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¡Ellos Serán Nuestro Milagro! [KiriTodo]

Capítulo 1

Los nervios de aquel joven alfa se podía sentir con sólo pasarle por al lado, por suerte el chico llevaba un parque que evitaba que sus feromonas salieran disparadas por doquier. El chico se encontraba dirigiéndose hacia la gran casa de la familia Todoroki, llevando un ramo de rosas, unos bombones y un pequeño peluche de un gato bicolor que él mismo había tejido para su omega, si bien él mismo no era dela misma clase social que su destinado, eso no lo detenía a querer estar junto a él sin ningún interés monetario de por medio.

Eijiro ya había estado cortejando a Shouto desde hacía un par de semanas atrás, los resultados de dicho cortejo eran excelentes, tratándose de la parte del omega, pero sabía que el verdadero reto y la parte más complicada estaba detrás de aquellas grandes puertas marrones que llevaba observando desde hace cinco minutos y sin poder o mejor dicho, querer tocar. Sabía que el padre de la familia era un señor muy sobreprotector con el omega varón, el único en la familia, aunque la mayor de los hermanos también era una omega, pero el menor era el más protegido, además del resto de los alfas de la familia que también sobreprotegían a Shouto, provocando que el omega se estresara y discutiera con ellos mucho más seguido de lo usual. Por ello, no sabía con qué se iba a encontrar cuando entrara y eso lo tenía bastante tenso.

—¿Seguirás de pie allí o vas a tocar de una vez por todas? —Cuestionó Touya desde atrás, sintiéndose estresado con el más joven.

—¡Touya, eso es grosero! ¡Déjalo en paz! ¿No ves que está nervioso? —Cuestionó Fuyumi a su hermano mayor con el fruncido, mismo que suavizó al voltear a ver al pequeño alfa, sabía bien por quién iba. —Hola ¿buscas a Shou?

Eijiro se quería morir allí mismo, dos de los hermanos mayores de Shouto se encontraban frente a él, sus nervios se había disparado aún más al escuchar la voz del mayor de todos, por ello fue que su cerebro no procesó bien cuando respondió la pregunta de la mayor. Primero había asentido y luego negó, una parte de él estaba convencido de que iba por Shouto, pero la otra y la que estaba más decidida, sabía que había ido a hablar primero con el padre de la familia y si tenía suerte, con la madre también.

—¿Sí o no? Decídete chico —Pidió Touya con las manos en ambos lados de su cintura.

—Touya, basta —Pidió Fuyumi pellizcándole el brazo al mayor, ignorando su queja y la mala mirada que le daba. —¿A quién vienes a ver primero?

—A su padre —Respondió Eijiro con toda la seguridad que en esos instantes le salía.

—No creo que el viejo tenga gustos de pederasta —Bromeó Touya antes de huirle al golpe de la menor para abrir las puertas. —Ya, está bien, pasa de una buena vez por todas.

—¿Los regalos son para Shou, cierto? —Cuestionó Fuyumi al acercarse al más joven quien asentía en silencio. —Eso supuse. Ven, te llevaremos con papá.

—Gracias —Murmuró Eijiro antes de seguir a los dos mayores al interior de la gran casa.

Los dos mayores invitaron al menor a pasar, sintiendo vergüenza de inmediato al escuchar a su padre discutir con el menor de la familia, quien lo evitaba cada día desde que el hombre trató de obligarlo a casarse con un desconocido.

—¡Oye viejo, te buscan! —Avisó Touya al dirigirse primero a la sala. —¡Hermanito, te aconsejo no marcharte porque también es contigo!

—¡Touya deja los gritos, estoy tratando de hablar con tu hermano! —Regañó Enji sin importarle la visita y volvió a ver hacia el menor de sus hijos, pero ya no estaba en el sillón donde lo había visto y al buscarlo con la mirada, lo encontró abrazando a un chico que no conocía y sonriéndole, además. —¡Shouto! —Gritó, alargando la o.

El nombrado ignoró por completo a su padre, estaba más concentrado en aquellos detalles que Eijiro le había llevado como parte de su cortejo, sabía la razón de que buscara a su padre y no podía estar más encantado con él, aunque parte de ese sentimiento se lo llevaba aquel peluche tejido que le había pedido al alfa hace semana atrás al saber que tejía peluches.

—Lo hiciste con los mismos colores de mi cabello —Murmuró encantado con el detalle.

—Y con el color de tus ojos también —Señaló Eijiro quien se sentía más tranquilo gracias a las feromonas que su omega estaba soltando y lo agradecía enormemente.

—Oh, nunca había visto a Shou más contento con algo como ahora y eso que las flores también están preciosas —Comentó Fuyumi con una pequeña risa, observando desde el umbral de la puerta.

—Y yo no había visto a nadie sobrevivir tanto tiempo a la mala mirada del anciano —Se burló Touya mientras veía a su padre gruñir y refunfuñar en el sillón, notando a su madre detrás de su hermana. —Mamá.

—La razón de que Shouto prefiera un peluche antes que las flores es porque fue hecho a mano por el alfaque le gusta y es un bonito detalle —Comentó Rei quien veía a su cachorro ilusionado con el gato bicolor que estaba tejido de manera perfecta. —¿Eres Eijiro, cierto?

—Así es, señora Todoroki —Respondió Eijiro rápidamente con sus nervios volviendo a trepar su sistema.

—Está bien, puedes llamarme Rei —Ofreció la omega con una sonrisa afable en sus labios.

—N-No podría, señora —Respondió Eijiro rápidamente. —Quisiera hablar con su esposo y con usted si es posible.

—No —Sentenció Enji con seriedad y ganándose la mala mirada de su hijo menor. —Lo que sea que vayas a pedir es un no rotundo.

Shouto soltó un gruñido hacia su padre por aquella negación sin escuchar nada de lo que su alfa tenía para decirle. Eijiro tomó suavemente la mano ajena para relajarlo y le regaló una sonrisa cuando tuvo aquella mirada heterocromática que tanto le fascinaba, sobre sí.

—Calma bonito, yo me encargo —Murmuró suavemente antes de entregarle el ramo con los bombones.—Señor Todoroki, entiendo que su instinto le pide que se niegue a entregar a su hijo menor, quien es un omega varón, a cualquiera, pero le aseguro que no lo soy, si bien no soy de su misma clase social, como bien puede notar, aun así mi amor por su hijo no es por mero interés, amo a su hijo por la persona que es, con sus virtudes y sus defectos, aunque bien le he dicho que no los tiene, yo no le he visto ninguno —Comenzó a decir con total sinceridad y seriedad antes de continuar. —Quiero que sepa usted y su esposa que comencé a cortejar a Shouto hace dos semanas, pero quise presentarme ante ustedes antes de que el mes terminara.

—Sigue siendo no, mocoso —Gruñó Enji sin importarle la mala mirada delos tres omegas de su familia.

—Enji —Advirtió Rei seriamente.

—Papá/viejo —Advirtieron Touya y Fuyumi al mismo tiempo también.

Las tristes feromonas de Shouto se esparcieron como humo por toda la sala y aquello preocupó a Eijiro quien sentía a su animal gruñir molesto.

—¿Sabe qué? Ya no me importa si me acepta o no, yo cumplí con mi deber de venir a presentarme ante usted —Sentenció con total seriedad y se colocó frente a Shouto para ver fijamente al hombre pelirrojo. —Yo, Kirishima Eijiro, terminaré de cortejar a su hijo con o sin su permiso.

—Eiji —Murmuró Shouto sorprendido por las palabras ajenas.

El silencio se formó poco después del murmullo del menor mientras Rei, Touya y Fuyumi veían hacia Enji, esperando a que hablara, sabían que no habría ninguna expresión en el hombre puesto que su entrenamiento militar se lo prohibía, aun así esperaban al menos algún comentario, aunque se sorprendieron al escuchar primero un suspiro.

—¿Es eso lo que quiere, Shouto? —Cuestionó Enji refiriéndose al alfa pelinegro.

—Sí, quiero a Eijiro como mi alfa, papá —Respondió Shouto colocándose al lado del nombrado con la mirada decidida hacia su padre.

—Eso puedo ver —Murmuró Enji con pesar antes de ver hacia el alfa joven con seriedad. —Tienes agallas muchacho, me diste la contraria como un verdadero alfa, creí que sólo eras un cobarde que se quedaría detrás de las feromonas de mi hijo, pero supiste defenderte y a tu cortejo —Comentó directamente hacia Eijiro quien estaba sorprendido, aun así no lo dejó hablar. —Esto no significa que te acepte, no todavía, no hasta ver que verdaderamente te mereces a mi hijo.

—No soy un cobarde, señor, sólo no tengo su mismo entrenamiento, por eso, yo sí conozco lo que es que la valentía con la que llegas, se esfume como humo cuando te encuentras frente a los padres de la persona que te gusta —Respondió Eijiro con una sonrisa leve hacia el hombre antes de formar una venia. —¡Le prometo que no se arrepentirá cuando me acepte, haré muy feliz a Shouto y lo protegeré con mi vida de ser necesario!

—Eiji —Se quejó Shouto con el sonrojo trepando sus mejillas por la vergüenza que le causaba las palabras ajenas.

