Minufer.
Hoy es un hermoso día para salir de paseo, tengo que disfrutar al máximo estos días porque dentro de una semana entro a trabajar en la empresa de mi padre. Siempre quise trabajar y no depender de él.
Desde que mamá falleció, él se dedicó a cuidarme, a darme cariño y es muy protector conmigo. Su empresa es un legado familiar, paso de generación en generación hasta que le tocó el turno a mi padre. Ahora me toca a mí, su única hija por eso es tan sobreprotector en todo sentido.
Estoy en una etapa de mi vida de empoderarme como mujer para no seguir dependiendo de la persona que más amo en el mundo. También para poder tomar mis propias decisiones.
Una decisión que tome fue vivir sola, me costó mucho dejar a papá. Trataba de persuadirme muchas veces, para que no me fuera, pero igual me fui, sino no lo haría nunca. Su chantaje emocional siempre funciona conmigo.
Continúo corriendo hasta llegar a mi departamento, que queda Manhattan CB, Polo Grounds. Es bastante tranquilo este vecindario, su seguridad es lo que más me gusta. Llegó, saludo al portero Lucas que es muy amable y atento, cuando de ayudar se trata. Subo en el ascensor, este edificio tiene 15 pisos, el mío es el 12. Lo decoré lo mejor posible para que sea un hogar lleno de vida, con colores que motiven e inspiren cosas buenas.
Introduzco la llave, ya a dentro paso por un vaso de agua a la cocina está pintada en rosa pálido, en el centro
una mesa con 6 sillas en gris. Con alacena y todo lo necesario para una buena comida. Hay tres habitaciones con baños propios, una biblioteca y una sala con espacio para moverse, los sillones son en marrón claro; una mesa en el centro y por último una alfombra de piel con un imponente ventanal mirando hacia el balcón. Mi habitación es la más grande con paredes pintadas en verde manzana, una cama con respaldo de bronce, una televisión en el frente y un vestidor gigante con mis pertenencias.
Me doy una ducha para descansar el cuerpo. Tengo que ir a visitar a mi padre, pero antes voy a ver a mi mejor amiga Luz de la Fuente. Ella y yo crecimos juntas, somos como hermanas.
Busco que me voy a poner, un jens negro con camisa blanca y unas zapatillas. Algo sencillo pero muy cómodo.
Vuelvo a salir, tomó un taxi que me lleva hasta la cafetería "4 Minutos y medio" en la calle Madison Avenue. Es una zona céntrica por lo que sé escucha los autos que vuelven de sus trabajos, es la hora de los embotellamientos.
Entro al lugar, busco a Luz que está sentada junto a la ventana con su celular en la mano, y el café en la otra. No me ve por estar enfrascada en algo que la hace sonreír.
-Hola Luz ¿cómo estás? - levanta su mirada sonriendo me saluda.
-Hola bien y ¿tú? - es una mujer rubia como de unos 27 años, ojos marrones claros con dientes súper blancos. Es simpática, todo se lo toma con humor.
-Muy bien. ¿Qué ves en tu celular que te tiene muy entretenida? - preguntó, ella sólo se ríe.
-Estoy viendo algo muy interesante - contesta, y por su sonrisa ya sé de qué se trata.
-Haber, déjame adivinar - me pongo modo pensativa con un dedo en la quijada - Se trata de algún hombre que conociste hace poco ¿verdad?
-Bravo adivinaste - no puede evitar su alegría - si es alguien que conocí el fin de semana pasado, ese día que tú no quisiste acompañarme a bailar.
-Está bien. No comiences con tus reproches - su mirada se dulcifica - ¿Se puede saber cómo se llama?
-Se llama Maximiliano, trabaja como gerente en una cadena hotelera - dice más emocionada que nunca.
-Y por lo visto te gusta ¿No es verdad? - sólo mueve la cabeza en afirmación.
Terminamos con la charla y cada una a su casa. Visito a mi padre Christopher en su oficina, aunque no se encuentra en ese momento lo esperó. Pero al ver su tardanza me voy a mi casa.
Al llegar me preparó una cena ligera para acostarme a dormir.
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Hoy es lunes, es el gran día. Estoy muy emocionada por trabajar junto a mi padre. Él es mi ídolo por sacarme a
delante en cada situación estando solo.
Me visto como una ejecutiva; una falda lápiz en negro con camisa blanca, una campera de vestir negra y los
zapatos taco alto. Mi maquillaje es natural y un recogido en mi pelo para parecer seria, y no la hija del jefe. Tomó un café bien cargado antes de salir.
La empresa es en el centro de la ciudad, en la Quinta avenida. Saludo a Emma la secretaria general. En el ascensor hay varias personas que me saludan amablemente, son 20 pisos hasta llegar a la presidencia
de CM (Constructora Michelín). La misma hace negocios de construcción de hoteles, inmuebles, entre otros. Sin embargo, otras sucursales están orientadas a realizar refacciones. Esperan crecer en ese sector.
Voy directo a la oficina principal, Michelle su secretaria me saluda. Golpeó antes de pasar.
-Buenos días ¿Cómo estas papá? - digo con una sonrisa de oreja a oreja. Él se levanta de su silla, me abraza y
besa de una forma tierna la frente.
-Hola princesa, estoy muy bien y feliz de verte ¿Tú cómo has estado? - se nota su felicidad en su rostro. Es un
hombre de 60 años, con canas en su cabello, unas pestañas renegridas, arrugas en el contorno de sus ojos negros y sus labios; es bastante alto dentro de un traje azul marino que lo hace parecer más joven de lo que es.
-Bien papá, yo también estoy feliz por trabajar con vos - contesto mirando esos ojos llenos de ternura y amor.
