Era un día lluvioso, miraba por la ventana mientras tomaba un café en la oficina.
Acababa de graduarme y de casarme con el amor de mi vida, él y yo nos conocimos en la preparatoria y nos enamoramos, fuimos a la misma facultad pero en distintas áreas pero nuestra relación perseveró hasta el final y al graduarnos decidimos casarnos.
Llevábamos dos meses trabajando en distintas empresas pero siempre teníamos nuestra manera de vivir comunicados y cercanos.
Para mí era la relación perfecta, nos entendemos y amamos demasiado.
Ahora que vivimos juntos fue como un sueño para los dos, nos queríamos y ahora éramos familia.
Seguía mirando por esa ventana con un pensamiento sombrío el día de hoy tenía un sentimiento amargo pero no sabia que era, mire el celular y me di cuenta que no encontré la llamada que siempre llegaba a esta hora, fue cuando decidí llamar.
Mientras sonaba el celular esperaba a que me respondiera, por suerte tuve suerte. El me respondió la llamada.
"¿Amor?".
La voz del hombre que siempre he querido desde la preparatoria estaba al otro lado del teléfono inmediatamente sonreí felizmente al saber que estaba ahí.
"Hola mi amor".
"Amor te llamo después, está lloviendo a cántaros y es difícil llamar por celular".
"Si amor, ve con cuidado".
Colgué el teléfono pensando que era mejor que luego llamará pero tristemente ese fue el peor día de mi vida.
Ya faltaba poco para salir de la oficina el me llamaba siempre a la hora de salir de su oficina para decirme si venia por mi o me esperaba en casa mientras él ayudaba a preparar la cena o nos iríamos a cenar aunque sea los tacos de la esquina que por cierto son muy ricos.
Al salir del trabajo me dirigí en el metro de la ciudad mientras caminaba por las calles de insurgentes me detuve a mirar la televisión de uno de los puestos ambulantes.
Un accidente en el metro había dejado al menos 10 muertos y 20 heridos, pero eso no fue lo impactante, fue que Iván tomaba esa ruta de línea del metro para ir a casa.
Tome el celular y me marque a mi esposo pero no había nada que hacer el teléfono me mandaba a no disponible.
El sentimiento que sentí anteriormente hizo que me diera un escalofrío por la espalda.
'Tranquila, él debe de estar en casa'.
Me fui a casa después de eso.
Al llegar a casa no encontré a nadie, eso me asustó más de lo que creía.
Le volví a marcar por el celular pero me mandaba a no disponible, fue cuando me preocupé como si me hubiesen echado una cubeta de agua fría. Caminé alrededor de la sala pensando que hacer y fue cuando llegué a una conclusión.
Salí corriendo después de cambiarme de ropa menos incómoda de la oficina y me dirigí al sitio del accidente.
Mientras avanzaba en taxi mi ansiedad aumentaba, el tráfico en algún momento se hizo pesado y salí corriendo del taxi a donde había sucedido el accidente, solo esperaba que el no estuviera involucrado y que él estuviera por marcarme para preguntarme donde estaba.
‘Por favor que esté bien’.
La posibilidad que también esté en el tren del metro que estaba detrás de accidentado o si paso a un supermercado para la cena, solo esperaba eso que solo sea un malentendido.
Cuando llegué a la zona del accidente había mucha gente esperando lo mismo que yo o estaban aquí por pura curiosidad pero mientras más avanzaba más siniestro se volvía la vista donde el metro había sufrido el descarrilamiento.
"Amelia".
La voz conocida escuche, era la voz de mi suegro se escuchó, yo volteé mientras él tenía los ojos rojos para soportar el llanto.
Me quedé en blanco mientras veía a mi suegro acercándose a mi.
"¿Dónde está Iván?".
Pregunte tartamudeando, apenas podía hacer una palabra tenía un nudo en la garganta.
"Ivan está, él está".
El hombre apenas podía hablar conteniendo sus lágrimas.
"¿Dónde?".
"Se fue".
“...”
El señor que apenas aguantaba las lágrimas empezó a sollozar mientras yo estaba en completo shock.
"¡No!".
Un grito desgarrador me sacudía mientras caía de rodillas en el piso y mi suegro me apoyó cuando vio que podía incluso desmayarme.
Eso fue lo último que recuerdo después solo estaba de pie mientras estaba su cuerpo en el cajón de madera.
Era su celebración de funeral y después su entierro en el panteón de su familia.
‘No me dejes’.
Cuando echaban la tierra a la tumba eso fue lo único que pensé y mis lágrimas caían como un aguacero interno.
