Sus manos cubrían su desnudes mientras las lágrimas caían por su perfecto rostro.
¿Te has creído eso del juramento al amor eterno? - Álvaro Zhao miraba con burla y con desprecio a su recientemente esposa, llevaban 1 año de noviazgo y unas horas de casado - Solamente me casé contigo porque tu padre me lo ha rogado en su lecho de muerte, ya que no pude salvarlo le hice el favor además de que el 50% de las acciones de la Empresa Familiar es mía, nada más esperaré las 72 horas y tomaré cada porcentaje de tus acciones, el resto no me importa y nos divorciamos no eres una mujer para mí, es más estar cerca de ti me da asco no sabes todo el sufrimiento de soportar besarte, tú creías que a mí me va a gustar acariciar tu cuerpo mírate, no sirves para nada ni siquiera eres capaz de despertar deseo en mí, ahora vístete ya te he visto desnuda, y lárgate no me molestes porque voy a esperar a alguien que si sabe satisfacer mis necesidades si te valoras no vendrás a esta habitación si no quieres presenciar un hecho que te va a lastimar.
Aimara no pudo contener las lágrimas aunque lo intentaba, el brillo con que había iniciado el día ahora estaba ahogado, como soportar que hace menos de 5 minutos Álvaro la estaba acariciando y una vez que la tuvo desnuda procedió a despreciarla con palabras hirientes, aunque no sabía si estaría preparada para consumar el acto por lo menos lo iba a intentar, pero él la había despreciado cruelmente antes de que ocurra algo más.
- Lárgate que estás esperando - Rugio enojado Álvaro - O si quieres ser participe del acto de amor que tendré con otra mujer enciérrate en el baño.
- ¿Por qué me haces esto? - Pregunto Aimara, pensando que era tan fácil pasar de la felicidad al llanto, su pequeño rostro estaba pálido mientras observaba al hombre sentarse en el sofá con una sonrisa y una mirada despreocupada.
- No estoy obligado a responderte- Fue la respuesta dada por Álvaro mientras encendía un cigarro.
- Por supuesto que estoy en todo el derecho de saber, estamos casados por si no lo recuerdas- Aimara estaba a escasos segundos de perder el control.
- Mejor levanta la dignidad que se te ha perdido y déjame en paz, solamente eres mi esposa de nombre y nada más y todo es por tu fortuna, una fortuna que tú no te mereces en lo absoluto, además grábate esta palabra tú Aimara Feng no significas absolutamente nada para mí.
Aimara ya no estuvo dispuesta a seguir escuchando aquellas palabras hirientes, levantó sus prendas y unos minutos después se encontraba perfectamente vestida, pero con el corazón lastimado, como mujer sentía que no valía la pena, la mujer salió de la habitación, pero antes de cerrar la puerta la voz de Álvaro hizo que detuviera sus pasos.
- Nos veremos en 72 horas en el Registro para anular nuestro matrimonio y pobre de ti si no vas - El hombre tenía el desprecio impregnado en su mirada, las pequeñas manos de Aimara estaban sudando y temblando, mordió su labio inferior cerrando la puerta por detrás de ella al momento de llegar al ascensor se abrazó a ella misma con las lágrimas empapando su vestido.
- Este es nuestro comienzo y nuestro final - Susurró entre sollozos la mujer al momento de salir del hotel el aire fresco la había golpeado logrando que su pequeño cuerpo tiemble, la tela que cubría su cuerpo era demasiado fina, observó la hora dándose cuenta de que faltaba poco para que fuera media noche había encontrado una pequeña plaza sin importar la hora y el peligro que pudiera frecuentarla a ese horario ella se había acomodado, estaba herida, desorientada lo único que quería era que Álvaro viniera a buscarla, pero tal parece que aquello es imposible.
