Mi nombre es Bianca Newman, tengo 18 años cumplidos. Soy la menor de tres hermanas a quienes no veo hace años porque mi madre las obligó a casarse en contra de su voluntad para salvar el patrimonio que nos había dejado nuestro difunto padre.
Vivo con mi arrogante madre en una vacía mansión, desde la muerte de papá las cosas fueron decayendo, las deudas de mi madre y la mala inversión del patrimonio que nos quedó nos obligaron a vivir de apariencias.
A mí poco me importan los bienes materiales, nací con un cerebro privilegiado, terminé el colegio a los 14 años de edad, por ser superdotada me adelantaban años de estudios para no desperdiciar mi talento en clases que sinceramente me aburrían.
A mi madre poco le importaban mis honores en los estudios, lo que en verdad le preocupaba era que esté en forma y bella para entregarme al mejor postor para así mantener su estatus social y seguir viviendo de apariencias.
Hace poco terminé con honores mis estudios en la escuela de finanzas con tesis laureada y postgrado en economía. Además de mi brillante cerebro debo reconocer que soy una mujer muy hermosa, tés blanca, pelo negro a mitad de espalda, ojos color negro y unas curvas de infarto.
Dejé de ser Virgen a los 15 años, sabiendo que mi madre me vendería a un cerdo de ser necesario, decidí que mi primera vez por lo menos fuera con alguien que me guste y no con cualquiera.
Cuando se enteró, mi madre me dio una paliza que me dejaron unas marcas en la espalda de la brutal golpiza que me había propinado con una correa, (Ya no soy una niña) fue lo último que recuerdo haberle dicho antes de caer inconsciente. Estuve varios meses adolorida. La única que me atendió y me brindo sus cuidados fue mi Nana, le daba pena dejarme a merced de mi madre por lo que se quedó a cuidarme gratis.
Le debo a ella la mujer que soy, si no fuera por ella creo que en este momento estaría muerta, intente en varias ocasiones quitarme la vida consumiendo pastillas en gran cantidad, mi Nana siempre me encontraba inconsciente en el suelo.
Y era la encargada de llevarme al servicio de urgencias ya sea de día o en altas horas de la noche. Luego de recuperarme me esperaba otra golpiza por hacer semejante estupidez como me decía mi madre.
Estaba tan perdida que no sabía lo que era el amor y el cariño de una madre, para ella no éramos más que una maldita carga. Nos había tenido para asegurar su futuro con mi padre que en aquel entonces era rico y poderoso.
Mi padre era un hombre dulce y cariñoso, nos dejó cuando apenas tenía 11 años de edad, el cáncer me lo arrebato y quedamos para ser vendidas como si fuéramos un costal de papas.
A mi corta edad tenía mucha más experiencia que cualquier niña de mi edad, activa sexualmente y de mente supremamente abierta, mantenía encuentros furtivos con todo aquel que me guste.
Nunca tuve novio, no sé lo que es el amor y la inocencia murió con mi padre. Aprendi todas las mañas que me enseñó mi madre para algún día poder utilizarlas en su contra, no se si la odiaba pero sin duda era algo muy parecido o quizá peor.
Para tener 40 años mi madre se mantenía en formol, una figura envidiable y una belleza excepcional, los candidatos le sobraban, pero ella estaba embrutecida con el mejor amigo de mi difunto padre, un hombre de aproximadamente su misma edad que al igual que ella se mantenía bien. Javier Mendoza es su nombre.
Es el CEO de una de las empresas más prestigiosas del país, era más que millonario, nadaba en millones de dólares al mes, si no es un poco más. Viudo desde hace unos años, comenzó a frecuentar mi casa pero no precisamente para ver a mi madre.
Mi madre se esmeraba para lucir hermosa y así poder atraparlo, yo me percaté desde muy pequeña del interés hacia Javier aun cuando mi padre seguía con vida, quizás por eso no apruebo esa relación. Si no fuera por el cáncer pensaría que ella lo mato para quedar libre.
