Como todos los días, la alarma de mi celular comienza a sonar sobre la mesita de noche que está junto a mi cama con una de mis canciones preferidas, para ayudarme a amanecer de buen humor.
Me levante rápidamente antes de que terminara despertando a Radel, mi esposo. Ayer llegó tarde de la oficina, desde que lo subieron de puesto ha trabajado mucho más, los días y las noches de descanso incluso está tecleando sin parar en la computadora. Además, en el estudio que tiene aquí en la casa tiene lleno de hojas por todas partes, pero se niega a que le ayude a limpiar, porque no tarda ni 10 minutos cuando todo vuelve a estar completamente desacomodado nuevamente.
Entré a la ducha, aunque lamentablemente no iba a ser larga porque tenía que preparar el desayuno para ambos. Cuando terminé me puse un pantalón oscuro y una camisa de botones blanca con puntos negros, peine mi cabello recogiéndolo por completo y me pongo la gargantilla que me regaló Radel en nuestro primer aniversario de bodas, una delgada cadena con un dije de una gota de cristal. Me calcé con unos tacones de punta fina y bajé las escaleras en silencio una habilidad que logré adquirir con los años.
Comencé a preparar el desayuno preferido de mi esposo, que consistía en una pila de Hotcakes, con miel de maple entre cada uno, con un poco de crema batida al final, con cuatro moras y una fresa al centro del último piso.
Le preparé una taza de café y un jugo de naranja recién exprimido. Como postre una rebanada de gelatina de leche que preparé ayer por la noche antes de ir a dormir.
-Buenos días -dice Radel mientras se sienta a la mesa
-Buenos días cariño -le digo mientras me acerco y termino por anudar su corbata
-Gracias amor -dice con una sonrisa mientras empieza a comer con tranquilidad
-Tengo algo que contarte -le digo emocionada
-¿De qué se trata?
Estaba por empezar a hablar cuando su celular empieza a vibrar y él simplemente responde sin siquiera mirar la pantalla.
-"Hola"
-"..."
-"Sí lo sé, sé que es importante, también para mí lo es"
-"..."
-"Bien, salgo ya mismo"
-"..."
-"Sí te veo ahí en diez minutos"
-"..."
-"No, no quiero que traigas nada"
-"..."
-"Bien, espérame ahí entonces"
-"..."
-"Adiós"
Cuelga y se levanta poniéndose el saco y tomando el maletín junto con las llaves de su auto.
-Ni siquiera terminaste de desayunar
-Es una emergencia amor, sabes que el puesto es importante y mucho más demandante
-Pero...
-Creí que ya habíamos tenido esta conversación, Aysel
Suspiro para mantener la calma.
-¿Vendrás a comer?
-No, hay una comida de negocios con unos nuevos socios y si todo sale bien iremos a cenar para celebrar
-¿A qué hora pasaras a recogerme?
-Cariño, me refería al equipo de la oficina
Bajo la mirada y asiento con la cabeza, sintiéndome estúpida por preguntar una cosa así.
-Lo compensaré, lo prometo
-Ve con cuidado
Escucho como sale de la casa y es cuando me permito liberar un suspiro de dolor, el hecho de que no pueda compartir conmigo sus victorias como antes lo hacía me duele, sé que le dije que esas cenas me aburrían y prometió que no volvería a llevarme a ninguna para que pudiera quedarme en casa a descansar, ver películas o hacer cualquier otra cosa.
Así que es mi culpa, es mi culpa que ya no me invite a sus celebraciones en la oficina, pero me alegra saber que no lo dejará pasar y que me lo compensará después.
Mi celular comienza a vibrar en la mesa y reviso el mensaje, es de Tally, mi mejor amiga y única cuñada.
"Sé mi salvación y compra más tela de encaje para el vestido, por favor, prometo que te lo compensaré"
"¿Qué recibiré a cambio?" Le respondo mientras me pongo a limpiar y a deshacerme de toda la comida que Radel desperdició, porque sé que si las guardo no querrá volver a comerlas de todos modos
"Una galleta de chocolate y un latte de vainilla"
"Dame 30 minutos y estoy ahí"
"Gracias, eres la mejor amiga de este mundo"
Termino de dejar todo en su lugar, tomo las llaves de mi coche, mi bolsa y salgo en mi auto. Conduzco con familiaridad por el vecindario tranquilo que ha sido mi hogar desde hace 3 años y medio.
