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"Literalmente" Casada Con El Enfermo

capítulo 1, PRÓLOGO

Hace quince años se unió a la familia Lewis una mujer con tres hijos. Por error, fue secuestrada y llevada a otro país. Su vida corría peligro, así que decidieron dejar a Mary en la enorme mansión de la familia para resguardarla a ella y sus dos hijos menores: Neo, quien era un niño con discapacidad motora e intelectual, y Mili, una niña dulce, tierna y amigable que se ganó el corazón de todos, incluyendo al pequeño Diego. Él era introvertido, pero su lenguaje era extenso para su edad, inteligente, amaba la música y los números, pero tenía cero habilidades sociales.

Quería tener amigos, pero no sabía cómo. Era el hijo de Víctor Lewis, un reconocido empresario multimillonario, quien decidió dejar a Mary para que trabajara mientras se arreglaba su situación.

Mary era una excelente profesora y fue ella quien comenzó a ser la tutora de Diego, ayudándolo a socializar e interactuar de mejor manera con otros. Diego era un niño con síndrome de Asperger, algo más común de lo que creen, que solemos tildar de raros, bobos, tontos, egocéntricos, sabelotodo, entre otros.

Mary consiguió el amor con Boris, su actual esposo. Él era el jefe de seguridad de la mansión y mano derecha de Víctor. Es un hombre amoroso, trabajador y fuerte que también había sufrido en su vida. No tenía familia y con Mary obtuvo una y muy numerosa, ya que él se hizo cargo de sus hijos y del que tuvieron juntos, llamado Boris Junior.

Sus hijos crecieron bajo una familia imperfecta, pero llena de amor y respeto. Mili, desde que llegó a ese país, se familiarizó tan rápido con el idioma que lo aprendió en unos meses. Luego lo perfeccionó y así fue amando cada vez más el aprender idiomas, y eso fue lo que estudió en la universidad. Actualmente, habla siete idiomas a la perfección. Es hermosa, extrovertida, elocuente, chistosa, tiene buen sentido del humor y ama ayudar a otros.

Por tener raíces latinas, Mili desarrolló un cuerpo bastante definido, unas caderas de infarto y un trasero que deja con la boca abierta a más de uno. Sus ojos son marrón oscuro, cabello negro y piel blanca cremosa, lo heredó de su madre. Es bella físicamente, pero su belleza real viene desde adentro. Es humilde, sencilla, un poco ingenua, con un gran corazón que cree está siendo ocupado por Maikel, su actual novio.

Por su parte, Diego es un músico reconocido, ya que ha interpretado las partituras del mismísimo Sergey Rachmaninov.

Sin embargo, en un momento decidió retirarse de la música e interesarse por las finanzas y la economía, logrando obtener dos títulos de manera simultánea. Durante la secundaria, él y Mili eran inseparables: estudiaban juntos, jugaban juntos, comían juntos. Todo lo hacían juntos. Él encontraba en ella ese equilibrio para poder conocer y darse a conocer con otros. Muchas de estas habilidades sociales las aprendió con Mary y Mili.

Es importante saber que el Síndrome de Asperger se define como la escasa habilidad social para interactuar con otros, la difícil tarea de entender un lenguaje no literal, metafórico o de doble sentido. Esto no quiere decir que no le guste interactuar con otros. Al contrario, desean conocer a otras personas. Sin embargo, no saben cómo hacerlo. Pero con ayuda, lo pueden lograr y desarrollar una vida social "normal".

Cuando Diego comenzó la universidad, pasó por varios años donde quiso abandonar y no seguir estudiando. Pero Mary siempre lo alentó a seguir. Él se sentía triste porque Mili había decidido estudiar otra carrera. Y aunque siempre al final de la tarde se reunían y se iban juntos a casa, él quería pasar más tiempo con ella.

Por la noche, se sentaban en su lugar preferido, hacían tareas, luego escuchaban música o Mili escuchaba tocar el piano a Diego. Él también había compuesto varias canciones que eran para ella, pero nunca tuvo la valentía de decirle que ella era su musa.

