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NUEVAMENTE YO!

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Soy Laini Libia, una desafortunada mujeres de 28 años de los cuales, dos de ellos le he brindado a mi esposo Loy Jones y toda su familia.

Si bien en el principio creí que todo iría de bien a mejor, el desafortunado destino planeo totalmente otra cosa al llevarse la vida de el jefe de familia o como todos lo llamábamos "el abuelo Jones."

Claro que tengo un lugar de nacimiento ya que todos lo tenemos, pero digamos que luego de un mal comportamiento de mi difunto hermano, le costó la vida tanto a él como a mis padres, quienes salieron en plena noche lluviosa a buscarlo.

Pensar que en un accidente como cualquier otro puedas perder a tu familia es un dólar que solo te deja marcas y teniendo solo como consuelo el demandar a los que iban en el coche contrario pero.. En mi caso no pudo ser, ya que el carro con el cual mis padres impactaron, no era nada más ni nada menos que el de mi hermano mayo. 

Crecí rodeada de amor al ser criada por mi abuela, pero al ésta partir, tuve que someterme por mucho timpo a las exigencias de mi abuelo, lo que me llevó a ser la mejor estudiante y con mejor promedio.

A pesar de todos los intentos que hacía para enorgullecer a ese viejo cascarrabias, nada le bastaba, exigía aún más y la verdad.. Ya no lo soportaba.

Mientras me desempeñaba en trabajar para su empresa, decidí estudiar con un buen amigo suyo algo de medicina avanzada, lo que según ese amigo de mi abuelo decía, me iba a servir para algo en la vida.

El asunto es que mi abuelo es un poderoso empresario al cual muchas empresas quieren unirse, pero sabiendo que es un viejo cascarrabias que solo piensa en él.. Muchos de ellos ni siquiera intentan mover un solo dedo para solicitar una colaboracion con sus empresas.

Llegados mis 23 años, decidí confrontar a mi abuelo ya que éste me acusaba injustamente de una perdida tonta en su empresa, algo que ni siquiera le hacía cosquillas pero por lo cual se puso como alma que lleva el diablo.

No era la clase de hombre al que le gustara que una mujer le contestara o lo desafiara, pero definitivamente yo no era mi abuela, yo no iba a someterme a sus mandatos solo por un mugroso pedazo de techo.

Me echó, jaja si señores, mi adorado abuelito decidió dejarme en la calle sin absolutamente nada, completamente como una indigente que no tenía a donde ir.

Se que muchos dirán "Pero pudiste ahorrar para comprar una casa o si quiera para tener un espacio pequeño alquilado." Pero vuelvo a repetirlo ¡ Ese viejo es un miserable! Mientras me diera vestimenta, alimento y techo.. No necesitaba de un sueldo, es lo que decía.

Volviendo al punto, llevaba dos años deambulando de un lado a otro sin saber hasta donde mis pies me llevarían, creía que después de obtener muchas ojeras cerradas por culpa de mi viejito cascarrabias, ya no tenía sentido seguir, fuera a donde fuera.. Ese viejo se encargaba de que todos dieran un rotundo ¡No! Por lo tanto, decidí que lo mejor era terminar con mi miserable vida, algo que fue impedido al ver a un anciano tratando de tirarse por el mismo puente que yo me tiraría.

- ¡Señor! ¡Señor! - Dije mientras corría en su dirección. - Por favor, de un paso atrás, no necesita hacer esto.

- ¿Como sabes que no lo necesito? - preguntó y le hice una señal de alto con ambas manos mientras caminaba lentamente a él. - No me conoces para decir que aún vale la pena seguir.

- Es cierto, no sé quien es ni porque motivos a tomado ésta mala decision pero.. Mientras allá vida, todo tiene solucion. - Hablé, viendo aparecer una sonrisa en el rostro de el anciano.

- ¿No estabas por hacer justamente lo mismos? - preguntó y lo observe por un momento para luego reir.

- Nada de eso, solo me asomé por el barandal para obtener mejor brisa del río. - respondí y vi la duda en sus ojos. - Escuche, baje de ahí y hablemos acerca de su problema, quizás no tenga la solucion para éste pero.. A veces necesitamos solo un oido que nos escuche y unos brazos que nos consuele. - Añadí viendolo asentir después de un momento.

Una vez bajó de allí, me invitó a una cafetería para que pudiéramos hablar más a gusto, lo que claramente acepte ya que llevaba días sin poder probar una gota de café y disfrutar de una rebanada de pastel.

Al encontrarnos allí, puse toda la atención en él quien me empezó a contar sobre una enfermedad que acababan de descubrirle, la cual los médicos experimentados le decían que ya no había cura y.. Por muy extraño que parezco, era verdad que no había cura, pero si una forma de extenderle un poco más sus días, sin sufrimientos y permitiéndole disfrutar de lo que le quedara. 