Enji observó a su hijo y la reacción de éste, asintió levemente mientras volvía a observar al joven que ahora conocía como Eijiro, supuso que ya no había forma de hacer cambiar de opinión a su cachorro, después de todo, su animal interno también había escogido a aquel muchacho. Solamente le deseó suerte a Eijiro antes de levantarse del sillón para retirarse hacia su oficina a hacer un poco de papeleo para calmar su mente.

—Bueno, eso pudo haber sido peor —Comentó Touya con la risa en su voz antes de resoplar. —Aunque me esperaba más dramatismo, gritos, sangre luego de una pelea entre los dos, pero supongo que el viejo se está ablandando por ser Shouto y por la edad, qué triste.

—Tú también te ablandaste, Touya —Se burló Rei de su primogénito quien la vio indignado por tal traición, provocando que el resto también riera. —Dejemos a Touya con su indignación y vamos a merendar, tú también estás invitado, Eijiro.

—Gracias, lamento las molestias —Respondió Eijiro avergonzado mientras seguía a los hermanos y a la madre de Shouto, teniendo a éste a su lado, así que no tardó en ayudarlo con el ramo y se dio cuenta que quizás exageró un poco con la cantidad de estas. —Presiento que lo que más te gustó fue el peluche y nada más.

—Eso es mentira, aunque sí es mi favorito de entre todo —Confesó Shouto con una sonrisa pequeña sonrisa pequeña sobre sus labios mientras se pegaba al cuerpo ajeno con un suave ronroneo. —¿Me harás más?

—Claro que sí mi bonito —Respondió Eijiro entre risas, rodeándole la cintura mientras lo veía contento con el peluche mediano. —Tengo curiosidad ¿Por qué es tu favorito?

—Porque huele a ti —Respondió Shouto con mucha sinceridad mientras dejaba a Eijiro en el umbral de la puerta para acomodarse.

Los otros tres pudieron ver el rostro del joven pintarse en completo rojo por la respuesta que Shouto le había entregado tan naturalmente y terminaron riéndose cuando lo vieron esconder el rostro entre las rosas. Rei se apiadó de él y lo invitó a sentarse, quitándole las rosas para acomodarlas dentro de uno de los jarrones vacíos de la casa, dejando que Fuyumi sirviera el té para todos y luego de terminar con lo que había, fue por los pedazos de pastel que había hecho antes de la llegada de Eijiro. Éste último no tardó en acomodarse al lado de Shouto quien se volvió a pegar a su cuerpo para tomar sus bombones y guardarlos antes de que Natsuo llegara, no pudiendo hacerlo a tiempo, puesto que el mayor cruzó la puerta y fijó su mirada en la pequeña mesa con felicidad.

—¡Bombones! —Exclamó Natsuo contento al ver los pequeños chocolatitos.

—¡Son míos, fuera! —Exclamó Shouto defendiendo su regalo de cortejo, guardando todo antes de terminar de pegarse a Eijiro.

—Nada de eso, sabes bien que si hay bombones en casa, es nuestro —Corrigió Natsuo acercándose al menor. —Dame la mitad, Shou.

—¡No! ¡Son parte de mi cortejo, no del tuyo! —Exclamó Shouto abrazándose a Eijiro antes de fruncir el ceño y sacarle la lengua al mayor.

—¿Cortejo? —Cuestionó Natsuo dándose cuenta del otro adolescente que se encontraba abrazando a su hermanito. —¿Y tú quién eres?

—Kirishima Eijiro —Se presentó el pelinegro con calma, manteniendo agarrado a Shouto en caso de que tuviera que defenderlo de su propio hermano.

—¿Y cortejas a mi hermanito? —Cuestionó Natsuo olvidándose de los bombones para ver al chico de manera seria al verlo asentir. —Eso sí que no, prohibido.

—Ya papá lo sabe, Natsuo —Comentó Fuyumi alejando al menor de la pareja para que no hubiera una pelea entre alfas. —Y mamá lo aceptó, así que bájale a tus feromonas territoriales —Regañó.

—¿Mamá lo aceptó? —Cuestionó Natsuo con sorpresa antes de buscar a Touya con la mirada para que le diera refuerzos, pero hasta el mayor parecía aceptar al muchacho. —Hermano ¿tú también?

—Ya basta, Natsuo —Regañó Rei llegando con una bandeja en manos, arrodillándose al lado de Shouto para comenzar a entregar los platos hacia cada uno para que acompañaran el té. —Siéntate a comer la merienda y deja de ver a Eijiro tan feo —Ordenó casi sutilmente.

—Pero mamá, es Shou-

—Siéntate Natsuo —Interrumpió Rei viendo de manera seria a su hijo.

Todos vieron al nombrado acomodarse rápidamente a un lado de Touya en completo silencio mientras tomaba su pedazo de pastel sin refutar nada más, aunque de vez en cuando veía de manera seria al desconocido que abrazaba a su hermanito. Rei se disculpó con Eijiro por el comportamiento de su hijo y éste último rió divertido mientras negaba levemente, no le había molestado la actitud ajena, de hecho, se encontraba entretenido y a la expectativa.

—Cuéntame, Eijiro ¿quién te enseñó a tejer? —Cuestionó Rei queriendo conocer más al pelinegro que formaría parte de su familia pronto.

—Fue mi madre —Respondió Eijiro con una sonrisa nostálgica sobre sus labios antes de continuar. —Solía enseñarme a tejer cuando la iba a visitar al hospital para que aprendiera a hacerle flores que no se marchitaran, con el tiempo, después de su muerte, yo mismo aprendí a hacer más cosas tejidas para mantenerla presente y conmigo.

—Oh, es una pena, debió ser una mujer grandiosa —Comentó Rei con pesar al ver al chico deprimirse por su pregunta. —¿Has vuelto a hacer más flores tejidas?

—Lo fue, papá me lo recuerda cada día —Concordó Eijiro con una sonrisa leve sobre sus labios antes de asentir a la pregunta. —Suelo hacer una en su cumpleaños y en el día en el que murió, hago claveles y orquídeas, sus favoritas —Contó antes de ver hacia Shouto de manera momentánea. —Aunque hice una rosa y un girasol para Shou cuando le pedí permiso para cortejarlo.

—¿De verdad? No las llegué a ver —Comentó Rei de manera pensativa.

—Están muy bien guardadas en mi habitación —Aseguró Shouto con seriedad. —Y este bonito gatito las acompañará pronto.

—Creí que se las mostrarías —Comentó Eijiro bastante divertido por las expresiones de los mayores.

—Por supuesto que no, es mi regalo, no tienen por qué verlos —Respondió Shouto indignado por las palabras ajenas lo vio serio cuando lo escuchó reírse. —¿Qué?

—Ya vieron estos —Le contó Eijiro como si fuera un secreto.

—Lo sé, pero no por eso tienen derecho a ver el resto de mis regalos —Sentenció Shouto seriamente y se cruzó de brazos con el ceño fruncido. —No los voy a mostrar.

Todos terminaron riéndose por el berrinche de Shouto y Eijiro asintió levemente para demostrarle que no lo obligaría a hacerlo, acercándose a dejarle un beso en la mejilla de manera natural como solía hacer para contentarlo y olvidando que tenía cuatro pares de ojos observándolos, al menos por unos segundos, volteó a verlos con un sonrojo avergonzado en sus mejillas por lo que había hecho.

—Lo siento, es costumbre —Comentó, viendo a la madre de la familia.

—¡¿Besas a mi hermanito?! —Cuestionó Natsuo completamente alterado mientras se levantaba para acercarse a tomarlo por el cuello de la camisa y alzarlo. —¡¿Cómo te atreves?!

—¡Natsuo suéltalo! —Ordenó Shouto golpeando a su hermano para que dejara a Eijiro tranquilo. —¡Yo le di permiso para hacerlo!

Aquella confesión provocó que Natsuo entrara en shock, soltando de inmediato al pelinegro antes de ver hacia su hermanito sin poder o saber decir nada, podía ver que el menor estaba avergonzado por sus palabras, pero no mentía y tampoco parecía estar obligado a decir aquello, así que sus hombros se hundieron al notar que efectivamente el chico había sido aceptado por Shouto y el omega interior de éste, no había podido cumplirse la promesa de hacer que su hermano menor llegara soltero hasta los diecinueve y con la culpa carcomiéndole, salió de allí hacia su habitación para encerrarse en esta.

—¿Estás bien Eiji? —Cuestionó Shouto preocupado por su alfa mientras alisaba su camisa con suavidad. —Natsuo tonto —Murmuró entre pequeños gruñidos.

—Estoy bien bonito, no te preocupes —Respondió Eijiro tomándole las manos para mantenerlo tranquilo y sonrió abrazándolo. —No te molestes con tu hermano, Shou, sólo está preocupado por ti como tu papá, así que entiéndelos poquito ¿sí?

—Oh querido, entenderás a tu hermano y a tu padre cuando tengas tus propios cachorros —Aseguró Rei con una sonrisa divertida que se convirtió en una risa al ver la vergüenza de los dos menores. —Uh-uh nada de cachorros hasta que cumplan los veintitrés como mínimo.