Así pasaron todos los años de estudio. Fueron a bailes y fiestas juntos. Diego siempre protegía y defendía a su mejor amiga Mili de cualquier patán que quisiera propasarse con ella. Siempre salía con la boca o nariz rota, pero él nunca dejaba de defenderla. A través de Mili, logró hacer muchos amigos que hasta la actualidad los mantiene. Sin embargo, ellos saben su condición y aunque están en contacto con él, se mantienen al margen de no ser tan insistentes cuando él no quiere salir o ir de fiesta.

Mientras pasaban los años, estos chicos cambiaban físicamente, cambiaban sus gustos, sus hobbies, sus amistades y Mili de novios, cosa que no le agradaba mucho a Diego, pero él tenía como un sexto sentido para detectar imbéciles, y así, como iban llegando novios, él se encargaba de mostrar las verdaderas intenciones de estos chicos, dejando a Mili sin novio y él con la cara rota.

Diego no era musculoso, no le gustaba hacer ejercicio, lo veía innecesario, por eso su contextura era delgada, de 1,90 metros de altura. Su cara estaba repleta de hermosas pecas que hacían un hermoso contraste con su piel blanca, sus cabellos rojos y sus ojos grises que, dependiendo de la luz del día, se tornaban más claros o más oscuros.

Cuando terminaron la universidad, Diego pasó a trabajar en la empresa familiar, pasó a ser adjunto al departamento de economía y finanzas, donde se desenvolvía muy bien. Incluso había logrado que la empresa mejorara considerablemente sus ganancias y contratos internacionales. Su padre, Víctor, le había estado insistiendo por varios años que lo acompañara a él en la presidencia para que supiera cómo hacer el trabajo, porque algún día él sería el CEO de dicha empresa, cosa que a Diego lo tenía sin cuidado.

Él era respetado en la empresa, tanto por ser hijo del dueño como por ser un chico tan brillante que, a sus escasos 25 años, era todo un experto en el área. Claro, algunas personas no estaban de acuerdo porque decían que él era un enfermito y que no sería capaz de llevar las riendas de esa empresa, que era raro y que no le gustaba hablar con los demás, que sería muy difícil que él pudiera hacer buenos negocios.

Diego se imaginaba siendo CEO de dicha empresa, pero también pensaba que todavía faltaba mucho para que eso llegara, aunque estaba más cerca de que llegara, de lo que él pensaba, porque su comportamiento dejaba mucho que pensar en el resto de accionistas, y más que había algunos que tenían sus propios candidatos. Diego, mayormente, se mostraba inexpresivo, callado y solitario, pero cuando se trataba de reuniones, conferencias, ponencias, él era alguien distinto. Su lenguaje corporal no era nada expresivo, pero cuando hablaba, tenía una exquisitez de palabras bien pronunciadas y elocuentes que a todos les gustaba escuchar. Víctor siempre lo llevaba a estas reuniones y se sentía muy orgulloso de su hijo, quien en algún momento le costó mucho aceptarlo.

Mientras tanto, Mili se dedicó de lleno a estudiar idiomas, logrando hablar siete idiomas a la perfección, y aún quería seguir aprendiendo. Cuando terminó la universidad, la misma empresa de Víctor la contrató como traductora de los diferentes anexos, sucursales o franquicias de la empresa en todo el mundo. Ella era feliz viajando y aprendiendo cada vez más de otras culturas, costumbres, dialectos, entre otras cosas. En uno de sus viajes, conoció a Maikel, un chico con una personalidad efervescente y sanguínea.

Le gustaba llamar la atención donde llegara y siempre quería ser el centro de atención. Su piel era morena, tenía ojos verdes, sombra de barba y brazos tatuados que le daban un aire de chico rudo. Medía aproximadamente 1.80 metros de complexión corpulenta y asistía al gimnasio. Su deporte era el boxeo. Cuando conoció a Mili, quedó prendado de sus caderas y su cara angelical. Sabía que ella era ingenua y que, a pesar de haber viajado por el mundo, aún había cosas que ella no sabía reconocer en algunas personas, como por ejemplo, las malas intenciones.

