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Lili Y El Bosque Maldito

Mil años atras

Hace mil años, en el Imperio Kunmen reinaba la paz. Los humanos y las criaturas mágicas y divinas convivían en armonía. Sin embargo, esa paz acabó cuando los humanos comenzaron a temer a las criaturas y a codiciar sus poderes. Un grupo de humanos, liderado por Erlang Atsuyo, quien al tomar sangre de un demonio se convirtió en mitad demonio y comenzó a aprender las artes prohibidas, cegado por su ambición, se aprovechó del temor que comenzaron a sentir los humanos.

Comenzó a reclutar gente prometiéndoles la inmortalidad y el control sobre el imperio entero. Comenzaron a cazar a los elfos, hadas, dragones, zorros de nueve colas, ya que Erlang creó un hechizo maligno que les permitía obtener sus poderes a través de tomar su sangre.

Mató al emperador Richal Kumiho y a toda la familia real. Su camino al trono estaba bañado de sangre tanto de bestias como de humanos. Y así se desató la oscuridad y el caos en el imperio. Humanos y bestias se enfrentaron, el olor a muerte se desató por todo el imperio.

La Diosa Luna Change, al ver cómo los humanos y las bestias se mataban entre sí, ese caos y destrucción, se compadeció de las bestias al ver que estaban siendo exterminadas. Ella lloró y sus lágrimas cayeron a la tierra, creando así el bosque místico Xuan Men en las fronteras del Imperio Kunmen, donde las bestias y humanos se encontraban luchando. Las bestias se retiraron a lo profundo del bosque, mientras los humanos quedaron a las afueras, otorgándoles así su protección.

En esta batalla se destacaron tres valientes jóvenes: Guan Yu, un Guerrero Marcial de cabellos negro y ojos marrones claros, Alto y musculoso. Kam Misoo Maestra de la espada, una alvina de ojos azules, con buena figura y grandes atributos, hermosa y elegante. Por ultimo, Lian Shen un castaño de ojos verdes, Alto, con un buen físico corporal, ni tan delgado, ni tan musculoso, prodigio con el arco y flecha. Quienes armaron una rebelión contra el emperador tirano Erlang.

La Diosa Change, al ver que en el corazón de estos jóvenes había bondad, les otorgó la espada sagrada de la redención a Kim Misoo, la alvina de ojos azules. Estos valientes jóvenes se destacaron como una luz en medio de la oscuridad que reinaba. Kim Misoo levantó la espada sagrada contra el demonio Erlang y junto con Guan Yu y Lian Shen lucharon una intensa batalla iluminados por la luz de la luna.

Con sus últimas fuerzas, Kim Misoo sacrificó su vida para desatar todo el poder de la espada sagrada, apuñalando así el corazón de Erlang.

-La muerte es la única aventura que te queda.- dijo

-Jajajajaja, Misoo, pero a qué precio. ¿Vale la pena sacrificarte por todos estos insectos? ¿Crees que me venciste, pero te equivocas.-, dijo Erlang mientras todo comenzaba a temblar y se escuchaba su risa loca.

-Los veré en el infierno jajajajaja.- añadió.

-¡Ese bastardo piensa matarnos junto con él!.- dijo Guan Yu dirigiéndose rápidamente a Misoo, que se encontraba de rodillas en el suelo jadeando.

-¡Misoo!, ¿te encuentras bien? ¡Resiste, por favor!.- dijo preocupado Lian ayudándola a levantarse.

-Estoy bien, chicos. Ahora tenemos que enfocarnos en cómo salir de este lugar. Ese maldito bastardo alteró el núcleo de un dragón y lo convirtió en una bomba.- dijo Misoo.

Todo se volvió un caos. Al no tener otra opción, Misoo, en sus últimos momentos de vida, para proteger a sus compañeros, detonó la explosión y dio su alma como cambio a la espada sagrada para así proteger a todos los supervivientes de la guerra.

-¡Misoo!!!.... ¡Kim Misoo!!!.- El llanto desgarrador de sus compañeros era lo unico que se escuchaba en esa fatídica noche....

Y así terminó la guerra, con la destrucción del imperio Kunmen y la muerte de Kim Misoo. A estos valientes jóvenes se les conoce como las 3 lunas, ya que la noche en que derrotaron al demonio Erlang parecían brillar bajo la luz de la luna, trayendo consigo luz en medio de la oscuridad.