—¡Mamá, basta! —Exclamó Shouto quejándose con la mayor, ni siquiera había tenido su primera vez con el alfa, así que no estaba pensando para nada en cachorros.

—Veintitrés como mínimo, lo tendré en cuenta —Respondió Eijiro con un asentamiento, para ese entonces estarían en la universidad y esperaba tener un trabajo estable que pudiera darle estabilidad suficiente para vivir con su omega.

—¡Eijiro no le sigas el juego! —Se quejó Shouto muriendo de la vergüenza de manera veloz.

—Oh ¿Quién matará primero a Shou de la vergüenza? Hagan sus apuestas, yo apuesto por mamá —Comentó Touya con diversión.

—Yo igual apuesto por tu mamá —Comentó Eijiro con un asentamiento leve, puesto que los padres tenían una facilidad de avergonzar a sus hijos que él todavía no tenía.

Shouto se levantó del cojín donde estaba sentado y tomó su peluche antes de salir de allí para irse a su habitación, no se quedaría a ser avergonzado hasta la muerte por su madre y menos por su alfa, así que prefería esconderse en su habitación, ignorando los llamados de Eijiro quien se reía junto a sus hermanos y madre.

—Y se molestó—Comentó Fuyumi mientras veía al pelinegro querer ir detrás de su hermanito, pero aun así quedándose en su lugar, supuso que por respeto. —Ya se le pasará, no le hagan caso.

—No creo que sea buena idea que se quede molesto —Murmuró Eijiro preocupado mientras formaba una mueca que se acrecentó cuando escuchó su celular sonar y lo sacó para leer mensaje con un suspiro. —Ya debo marcharme, mi padre tuvo otra recaída.

—Cuando la otra mitad muere, la mitad que queda viva tiene contados sus días —Comentó Rei con suavidad y notando la tristeza en el rostro del menor. —¿Ya te dijeron cierto?

—Los doctores le daban tres meses como mínimo, he podido hacer que lleve dos meses más de esa fecha, pero no creo que pueda vivir más —Murmuró Eijiro con la mirada perdida en la pantalla de su celular mientras se levantaba del cojín y suspiró antes de ver a la mujer. —No me preocupa quedarme solo, pero me entristece la idea de perderlo también —Contó antes de ver el pedazo de pastel intacto.

—Está bien, puedes venir a comer pastel otro día, Eijiro —Comentó Rei al ver la duda en el menor y se levantó para acompañarlo a la salida. —Ven con tu padre cuando puedas ¿de acuerdo?, estoy seguro que a Shouto le agradará conocerlo antes de que lo inevitable suceda.

—Trataré de convencerlo, pero no creo que pueda —Respondió Eijiro saliendo de la gran casa con una sonrisa pequeña sobre sus labios. —Shou ya lo conoció, papá quedó encantado y le dijo que estaba seguro que a mi madre le hubiera encantado conocerlo, de mi parte ya está aceptado —Contó contento antes de despedirse de la mujer. —Despídame de Shou, yo le pasaré luego un mensaje. ¡Gracias por su hospitalidad, señora Todoroki!

Rei se despidió del chico y lo vio partir, soltó un suspiro antes de cerrar la puerta y dirigirse hacia la habitación de su hijo menor, le causaba tristeza y preocupación la situación del pelinegro, pero admiraba lo fuerte que parecía ser, aunque esa fuerza tuviese grietas y por estas se vieran la tristeza que aguardaba en su interior. Quería ayudar, pero sabía que no tenía las herramientas necesarias para hacerlo, por eso iba a por su cachorro, él sí podría hacerlo, después de todo, él sería el pilar más importante en la vida del alfa joven cuando el padre de éste último le faltara.

—¿Shouto, hijo? ¿Puedo pasar? —Cuestionó luego de tocar la puerta, asomando la cabeza cuando escuchó la respuesta ajena. —Eijiro acaba de irse.

—Lo sé, lo vi por la ventana —Respondió Shouto con la mirada en su peluche de gato. —¿Se molestó, cierto?

—No, estaba preocupado por ti cuando te viniste a tu habitación, pero se marchó porque le avisaron que su padre volvió a recaer —Contó Rei con suavidad, caminando para sentarse en el pequeño sillón de la habitación, viendo la reacción de su hijo.

—¿De nuevo? —Cuestionó Shouto preocupado. —Es la tercera vez en esta semana que decae, está poniéndose peor, no puede ser —Comentó angustiado.

—Dime algo ¿si el señor muere, con quien se queda Eijiro, hijo? —Cuestionó Rei queriendo confirmar sus sospechas luego de las palabras del menor.

—Solo, Eiji no tiene más familia que su padre —Respondió Shouto con la mirada perdida en el peluche. —Su padre me contó que su familia y la de su omega los rechazaron luego de enterarse que la señora estaba embarazada de un niño, parece que esperaban una niña omega y resultó ser un niño alfa, así que les dieron la espalda, no tienen a nadie más que ellos —Contó, sintiéndose de vuelta molesto con aquellas personas que no conocía por rechazar a su guapo alfa sólo por no ser lo que ellos esperaban.

—Imagino que el señor dejó todo organizado con el abogado para no dejar a su hijo a la deriva —Comentó Rei y vio a su hijo alzar los hombros, no tenía ese conocimiento, así que asintió levemente. —Le diré a tu padre que averigüe eso por mí, lo ayudaremos todo lo que podamos ¿está bien? No tienes que preocuparte, sólo sigue siendo su pilar, porque te va a necesitar y mucho.

Shouto asintió rápidamente al consejo que su madre le daba, sabía perfectamente que Eijiro lo iba a necesitar para no derrumbarse en el momento en el que el señor partiera de ese mundo, pero esperaba y deseaba que el señor durara un par de meses más, aunque sabía que eso sería sólo alargar el dolor de su alfa. Suspiró triste mientras veía a su madre retirarse para ir a hacerlo que le dijo que haría, agradecía que su madre apoyara su futura relación con Eijiro y le hacía feliz, tanto como el haber sido aceptado por el padre de Eijiro desde dos días después de haber aceptado que Eijiro lo cortejara, sabía que al hombre le hacía feliz conocerlo antes de su partida y, aunque le hubiera gustado conocer a la esposa del alfa, se conformaba con saber que incluso ella lo hubiera aceptado.

Vio el mensaje que Eijiro le había pasado y sonrió levemente antes de responderle para que no se preocupara, estaba contento con el sólo hecho de haberlo tenido en su casa enfrentándose a su padre para que lo aceptara, no estaba molesto, estaba preocupado.

Capítulo 2

...Un mes después....

El cielo ese día se encontraba particularmente bonito, soleado por donde vieras, pájaros cantando felices ante la falta de lluvia y volando con tranquilidad por la ciudad.

Pero dentro de un edificio en alguna parte del centro de Musutafu se podía ver que no había felicidad alguna, las pocas personas que allí se hallaban estaban vestidas de negro y se acercaban al pequeño alfa pelinegro que estaba de luto para darle las condolencias, el joven no agradecía o aceptaba ninguna de las palabras de aliento que le daba esa gente, su mirada se encontraba vacía y perdida en la fotografía de su padre, la noche anterior se había terminado de rendir, le pidió disculpas luego de recordarle que lo amaba tanto como su madre también lo hacía y se dejó ir de la vida, dejándolo solo a sus dieciséis años.

No le guardaba rencor, de hecho, admiraba al hombre por los tres años que había soportado la pérdida de su omega, sólo para cuidar a su cachorro, pero se sentía triste por haberlo perdido puesto que ahora no tendría una compañía al llegar a casa, ya no tendría a nadie con quién hablar sobre su relación con Shouto, ya no tendría a nadie a quien abrazar cuando sintiera que se estaba derrumbando y menos tendría el protector aroma de las feromonas de su padre, su pilar principal se había marchado y ahora se sentía a punto de derrumbarse, aunque ninguna lágrima haya salido todavía de sus ojos, su silencio era suficiente para demostrar que se las estaba tragando.

Shouto, quien había llegado hacía poco con su familia, no tardó en dar sus respetos a su suegro antes de dirigirse hacia Eijiro para agacharse a su lado y abrazarlo suavemente, usando sus feromonas para hacerle saber que lo apoyaba aunque no se dirigieran palabra alguna y Eijiro agradeció la llegada de su omega.

—Se fue, Shou —Murmuró Eijiro con la voz rota, eso era lo que quería evitar de hablar, no quería romperse y llorar, eso no era una actitud de un alfa. —Se despidió y se dejó ir… se fue…

—Lo sé, Eiji, lo siento por no haber estado contigo en ese momento —Respondió Shouto de la misma manera mientras apoyaba la frente en la sien ajena.—Está bien si lloras, Eiji, nadie te va a criticar, sólo estamos nosotros.

Eijiro desvió por fin la mirada del retrato de su padre y observó el lugar, era cierto que sólo estaban ellos, no sabía cuándo se había marchado la gente que le había estado dando el pésame, pero era mejor así, porque no podía detener por más tiempo sus lágrimas que no tardaron en bañar sus mejillas.