Cuando le hablé sobre ello, él sonrió contento y me pidió que fuera su medica personal, que estuviera acompañándolo durante esos dos años y cuidando de él como sabía que ningun otro de su familia lo iba a hacer.

En un principio me negué ya que mis especialidades médicas no tenian una certificación que las acompañara, pero para que me quedara tranquila, él me ofreció un matrimonio cinco uno de sus nietos, con uno que era el mas amado para éste abuelo.

Y ahora les pregunto.. ¿Que hubieran echo en mi lugar?

Está claro que acepte dicho matrimonio y al ser el abuelo Jones quien lo propuso, ni siquiera el novio se negó a aceptarlo.

Pasados un tiempo y bajo mis cuidados, el abuelo Jones se notaba cada día más animado y saludable, pero lo cierto es que su enfermedad solo fue silenciada, solo para que él no sufriera ni se asustara.

- Loy, sé que no me queda mucho tiempo. - Lo oí decir a mi esposo mientras tomaba su presión, pues los dos años ya estaban a punto de cumplirse y se hizo notar.

- Abuelo no digas eso, sabes que Laini y yo estamos aquí para cuidarte. - Respondió mi esposo como si realmente fueramos un matrimonio feliz.

- Es bueno que te lleves bien con Laini, hasta el momento solo ustedes dos han sido mis nietos filiales. - Respondió con una sonrisa. - Por eso quiero pedirte que pase lo que pase, no dejes a Laini, no te alejes de ella porque es una gran mujer. - Añadió y sonreí en agradecimiento. - Aparte oculta un secreto. - agregó en susurro y vi a Loy reír. - Se bueno con ella y cuidala incluso de la familia.

- No te preocupes abuelo, esa será una promesa que cumpliré al pie de la letra. - Respondió dejando un beso en la mano del abuelo. - Pero es hora de que tomes tu medicación y descanses un poco, ya sabes que los años no vienen solos. - añadió y vi a el abuelo sonreír.

Fue la última vez que lo oí decir algo, la última vez que ésta familia me trató como a un ser humano.

Cabe aclarar que mi matrimonio con Loy no fue más que un favor que le hicimos a el abuelo.

Pero pasaron dos años y una persona puede desarrollar sentimientos en ese tiempo, al menos yo los he desarrollado por Loy.

No era correspondida, pero trataba de hacer hasta lo imposible por demostrarle con hechos lo capaz que era para recibir si quiera una sola mirada de su parte, una que si quiera me dijera "gracias". 

Pese a que jamás consumamos nuestra noche de bodas, aún no perdía las esperanzas de que algun día me amara, de que algun día... Esto sea tan real como en mis fantasías.

- ¡Eres una tonta! - Gritó Rosa, la hermana menor de Loy. - ¡Dejaste mi vestido peor de lo que estaba! ¡No sirves ni para lavar! - agregó, propinandome una fuerte bofetada, cosa que hacían solo en la ausencia de Loy, porque cuando él estaba en casa ellas siempre eran víctimas. - Espero que mi hermano tome conciencia y se divorcie de ti, aunque si fue por el abuelo que se casó contigo, solo será cuestion de tiempo para que te arrastre fuera de nuestra familia.

- Rosa, ¿Que está pasando? - oí decir a la madre de Loy y rapidamente me puse de pie. - Desde afuera se escuchan tus gritos.

- ¡Mira mamá! ¡El vestido que pensaba usar para el cumpleaños de la abuelo fue totalmente arruinado por ésta inútil!  - respondió ella. (" no iba a defenderme, después de todo jamás lo ha echo.")

- ¿¡Como puede ser posible que no sirva ni para lavar una prenda tan sencilla!? - gritó furiosa la madre de Loy. - Eres una incompetente, nunca serviste para nada, lo que aún me hace pensar en el porque mi hijo sigue casado contigo.

- Mamá, te juro que no fueron mis intenciones, solo metí el vestido a la lavadora y..

