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Un Amor Terminal

Capítulo 1

Julia es una joven carismática y emprendedora. A la edad de 23 años, ya cuenta con su título universitario en finanzas y una especialización en administración de empresas. Claro que su padre, es un prestigioso abogado, que desde qué Julia nació, le brindó todo su apoyo para que volara lo más alto que pudiera. Y también le brindó la oportunidad de hacer sus prácticas en una de las empresas más conocidas de Miami.

Julia siempre fue de carácter libre y sincero, muchos amigos y aventuras. Siempre tuvo presente la imagen de su madre, quien había fallecido muy joven, cuando Julia solo tenía 3 años. Por lo poco que conoció a su madre, y los recuerdos que tenía su padre de su amada esposa, Julia descubrió que había heredado el espíritu bohemio e inquieto de su madre. Quería viajar, disfrutar, reír y explorar todo lo posible de este mundo antes de asentarse. Porque eso también lo tenía presente... lo único que su padre pidió a Julia a cambio de su apoyo incondicional, fue que le permitiera concertar su boda. Ella siempre creyó que eran ideas arcaicas que no podía desterrar de la mente de su padre, sin embargo, una promesa es una promesa. Por lo tanto, vivía su vida al máximo. Exploraba cada día y soñaba con hacer grandes cosas... hasta que la guillotina cayera y tuviera que convertirse en esposa de algún rico influyente.

Sin embargo, Julia no sentía el peso de la exigencia, ya que su padre no la atosigaba con sus planes. Ambos sabían que tenían un trato y que iban a respetarlo.

Esa mañana Julia se dirigió a Johnson & Clides, la empresa en que realizó su pasantía y posteriormente se convirtió en su primer empleo. Es que lo que había comenzado como un favor de papá, había dado sus frutos cuando la empresa descubrió la astucia y la inteligencia que poseía la nueva pasante. Fue ascendida desde asistente, a asesora, y posteriormente a subjefe de división recursos en tan solo 2 años. Sus jefes estaban muy conformes con descubrir que Julia era un diamante en bruto, que había caído milagrosamente en su compañía, antes que alguna otra la descubriera.

Se adentró por las puertas de cristal, caminando con la seguridad de quien sabe su lugar en el mundo. Sus tacones altos de color negro, contrastaban a la perfección con su traje ajustado color manteca. Su paso era seguro y elegante y siempre sonreía a todos los empleados y jefes con igual respeto. Subió al ascensor que la llevaría al sexto piso, donde se encontraba el departamento de recursos. Al descender, saludó a Jacky, su secretaria y recogió su agenda y correspondencia antes de pasar a su oficina. Ella siempre hacía las cosas con el mismo orden y cadencia. Después de dejar su bolso y sus papeles sobre la mesa, salía de la oficina en busca de dos tazas de café. Una para sí misma y la otra para Jacky. A pesar de que su secretaria se ofrecía a llevarle siempre su café, Julia disfrutaba de la rutina y de los pequeños gestos de aprecio que pudiera tener con Jacky, que era una excelente secretaria, además de madre soltera.

-Gracias Julia, eres una santa- le dijo con una sonrisa

- No es nada, Jacky. ¿Tienes alguna novedad relevante o algo que yo seguramente haya olvidado?- preguntó bebiendo el primer sorbo de su taza aún de pie.

-Olvidado no creo, esquivado tal vez...

-¿Qué cosa? Le preguntó con auténtica curiosidad

- Hoy es el almuerzo que solicitó el Dr. Richards desde el lunes- le dijo Jacky observando el gesto de Julia cambiar

- Ay... mi padre. Tiemblo de pensar el porqué pidió una cita tan formal, a través de ti y no con mi celular.

- Quizás porque lo respondes una de cada diez veces...

-No exageres, tampoco es para tanto. Solo me olvido de recargar la batería, o lo dejo en el auto...

- Aja...

