Voy a contarles una historia muy particular entre un chico y una chica, la cual muy pocos me creerán, una historia llena de romance, al grado de que podrías vomitar un arcoiris…o al menos esa expresión suele usarse igual que “tiene exceso de azúcar”, refiriéndose a cuando dos personas se demuestran su amor o cariño de manera desmesurada.

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Comenzaré hablando de la chica; ella es una joven de 17 años que vive en la ciudad, anhelando vivir en la playa con su tía Clarice, una persona muy liberal y educada, más no libertina, muy hermosa, de ojos oscuros y cabello teñido de plateado; la cual tiene una vida tranquila a la orilla del océano en compañía de su perro Rocco, trabaja despreocupada en su repostería que está cerca de su casa; sin embargo, a los padres de la chica no les parece del todo que su hija viva con una persona como Clarice, sobre todo porque padre de…¡Oh qué torpe! no he mencionado el nombre de la chica ¡Una disculpa! ella se llama Sara Elizabeth Bronne y el padre de Elizabeth se llama Antonio, de ojos oscuros y cabello negro; él quiere casar a la chica, que sea una buena esposa, una excelente hija y con buenos modales, inclusive asegura que si su hija Eli se va a vivir con su hermana Clarice se volverá rebelde, desobediente y perderá el rumbo de su vida y como no quería un futuro como ese para ella quería enviarla con su tía Eunice para que ella le buscara un buen esposo y la educara para ello.

Eunice era la madrina de la niña y tía de Antonio, ella se encontraba al mando de una escuela…bueno no exactamente una escuela, era más bien una casa hogar, un lugar donde adoptan niños y niñas, asegurándose de que tuvieran un buen futuro y a su vez enderezaba chicos y chicas rebeldes, molestos, desequilibrados, imprudentes, que solo quieren soñar. Eunice fue la única persona que no hizo cambiar de parecer a la tía Clarice cuando era joven, pues a ella no le importó lo que le enseñaba la tía Eunice, lo que hacía era tratar de hacerle creer que había mejorado y que estaba volviendo una “niña de bien” a Clarice, pero ella solo terminó aprendiendo que con los adultos y las personas importantes debía de comportarse pero no quería decir que actuara como una chica sumisa que solo sirve para casarse; la tía Eunice le buscó muchos maridos, pero Clarice rechazó a todos o intentaba que se alejaran de ella, muchos decían que era porque ya estaba enamorada, algunos creían que eran lesbiana y otros tantos decían que se ella iba a convertirse en una solterona loca.

Regresando a la descripción de Elizabeth…su nombre tiene una historia detrás, pues fue nombrada Sara igual que su abuela paterna y Elizabeth porque su mamá quiso probar con un nombre elegante pero no tan común en la región donde vivían. A Eli no le gusta que le digan Sara porque su papá así la llama, de igual modo la tía Eunice decide nombrarla por ese nombre. Su cabello es lacio como el de su padre, pero con los ojos color océano de su madre, una combinación de ambos igual que su nombre.

Eli tiene una hermana mayor de 20 años llamada Clara, que al igual que su hermana tiene los ojos y el cabello del mismo color, pero con la diferencia del tamaño pues sus ojos son más rasgados y su pelo no le llega ni a los hombros. Ambas hermanas son desastrosas pero con respecto a la mayor el padre dice que “al menos podría ser una buena esposa”. Tanto Eli como Clara iban en cada una de sus vacaciones por lo menos una semana a la casa de la tía Clarice, para ambas era muy divertido estar ahí, pues la playa brinda paisajes espectaculares, todo era muy tranquilo y actuaban de forma diferente a las de la ciudad; para ellas estaba claro el por qué les gustaba estar ahí, pero les daba mucha curiosidad saber las razones de su tía, así que constantemente le preguntaban al respecto, y en una ocasión cuando estaban en una reunión familiar por el cumpleaños de ambas decidieron preguntarle nuevamente.

-Tía clarice ¿Por qué vives acá?- y la tía Clarice no solía responder, en cambio dibujaba una sonrisa en su rostro y miraba el mar, pero en esta ocasión miró al techo y suspiró.

-Es que me enamoré del mar- muy de vez en cuando contestaba cosas respecto al mar o decía estas mismas palabras.

-¡Esos son disparates! ¡Has perdido la cabeza por vivir tan apartada de la sociedad! ¡Estás completamente loca!- y otras tantas cosas más dijo el padre de las niñas cuando escuchó esa respuesta.

-Es mejor ser rara y loca que normal y amargada como otras personas- dijo ella refiriéndose a su hermano tratando de molestarlo y provocarlo para que se enojara más, las niñas solo se rieron ante ese comentario.

La madre de Eli se llama Lucía Crestel, su hermoso pelo castaño claro y sus ojos marrones combinaban perfectamente, pero lo que más resaltaba en ella era su capacidad para escuchar a la gente, siempre agradaba a todos, pero cuando se molestaba lo hacía en serio y era de temer. Ella a los 17 años de su hija, hizo lo posible por convencer a su esposo de que no les reprochara a sus hijas cada que ellas querían ver a su tía Clarice y para que él aceptara que ambas jóvenes fueran cada que tenían vacaciones fue todo un reto, uno que tuvo que superar, pero como Eli antes de que su padre decidiera enviarla con la señora Eunice quería vivir un tiempo con su tía Clarice, así que la mamá de Eli tuvo que usar de nuevo sus habilidades de persuasión.