Apenas teníamos 23 años y él ya no estaba en mi vida.
Era nuestro inicio, él había dicho que haríamos una familia juntos y seríamos viejitos juntos.
Sabra si fuera verdad pero al menos quería creerle hasta que demostrara lo contrario.
‘¿Pero ahora?’.
Me quede sin ti.
Dejé de trabajar por un tiempo y me quedé con mis padres a intentar sobrellevar el dolor de mi corazón.
"Amelia, sé fuerte".
Esas eran las palabras de mi madre que cada día decía para mí, pero ya no había vida por la cual tuviera que seguir, el hombre al que adoraba ya no estaba.
Su sonrisa, su rostro, su cara y su cuerpo ya no podía sentir nada de él como si nunca hubiera existido.
'¿Cómo es que el mundo avanza como si nada pero el mío sigue congelado?'.
Cuando salí a comprar por órdenes de mi madre, llevaba la lista de los encargos que tenía que hacer en el mercado y me dirigí hacia mi destino.
Iba comprando lo que necesitaba para hacer la comida, pensaba que en algún momento el dolor de mi corazón se calmaría pero mi vida era ya de un color gris.
Caminé hacia la salida y cruce la calle tristemente un camión de basura me atropelló.
'Duele'.
Al principio era un dolor insoportable pero después solo sentí calor en alguna parte de mi cuerpo, un camión me había atropellado y huido.
Solo quedó mi cuerpo tirado en el piso, alrededor mio se escuchaban gritos de las personas pero después todo se volvió negro.
Ese día fue el día de mi muerte.
Cuando abrí mis ojos estaba en el cuerpo de una bebé.
‘¿Dónde estoy?’.
El bebe que estaba en las manos de una sirvienta, un señor lloraba.
“...”
“¡No me dejes!”
Entendí lo que había pasado, le lloraban a la mujer de la cama, al parecer ella era mi madre y el que lloraba era mi padre.
“Aysel”.
La mujer dijo una última palabra al morir.
‘Si hubiera quedado con un hijo de Ivan, ¿la vida hubiera sido diferente?’.
Mi madre había muerto cuando me dio a luz.
Mi nombre se convirtió ese día en Aysel Balam.
Cinco años después entendí lo que había pasado, había reencarnado en otro mundo en un mundo de fantasía ya que aquí había magia donde quiera.
Yo soy la hija del ducado Balam, que viene del legado de Balam, al parecer el ducado había hecho un trato con un Jaguar nevado donde le dio sus poderes al hombre y él le pidió ser fiel a cuidar la cadena de montañas que se encontraban atrás de la mansión.
Es el único linaje que su poder viene de una bestia mística en todo el mundo y eso es lo que lo hace famoso.
El linaje Balam siempre gobierna el norte del imperio Azul, no debe de ser tocado ya que los desastres en las montañas se desatarán.
Ese es el rumor que tienen hacia los gobernantes del ducado de Balam..
Así que en este tiempo me han criado con esas enseñanzas en esta vida y ahora tengo cinco años de edad.
Mi padre es un hombre amable conmigo pero los demás dicen que es un hombre con una personalidad muy fría, solo él y yo somos los únicos miembros que hay del linaje Balam.
Pensé que mi madre había fallecido después de que yo naciera, él me odiaría como pasaba en las novelas pero por suerte mi padre estuvo triste y se hizo responsable de mi como lo más precioso que tenía.
El me consentía y mimaba con todo lo que le pedía pero la diferencia era que yo no era ni consentida ni malcriada, me conocían por ser una persona amable y considerada.
Mientras me acostumbraba a esta vida pensaba en cómo se quedaron mis padres en mi vida pasada, ellos debieron haberse lamentado de que yo hubiese muerto así como mis hermanos, mientras ellos se lamentan otros dirían que Iván había ido por mí para llevarme con él.
Miraba por la ventana del castillo y observó a mi padre que va llegando de la expedición que hace cada temporada invernal, el se dedica a exterminar los monstruos que salen de las cuevas de las montañas heladas que teníamos en las primeras montañas, nuestro territorio es el la parte norte donde después de las montañas sigue el un mar profundo y frío, Digamos que es una esquina del continente.
Rápidamente baje y lo recibí con un fuerte abrazo el cual me respondió como si esperara a que yo le recibiera de ese modo.
Este hombre siempre ha estado ahí desde que fui un bebé, un hombre que para mi su mirada es cálida y dulce y mientras me mimaba en sus brazos fui creciendo poco a poco.
"Papá, has vuelto".
"Si mi pequeña, ¿Cómo te portaste?".
