LAO
Me llamo Lao y soy empleada de una gran empresa. Cuando empecé a trabajar para el joven CEO Daniel Coen, un multimillonario italiano quedé totalmente enamorada de él.
Supe por unas de las empleadas de limpieza que él joven Daniel tiene 30 años, nunca se ha casado y no tiene hijos.
Uno de los tantos rumores sobre él es que no puede tener hijos porque tiene autismo y para ser exacto Asperger, si hablamos geneticamente el Asperger es altamente hereditaria. Cuestión que ha hecho que las mujeres se les alejen por miedo a que sus hijos o hijas nazcan con un grado de retraso mental.
Otros de los rumores es que debido a su condición no duerme más que una hora diaria y no le gusta el contacto físico.
La verdad no sé si son rumores o si es la verdad pero no puedo negar que siento una atracción por él.
Lo veo y no veo nada fuera de lo normal. Daniel es alto, de tez blanca, parece Atlético, ojos de color negro y muy sexi cuando usa sus trajes elegantes.
— No te fijes en él— me dijo la recepcionista, Soni— la verdad no se si es realmente un hombre con autismo o es homosexual.
— Cuidado te escuchan. No tengo ni quince días aquí y no quiero que me vayan a despedir.
— Yo solo te comento porque veo que te lo comes con la vista cada vez que entra a la empresa.
— Ok Soni. Me regreso a mi área de trabajo.
Mi área de trabajo era en marketing.
— ¿Dónde estabas Lao? Necesitamos ponernos de acuerdo como haremos para darle una nueva proyección al proyecto verde. No ha tenido un buen recibimiento.
— Estaba en el baño Licenciada Mariam.
Me puse a trabajar con mi jefa de área, Mariam. Ella era una mujer muy habilidosa, inteligente y bella, parece toda una miss universo.
— Lao, lleva estos papeles al CEO, por favor. Llamaré para que él le dé el visto bueno.
Tomé los documentos y me puse en marcha a la oficina de Daniel. De los quince día que llevo trabajando es la primera vez que voy a su oficina siempre es la Lic. Mariam quién se encarga de todo.
Mi corazón parecía tambor en cada paso que daba. No es que nunca me he enamorado, tuve un novio en la universidad pero terminamos porque me fue infiel con una compañera de clase. Actualmente tengo unos 4 años de no estar en una relación de noviazgo.
Y puedo decir que a mis 25 años no he sentido esa conexión tan fuerte con nadie.
Llegué a la puerta de la oficina del CEO Daniel. Toqué la puerta y entré.
— Buenos días Señor Miguel. La licenciada Mariam le envía estos documentos.
El dirigió su vista gélida a mis ojos, tenía una cara tan inexpresiva parecía de mal humor.
— Déjalo ahí. Puedes retirarte.
Sonreí y avancé a la puerta. Estando en la puerta me detuve. Tomé valor y voltee a él.
— Disculpe usted, no me presenté. Soy Lao Téllez del área de marketing. Tengo 25 años, soltera y recién empiezo a trabajar aquí. Es un gusto conocerlo estimado jefe.
Daniel me quedó viendo extrañado, frunciendo el entrecejo.
— Está bien. Puedes retirarte.
DANIEL
Me he visto envuelto en tantos chismes sobre el porque no tengo novia o el porque no me casado aún. Al inicio todos creían que era homosexual porque rechazaba a todas las mujeres que se me insinuaba, todas en busca de una posición social conmigo.
Cuando tenía 19 años estudiaba en una universidad de Estados Unidos, recién había comprado un Ferrari y lo andaba probando cuando tuve un accidente automovilístico. La persona que me chocó estaba bajo los efectos de una droga. Acabé en el hospital en una cirugía de urgencia, en ese accidente casi pierdo mi pierna derecha.
