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"Princesa Del Clan Y Su Chico Humano"

"El día no indicado"

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Volvía una vez más, repitiéndose cada meses en esa fecha, desde que era una niña.

Cuando ni siquiera había sido engendrada, su padre; el Rey Orlok, se enfrentó a un grupo de brujas que quiso tomar parte de su territorio, algo que no le era permitido a absolutamente nadie.

Como Rey, Orlok debía mantener seguros a los de su clan, incluso de esas inofensivas brujas; quienes jamás fueron consideradas como una amenaza.

Pero pese a eso, Orlok no bajaría la guardia, sabía que había en el mundo todo tipo de traidores y no se fiaria de nadie, no le cedería la oportunidad de atacarlos solo por ser amables.

Pese a que fueron llamados de muchas formas, estos tenían piedad por los inocentes y reclutaban a humanos dentro de su territorio para ofrecerles seguridad, a cambio de mantener en secreto su existencia.

Después de decadas gobernando, la llegada de estás brujas alteraron a todos los del clan, pues luego de declararles batalla por negarse a abandonar sus tierras, una de ellas maldijo a el rey Orlok.

- ¡No quiero a ningun extraño en mis tierras! - Dijo con enojo el poderoso rey, viendo a muchas de ellas retroceder. - Éste sector me pertenece y lo defenderé sin importar a cuantas de ustedes tenga que asesinar.

- Rey Orlok, solo estamos buscando un espacio alejado de los humanos y casi todos los demas han sido tomados por hombres lobos he incluso más Vampiros. - habló una de ellas. - Solo pedimos hospedaje por un tiempo.

Los ojos que anteriormente eran de un calmado miel, poco a poco se volvieron rojos, las uñas de sus dedos crecieron repentinamente y la mano de éste rodeo el cuello de la bruja, apretando con un poco de fuerza cada vez que buscaba hablar.

- He dicho que se marchen, de lo contrario no me culpes por acabar con todas las de tu especie aquí. - Dijo con furia el rey, viendo a las demás tomar sus varitas dispuestas a atacar. - ¿Y que se supone que van a hacer? ¿Convertirnos en sapo? - añadió, riendo junto a su grupo de escoltas.

- S-su majestad. - habló nuevamente la bruja que era sostenida por su cuello. - Cuando.. Cuando su hija nos busque en el futuro por ayuda, no la obtendrá. Se le negará el derecho a solicitarla como usted nos está negando el derecho a permanecer aquí. - añadió la mujer, escuchando la fuerte carcajada del poderoso Rey, quien voltea su mirada a su hermosa esposa, Luna.

- ¿Escuchaste eso, Luna? Ésta bruja dice que seremos padres. - dijo entre risas mientras que la reina reía junto a él negando. - Bruja, informate que las vampiresas no pueden concebir.

Después de sonreír, la bruja sacó su varita y apunto en dirección a la reina, quien solo reía al creer que la magia de la bruja, no podía hacerle nada.

- Tú podrás concebir una hija, pero luego de darla a luz.. Perderás la vida y no abra nada que tu amado rey pueda hacer por ti. - comentó la bruja dejando a los custodios del rey sorprendidos, pues estos habían oído sobre las maldiciones de las brujas y aunque se creyeran inmunes a ellas, sentían que también podrían recibirlas. - Pero no solo eso, esa niña será igual a sus padres hasta cada 10 de  cada mes, durante siglos, hasta que pueda romper la maldición y eso lo hará solo si una de nosotras está dispuesta a ayudarla y si no... Morirá en manos de sus enemigos o obtendrá el mismo fin que su madre.

Luego de lanzar dicha maldición y con la ayuda de su magia, todas desaparecieron de allí, dejando a los reyes con 0 preocupaciones, las cuales tendrían un poco más adelante.

(.....)

- ¡No! - el desgarrador grito del Rey se oyó por los pasillos de el castillo. - ¡Luna, no! - Y lloró, sin consuelo, sin esperar a que dicha maldición se haya cumplido. 

La reina ya no estaba, pero en su lugar.. Había una hermosa bebé que aportaba a las cualidades de la reina, su madre.

- Majestad. - habló una de las mujeres que pertenecía a el clan y quien era la leal guardia de la difunta reina. - Su hija no para de llorar.

- Enseguida iré con ella, solo dame un momento más. - dijo el rey con tristeza.

Siguió lamentándose, doliendose al ver el polvo frente a él, el cual antes era el cuerpo de la mujer que amó por décadas.

- Por ti, encontraré la forma de romper la maldición y darle a nuestra hija una vida lejos del dolor o la posible muerte. - dijo el rey. - Te lo juro.

(....)

- Es igual a la difunta reina. - comentó Kara, quien era la guardiana de la reina.

- Lo es. - respondió el rey, sonriendole a su hermosa hija con toda la ternura que pudiera existir en el mundo.

