Alía Rodó los ojos cuando Samuel Anderson El Socio y amigo de su padre le beso el dorso de la mano.
Podría dejar de ser tan empalagoso, Alía simplemente no soportaba que un hombre fuera tan libertino, o eso pensaba ella.
Alía - Gruñó su padre cuando vio que quitaba su mano de forma tan grosera, no podía soportar ver cómo su preciosa hija pudiera comportarse de esa manera.
Papá Simplemente puede dejar de ser tan empalagoso y libertino, sé que lo aprecias y es tu amigo, pero simplemente no soporto su forma de ser-.
Dijo Alía Viendo a los ojos de Samuel, y aunque en su mirada vio pasar un rastro de tristeza, fue tan fugaz que simplemente pensó que estaba loca.
-Alía, Pronto serás su esposa, lo que menos merece Samuel es un trato tan hostil y desinteresado de tu parte, creo que con los años que llevan de conocerse deberías conocer mejor la forma de ser de Samuel-
Su padre simplemente no podía permitir que fuera tan maleducada con el hombre que hace años les salvo la vida, fue un momento tan difícil en su vida y aunque la más afectada de todo fue Alía, no quería que su hija lo recordara.
Samuel Anderson Aun con la forma de ser de Alía, solamente podía pensar en lo Linda que se veía hoy, y esa mirada llena de amor que todos en esa reunión podían ver.
Y más que nada cierta Mujer que ha estado enamorada de él desde hace mucho tiempo,
pero simplemente no quería aceptar que su amor nunca sería correspondido.
Ella no quería ser la causa del desamor de Samuel y aunque se juró Luchar por él, era una lucha perdida.
-Samuel, espero que como siempre sepas perdonar a mi hija- Dijo Anthony Klau el padre de Alía
-creo que es innecesario amigo mío, sé muy bien la forma de ser de mi pequeña - Samuel era el más enamorado de Alía, haría todo por ella, le daría la felicidad, la protección y el amor que a él le faltó.
Cuando Ambos se fueron hablar de negocios con sus invitados, Alía apretó los labios, se odiaba por aceptar ese trato estúpido, pero no podía negar una cosa, le gustaba la forma en la que la protegía y admiraba Samuel.
-Maldito Samuel Anderson - se dijo a sí misma Alía Mientras lo mirará sonreír por algo que dijo su socio.
-¿Te Gusta Mucho?- Dijo Anthony sin rodeos
Samuel solo pudo soltar una sonrisa sincera
tu hija es hermosa- fue lo único que pudo decir mientras miraba a la Distancia a Alía disfrutando de un champán de burbujas.
Claro es mi hija, y es mi orgulloso, no es para menos - dijo orgullo Anthony regodeándose de una preciosa hija.
Vamos Samuel, eres mi amigo, solo dímelo-
es hermosa, inteligente, amable, tiene todo lo que busco en una mujer-
Samuel tenía un sonrojo en sus mejillas que lo hacían parecer como un niño pequeño confesando su amor, y claro no es para menos, es su primer y único amor.
Anthony sonrió satisfecho, y también estaba feliz de haber hecho esa promesa que pronto cumpliría.
...❤️🔥...
Samuel se encontraba en su oficina, firmando unos documentos para su empresa.
Es uno de los hombres más ricos de Livor, cuando era joven era muy aplicado y a pesar de haber tenido una infancia difícil supo salir adelante, y siempre se propuso ser lo mejor.
Todos en la empresa recibieron a Amanda Félix, una de las mejores diseñadoras de interiores que tenía la empresa de Arquitectura "Samuel's & Co."
La mujer era firme, esbelta y muy hermosa, camino por el largo pasillo hasta dar con la oficina de Samuel.
—¿Está El señor Anderson?—
La secretaria de la entrada asintió dejándola pasar, pues sabía que cuando la señorita Amanda llegaba sin ser avisada, eso se refería a problemas.
Amanda estaba por tocar, cuando escucho a su amigo Tomás Hablar.
— ¿Cómo te fue ayer?.— pregunto Tomás A Samuel con una mirada impasible.
— No le agradó la idea Tomás.— Amanda sintió un tirón en el corazón cuando escucho la voz de Samuel tan melancolía. —Me Odia.—
— No es para menos Amigo, estás obligando a la chica a casarse contigo.— Soltó Tomás sin una pisca de remordimiento.
— No me estás ayudando Tom, simplemente no sé qué hacer.—
Amanda se despegó de la puerta reprendiéndose, esto no era típico de ella y no es bueno para una mujer estar espiando en las conversaciones ajenas y mucho menos de estar de chismosa en algo que a decir verdad le hace mal.
Pero su pecho comenzó a latir muy rápido, simplemente si sabe que no se quiere casar con él, porque todavía lo quiere hacer, deberías casarte conmigo, yo te amo de verdad.
Amanda dijo para sus adentros, con los ojos cristalizados
Respiro Hondo y tocó la puerta, escuchando un pase de su parte.
—Amanda.— Tomás la miro con una sonrisa
Amanda también sonrió.
— Señor Anderson, acá le traigo estos papeles de un plano— Dijo Amanda con un nudo en el estómago, tratando de olvidar su incomodidad en el pecho.