-Muy bien ¡Que se vaya año y medio si tanto le gusta estar con su tía!- le dijo el señor Antonio muy furioso, a su esposa después de tanta insistencia, sin embargo Eli no le tomó importancia al enfado de su padre, pues al tener luz verde no dudó en prepararse desde ese momento y fue lo más rápido posible a su habitación para comenzar a hacer sus maletas, a pesar de que faltaba una semana para irse a la casa de su tía Clarice lo que quedaban de las vacaciones.

-Dile entonces a tu hermana que prepare el cambio de escuela- la mamá de Eli le sugirió a su esposo.

-Deja que pierda un año de clases así entenderá que no era buena idea ir con su tía- le contestó el señor Antonio.

-¡Me parece absurdo que quieras hacer eso solo por una rabieta! No te preocupes yo hablo con Clarice no tienes que intervenir en nada- la esposa molesta solo se cruzó de brazos, pero en esa semana antes de que la chica viajara, tanto ella como la tía Clarice arreglaron el cambio de escuela de Eli para solo un año. Eli escuchaba sus discusiones al respecto, pero su felicidad era más grande que cualquier otra cosa y además ella ya tenía un par de amigos por donde vivía su tía y como esa playa no era muy turística solo tenía una institución de cada nivel educativo, significando que se encontraría con ellos.

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Muy bien, ahora me pasaré con el chico, si no terminaré de contar la historia y jamás hablaré sobre él…en este caso sí comienzo con su nombre porque si no lo olvidaré por completo como en el caso de la chica. El chico se llama Damien Aballot, de 16 años, es bastante apuesto, de ojos marrones, pelo rojo y pecas; este chico también vivía cerca de la playa, contando con un dato curioso e irreal, pues no tiene piernas ¡No! No es lo que piensas, no anda en silla de ruedas o está postrado en una cama, me refiero a que tiene una coleta de pez, él vive en el mar y le encanta estar ahí, pero le da demasiada curiosidad los humanos…y cabe aclarar que no es similar esta historia a una que ya conoces, una historia sobre una chica sirena de pelo rojizo; de hecho sería muy hilarante que fuesen parientes, pero no lo son, que no se te olvide que esa es otra historia completamente diferente o bueno, no lo sé, pero lo que sí sé es que comparten la característica de que ambos tienen una coleta, el cabello rojo y un par de características en sus historias.

Damien no es un sireno común, más bien él es un príncipe y su padre lo está preparando para convertirse en rey, a él y a su hermana mayor esperando que alguno de los dos logre superar al otro y se gane el derecho al trono, además de que se case pronto para asegurar el trono; lamentablemente para el señor Adam Aballot, el chico no tenía las mismas ideologías y planes para su futuro que su padre, Dam quiere ser un humano o un sireno con una vida lo más normal posible. Dam tiene una tía abuela llamada Nona, a quien quiere casi como letra madre, pues su mamá de sangre la perdió cuando apenas era un niño, muchos del reino llegaron a creer que ella murió a manos de pescadores…pero no, lamento decir que fue por culpa de un tiburón, suena absurdo pero es verdad.

Nona era una vidente del mar, la cual ve el futuro de las personas con solo dormir debajo de uno de sus cabellos, pero lo que Nona siempre le decía a Dam era que él siempre tenía cuatro futuros posibles y le era imposible saber cuál era el definitivo, pues sus elecciones del chico eran muy inesperadas haciendo que su futuro estuviera en constante cambio. Y no, ella no solo veía el futuro, sino que también tenía ciertos poderes y habilidades; de igual forma hay que aclarar que pudiera ver todo el futuro de una persona, más bien eran fragmentos muy importantes Pero lo que sí podía saber con exactitud era el encuentro de personas especiales en la vida de alguien, un nacimiento o una muerte.

A comparación de Eli, Damien tiene tres hermanas, dos menores llamadas Annet de 14 años y Diana de 11, y una hermana mayor llamada Ivonne de 21; cada una tiene personalidades distintas y son princesas a su modo. Dam no tiene tíos por parte de su papá pues él fue hijo único, ni por parte de su mamá; tampoco tiene abuelos pues fallecieron cuando su padre era muy joven causando que se terminara convirtiendo en rey a la misma edad que Dam.

Volviendo a lo que me quedé de la chica…ella llegó al aeropuerto y su tía la recibió con mucho cariño y cuatro deliciosos panqués, ambas se abrazaron con entusiasmo.

-Hija ¿Y tu hermana? no se quedará también?- preguntó la tía Clarice.

-Pero, usted sabía que mi padre no la iba a dejar venir- le contestó Elizabeth.

