...𝐒𝐈𝐍𝐎𝐏𝐒𝐈𝐒...
...Me adentro a aquella mansión oscura y silenciosa, sintiendo la presión de un secreto que se esconde entre sus paredes. Cada paso que doy, siento como si algo o alguien estuviera observándome, como si supieran que no debería estar aquí....
...©lucielZ...
Hoy es el día en que por fin dejé mi apartamento en busca de nuevas aventuras y experiencias en otro país. Llevo meses planeando este viaje a Alemania y, aunque estoy emocionado, también me siento un poco triste al dejar mi hogar temporalmente.
Mientras empaco mis maletas, recibo una llamada de mi amigo de toda la vida, Eric, quien se ofrece a llevarme al aeropuerto. Acepto con gratitud su oferta y, minutos después, lo veo llegar a mi puerta. Con su ayuda, cargamos mis pesadas maletas en su auto y comenzamos nuestro camino al aeropuerto.
Durante el trayecto, charlamos sobre nuestras vidas y ponemos al día lo que ha pasado en los últimos meses. Eric me hace reír con sus ocurrencias y su humor, lo cual me ayuda a relajarme un poco. Al llegar al aeropuerto, le entrego las llaves de mi apartamento y le pido que cuide de él mientras estoy fuera. Nos despedimos con una sonrisa y un fuerte abrazo, y luego me dirijo hacia la terminal de vuelo.
Después de hacer todos los trámites necesarios, finalmente me encuentro en el avión listo para despegar. Sin embargo, una extraña sensación se apodera de mí. Trato de no darle importancia y me concentro en intentar relajarme durante el vuelo.
Después de muchas horas de vuelo, finalmente aterrizo en Alemania. Mientras espero en el aeropuerto, noto a un hombre alto y pálido, de cuerpo trabajado y apariencia sombría pero bien parecida, acercándose a mí. Siento una extraña aura de este hombre, por lo que decido no hablarle demasiado. Él se presenta educadamente y me ofrece llevarme a la casa en la que me alojaré. Acepto su oferta y subo al auto sin decir nada más. Me pregunto qué me deparará el futuro en este nuevo país y cuánto tiempo estaré lejos de casa. Por ahora, solo espero tener una estadía segura y agradable.
El auto se detiene frente a una gran mansión de estilo victoriano, la cual será mi hogar por los próximos meses. La propiedad es impresionante, con una arquitectura majestuosa que esconde una larga historia en su interior.
Mientras bajo del auto, observo los altos muros de piedra que rodean la casa y los jardines impecablemente cuidados que la rodean. La entrada principal es una enorme puerta de madera oscura, que parece tan antigua como la casa misma. A ambos lados de la entrada hay estatuas de mármol blanco, talladas con una precisión increíble.
Mi anfitrión me da la bienvenida, una mujer de presencia imponente, alta y elegante, con una belleza madura que hace que mi corazón se acelere un poco. Me lleva adentro de la casa. El interior es igualmente impresionante, con altos techos y paredes cubiertas de tapices antiguos. En el centro de la sala de estar, hay una gran chimenea de piedra, la cual parece ser el centro de atención del lugar. El mobiliario es elegante y lujoso, con sillones y sofás tapizados en terciopelo y seda. Los cuadros y retratos colgados en las paredes son de épocas pasadas, dándole al lugar una sensación de historia y opulencia.
Caminamos por los amplios corredores y subimos una gran escalera de madera oscura hasta llegar a mi habitación. La habitación es grande y espaciosa, con una cama de dosel en el centro de la habitación. El mobiliario es de madera tallada a mano, con detalles intrincados y hermosos. Desde la ventana de mi habitación, puedo ver los jardines y la mansión en toda su grandeza.
A pesar de que la casa es imponente y antigua, me siento acogido por la calidez de mi anfitrión y la belleza del lugar. Me pregunto qué historias se esconden detrás de estas paredes y qué aventuras me esperan en mi estadía aquí. Por ahora, solo quiero disfrutar de mi nuevo hogar y de todo lo que Alemania tiene para ofrecer.
— Bienvenido a mi hogar, — dice la anfitriona con una voz suave y dulce. —Espero que tu viaje haya sido cómodo.—
— Sí, gracias, — respondo con una sonrisa. —La mansión es impresionante, nunca había visto algo así antes.—
— Me alegra que te guste, — responde ella con una sonrisa enigmática. —Has venido aquí para trabajar, pero también espero que encuentres tiempo para disfrutar de lo que Alemania tiene para ofrecer. —
Asiento en respuesta, agradecido por su amabilidad. Pero no puedo evitar sentir una extraña sensación en su presencia, como si hubiera algo más detrás de su belleza y gracia.