Mili se enamoró de este chico al punto de creer que con él se casaría. Ella soñaba con tener un hogar lindo, con un esposo maravilloso e hijos, pero los planes de este chico eran otros. Comenzaron a salir y tenían muchas cosas en común. A Mili le gustaba mucho su forma de ser con ella y que a donde fueran, él siempre le daba su puesto y daba a entender a otras chicas que ella era su novia y que la amaba. Mili se sentía muy bien con él. Ella le contaba todo a su mamá, a Mary, y le había comentado de este chico. Ella estaba ansiosa por conocerlo también y creía que era el indicado, pero esto cambió porque a Mary no le agradó del todo.

Cuando Mili y Diego se separaron por primera vez, para Diego fue muy difícil aceptar y superar esta situación. Sin embargo, Mili lo llamaba todas las noches y se contaban lo que habían hecho en el día. Para Mili, todo era nuevo, conocer gente y cosas nuevas. Para Diego, había momentos de bastante frustración por el estrés y presión en la empresa. Así estuvieron dos años, hasta que un día Mili se atrevió a contarle a Diego que había conocido a un chico genial y que le había pedido ser su novia.

Diego recibió la noticia de manera normal, él ya había aceptado que Mili, en algún momento, tendría su novio al igual que él. Así que sintió cierta felicidad y todo parecía transcurrir de manera normal. Pero todo cambiaría cuando Diego conoce al tan popular novio de Mili y siente sensaciones que no reconoce, poniéndolo de muy mal humor. ¿Serán celos? Y cuando Mili conoce a la novia de Diego, siente que está hablando con una Mamba Negra, porque lo que destilaba al hablar era veneno.

No obstante, las cosas se van a poner tensas cuando la única salida a todo este embrollo sea un matrimonio forzado entre estos mejores amigos. En donde esa amistad se pondrá a prueba, la convivencia se volverá un infierno y muchas sonrisas se van a borrar. La familia se tendrá que unir más para poder llegar a un final feliz.

Diego

Mili

Maikel

capítulo 2, MUY FELIZ

Como todos los días, Diego se levanta temprano, se ducha, lava sus dientes, se peina, se viste con un traje impecable, desayuna y agarra su maletín para ir a la empresa en su automóvil, desde que Mili inició el viaje decidió irse a vivir solo. Siempre llega temprano y sube a su oficina, donde lo espera su secretaria, quien es una mujer de unos 50 años, pero es un amor y muy eficiente. Él no quiere cambiarla, se siente muy cómodo con ella. Al entrar, está su delicioso café con leche con tres de azúcar.

"Buenos días, Sra. Camila, ¿cómo está usted?".

"Buenos días, joven Diego. Muy bien, adelante. Le dejé los documentos que me pidió sobre su escritorio, su café y me tomé el atrevimiento de traerle estas galletas, si gusta".

"Oh, muchas gracias, Sra. Camila. Las comeremos en la merienda".

"Son nutritivas y sin gluten, como usted las pide siempre".

"Perfecto, gracias. Mami se molestaría si sabe que como algo con gluten, ella me cuida mucho".

"Sí, lo sé, joven. Me retiro, estaré en mi escritorio por si me necesita".

"Muchas gracias, Sra. Camila".

A mitad de mañana, llega el CEO Víctor a la oficina de Diego.

"Toc, toc".

"Adelante, puede pasar y tomar asiento".

"Hola, hijo. Buen día, ¿cómo has estado? No supe nada de ti el fin de semana, ¿pasa algo?".

"Hola, padre. He estado muy bien. Realicé mis deberes con cuidado, no he sido tan torpe. Bueno, sí creo que agregué cloro a una ropa oscura y mami se va a molestar por eso. Sabes, papá, creo que no deben darme cloro porque...".

"Diego, tenemos reunión".

"¿Reunión?".

"Sí, con los nuevos inversionistas. ¿Estás listo?".

"Sí, papá, por supuesto".

"Muy bien, vamos".

Víctor y Diego salen de la oficina y caminan hacia el ascensor. Una vez allí, Diego retoma su conversación.