- Majestad ¿Ya tiene el nombre para la princesa? - preguntó Kara, viendo a el rey asentir. (" La reina ya había escogido el nombre de su hija, incluso sabiendo que darla a luz.. Sería perder su vida. ¿Pero como no amar a su hija? Si Vivió por decadas deseando experimentar esa hermosa etapa de embarazo y.. Para ella jamás fue una maldición, su hija era y siempre sería la mayor bendición de la cual su amado esposo disfrutaría.")

- Su nombre será.. Alani. - respondió con orgullo. - Mi hermosa princesa Alani.

(.....)

(...120 años después... )

Por fin los gritos cesaron, por fin podrían disfrutar de unos largos días de descanso, aunque sea hasta que la maldición fuera desecha.

Kara; quien permanecía haciendo guardia en la puerta junto a su adoptada hija Krima, suspiró aliviada al ver las doce marcarse, anunciando un nuevo día, el día 11, el día después de aquella maldición.

- Aún no entiendo por que no salieron por ayuda. - se quejó la joven Krima, a quien le parecía una total tontería el creer que después de 120 años, después de la muerte de el rey, esas brujas aún siguieran con su enojo.

- Krima, incluso por más de que el rey ofreciera su palacio por ayuda, las brujas se lo negaron una por una, ninguna de ellas quiso ayudar y me temo que jamás lo harán. - respondió Kara con tristeza. - La princesa tendrá que buscar la salida a esto sin solicitar una ayuda que ya le es negada al solo saber de quien se trata.

- Ella es la más fuerte de todo el clan, podría obligarlos a hacer lo que dice. - comentó nuevamente la muchacha, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda luego de el resonar de los tacones.

- ¿ Insinúas que haga lo que mi padre hizo? - preguntó la princesa detrás de ella. - ¿Que vuelva a cometer su mismo error para que inocentes lo paguen? - volvió a preguntar. - Amo a mi padre, pero su mala decisión es la que me condena cada maldito 10 de cada maldito mes. - añadió y ambas vieron esos hermosos ojos color carmesí, ser ocultados poco a poco mientras el ceño de la mujer se fruncía.

- Princesa, disculpe usted las inapropiadas palabras de mi hija, prometo que no permitiré que vuelva a decir algo semejante. - intervino Kara viendo asentir a la hermosa y joven princesa, quien coloca ambas manos detrás de su espalda y camina en dirección a el enorme estudio para perderse allí en una nueva y aburrida reunión.

No lo quería, no quería vivir toda su vida de esa manera pero... ¿Donde encontraría la salida? ¿Como rompería con la maldición sin la necesidad de recurrir a la ayuda de esas brujas?

Pensó una y otra vez, buscó información gracias a la actualidad de éste siglo, pero no pudo encontrar nada.

A vivido años viendo como todo a su alrededor cambiaba, como todo se modernizaba a su alrededor, en sus años de vida. Pero para ella nada cambiaba, ni su apariencia, ni su poder, ni siquiera esa estupida maldición.

- Ciento veinte años pasaron, dejándome de ellos mucha experiencia para el campo de batalla, un inmenso poder para acabar con mis enemigos. - dijo viendo a través de la ventana. - pero aún no puedo encontrar la forma de destruir ésta maldicion. - añadió con cansancio.

- Alani, te prometí estar a tu lado sin importar lo que pueda pasar, te protegeré de todo y te ayudaré a encontrar la forma de romper con esa maldición. - oyó decir a Lestat, uno de sus más allegados amigos, uno que poseía sentimientos por ella.

-¿Por que dices eso? - preguntó volteandose a verlo. - ¿Acaso me crees una debilucha que no puede defenderse a si misma?

- No Alani, no es lo que quise decir.

- Entonces no menciones nada, por que lo único que necesito es encontrar una salida a esto o un buen escudo para protegerme. - respondió, caminando a su escritorio. - El hombre que estará a mi lado quizás no superará mi fuerza, pero me demostrará sus sentimientos sin la necesidad de prometer protección. - añadió, para luego caminar a la puerta. - Lestat, sé lo que sientes por mi, pero dejame aclararte los sentimientos. - lo ve. - Tú no me amas, solo sientes atracción por lo que ves por fuera y una simple atracción, no es lo que yo estoy buscando.

Dichas esas palabras, decidió tomar un descanso fuera de su palacio, visitar una vez más la ciudad de los humanos en la cual.. Se llevaba todas las miradas.

No era una mujer que presumiera de su belleza, ni mucho menos de la fortuna que su padre le a dejado, por ello es que consideraba amistarse con los humanos, volverlos cercanos sin darles la oportunidad a que descubrieran su realidad, una a la que se enfrentaba todo los días.

Por extraño que parezca, estos les eran muy interesantes, poseían ciertas características que en su mundo no se veía habitualmente.

Eran extraños, sensibles, he incluso raros de entender, pero la rareza era algo con lo que vivió por muchos años y eso.. Eso le encantaba.

- ¡Alani! - una escandalosa voz se oyó detrás de ella y supo de quien se trataba. - Alani, por fin estás aquí.

