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Las Crónicas De La Reina Vampiro

Prólogo

Era una mañana cualquiera en la húmeda y gélida ciudad de San Petersburgo, me dirigía tranquilamente a la oficina de la Gaceta, para iniciar mis labores diarias como periodista, investigador y editor jefe de mi sección de relatos sobre situaciones de misterios paranormales.

Observo el cielo gris con poca presencia de los rayos del sol mientras camino me distraigo viendo a los habitantes de la ciudad concluyendo que están acostumbrados a este tipo de día y clima, pero yo por mi parte detesto los días oscuros y lúgubres como este, me hace sentir una especie de paranoia sobre que algo malo puede ocurrir, tengo menos de seis meses de haberme mudado de mí ciudad natal Toscana, Italia dónde el sol siempre brilla sobre los campos de girasoles, dónde la gente siempre es sonriente, vibrante y cálidos; no cómo las personas de esta ciudad, que siempre caminan con un rostro serio, sin pestañear tan siquiera cuando otra persona cruza a la par de ellos.

Finalmente llego a mi lugar de trabajo, saludo a los compañeros de la planta baja, a pesar que ellos me tengan en baja estima por ser el editor de la sección de relatos de misterios paranormales; mí ultimo articulo era sobre el cuestionamiento sobre la existencia de los vampiros, pues como es sabido esta ciudad se ha caracterizado por ser la cuna de las historias de vampiros, aunque en la actualidad no existan indicios realmente de su existencia, han ocurrido asesinatos misteriosos con el pasar de los años, aislados por supuesto, y oportunamente realizados únicamente durante altas horas de la noche, esos asesinatos han sido misterio sin resolver, por la Comisaría local; puesto que los cadáveres amanecía fríos, tiesos y sobre todo sin una sola gota de sangre, es como si exprimieran el jugo de un limón hasta dejarlo completamente seco; a consecuencia de esto los lugareños del lugar habían sacado sus propias teorías sobre este fenómeno nocturno, ahondando con fuerza en tres teorías, la primera que se trataban de traficantes de órganos, otros decían que se trataba de seres del espacio y tercero que se trataba de los vampiros que se ocultaban en el bosque o en las antiguas catacumbas debajo del cementerio de Novodévichi.

Tanto era el temor de los pobladores que no salían después de las diez de la noche, dejando las calles desoladas y frías; aquellos que no corrían la misma suerte de regresar a sus casas antes de las diez de la noche después de sus actividades, trataban la manera de quedarse en su trabajo o ir en grupos en Uber o taxi.

Por y para mi suerte, tenía un horario flexible; puesto que era el jefe de mi propia sección y mis dos subalternos les pedía que se fueran una hora antes, advirtiéndoles que tuvieran el sumo cuidado de no se desviarse de sus respectivos trayectos de regreso a sus hogares, siempre mantenía el contacto con Julianne Fraisseng mí coeditora y de Leonard Cooper, mi asistente de investigación; pues aunque sea muy contradictorio yo era un escéptico sobre la existencia de seres crípticos humanoides que sólo se encuentra en la literatura de terror, ficción e historias de mitología dispersas de diferentes partes del globo terráqueo.

No creo en lo paranormal… Ahora deben de preguntarse ¿Porqué trabajo en una sección que se dedica a eso? Ni yo mismo lo sé, al principio acepté el trabajo por situaciones económicas que acarreaban a mi familia en Italia, la paga no es mala no me quejo de ello, pero me gustaría dedicarme a cualquier cosa que no sea hablar tonterías sobre la existencia de los vampiros, extraterrestres o hombres lobos. Al ser una persona muy lógica, siempre me ha fascinado la búsqueda de la verdad, por medio de la investigación empírica, objetiva y científica.

Tomé asiento enfrente de mi escritorio, luego de saludar a mis dos compañeros, mientras Julianne se me acerca y me deja una taza de café amargo como usualmente lo hace; le sonrío en agradecimiento.

De pronto el destello de una luz cegadora entró iluminó furiosamente mientras entraba por la ventana de nuestra oficina, seguidamente de un gran estruendo.

¡ABAJO! ―Grité alterado por la adrenalina corriendo por mis venas, sin preocuparme mucho que tiré accidentalmente mí taza de café sobre el escritorio, cogí a Leonard y Julianne para rápidamente meternos debajo de la mesa de reuniones, pues era cuestión de segundos que teníamos para no salir heridos o morir por la onda expansiva de la explosión nuclear.