- ¡Ya Basta! - me interrumpió sin dejarme terminar de hablar. - En primer lugar no vuelvas a llamarme mamá, porque cada vez que escucho esas palabras salir de tu sucia boca me provoca nauseas. - añadió y bajé mi mirada nuevamente. - Segundo, llevas casi un año encargandote de la casa, no puede ser que aún no sepas separar prendas lujosas como estás, a rompa para usar entre casa. - digamos que me estaba guardando todas las cosas que tenía para decirle, pero solo por respeto a mi marido. - Tercero, me alegra saber que dentro de muy poco.. por fin dejarás ésta familia, porque aunque te cueste creerlo, mi Loy está considerando el divorcio. - pronunció y rápidamente la vi con sorpresa. (¿L-Loy estaba considerando separarse? No puede ser, me cuesta creer en eso.) - Si fuera tú, aprovecharía el poco tiempo que tienes en ésta casa, porque luego de que Loy te deje, volverás a la calle de donde saliste. - Oí la puerta volver a abrirse pero aún así, no me atreví a levantar la mirada. Mis pensamientos seguían fundidos en las palabras de ésta mujer. - Por fin has llegado. - Volvió a hablar mi suegra. - ¡Mira lo que ésta buena para nada hizo con el vestido de tu hermana!

- ¿Tanto escandalo por eso? - Oí decir a Loren, la otra hermana de Loy. - Tu Placard rebosa de buenos y mejores vestidos pero te pones a hacer drama solo por ese ridiculo vestido. - Ella era más del tipo que no se metía con nadie, mientras la dejaran en paz, no buscaría pleitos con nadie y yo agradecía eso. Era la única de ésta familia que no me trataba como a un montón de basura, ella era más amable, algo que solo la caracterizaba a ella y Loy, porque los demás... No había cosas buenas para decir. - Laini, Loy dijo que eras la encargada de recojer el obsequio para la abuela, ve por el o te regañara cuando llegue. - Asentí a sus palabras y rapidamente salí de la presencia de esas dos mujeres.

Una vez estube fuera, por fin me permití respirar y descansar de sus "Has esto" o "Has lo otro" o incluso del "Eres una buena para nada."

Creo que mientras Loren esté allí, todavía podría respirar aunque sea una media hora hasta antes de que se encierre a estudiar.

Suspiré pesadamente al recordar cuan miserable se ha vuelto mi vida y cuando estoy por cruzar la calle, un carro muy lujoso se para frente a mi.

- Señorita Laini. - era Agust, el asistente de mi abuelo.- La hemos estado buscando durante mucho tiempo.

- ¿Que quieres de mi? - pregunté, viendo una amarga sonrisa en su rostro.

- Si pudiera entrar, la pondre al tanto de todo. - Contestó y sonreí.

- No gracias, nada que venga de ese viejo merece la pena para mi. - respondí y giré para retomar mi camino deteniendome ante sus palabras.

- Su abuelo a muerto, señorita Laini. - comentó y voltee a verlo rápidamente para asentir y montarme en su carro.

Mi abuelo estaba muerto y como soy la única Libia que queda... Supongo que aquí se va a hablar de la herencia, de todo lo que quedó de mi abuelo.

(2)

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Y si, era como lo pensaba.

Resulta ser que luego de mi partida, ese viejo no tuvo más que hacerse cargo el mismo de la empresa, lo que llevó a su desgaste fisico y mental llegando a la muerte hace solo dos meses.

Como nadie absolutamente tenía idea de que hacer con las empresas, optaron por buscarme al saber que como única heredera y con el conocimiento suficiente, podía impedir que las empresas de mi familia se fueran a la basura.

- ¿Y que tal si dijera que no me interesa absolutamente nada de ese viejo? - pregunté, viendo a Agust sonreír.

- Señorita Laini, comprendo a la perfección el resentimiento que guarda por su difunto abuelo después de haberla echado a la calle pero.. ¿No cree que el negarse a aceptar responder por la empresa, sería negarles el trabajo a cada uno de los empleados de las empresas? - preguntó y me lo pensé un momento. - Si usted se niega a tomar el control como heredera, las empresas dejarán de dar frutos y prontamente se vendrían a la quiebra, sin menospreciar el echo de que otras empresas puedan apoderarse de su patrimonio. - agregó. - Empresas como Rigurosa o.. Jones. - Añadió y lo vi. - Si tomara el control de ellas, sería mas poderosa que cualquier otro empresario, sabría como enfrentar los riesgos que día a día la molestan y... Tendría la total libertad para deshacerse de esa fastidiosa familia que le hace la vida miserable.

- ¿Como es que..?

- Pese a todo, su abuelo no ha dejado de seguir ni uno de sus pasos, siempre estuvo al pendiente de lo que pasaba con usted y en cierto punto.. Puedo atreverme a decir que el ver como la joven de la familia Libia era tratada injustamente, provocó la tristeza en el difunto señor Libia. - contó y sonreí con falsedad. ("ese viejo no podría tener sentimientos ni por el mismo.")  - Por favor, si quiera prometa que va a pensar sobre esto.

- Bien, lo pensaré. - respondí. - Dame ésta noche para meditar sobre esto y mañana te daré mi respuesta. - Añadí poniendome de pie.

- Gracias por considerarlo.