"Bien".
Sonreí a mi padre que me cargaba de regreso al castillo.
El me cargó como si cargara plumas, mientras me llevaba los caballeros detrás de él bajaban cansados después de la expedición.
Mi padre de alto y guapo, con unos ojos morados y su cabello negro azebache un cuerpo bien formado me miraban con cariño, el que cruzaba a los 29 años de edad con una niña de cinco de edad.
Yo al ser su hija era igual que él pero en niña sin mencionar que soy pequeña de cinco años.
"Aysel".
Mi padre que me llamó por mi nombre, él me miraba con ojos de te perdiste de nuevo en tu mundo e inmediatamente lo abrace con cariño sobre el cuello.
"Aysel, ¿qué pasa mi pequeña?".
Mi padre es un hombre muy agudo, noto mi cambio mientras pensaba.
"Te extrañe tanto y me puse triste por si te tenías que ir de nuevo".
"No me iré mi niña".
Lo volví a abrazar fuertemente, en esta nueva vida aún si no tengo madre tengo un padre amoroso, con eso me basta.
Nos dirigimos a su oficina y me bajo en el sillón que había enfrente de su escritorio.
“Deja me cambio y cenamos”.
“Sí papá”.
Fue cuando el mayordomo Efren se acerco a mi y me pregunto.
“¿Qué desea la joven maestra para cenar?”.
“Filete como me gusta”.
“De acuerdo señorita”.
Efren el mayordomo es un hombre muy amable y muy joven él se ve apenas estar en sus 20 años, con su cabello café con un poco de rojo y sus ojos verdes con sus lentes puestos.
Cuando mi padre salió de su cuarto ya aseado, me volvió a cargar y nos dirigimos al comedor, en este gran castillo solo estamos los dos.
“¿Que hiciste en mi ausencia?”.
Mi padre me preguntó, con curiosidad y le conté.
“Leí tres libros que había en la biblioteca, la nana juega conmigo a aprender etiqueta y ya”.
“Eso es bueno, mi niña es una niña muy inteligente”.
Le sonrei brillantemente a mi padre y mientras entrábamos al comedor para cenar juntos, la expedición duraba de un mes a dos y esta vez mi padre había tardado mes y medio para regresar.
La comida se hizo presente y fue así como empezó nuestra primera cena después de su regreso, él siempre ha cenado conmigo o a veces toma el té mientras me explicaba de la familia.
Esta vez no fue la excepción, mientras él cortaba mi filete en trozos pequeños para que los pueda comer él empezaba a sacar la historia de la familia Balam para que yo la aprendiera.
Pasaron tres años de una vida pacífica en el ducado de Balam
En mis ocho años fue cuando llegó una carta del emperador después del invierno, la carta decía que habría un banquete de primavera y que quería reunir a todos los nobles y su familia.
El emperador Roberto Azul, sol del imperio Azul, uno de los tres gobernantes en el que se había dividido el imperio más grande de la historia.
Hace como unos 20 años atrás el imperio se dividió en tres, los antiguos emperadores habían decidido que como era muy grande y no querían que sus hijos tuvieran una lucha por el poder, dividieron el imperio en tres, el Azul, el Rojo y el Blanco. Nuestro imperio que era el del rincón abajo el Blanco y al lado derecho está el Rojo.
Era la primera vez que hacían un banquete en primavera donde tenían que asistir todos los nobles.
Gracias al mundo mágico podíamos trasladarnos por medio de magia y para eso íbamos a un portal de teletransportación que estaba en el centro del territorio. El avance mágico cada día estaba superándose a sí mismo.
Lastima que no en todos los sentidos hubiera sido genial que vieran el medio de transporte porque andar en carruaje cuando tenemos magia no tenía sentido.
“Vamos”.
Mi padre me dio la mano mientras íbamos hacia el carruaje que nos llevará hacia la capital, esta es la primera vez que salgo del ducado.
Una vez dentro fuimos por las calles de la capital con el carruaje del duque Balam, su insignia el de un jaguar de las nieves.
“Dicen que te puedes marear siento tu primera vez en un portal”.
Mi padre me advirtió y asentí.
“Espero no vomitar”.
“...”
Llegamos a donde está el portal e inmediatamente empezó a funcionar llevándonos al portal más cercano de la capital.
“¿Estás bien?”.
Una vez pasada el porta el me preguntó tocando mi cara para ver si estaba bien, yo no había tenido ningún efecto secundario de la teletransportación.
“Si”.
Él sonrió con orgullo y dijo.
“Mi hija es fuerte”.