"El cloro es un químico potente para blanquear. Aún no sé por qué lo coloqué en la ropa oscura. Papá, ¿crees que mami se moleste? Es que si lo hace, no sé cómo disculparme. La verdad es que no me gusta usar cloro".

Víctor, harto de escuchar el bendito tema del cloro, respira profundo y le hace otra pregunta para poderlo conectar con lo que venía.

Hijo, Mary no se va a molestar, pero yo sí, en caso de que hayas olvidado lo que vas a decir en la junta.

No, papá, todo está aquí. Soy muy inteligente, recuérdalo. - riendo.

Lo sé, hijo. Eres el mejor en esto, así que a ganar.

Sí, señor.

Jajaja, te amo, hijo.

Yo también, papá.

Salieron del ascensor aquellos guapos hombres con sus trajes elegantes y sus hermosas corbatas. Entraron a la sala de juntas y comenzaron con la explicación. Diego era muy bueno, su amplio vocabulario dejaba a más de uno sin palabras y solo aceptaban.

Una vez que él terminó, tomó asiento en total silencio. Miró la hora, ya se acercaba la hora del almuerzo. Martina lo veía con ojos de "serás mío" y no le quitaba la mirada de encima, cosa que a él lo intimidaba. Luego comenzaron a hablar de los nuevos proyectos y de cómo se beneficiaban todos. En este punto, ya Diego estaba un poco fastidioso. Su pierna se movía de manera rápida y sentía que sudaban sus manos. La oficina tenía paredes de cristal. De pronto, él ve la silueta de una mujer que le pareció conocer. Sin prestar atención a lo que hacía, fue bajando su cabeza para poder visualizar el cuerpo completo de la chica, hasta que escuchó que alguien la saludó.

- Mili, qué bueno que volviste.

Diego abrió los ojos tan grandes y pronunció su nombre varias veces.

- ¡Mili!, dijeron Mili, Mili!!.

Sin importarle que estaba en medio de una junta y que todos estaban dialogando, él pegó esos gritos, se levantó muy rápido de su silla y salió corriendo, pero tropezó y cayó al piso. Eso no le importó, se levantó muy rápido y salió de la oficina gritando el nombre de Mili.

- ¡Miliiii!!!, ¡Miliiii!.

Mili volteó y al verlo, salió corriendo y de un salto lo abrazó con brazos y piernas.

- Diego, ¿cómo estás? Deseaba verte y abrazarte.

Así se quedaron un rato. Luego, Mili se bajó y le dio un gran beso en la mejilla.

- ¿Por qué no avisaste que venías?

- Mmm, quería darte una sorpresa.

- Sí que me la diste, Mili. ¿Y mami sabe que estás aquí!?

Si ella viene en camino, estaba esperando a que llegara la enfermera que cuidaría a Neo.

Te ves muy hermosa, déjame tocarte si eres real.

Jajaja, sí soy real. Oye, ¿tú también estás muy guapo y tu novia dónde está?

Ah, bueno, creo que se quedó en la sala de juntas. Cuando te escuché, salí corriendo, hasta me caí.

Jajaja, Diego, por favor, vamos a tu oficina y ahí hablamos mejor.

Ya se acerca la hora del almuerzo, ¿comemos juntos?

Por supuesto, ¿crees que vine para acá a qué, a verte y compartir contigo?

Mili y Diego se fueron a la oficina, charlaron de todo un poco, hasta que llegó Mary.

Dios mío, mi amor, estás hermosa, ven aquí.

¡Mami! Te extrañé demasiado.

Se abrazaron fuerte y no pudieron evitar llorar, luego Diego las interrumpe.

Mami, ya es hora de almuerzo.

Sí, Diego, vamos. Yo invito hoy a mis hijos.

Claro que sí, mami -dijo Mili.

Salieron de ahí encontrando a un malencarado Víctor.

Hola, Mary, ¿cómo estás? ¿Cómo está Boris?

Hola, Víctor, estamos bien. ¿Pasa algo? Te noto raro.

Mary, es que Diego hace unas cosas con las manos que las destruye con los pies.

Diego, al escuchar esto, interviene.