Javier y yo nos volvimos muy cercanos, nos reuníamos casi todas las tardes en el cementerio, casualmente las tumbas de mi padre y la de su difunta esposa estaban cerca.
Al principio era solo el saludo y el típico consuelo que cada uno se daba por el dolor que compartíamos, creo que eso fue lo que nos unió, de a poco esos encuentros se volvieron necesarios y no podíamos estar alejados.
Aprovechando mi sensualidad comencé a seducirlo sin que se diera cuenta, usaba escotes que no dejaban nada a la imaginación y me ponía velos de tul para disimular mis más ocultos deseos.
Estos encuentros comenzaron hace tres años, mi madre ni se lo imagina, ya que nunca se dignó a visitar la tumba de mi padre, la única vez que piso el cementerio fue cuando lo enterramos, nunca más volvió y la única que lo visitaba era yo.
Nuestra atracción nació de a poco, no voy a negar que al principio sentía asco, pero el solo hecho de seducir al hombre que mi madre quería para ella, me excitaba. Por eso mis planes siguieron adelante.
De a poco fueron abrazos, luego caricias en mi rostro secando mis lágrimas de dolor (verdadero) por mi padre, hasta que llego una tarde de lluvia y delante de la tumba de su difunta esposa nos dimos nuestro primer beso.
Él, todo un caballero pidió las disculpas pertinentes por miedo a mi reacción, yo con la experiencia que tengo y mis deseos de venganza lo tomé del cuello y le devolví aquel beso de la manera más apasionada que se me pudo ocurrir en ese momento.
Los encuentros cada vez eran más subidos de tono, llevaba siempre un vestido, sabía que mi figura era algo que lo volvía loco. Siempre iba solo, a su chófer no lo volvió a necesitar desde que nos besamos por primera vez.
Por lo que el auto lo teníamos para nosotros dos, me entregue una y otra vez a él como si fuera la mujer más enamorada del mundo, lo dominaba a mis ganas y a mis antojos.
Él con su experiencia y yo con la mía hacíamos que ese auto se moviera por si solo de las cosas que hacíamos en su interior. Para tener la edad que tiene era demasiado activo, y eso era todo lo que necesitaba.
Sentía asco con sus caricias y sus besos, al mismo tiempo eso me excitaba, ver que un hombre mucho mayor que yo estaba gimiendo de placer debajo de mí me volvía loca, sentía estremecer todo mi cuerpo y por primera vez me sentía viva.
Me volví exclusiva para él, me arreglaba y me depilaba hasta el alma para que me pudiera disfrutar a sus anchas, jamás le decía que no por más de que estuviera con mi periodo, era algo que no tenía importancia, la vergüenza y el pudor no existían para nosotros.
Cuando visitaba la casa mi madre no perdía oportunidad de abalanzarse sobre él, por alguna extraña razón eso me excitaba, verla queriendo seducir a mi hombre me llevaba la libido por los cielos, Javier estaba enamorado de mí, se notaba en sus ojos así que nunca me falló.
Siempre que salía de la mansión lo esperaba en la oscuridad de los jardines, me subía al coche y hasta no caer extasiados no dejábamos de hacerlo. Me montaba sobre el cómo si no existiera un mañana.
Sus manos lujuriosas recorrían mi cuerpo, sus labios sedientos de los míos, no dejaba ninguna parte sin besar, me tiraba al asiento de atrás y se dedicaba especialmente de mi zona más húmeda, no la soltaba hasta no quedar seca de tanta succión, sabía muy bien como hacerlo y en pocos minutos lograba lo que ninguno podía en horas.
Así pasaron los años y nuestros encuentros eran cada vez más excitantes, lo hacíamos mientras mi madre dormía a pocos metros sin importar si nos descubre o no, no teníamos nada que perder; él era mi hombre y yo su mujer, le guste a quien le guste.
