...Entregada a la princesa....
...Cap.1 Kleir Buttler...
"Serás la nueva Reina, Esposa de-.." Esas... Fueron las primeras palabras que escuche al llegar aquí.
.......
Nosostros en mi familia somos dueños de una panadería reconocida en la Capital, nada más allá de eso, para "Ellos" no deberíamos ser mas que solo simples plebeyos.
Entonces, porque sucede esto? Si mi sueño siempre ha sido heredar el negocio familiar.
¿Porque me sucede esto a mi..?
...No es justo....
.......
Fue esta mañana, primera de primavera en la Capital Libern del continente Nir. Llegaba de comprar lo necesario para las ventas del día.
— Padre, ya estoy aquí-.. — Por alguna razón que desconozco, mi padre estaba rodeados por ellos; Los Guardias Reales.
— Kleir...? — Era mi padre quien, al igual que yo, no entendía nada de lo que estaba sucediendo.
— ¿Qu-qué sucede aquí!? — Dije con algo de miedo, nunca antes un Guardia Real había entrado a nuestro negocio, pero esta vez eran tres de ellos.
— Es usted la Señorita Kleir? Se Solicita su presencia en la sala del trono — Esas fueron sus palabras. Palabras que yo ignoraba y a la vez condenaban mi futuro.
— ... Quien me solicita? — Respondí con duda, gran parte de mí no quería saber la razón del porque estaban aquí en mi hogar.
— El Rey Quiere hablar con usted... — Mencionó con frialdad.
— El Rey... — Solo eso me hizo pensar: "Estoy perdida".
El reino de Libern, del continente Nir. Gobernado por su monarca, el gran rey Varzas, guiando a su pueblo con sabiduría y sensatez. El más querido de todo el continente, como también el más temido.
— Todos en el reino lo sabemos, es solo que no nos permitimos dudar de ello — El rostro oculto detrás de aquella máscara...
Varzas, gran rey de Libern, monarca de la ciudad capital. Sus más allegados conocidos, condes y nobles, dicen que él es la bondad en su máximo esplendor. En cuanto a sus enemigos...
..."Decapitador de hombres"...
— Qué es lo que quiere un hombre como él conmigo!? — Mis manos están sudando y todo mi cuerpo tiembla. ¡No quiero ser llevada a alguien como él!.
— No perdamos el tiempo que el rey nos espera en el castillo — Uno de los tres guardias, el más grande de ellos, me tomo de la mano y tiro con fuerza hacia la salida. Estaban determinados a llevarme de cualquier forma al castillo.
¿Así es como acabará todo? ¿No podré cumplir mi sueño de heredar el negocio familiar?
...Yo... ...
...¿Seré asesinada..?...
...¡Tap!...
— Eh…? — Se escucha el estruendoso sonido de una pisada. Yo, al igual que los guardias, miramos desconcertados al lugar. Era… ¿¡Papá!?.
¿Qué está haciendo? ¿Se ha vuelto loco!?. Es de la guardia real de quién estamos hablando, ¡No son personas cualquiera a lo cuales les puedes tomar el pelo!.
— Si creen… — Está agitado, mi padre no es tan joven como para soportar este tipo de situaciones. — Si creen que le dejaré llevarse a mi hija- ¡¡Están completamente equivocados!! —
Hubo silencio, aunque este duro poco, ya que uno de los guardias se encargó de romperlo, el que al parecer era el más joven de ellos. Con su barba de marinero y expresiones serias, reía, como si las palabras de mi padre hubieran causado gracia en vez de temor hacia él.
— ¡Je! Hacia tiempo que no reía de esa manera, te lo agradezco, amigo. Pero… ¿Quién te estás creyendo como para dirigirte así a un oficial real, eh!? — Su actitud cambio por completo, al igual que su expresión, estás parecían brotar una molestia más grande que el deseo de mi papá por salvarme.
— ¡Papá, déjalo así! ¡No lo vale, por favor! Sé que estaré bien, lo prometo. Así que, por favor, no digas más — Intento evitar a toda costa que el resultado de todo esto termine peor. — Ya perdimos a mamá, no soportaría perderte a ti también, papá! — Mi padre no dice más. Así está bien, así está-...
— ¡Ja..! Jajajaja, sí, tu hija tiene toda la razón- será mejor que calles si no quieres terminar como un desecho bajo un puente, hombre! — No obtuvo respuesta, pero no impedía que siguiera con lo suyo.
Porqué continúa insultandonos, porqué no me lleva de una vez al castillo, acaso merecemos mayor humillación a esta!?. Quiero que acabe todo esto de una buena vez. Se los ruego, no nos arrebaten la poca vergüenza que nos queda como familia!.
— Un miserable plebeyo, nada más que una piedra en el zapato del reino, no eres nadie y siempre serás Nada. Grabatelo bien en ese vertedero que tienes por cabeza — Decía todo lo que le placía sin algún reparo o pesar en sus palabras, totalmente despreciable. — Vamos, di algo ¿Porqué ahora no dices nada, hah!?. Es que te han cortado la lengua?, de ser así, sería una completa desgracia que le sucediera lo mismo a tu hija, no?. Yo mismo me aseguraré de-...! — Su boca es cerrada con fuerza por, al parecer, su… compañero?.