-No, yo sabía que no la había dejado quedarse un año aquí, pero no sabía que ni siquiera le había permitido estar una parte de las vacaciones- Clarice estaba un tanto molesta, pensaba hablarle a su hermano durante la tarde para reclamarle al respecto. Ambas se dirigieron a la casa de la tía Clarice y pensaron en todo lo que podían hacer en ese año y medio. Ya en la casa Eli se instaló en la habitación donde se quedaba ella y su hermana cuando visitaban a su tía en las vacaciones y mientras desempacaban las cosas de la chica comenzaron a hablar.

-Como estamos a la mitad de las vacaciones tendremos tiempo suficiente para comprar tus útiles y el uniforme- dijo Clarice muy emocionada.

-Estoy tan ansiosa por tomar clases en este lugar, ese siempre fue mi sueño- dijo Eli muy feliz, no pudo evitar dar un par de brinquitos. Los dos días siguientes se la pasaron increíble, comprando y paseando, además de cumplir con su trabajo en la repostería de la tía, a Eli siempre le gusta estar ahí el mayor tiempo posible pues todo ese asunto de la cocina le llamaba demasiado la atención, y en cada oportunidad que tenía las chicas que le ayudaban a su tía o la misma Clarice le enseñaban los pasos para la preparación de los postres que vendían. Y en esos dos días que apenas habían pasado juntas Eli notó algo que nunca antes había visto, su tía se levantaba temprano y prefería cenar o tomar café cerca del mar y contemplarlo, llena de nostalgia y amor, como si eso le recordara a algo o como si estuviese esperando a alguien.

-Cada noche te extraño, cada día te espero y no he olvidado a qué saben tus besos, porque sé que algún día tú y yo podremos volver a estar juntos- al tercer día de estar ahí en la casa de la tía Clarice, la escuchó decir mientras miraba por la ventana en dirección al mar.

-¿A quién se lo dices tía?- le preguntó Eli y su tía notó su presencia haciendo que ella brincara del susto.

-¡Ay hija! casi me sacas el corazón!- dijo tocándose el pecho -al mar, se lo dije al mar- contestó después de un largo suspiro de pesadumbre y nostalgia, el mismo suspiro que solía dar después de cada frase de amor dicha o leída y cada vez que le preguntaban por algún enamorado; muchos creían que ella estaba loca por las respuestas que daba refiriéndose al mar como su objeto de amor, pero lo que no sabían era que realmente no estaba enamorada del mar, sí era de un hombre, solo que nada más podía responder así para no entrar en detalles…y sí era una loca, una loca enamorada.

El mismo día que Eli escuchó a su tía decir unas palabras tan melancólicas y llenas de amor salió a pasear al mar como de costumbre, para despejarse un rato de pensamientos dolorosos, encontrándose frente al risco…ella miró el mar a lo lejos y suspiró, por un momento se le pasó por la cabeza el lanzarse y terminar ahí con su vida, ese pensamiento la hizo temblar, no sabía si por entusiasmo o por temor.

-Supongo que te estaré esperando con ansias- le dijo al risco - probablemente opte por el último día venirme a despedir de ti- se quedó unos momentos ahí.

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En esos mismos días dentro del mar, Dam trataba de no fastidiarse con su preparación para convertirse en rey, a veces llegaba tarde a sus clases o se quedaba dormido causando que que su padre se enojara con él, y eso a su vez provocaba que sus clases fueran aún más tediosas; su hermana Ivonne no se quedaba atrás, porque tanto Dam como ella en ocasiones se molestaban o se hacían bromas, lo que conllevaba a un castigo para ambos, pero eso lo hacía aún más divertido para ellos, pues a pesar de que ella ya fuera mayor seguía teniendo un espíritu infantil con sus hermanos y solo con ellos.

-¡Dejen de jugar, este es un tema serio!- siempre les decía eso su padre o el tutor, pero parecía que solo se lo decían a los crustáceos y no a un par de jóvenes, porque a pesar de saber que podían ser castigados nada los detenía; siendo muy cansado para el rey tratar de lidiar con ambos, a veces dejaba que terminaran sus deberes un par de horas antes de que oscureciera porque ya sabía que la disciplina de ambos empeoraba después de ese tiempo.

Y mientras Eli daba su paseo, Dam se encontraba tratando de irse a escondidas con Nona.

-Nona Necesito que me prestes el collar- le dijo él a su tía abuela.

-Claro, pero ten cuidado porque tu padre se enfadará con ambos si se da cuenta- le contestó Nona dándole el collar y Dam se fue muy feliz. ¿Para qué era ese collar? fácil, para poder estar con los humanos sin que se dieran cuenta de que él era un sireno, daba la capacidad de convertir a las sirenas en humanos o viceversa, pero a Dam le gustaba colocarselo como pulsera.

-¡Ten cuidado cerca del risco!- Nona le gritó a Dam antes de que se alejara tanto como para ya no poder verla o escucharla, el chico no sabía a qué se refería con exactitud pero imaginó que lo decía por los humanos. Y como ya saben, ella veía los diversos fragmentos de futuro de su sobrino, en este caso optó por tomar el riesgo de hacer que él tomara un camino en específico, el resto dependería de él respecto la decisión que tomara después.