—Papá sacó a toda la gente cuando te vio perdido en tus pensamientos —Contó Shouto sintiendo la enorme tristeza ajena tragárselo como un tsunami por las feromonas ajenas, aquel fuerte aroma a café lo envolvía y provocaba que sus lágrimas acompañaran las de su alfa. —Estoy aquí para ti, Eiji y mi familia también.

Y no era mentira, los Todoroki habían tomado el lugar bajo su supervisión y no permitían que nadie se acercara, simplemente aceptaban las flores y dejaban que dieran sus condolencias desde afuera para que no molestaran al primogénito de Kirishima Toru, el hombre parecía haber sido tal como lo era su hijo, alguien demasiado sociable y protector, la gente que daba sus condolencia en voz alta le daban esa imagen a la familia. Enji se había contactado con el abogado del hombre hacía medio mes atrás y conocía lo que Toru había dejado para su hijo, por supuesto que su esposa no aceptó todo lo que el hombre había dejado escrito y por ello había tomado una decisión sin importarle su negación, así que ahora cargaba mala cara por esa misma decisión.

—Cambia ya esa cara, cariño, estás asustando a los niños que vienen acompañando a sus padres —Regañó Rei de manera sutil mientras seguía manteniendo su sonrisa en lo que asentía levemente los despidos de las personas que terminaban de dar el luto. —Ahí está el abogado, vamos a hablar con él lo que te dije que haríamos.

—No me importan esos niños, no son míos —Gruñó Enji con el ceño fruncido mientras veía momentáneamente hacia el interior de la sala, notando al pelinegro ya derrumbado, era cuestión de tiempo y lo sabía, pero no lo recriminaría por ello, más bien había aguantado mucho tiempo sin llorar. Volteó hacia la entrada y formó una mueca hacia el abogado. —Sigo sin estar de acuerdo.

—No me importa, ya lo decidí —Sentenció Rei caminando primero hacia el abogado luego de darle a su hija las flores que habían llevado las personas. —Señor Daizuke, gracias por asistir al velorio.

—Señora Todoroki, no tiene que agradecer, de todas formas tenía que venir a dar el luto también —Respondió el abogado con un tenue suspiro mientras veía a la mujer. —¿El joven está devastado, cierto?

—Como no tiene idea —Aceptó Rei con tristeza y sonrió levemente. —¿Trajo los papeles con usted?

—Puedo hacerme una idea, perdí hace un año a mi madre y hace dos a mi padre, así que sé por lo que está pasando el joven —Aseguró el abogado con seriedad antes de asentir a su pregunta. —Los tengo, pero no puedo acomodar o tomar una decisión sin él presente, lo saben.

—Oh, cuánto lo siento —Comentó Rei avergonzada antes de suspirar y asentir levemente a la información que le daba.

—Hablamos que nos mostraría esos papeles aunque no estuviera el mocoso presente —Le recordó Enji quien se había quedado en silencio hasta ese momento, manteniéndose de brazos cruzados y el ceño fruncido.

—Es verdad, pero la ley está en nuestra contra y no voy a ir preso por un capricho de su omega, señor Todoroki —Respondió el abogado con total seriedad antes de suspirar. —Si me disculpan, iré a dar el pésame al joven.

Enji estuvo por golpearlo por su comentario, pero el hombre ya se había alejado de ellos e iba en dirección hacia Eijiro quien había salido de la sala con Shouto, el abogado no tardó en entregarle su pésame mientras Eijiro solamente asentía en silencio, había soltado casi todo dentro de la sala, pero sabía que tenía que enfrentarse a la gente que iba a dar el pésame, aunque no quisiera y, al parecer, también tenía que atender al abogado de su padre, no creía tener suficiente concentración para eso, ciertamente.

—¿Tiene que ser ahora? —Cuestionó Shouto al abogado mientras se mantenía abrazando a su alfa.

—No, no necesariamente. Pero su madre parece apurada, así que tendría que hablar con ella —Respondió el abogado con pesar mientras veía al joven omega.

—Entonces lo iremos a ver después del entierro de las cenizas de mi suegro ¿le parece? —Cuestionó Shouto en alto mientras veía a su madre con reproche, tenía que entender la posición de Eijiro.

—Me parece bien, el joven conoce dónde queda mi oficina, allí nos podemos reunir a la hora que lo requieran —Respondió el abogado con calma y sonrió antes de despedirse.

Shouto asintió levemente y Eijiro lo hizo de manera automática mientras el abogado se despedía de los dos jóvenes para marcharse, el primero ignoró por completo a su madre para llevar a su pareja a la cafetería, era necesario que comiera algo para no descompensarse luego y Eijiro solamente accedía para no hacer preocupar a su omega demás. La familia Todoroki no tardó en seguirlos para acomodarse alrededor de la pareja y vigilar que el joven alfa no se desmayara antes de tiempo, incluso Natsuo, que todavía solía discutir de vez en cuando con Eijiro por cualquier cosa relacionada con su hermanito, estaba al pendiente del chico y dispuesto a darle los primeros auxilios de ser necesario.

—Hijo pudimos hablar aquí con el abogado, no era necesario que-

—Eiji no está para hablar con el abogado, mamá y ambos sabemos que debe ser él el que tome las decisiones sobre qué aceptar y qué no, su papá así lo decidió y no es completamente necesario que tenga la mayoría de edad para algunas cosas —Interrumpió Shouto a su madre mientras dejaba a su alfa sentado frente a una de las mesas vacías y vio hacia su hermana. —Vigílalo, por favor.

—Ve, yo estoy pendiente —Respondió Fuyumi con calma mientras veía hacia su madre.

Shouto asintió levemente para ir a comprar el desayuno para Eijiro, ellos habían desayunado antes de salir, por ello no pidió más que unas galletas saladas para sí mismo y para sus hermanos que de seguro le iban a pedir, pagó por todo para llevarlo a la mesa, dándole a Eijiro un sándwich de pavo junto a un jugo pequeño de moras que era el favorito del alfa, entregó los paquetes de galletas a sus hermanos mientras él se sentaba al lado de Eijiro para comerse sus galletas y vigilar así, que el alfa comiera.

—No es necesario que me vigiles, bonito —Murmuró Eijiro al sentir la mirada ajena en su persona.

—Quiero asegurarme que comas, Eiji —Respondió Shouto con una sonrisa leve y siguió comiéndose sus galletas.

Eijiro suspiró por ello y asintió levemente en silencio para comenzar a dar los primeros bocados a su sándwich, no había comido desde la tarde anterior por el shock que tuvo al perder a su padre en un abrir y cerrar de ojos, no tenía idea realmente de que el hombre se rendiría justo en ese instante, pero debió prever que pasaría puesto que había estado más decaído y se había negado a comer a pesar de que era su comida favorita, además de que estaba contándole demasiados recuerdos que tenía antes y después de conocer a su madre, incluso recuerdos de cuando él estaba pequeño, en un momento estaban riendo juntos por ellos y al otro se encontraba escuchando las últimas palabras de su padre, había terminado corriendo hacia la recepción del hospital para buscar a su doctor de cabecera, pero nada habían podido hacer, ya era tarde y todos lo sabían, incluso él mismo. Soltó un suspiro tembloroso por el recuerdo antes de hundir los hombros, estaba feliz por su padre ya que por fin se encontraba descansando, además de reunido con su madre y ahora los dos lo cuidarían desde el cielo, así que le tocaba enfriar rápido sus pensamientos para decidir cómo sería su vida ahora que estaba solo…

Un movimiento en su pierna lo hizo voltear el rostro hacia aquella mirada heterocromática y se recordó que no, no estaba solo, todavía tenía un pilar más y el que se convertiría en el más importante desde ahora, seguía teniendo a su omega a su lado y sabía que tendría su apoyo en todo momento, por eso no podía dejarse caer, tenía que ser buen alfa para ese precioso omega y enorgullecer a sus padres por eso. Le regaló una sonrisa, no era la más amplia, pero era de sus más sinceras sonrisas y con ello esperaba demostrarle que todo estaría bien, que saldría adelante por los dos como se lo había prometido y Shouto lo sabía, por eso no tardó en abrazarlo con fuerzas, había escogido al mejor alfa, eso era seguro.

...•••••...

...Dos días después....

La mirada seria de Eijiro se encontraba en aquellos papeles que le había dado el abogado, la primera había sido una carta que su padre le había dejado como disculpa, no tenía nada que disculparle y se lo dijo aquella noche, la segunda eran los papeles de propiedad del apartamento al cual se habían mudado su padre y él, un año después de la muerte de su madre, ninguno de los dos alfas había pasado demasiado tiempo en aquel lugar, por lo que no tenía problemas con la idea de su suegra sobre venderla y dejar el dinero en una cuenta de ahorro familiar que no sabía que tenía hasta que vio el tercer papel, la cantidad lo dejó realmente sorprendido y sin saber qué decir realmente.

—¿De verdad hay tal cantidad en esa cuenta? —Cuestionó sin poder creer que sus padres hayan ahorrado tanto en todo su matrimonio y los años siguientes.

—La hay —Confirmó Enji quien había estado a un lado con su hijo en completo silencio y al tener la mirada de casi todos en la sala, soltó un suspiro antes de aclarar la información. —Hablé con un contacto en ese banco y confirmé que todo el dinero haya sido obtenido de manera legal.

