quería más que mi propia madre... ¿Por qué?
El viaje para mí fue algo sorprendente, era la primera vez que salía de mi pueblo.
Pronto llegamos a la ciudad, me bajé muy apresurada del Bus, María tuvo que detenerme porque era peligroso salir corriendo de esa manera en una ciudad tan concurrida.
—Oye —dice María tomándome con fuerza del brazo —, no puedes salir corriendo de esa manera, es peligroso.
—Perdón, es que me emocioné.
—No te preocupes, solo ten más cuidado para la próxima, ¿está bien?
—Está bien... Y ¿dónde vives?
—Mm, está algo lejos, tenemos que caminar un poco.
—No hay problema.
Luego de caminar un rato, María se detiene frente a una pequeña tienda y la contempla.
—¿Qué es ese lugar? —le pregunté, pues nunca había visto algo similar.
—Es una panadería.
—Y, ¿qué es eso?
—Un pequeño lugar donde hacen el pan y otras delicias, aquí venden las mejores donas de la ciudad, mi papá solía traerme cada sábado cuando era niña.
—Qué es una dona?
—¿Por qué no entramos y compramos algunas? Una para ti, otra para mí y las demás para las otras niñas del convenio.
—¿convenio?
—Ese es el lugar donde vivirás, hay muchas niñas allí, pero eso lo verás más tarde, ahora vamos por esas donas.
Entramos al lugar.
Estoy tan sorprendida con la decoración del lugar.
Pego mi rostro en la vitrina del lugar, viendo las tantas delicias que había en él, estaba sorprendida, era algo que nunca había visto.
María recibe la caja donas, las mira y dice:
—En esta caja hay 8 donas, una para ti, otra para mí y las otras son para las 6 niñas que yo cuido en el convenio.
—¿Solo son 6?
—No, hay muchas, pero están divididas en diferentes zonas, en mi zona están niñas huérfanas, pero contigo hice una excepción, porque quiero que estés conmigo.
—Estoy segura de que eso es lo que mi padre quiere.
—Y yo también.
Después de caminar un poco llegan al convenio, al llegar un grupo de niñas saltan de la emoción y corren hacia María.
—María, por fin has llegado —grita una niña rubia de ojos azules.
—Así es, y traje donas conmigo.
—¿Tú debes ser Nélida, verdad? —me preguntó con una sonrisa.
—Así es, ¿y tú eres?
—Yo voy a ser tu compañera de cuarto, me llamo Chleo —dice dándome la mano.
—Niñas —interrumpe María —vamos a comer unas donas y luego vamos a contar historias.
—Yo solía hacer eso con mi papá —le susurré a Chleo —, todas las noches.
—Vaya, debe ser lindo.
—No tienes papás, verdad?
—No.
—¿qué pasó con ellos?
—No lo puedo recordar.
—Vamos —continúa, cambiando de tema de forma repentina —, te mostraré el lugar, luego de la cena.
En la cena había mucho comida, bueno, o tal vez a mí se me hacía demasiada.
—¿María, puedo mostrarle el lugar a Nélida? —pregunta Chleo en medio de la cena.
—Ya está muy tarde niñas, mañana podrán hacerlo.
—mañana vas a conocer mi lugar preferido en todo el convenio —me susurra Chleo.
—¿Y cuál es?
—Es una sorpresa.
Al terminar de comer Chleo me toma de la mano y me lleva corriendo a una habitación.
Entramos corriendo al cuarto y Chleo se sienta emocionada en una de las camas, sonriente.
—esta va a ser tu cama, la mía es aquella.
—realmente se ve muy cómoda, en mi casa no tenía una cama tan grande y bonita.
—entonces este lugar te va a gustar más de lo que yo pensé, hay muchas cosas maravillosas aquí. Por ejemplo, mañana es tu primer día en la escuela, así que yo me encargaré de darte el recorrido.
—suena genial.
—¿Sabes leer y escribir? ¿Verdad?
—sí.
—pero si nunca habías ido a la escuela antes, ¿cómo aprendiste?
—María me enseñó muchas cosas y mi papá también me enseñaba algunas otras cosas.
—¿y tu mamá también?
—ella no tenía tiempo, trabajaba mucho.