Habían pasado como 2 horas cuando abrió sus ojos más aturdida de lo que se había dormido - Pero que belleza Asiática tenemos aquí- la voz de un hombre erizo y provoco asco en el cuerpo de Aimara que había realizado el intento de reaccionar de manera inmediata, pero el hombre la había dejado prisionera en sus brazos, Aimara sintió el cañón frío de una pistola apuntando directamente a la cabeza de ella - Que mercancía tan rica, a mi jefe le encantará saber que tenemos carne fresca para su colección.
La mujer había quedado paralizada, pero a la vez se encontraba horrorizada parecía ser que ni tenía escapatoria el hombre era extremadamente musculoso - Si cooperas no dolerá - Aimara estaba pálida mientras sentía que su pequeño cuerpo era empujado, su mente al igual que su cuerpo estaba congelada.
Pero entonces algo que la hizo reaccionar ocurrió, las llantas de los vehículos rechinan, tres vehículos de alta gama detuvieron su andar, y del vehículo que se había estacionado en el centro había descendido un hombre vestido completamente de negro, sus ojos avellana y su rostro encantador, presumido y peligroso estremeció el cuerpo del hombre que sostenía a Aimara, entonces 3 segundos después una bala directo a la cabeza del hombre que cayó al suelo de inmediato fue la siguiente acción.
Aimara seguía impactada por lo ocurrido y por la apariencia del misterioso hombre, ella en sus años de escritora nunca había visto un hombre tan exquisito y agradable ante la vista de los demás, poseía una mirada penetrante, su vista viajó de la chica al hombre que yacía muerto devolviéndose nuevamente a la chica, una media sonrisa ladina tiró de sus labios capaces de estremecer a cualquiera, el ambiente se había tornado más peligroso de lo habitual, pero alguien debía de calmar aquel ambiente.
- Gra, gracias- Aimara tenía los labios temblorosos y su voz se escuchaba entrecortada, pero sus palabras no tuvieron respuesta alguna el fascinante chico no le quitaba sus penetrantes ojos avellana de encima.
- No estás en tú habitad conejita, si no te hubiera salvado a estas horas quizás ya estarías cruzando la entrada de la Ciudad - Todo el cuerpo de Aimara convulsionó al escuchar la voz del hombre, tenía la voz de mando y con unas simples palabras dejaba en claro quién era el Líder de aquel Clan, una voz grave y profunda.
- Acabo de agradecer aquello - Aimara se sintió mareada, puesto que el hombre sin que se diera cuenta ya se encontraba a escasos centímetros de ella, entonces pudo observar mejor sus facciones como hechos a mano.
- No es que al Joven Maestro de la Familia Fu se le puede agradecer con un simple gracias - El hombre acarició la frente sudada de Aimara y al momento en que su mano fría entró en contacto con la piel de la mujer, Aimara ahogó un gemido, además de escuchar aquel Apellido prestigioso que muchos relacionan con la Sangre y con la Muerte, pero rogaba en sus adentros que no fuera el Heredero de la Mafia Asiática.
- No sé dé que otra manera pueda agradecerle - Susurró Aimara.
- Aarón Fu, solo recuerda este nombre - con su voz totalmente aterciopelada en ese momento el hombre tomó distancia de ella.
La chica se había quedado aturdida, no obstante aquello solamente había sido por un corto periodo de 3 segundos, puesto que antes de que ella pudiera volver a parpadear un tiroteo se había iniciado en el sitio, rápidamente Aimara había sentido como la protegían, como su pequeño cuerpo se acomodaba a la perfección en los brazos de la persona que la estaba protegiendo, la balacera no había disminuido en lo absoluto es más con cada minuto que pasaba parecía que todo volvía más intenso, la joven no supo ni siquiera entendía aquello que estaba ocurriendo, pero entonces su cuerpo sintió frío los fuertes brazos y el cuerpo que la protegía se había alejado de ella, Aimara se dignó a abrir los ojos al mismo tiempo que el hombre que minutos antes la había salvado empezado a disparar al 2×3 no había margen de error en sus disparos, sus guantes negros cubría la mano que tiraba del gatillo.
