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ADÁN

descubierto

Puedo percibir la presencia de esa criatura, no sé cómo exactamente es que puedo hacerlo, es simple para mí, como respirar o estirar el brazo si lo deseó. No se encuentra muy lejos de aquí, pero, ahora me encuentro en clases, no puedo salir siempre que esto pase, al menos por esta vez sería bueno que el ejército haga algo. No soy un héroe, no, no me considero como tal, si hay que matar a alguien para salvar a una gran cantidad de personas no lo dudaría, claro si no hay otra opción.

La vida que ahora llevo es algo ajetreada, pero creo que es buena, me divierto y me siento alegre. Tal vez sea algo raro o poco común, simplemente diría que las circunstancias me han moldeado, uno jamás puede volver a ser él mismo, eso es imposible, y yo ahora mismo soy un ser estúpidamente loco.

Rayos, se acerca donde estoy yo, estas cosas son muy problemáticas, estos soldados no hacen ningún esfuerzo por hacer algo bien.

Está tan cerca que los sonidos de destrucción que hace a su paso han llegado hasta los oídos de mis compañeros de clases, sus rostros lo dicen todo, están totalmente alterados, el terror los devora.

“p..or favor to...todos túmbese al piso y no hagan rui..do"

La voz de la maestra da instrucciones que ya sabíamos de antemano, el pánico la hace tartamudear sin control, seguro piensa que va a morir.

Ni modos, no tengo de otra que tirarme al suelo como otro miedoso más, quiero salir, me muero por ir a golpear a esa cosa, he practicado una serie de métodos nuevos, con ellos estoy seguro de que acabaré en un instante con esa cosa. Además, es lógico que si llegara aquí no podría dejarlo hacer lo que quisiera, tendría que matarlo en frente de todos y eso me creerá un gran problema, ¿pero cómo le hago? Ahora mismo mi cabeza solo está tocando el frío suelo del piso y no se me ocurre una idea coherente o creíble. Solamente puedo escuchar lamentos susurrados a la nada, espera, eso es, gracias compañeros ustedes sí que dan una gran idea cuando es necesario.

“¡¡¡debo salir de aquí, si me quedo voy a morir!!!” digo gritando, quiero que todos piense que estoy aterrado, que he enloquecido por el miedo.

“es..espera no salgas" dice la maestra, no quiere que deje el salón, esta loca si cree que le haré caso.

Estupendo, tuve que hacer de cobarde, pero era la única opción creíble, ahora a lucirme, debo de romperle los huesos a esa cosa, jajaja.

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Liz no se ha creído el cuento de cobardía de Adán, para ella ese chico oculta algo, pero solo puede especular, sin imaginarse la verdad; asi que sale corriendo segundos después de que Adán a salido del salón de clases.

“no salgas" dijo la maestra, pero esto solo fue un susurro que jamás alcanzó sus oídos.

Corre desesperada en busca de él, pero él no esta, ha desaparecido, se esfumó, ella no sabe cómo esto es posible, sólo salió unos segundos después de que el atravesara la puerta de aquel aula de clases, se preguntaba si se había ocultado en alguna parte de la escuela o había huido de la universidad, pero esto por alguna razón no le parecía nada creíble.

¿Seria posible que Adán se hubiera dirigido hacia aquel monstruo? Eso sería exagerado se dijo en sus pensamientos alborotados, entonces ¿donde diablos estaba si no era así? Un grito de sufrimiento resonó en el aire, algo estaba torturando a la bestia que antes causaba desastres, era innegable que aquel sonido, era de dolor, Liz corrió afuera de la universidad, en dirección a donde se encontraba él monstruo, se movió sin pensarlo cómo si fuera impulsada por una fuerza extraña o simplemente era una curiosidad estúpida.

Su corazón latía de la emoción, algo en ella estaba mal, al parecer le atraía el peligro, pero algo en ella exploto, su piel se erizó al ver aquella escena, era magnífico, aquel monstruo era descomunal, pero para su tamaño tenia una gran agilidad, pero esto no era lo que atrajo la vista de la chica, eran los movimientos de aquel sujeto, vestido de negro y con una máscara de metal que cubría todo su rostro, dejando solo a la vista un cabello plateado y unas orejas alargadas como si fuera un elfo de alguna película de fantasía.

Los movimientos de aquel sujeto eran impresionantes, esquivaba los ataques de aquella criatura, era como si estuviera danzando, aquellos movimientos iban acompañados de una risa, unas carcajadas de alegría y placer, parecía una locura pero aquella persona se divertía, Liz que se encontraba escondida detrás de una pared, podía ver aquel tipo, y esto la hizo estremecer, era tan asombroso, jamás creyó sentir ese sentimiento tan extraño, una gran cantidad de dopamina era liberada en su cerebro, y la felicidad era representada con una sonrisa distintiva.