-Bueno no digo que será fácil, pero espero que sea de tu agrado lo que vayas a hacer con nosotros.
Salimos de su oficina dirigiéndonos a la sala de juntas, me presenta al director general Joseph Johnson, al contador Logan Williams, y a Luke Jones, es quién está a cargo de las licitaciones y arquitecto. Se encargará de decidir cuál es el proyecto que más le conviene a la compañía. Y es con él que voy a estar trabajando. Todos me saludan con un apretón de manos.
Volvemos a su oficina, me hace entrega de una carpeta que será mi primer proyecto. Se trata de hacer
refacciones en el hotel "Chocolate Blanco", el dueño es Brayden Roma. Creo que escuche ese nombre en la televisión.
-Este es tú primer trabajo, Luke te ayudará en lo que necesites. No dudes en consultar cualquier duda ¿sí? Este
empresario es nuevo para nosotros, por lo que te pido mucha compresión también paciencia, esa es tu virtud así que no creo que tengas problemas.
-Sólo espero que no sea un patán arrogante que nada le gusta - lo único que hace es sonreír - ¡Ya! Estaré bien.
-Eres una persona muy buena, lo vas a lograr. El miércoles es la reunión con el señor Brayden Roma, él no va estar, pero si su representante Maximiliano Rocha es con quién van a acodar todo lo que ellos quieran en su hotel. Además, tendrás que ir con Luke para que te oriente - ese nombre ronda en mi cabeza será la misma persona que conoce Luz.
-Sí está bien. Ahora hablo con él ¿Tendré mi propia oficina? - no se esperaba esa pregunta.
-Por supuesto que la tendrás. La que continua de la mía es la tuya, es bastante amplia. Te encantará y la
puedes decorar como más te guste.
-Gracias papá. Te quiero mucho - me levanto y le doy un beso en la mejilla, abrazándolo por unos breves segundo.
Nos despedimos, yo voy a la oficina de Luke para hablar del proyecto del hotel. Es una licitación, que de
concretarse va a dejar muchas ganancias.
Doy unos golpecitos en su puerta, su voz me pide que pase.
-Hola Luke vine a que me des más información sobre el hotel del señor Brayden. Papá me dijo que es un nuevo cliente - no deje ni que contestará mi saludo. Me río para mis adentro por mi imprudencia.
-Hola ¿Cómo te llamas? ¿Perdón, pero no se tu nombre? - es algo raro porque todos saben mi nombre. Frunzo el entrecejo porque su actitud no me agrada.
-Minufer, me llamo - contesto. Él me observa, parece un poco serio. Ya empiezo a notar que no le gusta mi presencia en esta empresa. Tampoco sonríe es muy frío.
-Bueno señorita, Minufer - intenta elaborar su repuesta - trabajaremos en equipo. Déjeme decirle que el señor
Brayden es un poco reacio a trabajar con mujeres, pero no tiene otra opción ¿verdad? - su sinceridad me deja estupefacta.
-Sí, pero ese no es mi problema es de él. Deberá adaptarse porque no voy a dejar que me intimidé - es lo que me sale decir, a Luke le causa gracia lo que digo.
Eso me hace enfurecer más hasta un punto que decido irme sin saludar.
Mi consternación por lo que dijo es mayor, así que decido ir a ver mi oficina para cambiar un poco de humor.
Hablaré con él en el momento que me sienta más calmada, para no tomar represalias con un machista, se me ocurre que a él no le gusta trabajar con el sexo femenino y no al señor Roma.
Es muy agradable la oficina que me cedió mi padre, el color marrón es el que predomina; la mesa con sillas en
negro, el sillón en gris y algunos estantes para colocar lo que quiera. Buscaré un porta retractó para traer con fotos familiar para que adornen mi escritorio.
Tomó asiento, estoy recostada en la silla cuando alguien entra, es Luz seguro viene a saber cómo me está yendo. No puedo decir mucho porque apenas llevo unas horas, además me moleste con el imbécil de Luke y sus dichos.
-Hola ¿Cómo está mi ejecutiva favorita? - indaga con su mejor sonrisa.
-Contenta, ¿Qué haces acá? - le señalo la silla con la mano - Toma asiento, pediré que nos traigan dos cafés ¿Quieres uno?
-Por supuesto que sí. Sin azúcar por favor - ella observa todo a su alrededor. Levantó el teléfono, llamo a mi
secretaria Uma.
- ¿Qué necesita señorita Minufer? - dice\, es muy formal su tono de voz.
-Dos cafés. Uno sin azúcar, por favor.
-De inmediato se los llevo – responde amablemente.
Luz se pasea de un lado hacia el otro, tocando los adornos. Hace una inspección para que nada le pase
desapercibido. Uma entra con una bandeja y los cafés que pedimos, Luz se sienta; le hace una radiografía con la mirada. Ella se pone nerviosa, de inmediato posó mis ojos en Luz, se da cuenta de lo que está provocando. Sé retira, tomamos el café en un breve silencio.
- ¿Qué tal tú nuevo trabajo Minu? - deja la taza en la mesa
-Bastante bien. Sólo tuve una diferencia con un compañero, pero nada serio - no puedo evitar preguntarle por
los nuevos clientes- ¿Conoces a Maximiliano Rocha?
-Sí, es de quién te hable el otro día. ¿Lo recuerdas?
-Claro que lo recuerdo por eso te preguntó ¿Qué sales con él? - su cara es felicidad pura, es lo que me
sorprende.
-No lo sé aún, nos estamos conociendo. Me invito a cenar dos veces nada más. Es una persona muy agradable, él me encanta como hombre.