Los tres nos refugiamos siguiendo el proceso restrictivo en caso de incendios o ataques nucleares, pues últimamente los conflictos políticos entre Rusia y Ucrania estaban algo tensos, mientras estábamos ahí sintiendo como el edificio se movía, escuchando los vidrios de las ventanas romperse y pedazos del techo caerse, mis compañeros de equipo están temblando de miedo e incertidumbre por lo que está ocurriendo; mientras que en un intento de mantener la calma estaba sacando respuestas lógicas a lo que estaba sucediendo y para tratar de no entrar en pánico, me puse a pensar si era que la planta nuclear había tenido una fuga y explosión o sí fue una bomba atómica que había lanzado Ucrania en las cercanías de estrecho entre ambos países. Concluyo que debería ser una explosión por fallas de uno o varios reactores de la Planta Nuclear en Leningradskaya Aes, que se encuentra a 104 kilometros de distancia del centro de San Petersburgo.

Después de esos estresantes, agobiantes y eternos minutos, sentimos la calma cuando había un nube polvo, escombros pequeños y vidrios rotos regados por el piso a consecuencia del impacto de la onda de choque, cuidadosamente salimos del mueble que por la suerte nos salvó de las astillas propulsadas, nos acercamos cuidadosamente a la ventana ya completamente destruida y astillada, y observamos a la distancia que una gran hongo de fuego y humo iba subiendo por el cielo en el horizonte.

Sin pensar, que ese momento marcaría el comienzo del fin de la historia de la humanidad para siempre sumergiéndola en una oscuridad perpetua.

Un mes después

San Petersburgo, un mes después…

Ha pasado un mes desde la gran explosión, el cielo ha permanecido casi totalmente nublado sin rayos de sol debido a la extraña bruma que ha cubierto toda la ciudad, sospecho que este cataclismo desconocido fue causado de manera premeditada, pero aún no tengo la certeza y tengo dudas si realmente fue una bomba atómica o una explosión de los reactores nucleares ya que el aire es respirable afuera, a pesar que el cielo este completamente cubierto por nubes.

Debido que durante los primeros días, el gobierno central emitió un comunicado, pidiéndonos de guardar la calma y refugiarnos en los lugares que nos encontrábamos al momento de la catástrofe, el hermetismo del Gobierno me hace dudar realmente ya que no dieron las causas de esa estruendosa explosión y hongo de kilómetros de altura, durante los primeros días entre nosotros sacábamos teorías sobre el origen de esa explosión.

Al principio, el gobierno emitía comunicados sobre extrañas criaturas similares a los vampiros, hombres lobos e inclusive criaturas voladoras como gárgolas o demonios estaban aprovechando el estrago y consecuencias que dejó ese cataclismo para salir de sus escondites para dar cacería a la especie humana y además nos sugerían tener a la mano cosas como plata, ya sea cuchillos, cucharas tenedores o cualquier objeto con plata para defendernos de los vampiros y así como lámparas de luz ultravioleta como sustituto de la luz solar para poder así salir durante el día para así apuntarle a los ojos a las criaturas de la noche si nos llegasen a perseguir y acorralar; y contra los hombres lobos nos sugirieron tener cosas con mercurio, pero han pasado dos semanas desde la última comunicación del gobierno central; y eso nos preocupaba, pues indicaría que el gobierno y los militares han caído.

Junto a Julianne, Leonard y los otros grupos de trabajadores del periódico que se encontraba en las instalaciones al momento de la catástrofe, nos hemos refugiado en el edificio, sin tener mucho la oportunidad de salir en búsqueda de provisiones, desde entonces… ante la gran ola de asesinatos por parte de las criaturas de la noche durante la mayor parte de la noche y día, ante el temor de ser alimento para esas criaturas y morir de la manera más horrible y cruel.

Hemos tenida la dicha y suerte que nuestro Periódico estuviera en un edificio que anteriormente fue un banco de máxima seguridad durante la Segunda Guerra Mundial.

Habíamos decidido tapar con tablas las ventanas rotas del segundo nivel dónde está mi oficina de la sección de Misterios Paranormales, afortunadamente los vidrios del primer nivel no habían sido destruidos por la onda expansiva, y que las ventanas estén forzadas con hierro y acero; además de contar con una especie de Bunker subterráneo dónde hemos establecidos que nuestras compañeras durmieran ahí mientras que los hombres haríamos guardia en el primer y segundo nivel.