Después de la muerte de Misoo, la espada sagrada desapareció y con ella Guan Yu y Lian Shen. Aunque la batalla terminó, el odio entre humanos y bestias no se apaciguó. Las bestias tomaron el bosque místico Xuan Men como su nuevo hogar y prohibieron la entrada a los humanos. Aquel que entre en sus territorios terminaría muerto.

Los supervivientes de esa sangrienta batalla destruyeron todo registro del hechizo maligno que creó Erlang y asesinaron a todos los que lo practicaban.

Tras la destrucción del imperio Kunmen, nació el imperio Tres Lunas, nombre puesto en honor a esos tres héroes que se revelaron contra el emperador tirano trayendo consigo la luz.

El comienzo

Soy Lili Elitihoon, una chica albina de ojos grises. Tengo 17 años de edad y desde que era una niña, mis padres siempre han sido sobreprotectores conmigo. No me dejaban salir del castillo Elitihoon. Mi madre es Celeste Kanji y mi padre, Etan Elithoon, archiduque de las tierras del norte del Imperio Las Tres Lunas y protector de las fronteras entre el Imperio Las Tres Lunas y el Bosque Maldito. Dicen que todo fuera de estas cuatro paredes es peligroso para mí.

-¡Señorita Lili, por favor baje de ahí, se puede caer!.- exclama Elena, mi sirvienta.

-Elena, cuántas veces tengo que decirte que no seas tan formal. Llámame por mi nombre.- hago un puchero.

-No me cambies de tema y baja.- insiste Elena.

Sonrío, es muy difícil engañarle

-Elena, deberías subir. La vista es hermosa desde aquí arriba.- le digo por tercera vez a mi sirvienta, aunque para mí es mi única mejor amiga.

-Señorita Lili, eso es muy peligroso. Baje de la muralla. Si la señora se entera, la va a castigar.-

-Mi querida Elena, si sigues con el escándalo, no solo mi madre se va a enterar, sino todo el castillo.-

Y se hizo el silencio. Parece que cayó en cuenta de lo que dije. La miro y veo cómo cruza sus brazos y me da una mirada de desaprobación con esos lindos ojos color café.

-Tranquila, suspiro. Yo sé lo que hago. Además, no es la primera vez que lo hago.- le digo con una sonrisa

Ella me mira y con esa mirada sé que la he convencido, como todas las otras veces.

-Está bien, señorita Lili, pero tenga mucho cuidado. Si se lastima, no sé qué le diré a la señora.

-Te preocupas demasiado, mi querida Elena. Esto ya lo tengo dominado.-

Estar encerrada aquí es muy aburrido. Quiero salir y explorar, aventurarme a lo desconocido, ver lo que hay afuera de este castillo. Pero solo puedo verlo desde las alturas de la muralla. Ver cómo los aldeanos celebran festivales y salen con sus parejas, esa libertad que tienen, la libertad que yo deseo. Sinceramente, los envidio.

Desde la muralla veo el ajetreo de las personas y un lindo atardecer. Al cerrar mis ojos, siento el viento acariciar mi cara.

"Lili... lili..."

- Elena, ¿qué pasa?.-

- ¿Qué sucede, señorita?.

- ¿Para qué me llamas?.-

- ¿Eh? Pero si yo no le he llamado, señorita.

Abro mis ojos y la miro. -Entonces, no me llamaste?.- Pregunto para asegurarme.

- No, señorita.- dice mirando cautelosamente alrededor para ver si había alguien más.

-¿Serán ocurrencias mías o es que ya me estoy volviendo loca por tanto encierro?.

- Ay, señorita.- suspira - usted no está...

La interrumpo- Shhhh... ahí está de nuevo.-

- ¿Lo escuchas, Elena?

- Señorita, yo no escucho nada - dice toda nerviosa.

- ¿Cómo no lo vas a escuchar? ¡Dice mi nombre! Me está llamando.- Siento algo raro cuando escucho mi nombre.

- Señorita, me está asustando. Mejor vayámonos de este lugar.

De repente, hace mucho viento y a través de él escucho esa hermosa voz masculina llamarme.

