En cierto lugar, en cierto día, llegas a un edificio que te llama la atención, parecía una biblioteca, aunque un poco extraña, en el letrero decía: Raíces de los mundos, te acercas a la puerta y la abres, esta no estaba cerrada, por lo cual con un simple empujón esta se abre, no había ningún empleado a la vista, ni mucho menos personas.
Decides entras en busca de respuesta sobre este edificio que había aparecido sin previo aviso, te adentras cada vez más a este con cada minuto que pasa, había un sin fin de estanterías y en estas había libros que se desbordaban de historias, después de divagar un tiempo en este mar de historias llegas a un espacio rodeado de estanterías y en medio de todo, una mesa con varias sillas a su alrededor
En dicho sitio se encontraba un joven, llevaba varias carpetas entre sus manos llenas de papeles, él las tiró de forma brusca sobre la mesa logrando sacar todos los papeles sobre la mesa, parecían importantes para él, por curiosidad te acercas para intentar ver que era toda esa información —de nuevo movieron mis cosas esos dos, saben que esto todavía no está listo, recuerdo haberle dicho a los demás que tuvieran un ojo en ellos —exclamó el joven.
Comenzaste a acercarte más a él en busca de una mejor vista, pero, el joven sin previo aviso volteo a verte, tenía una mirada penetrante, esos ojos parecían saber la forma indicada de penetrar de forma tan exacta que parecía que juzgaban a cualquier persona, por un leve momento parecía que sus ojos brillan de un color dorado, pero cuando los volviste a ver eran negros como la oscuridad más profunda, puede que solo fuera un error de tu vista
El joven empezó a hablar en un tono vigorizado al mismo tiempo que en su cara se dibujaba una gran sonrisa —es sorprendente, llegaste hasta aquí sin ayuda de nadie, no creía que alguien que no fuera trabajador de aquí fuera capaz de hacerlo, pero te diré algo, el llegar es fácil, pero salir… si la tendrás difícil, si lo deseas puedo conducirte a la salida, pero claro, todo tiene un precio…
El rostro del joven demostraba arrogancia —aunque, si estás aquí, significa que entraste en busca de una lectura agradable, qué tal, si hacemos algo, me ayudas a ordenar esto, mientras tú lo ordenas a como tú creas que van yo te los leeré, este es un libro que todavía no está listo para su edición, más, sin embargo, la historia ya está lista, pero necesito ordenarlo antes de que se inicie a imprimir, así que ¿Qué opinas?
Esa pregunta es un tanto inútil, teniendo en cuenta que será más difícil volver y que no recuerdas el cómo llegaste aquí en un principio, no te quedan muchas opciones, así que decides aceptar, dicha condición, crees sentir alguna emoción ante tal artimaña —bien, tú tranquilízate, no estaremos aquí por mucho tiempo, a ver… empecemos con esta —el joven se estira para recoger varias hojas —ya sé cuál es, bien, la historia comienza…
En algún momento de la historia, en cierto lugar, existió un pueblo oculto en medio de un bosque, este estaba cubierto por una niebla densa, no se sabía que tanto abarcaba el bosque, más a nadie del pueblo le importaba este detalle, tampoco prohibían la entrada al pueblo a los extranjeros, muchas personas se fueron del pueblo y muchas más llegaron, gracias a esto el pueblo se mantenía vivo, tenía sus propias tradiciones, recetas, empleos, etc.
En este pueblo hubo gente que marco generaciones, tanto para bien, como para mal, al pasar de las generaciones se dieron cuenta de que este pueblo no poseía un nombre, se reunieron todas las personas para discutir el nombre que este llevaría, después de una larga discusión llegaron al acuerdo de llamarlo, Akala.
Después de pasar varios años, una nueva generación de niños ha nacido y con ellos nuevos ideales. Unos niños se estaban amontonando en una de las salidas del bosque, se les veía feliz y con algo entre manos.
Otro niño a la lejanía se percató de esto y se acercó a ellos y con una voz enérgica exclamó —buenas, ¿Qué hacen?
El niño estaba sonriendo, los demás respondieron de igual manera con una sonrisa y uno hablo —estamos planeando jugar un juego ¿Te apetece unírtenos?