El me abrazó como si abrazara a un cachorro y así nos dirigimos a nuestro destino.
Cuando llegamos fuimos directamente a la mansión que se tenía en la capital, fuimos recibidos por el personal
“Bienvenidos maestro y joven maestra”.
El mayordomo Carl nos saludó a los dos, mientras íbamos a dentro de la mansión él empezó a explicar la situación de la capital a mi papá mientras yo fui directamente a explorar el territorio no conocido aún.
Aún faltaba una semana para el banquete de primavera en el palacio imperial.
“Joven maestra, su habitación es por acá”.
La ama de llaves me hablaba para que la siguiera y respondí.
“Quiero conocer la mansión primero”.
“Ya veo, entonces le mostraré”.
“Si”.
La niñera que me indicaba de qué trataba cada habitación fue cuando llegamos del tercer piso hasta el sótano donde estaban los caballeros que acababan de llegar con nosotros.
“Es más grande el ducado que aquí”.
“Si, esto es solo una mansión mientras el ducado es un castillo joven maestra”.
“Bien”.
“Ahora le prepararé galletas y té”.
“Si”.
Me dirigí a mi habitación para descansar y cambiar mi ropa a una más cómoda.
Así fue como pasó la semana en la mansión de la capital.
El día del banquete imperial había mucho atrajeo en toda la mansión, ya que tenían que alistarme ya que era la primera vez que participaba en un evento de esta magnitud, solo escuchaba a la nana que me decía que hacer y no hacer.
Cuando salimos a juego de trajes mi padre y yo nos fuimos al banquete.
“Hoy estás muy linda”.
“Me parezco a papá por eso soy linda”.
“Te pareces más a mamá”.
“Soy una combinación perfecta de los dos”.
Él sonrió ante mi último comentario y los confirmó.
“En el banquete no te alejes mucho de mí, es más no te vayas lejos donde no te pueda ver”.
“Sí papá”.
“Bien”.
Cuando llegamos a la entrada, al ser ducado el trato fue más rápido que los otros que tenían que esperar.
Al entrar al salón de banquetes fue la llamada que se hizo anunciándose.
“El señor del norte el duque Alexei Balam y su hija Aysel Balam van entrando”.
Papá y yo bajamos las escaleras mientras observábamos a toda la gente que se había quedado congelada en el salón, al parecer no nos esperaban.
Cuando terminamos de bajar las escaleras de la entrada, los nobles saludaron a mi padre como perro hambrientos.
“...”
“Saludo a su excelencia el duque del norte”.
Mi padre que escuchaba sus saludos miró hacia donde estaba y rápidamente cambió su saludo.
“Saludo a su excelencia la joven maestra del norte”.
Nunca había escuchado un saludo así en mi vida así que me sentí feliz y orgullosa respondí.
“Saludos al Conde, mi nombre es Aysel Balam”.
“Un placer joven maestra Balam”.
El banquete se veía bien, había un grupo de niños a un lado pero mi padre negó con la cabeza.
'Debo permanecer con papá hasta el final del banquete'.
Bueno también es un grupo donde eran puros niños.
No solo había nobles de este imperio si no también se encontraban presentes nobles de los otros tres imperios, mi padre fue el que no soltó mi mano.
Después los tres emperadores con sus respectivas familias entraron.
Los emperadores que se caracterizaban por su cabello platinado con ojos verdes, entraban con sus grandes coronas y las emperatrices con sus tiaras, como si fuese un desfile.
El inicio del banquete fue así como comenzó.
Mi padre que empezó a caminar íbamos directo a ellos para darles nuestro saludo.
‘Si con un emperador es algo agotador solo imaginar tres’.
Hacía que cualquiera tuviera dolor de cabeza.
Ellos se encontraban sentados en la plataforma con sus esposas y los príncipes y princesas ya se habían ido con sus conocidos.
Cuando llegamos los seis pares de ojos se enfocaron en nosotros.
“Saludo al sol del imperio su majestad el emperador”.
Mi padre fue formal en su saludo, después me hizo la señal que hiciera lo mismo.
“Saludo al sol del imperio su majestad el emperador”.
“Bienvenido duque Balam, joven maestra Balam, tenía mucho tiempo que no veía a la familia ducal de los Balam, los guardianes del norte”.
“El honor es todo nuestro su majestad”.
“Espero que disfruten el banquete de primavera que la emperatriz hizo con tanto esmero”.
“Es un banquete precioso su majestad la emperatriz”.
“Que bueno que es de su gusto duque”.
Respondió la duquesa que se veia como una belleza misteriosa con su cabello rojo y sus ojos negros.
