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El Sabueso Del Mafioso. (Temp. II)

SINIESTRO FANTASMA.

**** Antonio Bett****

Por mucho que lo intentara entender me cuesta hacerlo, Marc no era el tipo de hombre que se dejaba guiar por sus impulsos, pero desde que conoció a Elizabeth todo en el cambio, es como si actuará sin pensar y únicamente logrará meternos en más problemas, no niego que es una buena mujer que se preocupa por él, además de ser la hija de Jones, pero es como una arma de doble filo, donde este idiota se le ocurra destrozarle el corazón pereceremos, a simple vista se puede ver que Michael haría cualquiera cosa por su hija y nietos, solo espero que este imbécil no meta las patas.

Dicen que el amor puede convertirse en la mayor fortaleza o debilidad de un hombre, pero para mi siempre es y sera el peor veneno que puede existir. De tan solo recordar su rostro de odio y desprecio mientras me golpeaba y me maldecía, hace revivir viejas y profundas cicatrices en mi ser, le debo agradecer por convertirme en lo que soy ahora, un verdadero hijo de puta, al notar como estoy permitiendo que invada mi mente, me maldigo obligándome a sacar esos malditos recuerdos de mi cabeza.

- Cúbreme la espalda.- escuchó a Marc decir.

Aprovechando la oportunidad pra salir del trance voy eliminando uno por uno de nuestros contrincantes hasta exterminarlos por completo, supongo que esta es la unica manera para sacar toda la rabia y toda la impotencia que llevo en el alma, por que el corazón ella se encargo de destruirlo.

- ¿Qué ocurre, hermano?.- se me acerca todo lleno de sangre, luego de haber vencido el enemigo.

Pues enemigos como tal no, solo son pequeños clanes que quieren defender lo que queda del legado de Gabriel.

- Nada, solo me distraje- miento.

No le puedo decir que estaba recordando mi niñez, donde la supuesta señora que debería cuidarme y quererme como una madre, me maltrataba, me dejaba varios días sin comer y permitió que me ultrajaran y robaran mi inocencia, solo con el objetivo de hacerme más miserable que ella y saciar sus ganas de verme sufrir, tan solo el hecho de parecerme al hombre que la abandono, pero que culpa tiene un niño de 7 años, uno que solo quería amor de su madre y que tan siquiera le dijera una palabra de cariño, ella se encargó en matar todo rastro de amor que había en mí, por eso no soy capaz de querer a Verónica como ella quiere, pero desde el momento que la vi, sentí que ella era lo que yo no pude ser, un espíritu libre sin ataduras, con mil sueños por delante y con ganas de vivir, simplemente me atrajo.

Desanimado me subo al auto y me dirijo a la mansión. Rápidamente llegamos y como es cosa típica, el idiota que va a mi lado sale corriendo del auto, es como si le urgiera ir con su esposa y si hablamos como funciona las cosas en este casa, debo decir que aquí se hace la voluntad de Elizabeth y que este tipejo no se le ocurra desafiarla porque duerme en el sillón, ya sabemos quien manda a quien, ja, ja, ja.

Cuando estoy por dirigirme a mi dormitorio me la encuentro, esta tan hermosa como siempre, con su largo y hermoso cabello castaño oscuro, sus ojos azules, sus pestañas y cejas pobladas y sobre todo sus labios rosados, sin poder aguantar el impulso me acerco velozmente a ella y me apoderó de sus labios, queriendo más cercanía la cargo y la coloco en horcada sobre mi cintura, quiero que sienta como me tiene tan solo de verla, cuando me dispongo a quitarle su blusa me detiene.

- ¿Qué sucede?.- pregunto confundido, al ver su expresión en el rostro.

- Bájame.- me ordena.

Desconcertado lo hago mientras la miro fijamente.

- Me dirás que sucede Vero.- la llamo cariñosamente mientras intento tocar su rostro, pero me esquiva.

- Me voy mañana.- dice sin mirarme a los ojos.

Soy consciente de que espera unas palabras que la invite a quedarse, pero no puedo hacerle eso ni a ella ni a mí, a mi lado solo recibirá dolor y migajas, quiero que sea feliz y sé que a mi lado no lo conseguirá.

- Espero que te vaya bien.- digo sin emoción, ocasionando que su rostro se contraiga.

- Es todo lo que dirás.- puedo notar que mis palabras le dolieron.

Aunque nuestra relación comenzó más por lo carnal, he notado que se está confundiendo y me exige algo que me es imposible dar, así que es mejor acabar con esto de una vez.

- Quieres que te diga otra cosa?.- me hago el desentendido, sabiendo perfectamente lo que quiere escuchar.

- Nada, soy una idiota, fue un placer conocerlo, Antonio Bett, quizás cuando nos volvamos a ver sea en mi boda- cambia rápidamente su semblante y me extiende de su mano.