¿Qué? ¿Por qué dices eso, padre? Yo he hecho cosas con mis manos y jamás las he destruido. ¿Por qué le dices mentiras a mami? Por cierto, mami, coloqué cloro en la ropa oscura. No deberían dejarme cloro.

Ok, está bien, Diego. Puedes ir con Mili al auto. Yo los alcanzo en un momento.

Diego sale con Mili. Víctor estaba que echaba candela por los ojos.

Ahora dime, ¿qué pasó, Víctor?

Estábamos en una junta con los nuevos inversionistas. Después de que Diego dio la explicación de manera impecable y convincente, llegó Mili y el muy inmaduro pegó gritos en plena discusión llamando a tu hija. Luego se levantó corriendo y torpemente se tropezó y cayó al piso, pero no le importó. Simplemente se levantó y fue en busca de su amada Mili.

¡Ah, sss! Cuánto lo siento, Víctor. Sé que Mili es la culpable. Debió llamar para evitar estas actitudes. ¿Es muy grave la cosa con los inversionistas?

Sí, eran siete. Solo tengo el voto de tres, con cuatro me conformo. Sería buena la negociación.

Bueno, yo podría ir y explicarles lo ocurrido. De seguro entenderán.

¿Crees que eso ayude o empeore la cosa?

Estoy segura de que ayudará.

Bien, adelante. Son todos tuyos.

Mary se fue a la sala de juntas, se presentó como la tutora y guía de Diego, explicó cuál era su condición y el porqué de la actitud de hace un momento. Los inversionistas quedaron maravillados con la presencia de Mary. Ella era una mujer que irradiaba paz y ternura, su voz era suave y dulce, además de tener un hermoso rostro que, a pesar de su edad, no los aparentaba. Así que todos entendieron y dieron el voto a favor. Víctor volvió a sonreír. Sin embargo, el inversionista mayor pidió hablar a solas con Víctor en una reunión más privada.

Mary fue al estacionamiento y encontró a Mili y a Diego bromeando y tomándose selfies.

- ¡Vamos, mocosos! Aún parecen niños. Ustedes sabían.

- Mamá, somos jóvenes aún, así que podemos seguir siendo niños de vez en cuando.

- Yo no soy niño, soy adulto independiente y maduro, así que la niña aquí eres tú, Mili.

- Qué traicionero eres, mamá. Quiero comer algo rico que me llene. Tengo mucha hambre.

- Ya sé a qué sitio ir.

Diego miraba a Mili y sonreía. Estaba muy feliz, aunque no sabía cómo expresarlo. El solo hecho de tenerla ahí, de tocarla, lo hacía sentir bien y tranquilo. Fueron a un sitio muy acogedor, comieron y hablaron por un rato largo. Luego, Mary los dejó en la empresa. Mili debía pasar un reporte a Víctor y así aprovecharía de disculparse por lo ocurrido con Diego en plena junta.

- Toc, toc.

- Adelante -dijo Víctor en tono serio.

- Hola, tío. ¿Cómo estás? ¿Podemos hablar?

- Hola, Mili. Por favor, ven acá y dame un abrazo.

Mili corrió a los brazos de su amado tío Víctor, así le comenzó a decir desde que era una niña. Él la quería muchísimo, tanto que pagó todos sus estudios y siempre la apoyó en sus decisiones.

- Te extrañé muchísimo. Lorna me estuvo preguntando por ti.

Tío, lamento lo que ocurrió en la junta. No era mi intención, solo quise dar una sorpresa.

Lo sé, cariño, pero sabes que estas reuniones me estresan y me molesto con facilidad.

Sí, también lo sé. Tío, aquí está mi reporte con los inversionistas chinos y alemanes. Todos aceptaron.

¿Y quién no al tener a una mujer tan bella como tú haciendo negocios en su propio idioma?

¡Ja, ja, ja! No exageres.

Bueno, cariño, nos vemos en la cena en la mansión. Quiero que cenemos juntos así Lorna y Alma te ven y compartimos otro rato.

Sí, está bien, tío.

Yo debo reunirme en privado con un inversionista. La verdad no sé qué quiere, pero siento como que trama algo.

Bueno, te deseo éxitos. ¡Bye!