—Mis padres no-

—Tranquilo muchacho, sólo quería confirmar que durante los años en los que fue ahorrado no fue usado como lavado de dinero por las mismas personas del banco —Aclaró Enji luego de interrumpir al menor, sabiendo que iba a defender a sus padres a capa y espada, le agradaba aunque no se lo dijera. —Parte de ese dinero parece haber venido de una herencia que la bisabuela de tu madre le dejó en su testamento hace años y tu madre prefirió dejar todo en esa cuenta de ahorros para tu futuro —Contó lo que había averiguado.

—¿Cómo…? —Cuestionó Eijiro a medias sin saber cómo hacer la pregunta completa sin molestar al hombre.

—¿Cómo lo sé? —Terminó Enji la pregunta y vio al otro asentir. —Cuando tienes mi cargo y muchas personas te deben favores, es fácil averiguar ese tipo de cosas, así fue como también conseguí averiguar quién era el abogado que había contratado tu padre.

—Pudiste preguntarnos, papá —Inquirió Shouto seriamente mientras Eijiro asentía de acuerdo. —No era secreto el abogado y tampoco habíamos sido ordenados a mantenerlo en secreto.

—Creía que no lo conocías, hijo —Comentó Rei metiéndose en la conversación con una sonrisa avergonzada.

—Nos conocimos en una visita que le había hecho a mi cliente, luego sólo los veía en alguna cafetería o de  camino al parque —Comentó el abogado con calma.

—Llegué a pensar que estaba espiando nuestras citas —Confesó Shouto con expresión neutral mientras escuchaba al hombre reírse. —Luego me di cuenta que él también estaba de citas con una mujer, alfa, si mal no recuerdo, daba un poco de miedo.

—Ella es una clienta, pequeño —Le aclaró el abogado con diversión.

Shouto se disculpó por malpensar la situación y el abogado se lo dejó pasar para volver a centrarse en el asunto del papeleo de su cliente, Eijiro soltó un suspiro antes de seguir leyendo todo con extremo cuidado, no creía que el abogado colocara letras pequeñas, pero era mejor estar seguro y una vez que terminó, colocó todo de vuelta en la mesa.

—¿Y bien? —Cuestionó el abogado con tranquilidad.

—Tomaré el consejo de la señora Todoroki, venderé el apartamento —Comenzó diciendo Eijiro como respuesta antes de proseguir. —Quiero usar parte de ese dinero para conseguir un lugar más pequeño cerca de la academia-

—¿No vendrás a vivir con nosotros? —Cuestionó Shouto interrumpiéndolo rápidamente mientras volteaba a verlo con seriedad.

—Cariño-

—Dijiste que vendrías a vivir con nosotros, Eiji —Volvió a interrumpir Shouto, encarándolo de frente y completamente molesto.

—Sí, pero-

—Nunca me comentaste nada de que habías cambiado de opinión —Interrumpió Shouto por tercera vez mientras los adultos sólo observaban en silencio y a la expectativa de lo que haría el joven alfa. —Incluso cuando veníamos para acá seguíamos de acuerdo con que vivirías con nosotros.

—Lo sé cariño, pero tu familia-

—Si lo que te preocupa es papá o Natsuo, no tienes que prestarles atención a ninguno de los dos, mamá ya dijo que los mantendría a raya para que no soltaran nada malo que hiciera que te vayas en algún momento —Volvió a interrumpir Shouto con rapidez mientras la mujer reía por lo bajo.

Eijiro no tardó en taparle la boca al bicolor para que no fuera a interrumpirlo de nuevo antes de intentar hablar de nuevo.

—Sé que tu mamá dijo que los mantendría a raya, pero no quiero ser una molestia para tu familia y menos quiero despertar con tu papá queriéndome asesinar si te llegas a colar en mi cama —Aclaró rápidamente.

—Tengo balas de muchos calibres —Comentó Enji al aire antes de quejarse por la patada de su hijo. —¡Shouto!

—Sinceramente no tengo pensado acompañar tan pronto a mis padres, cariño —Confesó Eijiro con una sonrisa nerviosa, quitándole despacio la mano de la boca antes de verlo voltearse hacia su padre.

—¡Me iré entonces con él! —Sentenció Shouto de la nada, sorprendiendo no sólo a su padre sino que también a Eijiro.

Ambos alfas abrieron la boca para tratar de calmar al omega y hacer que dejara de tomar decisiones precipitadas, pero Rei no los dejó decir nada, estaba cansada de que su esposo siguiera negando a Eijiro y no pensaba dejar al joven solo, aunque éste pudiera cuidarse solo, su instinto le peleaba con uñas y dientes que lo mantuviera bajo su vista, así como a su hijo.

—El dinero, todo colóquelo en la cuenta de ahorros —Comentó, callando a los otros quienes voltearon a verla, aun así prosiguió. —¿Por ley Eijiro consigue una especie de mesada de esos ahorros, no? —Cuestionó y vio al abogado asentir rápidamente.

—Al ser todavía menor de edad, sólo se le entregará una pequeña cantidad mensualmente, para sus cosas básicas como: ropa, accesorios y demás —Respondió el abogado con profesionalidad. —Por arreglo del mismo Toru, se le dará algo aparte para los útiles escolares y el uniforme —Señaló la cláusula modificada.

—Entonces está perfecto —Comentó Rei tomando el bolígrafo extendido. —Tomaremos su tutoría hasta su mayoría de edad como lo hablamos.

—Sólo tiene que firmarme aquí y colocar sus iniciales por acá —Señaló el abogado rápidamente antes de que los otros dijeran nada.

—Señora Todoroki, no tiene que-

—Ya está hecho —Interrumpió Rei antes de voltear a ver al menor con una sonrisa afable sobre sus labios. —Vivirás desde ahora con nosotros, Eijiro, por favor deja de alterar los nervios de mi animal interno y acepta de una vez por todas lo que se decidió.

Eijiro apretó los labios sin refutar nada más, asintiendo levemente y rendido ante la sutil amenaza de su suegra, suspiró en silencio y tomó el bolígrafo para colocar su firma y sus iniciales en los sitios indicados por el abogado, viéndolo ordenar todo de manera tranquila antes de colocar los papeles dentro de una carpeta que llevó hacia su escritorio y todos lo vieron sacar un sobre manila de una de las gavetas antes de volver a acercarse a ellos para entregar dicho sobre a Eijiro que lo tomó con dudas.

—Es el primer pago del mes, se supone que debí entregártelo el día del velorio, pero no estabas en las mejores condiciones ese día —Aclaró con calma mientras lo observaba fijamente. —Ve a recoger todo lo que te vayas a llevar del apartamento y luego me avisas para conseguirle comprador ¿está bien?

—Está bien, igual tengo que ver y clasificar las cosas antes de decidir a dónde irá cada cosa —Respondió Eijiro por lo bajo mientras veía el sobre con la mirada un poco ida. —¿Es todo?

—Sí, por los momentos es todo —Respondió el abogado con una sonrisa comprensiva antes de ver a los adultos. —Estaremos en contacto, llamen si tienen alguna otra duda.

Rei agradeció rápidamente al hombre mientras todos se levantaban de las sillas, Eijiro y el resto se despidieron del abogado antes de salir de la sala y prontamente del edificio en completo silencio, la mujer veía a Eijiro con precaución puesto que el joven no había dicho nada.

—Deberíamos ir a hacer las compras para el almuerzo y-

—Yo no iré —Interrumpió Eijiro apenado con la mujer antes de aclarar las cosas. —No todavía, quiero estar un poco más en el apartamento e ir recogiendo todo poco a poco.

—Entonces vamos a ayudarte también y-

—No —Interrumpió Eijiro de nuevo, estando un poco tenso hasta que sintió la mano de Shouto tomar la suya para relajarlo.

—Yo iré con él, mamá y me aseguraré de llevarlo para la cena aunque sea —Prometió Shouto apretando suave la mano del alfa mientras escuchaba a su madre suspirar.

—Está bien, tengan cuidado y llama a tu papá si quieren que los vayan a buscar ¿está bien? —Cuestionó Rei fingiendo tranquilidad, una que no tenía.

Shouto asintió levemente mientras se despedía junto a Eijiro y ambos se alejaron por el otro lado de la calle, tomarían el bus hacia el edificio departamental donde el alfa había estado viviendo hasta hace poco con su padre. El silencio había tomado parte de su camino, pero a ninguno de los dos le molestaba realmente, Shouto sabía que Eijiro necesitaba tiempo para pensar y asimilar lo sucedido, y Eijiro le agradecía enormemente a Shouto por permitirle ese tiempo a pesar de encontrarse a su lado.

...•••••...

...Una hora y media después....

Eijiro se encontraba sentado frente a su armario con la ropa a su alrededor, las había descolgado todas para poder doblarlas desde el suelo e irlas metiendo en la maleta, habían algunas que metía dentro de una caja que eran las que ya no letreaban al cuerpo ni de manera obligada, así que las dejaba en la caja de donaciones, sabía que no tenía demasiada ropa para donar puesto que hacía cuatro meses atrás había hecho esa misma limpieza junto a su padre, por orden de éste, no le molestó hacerlo puesto que era de las pocas veces que el hombre le pedía hacer algo juntos, así que ese día sacaron al menos cuatro cajas de donación que llevaron hacia la iglesia para que allí se encargaran de entregar todo a quien necesitara de estas. Por ello no se sorprendió cuando sólo sacó una caja pequeña y la mayoría de las cosas que estaba en el interior eran zapatos.