- Lili, ven conmigo... Lili...

Mi mirada se centra en el bosque maldito. De ahí viene la voz, pero no veo nada. En un aturdimiento, sigo avanzando.

- ¡Señorita, cuidado! ¡Se va a caer!.-

La voz de Elena me despierta, pero pierdo el equilibrio y todo se vuelve borroso. La voz de Elena se hace cada vez más lejos mientras caigo.

- ¡Señorita Lili! ¡Señorita!.-

Cierro los ojos resignada a mi destino y de lo único de lo que me arrepentía era de no haber podido salir a explorar el mundo fuera del castillo. De repente, me siento flotando en el aire. ¿Cómo es que no caigo? ¿O me caí y ya morí? 😕 Pero no siento el dolor de la caída. ¿Así es como se siente morir? Qué raro.

- Señorita Lili, usted...

- ¿Eh? ¿Elena, tú también te moriste? 😖 Espera un momento.

Abro mis ojos lentamente y me sorprendo. No me lo puedo creer.

- Ah, estoy flotando... ¡Rayos, estoy flotando en el aire!

Miro a una Elena con la boca abierta y los ojos bien abiertos. Está así de sorprendida que yo.

Veo cómo una luz cálida me envuelve todo el cuerpo y comienza a moverme y me lleva hacia Elena. Incrédula, miré hacia abajo y si, no es un sueño ni morí.

- Señorita, ¿se encuentra bien?.- dice Elena saliendo del asombro y comienza a revisarme de arriba a abajo nerviosa.

La extraña luz volvió a mi brazalete.

-Definitivamente tiene que ser un sueño, Elena pellízcame... ¡ahí! Pero no tan fuerte.

-Usted misma lo pidió, ¡jum! ¿Ya despertó o la pellizco de nuevo para que despierte?.

La miro y sé que está enojada -Mi querida Elena, no te enojes, sí, estoy bien.-

Si no fuera por este brazalete, sería puré de carne. Hasta de pensarlo me da escalofríos. Eso estuvo cerca.

-Señorita, ni se le ocurra hacer algo así de nuevo. Con la vida no se juega. ¿Sabes lo asustada que estaba? Pensé que te perdería.- dice al borde de las lágrimas.

-Elena, ya no llores. Perdón, es mi culpa. Debí hacerte caso.-

Me acerco a ella y la abrazo -Ya no llores, sí. Se me parte el corazón verte así. Estoy bien, no me pasó nada.- paso mi mano por sus mejillas para limpiarle las lágrimas.

Suspiro, -Está bien, pero no me vuelvas a dar esos sustos.-

Sonríe, -Bien, Elena, está oscureciendo. Es mejor irnos. Madre no se puede enterar de esto porque ahí sí que ni me deja salir de la habitación, ¿entendido?.-

-Pero señorita, ese brazalete está encantado, ¿no...?- la interrumpo.

-Este brazalete es especial. Siempre lo llevo conmigo. No recuerdo quién me lo dio, pero no es peligroso. Así que no le digas a mi madre lo que hizo el brazalete.-

- Eso es un secreto, Elena.- la miro seria.

-Está bien, señorita. De mi boca no sale nada.-

Sonrío, -Bien, ¡vámonos! Hay un misterio que descubrir.- Esto será emocionante. Algo interesante con qué matar el aburrimiento. Aunque aún se me hace raro. ¿Quién será lo que me llama desde el bosque maldito? ¿Por qué solo yo puedo escuchar su voz? Y también está este misterioso brazalete. No sé qué pasará más adelante, pero sí sé que no importa lo que descubra, lo enfrentaré con valentía. ¡Los Elithoon no son cobardes!

Disturbios en el bosque

Han pasado varios días desde aquel accidente y he estado investigando quién me dio este brazalete. Todo el mundo evita decirme. Además, he tratado de activarlo de nuevo y no pasa nada. ¡Qué frustrante! Por donde quiera que lo mire, este brazalete es normal. He intentado de todo y nada. No reacciona. ¿Será que solo funciona si estoy en peligro? ¡Eso es! Salto de la emoción.