“Espero que la joven maestra Balam disfrute el banquete también”.
“Gracias por preparar este hermoso banquete, su majestad la emperatriz”.
“Vaya que niña mas linda”.
La emperatriz me observó con ojos curiosos pero su mirada de alguna manera era aterradora para mi.
“Vayan y disfruten la fiesta”.
El emperador habló y nos despedimos conforme a la etiqueta.
Cuando nos retiramos no me sentí cómoda en absoluto, parece que estamos siendo examinados como si estuvieran viendo una especie en extinción.
Nuestra estadía en el banquete no duró mucho tiempo tampoco, después del saludo solo estuvimos 20 minutos y nos retiramos.
“¿Pasa algo?”.
“Me sentí incomoda ahi”.
“Si, el aire no era bueno era sofocante”.
Mi padre expresó lo que sentía.
“Vamos, hemos pasado lo peor la otra semana regresaremos al ducado”.
“Sí papá”.
Fue cuando temprano llegó una carta del palacio imperial, el emperador quería hablar con mi padre.
La mañana fue algo acalorada en la capital, el clima es cálido y húmedo muy diferente al norte. Mientras pensaba qué hacer salí de mi habitación con mi nana siguiéndome.
“Nana”.
“Si joven maestra”.
“¿Puedes comprar libros?”
“Si, le pediré al mayordomo que los compre joven maestra”.
“Si”.
Íbamos caminando por el jardín cuando vi a mi padre bajar del carruaje algo molesto.
“¿Papá?”.
Aun estando en una distancia el me escucho y volteo.
“¿Qué pasa mi pequeña?”.
“¿Estás enojado?”.
“Realmente eres mi hija”.
“...”
“Papá está algo molesto pero no te preocupes lo solucionaré”.
“Si”.
Solo asentí, no sabía qué pasaba pero esperaba que todo se solucionara pronto. Fue por la niñera que me dijo porque papá estaba así.
Mi padre está siendo obligado a volver a casarse.
La mujer que venía para convertirse en duquesa es una mujer que es una princesa.
‘¿En serio?’.
Cuando escuché la noticia por primera vez no lo creí, ¿porque una princesa se casaría con un hombre viudo y con una niña?.
Menos una princesa de otro imperio, por mucho que le guste mi padre es imposible que quieran casarla.
El norte es duro para todos, excepto para mi padre y para mí.
La princesa que venía a casarse con mi padre, venía con una carga para mi padre ya que esa mujer era querida por los tres emperadores ya que era hija y sobrina de ellos.
‘Esto es un problema’.
Ahora hasta me duele la cabeza ya que esa mujer se convertiría en mi madrastra.
Se que los nobles de alto rangos suelen casarse para tener el apoyo político de otra familia y por eso también sabia que algun dia mi padre se volvería a casar pero ¿casarse con una princesa?.
Bueno al ser una niña es fácil deshacerse de mí por medio del matrimonio.
Hombres y mujeres pueden tener derecho a los títulos nobiliarios, pero siempre la forma de quitarse a la mujer del camino es el matrimonio.
Al otro día mi padre volvía a ir temprano con el emperador.
‘Lucha papá’.
Pero no te lastimes.
Yo me la pasaba leyendo los libros que el mayordomo Carl había traído de las librerías, el mayordomo de la capital tiene su cabello marrón con sus ojos cafés también, él parecía tener unos 24 años de edad.
Lo único que podía hacer era quedarme en casa leyendo libros ya que no tenía permiso de ir a la capital. Mi padre me prohibió salir diciendo que es peligroso salir aun si llevaba escoltas, así que lo único que podía hacer era ir a ver a los caballeros entrenar o leer libros.
A veces solía jugar con la niñera pero todos estaban ansiosos de lo que pasara con mi papá.
‘Es posible que si se casa con ella yo sería desplazada’.
Mi padre merece ser feliz así que debe buscar su felicidad, pero esto no era para su felicidad al parecer se veía acorralado como si no tuviera salida.
Y así fue, mi padre no pudo contra ellos y se empezaron los preparativos para la boda de la princesa Carmen Blanch y mi padre.
‘¿En serio lo obligan?’.
Eso es algo de cobardes, acorralar a su propia gente para que hagan lo que ellos quieren.
Esos no son gobernantes.
Pasando el mes del banquete se celebró la boda de mi padre Alexei Balam con Carmen Blanch.
Yo no asistí a esa ceremonia, no quería ver esa situación y mi padre tampoco quiso que asistiera, pero fue una fiesta donde se fue conocida como la mejor boda del año los tres emperadores estuvieron presentes.