El día que cumplí mis 18 años, llegó con un ramo de rosas inmenso, se acercó y me dió un beso delante de mi madre y mis invitados, la cara de mi madre no tenía precio, yo correspondí a ese beso como si fuera la más enamorada de las mujeres (sin estarlo). Javier estaba feliz, por un momento pensó que lo rechazaría por estar en público ya que jamás le pusimos título a lo nuestro.
Me propuso matrimonio y por supuesto felizmente acepte, me dio un anillo con un diamante gigante, a mi madre no le quedó más remedio que aceptar, al fin y al cabo me estaba por casar con un millonario tal y como ella tanto me lo pedía. Lo que no pensaba era que justo me casaría con el hombre que ella deseaba, desde que conoció a mi padre...
\= Javier Mendoza \=
_ ¡Me juraste que nunca más te casarías papá!
Dice exaltada Lia, la hija mayor de Javier.
_ Mi niña, tienes que entender que con el tiempo las cosas cambian, también la forma de pensar.
Responde relajado mientras realiza algunos trazos en un lienzo.
_ ¿Por qué tienes que casarte? estamos bien así.
Comienza a hiperventilar.
_ ¡Lia! respira con calma hija, ya hemos hablado de esto varias veces, ya tomé una decisión y te pido por favor que la respetes. Amo a tu madre y eso jamás va a cambiar, pero necesito seguir con mi vida, decidí hacerlo con ella...
_ ¡Tiene casi mi edad papá! Entendería si fuera con Raquel, que nos conoce desde la cuna y tienen casi la misma edad, ¿Pero Bianca? ¡Es increíble!
Dice la jóven tratando de calmarse.
_ Amo a Bianca, no a tú Nana. Mira mi amor, ahora eres muy jovencita para entender algunas cosas, pero cuando crezcas me comprenderás.
La agarra y la sienta en su regazo, le deposita un beso en la frente.
Lia lo abraza y sin decir nada se retira del estudio de su padre, no está de acuerdo con esa repentina unión; no tiene nada en contra de Bianca, es más, se llevan bien, no son amigas pero se conocen y la relación es medianamente llevadera, pero de ser por ella, prefiere que su padre se quede solo para siempre.
...----------------...
_ ¿Cómo estás Joel?
Dice sonriendo Sebastián mientras sube al auto.
_¡Muy bien jóven, ¿Cómo le fué en sus vacaciones?
Responde el chofer de Javier.
_Excelente, ¿Alguien sabe que llego hoy?
_Nadie, será una sorpresa...
_¡Estoy ansioso por ver a todos!
Sebastián es el sobrino de Javier, huérfano desde pequeño, Javier lo educó cómo si fuera uno más de sus hijos, es el típico niño rico que disfruta seduciendo a cuánta mujer se le cruza por delante. Tiene 19 años único heredero de la fortuna que amasaron sus padres.
_¡Sebas! que agradable sorpresa, pensé que no vendrías hasta el próximo mes.
Dice Javier mientras le da un gran abrazo de bienvenida.
_ ¡Hola tío! ¿Y perderme la boda del año? Sonríe
_ ¡Sebas, Sebas!
Corre y lo abraza Bruno el hijo menor de 10 años de Javier.
_ ¡Hola campeón!
_¿Conquistaste muchas chicas?
_¡ Solo algunas!
Jugando con el pelo de su pequeño primo.
_ ¿Volviste por la boda, o porque extrañabas a tus novias?
Dice Lia que iba llegando con su chofer detrás.
Sebastián la abraza y la eleva por los aires, el chofer de Lía, que está enamorado de ella, los mira con mala cara y se aleja de inmediato del lugar.
_ ¡Hola mi niña hermosa!
Dice Sebastián con una hermosa sonrisa mientras la besa en el cachete.
_ Ya no soy una niña, tengo 17 años.
Sonrojada por el beso que le acaba de dar su amor platónico.
_ Sigues siendo una niña!
Mientras le hace cosquillas.
......................
_¡No puedo creer lo que hiciste Bianca!
_¡De que te quejas madre! ¿No querías que me casara y me largara de esta casa?