- Bueno, ya! Si tengo que salir a almorzar con papi, voy a exprimir esta mañana lo máximo posible así salgo con el mínimo estrés posible- dijo Julia caminando hacia su escritorio

- Tú si puedes, tigresa- la anima con sorna Jacky desde la recepción

Después de desplegar su agenda y contestar los emails más urgentes, más las circulares de la empresa, Julia se dedicó de lleno a comenzar su búsqueda de un nuevo evento que inyectará capital a la empresa. No es que la empresa realmente lo necesitara, pero era responsabilidad de Julia, que constantemente estuviera fluyendo nuevos ingresos que permitan nuevas inversiones y tratos cada vez más jugosos.

Se debatía entre una subasta de arte contemporáneo (conocía un par de galerías que estarían felices de mover su mercancía) y una presentación de Proyectos de empresas emergentes, cuyas creadores estaban deseosos de destacarse como creadores de contenido, de soluciones informáticas e incluso un par de ellos se dedicaban a la ingeniería de vanguardia. En ambos eventos, las ganancias podrían ser bastante grandes, pero requerían una gran organización de su parte y bastante tiempo para revisar hasta el último detalle.

Finalmente, se decidió a presentar a sus jefes ambos proyectos, y que fueran ellos quienes dieran la respuesta final. Imprimió las imágenes de algunas obras y los croquis de algunos proyectos, para ordenarlos y encarpetarlos para dar una impecable presentación. Listo, A partir de las tres, cuando los jefes se reunieran, ya estaría lista su intervención en la junta.

Después de textear a su amiga Caro, que trabajaba a unas cuantas calles de distancia, para decirle que hoy no la llevaría a almorzar, porque ya estaba comprometida con su padre, se dispuso a clasificar datos atrasados en la computadora. El portátil de casa había sufrido un terrible accidente bajo las patas de una gata psicótica, por lo tanto, debía avanzar lo máximo posible desde la oficina. Maldita Gabi y su costumbre de dormir sobre cualquier cosa que no sea su cama. Ahora le tocaría ver si el portátil tenía arreglo o si debería invertir en uno nuevo. A prueba de gatas

De repente la puerta se abre y aparece Jacky con cara de susto

- Julia! son las 12.30

Y entonces cae en cuenta que se colgó con el tiempo y debía llegar al restaurante a ver a su padre en escasos minutos. Recordando su extraña manera de quedar, vuelve a sentir nerviosismo pensando en que querrá hablar con ella...

Capítulo 2

Julia llegó al restaurante con prisas, haciendo resonar sus tacones a cada paso/saltito que daba. No necesitó preguntar por la mesa que había reservado su padre, ya que lo vio sentado cerca de una ventana.

Jonas Bremen, el padre de Julia, era ciertamente un hombre notable a primera vista. Su metro noventa le daba el porte y elegancia que heredó a su única hija. Pero ahí se acababan los parecidos. Julia era castañas clara de ojos celestes como el cielo, y su padre rubio de ojos azules.

La vio entrar a las apuradas y sonrió de inmediato. Amaba a ese terremoto andante que le había tocado por hija. Sentía que debía haber hecho las cosas bien durante su crianza, porque Julia era una perfecta mezcla y contradicción de cualidades. Apasionada con sus creencias, dulce con todos, inquieta por naturaleza, pero responsable y leal a muerte. Admiraba la mujer en que se había convertido, y se sentía un poco culpable por tener que digitar algo tan íntimo como su matrimonio. Pero si algo había aprendido Jonas en sus años de abogacía, era que para proteger algunos tesoros, es necesario disfrazarlos un poco. Hacerlos imperceptibles a los ojos codiciosos...

- Hola papi, no te enojes. Se me pasó muy rápido la mañana y apenas logré desenredarme- dijo Julia besando su mejilla y tomando asiento.

- No importa, Pony. Ya conozco tus mañas, por eso llegué 15 minutos tarde para esperarte- dice con ojos chispeantes Jonas

-¿No crees que ya es hora de abandonar ese apodo, papi?