- También me da gusto volver a verte Sure. - respondió la joven, con toda la falsedad que ésta misma le brindaba. - ¿A que se debe la alegría de verme?

- Mm no mucho, mi padre dijo que le encantaría tener una reunión contigo para aliar ambos clanes y.. Lo mejor de todo es que podría darte libertad a ti, podrías pasar más tiempo en el mundo humano. - comentó, viendo sonreír a la hermosa Alani.

- Dile a tu padre que no estoy interesada en hacer tratos con alguien que pide favores a los clanes enemigos. - respondió ésta, quitando la mano de la chica que rodeaba sus hombros.

- ¡No puedes ser tan testaruda! Sabes que si mi padre lo quisiera, tú no estarías con vida. - protestó con enojo la muchacha.

- ¿Y por que motivos no a venido por mi? - Preguntó. - De todos modos, condenado ya está. - Comentó, viendo a la muchacha molestarse.

- ¡Alani!

- Ya basta Sure, Será mejor que volvamos ya o tu padre se molestará al saber que abandonamos las tierras. - intervino una de las amigas de la nombrada, provocando que ésta le asintiera para luego señalar a Alani.

- Esto no quedará así, todo lo que tienes me pertenecerá cuando mueras por esa maldición y juro que escupiré en tus cenizas.

- De acuerdo Sure, piensa como quieras, de todos modos.. Soñar no está prohibido. - contestó, para luego girarse y seguir con su camino sabiendo que ésta otra no la seguiría, pues su padre era un verdadero canalla y si no regresaba a casa.. Se las vería muy mal.

Luego de lanzar un gran suspiro, decide ingresar a un pequeño restaurante, uno en el cual debido a su maldición.. Podía degustar de cada comida como si fuera una humana más.

Pero camino a su mesa, pudo percatarse de algo que no le parecía para nada bien.

- Jaja después de todo seguirás siendo el soltero de la empresa. - comentó uno de los tantos muchachos, mientras señalaba a el joven que se encontraba de pie.

- Ya te hemos dicho Jiho, debías de traer a tu novia. - dijo otro y escuchando reír a el resto. - No importa si es linda o fea, si es real o no.. La aceptaremos. - añadió y todo nuevamente volvió a estallar en carcajadas.

¿Porque se dejaba intimidar de esa manera? - se preguntó Alani mientras negaba con su cabeza. - Como sea, no era asunto suyo.

Pero.. Ese resplandor que rodeaba a el muchacho no la dejaba ir, ella necesitaba saber por que podía ver lo que claramente nadie más veía.

- Jiho, si quieres te presento a mi prima, está un poquito pasada de peso pero para alguien como tú, no estaría nada mal. - comentó otro de los muchos que había y siguieron riendose y burlandose de el joven,Solo hasta que esa hermosa mujer se colgó de el brazo de el apuesto muchacho y vio con seriedad a el resto.

- ¿Quien se atreve a intimidar a mi hombre? - dijo Alani dejando a todo el mundo en completo silencio, con la boca abierta sin poder creer que esa hermosa mujer.. Sea la novia de ese tímido y tonto amigo suyo. - ¡Hablen!

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Lo especial en ti, es lo que intimida a los demás.

No dejes que tu luz se apague, no dejes que tus enemigos se sientan victoriosos. ¡Tu valor es incalculable!- Daianatay.❤

"Coincidir no es pertenecer"

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Y es que si, hasta él mismo se estaba cuestionando el por que una hermosa mujer, repentinamente se le cuelga por el brazo llamándose a si misma, su novia.

La veía de pies a cabeza, notando su hermosa figura, sus labios sonrosados su perfecta y hermosa nariz y esos brillantes y hermosos ojos de un color nunca antes visto.

Estaba claro que muchos de los jóvenes que él conocía solían usar lentes de contacto con color, pero ésta mujer.. Ella no llevaba eso puesto.

Volvió la mirada a sus colegas encontrando a más de uno babeando y hasta las parejas de estos observar con cierto interes a la muchacha que colgaba de su brazo.

- ¿Ahora no tienen boca para hablar? - preguntó Alani, más no obtuvo respuesta. - Son solo una bola de fracasados que buscan descargar su mal día en alguien que no les ah echo nada, debería darles vergüenzas. - añadió, ganándose la mirada de el galán que tenía a su lado. - ¿Y tú? ¿No sabes como darte a respetar?

- Pero mira nada más. - habló por fin uno de los tantos compañeros presentes, antes de que Jiho pudiera siquiera responder. - Hasta la hermosa dama sabe que eres un bueno para nada. - añadió éste riendo, siendo nuevamente acompañado por el resto.

Lo sabía, todas las personas que se acercaban a él iban con el propósito de humillarlo, de darle la falta total del poco respeto que creía merecerse.

Nuevamente bajó la cabeza y dejó que todos jugaran sus cartas una vez más, de todos modos.. Ya se había acostumbrado a ello.

- ¿Como te atreves a usarme para avergonzar a mi hombre? - preguntó Alani mientras fruncía su ceño.