Víctor salió a reunirse con el inversionista y Mili se fue a la oficina de Diego.

¡Hola, Camila! ¿Cómo estás? -dijo, dando un abrazo.

Señorita Mili, ¡cómo ha cambiado! Esta hermosísima, bueno, siempre lo ha sido.

¡Qué linda! Gracias, Camila. ¿Y Diego?

¿Escuchas el piano? Ahí está. Creo que está feliz de tenerte de vuelta.

Seguro que sí.

Mili pasó a la oficina y quedó concentrada escuchando la hermosa melodía que tocaba Diego en el piano. Él estaba tan concentrado que no se dio cuenta de la presencia de Mili, así que siguió tocando con toda la inspiración del mundo. Esa canción era exclusivamente para ella. La escribió especialmente para ella y decidió ese día tocarla porque de verdad se sentía muy feliz.

capítulo 3, SOLTANDO VENENO

Mili se quedó embobada viendo y escuchando a Diego. Esa melodía era tan hermosa, definitivamente le encantaba. Cuando Diego terminó, Mili lo aplaudió.

"¡Bravo!" -exclamó.

"¿Estabas escuchando?" -preguntó Diego.

"Sí, la escuché toda. Es muy hermosa, creo que nunca la habías tocado" -respondió Mili, acercándose a él y sentándose a su lado.

"No, es decir, sí. Bueno, es nueva y no la había tocado" -aclaró Diego.

"Sabes que eres muy buen músico y mi favorito" -dijo Mili.

"¿En serio soy tu favorito?" -preguntó Diego, sorprendido.

"Sí, que lo eres" -confirmó Mili.

"Bueno, tú también eres mi traductora favorita" -respondió Diego, sonriendo.

"¡Jajaja, excelente! Oye, hoy cenaremos en la mansión. Me llevas a mi casa y nos vemos después en la cena" -dijo Mili.

"Sí, señorita. Lo que usted me pida" -respondió Diego, galantemente.

Ellos salieron de ahí riendo y bromeando. Aunque en la empresa veían a Diego como serio o malhumorado, en realidad era muy chistoso. Le gustaba bromear y contar chistes un tanto raros, pero él los entendía.

Diego llevó a Mili a la casa de Mary, pero él no se quiso ir a su apartamento. Prefirió esperarla para irse juntos a la mansión. Diego siempre tuvo una habitación con todo lo que necesitaba en la casa de Mary, así que él también se duchó y cambió de ropa, colocándose algo más cómodo.

Luego, Diego estuvo hablando con Neo. Le gustaba hablar con él porque Neo, por su condición, no podía interrumpirlo. Así que él se extendía en largas conversaciones donde el joven Neo solo hacía algunos gestos y sonrisas.

Luego de que las chicas, Boris y Boris Junior estuvieron listos, Mili se fue con Diego y se llevaron a Neo, mientras que Mary se fue con Boris y su hijo en la camioneta.

Cuando llegaron a la mansión, fueron recibidos con mucho cariño. Saludaron a Lorna y Alma, que era muy buena amiga de Boris Junior, y enseguida se fueron a jugar. Diego, Mili y Neo se quedaron en la sala hablando con los demás, pero Víctor y Boris se fueron a un balcón porque Víctor debía desahogarse.

Víctor los apreciaba demasiado. Sentía gran respeto y admiración por Mary y Boris.

- Hermano, ¡qué gusto verte! Creí que ibas a estar hoy en la empresa.

- No pude asistir, estaba con mi chamo en el béisbol, pero otro día sí iré.

- ¿¡Con tu chamo!?

- Son palabras que usa Mary y ya se me están pegando a mí también. ¿Y ustedes cómo están?

- Excelente, mejor que nunca. ¿Y tú y Lorna?

- Bueno, hemos tenido algunas discusiones. Ella quiere que dedique más tiempo a la niña y a ella, pero la empresa me tiene al límite. Quiero y deseo dejar a Diego, pero ya sabes cómo es y...

- Hermano, solo confía. Mary dice que él está apto para ese cargo.