- Claro, como no se me había ocurrido antes.-

- Lili, cuida tus modales en la mesa -dice mi madre Celeste con el ceño fruncido.-

- Ups, dije eso en voz alta. Perdón.- Estaba tan absorta en mis pensamientos que me olvidé de que estaba cenando con mis padres.

- Cariño, no la regañes. Hoy se ve más animada que los días pasados.- dice mi padre riendo

- Tú no la defiendas, la tienes toda mimada.- uhg!dice mi madre.

Mi padre le da un beso en la frente, -Querida, ¿sabes que te amo, verdad?.- la atrae a sus brazos.

Pero mi madre finge estar enojada y le da la espalda. Mi padre se ríe y me guiña el ojo. Yo le devuelvo el guiño riendo.

- Venga, mi querida esposa, dame un beso.

- ¡No! Aléjate de mí.

- No seas así, cariño.- mi padre le da una mirada coqueta.

- Ni creas que me vas a convencer mirándome así.

Suspiro. Ya comenzaron los dos. Esto es casi todos los días. ¡Ni cuánto drama! Si los soldados de mi padre lo vieran ahora, morirían de la impresión. Delante de ellos, mi padre es un tigre feroz, pero delante de mi madre es como un gatito juguetón.

Las cosas se están poniendo algo empalagosas. Yo mejor me voy.

-Me retiro, ya terminé.-

Ni caso me hicieron. Soy invisible. Yo amo mucho a mis padres, pero a veces es como si yo no existiera.

Ya en mi habitación, me cambio de ropa con la ayuda de Elena.

- Elena, ¿crees que yo podré tener una relación así como la de mis padres?.-

- Bueno, señorita, no sé decirle. Cada persona es diferente y ama de distintas formas.

- Mmm... no entiendo. El amor es complicado, al igual que este tonto brazalete.-

- Ahí, señorita Lili, una vez que lo viva de primera mano, entenderá. El amor puede ser dulce y amargo a la vez.

Suspiro. -Bueno, aunque yo dudo que llegue a casarme algún día. Me tienen prohibido salir de este castillo. ¡Moriré soltera! -lloriqueo- Dudo que el amor de mi vida me caiga del cielo, aunque eso sería muy divertido de ver, jajaja.

Elena me pellizca el brazo... -¡Ay, eso duele!.-

- Señorita, deje de imaginar tonterías.- bufó.

- Bueno, aunque yo dudo casarme algún día, con lo sobreprotectores que son mis padres y el hecho de que tengo prohibido salir del castillo, ¡moriré soltera!.- lloriqueé, aunque mi mayor sueño es salir de este castillo y conocer el mundo más allá de las fronteras.

Me dirigí hacia el balcón y me senté a ver la luna.

- Hici, me pongo en peligro de nuevo para ver si el poder del brazalete se activa nuevamente. Eso probaría mi teoría.-

- ¡Señorita, ni se le ocurra intentar algo así!.- dijo Elena con horror en toda su cara.

- No me mires así, no estoy tan loca. Quiero mi vida, ¿sabes? Aunque me tienta la idea, no tengo el valor para ponerlo en práctica, porque si no funciona, la muertita seré yo y adiós a mis sueños de libertad.

En la oscuridad del jardín frente al balcón donde se encontraba Lili, se pueden ver unos ojos rojos intensos mirando hacia ella. En la poca claridad, se puede apreciar la figura de un hombre.

-Es muy hermosa, una verdadera Diosa. Estoy muy ansioso de que nos encontremos, Lili.- Una sonrisa siniestra se posa en sus labios.

Desde donde estaba, podía ver que su largo pelo blanco brillaba bajo la luz de la luna. Era una escena espectacular para ver.

-Ya falta poco para vernos, mi pequeña Luz.- Y con ese susurro lleno de incontables deseos, desaparece.

Lili no sabía que estaba siendo espiada desde la oscuridad y que esa persona sería la que volvería su vida un completo caos.

Al otro lado de las fronteras, en el bosque maldito...

-Maestro, qué bueno que regresó. Los licántropos han vuelto a causar problemas y ahora, con los orcos, el bosque está hecho un total caos porque en su pelea han destruido parte del territorio de las hadas.-

De repente, el ambiente se vuelve extremadamente frío.