“¡¡¿eso es todo lo que tienes?!!” grito aquél sujeto.

Liz, no dejaba de observar, estaba sin parpadear. Aquel hombre saltó, era como si volara, cuando se encontró a la altura de la cabeza de la criatura flexiono su brazo, y de el salió una larga punta de metal, casi como si su brazo fuera una espada que crecía, la punta de esta se clavo en el cráneo de la bestia sin que ella pudiera hacer un movimiento de reflejo para detenerla, los ojos de Liz se abrieron más, al ver que del cráneo de la criatura salían afiladas puntas de metal, la sangre en peso a escurrir por todo su cráneo.

El monstruo estaba muerto, aquel hombre descendió casi como si fuera una pluma en la brisa, aquel hombre comenzó a caminar apartándose del área de la pelea, Liz, se dio cuenta que parecía que aquel sujeto se dirigía hacia dónde estaba ella, así que decidió caminar rápidamente sin hacer ruido para ocultase detrás de un bote de basura que se encontraba en la calle, estando ahí agachada, se acordó que había salido en busca de Adán, y ahora posiblemente se vería envuelta en problemas por andar de curiosa.

Se escuchaban pasos que se dirigían hacia Liz, ella hacia lo imposible para no hacer ruido, ni siquiera respiraba, aquel sujeto caminaba en la misma calle donde estaba ella, para alejarse del lugar, se quito la mascara de metal brillante y su ropa oscura desapareció como si nunca hubiera existido, junto con su rara apariencia, los sentidos de aquel tipo hicieron que dirigiera su mirada hacia donde estaba el bote de basura, las miradas de ellos dos se toparon.

Aquel tipo era Adán, Liz estaba abobada, aún lo estaba asimilando, y Adán sentía que estaba jodido. una nueva historia se escribía entre ellos.

¡¿estas loca o sufres retraso mental?!

“¿está es tu casa?” me pregunta Liz, su cara de asombro es evidente.

“sí” respondí.

Es lógico que ella este asombrada, ya que mi casa es algo grande, y diseñada con un estilo único, una gran sala, con una televisión de 50 pulgadas, no es muy grande, podría tener una más grande, pero siento que se pierde sentido ver películas en una pantalla más enorme. Mi cocina es de ultima generación, todos los electrodomésticos que tengo lo son, además cuento con varias recamaras, es obvio que estaría impresionada, hasta yo lo estaría si no viviera en esta casa, aunque la verdad me cuesta a la hora de hacer la limpieza.

Que ella este aquí es un descuido mío, la culpa la tiene varios factores, la primera es mi falta de visión con la estúpida máscara, la segunda es que no amplifique los sonidos para escuchar si había alguien alrededor antes de desaparecer mi vestimenta, y la tercera que cuando estoy apunto de obtener mi aspecto habitual mi cuerpo sufre un cambio de unos segundos dónde mis sentidos se alteran evitando que pueda oler, oír, o sentir energía a mi alrededor, es una molestia que debo solucionar.

Sin duda debo de trabajar en esas desventajas para que no presente casos iguales a este o peores, no quisiera ser atacado mientras estoy completamente indefenso, un descuido y seria fatal.

Por no haber practicado una forma de evitar esos factores ahora me encuentro aquí con esta chica de mi clase, me pregunto si aceptara algún soborno para callarla o sería más sencillo desaparcarla, en fin, todo dependerá de lo que ella diga.

Aún continua observando mi casa, es muy curiosa, supongo la curiosidad es buena, yo soy una persona curiosa también, muy, pero muy curiosa.

“dime ¿que es lo que quieres para que no digas nada?” le he preguntado, ya me imagino que pedirá.

“¿puedo pedirte algo a cambió por guardar tu secreto?” pregunta ella, dudo mucho que le cueste elegir algo.

“sí. Ada escúpelo, ¿el dinero te agrada? ¿Cierto? A todas le gusta lo mismo" exclamo, claro que a todos nos gusta el dinero.

“no. No busco dinero" dice Liz, como que no es eso.

“entonces ¿que cosa quieres?” le pregunto, me ha dejado intrigado, ya que a todas las personas les encanta el dinero, eso es innegable.

“bueno, puede sonar raro, pero, ¿podría salir contigo?” dice Liz.

“¿a dónde quieres ir? ¿No te gusta estar conversando aquí?” pregunta ella, se sentirá extraña de estar aquí, pero ella propuso venir a mi casa.

“hablo que los dos seamos novios” exclama Liz.

Aaaah, que ha dicho esta loca, será que esta mal del cerebro, debe de ser una broma, no hay duda quien le pide eso a un extraño, buenos somos de la misma clase, pero jamás he cruzado palabras con ella, sin duda esta demente.

