Mi nombre es Amalia Santana, tengo 21 años vivo en un rancho qué se dedica a la exportación de la crianza de caballos pura sangre en Texas.
Mis padres fallecieron cuando aún no aprendía ni a caminar, es lo que me han dicho desde que tengo uso de razón Rosario Miranda y Ricardo Santana así se llamaban . Fui criada prácticamente por la pareja de cuidadores del rancho. Los dueños del rancho eran los señores Montero, el señor Fernando y la señora Graciela, el señor siempre me trataba con cariño siempre y cuando la señora no estuviera presente. Lo cual me causaba mucha extrañeza. Estudio veterinaria voy en 3.er año, siempre me han gustado los animales y más aún los caballos ya qué me he criado cerca de ellos.
Mis papás que así lo siento, por todo el amor que me han dado. Me dicen que soy la luz que alumbró sus vidas, ya que ellos no pudieron tener hijos. Ellos se llaman Marcela y Felipe Miranda.
Hoy es un día especial estoy terminando mi tercer año de universidad lo cual me pone muy contenta porque ya puedo decir que soy licenciada en veterinaria.
En la universidad mis amigos me hacen una pequeña fiesta en la pensión donde vivo en la ciudad. Como comprenderán a mis padres no les alcanza para rentar un departamento, el señor Montero quería rentar uno en una residencial exclusiva, lo cual rechace porque ya con pagar mi carrera era más que suficiente ya qué la señora Graciela vez que tenía la oportunidad me los restregaba en la cara. Lo que me entristecía. Yo no le he echo nada a esa señora para que sea así conmigo.
Mi mejor amiga Rebeca me decía... ¿Porque le aguantas tanto a esa señora??
_ No te preocupes ya estoy acostumbrada qué me trate así...Pero cuando termine mi carrera y ya sea una profesional y devuelva peso a peso lo que me ha dado el señor Fernando no me quedaré callada. Por ahora no me queda más que aguantar.
Ya pasaron los 2 años que me quedan por terminar mi carrera, fue una hermosa graduación, donde mis padres se podía ver la emoción y lo orgullosos qué se veían de mi logro.
Mientras que en el rancho se preparaba una bienvenida, una por mi regreso y porque don Fernando me propuso ser la nueva veterinaria del rancho más famoso de Texas. Lo caul acepte y así poder ir pagando lo que el ha echo por mi y mis padres. De primero no quería, pero finalmente acepto porque le dije si no aceptaba tendría que irme a otro lugar a ejercer mi profesión.
Estábamos celebrando mi regreso en la casa que estaba apartada de la casa grande como le decía mi madre.
Aparece doña Graciela con su andar elegante y mirando por encima del hombro como si todos los presentes fuéramos hormigas.
_ Hasta que lo conseguiste... Me dice. Con cierto tono de desagrado.
_ Claro… Le dije… Con perseverancia y mucho esfuerzo se logran grandes cosas… Continúe diciendo. Esta señora no me iba a echar a perder la felicidad que tenía.
Don Fernando que estaba con nosotros la tomo de un brazo y se la llevo. Sin antes decirme que me felicitaba y que me esperaba el lunes a primera hora en mi oficina para firmar contrato.
En la casa grande.
_ Como te atreves a sacarme así... Le decía doña Graciela a su esposo.
_ y a ti no te voy a seguir permitiendo a que trates así a mí... A esa niña, decía don Fernando.
_ Claro la defiendes porque es la hija de esa mujerzuela. Reclamada doña Graciela.
Doña Graciela le tenía celos a Amalia. Por cómo la trataba don Fernando. Se veía la cercanía entre ellos. Como de padre a hija y como ella no pudo darle hijos. Los celos eran aún más grandes.
Ya llego el día lunes. Amalia se despertó más temprano que de costumbre. Estaba muy emocionada. Se despidió de sus padres con una gran abrazo.
Llego a las oficinas qué están en el centro de la ciudad, se presentó con la recepcionista qué la anunciará con don Fernando su llegada qué tenía cita con él.
Amalia llegó a la oficina, la secretaria la anuncio y don Fernando dio el pase.
_ Hola hija que gusto que ya esté aquí... Dijo don Fernando con la amabilidad qué siempre la trataba.
_ Buen día don Fernando... El gusto en mío, Ud. sabe que lo aprecio mucho y le estoy muy agradecida.
_ Te cité aquí porque tal como te lo prometí que una vez terminada tu carrera te contrataría para que la veterinaria de mis caballos. Rogelio ya está viejo y pronto jubilará y no puedo quedarme sin veterinario. Y que mejor que tú para ocupar su lugar. _ le dijo don Fernando.
_ y yo estudié muy arduamente para sacar mi carrera y no solo eso, sino ser la mejor.
_ No cabe duda que eres una gran profesional. Aquí está el contrato, puedes leerlo y modificar lo que no te guste.
_ sí, hay algo que quisiera agregar. El sueldo está bien... Más de lo que esperaba. Pero quiero poner como condición que se me haga el descuento del 20% como pago por haber pagado mi carrera.
_ Pero Amalia no tienes por qué devolver eso!! . Tú sabes que te quiero como una hija.
_ Si, pero no lo soy... Dijo Amalia. Sin esa cláusula en el contrato no lo firmaré.
_ Está bien le pediré a mi abogado qué redacte nuevamente el contrato con lo que pides.
Todo sea para que se quede conmigo. Si supiera que en mi hija y lo único que me quedo de su madre que tanto ame.