— Qué formal.— dijo Tomás invitándola a tomar asiento a su lado con una sonrisa burlona.
— lo siento vengo a entregar unos papeles.— Amanda se sentó extendiendo los papeles hacia samuel. La mujer les tenía mucha confianza, pero cuando se trataba de la empresa era muy formal. —¿Y Tú?—
— Tengo unos asuntos que discutir con él.—
Luego Tomás salió hacia su oficina, era el abogado de la compañía, aunque sabía que Amanda estaba enamorada de Samuel, no pierde las esperanzas.
Amanda no preguntó más.
La sala quedó en silencio mientras Samuel leía los documentos y fruncía más su seño, lo que estaba viendo no le gustaba nada. Estaba tan concentrado que no se dio cuenta cuando Tomás salió.
— Amanda es bueno verte.— entro Anthony en la oficina, mientras saludaba a la mujer.
Amanda estaba muy concentrada suspirando por Samuel. Que no se dio cuenta cuando su segundo jefe entro a la oficina y sí, nada más y nada menos que el padre de la futura esposa de Samuel.
—Es un placer verlo, señor Anthony.— Amanda no podía evitar estar un tanto triste, si no fuera por ese hombre, hoy fuera la señora Anderson.
—Samuel hijo, vengo a dejarte estos informes, creo que alguien está interfiriendo en nuestros asuntos.—
— Lo Se Amigo, también me estoy enterando de eso ahora y es con mi empresa.— la mirada colérica que tenía Samuel le dijo todo.
Cuando Anthony se fue, Samuel le dio una mirada a Amanda y le sonrió, bajo la vista al documento, sin ver la expresión que le dio Amanda.
Pero ella no lo podía evitar, Samuel siempre había causado esos sentimientos en ella.
— ¿te casarás?— se atrevió a preguntar.
Samuel la enfrentó, se enderezó y tenso la mandíbula.
— Lo haré.— aunque lo decía desde el fondo de su corazón, aún no tenía la seguridad.
❤️🔥
Alía Odiaba cuando su mamá invitaba a las chismosas de sus" amigas"
No podía evitarlo, ella odia a esas mujeres, simplemente no podía evitar pensar cómo su mamá se podía juntar con esas víboras.
Por qué sí eran unas víboras con vestidos muy elegantes y un horrible maquillaje.
¿El matrimonio De Alía será en dos semanas Mía?.— preguntó la víbora número uno.
—Y nada más y nada menos que con Samuel Anderson, el joven promesa más rico de Livor.— La víbora dos soltando su envidia, solo porque no era su espantosa hija.
—Si mi hija se casará con Samuel Anderson, la boda será en dos semanas— Respondió con orgullo Mía Klau, La madre de Alía.
Alía Rodó los ojos al escucharlas.
—Dios tengo tanta envidia.— Respondía una —si antes lo tenías seguido en tu casa, ahora que ser tu familia lo tendrás con más frecuencia.—
—te imaginas ser la suegra de Samuel Anderson.—
Esas mujeres estaban llenas de envidia.
Aunque Alía no lo podía negar, ella misma lo sabía, Samuel era un hombre Muy guapo, alto, musculoso, tenía los pómulos bien definidos, tenía unos ojos azules como el cielo que te hacían suspirar y deleitarte en ellos.
Aunque le desagradaba, no ponía negar que tenía un porte muy elegante y ese cabello negro, más de una vez la tentó a querer acariciar para ver si eran tan suaves como se van a simple vista.
—Mía, no puedo creer tu suerte.— dijo la mujer tomando un sorbo de té. —has conseguido que tu hija se case con Samuel, simplemente son una pareja echa del Cielo.
—Lo mejor de lo mejor.— corroboro la otra serpiente.
—Muchas mujeres afuera se están muriendo de envidia. ¿Sabes cuántas buscan esta oportunidad? ¿Cuántas mujeres vendieron historias, falta de ser las señoras Anderson y cuántas más dijeron llevar en su vientre a sus hijos?—
Sí... eso era lo que se decía en la ciudad y es por lo que estoy recia a casarme con él, no sé cuántas de esas habladurías serían verdad y cuántas serían falsas.
Alía escandalizada se levantó del sofá.
—¿Alía que tienes cariño?
—lo siento mamá se me fue el apetito con permiso.— perfecto tenían que salir hablar de este tema, ahora todas pensaran que soy una mujer que no soporta que hablen mal de su amado. Simplemente perfecto.
Cuando Alía subió a su habitación, pensó mucho, quería escapar, irse lejos, no quería estar con ese hombre.
SAMUEL ANDERSON, Ese maldito hombre era el causante de todos sus problemas.
Jodidos Problemas
—Jodida Vida.— no sabía que más hacer, solo no quería defraudar y causar problemas a su familia.
Nunca podría ser capaz de hacerles esto.
Sentía un nudo en el pecho cada vez que sentía que podía defraudar a sus padres.
Era una joven inteligente, bonita, educada y enfocada a sus proyectos.
A pesar de que sus padres son super ricos, mantienen la humildad que de pequeña se inculcaron.
Las joyas, el dinero, la fama, tenía todo eso sí.
Pero también quería tener un amor real, un amor para toda la vida.
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