El mayor de los tres guardias, con una presencia siniestra y de temer al igual que los otros dos. Pero había algo que lo diferenciaba notoriamente de los demás, y eso era que este caballero en realidad era mujer.
— También, parece ser su capitana. Ya que sus armaduras lucen un tanto diferentes entre si — No sabía cómo reaccionar ante esa situación, pero me aliviaba el echo de que aparentemente no seguirían insultando a mi padre.
Aunque esa ahora no era el problema principal. El altercado que estaba por ocurrir entre la capitana y su subordinado tenía un poco más de relevancia al poder causar daños irremediables en mi hogar, hasta podría llegar a causarnos daño a mi padre y a mí. Pero esas fácilmente podrían ser solo especulaciones, todo dependía de cómo se desarrollara la situación.
El más joven quita inmediatamente la mano de la capitana de su boca, la palabra "enojado" se quedaba corto en comparación a la expresión de infierno que puso el guardia luego de eso. Era notorio que no estaba feliz por las acciones de su mayor. — Huh, querida capitana, disculpe si lo que estoy a punto de decir le ofende, pero se podría saber ¿Qué demonios le sucede!? — Estaba a unas cuantas palabras de explotar y poco parecía importarle el echo de que a quien le estaba hablando no eras nada más y nada menos que su Capitana. No ocultaba ni una sola pisca de la furia que le causo el que le cerraran la boca en su propia cara y con las manos de la persona en cuestión, no con un simple "¡Cierra esa maldita boca!".
Ahora faltaba la respuesta de ella. La capitana, quien lucía demasiado tranquila en una situación que no ameritaba tal comportamiento. — Calma, soldado, que no estamos en el frente de guerra. No actúes de forma tan desfavorecida cuando tengas el uniforme puesto, avergüenzas el honor de la guardia real — Fueron sus primera palabras. Las dijo con firmeza y compostura, era obvio el porqué había sido elegida como capitana de la guardia. Esa actitud, tan serena y confortante, no se veía opacada por su seriedad y plena compostura en los momentos requeridos. — La orden del rey fue simple y directa. Traer con nosotros al castillo a la dama Kleir Buttler, qué no había quedado claro? — Fue lo segundo, con la diferencia de que está vez no solo cambio su tono de voz a uno más grueso, sino que también agarró y tiro de la barba al más joven, acercándolo para decirle unas últimas palabras. — Puedes repetir cuál fue la primera regla que nos inculcaron antes de ser guardias, Hah?. Las órdenes del rey son… —
El contrario, casi de rodillas, trago con dificultad y continuó — …. Las órdenes del rey son… irrefutables — Terminó, siendo soltado por su mayor.
— Ves?, no es un trabajo complicado el recordarlo, cierto?. — Este le respondió con un simple movimiento de cabeza, afirmando lo que su capitana le decía. — Pues espero que haya quedado claro, no sería agradable para mí volver a repetir todo una vez más, están de acuerdo? — "Si, completamente, capitana" fue lo que recibió por parte de ellos, y estaba satisfecha por escucharlo, o por lo menos eso fue lo que pude notar en su rostro.
Pocos segundos después, la capitana dirigió su mirada hacia mí. Algo apenada y sería, ¿Como es eso? , me habló. — Te pido los disculpes a ambos por su pésima actitud de hoy, son técnicamente nuevos como guardias a la orden del rey, puede que se les haya subido un poco a la cabeza — Expresó sus disculpas con sinceridad, ¿Como un guardia real puede ser tan amable?. Nunca antes había escuchado de alguien así perteneciente a los cuidadores del rey. Alta, cabello hermoso y sedoso sostenido en una bella y detallada cola de caballo. Ojos color zafiro, pareciera que puedo ver atreves de ellos su alma, pura e inquebrantable. Luego de haber salido de mi burbuja de pensamiento, acepte las disculpas, para así después continuar diciéndome: — En cuánto a nuestras órdenes, debemos llevarte cuánto antes al castillo. Espero lo entiendas — En realidad, aún seguía sin entender absolutamente nada de todo lo que estaba aconteciendo.
Ir al castillo, por órdenes del rey? Y dejar a mi padre atrás en el camino?. No podía aceptar todo eso como si nada. Cuando mi padre me estaba defendiendo, acepte ir sin oponer fuerza alguna, si así lograba que no lo lastimaran. Pero aún así, yo…
— Te prometo que no saldrás herida, mucho menos tu padre — Mantenía su mano en mi hombro, al mismo tiempo que me miraba, como si así confirmara que nada malo pasará.