_ ¡Sabes perfectamente de lo que estoy hablando!
_ ¡Que más da, si me caso con él o con un cerdo, para ti es lo mismo!
_ ¡Insolente!
Intenta darle una cachetada.
_ ¡Ya basta! ya no soy la misma niña idiota a la que podías golpear hasta dejar inconsciente.
Sosteniendo el brazo de su madre en el aire.
_ ¡Te crees mucho ahora que te casas!
Soltándose del agarre de su hija.
_ Sin mi no serías nada, ¡estúpida!
_ Tranquila, ya pronto dejarás de ver la cara de esta estúpida, ¡madre!
Gira sobre sus tacones y la deja parada en medio del vacío salón de su casa.
......................
Para tratar de relajarse, Lía decide dar un paseo en bote con Joel, Sebastián y Bruno, todo el asunto de la boda la tenía con los pelos de punta, imaginarse a su padre casado con una mujer que tranquilamente podria ser su hermana, no la dejaba dormir en paz.
Joel además de ser el chofer de la casa, es como de la familia, es hijo del mayordomo, tiene un años más que Lía y está enamorado de ella desde pequeños.
_¿Que te pasa mi niña?
Dice Sebastián mientras acaricia el rostro de Lía
_ ¡Ya no soy una niña! sabes que odio que me digas así.
Grita enojada cruzando los brazos en forma de berrinche.
_ Oye tranquila, ¿dime que es lo que te tiene así?
Joel que estaba por ir junto a ellos, los ve muy cercanos no puede evitar sentir celos, su expresión se vuelve fría y distante.
_ ¿Por qué tiene que casarse? Justo ahora que estamos tan bien.
_ Debes entender al tío, no seas egoísta...
Le da un beso y se levanta para ir al baño.
Joel se acerca y le da un abrazo.
_Tranquila Lía, verás que no es tan malo como parece.
Permanecen abrazados hasta que Sebastián vuelve y los ve, Joel inmediatamente se aparta de Lía.
_ Tranquilos, no quise interrumpir en su romance. Sonriendo
_No seas imbécil Sebas, Joel es como mi hermano
La expresión de Joel cambia completamente, Sebastián se da cuenta y se ríe a carcajadas. Éste se levanta y camina hasta los camarotes, chocándolo por el hombro, Sebastián lo queda mirando con una sonrisa en los labios.
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Javier pasa menos tiempo con sus hijos, debía poner en orden algunos papeles de la oficina antes de su boda, la furia de Lía es cada vez peor, había aceptado el matrimonio de su padre, pero verlo tan embrutecido la tenía muy fastidiada.
Bruno está feliz porque su papá se iba a casar con una (mujer bonita) cómo la llama, está completamente enamorado de ella y la acepta, a excepción de Lía que dientes para afuera dijo aceptarla pero por dentro siente deseos de matarla.
La hermana de Javier, Rocío, invito a los niños a pasar unos días en su casa de la playa, Lía y Bruno se marchan en compañía de Joel, aguantarse a su padre enamorado la tenía de muy mal humor, prefería distraer su mente lejos de ese lugar.
Raquel, la Nana de los niños, al enterarse de la boda de Javier siente deseos de marcharse, sentada en su cama, comienza a redactar una carta de despedida acorde a la situación.
Los recuerdos de Lucia en su lecho de muerte no la dejan en paz, le había prometido estar siempre al lado de sus dos hijos, prometió nunca dejarlos solos y cuidarlos hasta el final de sus días.
Pero esa promesa comienza a pesar en este momento, se había enamorado de Javier desde siempre, con la muerte de su esposa, guardaba las esperanzas de tener algo con él, pero ahora todo eso se fué a la basura, el amor de su vida está a punto de casarse con otra.
Dando vueltas en su habitación, escribiendo y borrando, se encuentra con lágrimas en los ojos, deja caer la pluma, rendida, sin el valor de faltar a su promesa, decide que lo mejor es permanecer al lado de las personas que ama.