Llego a nuestra tienda de tela preferida y después de comprar el encaje que Tally necesita y otra extra por si es que lo arruina, subo a mi auto y conduzco hasta el pequeño establecimiento de mi amiga, donde ajusta, repara o crea ropa desde cero.
-Buenos días Tally -le digo con una sonrisa mientras la abrazo por detrás y le doy un beso en la cabeza
-Hola Aysel, que alegría que estés aquí
-Sí claro, lo que te da verdadera alegría es esto -le tiendo la tela y ella brinca de emoción mientas me abraza
-Por eso eres la mejor amiga del mundo entero
Sonrío y veo el vestido de graduación que está haciendo.
-¿Qué opinas?
-Me gusta
-Mentirosa
-¿Qué? -la miro
-Siempre que mientes arrugas la nariz
-No es verdad -le digo ofendida
-Claro que sí, ahora escupe -me señala con el dedo -¿Qué tiene de malo el vestido?
-El escote está muy alto, además la cintura no está bien definida por lo que no se marcarán las curvas de la chica y creo que el largo no es lo suficientemente necesario
-Solo viste a la chica una vez, enserio tienes talento para esto
-Sabes que a Radel no le gusta que trabaje
-Eres un talento desperdiciado
-No lo soy, te sirvo a ti y así no soy tu competencia
-Tu podrías llegar lejos, si no obedecieras tanto a mi hermano
-Tally, yo lo amo y me da todo lo que necesito
-Sí como sea, aun así, creo que te dejas manipular por él
-Relájate Tally, solo no me deja trabajar y ya, no lo hagas parecer un monstruo
-Sabes que es broma Aysel, te amo y amo a mi hermano y envidio todo lo que han conseguido en tan poco tiempo, sigo sin creer que te casaras a los 21 y que ya lleves tres años de matrimonio -dice riendo -Cuando juraba que no durarían ni un año de noviazgo
-El mundo da muchas sorpresas
-Que si no lo sé yo, pasaste de ser mi amiga a mi cuñada, por cierto -dice mientras me entrega una taza -Tu latte de vainilla
-¿Y las galletas?
-Lo siento, con esas fui débil y terminaron en mi pancita justo antes de que entraras
Ambas nos echamos a reír a carcajadas y tomo la taza con el latte antes de que termine haciéndole compañía a las galletas de chocolate.
A la hora del descanso de Tally fuimos a un pequeño restaurante que quedaba cerca de su trabajo. Pedimos filete de pollo empanizado, con ensalada de vegetales, arroz y un agua fresca para cada una.
-Me alegra tanto que mi hermano haya podido subir de puesto, está más atascado de trabajo y así te tengo para mí más tiempo -dice con una enorme sonrisa
-También te extrañaba Tally
-No lo parecía, siempre estabas pegada a esa garrapata
-No lo llames así -le digo riendo
-Siempre será una garrapata, pegado a ti, sin dejarte respirar -resopla -Maldito egoísta, cree que eres de su propiedad
-Estás exagerando mucho
-Antes yo era tu alma gemela
-Deja de hacer drama -le digo riendo -Sigues siendo mi alma gemela
-¿Y por qué no te casaste conmigo?
-Porque ambas somos hetero, además no soportaríamos vivir juntas
-En eso tienes un punto -dice riendo -Además no le digas nada, pero me alegra que seas feliz con él
-Es un gran hombre
-Sí, lamentablemente lo es
-¡Oye!
-Estoy jugando, es solo una broma
Pasamos el resto del descanso así, divirtiéndonos y platicando, sobre todo del trabajo que tenía Tally sobre sus hombros, ya que su empleada está incapacitada por una fractura de pie, porque se puso tan ebria el fin de semana que salió de fiesta, que se subió en una mesa a bailar y pues nada bueno salió de eso.
Después de despedirme de Tally regresé a mi casa, me puse a limpiarla por completo hasta que me dio la noche, cené muy poco, porque odiaba comer sola, no me gustaba la sensación, era como estar vacía.
Subí a la recamara para cambiarme y desmaquillarme. Me recosté sobre la cama y comencé a leer una revista de espectáculos, más que nada para ver la sección de moda, hasta que me diera el sueño suficiente para poder quedarme dormida.
Al parecer Radel llegaría mucho más tarde de lo que suele hacerlo.