Una sensación de inconformidad y enojo me abarca, no se suponía que quería esto. Sin saber que hacer me quedo con un idiota mirando su mano, mientras contengo mis ganas asesinas.

- Ok, me retiro.- recoje su mano e intenta marcharse.

Abrumado agarro su brazo obligándola a mirarme.

- No me retes, Verónica.- hablo molesto.

La verdad no me gusto para nada lo que dijo, sentí como si borrará lo que paso entre nosotros y me colocara al mismo nivel de esos idiotas, soy consciente que ella no es Elizabeth y no tolerará ninguna falta, pero simplemente no puedo aguantarlo.

- Por favor, Antonio; ¿qué te reté en qué?, disculpa si te herí tu orgullo de macho, pero hombres como tú, sobran.- alzas sus cejas en señal de retacion.

Sus palabras son lo suficiente fuertes para hacer desaparecer todos mi cordura y racionalismo.

- Te voy a enseñar si habrá otro igual en tu vida.- rápidamente la jalo de su brazo para aprisionarla en mi habitación.

Está al ver que es lo que estoy por hacer me abofetea, pero luego jala mi camisa y me besa con desesperación, sin perder tiempo empiezo a quitar su blusa mientras muerdo y chupo su cuello, si ella quería hacerme enojar lo consiguió, voy a hacer que recuerde esta noche para siempre, aunque eso involucre que mañana no se pueda levantar de la cama.

NO TE LO PERMITO.

**** Verónica Gómez****

Siempre he obtenido lo que quiero y este morenazo bello no será la excepción, no le daré la oportunidad de librarse tan fácilmente de mí hasta que sacie mi sed por él, sabrá que es meterse con una Gómez aunque eso signifique confrontarlo y encararme con la muerte, soy consciente que piensa que estoy sintiendo algo por él, pero solo es su imaginación, tengo claro que lo nuestro es algo de carnal, es un deseo y lujuria que solo se calma cuando nuestros cuerpos se unen.

A simple vista se puede notar que por sus manos han pasado innumerables vidas, pero realmente no es algo que me importe, me interesa más que puede hacer con ella cuando estamos en la cama, sé que puedo parecer loca o estoy a punto de estarlo por expresarme de esta manera, pero nunca tuve una infancia normal, crecí como un miembro importante de un clan Latinoamericano y sé perfectamente el terror, miedo y desosiego que se vive en ese mundo y de como eso te hace cambiar.

Teniendo muy en claro que me vengaré por su manera de querer romper lazos conmigo, me levanto de la cama lo más sutil posible con un plan en mi cabeza, seguidamente me acerco a la mesita de noche y le escribo una nota acompañada de algo de efectivo, satisfecha porque sé que se enojará tomo mis prendas y me dirijo a mi habitación rápidamente, necesito irme urgentemente antes que despierte, porque no sé que hará.

Como puedo acomodo ágilmente mis ropas en las maletas y salgo a toda prisa de la mansión, no si antes despedirme de mi mejor amiga y sobrinos, ya estando en el avión recibo innumerables llamadas y mensajes de textos, advirtiéndole de lo que pasará cuando nos volvamos a ver, una sonrisa brota de mis labios al percatarme que lo he irritado de la manera que quería, sin titubear apago mi teléfono, siendo consciente que esta será la última vez en mucho tiempo que podre tener contacto con él.

...****************...

Al poner un pie en mi hogar, mis padres y hermanosm se abalanzan sobre mí y me abrazan con entusiasmo, las preguntas no se hacen esperar y me interrogan sobre Italia, con mucho entusiasmo le cuento sobre las maravillas de esa ciudad para después dirigirme a mi habitación, una vez estando sola, mi hermano se me acerca y se me quedan mirando fijamente.

- Como pásate estos días con Elizabeth?.- pregunta aunque su mirada acusatoria ya me lo ha dicho todo.

- Estupendo, puede que en unos meses vaya por allá de nuevo.- digo sin mirarlo a la cara aún.

- No te hagas la boba Verónica, no sé que tengas con Antonio, pero más te vale que no sea nada serio, no lo conoces y no sabes lo que puede llegar a hacer, no por nada es el Sabueso de la mafia Salvatore.- dice con seguridad.

Escuchar como lo trata me hace hervir la sangre.

- Basta, Rafael, te voy a pedir de favor que no te metas en mis asuntos.- lo confrontó.

No porque tenga 22 años signifique que sea una persona inmadura.

- Te estoy diciendo esto por tu bien Vero, así que desiste en seguir encontrándote con ese hombre, no porque trate con Marc significa que me agrade su perro, así que te lo prohíbo.- habla con dureza, sin importar lastimarme.