En la noche fue cuando llegaron los dos a la mansión, pero mi padre no fue considerado solo al bajar del carruaje dejó a la novia dentro del vagón.
La princesa que salió algo molesta se veía su cabello blanco como la nieve y sus ojos verdes, la mujer es hermosa.
Yo termine yendo a mi habitación ya que ese día no cenamos, fue cuando dijo mi nana.
“Hoy es su primera noche juntos, señorita no vaya a donde está el maestro”.
“... Si”.
Sabía que significaba pero a contrario a las palabras de la nana mi papá entró a mi habitación.
“Salga y traiga la cena en la terraza para cenar aquí con mi hija”.
Mi padre ordenó a la nana, ella salió corriendo hacer el encargo de su maestro.
“Aysel”.
“Papá, ¿estás bien?”.
Mi papá me cargó y nos fuimos a la terraza.
El clima era caluroso hoy así que la terraza era una buena opción.
“Si hija, mañana madrugaremos y regresamos al ducado”.
“Si papá”.
La cena fue servida para una mesa para dos, él me trató como siempre lo ha hecho pero su expresión era de incomodidad.
Cuando terminamos de cenar me levanté y él se levantó y dijo.
“Demos una caminata por el jardín”.
“Si”.
Mientras dábamos esa caminata miré a la nueva duquesa asomada por la ventana mirándonos.
No sabia que clase de persona es pero bueno no iba a ser para mi.
Al otro día todos madrugamos para regresar al ducado, mientras todo lo que el mayordomo me compro se guardaba, las maletas de la nueva duquesa llenaron cuatro vagones enteros, mis libros que llenaban medio vagón y mi padre que compro también cosas llenaban la otra mitad en total eran seis vagones.
“...”
‘Espero que lleve ropa para el frío’.
Mi padre que me ayudó a entrar al carruaje subió después, la princesa fue la última en subir y mi padre estaba sentado a lado mío.
“...”
Todo quedó en silencio y después recordé que soy yo la que debo saludarla.
“Saludo a la duquesa”.
“...”
Eso fue todo lo que se escuchó en todo el camino.
‘Esto será engorroso’.
Me acomode entre los brazos de mi papá y me quede dormida.
‘Si es mejor dormirse que ver la expresión de esa mujer todo el camino’.
Cuando desperté habíamos pasado el portal de teletransportación.
El frío se hizo presente y por primera vez vi a alguien estremecerse por ello.
La duquesa que experimentaba por primera vez grados ceros y bajos ceros mientras más subíamos la colina para ir a la mansión solo hizo un gesto de disgusto y dijo.
“¿Por qué no me dijo el frío que hace?”.
Mi padre sonrió como si viera a un bicho raro y dijo.
“Sabía a donde se metía y aun así se queja”.
“¿Y por qué van los dos ligeros de ropa?”.
Esta vez yo, junto con mi padre que sonreímos y la miramos como diciendo de que hablas, es normal para nosotros.
“...”
No entendió.
Nos miraba como si fuéramos las personas mas locas del planeta.
Llevábamos ropa casual aunque con una capa que llevaba el emblema del ducado, como si estuviéramos en un lugar donde estuviéramos a unos 22 grados celsius.
Ella si llevaba un abrigo, pero su abrigo no servía de mucho en los territorios del norte así que por supuesto se veía que se moría de frío.
Una vez llegamos al ducado ella bajó casi hecha hielo, creo que mi padre esperaba que ella se congelará antes de entrar pero la sirvienta personal que traía la ayudó inmediatamente.
Yo que ya estaba abajo del carruaje miraba la escena mientras estaba entrando con mi padre con las manos agarradas.
Ese fue el comienzo de la nueva duquesa de Balam.
Mientras tomaba mis clases de sucesión la nueva duquesa estaba gritando quejándose de lo frío que estaba el clima.
En el linaje de los Balam tenemos resistencia al frío, es por eso que las montañas era nuestro territorio el frío no nos hace nada, pero para los demás tiene que traer pantalones de piel y lana para no congelarse así que las sirvientas que trabajaban aquí todas usaban pantalones o se congelan las piernas.
En el castillo teníamos piedras mágicas de temperatura para el personal que trabaja con nosotros.
El día de hoy estamos a -12 grados centígrados, unos grados más alto de lo normal.
El tutor se fue después de su clase que hace poco empece a tomar y yo me dirigí a la biblioteca donde pasaba leyendo libros.
Muy rara vez veía a la duquesa así que mi rutina seguía igual.