- Muñeca, está más que claro que te has equivocado de pareja. - respondió éste con una sonrisa. - Ve bien a quien tienes al lado y preguntante si has escogido bien. - añadió provocando que Jiho volteara su mirada a la mujer, quien en ningún momento se hizo para atrás ni lo soltó.

¿Que pasaba? ¿Porque no aprovechaba la oportunidad ya para burlarse de él? ¿No era eso lo que ella quería?

- Niñito tonto, por personas como tú la humanidad se irá a la basura. - respondió Alani, para luego voltear su mirada a Jiho. - ¿Eran esto los amigos que querias presentarme, cariño? - Preguntó con cierta inocencia en su voz.

- Yo.. - Después de esperar por un largo tiempo, ella por fin conocía la dulce voz de el joven a su lado y la verdad.. Con solo esa palabra, ella quedo cautivada. - No quería, lo siento. - admitió, bajando su mirada una vez más.

- No tienes por que inclinar la cabeza frente a personas tan anormales, tú marcas la diferencia entre muchos. - Y no mintió, pues él estaba rodeado por una hermosa luz que poco a poco llenaba de más curiosidad a la mujer.

- Guau, quisiera tener una novia que me dijera cosas tan lindas como esas. - Comentó uno de los tantos colegas de Jiho.

- Tambien yo. - Añadió otro, robando la atención de Jiho.

- Linda, ¿Cual es tu nombre? - Preguntó la novia de uno de ellos, por lo que Alani Volvió su mirada a ella y sonrió.

No era un secreto para los humanos el conocer la historia de los Vampiros, de la supuesta "Ficción" sobre que alguna vez existieron y fueron protegidos por el gran rey Valta Orlok, pero como humanos.. No creía en que esto fuera real, en que ella fuera alguien que existiera.

- Valta Alani. - respondió, viendo a todos sorprenderse. - Ese es mi nombre.

Luego de un gran silencio y de que las miradas volaran de unos a otros, todos explotaron en fuertes carcajadas.

- Ya decía yo, demasiado linda para ser verdad. - comentó uno de ellos entre risas. - Dime Jiho, ¿En que manicomio conociste a tu novia? - preguntó, llevando a todos a una nueva carcajada.

- ¿De que estás hablando? - preguntó Alani, mientras apretaba sus puños y fruncía su ceño.

- Nena, Alani supuestamente era la hija de un rey vampiro que existió hace décadas. - contestó esté viendo asentir a la mujer, pues era cierto, su padre era un poderoso rey. - Pero.. Si la historia fuese cierta, ¿De que manera existiría la supuesta "Hija"? Si antes de aclarar el echo de su mera existencia, dijeron que las vampiresas no podían concebir.

- Tu no sabes nada.

- ¿Y tú si? ¿Acaso eres una vampiresa? - preguntó con cierta burla, dejando a Alani tragarse sus palabras.

Admitirlo sería condenarse no solo a ella misma, sino que a todos los de su clan.

Prefería ser llamada loca, a ser llamada traidora, por que es como todos los de su clan la señalarían.

Al ver el aprieto en el cual se encontraba su "novia" Jiho la colocó detrás de él y se enfrento a ese grupo de bravucones.

No importara cuanto dijeran de él, cuanto quisieran humillarlo, pero no permitiría que tal injusticia se cometiera con ésta mujer solo por querer defenderlo.

- Tu problema era conmigo, no entiendo por que te metes con ella también. - Intervino Jiho, dejando sorprendida a la princesa. - No permitiré que la humilles como lo haces conmigo, por que ella no te debe nada.

- Oh, el príncipe salió al rescate de su muerta viviente. - comentó éste, viendo luego una reacción que jamás ninguno se podría esperar por parte de Jiho.

Con un fuerte golpe en la mesa, enmudeció a ese canalla y cortó con la risa de los demás.

- Jamás me he defendido de ustedes ni de sus burlas por que puedo estar tranquilo sabiendo que nada les debo. - respondió, para luego señalar a la sorprendida Alani. - Pero ella no los conoce, ni les ha echo algo para que la molestaran.

- Tú..

- ¿Tiene algo de malo en el que su nombre se parezca al de una princesa vampiresa de hace siglos? ¿A un supuesto mito según ustedes? - preguntó nuevamente, para luego reponerse en su lugar y sonreír. - Ella tiene razón, son solo una bola de fracasados, frustrados que buscan llenar ese maldito espacio vacío que tienen en la cabeza al ser abandonados por su cerebro.

Dicho esto, tomó la mano de la mujer y la dirigió fuera de el lugar, dejando a más de uno con las palabras atoradas en la garganta y la frustración de no haberse podido defender.

(...)

Luego de caminar por un buen rato, Alani se suelta de el agarre de ese muchacho para luego detenerse y mirarlo con seriedad.

- Sabías defenderte pero aún así, dejaste que te pisotearan. - reclamó la joven.