— Esto es una mierda - Aimara ya reconocía su voz - Traigan a la chica y limpien esto - Su voz era tan fría, el primer instinto de Aimara al reconocer que era la única chica allí fue la de escapar, pero aquello parecía lejos de sus posibilidades.
— Órdenes del Jefe - Expresó otro hombre vestido completamente de negro, mientras el cañón de la pistola la molestaba a la altura de la costilla.
— Yo prometo que no diré nada - Sus ojos viajaron a la rápida intervención para ocultar lo que allí había ocurrido, números camionetas habían acorralado el lugar.
— No es a mí a quien tienes que convencer, más bien al jefe, pero no te asustes, esto es mínimo a lo que estamos acostumbrados— El hombre apuró sus pasos e hizo que Aimara Apure los suyos al percatarse de la mirada penetrante del hombre sentado en el vehículo.
Aimara se había sentado al lado de Aarón que en ese preciso momento se veía aterrador, sus facciones estaban endurecidas, incluso respirar en aquel vehículo era difícil.
— ¿Que me van a hacer? - Fue la pregunta realizada por la chica allí en ese mismo sitio Aimara no tenía mente para pensar en Álvaro.
— ¿Qué quieres que te hagamos? - Aarón la observo, Aimara se sintió pequeña ante aquella mirada que él estaba dedicándole.
- Quiero volver, quiero estar en China, no quiero estar aquí, prometo no decir nada - Antes de que ella termine de hablar había escuchado que el hombre sentado a su lado había sonreído.
— A mí no me interesa lo que tú hayas visto, un comentario tuyo es de menor importancia que un suspiró mío, entonces que tú hables o no me tiene sin cuidado.
Vaya este chico es muy engreído— había sido el pensamiento de Aimara. — Te he dicho que no te olvides de mi nombre, y eso lo que vas a hacer te he salvado la vida por 2 ocasiones en una misma noche, entonces tendrás que hacer lo que yo te ordene.
— Yo no tengo la culpa de que usted sea un matón y que yo haya estado en el lugar equivocado nada más— Aimara se atrevió a hablar algo que al hombre parecía encantar, sus ojos se habían cerrado, al mismo tiempo que su teléfono celular había sonado.
- ¿Qué ocurre? - Aimara se preguntaba si en todos aquella manera de hablar que él tenía, provocaba escalofríos; sin embargo, unos segundos después el vehículo cayó en un silencio terrorífico, la chica rápidamente se había percatado de que algo andaba mal - Dime el nombre del bastardo que mató a mi padre.
Incluso el vehículo parecía perder velocidad, Aimara tragó saliva, mientras sentía que el demonio encantador que se encontraba a su lado lograría que la tierra ardiera bajo sus pies y con tan solo una orden suya.
— Destruyan todas sus bases, lo único que quiero mañana de ellos son cenizas - Sentenció el hombre, aquella llamada había terminado, pero Aarón había iniciado otra, entre tanto Aimara sentía que ya no tenía en dónde esconder el miedo que el hombre estaba provocando en ella, además de escuchar que su padre había muerto, aquello si fue un recordatorio de la razón de su boda con Álvaro.
— Prepara el Avión privado iré a China en este mismo momento y no me importa que Aerolínea deba cederme el vuelo primero, en 20 minutos llego y en 20 minutos quiero todo listo, de lo contrario haré volar sus cabezas - Aquella llamada termino mientras Aarón había tirado el teléfono en algún lado del vehículo - Dirígete al Aeropuerto ya escuchaste el tiempo.
Por otra parte, Aimara no sabía qué decir, como actuar ya descubrió que el hombre no es alguien con quien podamos jugar.
— Tú te vienes conmigo.— aquello si hizo que la mujer volviera a mirarlo, en aquella mirada avellana solamente había odio - Ya que me dices que eres de China te haré el favor de llevarte allí.
Antes de que la mujer dijera algo, el vehículo detuvo su andar - Otro ataque - Expresó el chófer, Aimara había entrado en pánico, pero las manos frías de Aarón tomando las suyas consiguiendo sacarla del vehículo hizo que entrara en pánico.