-Para nada. Para el mundo puedes ser Licenciada Bremen, pero para mí, siempre serás mi pequeño Pony

-Pffff a veces eres inaccesible- se queja Julia en broma, para luego sonreír- ¿ahora me vas a decir por qué tanta formalidad para concertar este almuerzo?-

-Cuanta impaciencia, Pony. Primero pidamos algo para almorzar y para beber y después vamos al meollo de la cuestión. Además, quiero oír como le está yendo a mi princesa con el ogro de Óscar-

-Ok, ok. Tenía que intentarlo. Ya sabes que la curiosidad me mata.-

-Hablando de gatos curiosos, ¿como esta Gaby?

- ¿Qué crees? Esa trastornada me acaba de romper el portátil, esta tarde veré si tiene solución- dice Julia tomándose la cabeza mientras leía el menú

- Es que no está acostumbrada a pasar tanto tiempo sola, deberías haberla dejado en casa...-

- Papá, ¿Por qué no te compras un gato de una vez, o un perro? Ambos sabemos que lo deseas, y sería una compañía genial para tus ratos libres. Podría acompañarte en tus excursiones de pesca o de caza...-

-Ya sabes que no me gusta la idea de dejar a un cachorro que se crie a su suerte. Tendría que entrenarlo y educarlo, y no tengo tiempo para eso todavía. Gaby sería perfecta, ya que está acostumbrada a la casa, la señora Jules sabe cuáles son sus gustos y necesidades y nos llevamos bien- dijo con disimulo Jonas

-Papá, no pienso dejarte a mi gata. Es mía, y además, se acaba de acostumbrar al departamento. Si te la llevo ahora, será traumático para ella.

-Ok, ok. Tenía que intentarlo- me responde con sorna, repitiendo mis palabras.

Cuando el mesero vino hasta la mesa, hicimos nuestro pedido, y mientras aguardábamos la comida, nos servimos un poco de té helado.

- Bueno papi. Estoy esperando, soy toda oídos- dijo Julia posando su rostro sobre sus manos cruzadas

- Todavía no me hablaste nada sobre la empresa, sobre como te trata Óscar y que tal te va en el nuevo piso...-

- En el nuevo piso todo va bien, Óscar es un dolor en el trasero, pero me enseña mucho por eso lo seguiré soportando, la empresa va bien y estoy en pleno desarrollo de mis capacidades. Desplegando todos mis encantos para que me conviertan en una pieza influyente y se den cuenta de que además de humilde, soy indispensable- dijo Julia mientras se largaba a reír.

-No lo dudo, mi Pony es encantador, pero en serio, ¿Óscar te presiona demasiado? Puedo hablar con él, de todas maneras no me está haciendo ningún favor, el favor se lo hice yo a él permitiéndole que te tenga en su compañía...- Jonas se había puesto en modo: PAPÁ SOBREPROTECTOR.

-¡No Papá! Sé perfectamente como manejarlo, ya no soy una niña y todas estas dificultades me añaden experiencia y temple a la hora de negociar. Ningún empresario me tratará con guantes de seda, y si yo me esperara eso, sería lógico que me engatusaran en un dos por tres. Es bueno que me presione, y es bueno que yo misma vaya descubriendo mis límites.- le dijo Julia con seguridad.

-Ok hija. Si tú lo dices, te creo. Pero en cuanto me entere de que te ladra como a sus demás súbditos, se las verá conmigo ese viejo gruñón-

-Jajajjajaa, lo sé papá. Aunque no lo creas, desde los primeros días en que vio mis informes y las incongruencias que detecté antes de la última auditoria, me respeta y siempre consulta conmigo los acuerdos que se renuevan para que le haga ver cualquier trampa oculta en códigos- le dijo Julia sonriendo.

-Me alegro que así sea, no me gustaría tener que partirle la boca a un anciano- dice Jonas mientras se oculta detrás de su vaso de té. Era una de sus cosas favoritas, burlarse de sus amigos y colegas por su edad, ya que él había triunfado en el mundo legal muy joven, al igual que su hija lo estaba haciendo en su campo profesional.