Estuve en rehabilitación durante 2 años. Al inicio no tenía fuerza en la pierna y para agregar un poco más a la desgracia, había perdido todo tipo de sensaciones en mi órgano reproductor. Sentía que mi vida se había truncado, ya nada era igual para mí. Sentia que como hombre mi vida era una porquería.
No quise regresar a mi país de nacimiento y me quedé viviendo en New York. Mis padres dejaron Italia y se instalaron aquí también. Mis padres invirtieron su capital para crear la empresa que actualmente dirijo.
A mis 22 años mi padre me otorga la empresa y comienzo como CEO, esto como para motivarme a luchar por mis sueños. Después del accidente entré en una depresión porque cuando caminaba lo hacía solo con ayuda de un andarivel.
Al inicio caminar sin falsear me costó mucho, no quería las miradas de nadie ni que me preguntarán nada menos el pesar hipócrita de las personas asi fue cómo surgió el otro de los chismes que actualmente sigue en pie cuando una de mis empleadas entró a mi oficina y se desnudó frente a mi. Cualquier hombre hubiese reaccionado o aprovechado la oportunidad pero yo ni me inmuté ante lo que veía porque mi cuerpo no reaccionó. Le dije que se vistiera. Cuando ella se acercó a abrazarme la empujé y ella cayó al piso desnuda. Le dije que no soportaba que nadie me abrazara ni que me tocarán manos sucias.
Ella en su defensa renunció pero esparció el chisme que yo era un hombre que padecía autismo y que estaba demente.
Lo que digan de mi realmente no me importa. No soy autista pero si tengo una enorme cicatriz en mi pierna que en temporada de invierno mi pierna duele y tengo cuadro de ansiedad y todo estos recuerdos del accidente vienen a mi cabeza.
He estado bajo terapia psicológica durante todo este tiempo. Y es como si mi cerebro está programado para esta fecha en especial. Agregando el hecho que no he podido estar con una mujer por temor a quedar avergonzado. El médico me dice que todo está bien que no encuentran el porque mi pene no se estimula ante nada. A partir de esto he decidido no relacionarme sentimentalmente con ninguna mujer aunque mis padres no aceptan mi realidad y continúan haciendo citas a ciegas de las cuales no asisto.
Me he ganado el mal apodo del CEO GENIO por lo mismo del autismo, la única verdad en esto es que tengo un IQ bastante elevado y siempre he destacado en todo lo he hecho. Aunque otros me dicen el CEO DEL MAL GENIO porque no permito que nadie se me acerqué.
Me siento vulnerable si alguien sabe de mi accidente. Este accidente me arruinó mi vida.
He vivido así durante este tiempo sin la necesidad de ninguna mujer.
TOC TOC
Tocaron la puerta y entró una mujer que no había visto en el edificio pero traía su identidad de trabajadora.
— Buenos días Señor Daniel. La licenciada Mariam le envía estos documentos.
Le dirigí una mirada de pocos amigos.
— Déjalo ahí. Puedes retirarte— le dije.
La mujer sonrió y avanzó a la puerta. Estando en la puerta se detuvo y se volteó.
— Disculpe usted, no me presenté. Soy Lao Téllez del área de marketing. Tengo 25 años, soltera y recién empiezo a trabajar aquí. Es un gusto conocerlo estimado jefe.
La quedé viendo extrañado, frunciendo el entrecejo.
— Está bien. Puedes retirarte.
La mujer salió. Llevé mi mano a mi lóbulo de la oreja que sentía un poco caliente.
LAO
Después de salir de la oficina de Daniel, Soni me clava esa mirada como de "dime", se acerca y me pregunta.
— ¿Estuviste en la oficina del CEO?
— Si. Fui a dejar a unos documentos.
— ¿Y?
— Nada. Él es frío, más frío que el polo norte y se carga un genio. Es una lastima porque el señor Daniel es muy guapo.
— Yo te dije que él es homosexual.
— Shhhh. Ya me voy. No vaya ser que nos escuchen criticar al CEO.