Realmente mi mamá no pasaba mucho tiempo conmigo, la excuso con el trabajo, pero lo padre trabajaba mucho más que ella y aun así pasaba tiempo conmigo. Así que creo que a ella simplemente no le gustaba.
En ese momento, María entró a la habitación con una sonrisa.
—se fueron antes de la hora del cuento.
—es que tenía muchas ganas de enseñarle nuestro cuarto a Nelly.
—¿Nelly? —preguntó María.
—sí —dijo Chleo antes de dirigir su mirada hacia mí para preguntarme —¿puedo decirte Nelly?
—sí —respondí —me parece un lindo nombre, ¿hay hora del cuento aquí?
—sí, cada noche —me responde María.
—entonces nos perdimos la hora del cuento.
—me temo que sí.
—pero puedes leerlo para nosotras de nuevo —le dice Chleo con una sonrisa encantadora.
—me encantaría, pero tienen que dormir ahora porque mañana tienen escuela, mañana contaremos otro cuento, y tu Nélida tendrás la oportunidad de leerlo.
—¿en serio? —le pregunté mientras sonreía.
—claro, pero ahora es la hora de dormir, ya es demasiado tarde.
—está bien.
—muy bien —nos dio a ambas un besito en la frente —hasta mañana niñas.
María se levanta de la cama, apaga las luces y sale de la habitación cerrando la puerta lentamente.
Aunque Chleo y yo no dormimos mucho esa noche, nos la pasamos hablando de muchas cosas.
La mañana llegó y todas las niñas estaban preparadas para irse al colegio, que no quedaba muy lejos del lugar en el que estaban.
Tomadas de la mano iban todas las niñas detrás de María, cantando una encantadora canción.
Hasta que llegaron a la escuela.
—mira, esta es mi escuela, bueno, nuestra escuela.
—es enorme —dije dejando notar mi sorpresa.
—¿te gusta?
—me encanta, es muy linda.
En ese momento, un hombre alto y delgado empieza a caminar hacia nosotras con una gran sonrisa, a pesar de que el hombre parecía ser muy amable, la sonrisa de chleo se desvaneció rápidamente.
— hola Chleo —saluda con una enorme sonrisa.
—hola profesor —le responde ella con algo de timidez y sin mirarlo a los ojos.
—¿y tú debes ser Nélida, verdad?
—sí, soy nueva aquí.
Le doy la mano al profesor, ¿es lo correcto? ¿No?
Rápidamente, Chleo me toma de la mano y me lleva al interior de la escuela diciendo "vamos a llegar tarde".
No puedo evitar quedarme viendo al profesor con intriga, me produce una extraña sensación.
Después de recorrer la escuela, Chleo y yo estamos en el salón de clase con el "profesor"
El profesor parece ser una persona bastante amable, pero al parecer todas las niñas parecen tenerle miedo.
Al final de la clase, el profesor me dice que debería quedarme al final de la clase para "adelantar" algunas cosas.
—Nélida, ya que estás atrasada, lo mejor sería que te quedaras al final de la clase para adelantar algunas cosas.
—sí, está bien.
Chleo me toma nuevamente del brazo y mueve su cabeza ligeramente, como diciéndome que no lo haga, luego mira al profesor y le dice:
—puede adelantarse conmigo.
—no estás lo suficientemente adelantada en la clase, pero puedes quedarte al final y adelantar esas cosas para que puedas ayudar a tu amiga, está bien?
—está bien, yo me quedaré.
— pero, puedo quedarme también —agregué.
—no, no puedes —me respondió ella en un tono muy serio.
—claro que sí puedo. Eres mi amiga.
—yo me voy a quedar, ve con las demás.
Por favor, sé que algo no está bien, aun así acepto lo que mi amiga Chleo me propone. Pero tengo una extraña sensación.
—está bien, iré con ellas, ¿pero no te tardarás verdad?
—no te preocupes, iré en cuanto termine, está bien?
—está bien, nos vemos al rato.
Aun después de lo que me dijo, de camino a casa le digo a María que si puedo regresar al salón de clases para acompañar a mi amiga Chleo, ella me dice que si, y así regreso al salón de clases.
Al parecer María conocía hace mucho al profesor, confiaba tanto en él que yo pensaba si ella confía en él, ¿Por qué yo no?
Que decisión más estúpida.
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