Soltó un suspiro mientras cerraba la maleta mediana, viendo hacia su escritorio donde yacía una mochila de camping vacía, allí guardaría las cosas de estudio y cualquier otra cosa que entrara, las cosas que se llevaría de sus padres las llevaría a parte, no había apuro alguno, lo sabía, pero mientras más tardara, más le dolería la situación. Su mirada se desvió hacia el movimiento sobre su cama y sonrió suavemente al ver a su bonito omega comenzar a abrir los ojos, habían llegado durmiendo un poco, pero justo como los días anteriores, sólo había dormido diez minutos antes de levantarse a guardar y organizar todo en su lugar para ocupar su mente.

—¿Eiji? ¿Sucede algo? —Cuestionó Shouto viéndolo con el sueño todavía presente en su sistema.

—Nada malo cariño, sólo perdí el sueño y me levanté a acomodar mis cosas —Respondió Eijiro con tranquilidad mientras se levantaba del suelo para ir hacia su pareja, inclinándose para dejar un beso corto sobre sus labios.

—¿Ya terminaste de recoger todo? —Cuestionó Shouto con más tranquilidad luego del beso y se acomodó en la cama ajena para ver hacia la maleta mediana. —¿No es mucho?

—Todavía no, me faltan algunas cosas, pero ya estaba por guardarlas —Respondió Eijiro antes de alejarse para caminar hacia su escritorio y rió levemente. —No, no son tantas. De hecho, si la cargas no se siente pesada.

—¿Nos llevaremos todo hoy? —Cuestionó Shouto sorprendido al ver aquel bolso de camping sobre la silla.

Eijiro negó levemente a la pregunta, señalando que solamente la maleta y el bolso que no llenaría por completo, puesto que tampoco era como si tuviera demasiadas cosas en su habitación, quizás terminaría llevándose algunas ropas de su padre también, para su futuro yo, quería mantenerlo con él, las pocas cosas de su madre también las llevaría con él porque su padre siempre le repetía que las necesitaría en un futuro, pero nunca le explicó a qué se refería, ni siquiera en sus últimos minutos de vida, así que le tocaría averiguarlo por su propia cuenta. Terminó de guardar todo, notando que sólo era la mitad de la mochila y la otra mitad sobraba, era divertido, aunque prontamente vio que se llenaría completo ya que Shouto se encontraba metiendo las almohadas y cobijas con mucho ahínco y concentración, recordó que todo eso tenía su aroma, así que lo dejó hacer.

Capítulo 3

...Una semana después....

Eijiro ya se hallaba acomodado en una de las habitaciones de invitado, había acomodado todo de manera temporal puesto que tenía en mente marcharse cuando cumpliera los dieciocho, sólo un año puesto que ese día era su cumpleaños diecisiete y siendo sincero con él mismo, no tenía ánimos de celebrarlo, pero sabía que su omega y su suegra se negarían a que no lo celebrara, así que desde temprano los había escuchado a ambos y a su cuñada hablar de preparar todo para su fiesta de cumpleaños, además de mandar invitaciones a su grupo de amigos… supo de inmediato que no sería un día nada tranquilo. Por eso, cuando entró al comedor, se detuvo de saludar al ver la mala cara de los tres alfas de la familia y quiso huir de inmediato, después de todo, llevaba su mochila en su espalda.

—¡Nada de eso, niño! ¡No vas a huir de esta mierda! —Exclamó Touya tacleándolo junto a su hermano Natsuo quien tampoco lo dejaría marcharse para dejarlos en eso solos.

—¡Yo no hice nada! ¡Yo les dije que no quería celebrar mi cumpleaños! —Se defendió Eijiro desde el suelo, siendo arrastrado hacia el interior del comedor.

—Y ese fue tu error, mocoso —Comentó Enji con el ceño fruncido, tenía muchas más expresiones que en toda su vida y Eijiro temió por su vida. —En esta casa ¡nadie! se salva de celebrar su cumpleaños.

—Nada, excepto tú, viejo —Acusó Touya con seriedad.

—Y nadie ha descubierto cómo lo haces —Gruñó Natsuo molesto con el mayor.

Enji estuvo por burlarse de sus hijos, pero un grito en la cocina tensó a los tres Todoroki y el mayor se apiadó del mocoso que todavía era sostenido por Touya y les hizo una señal a los tres menores para que lo siguieran mientras dejaban el estúpido sombrero de cumpleaños sobre la mesa, Touya siguió arrastrando a Eijiro mientras su hermano y él seguían a su padre hacia lo que parecía ser, el sótano y aquello extrañó a los tres menores quienes alzaron una ceja por ello.

—¿Nos esconderemos todo el día en el sótano? —Se atrevió a cuestionar Eijiro, notando que los hermanos tenían la misma curiosidad.

—No, les enseñaré cómo es que huyo, agradézcanle al mocoso —Respondió Enji bajando rápidamente las escaleras hacia el sótano, escuchando tres pares de pies ir detrás.

—Se está ablandando —Comentó Touya en un susurro para los otros dos quienes rieron sin responder nada.

—Vas a terminar siendo el sacrificio, Touya —Sentenció Enji con seriedad mientras caminaba hacia el fondo del gran sótano.

—No dije nada, viejo.

Los dos menores rieron por el cambio de actitud del mayor sin dejar de caminar, dándose cuenta que el sótano parecía abarcar mucho por lo enorme que este era, pero al menos tenía fin y, al parecer, una puerta en el techo que Enji abrió y de la parte de arriba dejaron caer una escalera que los sorprendió.

—Suban —Ordenó Enji con seriedad.

—¿Saben qué? No creo que sea tan malo lo que hace Shou con su madre y hermana, esto en verdad es raro y me preocupa —Comentó Eijiro quien no tenía idea a dónde los llevaría aquel sitio.

—¿Van a subir o se quedarán allí? —Cuestionó una voz completamente desconocida y prontamente vieron al hombre asomarse, sorprendiendo a los tres menores quienes se alejaron de inmediato. —¡Hey, pero si son el pequeño Touya y el pequeño Natsuo, ya están enormes! ¡Tiempo sin verlos chicos! —Saludó con una emoción exorbitante que los tensó  a todos y aun así el rubio no lo notó por andar viendo al pelinegro en medio de los hermanos Todoroki y volteó hacia Enji. —No sabía que habías tenido un hijo fuera de tu matrimonio, sargento.

—Hizashi ya deja los gritos que venimos a escondidas —Gruñó Enji con un resoplido mientras negaba leve, empujándolo para hacer subir a los tres menores quienes, aun reacios, subieron las escaleras y prontamente él mismo también subió. —El mocoso es la pareja de Shouto.

—Oh ¿De quién es el cumpleaños? —Cuestionó Hizashi con la voz levemente moderada mientras los veía en la habitación y cerró la compuerta luego de recogerlas escaleras. —¡El pequeño Shouto tiene pareja! ¡Aizawa, Shouto tiene alfa! —Anunció luego de meter la cabeza en la ventana pequeña que había en aquel lugar.

—¡Deja los gritos, Hizashi! —Gruñó el omega desde el otro lado de la ventana con el ceño fruncido. —¿Quién demonios te dijo eso?

—El sargento mismo —Respondió Hizashi sabiendo que si gritaba le iban a romper la nariz, así que no gritaría por lo pronto.

Eijiro notó rápidamente que el hombre rubio gritón era militar también, así que ató cabos y no tardó en observar el lugar, estaban en la base militar que estaba detrás de la casa de los Todoroki, era impresionante que hubiera una conexión con la casa, le causaba mucha curiosidad, pero no se movió del lado de sus cuñados para no terminar rompiendo nada, aunque no previó que Touya sí terminaría tocando y rompiendo algo, así que Natsuo y él mismo se alejaron de inmediato para no ser regañados también.

—¿Por qué no me sorprende que dañes algo, Touya? —Resopló Enji con el ceño fruncido. —Aprende de tu hermano y del mocoso, no toques nada.

—Sí, sí, como sea —Respondió Touya con fastidio, aunque realmente no haría caso y Enji lo sabía, por eso le colocó un par de esposas. —¡¿Pero qué?!

—Así evitarás tocar todo, ve cómo librarte —Comentó Enji con tranquilidad antes de ver seriamente a los dos menores. —Tienen prohibido ayudarlo o ustedes terminarán igual.

Eijiro y Natsuo se alejaron de Touya para comenzar a seguir a los dos mayores, observando todo el lugar como un par de cachorros curiosos y emocionados por el sitio nuevo al que habían sido llevados, y la imagen sería divertida para Touya si no estuviera concentrado en quitarse las esposas de las muñecas, maldiciendo por lo bajo con molestia por no haberse dado cuenta que eso sucedería. Todos fueron a parar a una gran oficina con muchas computadoras y al menos quince personas en su interior monitoreando lo que estaban en las pantallas, ninguno entendía realmente lo que sucedía allí, ni siquiera el mismo Enji quien llevaba años en el oficio, pero al no ser su área, nunca quiso aprender realmente.