- No importa cual sea mi respuesta, absolutamente nadie fuera de nuestro circulo debe saber sobre mi identidad. - Añadí. - ¿Quedamos claros en eso?

- Clarisimo. - Respondió con una sonrisa y asentí, dirigiendo mis pasos a la puerta.

En el trayecto de mi salida, pude apreciar que el despacho de el viejo cascarrabias estaba abierto, pero lo que más llamó mi atención es que sobre el escritorio no había absolutamente nada más que una pequeña cajita que guardaba un valioso anillo.

- Agust, ¿Es ese el diamante Enigma? - pregunté, sin poder quitar la mirada de dicho objeto.

Si era ese el diamante Enigma del cual mi abuelo me habló, puedo decir que pese a que una vez dudamos en poder dar con él, finalmente la familia Libia tenía en su poder uno de los diamantes más caros y más difíciles de encontrar según mi abuelo.

Cuando me habló de dicho diamante que es muy conocido en toda la sociedad, Añadió a ello que no importara el precio a pagar por él, definitivamente lo obtendría y lo usaría como una de las tantas riquezas de la familia Libia para cerrar tratos comerciales, cosa que no era necesario ya que el capital de nuestra familia está sobrevaluado.

- Oí que hoy era el cumpleaños de la anciana de la familia Jones y quizás.. Pueda servirte como obsequio. - dijo Agust detrás de mi y sonreí.

- No, esa mujer no merece llevar una joya tan valiosa como esa. - respondí, dirigiendome a el despacho de mi abuelo. - Ésta Joya iba a ser un obsequio para mi abuela, aunque lamentablemente mi abuelo no dió con ella antes de que mi abuela muriera. - tomo la pequeña cajita en mis manos. - Guarda éste tesoro en la caja fuerte y buscame aquel objeto más preciado de mi abuelo. - ordené, viendolo asentir.

No iba a regalarle algo tan valioso para mi, pero estaba dispuesta a regalarle algo que fuera valioso para mi abuelo.

Después de esperar por un momento, Agust entra con dos objetos en sus manos, una era la pulsera que anteriormente fue de la reina Isabel y que  su valor no llegaba a alcanzar un tope. El otro, una pintura de la antigua grecia que fue pintada por un desconocido pintor, lo que la hace mucho más interesante y por supuesto, mucho más cara.

Se dice que muchos han querido obtener ésta hermosa obra de arte, pero por desgracia, jamás hubieron copias debido a que el artista que realizó dicha obra... No fue capaz de hacer otra igual.

- Siendo que ésta familia escasea de conocimientos sobre reliquias antiguas hu obras especiales como ésta ¿Cual consideras que es más apropiado? - pregunté, viendo una sonrisa aparecer en el rostro de Agust.

- Francamente, optaría por regalarle algo que se acomode de acorde a su personalidad, pero como la familia Libia es muy honrada a el momento de obsequiar, le aconsejaría que se incline por la pulsera de la reina Isabel. - contestó y asentí a sus palabras.

- De acuerdo, envuelve entonces ese obsequio mientras voy arriba por algunas de mis pertenencias. - respondí viendolo asentir.

Definitivamente hoy voy a marcar la diferencia, mis armarios siempre rebosaron de buen gusto y moda, por lo tanto buscaré el mejor de mis vestidos si es que mi abuelito cascarrabias no los desecho.

(...)

Todo estaba intacto, tal cual lo dejé antes de que ese viejito me echara a la calle.

Abrí mis armarios y vi que todas y cada una de mis prendas estaban allí, acomodadas perfectamente al igual que mis distintos pares de zapatos.

Tomé una maleta y dentro de ésta comencé a guardar varios atuendos para mi día a día y cinco de los mejores vestidos para ocasiones especiales.

Siempre hay eventos a los cuales la familia completa asiste y pues, a pesar de que mi esposo jamas giró a verme, ésta vez quería hacer el intento de llamar si quiera un poquito su atención.

Habiendo acomodado todo y recogido algunos pares de zapatos, estoy lista para marchar pero... La foto de mis padres llama completamente mi atención.

Tomé el cuadro y lo observé con nostalgia.

"Si no salían aquella noche, yo aún los podría tener presentes en mi vida y hasta puedo pensar que nada de esto estaría pasandome."

- Mamá, papá, su hija los echa mucho de menos. - dije mientras acariciaba los rostros de la fotografía. - Me gustaría poder llevar si quiera ésta fotografía conmigo pero.. El lugar al cual voy, definitivamente no es apto para ustedes. - sonrío con nostalgia. - Prometo que su hija los hará sentir orgullosos.

Dejando nuevamente el cuadro sobre la mesita de noche, tomo mi maleta y la arrastro hasta la salida de mi cuarto para luego dirigirme nuevamente a la salida del lugar.