El niño asintió con la cabeza de forma afirmativa, se podía notar su emoción —bien, jugaremos a las escondidas, uno tiene que contar y los demás se esconderán, no hay límites a la hora de buscar un escondite, si encuentras a alguien tienes que venir y decir su nombre mientras tocas el lugar donde contaste, pero, si alguien lo toca antes que tú él está salvado, esas son las reglas básicas para jugar ¿Comprendiste? —exclamó el otro niño.
—Sí, son reglas bastante largas a la hora de explicarlas, pero suenan bastante fáciles de seguir, pero, para esto, necesitarán saber mi nombre ¿No? Soy: Andrick, mucho gusto —Andrick se detuvo un momento y contó a todos los que tendría que buscar —son cinco a los que tendré que buscar ¿Me equivoco?
Una niña que sé que se encontraba ahí empezó a sonreír de forma maliciosa y luego empezó a hablar —pues si, te equivocas, aún falta uno, tampoco pienses que tú serás el que contara, aquí rige la regla: el que cuenta es el último que llega, así que te salvaste, por cierto soy: Camila.
Otra niña que andaba ahí también hablo un tanto irritada —es cierto, ¿Qué tanto hace que no vuelve?
El niño que había hablado antes vuelve a hacerlo —había dicho que solo iba a tomar agua, ya debe venir, a por cierto, Andrick, yo soy: Mark, la que es impaciente, es: Fernanda y el niño del que estamos hablando se llama: Ramón, solo te queda saber que la única que no ha hablado se llama: Rosa.
Los niños continuaron hablando hasta que llegó el que faltaba y con su llegada volvieron a empezar las presentaciones, luego de que estás terminarán, Ramón comenzó a contar y los demás se fueron a ocultar a un ritmo sorprendente, algunos se ocultaban dispersos por el pueblo y otros pocos se fueron al bosque, cuando, Ramón termino de contar se apresuró a buscarlos por el pueblo, miro detrás de las casas, en callejones, detrás de cercas, encontró a, Fernanda detrás de un árbol que estaba dentro de una casa, Rosa fue encontrada en un salón de la escuela, Andrick estaba comprando algunas chucherías en la tienda, Ramón también se detuvo a comprar lagunas y luego volvió a contarlo, para cuando volvió, Camila ya se había salvado —no puedo creer que se fueron a comprar —exclamo, Camila riendo.
—Oye, se tomaron muy literal lo de que no hay límites a la hora de esconderse, todavía no encontré a, Mark, nadie en el pueblo lo ha visto, puede que ni esté aquí —menciono, Ramón.
—Mark… si no mal recuerdo lo vi adentrarse al bosque antes de que fuera a la tienda —exclamo, Andrick.
Todos los niños se miraron unos a otros —¿Quién va a ir a buscarlo? Ese bosque es muy profundo, quien sabe que tanto tiempo ha estado ahí adentro —menciono, Camila.
Nadie se atrevía a ir hasta que, Rosa se empezó a adentrar sin titubear, después de adentrarse unos metros empezó a perder la noción del tiempo, más eso no le importaba, solo quería encontrar a, Mark en este punto.
Paso un tiempo deambulando hasta que empezó a escuchar el crujir de las hojas secas siendo pisadas por alguien, Rosa se acercó al sonido con esperanza de que fuera, Mark, pero, solo era un ciervo, se podía apreciar que él estaba observando algo era, Mark, estaba sentado recargándose en un árbol —¡Mark! —grito, Rosa mientras se acercaba a él.
Mark miró a, Rosa por unos momentos y luego se dio cuenta de que estaba haciendo, ella se había adentrado al bosque sin pensar en las consecuencias —¿Qué rayos haces aquí? Debiste haber planeado algo antes de venir aquí —Rosa se confundió al oír eso —¿Sabes cómo volver al pueblo?
Rosa estaba a punto de hablar orgullosa, pero, al voltear por dónde ella había llegado se mostró nerviosa, estaba claro que no tenía idea alguna de cómo volver —ya lo sabía, no pasa nada, ya está hecho, ven y siéntate junto conmigo, es más posible que alguien nos encuentre si no nos movemos del mismo lugar.