“De nuevo a la biblioteca, Aysel”.
Mi padre que me miraba cariñosamente iba saliendo de la biblioteca.
“Sí papá”.
“Ven al rato, vamos a tomar té”.
“Si”.
Entramos al invernadero que mi padre cuidaba.
Fueron preparados diversos pastelitos y tés.
“Escuche del tutor que era buena”.
“Es porque había leído el libro”.
“¿Cómo le entendiste?”.
Porque estudié algo parecido en mi vida pasada pero no podía decirlo.
Solo levanté mis hombros fingiendo inocencia.
“Bueno, ¿Quieres aprender de tu padre cómo administrar?”.
“...¿Qué?”.
“Ya que sabes mucho pensaba que sería buena idea explicarte como funciona el ducado”.
“... Si”.
¿Quiere enseñar a una niña de casi nueve años aprender a administrar?.
Mientras observaba a papá que se veía satisfecho tomaba su té tranquilamente mirando el invernadero.
El tiempo se fue volando y los dos terminamos yendo al despacho de papá, creo que lo esta tomando muy enserio lo de que tiene que enseñar.
“Bien, mira aquí estos libros”.
Él me señaló varios libros y los sacó entonces dijo.
“Leerlos con calma y me dices cuando los hayas acabado”.
“Si tienes dudas pregúntale al tutor”.
“Si”.
“Si él no te ayuda con la duda ven conmigo”.
“Sí papá”.
“Bien”.
“También es importante que salgas a jugar”.
“Si”.
“Puedes ir a ver a los caballeros a que te enseñen a jugar con la espada”.
“...”
Es como decirme aprende a ser fuerte, es tu momento.
“Si”
Al final respondí, en todas formas el mayordomo Efren me había dicho que el horario cambiaría a la rutina de sucesor.
Fue cuando terminaba de mostrarme el estudio cuando la puerta se abrió de repente.
“...”
La duquesa entró y nos miró con ojos de por fin los encontre.
Ella que llevaba varias capas de suéteres parecía un oso.
“Duque”.
“...¿Qué necesita?”.
El tono de voz de mi padre cambió de repente a una fría.
“Iré al centro del ducado”.
“¿Y luego?”.
“...”
Ella me miró como diciendo estás haciendo estorbo pero mi padre dijo de repente.
“¿Qué quiere que se le haga si quiere ir al centro?”.
“Yo”.
“Si quiere ir dígale al mayordomo que prepare el carruaje”.
“¿...Podemos hablar a solas?”.
“...”
Fue cuando me levanté y con ayuda de Efren salimos del estudio y mientras pasaba a lado de ella escuche su susurro.
"No me gustan los niños".
“...”
El susurro llegó a los oídos de los que estábamos presentes.
Mi padre frunció el ceño pero no dijo nada, creo que en este instante pensaba que sería mejor echarla e ir a la guerra o hacer un golpe de estado.
'No vale la pena'.
Eso fue lo que pensé al escucharla pero mi padre se veía enojado.
Salimos de la oficina.
Regresé a mi habitación con los libros que había obtenido de mi padre, pero no tenía ganas de leerlos ahorita así que salí a dar una vuelta alrededor del ducado.
Después de darme dos vueltas en el jardín mire hacia dentro del ducado y observe a la duquesa salir molesta para el centro comercial del ducado.
“...”
Dicen que el amor que le des a tu esposa es el poder que tienes en casa, creo que aquí aplica, ella no tenía poder en el ducado Balam.
Cuando regresé a mi habitación fue cuando empecé a leer los libros de mi padre.
La mayoría eran de administración y contabilidad.
Fue entonces que empecé con lo que mi padre quería.
Mientras estudiaba para la sucesión estaba más ocupada leyendo los libros, mientras mi padre veía quién me daría mis clases de magia.
El tiempo pasaba y llegó el invierno, fue cuando mi padre se empezó a preparar para la expedición de cada año.
Fue cuando mi padre me dijo.
“Con la ayuda de Efren aprende mientras no estoy, mientras no este tu seras la dueña de Balam”.
“¡!”.
Eso significaba que la duquesa no tenía poder en absoluto en el castillo y muchos sirvientes se sorprendieron.
“Si”.
Tenía nueve años y me estaban educando para suceder el ducado.
Algo se sentía amargo de todo esto, pero tenía que seguir con las órdenes que me dejaban.
Mi papá se fue de expedición una vez más a las montañas.
Efren que estaba detrás de mí me guió al despacho para empezar a trabajar.