***
Sentí como la cama se hundía a mi lado, así que abrí los ojos y me reincorporé.
-Lo siento amor, no quería despertarte, vuelve a dormir -me susurra Radel
-¿Qué hora es?
-Tarde amor, solo descansa
-¿Estás cansado?
-Sí, bastante
-¿Cénsate bien?
-No me puedo quejar, fue una buena noche
-¿Y la reunión por la tarde?
-Todo fue de maravilla
-¿Quieres que te dé un masaje? -le digo mientras me hinco en la cama y pongo mis manos sobre su espalda para masajearla con cuidado
-No, ya duérmete
-No me cuesta nada hacerlo, yo...
-Amor, acuéstate ya a dormir, es enserio
-Pero...
-Solo quiero acostarme a dormir y tú deberías de hacer lo mismo -se acuesta dándome la espalda y apagando la luz de su mesita de noche
-Está bien, que descanses -susurro apenas audible mientras me recuesto mirando su espalda, sintiéndome lejos de él, no solo física sino emocionalmente
Sé que está cansado, porque tuvo un día pesado, pero solo espero que entienda que no quiero ser una carga más sino todo lo contrario, quiero ayudarle a disminuir toda esa presión.
***
Me despierto por mi alarma que resuena en la mesita de noche. Comienzo con mi rutina matutina arreglándome y después preparando el desayuno para Radel.
-Hola amor, se me ha hecho tarde, solo tomaré el café, gracias y adiós -dice mientras sale corriendo tan rápido como entro a la cocina
Me quedo ahí parada en medio del comedor tratando de razonar que fue lo que acaba de pasar con exactitud. Quiero decir ¿Tarde para qué? Si aún tiene treinta minutos de sobra.
Le marco al celular y responde en seguida.
-"Hola"
-"Radel ¿Qué fue lo que pasó?"
-"Cariño hoy tengo que llegar antes, se me pasó ayer ir a imprimir los archivos que se necesitan para la presentación de hoy"
-"¿Por qué no me lo dijiste? Pude haberlo hecho ayer por la tarde, estuve libre sin hacer nada"
-"Amor no es tu responsabilidad"
-"No me habría costado nada"
-"Lo sé, pero no quiero abusar de tu ayuda, mejor quédate en casa y disfruta"
-"¿Radel?"
-"¿Qué?"
-"¿Sabes que odio estar sola verdad?"
-"Es mejor que rodeada de todos unos uniformados de entrecejo fruncido, créeme, no te gustaría estar en mi lugar -escucho su risa del otro lado de la línea -Solo ve de compras o algo, ve al spa, ve a arreglar tus uñas, que se yo"
-"Suerte en el trabajo"
-"Gracias amor, te voy a colgar"
Y cuelga, así sin esperar a que le diga adiós o un te amo.
***
Espero a Radel sentada en la sala mirando el reloj por milésima vez. Son casi las 11 de la noche y él no ha respondido ni a mis llamadas ni a mis mensajes.
Escucho que abren la puerta y veo a mi esposo con los hombros agachados por el cansancio.
-¿Aysel? ¿Qué haces despierta a estas horas amor?
-Estaba preocupada, no respondes mis llamadas ni mis mensajes
-Ayer se me olvidó conectar el celular por la noche y está mañana salí corriendo al trabajo, así que me olvidé del cargador
-Estaba preocupada -le digo con tristeza y angustiada
-Ven aquí
Me acerco a él y me abraza con firmeza.
-Estoy bien, lamento no haber llamado
-No te preocupes, lo importante es que estás bien y que ya estás aquí conmigo
-¿Qué fue lo que hice para merecerte?
Me separo y lo miro a los ojos.
-¿Estás cansado?
-Mucho, pero creo que puedo complacerte un rato
-¿A sí?
-Sí -dice con una sonrisa
Me toma de la cintura y junta nuestros labios en un beso profundo y apasionado. Pronto la ropa comienza a ser una barrera que necesita ser despejada, ambos nos desplomamos sobre el sillón, está acariciándome y besándome el cuello cuando su maldito celular comienza a sonar a todo volumen en la sala.
-Dame, un segundo, solo un segundo -dice reincorporándose y alejándose para contestar la llamada
De pronto una vergüenza y una humillación me recorre todo el cuerpo, así que me pongo la ropa interior y subo a la habitación.