— ¿Qué haces? - Preguntó Aimara, pero entonces la fila de guardaespaldas cubriendo las espaldas tanto de ella y del hombre hicieron que ella se sintiera como en esas películas.
— Digan a su jefe que nos veremos en China - Como todo un Líder Aarón se había parado por delante de 3 hombres que apuntaban directamente a la cabeza tanto de ella como en la cabeza de el - Si se atreven a disparar no llegarán con el recado al cobarde que tiene de Líder.
Los ojos de Aimara habían captado a varios francotiradores, sus ojos esmeralda brillaron, el hombre que la sostenía fuertemente de las manos parecía ir un paso por delante que sus enemigos, segundos después Aarón con su porte de Rey inalcanzable, con Aimara a su lado, como la Reina de la Mafia, con un rostro inocente y tímido al lado de un asesino potencial.
Una vez el pequeño inconveniente solucionado, el rodado se había dirigido sin ningún otro problema hasta el Aeropuerto.
El Sol en China era una maravilla, Aimara se había quedado profundamente dormida, el hombre había mantenido reuniones con sus agentes de seguridad e investigaciones.
— ¿Tienen el nombre que les pedí? - E Todos los subordinados ni siquiera tenían las agallas de sostenerle la mirada, nada extendieron la carpeta negra que contenía la información que el hombre encantador y peligroso requería.
Una sonrisa se dibujó en su rostro, sus seguidores no entendían la dimensión del pensamiento y de la manera de actuar que tenía el hombre, su padre fue asesinado y en lugar de quedarse a acompañar a su madre él había venido a cerrar negocios y comenzar con su venganza.
— Muy astuto, pero desafiar a Aarón Fu, tiene un costo y es la cabeza de quien me desafía— los subordinados sentían escalofríos al escuchar aquella tonada en la voz del Jefe, correrá sangre de eso no había ninguna duda.
La mujer se había despertado aturdida - me encantaría seguir teniéndote durmiendo en mi cama, pero hemos llegado - Aimara lo miró se percató de que traía los guantes puestos su mente, rápidamente viajó a como la protegió, y como aquellas manos tiraba del gatillo acabando con la vida de unas 5 personas - Aarón Fu, no lo olvides - el hombre se había vuelto descarado rozando sus labios con los de la mujer y con una sonrisa peligrosa se alejó de ella— Nos volveremos a ver.
La mujer había tomado un taxi, pero su mente estaba inundado de todos los sucesos de anoche en Japón, y del hombre, su actitud Criminal, pero descarado con ella, el taxi se detuvo por delante del Condominio de departamentos en dónde se supone que vivirían con Álvaro y allí estaba el pequeño dolorcito en el pecho, toda la mentira que envolvía su relación, resulta ser que el hombre nunca la quiso, resulta ser que solamente le importaba el dinero que su padre tenía, que efectivamente era mucho mayor que la fortuna de la Familia Zhao.
La puerta del departamento fue abierto, Aimara se sorprendió, era la primera vez que venía aquí, es más, Álvaro le había prohibido que ella viniera alegando que era un regalo de Bodas, vaya regalos de boda que tenía ante sus ojos.
— Asqueroso - Expresó Aimara, pero con cada paso que daba su corazón se destruye aún más, Aimara encontró rastros de amor entre Álvaro y otra mujer, ropas íntimas, preservativos - No tengo nada que hacer aquí - Sentenció la mujer saliendo totalmente del departamento.
Mientras ella caminaba por la acera, un Rolls-Royce también se encontraba a escasos metros de ella, cuando el Cristal se bajó, el apuesto rostro de Aarón Fu se observó, por supuesto, que Aimara no se había percatado de aquello, mientras ella seguía con su camino, el hombre tenía una mirada complicada al observarla.
— ¿A dónde nos dirigimos, señor? - Preguntó el Chofer.