Agust ya estaba esperandome y con una sonrisa tomé aquel obsequio que me extendía con sus manos.

- ¿La llevo de regreso? - preguntó y lo pensé por un momento. ("Si dejaba que Agust me deje nuevamente en casa de los Jones, definitivamente pensaran cualquier cosa menos lo que realmente es.")

- Queda muy lejos de aquí el lugar donde vivo. - respondí luego de debatirme. - Solo dejame cerca de el lugar, porque esa familia es de mente podrida. - añadí, viendo una sonrisa aparecer en su rostro.

- Cómo usted lo prefiera. - contestó y asentí saliendo junto con él.

Mientras el carro marchaba rumbo a ese desagradable hogar, me permití perderme en mis pensamientos, aquellos que me llevaron nuevamente a Loy, a pensar si él quizas desarrolló algun sentimiento en estos casi tres años o si solo permanecía a mi lado porque fue la voluntad del abuelo.

Supongo que será una pregunta que quedará pendiente, solo hasta que él decida sincerarse conmigo.

Llevamos casi tres años casados y... Jamás hemos compartido una charla o un almuerzo juntos, dormiamos en la misma habitación pero él ocupaba la cama y yo el sofá, uno que estoy dispuesta a cambiar por si quiera una cama pequeña.

Cuando le propuse el vivir separados de su familia, él se negó diciendo que por el momento era mejor convivir todos juntos, ya que de esa forma los gastos se reducirían para su padre.

No dije nada, solo acepté sus condiciones pensando que sería solo un tiempo pero.. No, no fue así y la verdad es que hablar con él nuevamente de el asunto, solo sería una perdida de tiempo y saliva.

- Estamos a dos cuadras. - oí decir a Agust y asentí para luego bajar y tomar la maleta que me ofreció.  - Señorita ¿como podré contactarla para el día de mañana? - preguntó y lo pensé un momento. ("Desde que mi abuelo me despidió de casa no he vuelto a tener un móvil, pero obtener uno nuevo rapidamente daría de que hablar.") - Si usted gusta, puedo dejarle mi móvil y la llamaré cerca de las 15hs.

- Si, es lo más apropiado. - respondí recibiendo el móvil de Agust, quien a pesar de ser uno de los mejores empleados pagados, siempre opta por utilizar lo más económico. - Hablaremos mañana. - Añadí girandome luego y marchando en dirección a el Inframundo de casa.

Al comprobar la hora marcada en el móvil, deduje que Loy aún no estaría en casa, lo cual me da tiempo de guardar mis pertenencias y preparar el almuerzo.

Una vez estuve frente a la puerta, suspire y tomé el pomo de ésta llevandome la hermosa y bendita sorpresa de que no había absolutamente nadie en casa, lo que me hacía muy feliz.

Llamé a la puerta de todas las habitaciones pero no hubo una sola respuesta, por lo tanto, comencé a desempacar mis pertenencias dejando cada cosa tan ordenada como me gustaba tenerla y luego bajé dispuesta a preparar el almuerzo, encontrando a Loy en la sala.

- Loy, no te esperaba tan temprano. - dije mientras caminaba a él y lo ayudaba a quitar su abrigo. - Enseguida prepararé el almuerzo.

- No hay necesidad, mis padres y hermanas fueron invitados por alguien para almorzar. - respondió y me sorprendí asintiendo luego.

- Bien, entonces prepararé algo delicioso para ti. - contesté.

- No, iremos a almorzar algo fuera. - dijo nuevamente y mi sorpresa aumentó. ("¿Porque de repente tanta amabilidad?") - Sé que haces mucho por mi y mi familia, por ello quiero que hoy te tomes un descanso y te prepares para la cena de cumpleaños que darán en casa de la abuela. - añadió y asentí aún pérdida en la incredulidad. - Iré a cambiarme y luego nos vamos. - finalizó subiendo las escaleras y dejándome sola con mi sorpresa.

Dejé el delantal que había tomado a un lado y me senté en el sofá tratando de comprenden a que se debía tanta suerte.

("¿Quizas me siguieron y descubrieron todo sobre mi? ¿Loy sabe algo acerca de mi verdadera identidad? No es como que falsifiqué mis documentos, pero se puede cecir que luego de la hermosa despedida que mi abuelo me hizo, decidí agregarme el apellido de mi madre y usarlo como presentación. Por lo tanto, nadie sabía que era la única nieta del viejo Libia."):

- Laini. - la voz de Loy me sacó de mis pensamientos y rapidamente me puse de pie, dando camino a nuestra habitación.