Lo único malo es que estaba empezando a escasear las provisiones que teníamos dentro de la cafetería del edificio, estábamos muy preocupados pues si no salíamos moriríamos de hambre o peor aún, estaríamos siendo acorralados al canibalismo, cosa que todos mis compañeros y por supuesto mi persona, no estábamos dispuestos a recurrir; por lo que nos reunimos todos en la cafetería del edificio para discutir que hacer al respecto.

―Entonces… ¿Cuál es el plan? ―Pregunta Julianne, mientras está junto a Leonard mirando al grupo que estábamos ahí.

Yo solo me limitaba a escuchar, ya que nunca me había gustado sobresalir y tomar el papel de líder por miedo a que me considerarán un mandón; observa a todos los presentes.

―Yo digo que deberíamos de formar un grupo de reconocimiento y búsqueda de provisiones. ―Sugiere Anton Brezhnev , el jefe de la sección de Deportes del periódico.

―Pero tendríamos que aprovechar las únicas dos horas de durante el mediodía… ―Agrega Matvei Borisovich, nuestro jefe y director del periódico, le sonrió mientras asiento ante su comentario.

―Tienes razón en eso, Matvei… ―le comenta Leonard. ―Yo sigo que junto a Anton, Alya, Lana, Vladimir, Jayden y yo… fuéramos ya que somos los que estamos en plena condición física. ―Menciona Leonard ya que todos en el edificio saben que ellos seis son los que aplican un deporte o realizan ejercicio en un gimnasio.

Coloco una mano en el hombro de Leonard, mientras lo miro y niego con la cabeza.

―Leonard, no podemos dejar desprotegidos a los demás, al menos dos de nosotros deberíamos quedarnos aquí para vigilar la puerta principal del edificio ya que esa será la que abriremos para que los demás salgan a buscar las provisiones… ―comento obteniendo la atención de los demás mientras se ponen a meditar mis palabras.

―Odio admitirlo, pero Jayden “Tsoukalos” tiene razón, Leonard. ―Comenta Anton en un tono burlón ya que ese es mi apodo por ser el jefe de la sección de los Misterios Paranormales, yo solamente le dirijo una mirada inquisidora, porque sé que Anton de alguna forma me tiene miedo a pesar que el sea mucho más fuerte que yo, pero en cuanto a altura, le supero.

―Gracias, Anton. ―Le digo mientras le sonrió con mi característica sonrisa de “psicópata” que se me origina al sonreír de lado y por mis hoyuelos y mis pómulos hacen que parezca una sonrisa un tanto sombría, maquiavélica.

―Hombre, no deberías de decirle a Jayden así… de todos modos los relatos de personas sobre avistamientos y encuentros con criaturas… ahora es una realidad irrefutable. ―comenta el director del periódico, Matvei.

―¿Acaso no viste como ese hombre lobo atacó y descuartizó a ese pobre vagabundo en ese callejón desde tu ventana de nuestra oficina? ―Pregunta Lana Germanovna uniéndose a la conversación, compañera de oficina de Anton. ―¡Hasta casi vomitas ante la impresión!

―¡Lana! ―Exclama Anton mientras codea a pelirroja. ―No menciones eso es vergonzoso. ―Le dice entre dientes mientras oculta su vergüenza en una sonrisa forzada.

Observo la situación y sonrió con satisfacción al verle el rostro avergonzado de Anton, miro a Lana y le guiño un ojo en complicidad.

―¡Bien entonces no se diga más, yo me quedaré aquí cuidando a los demás! ―Se ofrece Leonard. ―Tú, Jayden ve con los demás a buscar provisiones, agua y medicamentos por cualquier cosa… ―Le dice Leonard a su amigo y compañero de oficina.

Observo la situación y sonrió con satisfacción al verle el rostro avergonzado de Anton, miro a Lana y le guiño un ojo en complicidad.

―¡Bien entonces no se diga más, yo me quedaré aquí cuidando a los demás! ―Se ofrece Leonard. ―Tú, Jayden ve con los demás a buscar provisiones, agua y medicamentos por cualquier cosa… ―Le dice Leonard a su amigo y compañero de oficina.

―¿Seguro que puedes quedarte solo? Si, quieres puedo quedarme junto a ti. ―Menciono, mientras miro a Leonard preocupado pues es una gran responsabilidad para él quedarse a cargo de los compañeros que están dentro del edificio.

―Yo me quedaré con Leonard. ―Se ofrece Lana, mientras al pertenecer a la sección de Deportes de Anton. ―¡Ya sabes! Puedo defender con mis destrezas en artes marciales mixtas, en caso de que uno de esas asquerosas y sanguinarias criaturas intenten irrumpir en el edificio.