-Sí se nota por tu cara de alegría - sé remueve en el asiento, sus cachetes están un poco colorados y me causa
gracia su reacción de adolescente principiante.
- ¿Por qué preguntas por él? ¿Lo conoces? - comienza con su interrogarlo de querer saber todo de una sola vez.
-No lo conozco en persona, su nombre me llamo la atención, voy trabajar en el hotel "Chocolate Blanco" de
Brayden Roma. Sólo es curiosidad.
-Ah sí es el hotel de su amigo. Max trabaja ahí.
Nuestra conversación llega al final. Ella se retira, yo sigo hasta después de la hora del almuerzo, ya me encuentro con más predisposición para retomar mi conversación con Luke. Lo busco en una de las 4 oficinas en el mismo piso que el mío, pero ya no está. Consulto con su secretaria Mia para saber su paradero, aunque no sabe dónde se fue solo que tuvo una emergencia que resolver.
Después resolver algunos pendientes me voy a descansar. Llevo la carpeta del proyecto de refacción hotelera para interiorizarme sobre lo que haremos en el mismo. Salgo en busca de un taxi, papá me hace seña que suba a su auto.
- ¿Cómo te fue con Luke? ¿Te explico lo que sé va a hacer en el hotel? - no sé qué contestarle porque no le gustará lo que tengo para decir ese patán.
-Hablamos a medias, se retiró porque tuvo una emergencia - en parte es verdad, prefiero que crea eso antes que se arme un pleito por mi culpa.
Me deja en la puerta de mí edificio, me besa en ambas mejillas y se va. Cocinó mientras escucho música después subo a mi recamara, tomó un baño relajante. Me meto en la cama, enciendo la televisión y leo los papeles que me dio mi padre. En un momento mis parpados se empiezan a cerrar, dejo la carpeta en la mesa de luz fundiéndome en un profundo sueño.
Al día siguiente, ya en la empresa espero por la presencia de Luke. En varias ocasiones lo busqué y no lo encontré. Su secretaria me dijo que no vendría hoy por problemas personales. Sin mucho que hacer estoy de nuevo en mi acogedora casa. Vuelvo a leer los papeles, pero mis dudas aumentan, en vez de reducirse.
Salgo a correr un rato para acomodar mejor mis ideas. Al regresar me ducho para sacarme el sudor, me duermo rezando para que mañana me vaya bien en la reunión.
Ya es miércoles, mi vestimenta es en color azul y blanco. Cuando llego Luke ya está en el hotel. Saludo a todos los que están sentados bebiendo café.
Maximiliano Rocha se presenta antes todos, me da un cálido saludo, también a los demás. Nos sentamos discuten sobre las refacciones que le harán al hotel, yo sólo presto atención, porque mi compañero me prohíbe con su mirada opinar. Observo que tiene las paredes opacas, la pintura se cae por la humedad, aunque todos los muebles están en buen estado.
Termina la reunión quedamos en acuerdo que el señor Roma va a elegir el color para las paredes a pintar, entre otras cosas. Luke se va sin despedirse al menos de mí, no me da tiempo a conversar con él. Es más, creo que mi presencia le molesta, y lo hace saber con su silencio.
Vuelvo a la empresa antes de salir del ascensor, me estampillo con una persona que no sé quién es. Es alto, ojos verdes esmeraldas, sus músculos sobre salen de su camisa con una sonrisa más que arrogante. Me da su mano para levantarme, sacudo mi ropa e intenta hablar conmigo.
-Soy Brayden Roma - y estira su mano.
-Minufer - estrecho su mano y me voy.
Brayden.
Desde niño crecí bajo la atenta mirada de una niñera. A mis padres los veía una vez a la semana sino estaban
muy ocupados. Mi única compañía era mi abuelo Gerónimo, me encantaba quedarme en su casa para escuchar sus historias. A ellos le daba igual sí yo estaba en casa o la de él.
Incluso hasta navidad pase en la modesta casa de Amanda, la encargada de cuidarme. La consideró mucho más que una simple sirvienta, diría que es como la madre que no tuve. Ni hablar de mí poco cariñoso padre.
Así he vivido mi niñez y parte de mi adolescencia, sufriendo por la falta de cariño que ellos no proporcionaban, el cual delegaban en una persona ajena a mí. Pero más humana que cualquiera en el
planeta tierra.
Hoy se puede decir que mí independencia me ha costado horrores sostenerla, trabajando lejos de mi
"querido" padre. Cuando cumplí los 18, él quería que yo lo sustituyera en la empresa, pero eso no era lo que deseaba. Me opuse a su decisión dejándome sin un centavo porque no cedí a su capricho. Ser el presidente de C.A.R.Z. (compañía automovilística Roma-Zaragoza) no estaba en mis planes. Con el apoyo de mí abuelo estudie en la universidad de Oxford, la carrera de Economía y Gestión, lo que me sirvió después para crear mi propia empresa. Fue algo que a papá lo enfureció, aunque sus fundamentos no eran válidos para no
hacerlo.
Cree una cadena hotelera llamada "Chocolate Blanco", que con el tiempo fuimos brindando asesoramiento
en lo que se refiere al turismo. El gerente a cargo de todo es Maximiliano Rocha, mi mejor amigo que conocí gracias a la universidad.
El problema en este momento es la estafa que sufrí por el contador, que resultó ser un estafador profesional. Se llevó todo el dinero, lo que nos hizo buscar un préstamo en el banco para pagar a los empleados. Las ganancias disminuyeron considerablemente que prácticamente estamos en la quiebra.
Lo único que pasa por mi cabeza es "que voy a hacer" con esta situación.