Aún sabiendo que él se casaría con otra, debía quedarse para cuidarlos tal y como se lo había prometido a su patrona.
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Acostado con su novia durmiendo en su pecho, Sebastián no puede dejar de pensar en las palabras de su tío, éste le había contado como fue la pedida de mano de Bianca, la reacción de Pilar (madre de Bianca) fue desastrosa.
En un principio se había negado rotundamente armando un escándalo a puertas cerradas en plena fiesta de cumpleaños de su hija, no paraba de pensar en solo una cosa.
_Si fuera Sebastián el que me viene a pedir la mano de mi hija no tendría problema en aceptar, sería lo más lógico, ¿Pero tú? le doblas la edad ¡hasta podrías ser su padre!
Fueron las palabras contundentes de Pilar, no podía dejar de pensar en eso sobre todo en la parte donde dice (Si fuera Sebastián) cómo un eco le venía una y otra vez en la mente, de pronto se vio pensando en ella, la conoce desde siempre.
No puede negar que es una mujer extremadamente bella y muy sensual, ahora que creció, pero no se llevan muy bien, desde pequeños sea cual sea el lugar donde se encontrasen terminaban peleando, Bianca prácticamente lo odia por haberle cordado el pelo con unas tijeras.
Desde esa vez no pueden verse a la cara, cualquier excusa era buena para terminar peleando, por eso le sorprendió el comentario de Pilar y más que eso, le quedó sonando. Desde la muerte de su padre dejaron de frecuentarse.
Bianca se había vuelto muy solitaria y sombría, no tenía deseos de socializar con nadie y menos con él, se la pasaba casi todos los días en el cementerio visitando la tumba de su difunto padre.
La veía de vez en cuando en las portadas de las revistas, la última foto que vió fué de hace un tiempo, por las nupcias de una de sus hermanas.
Bianca, Bianca, repetía para sus adentros, no entiende porque ahora que su tío estaba a punto de casarse con ella, le vienen esas cosas en la cabeza ¿Qué me está pasando? decía mientras trataba de dormir...
Flashback
_ ¿Se puede saber que fuiste a hablar con Javier, madre?
Dejando su bolso y las llaves en el recibidor de la sala.
_ ¡Asuntos personales Bianca!
Sentada en el sillón con las piernas cruzadas.
_ ¡Ya me imagino que tipo de asuntos!
Se para enfrente con los brazos cruzados.
_ Es el futuro marido de mi hija, pronto seremos familia, ¿Qué tiene de raro?
Poniéndose de pie y caminando hacia los ventanales que dan al jardín.
_ Tú, no das puntada sin hilar, imagino que es por las reiteradas visitas del abogado. ¿O me equivoco?
_ ¿Y si así fuera, qué? Pronto será tu esposo, tiene la obligación de ayudarnos.
Girando para mirar de frente a su hija.
_ ja ja ja. Olvídalo madrecita, Javier será ¡MI! esposo, me escogió a ¡MI!, por lo tanto todo su dinero será sólo mío.
Sonriendo de manera macabra.
_ Bianca, tú que tanto te jactas de ser igual a tu padre. Mírate, eres igualita a mi. ¡Que orgullo!
Camina con una sonrisa en sus labios hacia la alberca dejándola sola en medio de la sala.
Fin de Flashback
_No veo la hora de irme de esta maldita casa...
Dice Bianca mientras se da baños de sol, la situación con su madre es cada vez más insostenible, la diferencia es que ya no la golpea como cuando era una niña, se tratan irónicamente en todo momento.
Lo que se le venía no sería nada fácil, a pesar de llevarse bien con Javier, no lo ama. Su familia si bien muestra una sonrisa de cortesía no la acepta por ser 22 años menor que él, las cosas quizás sean peor que en dónde se encuentra en este momento.
La que siempre arremete contra esa futura unión es Lía, haciendo berrinches y desmayándose cada vez que discute con su padre, varias veces utilizó esa táctica para impedir que este se encuentre con Bianca.