Enojada lo fulmino con la mirada, lo respeto mucho, pero no permitiré que intervenga en mi vida.

- Lo siento hermanito, pero tú no eres ejemplo para venir a aconsejarme o quieres que te recuerde las veces que te encontré en bares haciendo orgías, soy una adulta, que te quede claro y me meto con el que se me dé la ganas.- empezamos a sacarnos los trapitos al aire.

Al decir estas palabras observo como sus venas del rostro se hincha, realmente lo enoje, ¡Mierda!.

- No provoques al diablo, Verónica.- me dirige una mirada diabólica, haciendo saber que he metido las patas al fondo.

Nerviosamente, le digo lo que quiere escuchar, la última vez que observe esa mirada en sus ojos todo termino muy mal, aún recuerdo esa noche, donde mi supuesto amigo quiso violarme y casi lo consigue si no es por Rafael, que no sé si fue un regalo de Dios o del diablo llego al bar y lo detuvo, pues detuvo como tal no, lo mato sin piedad delante de todos, creo que fue la primera vez que conocí la verdadera naturaleza de mi hermano, de tan solo recordarlo me hace erizar la piel.

- Tranquilo, solo fue algo sin importancia, te aseguro que me alejaré de él.- hablo tranquilamente.

- Más te vale, descansa un rato, que después te llevaré a la empresa, es hora de que asumas responsabilidades a ver si maduras.- dice antes de retirarse.

- Te quiero mucho.- le grito.

Al estar sola dejo escapar un suspiro de alivio, cuando mi hermano se lo propone es realmente aterrador.

No pasa mucho tiempo donde le cuento a mi madre lo sucedido y está como típica madre regañona que es me sermonea y también me prohíbe verlo más, supongo que Rafael ya los contaminó con sus mentiras, pero lo que ellos no saben es que entre más prohibido es la fruta, mas deseada se vuelve.

Al día siguiente aún fastidiada por todo lo que está sucedido, me subo al auto y me dirijo a la empresa de la familia. Odio asistir a esas aburridas reuniones, aún no entiendo por qué mi madre tenía que pasarme sus acciones a mi nombre, sabiendo perfectamente que se me dan son las armas, pero bueno les daré gusto siguiendo su voluntad, no por nada estoy estudiando Administración.

Cuando estoy por bajarme del auto alguien lo impide para después subirse al auto, sin pensarlo saco mi arma del bolso y le apunto al cien.

- Tranquila jefa, casi hace que me mate de un infarto.- habla mi fiel ayudante, Matías.

- ¿Qué ocurre?, porque estás aquí, no te había comentado que estaría retirada un tiempo de negocio.- guardo de nuevo mi arma, mientras lo miro secamente.

- Lo siento, pero no tuve de otra, como no me contestaba e ignoraba mis mensajes tuve que venir a usted, necesito comentarle algo- puedo notar angustia en sus palabras lo que me preocupa.

La verdad es que antes todos parezco una chica común y corriente, pero hace un par de años entre en este mundo de la mafia, soy más de hacer tratos que de limpiar el desorden, pero cuando me arrincona no tengo de otra que empuñar el cañón.

DEMONIO.

Habla de una vez.- lo miro fijamente.

Este se me queda mirando por unos segundo, es como si se dudará en decirme, a veces no lo comprendo.

- Verónica, Carlos está aquí y quiere hablar contigo.- dice a medias, temiendo mi respuesta.

De tan solo escuchar su nombre mi rostro se contrae, que mierda quiere conmigo, acaso no quedó satisfecho con todo lo que me hizo.

- Y que se supone que haga con eso?.- alzó mis cejas en señal de molestia.

Acto seguido este se rasca su cuello y vuelve a verme con ojos suplicantes.

- Dijo que si no lo atendidas tú, va a echar todos los negocios para atrás, nos dio una semana para poder localizarte.- tiembla su voz.

Sin poder evitarlo, golpeo el volante, porque después de varios años reaparece en mi vida.

- Me niego y no puede hacer eso, su padre es que tiene trato con nosotros.- digo afiliadas palabras, sabiendo que Matías no tiene la culpa.

- Este, el señor Roble resultó gravemente herido y ahora Carlos es quien se está haciendo cargo de todos sus negocios.- dice mientras juguetea con sus manos.

Al escucharlo mi cuerpo tiembla, no quiero pensar que hará ahora que tiene poder, involuntariamente mi respiración se vuelve pesada, los amargos recuerdos a su lado aparece, verme ensangrentada en esa sala mientras me obligo a sonreír, me producen ganas de vomitar.

- Estás bien, Vero?.- me pregunta preocupado al visualizar mi semblante pálido.

Forzándome a recuperar la cordura me recuesto en mi asiento y me digo una y otra vez que ya no soy esa inocente Verónica de 15 años.