Salgo de mi departamento a correr para pensar con más tranquilidad respeto a lo que está pasando con mi empresa. Llegó y ya se siente el olor a comida. Es Amanda preparando salsa con fideos caseros, yo y ella somos los únicos habitantes en esta casa. La traje a vivir conmigo porque no tiene a nadie más que yo, y que mejor manera de retribuirle su cariño por mí, que tenerla para que no esté sola. Ella nunca me dejaba solo.
Entro, se escuchan ruidos de platos, voy directo a la cocina y ya tiene lista la mesa. Intento escabullirme para
meter un pedazo de pan en la salsa, pero Ame es más rápida así que me quedo con las ganas.
-Solo falta el fideo para servir la comida - dice sonriente.
-Está bien. Me voy a dar un baño y vuelvo - y subo las escaleras.
Después de un relajante baño, me siento en la punta de la mesa. Amanda trae dos platos humeantes parecen
deliciosos sólo por el olor que despiden. El departamento es más que amplio, dos recamaras con baño propio, una cocina en el centro una mesa con 6 sillas, una sala con sillones en color gris, una alfombra debajo de la mesa, la biblioteca que está en el mismo lugar que el estudio, y, por último, un gimnasio.
Cuando terminamos de cenar, me dirijo a mí recámara para cambiarme e ir a la reunión con el señor Marc Michelin, Max me dijo que es un empresario importante que se dedica a la construcción. Necesito refaccionar uno de los hoteles para ponerlo de nuevo en funcionamiento, lo que no sé cuánto me va a costar, ya que no contamos con mucho capital para invertir. Cuando recuerdo a ese imbécil que nos estafo me pongo de muy mal humor.
Bajo al estacionamiento, busco mí auto un Ferrari 2020 azul marino, me encanta el sonido que produce al encenderlo. Salgo a la autopista, demoró como unos 25 minutos en llegar a destino, estacionó e ingreso al restaurante "San Jorge". Tomó asiento en la mesa reservada, todavía no han llegado los anfitriones. En unos breves segundos llega Max, me saluda y se sienta a la par mía. Ya comenzaba a impacientarme al ver que no llegaban los de la constructora.
Paso media hora hasta que llegan. Se disculpan por la tardanza, se hacen las presentaciones correspondientes, pero el señor Michelin no está entre los presentes.
Conversamos del trabajo que realizan como empresa. El sujeto llamado Luke, me hace entrega de una carpeta con información, lo primero que veo es el presupuesto que voy a gastar en este hotel, es mucho dinero para lo que pensaba. No me queda de otra, me tengo que arriesgar para salir a flote.
Antes de que se vayan, uno habla dándome un recado del señor Michelin.
-El señor Christopher Michelin me pidió que le dijera que lo espera el día miércoles en su oficina – da el recado
y no sé porque quiere hablar conmigo.
- ¿De qué quiere hablar conmigo? Pensé que está reunión era suficiente.
-No lo sé. Yo sólo cumplo con lo que me pidieron que diga - contesta un poco molesto.
-Está bien, ahí estaré el miércoles. Gracias por venir - le doy la mano para despedirlos.
Cuál será el asunto que quiere hablar conmigo el señor Michelin. Quedo intrigado por un buen rato. Vuelvo a
casa, ya comienza a oscurecer por lo que me duermo temprano.
Tenía un viaje que realizar pero que se canceló a último momento está mañana.
Desayuno antes de salir porque no me gusta el café de la oficina, prefiero el de Amanda, que está hecho por sus propias manos. El trayecto que hago hasta el hotel es corto. En mi cabeza pasan miles de preguntas, pero lo que más me preocupa es sino puedo resolver esta situación tendré que pedirle ayuda a mi abuelo o darme a la quiebra. Es algo sumamente triste, sin embargo, no tengo otra opción.
Alguien llama en la puerta, por su gentileza al tocar sé que es Maxi.
-Sí, adelante - digo. Él entra con su ejemplar sonrisa de que no pasa nada.
-Buenos día – dice -, el miércoles voy a reunirme con las personas de la constructora para ver qué es lo que van a hacer, y que no. Ósea mañana; ¿Qué no tenías un viaje hoy?
-Sé suspendió a última hora ¿Por qué? – contestó y preguntó.
-Solo preguntaba. Vamos por un café, yo invito ¿Quieres?
-No me viene mal para despejar la cabeza.
Yo me levanto en dirección a la puerta, él me sigue. Nos vamos a una cafetería no muy lejos del hotel, que se
llama "Un café para dos", entramos buscando nuestra mesa habitual junto a la ventana. La camarera nos toma el pedido y se va. Maxi saca su celular, lo único que hace es mirar la pantalla, cosa que me fastidia porque para eso me quedaba firmando papeles en la oficina.
- ¿Con quién estás charlando? - levanta su mirada viendo mi cara de enojo.
-Con una amiga ¿Por qué?
-Porque si no me voy. Vinimos a tomar un café, los dos, no yo solo. No sé si recuerdas tú invitación - sus ojos
parecen dos huevos fritos por mi actitud.
-Sí está bien no es para tanto, ¿No crees?
-También lo creo, pero me fastidia que estés metido en tú conversación. Eso es lo que me molesta, lo sabes ¿Verdad?
Mueve su cabeza en señal de afirmación. Nos traen los cafés, ahora se hace presente el silencio.
- ¿Por qué estás tan molesto? ¿Qué te irrita? Porque sé que no es mi conversación en el celular - sabe que eso no es.
-Todos los problemas que tenemos. Es lo que ocupa mi cabeza en este momento.
-Bueno, pero no puedes tomarte todo tan personal, si bien los problemas existen ya vamos a salir adelante. No te agobies tanto.