Es muy apegada a su padre, luego de la muerte de su madre su apego empeoró, en la mansión la conocen como una niña caprichosa que tiene lo que quiere, todos los empleados aseguran que sus desmayos son de mentira, para obtener lo que desea en el momento.
Todos, menos Joel que la defiende a capa y espada contra cualquier comentario mal intencionado.
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Raquel, su Nana es la única que puede dominarla (por así decirlo) es la que se encarga de persuadirla cuando es necesario.
Le ayuda con las tareas y le enseña a tocar el piano, pasa mucho tiempo con ella y Lía la ama y la respeta como si fuera su madre, ella también la ama como si fuera su hija, al igual que a Bruno y sobre todo; a Javier.
Raquel es una mujer muy hermosa, a pesar de su edad se conserva bastante bien, es contemporánea de Javier. Nació en Italia, pero desde pequeña creció lejos de su tierra, cuando su padre murió, consiguió empleo en la mansión como niñera de Lía, ya que Lucia tuvo un parto complicado y no podía hacerse cargo de su pequeña hija.
Con tan solo 22 años de edad, soltera y sin familia tuvo que hacerse cargo de la casa, de una bebé que no era suya y de un marido muy guapo que tampoco era de ella, sin planearlo se enamoro perdidamente, Javier era muy atento con ella, pero jamás la vió con otros ojos.
Se volvieron muy buenos amigos, tanto que Javier le consulta las cosas más importantes de su vida íntima y privada, pide sus consejos, la tiene en cuenta como si fuera su esposa, prefería vivir esa ilusión que irse y dejar todo, así era feliz, al lado de un amor que hasta el momento era imposible.
Cuando nació Bruno, Lucia no soporto el parto y tuvo que partir, dejando a sus dos hijos bajo su cuidado, y a un marido devastado, que por mucho tiempo solo tenía deseos de morir junto a su esposa, Raquel se encargo de levantarlo, lo ayudó a superar su perdida, siendo incondicional con él guardando la esperanza de que algún día, él se fijara en ella.
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Javier se encuentra en el salón tocando el piano, Raquel lo contempla desde la puerta en silencio, admirando a aquel hombre tan perfecto y caballeroso que tanto ama, no había nadie en la casa, pues los niños se fueron de visita a la casa de la playa de la tía Rocío.
Los empleados tienen el día libre, en aquella mansión, solo se encuentran ellos dos, una sensación de hormigueo recorre a Raquel de solo imaginar lo que podrían hacer ellos solos en ese lugar, pero la voz de Javier la saca de sus pensamientos.
_ ¡Raquel! ¿Que haces ahí parada? ¡Ven, acompáñame!
Haciendo lugar para que se siente a su lado, le extiende la mano con una sonrisa en los labios.
_ ¡Disculpeme por molestarlo Don Javier!
Responde apenada.
_ ¡Tonterías, ven!
_ ¡Está bien!
Se sienta a su lado, se miran a los ojos, ambos sonríen y comienzan a tocar el piano, entre miradas y sonrisas se hacen compañía por un largo rato.
Javier suspira al terminar de tocar esas maravillosas notas.
_ Se siente tan sola la casa ¿No crees?
_ Es verdad, hacia tanto tiempo que no se sentía tan vacía.
Coloca sus manos sobre la rodilla, acomodando su falda, no se había dado cuenta de que se le había subido un poco mientras tocaban el piano. (Javier como siempre, no se da cuenta de nada)
_ Muy pronto alguien más estará con nosotros...
_ Supongo que lo dice por la Señorita Bianca...
_ Supones bien Raquel, solo espero no estar cometiendo un error.
_ ¿Un error?
Responde frunciendo el ceño.
_ Ya sabes, Lia está en desacuerdo, La señora Pilar también. A veces pienso, si será una señal para no casarme.
_ ¿Usted la ama?
_ Cómo hace mucho tiempo no lo hacía...