—¿Entonces es tu cumpleaños? —Cuestionó Hizashi a Eijiro quien asintió levemente. —¿Por qué no te gusta celebrar tu cumpleaños?

—Sí lo solía celebrar, pero perdí a mi padre hace poco y no me siento listo para celebrar mi cumpleaños sin él —Contó Eijiro por lo bajo mientras desviaba la mirada hacia otro lado.

—Comprendo, lamento tu perdida —Respondió Hizashi con pesar antes de volver a recomponerse. —¿No se meterán en problemas luego? Estoy seguro que tres omegas molestos es completamente aterrador, si ya uno solo lo es y hablo de la experiencia, tanto personal como por terceros.

—¿De qué experiencia personal hablas, cariño? —Cuestionó Nemuri llegando a su lado con una sonrisa fingida.

—¡De la guerra a las que hemos ido, querida! —Respondió Hizashi de inmediato mientras veía al joven con diversión.

Eijiro rió por la situación antes de ver hacia la recién llegada, sorprendiéndose al encontrarse con una omega, había creído que todos allí eran solamente alfas y quizás algunos betas, pero para su sorpresa también habían omegas militares y Nemuri notó su sorpresa con diversión.

—Somos muchos más —Le aseguró con una sonrisa amplia.

—Increíble —Murmuró Eijiro con fascinación.

—Que niño tan adorable ¿Quién es su padre? —Cuestionó Nemuri notando que no debió haber hecho la pregunta en alto por la mirada triste del cachorro.

—Es el yerno del sargento y la científica Todoroki —Respondió Hizashi señalando al pelirrojo arrastrarse a los tres menores para seguir saliendo de la base.

Enji les fue mostrando el lugar mientras se dirigían hacia la salida sin saber que eran esperados, Touya se había librado minutos atrás, pero se encontraba observando tranquilo junto a los dos menores, los tres haciendo algunas preguntas y recibiendo sólo algunas respuestas, entendiendo que no todo se les podía responder, pero no importaba demasiado puesto que seguían observando e incluso quedaron sorprendidos al ver a algunos hombres pasar con perros entrenados, sus compañeros, suponían; pero era encantador. Enji fue el primero en salir de la base, deteniéndose al ver a su esposa con sus hijos restantes de pie con los brazos cruzados y el ceño fruncido, los tres menores quienes estaban fascinados observando hacia otro lado terminaron chocando con el hombre y quisieron quejarse por detenerse sin avisar, pero notaron la razón de que lo hiciera y comenzaron a rezar por sus vidas.

—Enji Todoroki ¿Por qué no avisaron que saldrían? —Exigió saber Rei con completa seriedad.

—¡Es mi regalo! —Respondió Eijiro con improvisación para salvar a su suegro de esa muerte segura mientras salía de detrás del hombre para acercarse a su pareja. —El señor Todoroki me ofreció un tour por la base militar como regalo de cumpleaños, por eso nos fuimos primero, no pensé que se iban a molestar.

—¿Es así? —Cuestionó Rei con muchas dudas mientras veía a su esposo e hijos asentir al mismo tiempo. —Ya veo ¿y qué te pareció, Eijiro? ¿Conociste a alguien?

—Es justo como en las películas —Respondió Eijiro con una risa divertida, caminando de la mano con su pareja y su suegra hacia la casa de regreso. —Creo que lo que más me sorprendió fue el saber que también hay omegas de militares —Confesó con sinceridad antes de reírse. —Conocí un señor muy gritón y a su omega.

—Hizashi y Nemuri Yamada, el alfa es alguien muy… animado, por así decirlo —Comentó Rei con un suspiro, había trabajado antes con el hombre, así que podía hacerse una idea de que Eijiro no debió estar muy cómodo con él, quizás en otro momento se llevarían mejor. —¿Alguien más?

—El señor Aizawa, aunque sólo por nombre porque el señor Yamada gritó ese apellido —Contó Eijiro viendo el camino, sabiendo que eran seguidos.

—Sí, él es más complicado verlo en persona —Comentó Rei entre risas y notó la mirada confundida del menor. —Aizawa es mi compañero científico, pero a diferencia de él, yo salgo más a la luz que él.

—El tío rata de laboratorio —Comentó Touya al recordar al hombre pelinegro que había visto algunas veces con su madre.

—No le digas así, Touya, respeta —Regañó Rei con seriedad mientras veía a su primogénito con seriedad.

Eijiro rió por la expresión del mayor quien no parecía temerle a los regaños de sus padres, más bien parecía divertirse. Aun así para evitar que la mujer siguiera regañándolo, le siguió contando lo que había visto y lo que su suegro les había enseñado mientras iban de salida.

Shouto asentía levemente junto a su madre ya que eran los que más conocían la base militar, el bicolor porque al estar más pequeño le gustaba perderse en aquel lugar y su padre esperaba que al salir de la academia, estudiara para militar como él, no lo haría porque no le gustaba. Sus hermanos y él mismo sabían que ser militares les arrebataba el tiempo con su familia y sinceramente a ninguno le gustaba la idea de pasar toda su vida lejos y con nulo tiempo, sólo para complacer los deseos de su padre.

Por eso es que, Touya era mecánico sin título alguno, Natsuo escogió la carrera de medicina, Fuyumi estaba estudiando para maestra y Shouto tenía pensado estudiar gastronomía, ninguno había escogido nada referente a la milicia, eso había decepcionado bastante a Enji quien esperaba poder pasar sus conocimientos a alguno de ellos, pero ninguno tenía las ganas de aprender…

—Es interesante lo de la milicia, a mí me hubiera gustado inscribirme cuando papá me animó a hacerlo —Comentó Eijiro al aire, ganándose la atención de todos. —Pero no estaba ni estoy capacitado, aunque le prometí hacerlo en un futuro, cuando dejara de tener el cuerpo de un espagueti.

Hasta que se dio cuenta que no necesariamente tenía que ser uno de sus hijos el que recibiera todo su conocimiento. Definitivamente ese joven alfa lo sorprendía cada vez más, tendría que irle a dar las gracias luego a Kirishima Toru por hacerlo prometer aquello, él mismo se encargaría de que su hijo cumpliera su promesa.

—Oh-oh papá tiene esa mirada que nos indica que debemos alejar a Eijiro de su perímetro —Comentó Natsuo al notar el brillo en los ojos azules de su padre.

—¡Muy bien! ¿Misión? —Cuestionó Shouto de acuerdo con la idea de alejar a su alfa de su padre, antes de que el bucle se repitiera.

—¡No dejar que el viejo se acerque a Eijiro! ¡Corran! —Ordenó Touya pasando primero para abrir las puertas.

—¡Oigan, acabo de escuchar su plan, mocosos! —Exclamó Enji con seriedad, por eso es que también se había dado cuenta que no servían como militares.

Ninguno le prestó atención realmente puesto que se encontraban riéndose mientras Shouto jalaba a su alfa lejos de su padre, el pelinegro iba bastante entretenido por la situación con la familia y la supuesta misión de Touya, no había entendido a qué clase de mirada tenía su suegro, pero debía ser algo malo para los hermanos si habían reaccionado de esa manera. Todos llegaron hacia el comedor, notando el desayuno tapado y en el medio un pastel pequeño de chocolate con fresas de decoración en el medio de la mesa que sorprendió bastante a Eijiro y no supo qué decir realmente.

—Feliz cumpleaños, alfa —Murmuró Shouto con suavidad y sonrió levemente mientras lo acercaba a la mesa.

—Lo recordaste —Comentó Eijiro sintiendo sus ojos picar por culpa de sus lágrimas, su padre había sido quien le había dicho cuál era su sabor de pastel favorito y el desayuno que solían tomar en sus cumpleaños.

—Por supuesto que lo hice, Eiji —Respondió Shouto con felicidad, su suegro le había contado aquello que solían hacer por el cumpleaños de su alfa, sabía que Eijiro había esperado un cumpleaños diferente por ser ellos, pero decidió hacer todo lo que su suegro le había indicado aquel día. —Lo horneé anoche antes de dormir y esta mañana lo decoré junto a Fuyumi, y mamá fue la que hizo el desayuno —Contó.

—Feliz primer cumpleaños con nosotros, Eijiro —Murmuró Rei abrazando al pequeño con una sonrisa suave sobre sus labios.

Eijiro no tenía palabras suficientes para agradecerle a la familia de su omega tal detalle para su cumpleaños y sinceramente quería llorar, pero no lo haría, no por los momentos. Agradeció a todos por igual antes de sentarse a comer, dejando la mochila de lado, ya habían perdido las primeras dos clases y al parecer Rei había llamado para excusarlos a ambos por su falta ese día, así que no asistirían al resto de las clases, pero tendrían que ir al siguiente día y ponerse al día para mantener sus promedios. No tuvo problemas con eso ya que estaba disfrutando su desayuno con la familia, escuchando las usuales discusiones entre los dos alfas con el padre de familia, aquello era como el pan de cada día y era más natural ver a Rei meterse a regañarlos para que se comportaran, era divertido y un poco extraño para sí mismo que solamente había tenido a sus padres y nadie más.