— Lao, te veo en la hora de salida para que vayamos a tomar unos tragos.
— Mmmm no tomo. Además, tengo que ir donde mi mamá que está enferma.
— Mmm pero saldremos otro día.
Le sonreí a Soni. A pesar que la conozco poco, ella es demasiado amigable y en la empresa no hay quien ella no le hable, por esta característica de ella fue fácil hacerme su amiga.
Regresé a mi oficina.
— Lao, ¿trajiste los documentos?
— No. El señor Daniel me dijo que me retirara.
— Santo Dios. Si los necesito ya. Él solo tenía que firmar. Ve a traerlo. Iria yo pero tengo una pila de documentos que leer.
— No se preocupe. Ya voy a traerlos.
Salí denuevo de la oficina y empecé mi caminata a la oficina de Daniel. El ascensor marcaba otro piso, asi que opté por caminar.
Ahí va de nuevo mi corazón y mis nervios.
TOC TOC
— Señor Daniel, ¿puedo pasar?— esta vez pregunté si podía entrar.
Solo escuche como que una silla rechinó. Daniel abrió la puerta.
— ¿Tú?
— Si. La licenciada Mariam quiere los documentos firmados porque ya los necesita.
Fue a su escritorio, tomó los documentos y los firmó.
— Toma. Decile a Mariam que la proxima vez sea ella quien venga.
Qué hombre más odioso. Fruncí mi entrecejo. No podía dejarlo pasar.
— Mil disculpa señor Daniel si mi presencia lo molestó. Mariam me envia porque no puede venir pero no se preocupe pasaré el mensaje— la media vuelta.
Estaba molesta. No se si mi tono de voz le vaya a disgustar pero es un amargado de quinta categoría.
Caminé hasta la oficina.
—¿Por qué traes esa cara?
— Licenciada Mariam. El señor CEO quiere que para la próxima vaya usted y no yo. Le disgusta mi presencia.
— Es un quisquilloso. Daniel no cambia.
Me sorprendí un poco, ella habla con mucha familiaridad. ¿Será que la Lic. Mariam es su amante, su novia o familia lejana?
— Disculpe que sea un poco curiosa. ¿Usted es familia del señor?
— No. Para nada. Lo dices porque le dije quisquilloso. Lo conozco desde que empezó esta empresa y aunque llevo tiempo acá no soy amiga de él ni nada por el estilo. Solo me quejé un poco.
— Yo había pensado que tal vez usted era su prima lejana.
— No. Ahora yo te pregunto a ti. ¿Te gusta el CEO? porqué si es así es hora que te bajes de esa nube porque está fuera de tu juego.
— Esta bien.
Al terminar el turno me fui donde mi madre. Ella estaba acostada.
— Lao. Últimamente me siento fatal. Siento como que me voy a morir y tú no te has casado. Eres mi única hija y antes de partir me gustaría verte con un compañero de vida que te cuide.
— Mamá no digas locuras.
— Te hice una cita a ciegas en línea.
— Mamá no iré. No quiero casarme sin amor.
— Ve por favor. Si no te gusta solo no vuelvas a verlo y ya está.
— Es un rotundo no.
— Toma— me extendió un papel con la dirección del restaurante.
Hice un mal gesto. Tomé el papel.
— No te prometo nada. Me voy. Vengo mañana.
Dejé a mi mamá con mi tía Perla. Ella la estaba cuidando.
Llegué a mi departamento. Busque el papel para ver la dirección.
" Restaurante Per se"
Hoy a las 8:00 pm
cita: Daniel
Qué coincidencia que se llame Daniel. ¿Que? la cita es hoy. Iré solo a ver.
Me arreglé lo mejor que pude. Salí de mi departamento a tomar un taxi. Llegué media horas al restaurante Per se.
Estuve ahí alrededor de una hora y media pero el mentado Daniel no llegó.
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