— Disculpa mi curiosidad, pero ¿tú vives aquí sola? — pregunto, tratando de sonar casual.
Ella sonríe de nuevo, suavizando el aire misterioso que la rodea. —Sí, soy la única que vive aquí. Pero no te preocupes, estarás bien atendido durante tu estadía aquí.—
A pesar de su respuesta tranquilizadora, siento que hay algo más que ella no está diciendo. Pero decido no indagar más en el tema, no quiero ser indiscreto en mi primer día en su hogar.
Durante la cena, la conversación fluye sin esfuerzo, aunque ella sigue manteniendo su misterio y distancia. Pero noto su manera reservada pero coqueta de hablar, y no puedo evitar sentirme intrigado por ella.
Después de la cena, me despido de ella con una ligera reverencia, dejando que mi mirada se detenga en su figura imponente. Me pregunto qué secretos oculta detrás de sus ojos y cuál será mi papel en todo esto. Pero por ahora, solo puedo dejarme llevar por la belleza y el misterio que la rodea.
Decido subir las escaleras para ver el anochecer. Desde la ventana de mi habitación, veo cómo el sol se hunde en el horizonte y el cielo se tiñe de naranja y rosa.
A pesar de la belleza del paisaje, no puedo evitar sentir un aura sombría que parece emana del lugar. La mansión, aunque es opulenta y hermosa, parece estar cargada de un misterio y una historia oscura que me resulta difícil de ignorar.
Me pregunto qué me espera durante mi estadía aquí. ¿Por qué mi anfitriona ha decidido traerme a esta mansión tan misteriosa? Aunque intento dejar de lado mis preocupaciones, no puedo evitar sentirme un poco inquieto.
Finalmente, decido subir a mi habitación de estadía para irme a dormir. A pesar de la comodidad de mi habitación, no puedo evitar sentir que algo anda mal. Pero mis pensamientos se disuelven poco a poco en la oscuridad de la noche, y finalmente caigo en un profundo sueño, preparándome para lo que me espera en los próximos días en esta extraña mansión.
Al despertar al día siguiente, abro las cortinas de mi habitación y me encuentro con un hermoso amanecer. El cielo se tiñe de tonos rosados y anaranjados, creando un paisaje mágico.
Me visto de manera bohemia, como suelo hacerlo, y me preparo para bajar al comedor a desayunar. Mientras tanto, escucho unos ruidos extraños que vienen de las paredes. Me asusto un poco, pero después de unos minutos los ruidos cesan y decido dejarlo pasar.
Sin embargo, cuando bajo las escaleras para dirigirme al comedor, me encuentro con la anfitriona, quien está fumando un cigarrillo tranquilamente. Al verme, se acerca preocupada y me pregunta si todo está bien.
Le cuento sobre los ruidos extraños que escuché en mi habitación y ella intenta tranquilizarme, asegurándome que solo debieron de haber sido ratas. Trato de convencerme de que es verdad, aunque todavía tengo mis dudas.
La anfitriona me invita a acompañarla a desayunar y acepto cortésmente. Me siento en una de las sillas del comedor, mientras ella me sirve una taza de café y un croissant. A pesar de mi preocupación, me siento un poco más tranquilo en su compañía.
—¿Y bien?— me pregunta la anfitriona, — ¿cómo ha sido tu estadía hasta ahora? —
—Un poco extraña, para ser honesto—, le respondo, —pero estoy seguro de que me acostumbraré pronto—.
La anfitriona asiente, mientras fuma otro cigarrillo, y comenzamos a platicar sobre nuestros planes para el día. A pesar de la extraña experiencia de esta misma mañana, siento que estoy empezando a disfrutar de mi estadía en esta misteriosa mansión.
¿Debería de dejar de ser tan paranoico?
quiero decir, por una vez en mi vida debería de relajarme aunque sea un poco.
Cómo sea, después de desayunar, me levanté de la silla y agarré mi cámara.
—¿Te importaría si tomo algunas fotos de la mansión?— le pregunté a la anfitriona.
—Eso no me molesta en absoluto, pero asegúrate de no tomar ninguna foto de las habitaciones privadas—, respondió con una sonrisa.