Lo mira con indiferencia, -¿Qué hicieron ahora?.-

El guardia tiembla de miedo, -Al parecer, los licántropos rebeldes mataron a uno de los hijos del líder del clan orco y este, en su furia, los persiguió y lanzó un ataque contra ellos. En medio de la pelea, se adentraron en el territorio de las hadas y destruyeron una parte de él, así que las hadas también se enojaron y pelearon con ellos también. Harry se llevó al escuadrón Quilin para mantener la situación bajo control a lo que usted regresa.-

-Al parecer, he sido demasiado amable con Erick y su banda de salvajes. Se atreven a causar problemas en mi ausencia.- En sus manos aparece un látigo con luces violetas electrizantes y sus ojos rojos brillan con una intensa intención asesina. Todo a su alrededor se congela. Todos a su alrededor tiemblan de miedo.

No hay nada más aterrador que ver a su señor enojado.

-Yihen, vamos. Hay unas bestias que domar.- Da un latigazo al suelo y su látigo chilla aterradoramente y su intención asesina crece. Comienza a caminar y desaparece en una niebla.

"Pobres almas en desgracia. Prefería morir a manos de la espada del señor que de Yihen. Ese látigo desatará el mismo infierno".

"Trataré de no enojar a su señoría, al menos quiero morir en paz. Pobres, ni eso podrán." susurraban los sirvientes

Al norte, en lo más profundo del bosque maldito, se desataba una lucha entre licántropos, orcos y hadas. El escuadrón Quilin intentaba apaciguar las aguas, pero es imposible, están cegados por la ira.

- ¡Erick maldito Pulgoso, detente! ¡Te mataré, cobarde!.- grita enojado Kevin Orcrack, líder del clan orco.

- ¡Ja! ¡Mátame si puedes, debilucho!.- Érick Shawdols, líder de los licántropos salvajes, se ríe y mira con burla a Kevin.

Ambos pelean en igualdad de fuerza, a base de sus puños y garras, pero se ven obligados a separarse cuando una bola de fuego se dirige hacia ellos.

- Ustedes, bestias incultas, se atreven a entrar a mi territorio a causar destrucción. ¡Esto es imperdonable!.- grita Alfea, líder de la tribu de las hadas, enojada.

- ¡Oye, mariposita, estás loca! ¡Casi me vuelvo lobo rostizado por tu culpa!.- responde Erick

- ¡Jum! Esa era la intención. ¡Salgan de mi territorio ahora mismo!.- con su magia, forma dos bolas gigantes, una de fuego y otra de hielo.

- No dejaré que este maldito se escape. Tengo que vengar la muerte de mi hijo.- Entonces, Érick se transforma en un hombre lobo con orejas puntiagudas. Todo su cuerpo se cubre de pelo gris y en sus manos crecen unas largas garras. Así como el orco se vuelve más grande y alas blancas se posan en su espalda.

- No me importa pelear con los dos. Los haré pagar por destruir mis tierras.- Alfea era más pequeña que sus enemigos, con orejas puntiagudas y alas en su espalda. No se podría subestimar su magia, era una de las más poderosas después del rey del bosque.

Y así continuaron peleando los líderes y sus subordinados. Harry, junto al escuadrón, entró en la pelea también, intentando pararlos, pero todo fue en vano. Las cosas se pusieron más violentas y, aunque atraparon a algunos, no pueden encerrarlos a todos.

De repente, cuando los tres líderes del clan peleaban, sintieron una intensa intención asesina, pero no sabían de dónde provenía. Al mismo tiempo, se separaron rápidamente al sentir que tal inmensa presión se dirigía hacia ellos.

¡Bum! Escombros salieron volando por todas partes donde ellos estaban peleando. En la tierra aparece un enorme cráter con forma larga como de una serpiente gigante. Los orcos, licán, hadas y el escuadrón Quilin dejan de luchar, mirando con horror hacia el cielo. Y ahí estaba él, el Señor Supremo, soberano del bosque, el más temido, respetado y cruel rey. Descendiendo elegantemente desde el cielo con su látigo Yihen en mano, con una inmensa intención asesina, todo el ambiente se vuelve frío y silencioso. Solo se escucha el grito de sed de sangre del látigo infernal.