-No es tan fácil. Sólo pienso como resolver está desesperante situación. No sé en qué más ocuparme, de hecho, no tengo nada para hacer.
-Vamos de fiesta, el viernes ¿Te animas? - no creo que sea mi solución, pero es buena la idea.
-Me gusta tú idea - mí ánimo va mejorando - ¿Quién es tú nueva amiga? - su sonrisa lo dice todo. Creo que le
gusta su nueva compañía.
-Se llama Luz, no la conoces, pero es muy simpática y bonita.
Y con eso lo dice todo. Después de terminar regresamos al hotel. Yo continúo trabajando en los nuevos contractos para este mes. Recibo una llamada, el número que aparece en la pantalla no figura agendado, lo que espero es que no sea el gerente del banco. Cosa que no creo porque Max me hubiera avisado de algún inconveniente. Descuelgo la llamada para contestar:
-Hola - respondo un poco desconcertado.
-Hola, habló ¿Con el señor Brayden Roma? - pregunta el hombre del otro lado.
-Sí, soy yo usted ¿Quién es?
-Soy Christopher Michelin, no se sí Luke le dio mi mensaje ¿sí? - ahora si entiendo todo, pero porque querrá hablar conmigo este hombre.
-Me dijo que usted quiere hablar conmigo ¿Eso es verdad? - escucho atentamente lo que tiene para decir al
respeto.
-Es verdad - respira porque le cuesta hablar -, tengo una propuesta que hacerle señor Roma.
- ¿De qué se trata?
-Es mejor que me visite en mí oficina mañana. Es un tema que no se puede tratar por teléfono. Lo espero antes del mediodía, por favor, venga le aseguró que no se va a arrepentir - ¿Cuál será su propuesta? Sus palabras me dejan sin repuesta.
-Está bien, ahí estaré mañana. ¡Que tenga buen día señor Michelin! - cuelgo, más desconcertado que un pájaro que está aprendiendo a volar.
Me quedo pensando en esa llamada rara del señor Michelin. Es algo que me da escalofríos, presiento que esto no va a ser algo bueno.
Antes de retirarme a mí dulce hogar, paso por la oficina de Max, al ver que no se encuentra me voy. Me despido de Laura, nuestra secretaria yendo al estacionamiento en busca de mi auto.
Ya estoy en casa cuando Maxi llega con una pizza y un par de cervezas. Toma asiento en el sillón, enciende la tele para entonces ya comenzó el partido del Inter de Miami, el campeonato de la MLS. Es fanático del fútbol, no recuerdo la cantidad de veces que me llevo a verlos jugar. Había olvidado por completo este evento tan particular para él.
-Dime ¿Quién va a ganar? - sus cejas se empiezan a ceñir pasando a una media sonrisa.
-Cómo preguntas eso. ¡Cuando sabes cuál es mi equipo favorito! – exclama y mi diversión por su enojo puede más - Además va a ganar el mejor.
-Sí, sí, si, como tú digas.
Llevo la pizza para calentarla en el microondas. Vuelvo y mi amigo tiene los ojos pegados en la televisión. Si no
hacen un gol pronto le va a dar un ataque al corazón por como grita. Voy al baño cuando escucho un grito de Maxi <NO PUEDE SER COMO SE PERDIERON ESE GOLLL>, recalcando la "L". Eso afirma mi teoría sobre este partido.
Después dos horas de partido, el resultado no fue para ninguno de los dos, él se va un poco triste porque su
equipo no ganó como quería. Le doy un apretón de mano, una palmadita en la espalda antes que se va. Ya era hora. Hay que descansar para recargar energías. Subo a la habitación, lleno la bañera con agua, metiéndome relajando los músculos de todo el cuerpo. Hoy fue un día con mucha tensión, necesitaba algo que me ayude a dormir.
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Al día siguiente, antes de bajar me visto en un traje gris para la reunión del señor Michelin, Maxi me llama para saber mi paradero como el dueño que soy.
-Hola Maxi ¿Cómo estás? - pregunto, ya se encuentra más contento, que ayer.
-Hola, bien ¿Y vos? ¿Vas a venir para la junta con el arquitecto?
-No encárgate tú. Yo tengo una reunión con el señor Christopher Michelin - ni sé que es, si una reunión o una
junta, solo quiero que sea de negocios.
-Ok. ¿Para qué te reúnes con él? - no puede evitar su curiosidad.
-No lo sé, solo me dijo que lo visite hoy - cuando me entere de que se trata, se lo contare. Por el momento no
voy a decir nada.
-Está bien. Te veo después - y cuelga.
Termino con mi vestuario. Amanda ya me espera con su delicioso café. Lo tomó con tranquilidad porque tengo tiempo de sobra para llegar a destino.
Media hora antes de lo pautado con Michelín, salgo para su empresa, que va a ser el punto de encuentro. Aún no logro entender cuál será su propuesta. Divago entre miles de posibilidades de está junta, para mí un poco preocupante, pero para él algo serio.
Llegó con el tiempo justo, en la entrada la secretaria me dice que suba al último piso, el guardia de seguridad
me coloca un broche con un cartel de "visita". Como si no supiera cual es mí lugar en este sitio. Me presento ante otra secretaria, muy bonita con sonrisa picarona, que le avisa a su jefe. Ella pide que pase.
Antes de entrar, tocó la puerta, cuando escucho "pase" ingreso. Está sentado en su silla con la cabeza
para tras, es un hombre canoso de unos 55 a 65 años, es lo que cálculo yo. Sé para, me estira su mano y tiene una modesta sonrisa.
-Hola señor Roma ¿Cómo está? - ojalá sea breve con lo que tiene que decir.