- ¿Que sucede? - pregunté al llegar y sorprenderme al verlo en mi lado del armario y con éste abierto de par en par. - Tú..

- ¿De donde sacaste estos vestidos? - preguntó, mientras sujetaba la manga de uno.

- Yo.. Siempre han estado allí. - respondí con una sonrisa, viendolo caminar a mi y observar con seriedad. 

- Mientes.

- Yo..

- ¿Crees que no sé lo que tienes y lo que no? - preguntó y no supe que decir. - Jamás has tenido alguno de esos vestidos y mucho menos los zapatos que también estan guardados. - agregó señalando ahora la cama. - Fue la razón por la cual te compré ese vestido y esos zapatos. - añadió y trague con dificultad. ("jamás esperé que Loy supiera sobre las pertenencias que tenía, ni mucho menos iba a imaginar que compraría ropa para mi.") - ¿Donde obtuviste eso, Laini?- volvió a preguntar y ésta vez ya no supe que decir, quería inventarme alguna cosa pero las palabras no me salían.

¿Y ahora que hago?

(3)

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Según a como lo calculó, Loy no tenía conocimiento sobre marcas en vestidos de damas, por lo tanto decir que lo compró en una tienda de segunda mano era lo más apropiado.

- Sabes que mi mensualidad no la uso a menos que sea para algo escencial, entonces decidí visitar una tienda de segunda mano y compré estos vestidos y los zapatos. - dijo convencida, viendo a su esposo alzar una ceja y sonreír ante la tonta excusa que ella dió.

Luego de suspirar, giró en dirección a la cama y se sentó en ella para luego observar a Laini.

- Estaremos aquí hasta que me des una explicación creible. - respondió él, dejando sorprendida a Laini. - Ni siquiera la mitad de una manga de esos vestidos podrías comprar con la mensualidad de todo un año. - añadió viendo a su esposa negar. - Sé el valor que tienen cada uno de ellos y puedo asegurar a que ni siquiera yo podría comprarte uno de ellos.

- Bien, tú ganas. - respondió cruzando sus brazos. - Resulta ser que soy una multimillonaria heredera que ha decidido tomar el control de las poderosas empresas que su abuelo le dejó y por ello, he comprado esos vestidos. - contestó oyendo a Loy suspirar.

- Laini, si prefieres no decirme nada de el como los obtuviste está bien, puedes negarte a responder pero no me tomes por idiota. - respondió, dejando que a la nombrada se le dibuje una sonrisa interna. ("Despues no digas que jamás te he contado sobre esto.") - Anda, vayamos por un almuerzo y luego tienes la tarde libre para prepararte para la cena. - agregó viendo a su esposa asentir.

(...)

Era la primera vez que salian a almorzar solos, ni siquiera cuando el abuelo Jones vivía podían pasar un momento a solas.

No sabía sinceramente cual fue la causa de la repentina invitación de su esposo, por lo tanto, no hablaba esperando a que él lo hiciera.

- Buenos días ¿Que puedo ofrecerles? - preguntó un mesero al acercarse a su mesa.

- Buenos dias ¿Cual es el especial del día? - preguntó Loy.

- Tenemos dos especiales para hoy, pastas salteadas con verduras y carne de res o Chowder de pollo y maiz. - respondió amablemente el mesero, viendo asentir a Loy.

- ¿Te parece si pedimos la pasta? - preguntó a Laini. - Se que eres alérgica a la nata y el Chowder se prepara justamente con eso.

- Está bien. - respondió ella sin poder creer que su esposo sepa acerca de su alergia, pues ella consideraba que él no estaba absolutamente interesado en ella. - Am.. Yo..

- No tiene que ser un misterio para mi saber sobre las cosas que le hacen bien o mal a mi esposa. - comentó mientras le señalaba la bebida a el camarero, dejando a Laini pensar en que quizás.. Su esposo tuviera el poder de leer la mente. - Laini, no fuiste la única que se aprendió todo sobre el otro, llevamos casi tres años de matrimonio y puedo prestar atención a todo aunque tu pienses que no.

- Se que..

- ¿A que le tengo alergia? - preguntó viendo la sorpresa en los ojos de su esposa.

- A las nueces. - Respondió sin dudar.

- ¿Mi platillo favorito?

- Todo lo que sea picante.- Volvió a responder.

- ¿Mi color favorito?

- Azul oscuro. - dijo una vez más, viendo la sonrisa de Loy.

- Tu platillo favorito son las pastas, eres alérgica al nata, tu color favorito es el pastel, tu cumpleaños cae el 13 de agosto, tu fruta favorita es la fresa y puedo continuar si lo necesitas. - contestó él, dejando nuevamente sorprendida a la joven y hermosa mujer. - No necesito preguntarte cuanto conoces de mi porque sé que estaremos aquí un día entero.