Rosa, sin comprender del todo lo que dijo, se sentó junto a, Mark a esperar a alguien, no se sabe con exactitud cuánto tiempo paso, ambos ya estaban hartos de esperar, pero no había más cosas que pudieran hacer —oye, Mark, ¿Podemos poner límites la próxima vez? —menciono, Rosa cayendo cada vez más dormida por el cansancio en el hombro de, Mark.
—Claro, aunque fue mi culpa que esto pasara, lo siento —exclamó, Mark, mientras colocaba una de sus manos en la cabeza de, Rosa.
—No te preocupes, en cualquier caso es divertido pasar el tiempo así, nada nos molesta… —Rosa cayó dormida en el hombro de, Mark.
—¡1, 2, 3 por, Mark! —resonó la voz de alguien detrás del árbol en dónde se encontraban, esta voz despertó a, Rosa de una forma apresurada.
Ambos niño miraron el otro lado con el temor de que pidiera haber al otro lado, en el otro lado del árbol solo observaron a, Ramón sentado con una cuerda amarrada a su torso, este solo se estiró y para luego levantarse —no pensé que esperar a que terminarán sería tan tedioso, vámonos.
Cuando, Ramón termino de decir esas palabras comenzó a caminar, los otros no tenían planeado quedarse ahí, así que lo siguieron, más tarde que temprano llegaron al punto inicial con los demás esperándolos, excepto por, Andrick que no se le veía en ningún lado.
Ramón se acerca al resto para que le ayuden a quitarse la cuerda que tiene amarrada al cuerpo, cuando se la quitaron él agarró otra cuerda que se encontraba ahí mismo y empezó a jalarla, después de un rato se escuchó unos gritos —¡Suéltala, yo puedo caminar!
Cuando la cuerda llegó se pudo apreciar a, Andrick amarrado de ella igual a, Ramón —¿Jugamos de nuevo? Rosa se las queda —exclamo, Ramón, emocionado.
Un, “no”, rotundo, se escuchó de todos.
—Qué aburridos.
La noche empezó a caer y todos regresaron a su casa, este fue un gran día, ningún niño resultó perdido, lo cual es raro, ya que de normal se pierden incontables en cada generación, felicidades por esta generación.
No estoy seguro de que día fue, ni cómo se sentía el clima en esa época, pero, si de algo estoy seguro es que esos niños ya habían madurado, bueno, al menos la mayoría, no solo crecieron de forma física, sino que también de forma mental, también aprendieron nuevas habilidades, esos niños eran ahora jóvenes a punto de empezar a hacer su propio camino.
Cierto día una joven se encontraba moviendo algo dentro del interior de un árbol, cuando, de repente, una voz resonó arriba suyo —¿Qué tienes ahí? —pregunto la voz con curiosidad.
La joven nerviosa volteó hacia arriba con temor de lo que pudiera estar ahí arriba, lo que había era un joven parado en la rama de un árbol, él usaba: una chamarra dorada y unos pantalones de vestir verdes, era demasiado llamativa cómo para no darse cuenta de que estaba antes ahí, pero, de alguna forma logro acercarse sin llamar la atención, el joven volvió a hablar, pero, en esta ocasión la miraba directo a los ojos —¿Qué haces tan adentro en el bosque? Podrías perderte si sigues así —la joven no supo el porqué, pero, al oírlo, un sentimiento de culpa recorrió por todo su cuerpo.
La joven agarró lo que estaba buscando dentro del bosque y se encaminó de vuelta al pueblo, el joven comenzó a perseguirla, más jamás piso el suelo, paso todo el camino por las copas de los árboles, saltando de rama en rama con tal precisión que parecía algo natural en él —no hace falta que me sigas, yo me sé el camino ¿No tienes otras cosas que hacer? No sé, ve y busca a otra persona que se adentró al bosque —exclamó la joven intentando ocultar lo que llevaba.
—Tranquila, yo sé cuándo hay gente dentro y además, hay algo en ti que se me hace familiar, pero, también hay algo diferente —menciono el joven mientras la miraba con detenimiento, la joven llevaba: una capa que impedía ver casi todo en ella o al menos así sería si supiera ponérsela, se veía de forma clara que llevaba un suéter blanco y unos pantalones negros.
La joven volteó a verlo y observó una cara familiar —¿Ramón?
— ¿Rosa?