-Hola señor Michelín - uso la misma formalidad que él - muy bien por suerte. Usted ¿Cómo se encuentra?
-Todo bien - contesta - seré lo más breve posible, también le explicaré con mucha claridad mi oferta. Es lo
siguiente se trata de mi preciada hija - esto se pone muy interesante -, a lo que quiero llegar es a "un contrato matrimonial". Quiero que usted se casé con mi hija, pero primero tendrá que seducirla, como todo caballero que es, - yo trago saliva - a cambio yo le daré el dinero para que pagué sus deudas. ¿Entiende lo que digo?
-Usted me está ofreciendo a su hija - mis ojos están puesto en él - a cambio de pagar mi deuda. ¿Cuál es el motivo para hacer esto? Usted no me conoce para pedirme semejante barbaridad, además su hija sabe de lo que usted ¿Me propone?
-Es verdad no lo conozco lo suficiente como para semejante sacrificio. Mi hija no sabe nada de esto, es
más, encarecidamente le pido que no hable de este tema con nadie. Sus deudas no se van a pagar sola. El motivo no lo tiene que saber hasta que haya aceptado.
La frialdad con la que se expresa es desgarradora. Que le hace pensar que voy a aceptar.
-La verdad que no sé qué decir - su cuerpo está sobre el escritorio - ¿Y sí no quiero?
-Sufrirá las consecuencias - vuelve a levantarse -. Si decide aceptar debe casarse con ella. Tiene 24 horas para
responder.
Salgo sin palabras, este hombre quiere que acepte como sea. Espero el ascensor, por estar distraído chocó a una hermosa señorita, le doy la mano para levantarla. Se sacude la ropa molesta.
-Hola soy Brayden Roma - digo con mi mano hacia ella.
-Minufer.
Que nombre extraño. Nunca lo escuche.
Subo a mi coche rumbo a ver a Maxi. Tengo mucho que pensar.
Brayden.
Ya me encuentro en el hotel, no pude pegar un ojo en toda la noche por esa propuesta. Evalúe todas las posibilidades de escapar de esta situación, pero ninguna me favorece. También pensé en aceptar, no creo que esa chica se enamoré de mí, por más seductor que parezca.
No es mí virtud enamorarme del sexo femenino. Nunca tuve novia, tampoco me esforzaba por seducirlas, solas llegaban a mi cama. El amor creo que es algo que se manifiesta, yo esas cosas como regalar flores o bombones, nunca las lleve a cabo. Solo paso una noche con alguna de ellas nada más.
Nunca me impresionó una mujer. Estuve tan centrado en mi negocio que el amor no se encontraba en mis planes. Mi corazón así está mejor.
Medite muy bien lo que le voy a contestar al señor Michelin. Aunque no sé cómo es su hija. Creo que iré al
infierno, no tan solo yo, por éste macabro plan. Sí algún día ella se entera de esto ojalá pueda perdonarme porque ni en mis sueños perdonaría por algo semejante.
Después de darle tantas vueltas a esta situación, ya tengo mí decisión final. Ojalá dios tenga piedad de esta humilde alma, que intenta rescatar lo que tanto esfuerzo le costó conseguir. ¿A qué precio? El de seducir a una joven, que ruego que no sé enamoré de éste hombre sin remordimiento por lo que hace.
Busco entre mis contactos al señor Christopher para llamarlo. Él responde al instante:
-Buenos días señor Michelin - digo.
-Buenos días Brayden ¿Cómo te encuentras? - pregunta, si supiera la noche que tuve por su culpa se ahorraría
muchas de su estúpida pregunta.
-Bien y ¿Usted? - quiero parecer normal para lo que tengo que decir - Ya tengo una respuesta a su ofrecimiento.
-Está bien, te espero está noche en mi casa. Voy a dar una fiesta por mi cumpleaños.
-Ok lo veo en su casa. Páseme su dirección por mensaje.
-Le pediré a mi secretaria que se lo mandé. Puede llevar a Maximiliano, su amigo - se hace un silencio breve -,
espero que no me decepcione con su respuesta. Nos vemos en la fiesta, Brayden Roma.
Este hombre empieza a caerme mal, su cinismo me pone de un humor de perros. Ojalá Max quiera ir conmigo, porque no tengo ganas de fumarme solo esa fiesta.
Después paso a la oficina de Max para saber cuál es su respuesta a mí invitación.
Entro sin golpear la puerta, él se encuentra sentado en su silla sujetando el celular en su oído. Habla
alegremente con alguien. No se da cuenta que yo espero a que termine para hablarle. Cuelga y gira encontrándome de frente.
- ¿Qué haces ahí parado? - pregunta con una sonrisa más que satisfactoria.
-Esperaba a que te desocupará para hablarte. Por tú sonrisa era ella ¿Verdad?
-Sí ¿Por qué?
-Por nada. Solo vine a invitarte a una fiesta en casa del señor Christopher Michelin ¿Quieres ir?
-Si voy, pero ya me invito otra persona. Igual voy a ir contigo porque a ella la veré en la fiesta.
-Me queda más que claro. ¿Qué ya son pareja? - él esperaba que no dijera nada al respeto.
-Aún no formalizamos, pero lo haremos pronto - su cara es pura felicidad.
-Como quieras. Pasa por mí a las 22:00 hs. Hasta la noche.
Salgo para volver a casa, me encuentro muy agotado sobre todo para pensar así decido retirarme. Voy por la carretera con la música a todo volumen, es una canción de Adele. Me relajo hasta que estoy en mi residencia. Abro la puerta y veo que una mujer se acerca casi diría que corriendo. Intento dar un paso para subir al ascensor, y alguien me jala del brazo; doy media vuelta encontrándome con un rostro conocido. Ella toma
aire para poder hablar.