- Estoy acostumbrado a ello y jamás me ha importado lo que pudieran decir de mi. - respondió Jiho. - Después de todo, nadie nos conoce mejor que nosotros mismos. - Añadió, volviendo a retomar el camino.

Era extraño, su padre le había dicho eso mucho antes de morir y... Escuchar a alguien más usar esas palabras, realmente la tomó por sorpresa.

- ¿ Sería una falta de mi parte invitarte a comer algo? - preguntó Jiho sin ver a la mujer, pues se esperaba un rechazo al pensar en lo inalcanzable que sería una posible comida con tan hermosa dama.

- Sería descortés que no lo hicieras. - respondió Alani, dejando sorprendido a Jiho. - He dejado a un lado mi cena para ayudarte, supongo que merezco una retribución. - añadió, viendo la hermosa sonrisa aparecer en el rostro de el caballero que tenía frente a ella.

Esos ojos... Ella los había visto en algun otro lugar, pero no recordaba del todo de donde era exactamente.

(" Luego de verlo asentir, ambos toman el rumbo a un restaurante que él conocía, uno que frecuentaba muy seguido.")

Después de caminar un par de largas cuadras, Alani se sorprende al ver el lugar al cual fue invitada.

No era precisamente un enorme restaurante y tampoco era de esos finos, a los cuales solían invitarla la mayoría de hombres que querían cortejarla.

Ese lugar era sencillo y pequeño, bastante acogedor según Jiho.

- Quizas no es lo que esperabas, pero puedo asegurarte a que el sabor de la comida no tiene que ver con el lugar, sino que con su personal. - comentó Jiho, viendo una sonrisa aparecer en el rostro de Alani.

- Lo sé. - respondió viendo la puerta. - desde aquí se puede apreciar el delicioso aroma de esos platillos que muero por degustar. - añadió viendo asentir a Jiho, quien en un acto de caballerosidad se hace a un lado y le señala amablemente la puerta.

¿Por que era tan distinto a otros humanos? ¿Por que sentía una fuerte atracción por éste joven a quien apenas conoce?

Claro que no se creía la debilidad de todos los hombres, pero desde que comenzó a visitar el mundo humano, la mayoría de hombres la invitaban a cenar he incluso querían llevarla a fiestas.

Pero Alani podía oír sus pensamientos y sabía que si decidía seguir a aquellos hombres... Terminaría cometiendo un asesinato y no era lo que quería, ella no era un monstruo.

Al contrario de todos ellos, no podía ver malas intenciones en Jiho, le costaba oír sus pensamientos y.. Eso la dejaba mucho más intrigada y con muchas más ganas de conocer a el hombre frente a ella.

(....)

Después de degustar varios platos y de festejar como niña pequeña al descubrir nuevos sabores, vuelve su mirada a Jiho.

- ¡La comida es deliciosa! - comentó con una sonrisa, cautivando la atención del apuesto joven. - Debes de traerme aquí la próxima vez, me encanta el lugar y toda la deliciosa comida que preparan. - añadió, viendo a Jiho sorprenderse.

- ¿Qui-quieres que te vuelva a traer? - preguntó con timidez, viendo a Alani asentir una y otra vez. - De acuerdo, prometo traerte la próxima vez. - respondió, viendo a la joven ignorar totalmente sus palabras para centrarse en el menú nuevamente.

Quería halagar su belleza, decirle lo que quizás muchos habían echo y finalizar el discurso en cuan afortunado se sentía por su compañía pero... No, no podría hacerlo, no era el tipo de hombre que supiera encontrar las palabras adecuadas para coquetear con una mujer.

La pequeña risa de Alani lo sacó de su ensoñación y levanto la mirada a ella, encontrándola viéndolo.

- ¿Sabes? Cuando alguien te gusta, ni siquiera es necesario decírselo o pensar en una forma de como hacerlo. - comentó la joven, viendo el rostro de Jiho enrojecer. - A veces las palabras no son necesarias, cuando podemos demostrar con hechos lo que sientes.

- No sé de lo que estás hablando. - respondió Jiho, volteando su mirada a un lado provocando que Alani sonriera.

- De acuerdo, pidamos el postre entonces. - contestó sin darle más importancia a la conversación. ("siento que de algún lado te conozco, aunque no sé exactamente de donde. ")- se volvió a decir.

- ¿Que hay de tu nombre? - lo Oyó decir y levantó su mirada a él.

- ¿Que tiene mi nombre?

- ¿En verdad te llamas Alani? - preguntó cruzando sus manos en la mesa.

- Si. - respondió. - ¿Por que? ¿También piensas que estoy delirando al llevar el nombre de la poderosa vampiresa? - preguntó, viendo negar a Jiho.

- Es solo la curiosidad. - respondió.

- Sabes mi nombre pero yo no se el tuyo. - dijo Alani, volviendo su mirada a la carta.

- Jiho, Parck Jiho. - respondió el muchacho, viendo asentir a la mujer.