- Bueno yo..

- Jamás hemos salido a almorzar solos y sé que lo querias, ahora la pregunta es.. ¿Porque te sorprende tanto el que te invite? - preguntó. - El que nunca lo hicieramos no quiere decir que no tendríamos oportunidad.

- ¿A que quieres llegar?

- ¿Porque no confías en mi? ¿Porque no me dices lo que quieres? Siempre puedo hacerme un tiempo para dedicarte. - respondió, viendo a Laini bajar su mirada.

- Ni siquiera compartimos la cama como para decir que somos un verdadero matrimonio. - contestó ella. - Desde que nos casamos, vivimos con tus padres y hermanas, jamás tuvimos un tiempo para hablar a solas ya que cuando llegas del trabajo estas totalmente cansado, no hablamos a menudo más que para darnos los buenos días y las buenas noches. ¿Como es que puedo pensar en pedirte algo? ¿Con que derecho lo haría.

- Con el derecho de ser mi esposa. - Respondió logrando que la joven levantara su mirada a él. - No soy tonto Laini, sé que solo tú te encargas de los quehaceres de la casa y te ocupas de toda mi familia, aunque no son tu responsabilidad. - añadió. - Por ello es que comprendo que puedas estar cansada y por ello no busco conversacion contigo pero.. Me gustaría que eso cambie, que puedas apoyarte más en mi.

- Permiso, aquí está su pedido. - interrumpió el mesero dejando una botella de vino sobre la mesa.

- Gracias. - dijeron ambos.

El silencio reinó por un largo rato incomodando a Loy, pues éste creía que el darle la confianza absoluta a su esposa no sirvió de nada.

- Si no quieres hablar, no voy a obligarte.

- Empezaré a trabajar. - Dijo ella sorprendiendo a Loy.

- ¿Como? - Preguntó incrédulo, viendo a su esposa girar la mirada a un lado.

- Dices que no podemos vivir solos ya que necesitas ayudar a tu padre para solventar los gastos de la casa. - Comentó ella. - Entonces decidí buscar un trabajo para poder pagar una renta y la comida de todos los días, de esa forma tú podrás ayudar a tu padre y..

- No Laini. - la interrumpió. - No puedo permitir que mi esposa trabaje, no es adecuado para nuestra familia..

- Me preguntaste que quería y te estoy respondiendo. - dijo volviendo su mirada a él. - Quiero que vivamos solos Loy.

- Pero.. ¿No podrías esperar un poco más? - preguntó él tímidamente. - Solo hasta que tome la presidencia de la empresa, una vez lo haga podré cumplir tu petición y seguir ayudando a mi padre.

- Bien. - Respondió ella con firmeza. - Pero entonces no me pidas que me quede en casa de tus padres de brazos cruzados y solo manteniendo la limpieza, quiero un poco de libertad así ésta me lleve a un trabajo.- Sentenció, viendo un debate en los ojos de su esposo.

-¿ Y donde has conseguido trabajo? - preguntó con cierta duda, pues no permitiría que al ser una nieta de la familia Jones, termine trabajando como camarera. Claro que no denigraba a las personas que se dedicaban a ello, pero si su abuela se enteraba de seguro la regañaría muy feo y no quiere eso, ya bastante tuvo que soportar después de que su abuelo murió.

- Te lo diré después de la cena de ésta noche. - respondió ella viendo asentir a Loy.

Y si, ya habían hablado suficiente, por lo tanto quedaba volver a el mismo silencio que reinó desde que se casaron, quedándose con sus miradas puestas en lugares diferentes.

(...)

Media hora después se encontraban degustando el delicioso almuerzo, uno que dejó dudas en Laini.

- Dijiste que tus padres fueron a almorzar con una persona. - afirmó viendo a su esposo asentir. - ¿Porque tu no fuiste? ¿Acaso te excluyeron? - preguntó viendo a su esposo observar la mesa sin decir nada. ("No, claro que no, a la que excluyeron fue a ella.") - ¿Quien fue la amable persona que les Invitó el almuerzo?

- ¿Porque la pregunta?

- Mm creo que para que tus padres aceptaran tenía que ser alguien importante. - respondió, oyendo el suspiro de su esposo.

- La hija de la familia Sumer ha vuelto y.. Aprovechó su regreso para dar un almuerzo con sus mas allegados, claro que casi toda la familia Jones asistió a dicho almuerzo. - respondió.

- Casi todos, menos tú.

- Mm no, Denis y Sac tampoco participaron de dicho almuerzo. - respondió viendo asentir a Laini. - Anda, termina tu almuerzo.