El joven dio un salto y bajo de las copas, sin duda era él y la otra joven era, Rosa —nadie hubiera pensado que nos encontraríamos así, no te había visto en un rato, casi no te reconozco —exclamó, Rosa.
—Tienes razón, casi nunca nos veíamos, siempre éramos el amigo del amigo ¿Cómo te ha ido?
—Bien, así que tú eres del que la gente está hablando, te has vuelto popular en el pueblo por estar saltando entre las copas de los árboles ¿Es cierto que ayudas a las personas cuando se pierden en el bosque?
—Pues sí, los cargo y los llevo por las copas de los árboles, es más fácil que caminar por el suelo, en cualquier caso, ¿Cómo están los demás?
—Pues bien, no terminaría de contar si empiezo a hacerlo, a todo esto, me enteré de que te llevas bien con, Camila, ¿Hay algo entre ustedes?
—Somos familia —exclamo, Ramón en un tono seco.
—Oh… perdón por eso.
—No pasa nada, aunque me sorprende que no te hubieras enterado antes.
—Pues a decir verdad, no se parecen mucho, ella es muy rigurosa a la hora de hacer las cosas y tú, bueno, se dice que eres… ¿Cómo decirlo?, Distinto.
—Pero si hace un momento mencionaste que era famoso ¿Cómo es posible que ahora sea el raro del pueblo?
—Tampoco es muy normal lo que estás haciendo. En todo caso se espera grandes cosas de ella y tú… bueno, eres bueno cuidando a la gente que se pierde.
—Ya veo, bueno, en cualquier caso fue un placer volver a verte.
—Lo mismo digo, hasta luego.
Ambos se despidieron y se marcharon, cuando, Rosa se empezó a adentrar al pueblo, comenzó a hablar para sí misma —pobre, piensan tantas cosas de él y parece alguien tan bueno —tras terminar de decir eso empieza a buscar lo que tenía oculto, busco por un rato y no encontró nada.
Preocupada, empezó a recodar que hizo desde que la agarro, cuando de repente, Andrick paso por enfrente de ella llevando una caja, se notaba curiosidad en sus ojos, Rosa reconoció esa caja de inmediato, era lo que llevaba ocultando todo el rato, no imagina el cómo termino en sus manos, solo sabía que tenía que recuperarla, se acercó a él, llevaba: una camisa naranja y un short rojo, cuando, Rosa estuvo cerca de él hablo —hola, Andrick ¿Cómo estás hoy?
—Bien, ¿Cómo estás tú? —exclamo, Andrick de forma ingenua.
—De igual manera, ¿De dónde conseguiste esa caja? —pregunto, Rosa, un poco inquieta.
—No lo recuerdo, solo sé que me la dieron y ya… no, ahora que lo recuerdo me dijo algo antes de irse “dáselo a la persona adecuada y a nadie más”.
Rosa ya había llegado a la conclusión de que fue, Ramón, aunque no sabía en qué momento lo hizo —oye… ¿Me la puedes dar? Es que se parece mucho a una que perdí y quiero comprobar si es esa.
Andrick asiente con la cabeza de forma afirmativa, cuando estaba a punto de dársela, una voz resuena junto a ellos —qué aburridos son, eso no fue lo que te pedí, Andrick, saben, juguemos a algo… ya sé, juguemos a las atrapadas, yo correré y si uno de ustedes me atrapa se ganarán la caja —era, Ramón el que dijo eso.
Ni bien se dieron cuenta, Ramón ya se encontraba corriendo, Rosa no le dio mucha importancia, volteo hacía, Andrick y vio con horror que ya no tenía la caja, volteo de nuevo con, Ramón y ahí llevaba la caja en sus manos.
Ambos se echaron a correr tras él, haciendo de todo para acorralarlo, si lo acorralaban por ambos lados él lograba burlar a uno y seguir huyendo, en cierto momento lograron acorralarlo en un callejón con paredes que impedía el paso, pero él sin bajar el ritmo corrió por la pared logrando pasar al otro lado, ya no sabían si seguir tras él, ya que todo lo que hacían lograba esquivarlo, en cierto momento se encontraban en medio de la calle descansando, cuando alguien se les acercó —parecen cansados ¿Están bien? —era, Camila la que se encontraba ahí.