—Por supuesto, gracias—, dije con una sonrisa y salí corriendo de la habitación. Comencé a explorar la mansión y encontré algunos lugares interesantes para fotografiar, como una fuente en el jardín trasero y un pasillo con ventanas altas que dejaban pasar la luz del sol.
Mientras caminaba, escuché algunos ruidos extraños y me asusté un poco, pero recordé lo que la anfitriona me había dicho acerca de las ratas. Continué tomando fotos y disfrutando de la belleza de la mansión.
Después de un tiempo, regresé al comedor donde la anfitriona estaba fumando otro cigarrillo. —¿Encontraste algo interesante?— preguntó curiosa.
—Definitivamente hay algunos lugares increíbles para fotografiar aquí—, respondí emocionado.
—Me alegro de que estés disfrutando tu estancia aquí—, dijo con una sonrisa. —Si necesitas alguna recomendación, no dudes en preguntarme.—
—De hecho, ¿hay algún lugar en particular que recomiendes que visite?—, pregunté.
—Te sugiero que visites el mirador en la torre. Tienes una vista panorámica impresionante de la mansión y los alrededores—, dijo señalando hacia la torre en la distancia.
—¡Eso suena genial! Definitivamente lo revisaré—, dije entusiasmado.
Después de un rato, me despedí de la anfitriona y me dirigí a la torre. Subí las escaleras y llegué al mirador, donde tomé algunas fotos increíbles de la mansión y los alrededores.
Me relajé en el mirador, disfrutando del clima fresco y la brisa encantadora que soplaba en mi rostro. Mientras tanto, mi cámara descansaba en mi regazo, permitiéndome disfrutar del momento sin distracciones. Sin embargo, mi paz fue interrumpida cuando una voz sombría y aterciopelada me saludó. Me sobresalté y me giré para ver quién era.
Me encontré con el mismo hombre sombrío y apuesto que me llevó desde el aeropuerto. Me miraba fijamente con una mirada penetrante, y sus ojos oscuros parecían contener un misterio profundo. Me sentí incómodo bajo su mirada, pero no pude apartar los ojos de él.
—Disculpa si te asusté—, dijo finalmente con una sonrisa enigmática.
—No te preocupes, solo estaba disfrutando de la vista—, le respondí, tratando de ocultar mi incomodidad.
—Es un lugar hermoso, ¿verdad?—, preguntó, señalando hacia la mansión y los alrededores.
—Así es—, le dije, aunque todavía no estaba seguro de qué pensar de él.
El hombre asintió y se acercó unos cuantos pasos a mi, comencé a ponerme un poco nervioso pero hice lo posible por disimular que no era de esa manera.
Nos quedamos en silencio por un momento, y mientras tanto, yo no podía dejar de mirar esos oscuros y enigmáticos ojos. el joven tenía una manera de mirar que era difícil de describir. Era como si supiera todo lo que pasaba por mi mente, como si pudiera leer mi alma. Era un poco inquietante, pero a la vez fascinante.
—Mi nombre es Hal Keys...¿tu eres?... — me presenté casi murmurando por el nervio.
—Soy Leon.
Nos dimos la mano pero nuevamente el silencio volvió a reinar. Finalmente, Leon habló:
—Me alegra ver que estás disfrutando de la mansión, Hal. Espero que te sientas cómodo aquí.
—Sí, la verdad es que es un lugar impresionante. Gracias por llevarme aquí.
—No hay problema, es mi trabajo. Pero a decir verdad, algo me dice que hay algo más detrás de tu visita aquí.
Me sorprendí por la afirmación de Leon, pero decidí ser honesto con él.
—Bueno, en realidad sí hay algo más. Desde que llegué aquí he sentido una extraña sensación, como si hubiera algo más en esta mansión de lo que puedo ver. ¿Tú has sentido algo así?
Leon me miró fijamente, con esos ojos oscuros que parecían penetrar mi existencia.
—Digamos que he vivido en esta mansión por muchos años, y hay cosas que he visto y sentido que no puedo explicar. Pero no te preocupes, Hal, estoy aquí para protegerte.
No sabía qué pensar de las palabras de Leon.
Le pregunté a Leon sobre la gente que vivía en la mansión y si había más personas en la casa aparte de la anfitriona. Me respondió con una sonrisa burlona y un brillo misterioso en sus ojos oscuros.
—Oh, Hal, querido, no te dejes engañar por la fachada de nuestra anfitriona. Ella no está sola aquí—, dijo Leon con voz cínica.