- Lindo nombre. - contestó ella con una sonrisa, misma que se borró poco después al percibir el olor de sus enemigos. - Olvidemos el postre, tenemos que irnos.- Dijo apresurada mientras se ponía de pie.

- ¿Sucede algo? - preguntó y Alani volteó su mirada a la puerta para luego esconderse debajo de la mesa. - ¿Que haces?

No les temía, no había nadie en este mundo que pudiera superar su fuerza, pero si no quería ser forzada a dejar su reino, debía de mantenerse al margen de todo y seguir guardando éste secreto, debía de ocultarle a los humanos su verdadero yo.

- ¿Ala.. ?

- No digas mi nombre, tú estás solo aquí. - lo interrumpió en un susurro y dejando totalmente confundido a Jiho, quien levanta su mirada a la puerta encontrando a dos sujetos que observaban de un lado a otro, como si buscaran a alguien.

Después de esperar por un largo rato, el aroma de esos lobos desapareció, por lo que Alani vuelve a ponerse de pie y está dispuesta a marcharse.

- Señorita Alani yo..

- La cuenta va por mi parte. - dijo sacando una tarjeta negra y colocándola en la mesa. - Pero por tu bien, no vuelvas a buscarme, pese a que tenga curiosidad.. Es mejor mantener la distancia.

- ¿Como?

- Eres extraño y por ello te seguí, pero si me dejo llevar por mi curiosidad.. Terminaré en problemas. - Respondió, para luego marcharse dejando a Jiho muy confundido por sus palabras.

¿ Él era extraño? ¿Por que? ¿Que tenía de distinto a los demás?

......................

Tu mirada será siempre el arma mortal, con la cual puedes dominar el corazón de tu amado. Por ello, guarda siempre lo más sincero de ti en ella. - Daianatay.❤

"Dos desconocidas y una historia real."

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El tiempo volvió a pasar, ella no volvió a visitar la ciudad de los humanos, prefería mantenerse alejada para evitar caer en una trampa,una a la que podría llegar por medio de su curiosidad.

Después de tantos días de resguardo, prefirió quedarse con la duda y volver a enfocarse en lo que realmente le importaba, el como romper la maldición.

Si bien ya lo había intentado todo, no podía rendirse, su clan la necesitaba más que nunca y era su deber como futura reina, mantenerlos a salvo.

Otra vez, ese día se acercaba y pese a que no quería sentir nuevamente el dolor , tenía que soportarlo, hundirse en aquella bañera durante todo el día para evitar que el dolor sea más fuerte del que pueda soportar.

- Alani. - La voz de Lestat apareció sacándola una vez más de sus pensamientos, por lo que volteó a verlo encontrándolo en compañía de Lion, otro de sus guardias. - Tenemos todo preparado para ésta noche.

- ¿Cuando será el día en el que me digas que ya no tengo que hacer esto? - preguntó con cansancio.

- Su alteza, estamos haciendo lo posible por encontrar una solución rápida. - Contestó Lion, sin obtener respuestas. - Pero por el momento.. Lo más adecuado es que vuelva a encerrarse.

- Aún no. - respondió Alani mientras caminaba a la ventana. - Es temprano y quiero disfrutar un poco más de vista. - añadió dejando a ambos en silencio, pues cuando a la princesa se le ponía algo en la cabeza, con suerte podrían hacerla dudar, más no cambiaría de opinión.

- Alani, sabes que..

- Ya basta Lestat, he dicho que me quedaré hasta antes de las doce. - interrumpió, para luego suspirar.

- Alani, si el cambio pasara justo antes de que te encierres.. Muchos verían tú forma y mayor sería el riesgo.

- ¿Y que tan malo puede ser? - preguntó ella volteandose a verlo. - Solo me verían en una forma humana, una que no tiene poder y con los brillantes ojos que poseía mi madre antes de que mi padre la convirtiera en su reina. - añadió viendo a Lestat apretar sus labios.

No había problema con su trasformación, ni mucho menos con su hermosa apariencia humana.

El verdadero problema era si alguien más que no pertenecía a los suyos descubría eso, ella se encontraría en peligro y por consiguiente.. Todo el clan se vería afectado.

En sus venas corre la sangre de dos grandes guerreros, la reina Luna y el rey Orlok.

Por ello es que debían mantenerla segura, protegerla de esos enemigos que aunque saben de esa maldición, no se arriesgan a atacar por que aún no saben el día exacto en el que esto ocurre.

- Sabes que si esto es descubierto por nuestros enemigos, no solo tú te verías afectada, sino que te llevarías contigo a todo el clan. - respondió Lestat, ganándose la mirada de la princesa.

- No importa cuanto daño puedan hacerme, ustedes solo quieren la protección que puedo darles y el que vengan por mi.. Implica quedarse sin su amado escudo. - contestó Alani, viendo a ambos sorprenderse.

- ¡Alteza! No diga eso por favor. - intervino Lion, el más viejo de los dos. - He servido a su padre por décadas y estoy dispuesto a perder mi vida por protegerla, no me vea como alguien que la quiere de escudo.