- Hoy tuve una reunión con uno de los mayores inversionistas. Ese tipo es un desgraciado, pero tiene mucho dinero invertido en la empresa, así que no puedo perderlo. Me sugirió que debía tratar de dar otra imagen con respecto a Diego, que no siempre estará Mary para aclarar su comportamiento.

- ¿Y qué te sugirió específicamente?

- Me pidió que Diego debe dar una imagen más madura, más seria, y él apoyaría al 100% las votaciones para que sea el nuevo CEO.

- Sigo sin entender.

- Él me dice que ya Diego, para su edad, no debe comportarse como lo hace. Que ya es para que tenga familia, o sea, debe estar casado y pensar en formar una familia lo más pronto posible.

- Es un tema bastante delicado, porque el matrimonio es algo delicado. Además, él no tiene novia.

- Sí tiene. Bueno, eso cree él, aunque esa chica no me gusta para nada. Por encima se le ve lo ambiciosa e interesada, aparte de que ha... bueno... tú sabes con la mayoría de los hombres de la empresa.

Está muy difícil, Víctor ¿y qué piensas hacer?

Tengo una idea, pero debo pensarlo.

Debes hablarlo con Mary, tal vez ella te ayude a aclarar esas ideas.

Esa noche cenaron a gusto. Eran una familia muy bonita. Diego se veía feliz, reía a carcajadas de las cosas que contaba Mili. Mary se sentía feliz por tener a su hija nuevamente con ellos. Sin embargo, aún faltaba su hijo mayor con su esposa. Al terminar la cena, se fueron todos. Diego fue a su apartamento, no se quiso quedar en la mansión. Víctor habló con Lorna sobre lo sucedido con Diego y el plan que tenía en mente, pero Lorna se negó rotundamente. No lo apoyaría con ese plan.

Al día siguiente, Diego pasó buscando a Mili. Todo volvía a ser como antes, a compartir cada vez que podían. Cuando llegaron a la empresa y bajaron del auto, estaba una Martina sonriente. Se veía una actitud fresca ante Mili y Diego.

Buenos días, mi amor. Ya veo que vienes bien acompañado.

Hola, Martina. ¿Cómo estás? Si te presento a Mili.

Hola, Mili. Diego me ha hablado mucho de ti.

Se acercó y la abrazó con mucha ternura.

¡Hola! Sí, él siempre es así.

Pero vamos, subamos. Tenemos cosas que hacer. Mili, vi tus reportes. Hiciste un excelente trabajo.

¡Sí, gracias!

Martina abrazó a Diego al punto que no lo dejaba mover mientras ella halagaba en todo momento a Mili. Cuando llegaron al piso indicado, ella se despidió.

Mi amor, te dejé tu café como te gusta. Yo voy a mi oficina. Nos vemos en el almuerzo. ¿Vienes con nosotros, Mili?

Ah, sí, por supuesto -dijo Mili.

Diego, en todo este tiempo, se quedó callado. Mili lo miró a la cara y le dijo:

¿Qué fue eso, Diego? ¿Ella es Martina? ¿La Martina dulce y tierna de la que me hablabas?

Sí, Mili. Ella siempre es así. Habla muy rápido y siempre me abraza fuerte, que no deja que me mueva.

Vaya, no sé por qué, pero no me convence.

¿De qué debe convencerte Martina?

Ah, no tranquilo. Después lo hablamos. Debo irme. Dentro de un rato hay videoconferencia con los rusos. Te veo ahí.

Si, Mili.

Diego se fue a su oficina y Mili a la suya. Estaba un poco aturdida por la personalidad tan adulante de Martina. Bonita sí era, realmente hermosa: rubia, alta, delgada pero esbelta, con ojos azules que más bien parecían violetas. Su cabello largo estaba bien arreglado y su vestimenta era extravagante, siempre de marca o de diseñador. Era hija de uno de los socios y también era accionista.

A media mañana se programó la videoconferencia. Mili estaba sentada al lado de Víctor y los demás estaban detrás de ellos, incluyendo a Diego y Martina. Mili traducía todo a la perfección y hablaba con su tío, además de dar algunas sugerencias. Víctor la escuchaba y accedía a algunas sugerencias que ella le daba. Martina sentía un poco de celos porque toda la atención estaba sobre Mili, y nunca faltaba que algún inversionista o cliente coqueteara con ella. Sin embargo, ella siempre mantenía su perfil profesional y ético. Al salir de la junta, Martina volvió a hablar con Mili.