Me sorprendió su respuesta y la manera en que hablaba. Su tono era frío y despectivo, como si estuviera burlándose de la anfitriona. No sabía si debía creer en sus palabras, pero no pude evitar sentir una extraña intriga por su actitud.
—¿A qué te refieres?—, pregunté con curiosidad.
—No te preocupes, querido Hal. Simplemente disfruta de tu estadía aquí y deja que el misterio se revele por sí mismo—, respondió Leon, todavía con esa sonrisa burlona en su rostro.
No estaba seguro de lo que quería decir con eso, pero su actitud me hizo sentir incómodo. Me pregunté si Leon estaba tratando de asustarme o si realmente había algo más en la mansión que la anfitriona no estaba dispuesta a revelar.
Me quedé en el mirador, con un nudo en la garganta y preguntas sin respuestas. Por fin reuní el valor para exigirle a Leon que me explicara de qué se trataba todo ese misterio.
—Por favor, Leon, necesito saber lo que está pasando aquí—, suplique.
Pero Leon simplemente se encogió de hombros y le dedicó una sonrisa seductora. —Lo siento, Hal, pero no puedo revelar demasiado. La anfitriona es muy reservada, y yo no tengo derecho a divulgar sus "pequeños" secretos.—
Me frustré ante la evasiva respuesta de Leon, y me sentí aún más desconcertado por la manera en que se comportaba. Aunque su actitud era seductora y juguetona, había algo frío y misterioso en él que me hacía sentir incómodo.
Leon se despidió cortésmente y desapareció tras la puerta del mirador, dejándome solo con mis pensamientos y mis dudas. Me quedé allí un momento más, tratando de procesar todo lo que había ocurrido, antes de finalmente bajar las escaleras y dirigirme a la mansión.
Regresé de mi largo paseo por los jardines de la mansión y me encontré con la anfitriona en la sala principal. Me acerqué a ella y le saludé:
—Hola, ¿cómo se encuentra?
Ella me miró fríamente y respondió:
—Bien, gracias. ¿Qué tal tu paseo?
— Fue maravilloso — respondí entusiasmado — Me encontré con un hombre muy...peculiar, se llama Leon.
En ese momento, noté que su actitud cambió y se puso tensa.
—¿Leon? — preguntó con voz rígida.
—Sí, Leon. Era un hombre medianamente amable y parecía saber mucho sobre la zona. Me contó algunos datos...pensé que usted era la única aquí.
La anfitriona suspiró y luego dijo:
—Lo siento, pero no puedo hablar sobre León. Es mejor que no hables con él de nuevo.
—¿Por qué no? — pregunté confundido.
—Es mejor que no te involucres con él de nuevo durante tu estancia— respondió con frialdad —No es alguien con quien quieras tener contacto —
Me quedé perplejo ante su actitud, pero decidí no presionarla más. Parecía que había algo más en la historia de León que ella no quería compartir conmigo. Sin embargo, la curiosidad me carcomía por dentro.
—Bueno, gracias por la advertencia — dije finalmente —Me voy a mi habitación.—
Caminé hacia mi habitación, pensando en lo que la anfitriona me había dicho sobre Leon. ¿Quién era ese hombre misterioso y por qué ella se mostraba tan distante al hablar de él? Decidí que trataría de averiguar más sobre este misterioso personaje, pero tendría que hacerlo con precaución.
Subí las escaleras con lentitud, mi mente aún sumida en mis pensamientos sobre el misterioso Leon. Al llegar a mi habitación, abrí la puerta sin mucha atención y de repente, un niño de piel pálida y aspecto dulce se lanzó sobre mí.
Me asusté y un grito se atoró en mi garganta. ¿Quién era ese niño y cómo había entrado a mi habitación? Traté de empujarlo lejos de mí, pero era más fuerte de lo que parecía.
En ese momento, escuché los pasos apresurados de la anfitriona subiendo las escaleras. Cuando me vio en medio de la habitación, forcejeando con el niño, su rostro se oscureció de ira.
—¿Qué está pasando aquí? — gritó.
—No lo sé — respondí confundido — Este niño entró a mi habitación de repente y me atacó.—
Ella se acercó y empujó al niño lejos de mí.
—Lo siento mucho — dijo ella con un tono de voz más suave — Este es mi hijo, Oliver. A veces se mete en las habitaciones de los huéspedes sin permiso. No quiso hacerte daño, solo quería jugar contigo.—
El niño me miró con ojos inocentes, sin entender lo que estaba pasando. Aunque la anfitriona se disculpó, su rostro seguía mostrando una mezcla de enojo y frustración.