Efren fue mas especifico de como hacer los documentos y los hacía como él me indicaba, por suerte cuando tenía cinco años me aferre a aprender las letras y tener una buena escritura eso hizo que los documentos se vieran presentables.
Durante la expedición de mi padre la duquesa no quiso salir de su cuarto y se quedó encerrada por un mes y medio.
‘¿Sigue viva?’.
Envie a Efren para preguntarle si necesitaba algo ya que no se sabía si aun vivía o ya se había congelado y ella mandó un mensaje con Efren.
“La duquesa quiere piedras de calor”.
“¿No tiene?”.
“Dijo que podía morir de frío en cualquier momento”.
Aun con las piedras de calor era demasiado frío para ella.
“¿Efren tiene frío?”.
“Estoy bien equipado señorita”.
“...”
Por primera vez no sentia que es sentir frío así que no sabía como se sentían los demás.
“Mandale unas, la mujer se convertirá en paleta de hielo y con eso los tres imperios nos darán más dolor de cabeza”.
“Sí señorita”.
“¿Mi padre cómo la trata?”.
“Dijo que al menos no debemos matarla por nuestra supervivencia”.
“...Bien”
El día que llegó mi papá él revisó el trabajo que había hecho con Efren y me abrazó.
“Bien hecho”.
“¿Seguro?”.
“Si”.
“Sigamos trabajando juntos Aysel”.
“Sí papá”.
Se sintió bien tener un cumplido de mi padre.
Una semana después mi padre y yo estábamos platicando sobre el trabajo que me asignaba, pero como había ocurrido anteriormente la duquesa entró de golpe en la oficina.
Ella entró aventando la puerta con ambos brazos y mi padre y yo la miramos con desinterés, desde el pasillo se escuchaban sus gritos.
“¡Duque!”.
Ella furiosa gritó hacia mi padre ignorando mi presencia.
“Soy su esposa así que debe de hacer lo que un esposo debe de hacer”.
Eso fue lo que dijo.
“...”
Lo que un esposo debe de hacer.
No tardé mucho en darme cuenta de lo ocurrido, en ese momento quería reírme de ella.
“Aysel, nos vemos después en la cena”.
“Sí padre, con permiso duquesa”.
Salí del despacho y la puerta se cerró.
No supe de qué hablaron pero me di una idea de lo que pasa, mi padre no le dio ni una noche.
A los pocos días empezaron a darse cambios significativos en el ducado, la duquesa empezó a mandar en muchas cosas dentro del castillo y rápidamente me quedé sin espacios en el piso que era solo para mí.
De un momento a otro sentí la presencia de la mujer en todo el lugar.
Ni siquiera me dijo que me quitara varias habitaciones.
‘Esta loca que le pasa’.
Solo podía ahora usar dos habitaciones, la biblioteca y mi habitación.
Por el momento mi padre me había dicho que descansara de mi trabajo, ya que Efren dijo que si hago mucho podría colapsar rápido y dos días me dio de descanso.
Había mucho trabajo que hacer pero ahora tenía un inconveniente más que hacer así que tenía que arreglar este asunto.
‘Tengo que recuperar la habitación de cristal’.
Hay una habitación que es mi favorita ya que tiene grandes ventanas y se ven las montañas y el cielo.
Ese lugar es mi lugar favorito, tener resistencia al frío vale la pena para ver las auroras boreales.
Me dirigí directamente a donde estaba la duquesa que parecía un oso por el frío, aun no llegaba primavera y se veía lejano cuando se calmara la nieve.
“Saludo a duquesa”.
“...”
Ella me miró con ojos de lo que haces aquí.
“Vengo a pedirle la llave para el cuarto de cristal”.
“¿Ese lugar?”.
“Si”.
Ella me miró algo molesta y dijo.
“Rompí los vidrios de ese lugar y por eso se cerró la habitación”.
“...”
“Así que olvida ese lugar”.
“No me importa si están rotos los vidrios, ¿me podría dar la llave?”.
“¿Desafiar mis órdenes?”.
“...”
“¿Eso te enseñaron?”.
“Soy la dueña de la casa, así que respeta mis decisiones”.
‘¿Dueña?’.
Solo está fastidiandome el rato.
Esto es molesto.
Me dirigí a la torre a mirar las montañas desde ahí.
“Hola Marcos”.
“Hola joven maestra”.
Marcos que es el encargado de hoy en vigilar la torre me saludo, me recargue a mirar las montañas mientras él estaba ahí vigilando la ciudad de abajo.
No era lo mismo como la habitación donde me podía tirar en el piso pero al menos me desestresa de la duquesa.
Así fue como pasé la tarde ese día.
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