- Tampoco me refería a eso Alani, solo considero que..

- Saldré a dar un paseo. - interrumpió nuevamente, para luego caminar a la puerta. - Y no quiero que nadie me siga.

Volvería a la ciudad, quería ser libre un poco más, antes de enfrentarse a la cruda realidad que la precede desde su nacimiento.

(....)

- ¿ Será divertido? - oyó decir a una muchacha que pasaba junto a ella.

- No sé si sera divertido, pero el misterio de usar antifaz y poder acercarse a el empresario más guapo del mundo solo por coincidencia, sería el sueño de cualquier chica. - respondió otra y ambas rieron.

- Sería como un cuento de hadas, ser la pareja perfecta de el CEO. - añadió la primera y ambas rieron.

¿Fiesta con antifaz? -Se preguntó Alani llena de curiosidad.

Nunca había asistido a una fiesta y quizás.. Éste era un buen momento para experimentar algo nuevo.

Decidida entonces, siguió a las muchachas quienes muy animadas se dirigieron a una tienda, escogió casi lo mismo que ellas y caminó muy despacio para no ser notada, cosa que no le funcionó.

- ¿ También vas a la fiesta? - preguntó una de las muchachas al percatarse de su presencia.

- Si yo.. Fui invitada por un amigo pero terminé perdiendo mi invitación. - dijo con pena viendo a ambas chicas sorprenderse. - Veré si puedo localizarlo desde afuera y..

- No no, entra con nosotras. - dijo la otra muchacha, viendo el brillo en los ojos de Alani.

- ¿En verdad puedo entrar con ustedes? - preguntó entusiasmada, viendo a ambas asentir. - ¡Oh Dios! Muchas gracias, les debo un favor.

- No te preocupes, después de todo una nueva amiga es más que una enorme paga. - mencionó la primera chica, viendo a Alani asentir. - Soy Rubí y ella es Celia.

- Mucho gusto, soy Alani. - Respondí y rei ante la sorpresa en sus rostros. - Mis padres son muy fanaticos de las historias antiguas y por ello el nombre. - Añadí.

- Es la primera vez que oigo el nombre de la princesa Alani después de tantos años. - Comentó Celia, dejando confundida a la nombrada.

- ¿Por que? ¿Acaso crees en que ese mito es real? - preguntó Alani, viendo asentir a ambas.

- Pese a que muchos lo nieguen, sabemos que la historia de el rey Orlok es real, tanto así que hasta nos preguntamos en muchas ocasiones que habrá pasado con la princesa Alani. - respondió Rubí.

- Es cierto, ella tenía una maldicion lanzada por esas crueles brujas y según decían, podría perder la vida por culpa de esa maldición. - agregó Celia. - pobre princesa, ojala haya encontrado la cura teniendo una vida tranquila fuera de los peligros.

- Era una vampiresa, creo que era lo suficientemente fuerte para enfrentar a cualquier adversario. - añadió Rubí, con un brillo especial en sus ojos.

- Ya me lo imagino, una hermosa y poderosa princesa vampiresa, dispuesta a luchar día y noche por los suyos. - comentó Celia para luego suspirar y abrazar a su amiga. - Me gustaría mucho haber podido conocerla y decirle que yo definitivamente quería pertenecer a uno de los suyos.

- También yo. - añadió Rubí y oyeron a Alani reír. - ¿Que pasa?

- Es que creo que ella también estaría encantada de tenerlas a ambas como amigas. - respondió con una sonrisa.

- ¿Tú no crees? - preguntaron al unísono viendo asentir a Alani.

- Aun que la idea de ser uno de ellos no fuera posible, se aseguraría de mantenerlas a salvo por todo el tiempo que les toque vivir como seres humanos normales. - respondió, viendo la confusión en el rostro de las dos muchachas.

- ¿Por que no sería posible ser uno de ellos? Solo tendría que mordernos y ya. - contestó Celia, viendo a la princesa negar.

- Por lo que he podido leer en un apartado que muy pocos conocen, para que un humano pueda ser transformado en vampiro tiene que pasar por una especie de ritual. - contestó Alani. - No es tan fácil como todos lo comentan.

- ¿De que se trata el ritual? - preguntó Rubí con cierta curiosidad.

- Existían dos formas para que un humano pudiera ser un vampiro, el primero; el humano tendría que entregar su corazón a un vampiro, enamorarse de él y tener una relación íntima en la cual aquel enamorado vampiro la mordiera, pero no de cualquier forma. - respondió. - existen ciertas mordidas, tanto para matar como para sellar la promesa de proteger siempre a el escogido o escogida. - añadió. - Mientras los enamorados se funden en su lecho de amor, el vampiro tiene que dejar su marca, una mordida que jamás desaparecerá y que los unirá por los siglos que duren sus vidas. - voltea a verlas notando la total atención que ambas ponían en el asunto. - Y la segunda forma, es sacrificarse por un vampiro, ser herido en guerra para que éste sienta la necesidad desesperada de salvar la vida de dicha persona y así, a través del sacrificio, volverse uno de ellos.