Y así volvieron a el silencio normal de ellos, una pareja que no se exigía nada, pero que se callaba mucho.

Una vez finalizada su pequeña salida, Loy decide acompañar a Laini hasta la estilista, algo que volvió a sorprenderla.

- ¿No tienes que ir a trabajar? - preguntó al ver que éste tomaba asiento detrás de ella y se disponía a ver una revista.

- Me tomaré la tarde para acompañarte, no quiero que te vuelvas sola al regresar. - respondió él sin verla.

- Puedo tomar un taxi de regreso, no necesitas perder tu tiempo en esto. - contestó ella, viendo a su esposo levantar la mirada a ella.

- Debería aceptar que su esposo se quede con usted, no suelen verse nunca éste tipo de interés en un esposo. - Dijo la estilista viendolos a ambos. - Deben estar muy enamorados. - añadió, viendo el sonrojo en ambos rostros.

Sin responder a las palabras de la estilista, Loy decide volver su mirada a la revista y seguir entreteniendose con los chismes que se contaban en ésta.

Laini solo lo observó por el espejo, debatiendose entre contarle toda la verdad a Loy o callar para que su plan no se fuera a la basura.

Pensando y pensando, llegó a la conclusión que lo mejor era reservarse por el momento, pues después de dos años enteros de matrimonio.. El repentino cambio de Loy la tomó por sorpresa, tanto así que se perdía buscando el porque de ésta nueva faceta de él.

Loy no era de los que hablaran mucho, pero se pasó el almuerzo entero hablando.

Loy no era expresivo, pero dejó que ella supiera cuanto la conocía.

Loy no era de los que perdían horas de trabajo, sin embargo prefirió quedarse con ella mientras se arreglara.

No, definitivamente aquí pasaba algo más y sea como sea.. Ella iba a descubrirlo.

Camino a casa, Laini observó con atención el rostro cerio de su marido, pues aún le seguía pareciendo extraño que éste actuará de manera rara. 

¿ Será por lo que dijo su suegra?  ¿ Será que actuaba con total amabilidad solo porque estaba por divorciarse de ella?

- Si tienes algo para decir, sólo dilo. - Lo oyó decir y rápidamente se sorprendió para volver su mirada al frente.

- Yo... Siento raro tu actuar, nunca fuiste la clase de hombre a la cual le gustara dejar su trabajo para ocuparse de su esposa. - Respondió ella, viéndolo girar su rostro a ella.

- ¿Te molesta que te brinde un poco de mi tiempo? - preguntó él, viendola negar. - ¿Entonces que es lo que preguntas?

- Creo que hay algo más detrás de éste repentino interés por salir conmigo, se que hay algo que no estás queriéndome decir. - Añadió, oyendo un suspiro de su esposo, lo que claramente le indicaba que si había algo detrás.

- Laini, tiene que ver con la señorita Sumer. - respondió y ella abrió su boca sorprendida. - Mi madre ha estado insistiendo con el tema de que deberíamos divorciarnos ya que tú no le convienes a nuestra familia y.. Sugirió que me comprometiera con esa señorita. - agregó, viendo a su esposa bajar su mirada, algo que le dió a entender que quizás su madre si tuvo la oportunidad para molestarla con ello.

- ¿Y tú que piensas? ¿Te divorciaras de mi? - preguntó volviendo la mirada a él, quien volvió a observar el camino.

Pese a que esperaba mucho escuchar su respuesta, él se concentró en el camino sin decirle nada, dejando que la decepción fuera el nuevo gesto en el rostro de su esposa.

Al llegar frente a su casa, Laini estaba a punto de bajar cuando es detenida por Loy.

- Creí que así como yo te conozco lo suficiente, tú sabrías cual es mi respuesta. - Mencionó él mientras sostenía la puerta.

- Tu silencio fue muy evidente, tu familia me detesta y creo que divorciarnos es un beneficio bueno después de todo. - respondió ella, viendo a su marido volver a acomodarse en su asiento.

- Pese a que pienses eso, soy un hombre de palabra. - contestó él. - Le he prometido a mi abuelo que cuidaría de ti y no voy a romper mi palabra. - voltea a verla.- Les guste o no a mi familia, tú eres mi esposa, fin del problema.

Ella sólo lo observo sin decir nada, pues solo esperaba a que él le planteara el asunto del divorcio pero.. No fue así.

- Aún tengo cosas por hacer, por lo tanto no podré pasar por ti para la cena en casa de la abuela, ve con mi madre. - Ordenó, viendo a su esposa sentir y bajarse. - Por cierto, usa el vestido que te compré. - finalizó, para luego marcharse dejando a su esposa con una sonrisa en el rostro.

Él no quería divorciarse, fue todo un invento de esa vieja bruja.

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