“¡¿estas loca o sufres retraso mental?!" le digo a ella. Ya dicen que las chicas bonitas están tontas, pensé que era solo un estereotipo.

“no. No es así, tú me gustas desde hace tiempo, no tenia una forma adecuada de hablar contigo, y supongo que me daba pena hacerlo, pero, ahora tengo esta oportunidad”

No se si de verdad está loca, aunque el amor te hace tonto, te hace cometer un montón de cosas absurdas y sin el mínimo sentido común.

“entiendo tu punto, pero aunque yo aceptara salir contigo no te aseguro poder enamorarme de ti, ¿estas segura que aún lo quieres?”

Que babosadas estoy diciendo, el solo hecho de salir con esta chica me suena agobiante, me gusta estar sólo, la vida es mejor así.

“si. Yo se que puedo hacer que tengas sentimientos profundos por mí, estoy segura, muy segura" dice Liz.

Esta pero loca la condenada, y yo también al aceptar su petición, estoy pensando si matarla hubiera sido una mejor opción, ya que.

“ok. Pero recuerda, no debes revelar mi identidad a nadie, esto es un secreto que solo nosotros debemos de saber” digo.

“si. Entiendo, jamás lo revelare, lo juro" dice Liz.

Me esta mostrando el pulgar arriba con su sonrisa inocente, pero que persona tan infantil.

Ahora que lo pienso ella me puede ayudar a escapar del salón cuando yo lo desee, podemos hacer algunos planes, creo que no es mala idea tenerla a mi lado, siempre es bueno tener un sebo, una carnada.

“tengo una pregunta” dice Liz.

“¿cuál es esa pregunta?”

“¿cómo es que puedes hacer todos esos movimientos? ¿eres humano? ¿por qué tu cabello era plateado y tenias unas orejas largas? ¿son poderes los que tienes? ¿verdad?” pregunta Liz.

Esa no es una pregunta, ésas son un motón de preguntas, señor ayúdame.

“bueno, si, soy humano, también se podría decir que tengo poderes, pero yo diría que es algo natural que mi cuerpo hace, aunque esto para los demás seria considerado como poderes, es como respirar, oler, o ver. Mi aspecto cambia por que mi sistema circulatorio esta trabajando al máximo, mi corazón bombea más sangre de lo normal y unas células especiales comienza a aparecer haciendo que yo tome esa apariencia algo poco común.

“eso lo explica, pero si eres humano ¿Cómo es que puedes hacer eso?” pregunta Liz.

“bueno, la verdad es que nací humano, pero cosas sucedieron que me obligaron a tener que cambiar, tal vez evolucione, mute, todo para sobrevivir” respondo.

“¿sobrevivir? No entiendo, lo que dices no tiene sentido, para evolucionar se necesitan miles de años, no es de la noche a la mañana” dice Liz.

Creo que no es tonta, algunas veces lo aparenta, creo que si toma atención en las clases.

“eso sucedió por que fui absorbido por una especie de portal hacia un mundo parecido al infierno, ¿quieres que te relate de ello?” respondo ante su pregunta.

“si. Me encantan las historias, hazlo” dice Liz.

“ok.”

Pero que chica tan rara, aún que me agrada un poco.

relato parte 1: una vida de mierda.

Acompañe a Liz hasta la puerta, me despedí de ella, le había relatado mi historia, claro que esta había sido muy resumida y omití las muchas veces que llore.

Sé que ustedes pueden estar deseosos de saber cuál es mi historia detrás de mis increíbles habilidades, pues bien, entonces se los relataré también, pero con ustedes seré honesto.

Asistía en mi primer año de universitario, era un chico normal, eso se podría decir de mí, tenía una novia llamada Sofía, Sofía había sido mi novia desde que estaba en tercero de preparatoria, y yo tenía planes de casarme con ella algún día, la carrera que había escogido era la misma que ella había escogido, no quería apartarme de la persona que amaba, era simple, ella era mi vida, o esa estupidez era lo que creía.

Un día cualquiera, Sofía me dijo que la viera en un café don siempre íbamos, su mensaje decía que necesitaba hablar conmigo de algo importante, yo solo pensé que algo malo le estaba pasando, necesitaba darle todo mi apoyo, había sentido que durante varios días atrás estaba ausente, tal vez ahora me contaría que era lo que le sucedía.

Aún recuerdo el sabor del amargo café de ese día, la mesera preguntando que deseaba elegir del menú, el ruido de los coches, y el viento soplando entre los árboles, mi dedos tocando la taza caliente, y las palabras más hirientes que alguna vez escuche.

“Adán, quiero terminar” me dijo ella sin contemplación o vacilación en su semblante, que perra.

“es broma ¿verdad?” pregunte, no me lo creía la vedad, que chico tan tonto era, lo bueno que e cambiado.