- Perfectamente, dile que si me quiere ver tendrá que venir verme, no tengo por qué seguir su orden y si tiene alguna duda que se comunique con mi familia.- digo antes de salir del auto y dirigirme hacia la entrada con las piernas temblorosas.

Como me hubiese nunca haberlo dejado entrar en mi vida y dejar pisotear mi dignidad como lo hizo.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

**** Antonio Bett ****

Cuando la tenga al frente le haré pagar muy caro su atrevimiento, esta mujer definitivamente está loca, como se le ocurre dejarme una carta agradeciendo por mis servicios y con dinero, acaso me vio cara de prostituto, supongo que su mayor virtud es sacarme de mis casillas.

- Hey, concéntrate aquí.- escucho la voz irritada de Marc.

Sin comprender lo que acaba de pasar, le dirijo una mirada de confusión.

- ¿Qué te está ocurriendo, Antonio?, te quedas absurdo en tus pensamientos, es como si quisieras matar a alguien o lo estás maldiciendo, ¿no me digas que es Verónica?.- intenta disimular su sonrisa.

Este imbécil ha pasado varios días burlándose de mí, repitiéndome una y otra vez que él me advirtió sobre Verónica y su nivel de maldad, que no se comparaba en nada a Elizabeth, que si su mujer era un ángel esta era una diabla y tarde comprendí lo comprobé.

- Basta, puedes repetir lo que estabas diciendo.- refuño enojado.

- Ja, ja, ja, ok te contaré... Vamos a irnos un tiempo donde los padres de Isa y quiero que en esa ausencia manejes todo, la verdad es que quiero pasar más tiempo con mi familia, Antonella y Alexander crecen muy rápido y no quiero perderme nada de ellos.- se puede percibir el amor que tiene a ese par de diablillos, tan solo ver la cara de idiota cuando mira sus fotografías me dan ganas de vomitar.

- Mejor di, tus demonios, sacaron prácticamente tu actitud de mierda y aún solo son unos bebés, quiero estar en primera fila mirando como te enloquezcan.- me burlo.

Este rápidamente rodea los ojos, para después retirarse y dejarme con todo mi veneno.

Cuando intento adentrarme en mis deberes su imagen aparece de repente, sin poder tolerar el impulso tomo mi celular y miro una fotografías suya, esta tan linda como siempre, su hermosa sonrisa despeja mis pensamientos más oscuros, ahora que lo pienso porque siempre esta sonriendo a pesar de estar enojada o triste.

Sin darle importancia sigo con mis deberes y le comunico a los líderes de otros clanes esta nueva decisión, estos sin reproches aceptan, no sé si lo hacen por respeto a Marc o por el temor de las represalias que podría haber.

Luego de un arduo día de trabajo me tiro en la cama, me cabronea que el maldito de Marc no fuera capaz de aparecerse por la oficina, se salva por Elizabeth y sus niños o sino hace rato le hubiese dado la paliza que le corresponde, cuando estoy por conciliar el sueño unos toque en la puerta me sobresaltan.

Confundido le permito la entrada y al percartame de quien se trata mi cuerpo se tensa, nerviosamente miro para todos lados intentando averiguar si él viene con ella, pero nada, entrando en pánico me alejo lo más posible, donde este me vea con su esposa a solas y con estas ligeras ropas me mata, ese es un puto psicópata posesivo.

- Tranquilo, Antonio, si estás preocupada por Marc puedes relajarte, él está cuidando de los niños y sabe perfectamente que vine hablar contigo.- dice mientras toma asiento.

Elizabeth ha cambiado mucho desde su llegada, antes era tan tímida y pura, pero ahora es capaz de matar a alguien sin temblar y no hablar de su nivel de autoridad, donde visualice que Marc ande coqueteando con otra mujer se arma la de Troya. Recuerdo el día que tomó la pistola de Marc y se la coloco en la cien a la susodicha, que cinicamente le tiro la onda en su cara, todos los presentes quedaron helados y sobre todo el imbécil de su marido, luego de persuadirla esta la bajo y se marchó con sus padres por más de una semana trayendo el caos a nosotros, el idiota no hacía más que pasar en la casa de su suegro pidiéndole perdón, no sé cómo lo hizo, pero la convenció y desde ese día ha intentando mantenerse alejado de otras mujeres, ¿pero saben que es lo más curioso de todo esto?, es que al puto psicópata le excito ver a su mujer empoderada y defendiendo su territorio, si hubieran pasado por su dormitorio hubiera comprobado de primera mano su reconciliación.

Realmente esos dos están locos, supongo que Marc le contagió un poco de su locura, pero quien va a estar en sus cinco sentidos si acepta formar una familia con él, con su raptor.

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