Al terminar todos de comer, Rei cortó el pastel para servirlo y poder todos disfrutar del mismo mientras escuchaban las noticias internacionales que Enji solía colocar de vez en cuando para informarse de todo lo que sucedía en otros países y, aunque era extraño, aun así todos prestaban atención y hacían comentarios sobre lo que les parecía curioso, pocas veces Enji se integraba para corregirlos y explicarles cómo era todo en verdad, notando que sólo los dos menores eran quienes verdaderamente le prestaban atención mientras que los tres mayores pasaban de él y eso provocaba que los regañara luego de terminar de hablar.

El pastel estaba realmente bueno, el ponqué tenía un curioso toque a canela que intensificaba el sabor del chocolate y la crema donde las fresas habían sido colocadas tenían su punto dulce realmente acertado, Eijiro sabía que las clases de economía de su pareja estaban dando frutos excelentes por los resultados de las recetas que solía hacer y le daba a probar, así que no le sorprendió cuando, de manera vergonzosa, pidió otro pedazo a su suegra quien se rió por ello antes de aceptar dárselo.

—¿Viste, Shou? Te dije que le iba a gustar —Comentó Rei hacia su hijo quien se encontraba contento.

—¿Te preocupaba que no? —Cuestionó Eijiro volteando a ver a su omega, notando que asentía y sonrió amplio para acercársele y dejar un beso en su sien con cariño. —No debes preocuparte, todo lo que haces me encanta, bonito. Aunque este pastel va en el top de mis cinco favoritos —Confesó.

—¿Superó los rollos de atún y aguacate de hace un mes? —Cuestionó Shouto bastante curioso, sabía que aquellos rollos habían sido los que más le habían gustado a su alfa y de vez en cuando se los hacía de nuevo para hacerlo feliz.

—Lamento decir que sí, esos rollos han quedado de segundo lugar —Respondió Eijiro fingiendo pesar mientras escuchaba a su omega reír, era maravilloso, completamente.

—Oh, los onigiri de cerdo fueron sacados de la lista —Comentó Shouto entre risas sin poder fingir el mismo pesar que su alfa.

—Pongámoslo en la misma línea que el curry, es imposible sacarlos del top cinco —Negoció Eijiro con una seriedad que sólo hacía que Shouto siguiera riendo divertido por la conversación con su alfa.

El resto de la familia se mantenía en silencio, nada más escuchando la conversación de la pareja con diversión, era realmente extraño ver a Shouto mostrar alguna otra expresión que no fuera una pequeña sonrisa, siempre solía llevar una expresión seria como el padre de la familia y ahora, con la llegada del alfa pelinegro, podían ver muchas más expresiones en el rostro del menor de la familia y era gratificante, aunque no fueran los causantes de dichas emociones, simplemente disfrutaban de ellas al estar cerca.

...•••••...

...Dos horas después....

La pareja había sido echada por un par de horas de la casa familiar para acomodar todo parala mini fiesta que las mujeres de la casa querían hacer, así que Shouto decidió llevar a Eijiro hacia el centro comercial, no era muy fan de ese sitio, pero debían buscar el regalo que había mandado a hacerle a escondidas, era un regalo que su suegro le había pedido que mandara a hacer para el cumpleaños de Eijiro, debió saber que su suegro se rendiría antes de ese día, pero había estado tan emocionado con la idea que no notó ese detalle.

—¿A dónde me llevas, cariño? —Cuestionó Eijiro solamente siguiendo a su novio mientras entraban al centro comercial, solían evitar ese sitio como si fuera una especie de plaga puesto que a su omega no le gustaban, por eso estaba sorprendido de que fuera él el que lo llevara al interior de aquel gran edificio.

—Es una sorpresa que mandé a hacer, Eiji —Respondió Shouto con una sonrisa pequeña sobre sus labios, llevándolo hacia el ascensor.

—¿No tengo derecho a una pista? —Cuestionó Eijiro con interés mientras se adentraban al interior del ascensor y se colocó detrás de Shouto para abrazarlo por la cintura como solía hacer en ese tipo de espacios para no abarcar tanto.

—No, no hay pistas porque es una sorpresa —Respondió Shouto pulsando el piso cinco mientras se apoyaba en el pecho ajeno, sintiéndose tranquilo al ir subiendo. —¿Era cierto lo que dijiste hace unas horas sobre interesarte por la milicia?

Eijiro se quejó por su respuesta, colocando el mentón sobre el hombro ajeno, olfateando el suave aroma a galletas que su omega tenía y gruñó a gusto antes de dejar un beso sobre la glándula de aroma ajena, sonriendo al sentir a Shouto estremecerse por ello antes de ronronear, era simplemente fascinante y le encantaba la reacción ajena. Terminó asintiendo a su pregunta antes de explicarle que, aunque le gustaba e interesaba, no quería ser de la rama de aquellos militares que eran mandados lejos de su familia por años, tal vez por un par de meses estaba bien, pero no años.

—Papá sí estuvo lejos un par de años, Natsuo solía pelear con él porque sólo regresaba para embarazar a mamá y luego marcharse como si no le importáramos, luego de mi nacimiento, papá dejó los viajes y se centró en la familia para recompensar todo el tiempo que no estuvo con nosotros —Contó Shouto con una mueca mientras salían del ascensor hacia la tienda. —Pero ya era tarde, Touya y Natsuo se negaron a pasar tiempo de calidad con él, mamá se sentía como una desconocida a su lado, Fuyumi fue la única que intentó integrarlo a la familia porque yo no lo conocía demasiado tampoco.

—Pero al menos pudieron volver a ser una familia, aún discuten, pero creo que ya es su forma de hablar con su padre porque son alfas y es muy raro que una casa familiar sobreviva a más de un alfa —Comentó Eijiro de manera pensativa antes de añadir: —De hecho, yo pensé que tendría que marcharme más pronto de lo pensado por eso mismo, por ser otro alfa entre los tres que ya hay.

—Papá sabía que aunque él fue quien compró la casa, no podía llegar marcando territorio porque era un desconocido entre nosotros y Touya y Natsuo podían sentirse atacados por él, así que poco a poco fue integrando sus feromonas en la casa y en nosotros para que pudiéramos integrarlo, pero no fue nada fácil —Contó Shouto con una mueca sobre sus labios antes de ver a su novio. —¿Todavía tienes pensado marcharte?

—Imagino que no, nada fácil —Comentó Eijiro con un asentamiento a modo de comprensión y dio otro para responder la pregunta ajena. —Pero cuando entremos a la universidad, quiero poder independizarme para poder conseguir que ambos tengamos un mejor futuro porque no creo que sea buena idea depender toda nuestra vida de tus padres, Shou.

—No puedes dejarme, Eiji —Pidió Shouto con preocupación al escuchar lo que el alfa le decía.

—No te voy a dejar mi bonito, nunca—Prometió Eijiro besando la mejilla ajena antes de tomar su mano para entrelazar sus dedos. —Pienso llevarte conmigo, pero debes darme tiempo para poder asegurarme que todo va a estar bien para los dos en ese apartamento ¿está bien?

Shouto asintió levemente en silencio y apretó la mano ajena con levedad, confiaba que su alfa cumpliría su promesa, así que dejó enterrada su intranquilidad por aquel tema para entrar a la última tienda de aquel piso y llegar hacia la recepción donde el alfa que atendía lo reconoció de inmediato y no tardó en buscar la caja donde tenía su pedido, colocando la misma sobre la vitrina con cuidado.

—Qué bueno que sí lo hayas podido tener a tiempo —Comentó Shouto con su expresión en blanco como solía tenerla con los desconocidos.

—Bueno, después de que pagaras la mitad por adelantado, fue imposible no trabajar cuanto antes en esto, así que pueden observarlo —Respondió el dueño de la tienda, ofreciéndoles abrir la caja.

Shouto vio hacia su alfa, haciéndole una señal para que la abriera y Eijiro suspiró en silencio mientras le soltaba la mano a su novio para poder abrir la caja, quedándose completamente sorprendido por lo que había en el interior, sintiendo un par de lágrimas rodar por sus mejillas mientras colocaba la tapa a un lado y así poder sacar lo que había en el interior de la misma, eran varias cosa. Entre ellas un collar con tres mini retratos que se habían llevado su atención en primera instancia: el primero que estaba del lado izquierdo era una foto suya con su madre cuando estaba pequeño, el segundo que estaba en el centro era una foto reciente con Shouto y el tercero que estaba del lado derecho era una foto suya con su padre, la última que se tomaron antes de que el hombre decayera; los tres mini retratos al juntarse formaban una estrella en forma de rombo, una manera de tapar dichas fotografías de ojos ajenos y le encantaba.

El otro regalo era un suéter que en el medio tenía la última fotografía que sus padres y él se habían tomado juntos, sólo había una forma de que llegara a manos de su omega y era por medio de su padre, lo confirmó con el tercer regalo que se trataba de aquel llavero mediano con un pequeño tiburón negro que su madre le había tejido cuando cumplió tres años y mismo que creía, había perdido hacía meses, ahora se daba cuenta que su padre lo tuvo todo ese tiempo. Se derrumbó entre lágrimas, los extrañaba mucho.

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