— Zafiro Estudios - Fue la respuesta del hombre, unos segundos después el Vehículo con placa 666, el número del Diablo como lo conocen paso al lado de la mujer llamando la atención de Aimara.
La chica dejó escapar un suspiró— Lo mejor que puedo hacer está entre ir a la casa que era de mis padres o dirigirme a Zafiro Estudios, mente ocupada no extraña a nadie.— Se consoló ella misma.
La noche había caído, Zafiro estudios también se había sumergido en un silencio, lo único que se escuchaba era el tic tac del Reloj, Aimara cerró la Laptop dejando escapar un profundo suspiro, miró por la ventana la luna brillaba, su belleza hizo que la joven se perdiera ante aquella seducción en la que la envolvía - Si tan solo estuvieras aquí Álvaro— bisbiseo Aimara mientras una lágrima traicionara resbalaba por su mejilla, justo en ese momento el celular había sonado, su corazón se saltó algunos latidos y un pequeño brillo de esperanza se vislumbró en aquellos ojos esmeraldas que la mujer poseía.
— ¡Álvaro! - Su saludo fue muy efusivo, no ocultando la emoción de recibir aquella llamada del hombre que ella amaba.
— No te emociones de que no estoy llamándote por gusto, odio escuchar tu quisquillosa voz, me da dolor de cabeza, solamente te llamó para avisarte que mañana mismo vamos a firmar el divorcio, hoy me han informado que todos los bienes que tenías han pasado a mi nombre agradecido con tu padre por cumplir, pobre viejo infeliz se creyó la mentira que le dije, yo la cuidaré tanto o mejor que tú, le había dicho - Se escuchaba la risa burlona de Álvaro - Aimara tu padre cumplió ni bien los documentos de nuestra boda llego en manos de su abogado los bienes pasan a mi nombre, soy el único que puede proceder por el dinero que tienes incluso si nos divorciamos tu padre ya no pudo poner observaciones porque murió, gracias tontita, y no intentes de impugnar el Testamento, porque no sabes quién soy yo.
— Deja que se arrastre a ti mi amor, quiero ver a esa chiquilla de rodillas rogando por unas migajas - la voz de una mujer se escuchó y unos segundos después unos gemidos raros taladra los oídos de Aimara.
— Eres un bastardo Álvaro- Gritó Aimara.
— Un bastardo multimillonario, cuándo quieras dinero ven a rogarme, quizás te dé unos dólares si besas mis pies - la llamada había terminado y Aimara cayó al suelo, los sollozos se escuchan por el pasillo, al mismo tiempo que un hombre vestido completamente de negro transitaba por ahí ya dispuesto a marcharse de su empresa, hasta que escucho los sollozos femeninos, sus ojos oscuros se detuvieron en la puerta de una de las Oficinas.
— Escritores - el hombre se acercó a la puerta y sin dudarlo lo abrió encontrándose con la escena de la mujer llorando desconsoladamente en el suelo.
— ¿Vale la pena? - su voz ronca y profundo sobresaltó a la mujer en el suelo - ¿Tú?. — Aarón había sonreído— El destino nos quiere juntos, no hay duda de eso.
— ¿Usted? - Aimara se había secado torpemente las lágrimas colocando bien sus prendas, mientras se ponía de pie.
— A decir verdad, no pensé volver a encontrarte tan pronto - Aarón sonreía de manera encantadora, pero sin ocultar lo peligroso que era en su mirada oscura.
— Yo - La mujer dudo de las palabras que debía de expresar.
— ¿Qué está ocurriendo contigo? - Aarón cortó en definitiva la distancia entre ellos.
— No es como que seamos muy cercanos para hablar de lo que ocurra conmigo— soltó Aimara.
— Bien, eres la primera mujer que llama la atención de Aarón Fu, estoy a tan solo un estruendo de dedos para saber absolutamente todo de ti, todo - El hombre volvió a recalcar aquellas palabras Mientras lograba que Aimara retrocediera y su espalda entrará en contacto con la superficie de la fría pared.