- Guau, es mas complicado de lo que pensaba. - comentó Celia, viendo asentir a Alani. - Aunque no está tan mal la idea de enamorarse de un vampiro y ser mordida por él mientras se disfruta de el placer, aparte de que tambien serás la unica mujer que amará por la eternidad.

- Si, pero creo que tiene que ser un amor verdadero, por que si éste fuera fingido, podría perjudicarlos a ambos. - añadió Rubí.

- Podría llevarlos a la muerte a ambos. -  corrigió Alani. - Por ello es esencial para dicho vampiro estar seguro de los sentimientos que la humana siente.

- ¿Y como podría darse cuenta de si es sincera?

- Por que tendría que ser su primer y último hombre. - añadió Alani, viendo a ambas sorprenderse.

- La humana tendría que ser virgen ¿Verdad? - preguntó Celia viendo asentir a Alani. - Guau, gracias a Dios aún conservo mi virginidad. - contestó ,provocando que Alani y Rubí rieran.

La charla siguió durante el trayecto hasta la fiesta, cómoda y sencillamente.

Sin siquiera pensarlo, Alani se hizo dos amigas humanas que no solo estaban interesadas en su historia, sino que también estaban dispuestas a ayudarla para encontrar la salída de esa maldición.

- Aún no comprendo a que se pudo haber enfrentado la princesa el día especifico de cada mes. - preguntó Celia, provocando que Alani se sobresaltara. 

- ¿No sabes el día exacto en el que la maldición se desata? - preguntó viéndola negar.

- Nadie lo sabe, quizás y debido a que sus enemigos aprovecharían esa debilidad para asesinarla, nadie quiso decir cual es el día exacto. - añadió Rubí y Celia asintió.

- Es bueno saber eso.

- ¿Eh?

- Di-digo que es bueno por el echo de que quizás gracias a que jamás se oyó de la dicha fecha, la princesa puede aún seguir con vida. - respondió rápidamente y vio a las dos asentir. - El dolor que causaba dicha maldicion es muy parecido a una droga que existe aquí.

- ¿A una droga? - preguntaron ambas, viendo asentir a la princesa. - ¿Que droga exactamente?

- La suelen llamar "Afrodisiaco."- respondió viendo a ambas abrir sus ojos con mayor sorpresa. - Los humanos la consumen con el fin de aumentar la libido o la excitación sexual, provocando que el consumidor se sienta acalorado y desesperado por tener un encuentro desesperado con el sexo opuesto. - explicó viendo asentir a  ambas muchachas, quienes tenían el conocimiento de el para que se usaba. - Pero para la princesa, era como un frasco de ellas desparramadas en todo su cuerpo, Provocando que todo su ser arda.

- Pero.. ¿Porque simplemente no se saciaba con uno de los de su clan? Se ahorraría mucho sufrimiento. - comentó Rubí viendo negar a Alani.

- ¿Te acostarias con alguien a quien no amas pudiendo resistirte? - preguntó ésta,viendo negar a la muchacha. - pues la princesa pensaba lo mismo.- añadió. - Pero lejos de pensar en lo sentimental, involucrarse con alguien de su clan solo para calmar su dolor, podría llevarla a tener el mismo fin que su madre, podría llegar a extender esa maldición por muchos más y quizas.. esos que vinieran no serían tan capaces como ella de soportar el dolor, de aguantar lo más que puedan hasta encontrar la cura.

- Debió de ser triste para ella ser atormentada por todo un día con aquello. - comentó con tristeza Celia. - He visto en muchos casos a personas ser forzadas con eso y por más que quisieran resistirse les era imposible. - suspira. - Se veían desesperadas por saciar el calor de su cuerpo debido a la droga y.. Terminaban metiéndose con personas feas o malas.

- Es cierto, si para esas personas fue difícil resistir el poder de la droga ¿ cuanto más lo fue para la princesa? - añadió Rubí, quedando luego en un corto silencio.

¿Acaso estás dos mujeres sentían pena por ella? - se preguntó Alani.

La sinceridad se reflejaba en sus rostros y eso conmovia ese corazón que muchos dicen, no tiene.

- Pero.. ¿Como es que sabes sobre eso? - preguntó con curiosidad Celia.

- Bu-bueno, es que yo...

- Sus invitaciones por favor. - pidió un hombre frente a ellas y Alani agradeció a éste por sacarla de el apuro en el cual había terminado por hablar de más.

- Ella viene con nosotras. - dijo Rubí, tomando el brazo de Alani y viendo asentir a el guardia.

Si, estaba dentro y podría conocer por primera vez, lo que era estar en una fiesta de humanos.

......................

En ocasiones, las verdaderas amistades son aquellas que no tomamos en cuenta, por ello; abre los ojos y ve a quien tienes a tu lado, quien es el que puede ayudarte en tu peor momento. - Daianatay.❤

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