Me doy un baño para despejar mi mente de todos los tormentos de los que comienzo a ser prisionera. Las lágrimas salen mezclándose con las lágrimas artificiales de la regadera que mojan todo mi cuerpo tratando de calmarme.
Cuando termino de llorar y me siento un poco más estable, salgo para ponerme pijama y comenzar a desenredar mi cabello, cuando me dirijo a la habitación veo a Radel sentado en la cama con la cabeza entre las manos.
Ignorándolo por completo me recuesto del lado de mi cama y apago la luz de mi mesita de noche.
-Lo siento
-No hay nada que perdonar
-Lo arruiné
-Solo dejas en claro tus prioridades
-Aysel no seas injusta...
-¿Injusta? -me levanto para poder enfrentarlo -¿Yo soy la injusta?
-Solo fue una llamada
-Una llamada que pusiste por encima de mí, sobre nosotros, estábamos desnudos a punto de hacerlo cuando cortaste todo por una llamada, una llamada Radel
-Era mi jefe
-¿Ya no le son suficientes todas las horas que te hace trabajar en la oficina que ahora también comenzará a llamarte en la casa?
-Sabíamos que tendría que hacer sacrificios con el nuevo puesto
-Sí, ya me doy cuenta de eso
Me recuesto una vez más y a los segundos siento que se acuesta de su lado, completamente apartado de mí, dándome espacio, quizá más del que necesito. Porque sinceramente lo único que deseo es que me abrace para que le dé calidez a la soledad de la que soy prisionera desde hace unos días.
Hoy era nuestro aniversario de 3 años y 6 meses como marido y mujer, así que todo el día me pasé cocinando sus tres platillos favoritos, también preparé todos los postres que le encantan desde que es un niño.
De bebidas compré vino tinto y blanco porque siempre es impredecible en cuanto a escoger uno.
Las horas pasan y término de decorar todo el comedor con pétalos en el piso, velas por todo el lugar dando una ambientación romántica y perfecta. Arreglo los platillos en la mesa y coloco las copas de cristal.
Me cambié con un vestido que sé que le encanta verme puesto, aunque no es de mis preferidos porque lo siento algo incomodo del busto y la cintura. Vale la pena sufrir un momento solo para darle gusto, sobre todo hoy que es un día super importante para ambos.
Miro el reloj y son las 10 de la noche, me dijo por un mensaje en la mañana que llegaba a más tardar a las 10:30 porque se retardó con el papeleo, otra vez.
Cuando se llega esa hora, enciendo el reproductor de música con una ligera balada que termina por ambientar el lugar, todo era perfecto. Y sé con seguridad que se va a llevar una gran sorpresa porque no se lo espera.
Se hicieron las 11:00 y él aún no llegaba, así que procedí a marcarle, pero me mandó a la contestadora directamente.
Mi nerviosismo y preocupación empiezan a ir en aumento, junto con mi necesidad por saber que está bien.
Se hace media noche y yo estoy más ansiosa que nunca. Radel siempre ha sido excelente recordando fechas, algo tuvo que pasarle para que no llegara a tiempo.
Todos los platillos están fríos, las velas consumidas en gran parte y los pétalos comienzan a secarse y tornarse de colores más obscuros de las puntas.
Me recuesto sobre el sillón y mis ojos empiezan a pesarme, lucho por mantenerlos abiertos, pero el hecho de que no había comido nada en todo el día por preparar todo esto comienza a debilitarme y caigo rendida.
***
Comienzo a abrir los ojos cuando siento que alguien está caminando conmigo en brazos. Me recuesta con cuidado sobre la cama y abro los ojos por completo para mirarlo a la cara.
-Lo siento, traté de ser lo más cuidadoso posible para no despertarte
-¿Dónde estabas?
-Se me ponchó una llanta y tuve que esperar una grúa porque no llevaba refacción
-¿Por qué el celular apagado?
-Se me olvido de nuevo el cargador y no pude llamarte de la oficina porque salí con tiempo de ella
-Hoy era nuestro aniversario Radel -susurro
-Lo sé y lo siento mucho -me mira con tristeza -Voy a recompensártelo, te lo prometo
-¿Viste todo lo que te preparé?
-Sí y te lo agradezco con todo mi corazón, es que simplemente no te merezco
-Mañana recogeré todo, no te preocupes
-No hace falta, me encargue de eso ya -me da un beso en la mejilla -Vuelve a dormir amor
Se quita la ropa quedando solo en calzoncillos y se recuesta en la cama quedándose profundamente dormido, casi roncando.