“No, no lo es, tú tal vez no lo entiendes, pero lo nuestro es solo una ilusión” dijo Sofía.

“no. No lo es, nos amamos ¿no es verdad? Mientras que estemos juntos podremos vencer cualquier cosa” dije.

Palabras tontas, no se como pude decir esas tonterías.

“te quiero, pero no es suficiente, apenas y puedes pagarte las colegiaturas, debes dos mes de renta, el trabajo de medio tiempo que tienes apenas te da para comer, ¿crees que podamos tener un futuro así? Yo lo dudo" dijo ella.

Para que negarlo era cierto, estaba totalmente jodido de mi cartera, era un estúpido soñador.

“te amo Sofía, se que no es fácil, demonios, lo se, pero algún día me va a ir mejor, yo lo se, solo te pido que te quedes conmigo hasta entonces, por favor” dije.

Lo dije con lágrimas acariciando mis mejillas, el dolor en mi pecho se hacía constante, un sentimiento que no podía ser medido me invadía, no era tangible, si no ella se hubiera dado cuenta de mi gran dolor, solo mi cuerpo podía reflejarlo con un maldito llanto.

“Lo siento, Adán” dijo Sofía con el semblante de indiferencia ante mi llanto.

Esas palabras fueron las últimas que me dijo, y después caminó lentamente alejándose de mí, y alejando mi felicidad, en ese momento sentí que había perdido lo único que me daba sentido, ahora mismo me da risa, mi yo del pasado era un tonto, pasaron unos días, pensé que Sofía iba a volver a sí que únicamente le di tiempo, pero todo eran absurdos pensamientos míos, ya que la vi besándose con un chico de nuestra misma universidad, también vi cómo los dos se iban en un coche deportivo, al parecer aquel chico era hijo de un empresario o algo así, Sofía se había ido de mí por el dinero, no era otra cosa, se podría decir que solo estaba conmigo porque era bien parecido, pero el dinero vale más que eso, al parecer si es siempre y continuara siéndolo.

Bueno así es la vida, como dije era estúpido, tonto, y un imbécil. No hay duda que el amor vuelve estúpidas a las personas.

Si, si, ya se que no estoy contando la parte donde adquiero poderes o habilidades, esas clases de cosas, pero denme tiempo, es necesario que yo relate esta pendeja parte de mi vida, es muy crucial, si no sería una historia aburrida dónde el protagonista se le da todo fácil, ¿que imbécil escribe algo así? Bueno retomando mi historia, estaba ahora lleno de odio y frustración, Sofía para mi ahora se había vuelta una maldita perra mentirosa, me jure a mi mismo no volver a ser engañado de esa forma, aunque la verdad me la pase mal durante esa época, comencé a hacerme amigo del alcohol, deje la universidad, me despidieron de mi trabajo, me corrieron donde vivía, en fin lo que le sucede a alguien cualquiera en una vida de mierda.

Después de que lo había perdido todo recapacite, me di cuenta que mi vida se estaba hiendo al caño, así que busque un trabajo de tiempo completo mientras un amigo de la universidad me daba posada, no tarde mucho tiempo y junte dinero para rentar un cuarto y vivir nuevamente sólo, y no molestar más a mi amigo.

Todo comenzaba a ir bien, hasta que un día mientras veía televisión, sentado en un sofá viejo, mi cuerpo se desplomó, caí al piso, me había desmayado, cuando desperté me asuste por lo ocurrido pero solo creí que era fatiga por el trabajo, pero este caso volvió a sucederme mientras hacia mis labores en el trabajo, me llevaron rápidamente al hospital, los doctores hicieron pruebas rápidamente y en un par de días después me dieron la noticia, padecía leucemia.

Quede impactado, estaba jodido, mi vida se iba al infierno, me preguntaba que maldita cosa estaba pagando, admito que llore, quien no lo haría, estaba muriendo, me marchitaba lentamente como una rosa cortada, era el fin de Adán.

Pero las cosas aun no terminaban, algo estaba por sucederme, cuando me quite de ese maldito hospital, me dirigí a casa, ya era de noche, no faltaba mucho para que llegara a mi casa, pero una niebla comenzaba a cubrir mi alrededor, de pronto me sumergí en una oscuridad infinita, pensé que se había ido la electricidad, pero no era así, era raro, mis pies no tocaban el suelo, estaba flotando en la oscuridad, mis pensamientos estaban bloqueados, no comprendía que pasaba, ahora una intensa luz aparecía, esta era muy cegadora, tenia que cubrirme los ojos con el brazo derecho, ahora mis pies sintieron la firmeza del suelo y aquella inmensa luz se disipo pero aún había claridad, mis párpados se abrieron y mi mente se quedo abobada tratando de procesar las imágenes que veía.

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