―¿Ves hermano? ―Le dice Leonard mientras le da una palmada amistosa en la espalda de su jefe y amigo. ―No te debes de preocupar, no pierdan tiempo más… y deberían marcharse ahora mismo, el medio día de acerca y deberían ser rápidos y agiles para rondar por las cercanías del edificio para entrar a las pequeñas tiendas alrededor. Les sugiero que no se pasen más de dos cuadras a la redonda.

Todos asentimos ante el consejo de Leonard

―Bien, es momento de ponernos en marcha… ―Menciona Alya, mientras carga su pistola corta.

―¿Por qué siempre cargas una pistola contigo, Alya? ―Pregunta Vladimir en curiosidad.

―Pues antes de esto, temía por los avistamientos y relatos de las personas de la columna de misterios paranormales que maneja o en este caso manejaba Jayden. Y lo otro porque mi padre es un militar, y me enseño a utilizar las armas para en caso de que un hombre mal intencionado me intentará hacer algo sólo por el hecho de ser una mujer. ―Comenta Lana, mientras hace lo mismo que los demás compañeros, yo por mi parte llevo en mi mochila una botella de agua, y varias lámparas de rayos UV que se encontraba en la oficina de sección de Ciencia y Tecnología, ya que el friki de Gustav siempre para redactar sobre productos tecnológicos compraba de manera compulsiva una o dos cajas de esos productos. A veces me preguntaba de dónde sacaba tanto dinero para darse esos lujos.

Luego de cinco minutos nos reunimos en la recepción del edificio ya preparados para partir. Leonard nos estaba esperando, para abrir las dos puertas que tenía la entrada, una de hierro y acero y la otra de vidrio templado blindado anti balas, al ser reliquias del antiguo banco de máxima de seguridad.

―Es hora… ―Digo mientras veo como Leonard termina de abrir la puerta de hierro.

―Luego de dos horas cerraré la puerta, procuren regresar antes. ―Le comenta Leonard al grupo. ―Regresen todos sanos y salvos ¿Bien? ―Nos dice con un tono preocupado, causándome en mi un sentimiento o sensación de incertidumbre y miedo sobre si todos regresaremos o no nuevamente al refugio.

―Exageras demasiado, Cooper. ―dice Anton, mientras el es el primero en avanzar hacia afuera.

―Procura no vomitar. ―Le dice Leonard en tono burlón, mientras los demás salen después de Anton, causando risa entre los presentes.

Cuando yo iba a salir, mi amigo me coloca una mano sobre mi hombro.

―Cuídate, Jayden. ―Me dice con la mayor y sincera preocupación reflejada en sus ojos.

―Tranquilo… regresaremos. ―Le digo mientras nos damos nuestro saludo apretando las manos y chocando nuestros hombros, y finalmente salgo del edificio detras del grupo de exploracion y busquedad de provisiones.

Rebecca, la Reina Vampiro

Rebecca Solovier es una mujer joven y hermosa de tez pálida, con rasgos finos y elegantes. Tiene el cabello oscuro y sedoso que le cae en cascada hasta la mitad de la espalda. Sus ojos son grandes y profundos de un intenso color verde esmeralda, que parecen brillar con una luz propia. Su figura es delgada y esbelta, pero sin dejar de ser curvilínea y femenina. Suele vestir con elegantes vestidos largos de estilo vintage, que acentúan su belleza y sofisticación.

Como Reina Vampiro, su presencia es imponente y aterradora. A menudo se la ve con una mirada fría y calculadora, su postura es siempre firme y dominante. A pesar de su juventud como vampiro, Rebecca tiene un aura de experiencia y sabiduría que inspira respeto y temor en aquellos que la rodean.

Rebecca, recuerda con melancolía sus días como una antigua y pobre mujer humana, madre de una pequeña niña que ella nombró Alexa; a pesar que la pequeña era producto de una relación fallida con el padre de la criatura, la amaba más que nada en el mundo.

Sin embargo, su felicidad se vio truncada cuando la mafia rusa la tomó como rehén y se llevó a su pequeña hija, dejando a Rebecca desolada y sin esperanza de volver a verla. Desde entonces, Rebecca ha llevado consigo el dolor de su pérdida, lo que le ha dado un lado triste y melancólico que a veces aflora en su comportamiento.