Me reincorporo en la cama mirando hacía una esquina la ropa tirada de Radel, siempre ha sido un desastre dejando todo fuera de su lugar, en eso es muy parecido a su hermana Tally, mi suegra y yo solemos hacer bromas de esto durante las fiestas familiares.
Me levanto de la cama sin hacer ruido, comienzo levantando el pantalón, saco sus llaves, la cartera y los dejo sobre su mesita de noche con delicadeza para no hacer ruido y despertarlo. Regreso por la camisa y algo me llama la atención, parece ser que tiene una mancha.
Salgo de la habitación hacía la cocina y enciendo la luz para poder inspeccionarla mejor, pero cuando lo hago todo el aire abandona mis pulmones y siento como la sangre se vuelve fría.
Era labial rojo oscuro.
Y es hasta ese momento, donde mi cabeza encaja todas las piezas que por sí solas no me demostraban nada. Radel me estaba siendo infiel, no sé desde cuándo, pero lo estaba haciendo.
Ahí está la explicación de porque llega tarde, sale temprano de la casa, responde y se ha vuelto un adicto al celular, por eso no me toca ni deja que lo toque, por eso es que lo siento tan alejado de mí.
Mis piernas no soportan mucho tiempo paradas y termino derrumbándome en el piso ahogando el llanto formado por un gran nudo en mi pecho. Las lágrimas no se hacen esperar y comienzan a deslizarse por mis mejillas una tras otra.
¿Cómo pudo hacerme esto?
¿Cómo puede doler tanto una traición?
¿En qué falle?
¿Qué le hacía falta a mi lado?
Sé que debería de ir a enfrentarlo, golpearlo hasta cansarme, gritarle, maldecirlo, correrlo de la casa, hacer un completo escándalo por su maldita traición, pero simplemente no puedo, no soy lo suficientemente fuerte para siquiera mantenerme de pie.
El dolor y la agonía son mucho más fuertes que yo.
¿Por qué a mí? ¿Por qué a mí, si lo amo tanto?
Se lo he demostrado una y otra vez, jamás me he cansado de demostrárselo, no importa que tan casada este, solo ruego unos minutos de su atención, pero ni segundos puede brindarme ahora que tiene a otra persona.
-¿Aysel? -dice su voz a lo lejos
Escucho sus pisadas acercándose hasta donde estoy.
-¿Amor qué pasa? ¿Estás herida? ¿Por qué lloras?
Se para a mi lado mirando la camisa que aprieto con fuerza entre mis manos.
-¿Qué está pasando Aysel?
-¿Cómo pudiste hacerme esto?
-¿De qué hablas? No te entiendo
Le muestro la mancha del labial y su expresión horrorizada cubre en segundos todo su rostro.
-Deja que te lo explique Aysel
-¿Cómo es ella? -lo miro con el alma destrozada -¿Qué tiene ella que no tenga yo?
Permanece callado y se sienta a mi lado.
-¿En qué fallé Radel? ¿Qué hice para que dejaras de quererme?
Lo miro a los ojos y él me mira a los míos.
-Absolutamente nada
-¿Entonces?
-Solo fue un error, de una noche, algo insignificante
-Lo que estoy sintiendo, este dolor me está matando Radel ¿Por qué lo hiciste? -comienzo a llorar con mucha más fuerza y me abrazo a mí misma sintiéndome sola
-Tu eres mi esposa, ella es solo un revolcón de una noche, no tiene por qué terminar con nosotros, con nuestra vida
-No estás hablando enserio ¿Verdad?
-Grítame Aysel, golpéame, insúltame, desquita la rabia que sientes -dice mientras me toma del rostro -Pero deja de llorar, me lastima verte de esa manera tan miserable, por favor deja de llorar
-Es que ese es el problema Radel, no me conoces, no sabes lo que estoy sintiendo -le digo sin dejar de llorar
-Yo... lo siento amor, no quise lastimarte en ningún momento -toma mis manos y comienza a besarlas -Tú eres lo más real, bonito y puro que tengo en esta vida
Lo miro y veo como unas lágrimas se desbordan por sus ojos.
-Tan real que me engañaste
-Sí, lo hice y me arrepiento por eso
-¿La amas?
-¿Qué?
-¿Qué si la amas? -pregunto con un nudo formándose en mi garganta
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