- Bieeeen. ¿Ahora vas a develar el misterio?¿O seguiremos jugando al gato y el ratón?-

-Impaciente como siempre, mi Pony...

-Bien. Me gustaría que este fin de semana me acompañaras a la casa de Bob Richmond. Dará una fiesta celebrando el regreso de Brian desde Francia, y la inauguración de su propia firma en Miami...-

- ¿Eso es todo? Pensé que era algo mucho más serio. Me encantaría volver a ver a Brian, no lo veo desde qué éramos niños, pero espero que siga siendo tan dulce como era en esa época...- Julia se calló de repente al ver el gesto serio de su padre- ¿Pero que pasa Papá? ¿Qué te estás guardando?-

-Bob quiere que Brian contraiga matrimonio antes del comienzo del invierno-

- ¿Y eso que tiene de malo? ¿Brian no está dispuesto?- le preguntó confundida

- Que la novia serás tu

Capítulo 3

-¿Qué? Papá, no puedes largarme ese jarro de agua fría y quedarte callado. Por favor explícame como es posible lo que estás diciendo, y ¿si tú sabías que Brian iba a ser mi esposo, si estuvo en tus planes todo el tiempo, como es que me lo dices recién ahora????- Intentaba mantenerse calmada, era muy consciente del trato que tenían, su padre y ella, pero no podía asumir estos términos sin sentir que había sido engañada.

-Escucha hija. Las cosas no son como las estás imaginando, yo no planeé tu casamiento con Brian. Era uno de los candidatos que tenía en mente, pero de ninguna manera pensé en mantenerte a oscuras con una decisión que involucra el resto de tu vida.Lo que sucede es que su padre, había estado presionandome los últimos meses para que yo le diera el sí, y en nuestra última reunión me planteó que necesitaba que yo le diera el visto bueno. Por nuestra amistad, nuestra sociedad y por todos lo negocios que emprendimos juntos, que yo debía concederle este "favor" sin hacerle preguntas...

Al principio me negué, le recalque que estábamos hablando de mi única hija, y que no pensaba poner el sello a tu casamiento hasta que hablara contigo y estuvieras de acuerdo, pero insistió y me dijo que también estábamos hablando de su hijo mayor, el heredero de sus negocios y que ambos sabíamos que era un gran chico, me amenazó con romper toda relación conmigo si no accedía, tu no lo viste, tenía la cara desencajada y los ojos llenos de lágrimas. Me sentí mal e imaginé, que dada su edad, quizás le han dado un mal diagnóstico médico y quiere agilizar los planes que tiene para que Brian sea feliz...Escucha Pony, no quiero obligarte, quiero que vayas conmigo y veas a Brian, traten de reconectar y Dios quiera que podamos darle una alegría a su padre, ¿Puedes hacer eso por mi?-

Sinceramente me ponía muuuy difícil la intención de permanecer con rostro de piedra. ¡Diablos! era mi padre...él mismo que me ha apoyado y dado lo mejor toda la vida...

-Está bien papá. No me voy a negar a hacer lo que me pides, ni me pondré en contra de lo que quiere Bob. Simplemente, veamos que es lo que pasa, de acuerdo?- sonreí un poco forzada, tenía mucho en que pensar.

- Es todo lo que pido. Te amo y juro que quiero que seas feliz. Estoy seguro que todo saldrá bien- me dijo con los ojos chispeantes

Espero que sí... espero que todo vaya bien, sé que en última instancia, mi padre puede jugar la carta de que tenemos un trato.

Al regresar a la oficina, parecía que mi cerebro estaba bailando una polca. De pasada le pedí a Jacky que me consiguiera café y aspirinas, y volví a enterrarme entre papeles para adelantar los balances de piso, antes de que sea la hora de volver a casa.

Pasadas las 6, mi piso se iba quedando desierto, así que recogí mis cosas y salí rumbo a mi departamento. Todavía necesitaba llevar el portátil al técnico para ver si tenía solución, si no la tenía, tendría que invertir en uno nuevo, no podía seguir manejándome con el celular.