- ¿Tú quién eres? - cuestiono\, también me esfuerzo por recordar su cara.
- ¿No me recuerdas? - sí la recordaría no lo preguntaría - soy Florencia Machado.
-Ahora sí. ¿Qué haces aquí? ¿No vives en Inglaterra? - creo que eso sonó mal, me exprese terriblemente mal.
-Sí, pero estoy aquí de paseo. Tú madre fue a verme la semana pasada y me dio tu dirección para hablar con vos ¿Te molesta?
-No para nada. Es la impresión del momento, no esperaba a nadie, mucho menos a ti - la note un poco nerviosa -. Sube a tomar un café conmigo - digo.
-Gracias - dice.
Tomamos el ascensor en un incómodo silencio. Estoy convencido que está no es una típica visita de cortesía, tiene algo que decirme o la mando mi madre en busca de alguna información importante para ella. Florencia es una vieja amiga del colegio, incluso fuimos a la misma universidad; las cosas empezaron a cambiar cuando yo salí una noche con su amiga. Solo fue una noche, ella se puso celosa por mi comportamiento y aclare
sus dudas. Herí sus sentimientos al descubrir que yo no sentía nada por ella, en cambio ella estaba completamente enamorada de mí, que no me di cuenta. Y en una noche de borrachera tuvimos relaciones, no fue una, fueron varias veces.
Después Flor sé marchó porque su padre enfermo, no la volví a ver. Hasta hoy. Es muy extraño su regreso.
Estamos sentado frente a frente en la mesa de la cocina cada uno un café en la mano. Necesito saber qué es lo que hace aquí, compongo la garganta para cortar el silencio que empieza a molestarme.
-Flor cuéntame ¿A qué te dedicas? - ella observa el humo que sale de la taza.
-Soy dueña y trabajo en la empresa de mi padre. Él falleció poco tiempo después que me fui de Estados Unidos, tuve que hacerme cargo sin entender nada.
-Lo siento, no sabía que ya había muerto - empiezo a odiar está conversación, también a mi madre, - ¿Hasta cuándo te quedas en la ciudad?
-Hasta que resuelva algo que tengo que decirte - ya sabía que esto no es una visita de pura coincidencia - es muy importante lo que te tengo que decir.
- ¿De qué se trata? - los nervios la consumen por dentro lo puedo ver\, porque ni me mira cuando habla.
-Esto no lo tenía en mis planes, te juro por mi vida que no lo sabía cuándo me fui por la enfermedad de papá. Me enteré en Inglaterra, pero ya era tarde para volver y contarte.
- ¿De qué hablas? No estoy entendiendo lo que dices\, explícate mejor - rasco mi cabeza señal que esto\, lo
que sea que es, empieza a superarme.
-Quede embarazada y hoy tengo un hijo tuyo y mío - lo que dice me deja en shock.
Esto no puede estar pasando murmuro en mi cabeza, que no logra articular palabra mucho menos pensar con claridad. Todo esto debería ser un aterrador sueño del cual no puedo despertar, pero no
lo es, cuando veo llorar a Florencia.
-Si es una broma te juro que es de muy mal gusto - el nudo en mi garganta es muy grande por lo que no me puedo relajar, - ¿En qué momento sucedió todo esto?
-Lo supe a los tres meses de embarazo. Yo tampoco lo podía creer, pensé en volver para decírtelo. Pero mi
padre estaba en un estado crítico así que decidí seguir sola.
Que conveniente después de cincos años viene a contarlo como si no pasará nada. Que fastidio, tengo muchos problemas y ahora se suma uno más. Bien hecho Brayden, pensabas que tú vida mejoraría ya no lo es posible.
Ella remueve en su silla, toma su bolso para retirarse, pero antes dice algo:
-Te lo dije porque no es justo seguir con una mentira, ni mucho menos que Aron siga creyendo que su padre está muerto. También para que tú decidas si quieres tener contacto con él o no. Me voy para que pienses lo que vas a hacer al respeto.
Sé va y yo quedo nadando en un mar de angustia por mi propia irresponsabilidad. Sigo sentado pensando que va a pasar. Busco en el despacho una botella de whisky, tomó varias copas procesando la información hasta que recuerdo la maldita fiesta de Christopher Michelín.
Ya me encuentro mareado intentando subir las escaleras, la cabeza me da vueltas tirándome en la cama. Duermo casi una hora, despierto y me dan pequeñas puntadas en mi cabeza que parece que va explotar. Entro a ducharme, miró la hora faltando como tres horas para esa tediosa fiesta.
Voy a la cocina por una taza de café y unos analgésicos que calmen el dolor. Amanda por lo visto no volvió, necesito hablar sobre éste tema con ella, que me dé un consejo.
No quería hijos resulta que ahora tengo uno, que ni conozco además piensa que estoy muerto. Porque su madre no tuvo mejor idea que ocultarlo. El café no me relaja me altera más, sin embargo, tengo que ir a vender mi cabeza para salvar mi empresa y reputación.
Llevo puesto un traje negro, estoy haciendo el nudo de mi corbata y escucho que alguien sube por las escaleras. Sé que es Max.
- ¿Ya estás listo? - indaga mirándome las enormes ojeras que tengo - ¿Por qué tienes esa cara?
-Es la única que tengo – contestó irónicamente.
-Eso ya lo sé - y se encuentra cerca de mí - me refiero que tienes cara de cansado ¿Sucede algo?
-Algo sucedió ya te contare en otro momento - su cara sé transforma en preocupación - no es malo. Eso creo.