_ Entonces no es un error...
Se coloca de pie, parpadea un par de veces para evitar el brote de sus lágrimas, luego apoya una mano sobre el piano.
_ Mire señor Javier, la vida es muy corta, viva esa experiencia y sea feliz.
_ Raquel, ¿Que pensara la gente, es mucho menor que yo?, a veces me arrepiento por haberme dejado llevar por mis sentimientos.
_ ¿Que me diría usted, si yo le dijera que estoy a punto de casarme con un joven de 18 años al cual amo con desespero?
_ Diría que, viva ese amor sin importar lo que los demás piensen.
_ Lo mismo le digo yo a usted, ¿Que importa lo que todos piensen? Ha sufrido tanto, merece ser feliz, y si Bianca es su felicidad, pues que así sea.
Sonriendo tristemente.
Javier se pone de pie y sujeta las manos de Raquel mientras con una sonrisa la mira a los ojos.
_ Muchas gracias Raquel, sus sabias palabras llegan como siempre, en el momento justo.
_ Es lo mínimo que usted se merece.
_ ¡Qué te parece, si hacemos algo para cenar!
_ ¡Excelente idea, ya mismo me pongo en eso, solo deme unos minutos y tendré todo listo!.
Responde Raquel emocionada por compartir la mesa con Javier, sonriendo se dirige a la cocina para preparar todo.
En ese momento suena el teléfono de Javier, una sonrisa se dibuja en sus labios cuando ve quien lo estaba llamando.
_ ¡Bianca, que sorpresa tan agradable!
_ Hola Javier ¿como estás?
_ Mucho mejor ahora que tengo la dicha de oír tu voz.
Bianca sonrie, a sus espaldas aparece la figura de su madre quien se acerca para oír lo que están hablando, Bianca la mira fijamente sin dejar de hablar con su prometido.
_ Gracias mi amor, solo llamaba para preguntarte si la señora Pilar fue grosera contigo.
_ Nada de eso, solo me llamo y me pidió que nos reuniéramos.
_ Ok, ¿ Y que es lo que quería?
_ Nada en especial, solo vino a disculparse y a decirme que acepta nuestra unión.
_ ¡Lo ves mi amor! te dije que tarde o temprano lo iba a aceptar. Aunque yo me casaría contigo, sin importar su aprobación.
Sonríe al terminar de decir eso, Pilar la mira fijamente.
_ Mi vida, no debes hablar así, a fin de cuentas, es tu madre.
_ Lo sé, lamentablemente así es. Oye y ¿Qué planes tienes?
_ Ninguno, estaba tocando el piano cuando llamaste.
_ ¿Que te parece si salimos?, comemos algo delicioso y quién sabe, la noche está preciosa.
Sonrie mientras acaricia su escote.
_ Me parece una estupenda idea, en un rato paso por ti.
_ Entonces te espero.
Cuelga la llamada, Pilar gira sobre sus tacones y se va, Bianca cambia automáticamente, su cara se vuelve fria y sin expresión.
Mientras tanto Raquel está terminando de preparar la cena, emocionada y con una sonrisa en sus labios. Javier aparece vestido con un traje muy elegante, su loción se apodera de toda la cocina.
_ Pensé que sería una cena más informal, ¡tendré que cambiarme!.
Sacándose el delantal con una sonrisa.
_ Mira Raquel, me surgió un compromiso de último momento con Bianca.
_ Entiendo.
Decepcionada por las palabras que estaba escuchando.
_ Discúlpame...
_ No se preocupe, vaya tranquilo, no la haga esperar.
Mirando el fregadero.
_ Está bien, que pases una buena noche Raquel.
Marchando a toda prisa.
Raquel se queda mirando, algunas lágrimas comienzan a salir, tenía la ilusión de cenar con él de pasar un momento a solas, pero la realidad le estaba dando duro nuevamente, se siente mal por soñar en alto, por atreverse a tener un poco de esperanza, deja todo lo que estaba haciendo y va a su cuarto...
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