-¡Majestad!- todos se ponen de rodillas y hacen una reverencia temblando de miedo, pensando "¡estamos jodidos!" menos Erick, el cual odia profundamente al rey por darle a los humanos la flor del loto milenario infernal, la cual solo florece cada mil años. Y él codiciaba esa flor para hacerse más fuerte y matarlo, para así poder tomar el control del bosque y luchar contra los humanos para apoderarse del imperio de las tres lunas.

Los mira con indiferencia, -solo me voy unos minutos del bosque y ustedes terminan matándose.-

Habla con calma, pero en su voz se siente una sutil amenaza. Mueve su látigo hacia Erick y le da en las piernas, haciendo que caiga de rodillas. El látigo brilla en un intenso violeta asesino, se estremece al sentir la sangre y su sed de sangre se incrementa aún más. Al caer, Erick hace un gesto de dolor y mira con odio a su rey. Kevin, al ver eso, se regocija internamente, muy bien merecido lo tiene.

-Hablen, ¿por qué estaban peleando?.- los mira con esos intensos ojos rojos como la sangre.

-Majestad, pido justicia por mi hijo. Solo era un niño, pero este bruto lo mató sin piedad.- dice temblando de miedo Kevin, ante la mirada aterradora de su señor, señalando a Erick.

Erick lo mira con odio y siente miedo aunque no lo demuestre por fuera, ya que sabe lo cruel que puede ser el rey, además de que no tiene la fuerza suficiente para enfrentarlo.

-Mi señor, yo también pido justicia por mis súbditos. En su disputa, han entrado a mi territorio y causado destrucción y han herido a muchos de mis habitantes. Yo solo protegía a mi tribu.- dice con valentía Alfea ya más calmada, mientras mira con burla a Kevin y a Erick, diciéndoles con su mirada "¡están tan muertos!"

-Erick, ¿tienes algo que decir?.- le mira con intención asesina.

La ira recorre todo el cuerpo de Erick, así como el miedo. Lo mira con odio y aprieta fuerte sus dientes. -Disfruté mucho matar a ese maldito mocoso.- sonríe mirándolo desafiante.

-¡Tú!... Desgraciado, ¿cómo te atreves?.- grita indignado Kevin

-Al parecer, he sido tan indulgente contigo que se te olvidó quién soy yo, Erick. Pero ya no más, tú y tus cómplices merecen algo peor que la muerte.-

-Yihen, mátalos.- así el látigo desata todo su poder. se ve envuelto por completo en llamas violetas. Las nubes taparon a la luna y truenos se escuchan desde el cielo. Yihen chilla emocionado, mueve la mano y sale disparado hacia Erick con una intención asesina aterradoramente llena de sed de sangre.

A su paso va azotando con el látigo a todos los licán en su camino hacia Erick. Cerca ya de él, lanza el látigo hacia él, pero Erick tenía un truco bajo la manga y se teletransporta a otro lugar. Pero no salió ileso, ya que el látigo llegó a darle en la espalda, sin contar que estaba gravemente herido.

-¡Se escapó! ¡Jum! ¡Cobarde! Quiero ver hasta dónde puede correr. Será divertido cazarte.- en sus labios se posa una sonrisa siniestra. Detrás de él se escuchan los gritos de desesperación de los licán que azotó con su látigo. Una de las especialidades de Yihen, el látigo infernal, es que su fuego no quema, sino que devora a los que hiere. Y cuando se encuentran por morir, absuelve y se alimenta de sus almas, condenando al sufrimiento eterno a sus víctimas.

-Harry, pasa la orden. Erick Shawdols es un criminal peligroso. Mató personas inocentes y causó destrucción en la tribu de las hadas. Si lo ven, mátenlo, y todo aquel que se atreva a esconderlo será decapitado.-

-¡Como ordene, majestad!

-Los orcos tendrán que darle una compensación a las hadas por lo que destruyeron y, además, las ayudarán con la reconstrucción. En cuanto a la compensación, pónganse de acuerdo entre ustedes, ¿entendido?.-

-¡Sí, su majestad! -ambos le dan una reverencia.

-Kevin, tu hijo será vengado. No quiero que algo así vuelva a ocurrir.- le mira con indiferencia mientras Yihen desaparece de sus manos.

-Muchas gracias, Su Majestad. Estaré eternamente agradecido.-

Y así, todo se resolvio.

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