Andrick solo levanto el pulgar mientras tomaba bocanadas de aire —¿Seguros que están bien? ¿Necesitan ayuda en algo? —dijo, Camila, preocupada por ellos.
Rosa tomo una bocanada de aire y exclamó un rotundo —si, Ramón robó algo que no es de su pertenencia, es mío y lo estamos persiguiendo para volverlo a obtener, pero, por más que lo intentamos, no logramos alcanzarlo.
—No puedo creer que hiciera eso, él no hace ese tipo de cosas, yo también lo buscaré y les ayudaré a atraparlo.
Cuando, Camila termino de decir eso, Ramón paso por enfrente suya, al escuchar eso empezó a correr como si su vida dependiera de esto, el resto empezó a seguirlo, corrieron varios metros hasta que en una esquina, Ramón se choca contra, Johanna y sin perder el ritmo le entrega el paquete —felicidades, tú ganaste, está es tu recompensa, disfrútala —ni bien termino de decir eso se marchó, el resto de sus perseguidores lo continuaron siguiendo.
Después de que todo esto pasara, Johanna se quedó quieta durante un momento intentando analizar qué fue lo que sucedió, cuando volvió en sí se le ocurrió ver dentro de la caja, era una caja pequeña, dentro de ella había un collar y una tarjeta que decía:
De: Rosa
Para: Jennifer
Feliz cumpleaños que te la pases bien y lo festejes con todos los que quieres.
Al leer eso, Johanna cerro la caja y se dispuso a ir a la casa de, Jennifer, cuando llegó le dio un abrazo, la felicito y le entrego el regalo, sin quedarse mucho tiempo ahí, se marchó, después de un rato caminando escucho algo —lamento que tuvieras que hacer todo esto, al final no pude hacer lo que quería —exclamo una voz cerca de ella.
El sol ya había caído, ya no se podía ver bien, pero, aun así, se podía apreciar que era, Ramón —¿Cuál era tu plan exactamente? —pregunto, Johanna con curiosidad.
—No veía a, Rosa con muchas intenciones de que fuera a darle el regalo, así que le iba a dar un empujón, pero…
—Te salió todo mal, terminaron involucrando a más de los que querías y pensaron que eras un ladrón, ¿Correcto? —exclamo, Johanna interrumpiendo a, Ramón.
—Exacto, un premio por la mejor detective del año, se lo di al, Andrick con intenciones de que se lo entregara, pero, cuando se lo mencioné no me puso atención y escucho algo distinto, luego entraste tú en escena.
—Yo si te serví a la hora de entregar el paquete, ¿Qué pasaría si, Rosa no tenía intenciones de regalárselo?
—Tengo claro que sí quería, había ido al bosque tantas veces para verificar que siguiera ahí y en perfecto estado que perdí la cuenta, pero llegada la hora le debió ganar los nervios.
—Ya veo, es algo lógico.
—Sí, y no quería que se perdiera un regalo que se le puso tanto esmero, así que quise entregarlo por ella, como si fuera un: correo.
—Es algo amable, no te lo niego, pero está mal hacerlo a la fuerza.
—Casi todo a la fuerza es malo, pero, a veces, hay que hacerlo así para poder avanzar.
Ambos continuaron hablando durante un rato sobre esas cosas hasta que llegó el momento de que cada quien se fue por su camino.
Pensamientos:
Rosa
Duele… aún duele mucho… quien hubiera imaginado que esto acabaría de forma abrupta, quisiera poder hacer algo para que ellos estén de vuelta, por favor, si eres tan poderoso como dices serlo, toma mi vida y tráelos de vuelta, ellos mantenían a flote a nuestro pueblo, eran amables con todos y también nos protegían incluso cuando los tratamos de forma tan horrible ¿Por qué dieron su vida por persona como nosotros que no valemos nada? Vamos, responde o caso no eres tan poderoso, quien sea puede quitar una vida…
Me estoy volviendo loca, debo de buscar algo que hacer, quizás pueda… no, hay pocas cosas que hacer, ellos lograron que el pueblo estuviera estable por mucho tiempo, incluso sin darnos cuenta, eso explica por qué podían hacer tantas cosas, Mark, tú también sabias mucho, pudiste sernos de gran ayuda cuando esto ocurrió… los extraño a todos… demasiado… vuelvan... quiero jugar con ellos una vez más.
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