A pesar de su lado cruel y despiadado con sus presas humanas, Rebecca se siente profundamente sola y vacía, sabiendo que nunca podrá recuperar lo que más amaba en el mundo. Esta dualidad de su personalidad la hace aún más fascinante y compleja.

Desde los sucesos del cataclismo que asoló la ciudad, Rebecca, la reina vampiro, y otras criaturas de la noche han emergido de las oscuras y húmedas catacumbas que yacen bajo tierra. La oscuridad reinante durante el día les ha brindado la oportunidad perfecta para salir de su letargo y adueñarse de la ciudad en la que apenas un quince por ciento de claridad se mantiene, convirtiéndola en una especie de eterna noche desolada y silenciosa.

Rebecca se ocultaba en una de las bóvedas subterráneas que habían sido utilizadas durante la Segunda Guerra Mundial, en las profundidades del edificio conocido como El Palacio de Alejandro. Allí, rodeada por una densa oscuridad y una humedad persistente, planeaba su próxima jugada.

Aprovechando el caos que reinaba en la ciudad, Rebecca se infiltró en el museo y, con astucia y determinación, logró tomar el control del edificio. Con su corte de vampiros y hombres lobo a su disposición, se autoproclamó dueña y señora de la antigua morada de los zares.

Después del cataclismo que asoló la ciudad, todo había cambiado. La oscuridad se había apoderado de las calles y los edificios estaban en ruinas. Pero para los seres sobrenaturales que habitaban en las sombras, este era un momento de oportunidad. Con la humanidad sumida en el caos, los vampiros, hombres lobo y otras criaturas de la noche salieron de sus escondites para tomar el control de la ciudad.

La reina vampiro y su corte de vampiros se habían dado un festín descontrolado en los primeros días, saciando su sed de sangre con cualquier humano que encontraran. Sin embargo, pronto se percataron de que si seguían a ese paso, acabarían con su fuente de alimento. Decidieron entonces controlar su sed y alimentarse de manera más sutil, evitando llamar la atención sobre su presencia en la ciudad. Puesto que su corte de vampiros y ellas pertenecen al linaje del Conde Vlad el Empalado y de Erzebeth Bathory; mientras que los otros vampiros los comunes eran seres obnubilados por su sed, sin recuerdos similares a los zombies en ese sentido pero distintos a pesar que ambas especies sean muertos vivientes.

Después de establecer un plan de alimentación más cuidadoso, la reina vampiro y su corte se dedicaron a explorar la ciudad en busca de presas adecuadas. A medida que avanzaban, descubrían que no eran las únicas criaturas sobrenaturales que habían salido de las sombras en busca de alimento y control. Los hombres lobo aullaban en la distancia y los vampiros comunes se desplazaban en grupos errantes, sedientos de sangre y sin ningún tipo de control sobre sus instintos.

La reina vampiro sabía que para mantener su poder en la ciudad, tendría que establecer alianzas estratégicas con otras criaturas sobrenaturales y establecer reglas claras para el control de la alimentación y el territorio. Así que, se reunió con otros líderes de criaturas sobrenaturales en un intento por establecer una especie de orden en la ciudad.

Fue en una de estas reuniones donde la reina vampiro conoció a un poderoso hombre lobo llamado Nikolai, quien se mostró interesado en formar una alianza con ella. A pesar de las diferencias entre sus especies, ambos reconocieron que tenían un objetivo común: controlar la ciudad y proteger a sus habitantes sobrenaturales de aquellos que buscaban hacerles daño.

Rebecca, la reina vampiro, y Nikolai, el hombre lobo, formaron una alianza y acordaron trabajar juntos para detener la guerra entre las varios especies de vampiros de la ciudad. Pero, en el fondo, Rebecca sabía que no podría confiar en Nikolai. Siempre había el riesgo de que la traicionara para tomar el control de la ciudad para él mismo.

La alianza entre la reina vampiro y Nikolai fue una sorpresa para muchos, pero pronto se convirtió en la fuerza dominante en la ciudad post-cataclismo. Juntos, establecieron leyes y reglas para el control de la alimentación y el territorio, asegurándose de que ninguna criatura sobrenatural se saliera de control y pusiera en peligro la existencia de su comunidad.

―¿En que piensas, Rebecca? ―Pregunta Nikolai, el macho alfa y líder de la manada de hombres lobos.