-Bueno. Hoy nos vamos a divertir. Luz tiene una amiga, así que vamos a estar los cuatros juntos - su emoción no sé si se debe a la fiesta o a su futura novia. Creo que es la segunda opción.
La casa del señor Michelín es una quinta en las afueras de la ciudad. Es un lugar muy extravagante con muchas plantas de jardín en la entrada, un camino largo de piedras, ni que hablar de la casa. Su lujo es algo que nunca vi como arañas colgando del techo en dorado, creo que son de oro. Un muchacho nos recibe en la entrada, luego aparece el señor Christopher.
- ¡Bienvenidos muchachos! - nos da un apretón de mano - Vamos adentro por unas copas.
Nosotros lo seguimos, la música es bastante alta que nos deja un poco sordo. Por su insistencia de tomar algo
olvide saludarlo por su cumpleaños.
-Señor feliz cumpleaños - digo, él contagia con su alegría.
-Dime Christopher, muchas gracias. Espero que se diviertan pueden pedir lo que quieran. En seguida vuelvo - sé retira a saludar a otros invitados.
Está mansión es muy hermosa. Nos encontramos en la parte trasera, el césped le da un toque natural que contrasta con las luces artificiales. Un mozo llega a nuestra mesa.
-Señores ¿Qué van a tomar? - pregunta.
-Yo un whisky con hielo, por favor - pide Max.
-Yo también. Pero que sea doble - asiente con su cabeza retirándose a la barra por nuestros pedidos. Otro coloca en la mesa el plato de entrada, pero no tengo hambre, Florencia y su confesión terminaron con mi poco apetito.
Max se va al baño o en busca de su "amiga", lo cierto es que lo noté ansioso por llegar a la fiesta.
Él regresa trayendo a su amiga de la mano detrás de ellos viene una mujer en un vestido plateado con un escote más que profundo a la altura de sus pechos, su pelo suelto, es muy bonita. Su cara se me hace conocida, pero no logró saber de dónde. Cuando termino mis pensamientos ya están al lado de la mesa.
-Brayden - creo que Max se encuentra nervioso - ella es Luz - la señala con la mano.
-Mucho gusto - extendí mi mano para saludar.
-Ella es Minufer, mi amiga - ahora habla Luz. Es la chica que choque en la empresa de Christopher. También la
saludo con la mano, ella me da una sonrisa en afirmación. Estando cerca puedo ver que, sus ojos son azules y te encandila con ellos, sin duda es una hermosa mujer.
- ¿Quieren algo de tomar? – la voz de Max suena nerviosa.
-No gracias. Voy a buscar a mi padre para darle su regalo, ya vuelvo - sé va perdiéndose en la multitud de personas. Quedando nosotros tres. Tomamos asiento, el mozo vuelve con los whiskies, siento que estoy perdiendo a mi amigo porque están inmersos en su propia burbuja. Tomó un trago para pasar el rato, observo a todos lados, veo que la amiga de Luz viene del brazo de Christopher. Es lo que me da curiosidad y se lo preguntó a la novia de Max.
-Luz - ellos me miran- ¿Por qué Minufer está del brazo de Christopher Michelín? ¿Qué es su esposa? - ella se
ríe.
-No nada que ver, es su padre - yo entre cierro los ojos tomando otro trago por esa respuesta, no puede ser, ella será mi víctima y, es tan hermosa que no se si podré hacer lo que planeo su padre.
-Con su empresa vamos a trabajar - comenta Max. Yo quiero salir corriendo.
-Minu trabaja con su padre, es arquitecta - aporta Luz.
Si algo más podía suceder ya no lo creo. No puede ser que esto éste pasando; esa bella mujer es su hija. Dios me está castigando por lo que voy a hacer, el infierno será el paraíso perfecto para mí. Tengo que pagar por los pecados que voy a cometer con ese ángel.
Ellos se acercan, soy muy parecidos, ella tiene una sonrisa que me deja sin aliento.
-Hija ya sabes ¿Quién es el señor? - yo quiero que me trague la tierra.
-Si - digo - mi amigo nos presentó - está nerviosa porque baja su mirada frotándose sus dedos.
-Verdad ¿Qué tengo una hija muy hermosa? - habla con orgullo. Minufer quiere ocultar su cara que parece un
tómate de colorada.
-No se equivoca es bellísima - con mis palabras logro que me mire mostrándome una perfecta sonrisa.
El baile va a empezar, por el micrófono llaman a los que quieran bailar. La música lenta comienza a sonar. Es
una canción hermosa.
-La invito a bailar señorita - hablo, pero me percato que está Christopher a mi lado - perdón mi imprudencia ¿Usted me permite bailar con su hija?
-Si ella quiere claro - propone. No sabe si aceptar o no, puedo ver en sus ojos un dilema. Su padre lo único que hace es sonreír, no ha parado ni un segundo de hacerlo.
-Creo que un baile no le puedo negar - habla por fin.
Le doy mi mano, su piel es tan suave, conduciéndola a la pista. Se para en frente de mí, colocó las manos en
su cintura, ella las pone encima de mis hombros. Estando tan cerca puedo oler su perfume a jazmín. Es muy agradable y rico.
Su cuerpo se tensa con mi contacto, no se anima a mirarme a los ojos. Yo miró a todos lados intentando no sentirme culpable por mis actos. No sé porque su padre quiere un marido para ella, si podría tener al hombre que quisiera a sus pies.
La música lenta me relaja y su presencia también. Su exquisito aroma me envuelve hasta más no poder, sonrío ante la idea. Nuestras miradas se cruzan con cierta timidez por parte de ella que no logra sostenerla, pero le brindo una sonrisa que se sonroja.
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