Fernando recordando el pasado.
Tuve una relación con la madre de Amalia era una mujer muy bella. Cabello negro azabache, ojos color miel y una sonrisa encantadora. El tiempo que estuvimos juntos lo hicimos a escondidas. Mis padres no me permitieron tener una relación con ella, dizque no era de la misma clase social. Ellos me tenían una prometida de la alta sociedad (Graciela) en esos tiempos lo que los padres decían era ley. Fui un cobarde. Acepte lo que mis padres decían.
Llego el día de la boda, fui a ver a Rosario, así se llamaba. Y Marcela qué era su cuñada me dijo que se había ido y me había dejado una carta.
LA CARTA.
Mi querido Fernando.
...Te escribo esta carta como despedida. Deseo de corazón que seas muy feliz. Yo siempre te llevaré en mi corazón. Los años que pasamos juntos fueron lo mejor que me han pasado. Siempre supe que tus padres no me querrían en tu vida, pero me llevo un recuerdo que lo tendré conmigo hasta el día de muerte. Por favor no me busques y sé feliz. ...
***Rosario.
(más adelante les contaré como supo Fernando que Amalia es su hija 😊***)
Amalia.
Salí de la oficina de don Fernando, ahora mi jefe. Muy feliz ya tenía trabajo y podía ejercer mi profesión.
Llegué al rancho, salude a mis padres así los llamo aunque sé que son mis tíos.
Me cambié de ropa, me puse unos jeans una camisa y mi sobrero.
Fui directo a la caballerizas y como no felicidad que dure cien años.. Pues de camino me encontre con la doña... Bendita suerte la mía.. Pensé .. Y claro ella no pierde oportunidad de decirme que soy una aprovechada y cuantas cosas más con tal de humillarme.
Y ya no aguante más y le digo... A ver Sra Graciela qué es lo que yo le echo para que siempre me ande humillando y tratando de lo peor???
_ Haber nacido!! Me dice y se fue echando chispas.
Y yo me quede helada... Pude sentir el odio que me tiene esa Sra.
GRACIELA
Si supiera que es la única hija de Fernando, qué por eso la odio. Que por culpa de su madre, Fernando jamás pudo amarme y por si fuera poco ella será la dueña de todo esto. Como no la voy a odiar... Ella debió haber muerto junto a la mujerzuela de su madre en aquel accidente.
Amalia siguió hacia las caballerizas, hay la esperaba Rogelio.
Le entregó informes de los caballos qué estaban en tratamiento y las yeguas qué estaban pronto a parir. En fin todo en lo que estaba haciendo. Los que necesitaban vacunas. Y los sementales era donde tenía que tener más cuidado, una porque eran muy briosos y además del cuidado de ellos dependía qué salieran los mejores ejemplares y de las yeguas qué estaban destinadas para la reproducción. Presentó a los demás empleados, todos la recibieron muy bien, ya que la conocían de antes. Amalia cada vez que tenía vacaciones se la pasaba en el rancho junto a los caballos. Los trabajadores la querían mucho porque ella siempre fue amable con ellos.
Fue un día agotador... Pero estaba feliz tenía mucho que hacer en las caballerizas.
Ya terminada la jornada de trabajo y chequeando qué todo estuviera en orden. Tomo uno de los caballos qué eran de paseo... Y se fue a un arroyo qué quedaba en los límites del rancho.
Ahí Amalia se relajaba. Podía nadar como ella quisiera. Ya que nadie se acercaba a ese lugar. Era como un paraíso perdido qué sólo ella sabía.
Así había pasado unas semanas de trabajo.
Un día don Fernando llamo a Amalia qué se presentara en la oficina. Que tenía que presentarle a alguien importante con cuál estaba cerrando un negocio importante. Y quien mejor que ella qué se ha criado entre los caballos y ya manejaba cada información de los mejores ejemplares. Para hablar de ellos.
Sin más Amalia fue a la oficina… Se cambió solo las botas qué usaba cuando estaba en las caballerizas por unas botas limpias qué tenía en la consulta.
Tomo su camioneta, una Ford de los años 80. Le gusta todo lo antiguo y además no se daría el lujo de comprarse algo de último modelo si solo estaba un mes trabajando… Además, quería ahorrar y así regalarles a sus padres un rancho, claro que no tan grande que él de los Montero. Pero en fin, para que tengan algo propio. Y así agradecerles por todo el amor que le han dado.
Llego al edificio donde se encontraban las oficinas, fue directo al estacionamiento. Como ya la conocían no tuvo que pasar por recepción.
Estaba bajando de su camioneta y entra a toda velocidad un Lamborghini, vidrios polarizados no podía ver quien manejaba y por poco la atropella.
_¿y este quien se cree para manejar así…? Todo por andar en un último modelo. IDIOTA A CASO TE CREES EL REY DEL MANEJO… ¡¡¡QUE NO SABES LA VELOCIDAD QUE ESTÁ PERMITIDO EN LOS ESTACIONAMIENTOS...!!! Gritaba Amalia.
Amalia sube en el ascensor y ve su reflejo en él. Se da cuenta que tenía la cara sucia donde estaba con los caballos.
Se baja del ascensor y se va a los baños, se aseó un poco para verse presentable y se fue a la oficina de don Fernando.
La secretaria la hace pasar.
_ Don Fernando... No sabe lo que me acaba de pasar.. Un idiota al volante casi me atrope...... No sigue hablado cuando se da cuenta que no estaban solos.
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