―No puedo confiar en ti, Nikolai. Siempre que he visto a un hombre lobo, lo único que quieren es robar algo para llevárselo para sí. No sé por qué deberíamos confiar en que no intentes hacer lo mismo con la ciudad, o conmigo. ―Confiesa la reina vampiro, mientras miraba al macho alfa de los hombres lobo y líder de su manada, con la expresión más siniestra que su cuerpo vampírico fue capaz de mostrar ―¿Por qué debería confiar en ti? ―Le pregunta mientras mira el perfil de Nikolai, tratando de adivinar si le está mintiendo o no.

―Eso es mi querida, pálida y hermosa reina, porque tú con tu corte de vampiros, y yo como líder de mi manada, somos las únicas especies lo que dirían humanos “civilizadas”, a diferencia de las otras criaturas de la noche y de esos vampiros ferales que andaban cazando a diestra y siniestra vuestra fuente de alimento, claro… nosotros como lobos preferimos la carne de los animales vacunos y rumiantes a la carne de los humanos… ―Menciona Nikolai con un rostro serio mientras levantaba una ceja ante su indiscutible argumento lógico.

Rebecca, la reina vampiro, lo miró con desdén y lo preguntó a uno de sus vasallos vampiros, su señor de la guerra, que también estaba presente, si es que habían sido el único grupo de vampiros que habían dejado de matar humanos en los últimos días. El señor de la guerra de Rebecca, el vampiro más fuerte de todo su corte, le dijo que, en efecto, eran el único grupo que había dejado de matar humanos en los últimos días, a diferencia de los vampiros comunes, que seguían matando a diestra y siniestra.

Por lo que decide mandar a unos cuantos vampiros de su corte acompañados con unos hombres lobo a explorar la ciudad, encontrar y exterminar a todo aquel vampiro feral que esté causando la disminución de fuente de alimento, la sangre humana.

Rebecca, la reina vampiro, pensó que esa era una excelente idea. Ella no podría tolerar que los ferales vampiros estuvieran cazando a los humanos para beber su sangre. Tenía que acabar con ese problema de una vez por todas. Y mandó a unos cuantos vampiros de su corte, acompañados por unos hombres lobo, para encontrar y exterminar a todo vampiro feral que estuviera causando la diminución de la fuente de sangre humana en la ciudad.

Nikolai, el líder de los hombres lobos, accede con gusto a la requesta de Rebecca, la reina vampiro, y se vuelve hacia los hombres lobo que lo acompañaban, ordenándoles que traigan unas cuantas presas masculinas y que sean apuestas. En cuanto a Rebecca, se ríe con malevolencia y le pide a Nikolai, el líder de los hombres lobos, que se asegure de que les traigan a los hombres más guapos que puedan encontrar para su diversión personal.

Cuando se divierte con sus presas, Rebecca muestra un lado sádico y dominante. A menudo los somete a pruebas de lealtad, obligándoles a hacer cosas humillantes para su propio placer. A los más desobedientes, los castiga de manera violenta, pero a sus favoritos los recompensa con su atención y afecto. Les permite beber su sangre para mantenerlos bajo su control y también para intensificar el placer que siente durante sus encuentros sexuales, esto haciéndolo en venganza por el hecho que fueron unos hombres que había arrebatado a su pequeña y única hija Alexa.

Ella está disgustada con la raza humana por haberle arrebatado a su única hija, cuando Rebecca era una de ellos, pero aun así no puede evitar sentirse fascinada por los hombres. Le encanta jugar con ellos y usar su influencia para volverlos locos para su diversión personal. También le encanta beber su sangre para mantenerlos bajo su control. Y se muestra sádica y dominante con sus presas, obligándolas a hacer cosas humillantes para su propio placer y castrándolas de manera violenta si desobedecen sus órdenes.

En general, Rebecca es una figura temible y seductora a la vez, con un poder descomunal sobre los humanos que están bajo su dominio.

Rebecca, la reina vampiro, usa su poder y su encanto para esclavizar a los hombres que quiere para su diversión personal. Con su poder de dominación mental, puede hacer que los hombres se conviertan en sus esclavos. De esta manera, puede hacer que hagan lo que ella quiera y no pueden resistirse a sus encantos.

Y, con su encanto y su sensualidad, Rebecca no tiene problemas para usar su atractivo físico y sexual para esclavizar y controlar a los hombres que quiere para su diversión personal.

Rebecca, queda sola en el palacio, que era la morada de los zares de Rusia, los Romanov; se sienta pensando en los prospectos masculinos que le traerá Nikolai en esta ocasión, uno de sus vástagos le sirve un poco de sangre fresca en su copa, ella toma un sorbo; mientras sonríe sádicamente ya que está noche tendrá mucha diversión.

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