"Realmente es un gusto tenerte como traductora de nuestra empresa. Luego hablaré algunas cosas contigo que quiero que hagas para la empresa", dijo Martina.

Mili, un poco extrañada, le sonríe y responde: "Ok, está bien".

Diego solo se quedó callado, pero cuando entraron a la oficina, él le habló a Mili.

"Oye Mili, ¿qué te parece Martina?", preguntó Diego.

"Pues creo que ella me ve como su empleada y quiere hacer saber que ella es mi jefa o algo así, pero sabes que yo no le doy importancia a eso", respondió Mili.

"Mili, si alguien te trata mal, debes decírmelo, siempre por favor", dijo Diego.

"Tranquilo, todo está bien", respondió Mili.

Se llegó la hora del almuerzo y ahí estaba esa mujer nuevamente con sus aires de grandeza.

"Bueno, mi amor, vamos a comer. Muero de hambre", dijo Martina.

"Para morir de hambre debes haber estado unos cinco días sin ingerir ningún tipo de alimentos, así que lo que dices es imposible sabiendo que debiste haber desayunado hace al menos 4 horas", respondió Víctor.

Martina lo miró con ojos de fastidio y su cara muy seria, pero al recordar que estaba Mili, soltó una gran carcajada que hasta soltó algunas lágrimas.

"Mi amor, tú como siempre ilustrándome. Por eso te amo tanto", dijo Martina, agarrando sus cachetes en un ligero pellizco.

Mili no se terminaba de tragar ese cuento de novios, y su semblante cambió de inmediato.

"Está bien, vamos a comer", dijo Mili.

Salieron de ahí y fueron a un restaurante muy lujoso. Mili no era de andar en esos sitios, pero accedió solo por ver más actitudes en Martina. Se sentaron y pidieron sus comidas, mientras esperaban, Martina comenzó a hablar.

Y bien, Mili, ¿cuántos idiomas hablas?

Sabes, Martina, me gustaría hablar de otras cosas. No sé, por ejemplo, ¿cuáles son tus hobbies?

Ah, bueno, pero a mí me gustaría conocerte más.

Soy lo que ves, no oculto nada ni finjo ser otra cosa.

Ja, ja, ja, si claro. ¿Y cómo es que llegaste a la vida de Diego o, mejor dicho, de la familia Lewis?

Esa es una historia larga y muy privada.

¿Privada? Jajaja, si claro.

En todo este tiempo, Diego solo las miraba. No entendí absolutamente nada de lo que ellas hablaban o insinuaban. Se comenzó a sentir incómodo y se disculpó para ir al baño. Martina aprovechó el momento a solas para botar todo su veneno contra Mili.

Escucha, Mili, para nada es un secreto que tú y Víctor tienen o tuvieron algo. Por eso tanta atención contigo, te tiene en un pedestal, pero no eres nada más que una mosquita muerta, trepadora. Mujeres como yo nos damos cuenta de eso rápido. Así que te pido que te mantengas al margen de mi relación con Diego, porque sé que también juegas con su mente y él hace todo lo que tú le pides. Si crees que puedes cambiar las cosas como van aquí, te digo que no. Y si intentas hacer algo para separarme de Diego, la vas a pagar muy caro.

Mili quedó impresionada con todo lo que Martina le decía. Ella pensó que le pediría espacio o que no se le acercara a Diego, pero aparte de eso, la insultó y humilló.

Martina, Martina, no te tengo miedo a tus amenazas. Sabes, consideré que cuando Diego tuviera novia, yo sería también su amiga, pero veo que no piensas igual y es una lástima. Solo te digo que si le haces daño a Diego, te las verás conmigo.

Mili se levantó de la mesa. A lo lejos vio que Diego venía, entonces decidió quedarse porque si se iba sin dar explicación, tal vez Diego entraría en crisis y ella no quería eso.

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