— ¿Que es lo que quiere? Dudo que con su poder ya no haya averiguado acerca de mí - Aimara, sintió que sus labios temblaban al hablar.
— La mujer que yo escoja para mi igual, debe de contarme por sí misma sus quebrantos, sus fortalezas y sus debilidades, no pienso en mi mujer, como pienso en un enemigo, a mi enemigo lo estudio desde el primer segundo que conozca de su existencia, a mi mujer la respeto así como respeto su privacidad, no por ser poderoso abuso de esa virtud cuando se trata de mi mujer.
— Yo no soy su mujer, y estoy casada. - Expresó Aimara.
— Pues mañana mismo firmas el divorcio y problema resuelto, porque mientras seas la mujer que Aarón Fu escoja para su igual, incluso si la sangre nos llega a unir, seguirás siendo la mujer que Aarón Fu quiera a su lado.
— Eso es perturbador - Aimara se había puesto pálida al escuchar aquellas palabras.
— Es un decir, usted y yo no tenemos ningún parentesco, pero te dejo en claro que tú eres la que yo quiero a mi lado y no me importa de los brazos de quién deba arrancarte.
— Usted es un egoísta, va por ahí eligiendo a mujeres al azar y destruyendo amores verdaderos— Aimara le sostuvo la mirada, pero la primera respuesta que obtuvo fue una media sonrisa que la hizo temblar, ella ha visto innumerables de hombres extremadamente guapos, incluyendo a su marido, pero Aarón era superior a ellos, tenía la fachada de alguien elegante, pero la mirada del típico chico malo.
— Eres la primera mujer que Aarón Fu escoge, y no creo que tu amor sea tan verdadero, hoy es domingo, no deberías de estar trabajando excepto que tengas guardia, pero eres escritora, los domingos no escriben aquí, y, sin embargo, tú estás aquí— Aarón era un Lobo astuto - estás llorando en lugar de estar con el marido compartiendo un hermoso domingo.
— Ya me iba, tenía algo con qué.
— Shhh— los fríos dedos del hombre se posaron por encima de los labios de la mujer - no me mientas, a Aarón no le gustan las mentiras, tenlo en cuenta con los demás detalles que te he dado.
— ¿Para qué? - Preguntó Aimara.
— Te he dicho que recordarás mi nombre, te he dicho que mi mujer es la única que tiene el respeto de privacidad de este criminal, y te dejo en claro que las mentiras no me gustan, no me mientas, nunca lo hagas, y no me preguntes por qué actuó como si tú y yo fuéramos cercanos, pero te dejo en claro que tú y yo seremos más cercanos, seremos padres de pequeños retoños - Aarón había sonreído de una manera espléndida, mientras que la mujercita se había puesto colorada.
— Usted está mal - Expuso Aimara.
— ¿Por qué estás llorando? - Preguntó Aarón.
— No pienso responderle aquella pregunta.
— Bien, que tenga una linda noche - Aarón, así como había llegado, se había marchado. Eran aproximadamente las 10 de la noche cuando Aimara había tomado un taxi llegando a la casa que era de su madre, allí ella había venido en muchas ocasiones para pasar un domingo con su abuela, hasta que su madre murió y posteriormente lo hizo su abuela, la casa seguía teniendo aquella calidez, este era el escondite de ella, y su abuela le había hecho prometer que nadie debía de conocer aquella casa, aunque su padre la conocía respetaba la memoria de su suegra, Aimara agradecía lo bien que se sentía ella en el interior de la misma, esta casa no estaba contaminada de ambición o lujuria.
— Tenemos muchas mujeres que pueden ser tu Esposa, no olvides que debe de pertenecer a la Mafia.
— Con un demonio no quiero una mujer manchada con el pasado de la Mafia.
— Señor, aquí está toda la información del hombre que acabó con su padre, es Álvaro Zhao el dinero ha salido de las cuentas de la esposa con identidad Aimara Feng.
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