—Por favor, asegúrate de mantener tu habitación cerrada en todo momento — dijo ella — No quiero que vuelva a pasar algo así.
Asentí con la cabeza, aún un poco aturdido por lo que acababa de suceder. No podía creer que ese niño dulce y amable me hubiera atacado de esa manera.
—Lo siento mucho — dijo la anfitriona de nuevo, tratando de suavizar las cosas — ¿Necesitas algo más?—
Sacudí la cabeza, todavía un poco conmocionado, y ella se marchó de la habitación con su hijo en brazos. Me quedé allí, respirando profundamente, tratando de recuperarme del susto.
La mansión estaba llena de misterios y sorpresas, y parecía que cada rincón escondía una nueva aventura. Me preguntaba qué más me esperaba en ese extraño lugar, pero sabía que debía estar preparado para todo.
Después de la extraña experiencia con el niño, finalmente pude entrar a mi habitación y cerré la puerta con seguro como me lo recomendó la anfitriona. Me dejé caer en la cama, exhausto por todo lo que había sucedido. Necesitaba relajarme, así que busqué mis audífonos y los conecté a mi teléfono.
Puse mi música a todo volumen y cerré los ojos, dejándome llevar por el ritmo. La música me hizo sentir mejor, y poco a poco fui relajándome y dejando atrás el susto que había experimentado.
De repente, me di cuenta de que ya era tarde y que tenía que descansar. Me quité los audífonos y cerré los ojos de nuevo. Me sumergí en un sueño profundo, alejado de los misterios y peligros de la mansión. El sueño finalmente me ganó y me quedé dormido, sintiéndome seguro y en paz.
Me desperté en medio de la noche, con una sensación de calor por todo mi cuerpo. Me levanté exaltadamente y empecé a sudar. Me sequé el sudor de la frente y traté de calmarme. Pero entonces, escuché un ruido en el jardín. Me asomé por la ventana para ver qué estaba pasando.
Vi al niño que había visto antes, enterrando algo en el jardín. Lo observé con atención mientras ponía una rosa encima de lo que había cavado. En ese momento, cruzamos miradas, y sentí un escalofrío recorriendo mi cuerpo. Era como si supiera lo que estaba pensando, como si pudiera leer mi mente.
Horrorizado, corrí al baño y me encerré allí. No podía creer lo que acababa de suceder. Tenía miedo de lo que podría pasar a continuación. Mi mente se llenó de preguntas, pero no podía encontrar ninguna respuesta. Me sentía atrapado en una pesadilla de la que no podía escapar.
Después de unos minutos de pánico, logré calmarme respirando profundamente. Inhalé y exhalé lentamente, tratando de controlar mi respiración. Una vez que logré calmarme, me di cuenta de que estaba sudando demasiado. Me quité lentamente la ropa y me dirigí al baño.
Abrí la llave del agua fría y me adentré en la regadera. El agua fría cayó sobre mi cuerpo, causándome un escalofrío. Me bañé brevemente para refrescarme, tratando de borrar de mi mente lo que acababa de suceder.
Después de salir del baño con una toalla que rodeaba mi cadera, me sentí más tranquilo. Aunque aún estaba asustado, el agua fría había ayudado a calmar mi cuerpo y mi mente. Ahora me sentía más tranquilo, aunque todavía no estaba seguro de lo que había sucedido. Todo parecía una ilusión, pero era demasiado real para ser solo un sueño.
Comencé a secar mi cuerpo lentamente con la toalla, eliminando cada gota de agua. Después de terminar, busqué en mi maleta y encontré mi pijama. Me lo puse y me sentí más cómodo.
Volví a acostarme en la cama y me envolví en las mantas. Me cubrí la cara, lo que me hizo sentir como un niño otra vez, protegido y seguro. Intenté no pensar en lo que había sucedido, en el niño y su extraño comportamiento. En cambio, me concentré en mi respiración, tratando de quedarme dormido de nuevo.
Pasó alrededor de una hora antes de que finalmente volviera a reconciliarme con el sueño. De todos modos, me sentía más descansado y preparado para enfrentar el día que vendría. Aunque aún tenía un poco de miedo, estaba decidido a no dejar que eso me afectara. Me concentré en mi respiración y en el suave ronroneo del aire acondicionado, hasta que finalmente me dejé llevar al mundo de los sueños.
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