Al cruzar la puerta, Gaby salió corriendo y maullando para venir a mis brazos. Dejé el bolso rápidamente en la mesita de la entrada.

- Espérate un ratito, gata loca, que me llenas la ropa de pelos y luego parezco una mujer mona... ¿comiste tus croquetas, o seguimos con la huelga de hambre?- ah si, Gaby y yo teníamos una relación muy particular.

Después de ponerme ropa cómoda y revisar los platos de Gaby, recogí el portátil y llamé por teléfono al técnico para confirmar que se lo llevaba.

-¿Quieres ir por un paseo, gata loca? Vamos a ver si tus destrozos tienen arreglo- cargué a Gaby en su bolso de paseo, tomé el portátil y las llaves y volví a salir. Por el camino, llamé a Caro por el manos libres.

-Hey niña, ¿que tal el almuerzo con papá?-

-Puff, un poco complicado de explicar, podríamos decir que ni bien ni mal. ¿Qué tal tu día?- le pregunté

-Lo mismo de siempre, sudar, poner morritos, que me reten mucho y tener que hacer un juicio para que me dejen la ropa- Caro era muy ambigua porque le encantaba el papel de perra, en realidad era modelo de catálogo para una cadena de indumentaria deportiva.

- Pobre niña rica, tan sacrificada es tu vida y tu guardarropas tan escaso...- Le digo con sorna

- Oye, para un trabajo de 8 horas, hubiera ido a la universidad y no a la escuela de modelaje. Me explotan y tú eres indiferente a mi desgracia...-

-Seguro. Dime, ¿tienes alguna cita esta noche?-

-Planeada no... pero siempre puedo pescar algo de último momento. ¿Qué tienes en mente?-

- Una copa de vino y una pizza, charla y una gata loca entre nosotras. ¿Qué te parece?- le pregunto

- Me parecía bien hasta la parte de la gata. No me digas que saliste con Gaby en el bolso... ese silencio me indica que sí. Está bien, puedes traerla, pero si me tira algo más de la repisa, tu lo pagas. Tu gata no está loca, es una exterminadora de adornos-

-Y de portátiles-agrego- y antes que me sigas dando caña, ya casi llego al técnico, así que te veo en un rato. Yo llevo el vino- me despedí

Bajé del auto solo con el portátil. Amaba llevar a Gaby a todos lados, pero pelos + artefactos electrónicos no era una buena combinación.

Tarde apenas unos minutos, al día siguiente me llamarían para decirme que resultaba.

De camino a casa de Caro, pasé por una tienda y compre una botella de vino y unos chocolates para Gaby y para mí. Caro no aceptaría chocolate después de pecar con Pizza y vino.

Cuando estaba por llegar, recibí la notificación de un mensaje de un número desconocido.

HOLA JULIA, TANTO TIEMPO. SOY BRIAN RITCHMOND, TU PADRE ME PASÓ TU NÚMERO. QUERIA CERCIORARME DE QUE TE HICIERON UNA INVITACIÓN PARA EL SÁBADO, Y NO QUE TE OBLIGAN A VENIR. SÉ QUE MI PADRE PUEDE SER UN POCO INSISTENTE. ME GUSTARIA VERTE, PERO SOLO SI QUIERES VENIR. SI NO ES EL CASO, NOS VEREMOS EN OTRA OCASIÓN. SALUDOS

Esto se ponía cada vez más raro, pero me pareció tierno que quisiera asegurarse.

HOLA BRIAN. EXACTO, TANTO TIEMPO. ME INVITARON, NO ME OBLIGARON, NO TE PREOCUPES. NE ENCANTARIA VERTE Y PONERNOS AL DIA, HAY QUE FESTEJAR TU REGRESO. TE VEO EL SÁBADO

Bien. Ya había dado mi respuesta coherente y terminado el día formal. Ya estaba en el depto de Caro, así que apagué el teléfono. Era hora de chismosearle todo lo que estaba ocurriendo.

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