Por más amigable que hablara, no podía decir "Sí". He vivido toda mi vida en este lugar, irme y dejar atrás todo lo que alguna vez ame ¿Para qué? ¿Para cumplir el capricho de un simple noble que no sabe lo que perjudican sus acciones?. Porsupuesto que no. Yo, yo no… — Eh..? — Una mano sostenía la mía. Cálida y callosa, la mano de alguien que ha dedicado casi toda su vida al trabajo, la mano de mi padre. — ¿..Papá? Qué sucede? ¿Porque me miras así? — Conozco esa expresión en mi padre, es la que hace cuando está a punto de decir algo que puede herirme tanto a mi como a él. Entonces, ahora él-
— Kleir, hija, quiero que me escuches con atención. Puede sonar duro lo que diré, pero es algo de lo que estoy seguro, así que… si? — Se detiene, esperando que le permita seguir. Yo ya se a donde va todo esto, por lo que le permito continuar. — Gracias. Sabías?, esta panadería la funde con tu madre. Recién nos habíamos casado, puedo recordarlo totalmente, como también la promesa que le hice — Promesa?. — "Protegerte, amarte, como también brindarte libertad" fue lo que dije, y solo me faltaba una por cumplir. Ahora, parece que el destino me ha permitido cumplir mi palabra. — Me sonríe, intentando ocultar las lágrimas que salían desprevenidas de sus ojos. Y yo, sin previo aviso, comencé a hacer lo mismo. — Soy consciente de que no estoy en mi mejor forma, pero confío plenamente en mi resistencia, sé que podré estar bien por un poco más de tiempo, por eso… hija… — Cierra sus ojos y forma una gran sonrisa con su boca, la cual estaba temblando sin parar, como si dudara de lo que estaba por decir. — … puedes ir con ellos.. — He visto a mi padre llorar en muy pocas ocasiones, pero de las pocas que lo había visto, nunca antes había puesto una expresión como esa.
Yo soy de las personas que no pueden ver a alguien llorar, porque no puedo evitar llorar también. Esta no fue la excepción, lloré, y mucho la verdad.
Desde que me despedí de mi padre, han pasado varios minutos. Ahora mismo me encuentro al interior de una carroza en dirección al castillo.
— "No vayas a morir ahora que ya no estaré aquí, oíste?.
"No lo haré, esperaré hasta el día que vuelvas, mi pequeña" — Esas fueron las últimas palabras que intercambiamos, y las más dolorosas también.
De ahora en adelante, qué será de mí?. Mi futuro es más incierto que nunca, eso no me tranquiliza para nada. — Por el momento, tener un poco de información es importante — A mi lado está la capitana de la guardia, los otros dos son los encargados de manejar el carruaje. Me muevo un poco hacia la ventana, no estoy segura de cómo iniciar una conversación con la capitana. — Emm… Capitana? — La miro de reojo, ella parecía estar ocupada vigilando de que nada fuera de lo planeado ocurriera, como que un grupo de bandidos nos emboscaran, pero de igual forma me respondió con un "Puedes llamarme Lin", dijo. — Este… Lin. Sobre la orden del rey, él les dijo algo más?. Como, las razones de todo esto o algo así? — Preguntar de forma directa es mejor para mí en esta situación.
— El rey nunca nos dijo sus razones, casi nunca lo hace, pero varías especulan que es por una petición de un tercero — Lo dice con tanta serenidad, tanta que también me calma a mí. Creo que me estoy ganando su confianza.
— Con un tercero, te refieres a… — Porque alguien me querría en el castillo?. Nunca he causado problemas que puedan llamar la atención de algún noble.
— Si, se cree que alguien le pidió al rey buscarte y llevarte al castillo — Alguien, que no es el rey, quiere verme. ¿Porque? ¿Quien querría verme en el castillo?
La persona que todos creen que está detrás de esa egoísta petición, alguien cercano a su realeza, ese "alguien" es…?
...Continuará....
...Entregada a la Princesa....
...Cap.2 Elizabeth Varzas...
¿Qué es lo que hay más allá de esa puerta?. Que alguien más lo diga porque mis ojos no pueden ver atreves de ella, todo a mi alrededor es oscuridad, no logro distinguir nada con claridad. Mis manos intento extender y palabras de mi boca salir; sin lograr diferenciar la silueta de la persona frente a mi.
Existirá algún futuro más desastroso que este?. Lo dudo mucho, porque si así fuera, estoy segura de que algo hubiera cambiado en lo que estoy viviendo ahora. Fragmentos, todos y cada uno regados por el suelo escombroso en mi mente. Tropezando continuamente con las piedras que creo en mi propia imaginación, sin poder avanzar, sin lograr obtener… libertad. — ¡Cof! Cof-! Ahg… — El final del camino nos lleva aquí, dónde estoy yo sin nadie más que me entienda. Sin alguien que pueda apiadarse de una plebeya, quien está siendo menospreciada y maltratada por una noble. — ¡Esta pequeña…! ¿Que hace metiendo sus dedos en mi boca?. Es desagradable — Esperaba una centenar cantidad de cosas que podrían pasarme al llegar aquí, tales como ser torturada o incluso asesinada, pero esto estaba fuera de mi pensamiento. ¿Ser inspeccionada tan rigurosamente por una joven, que es esto?.
Cabellera color zanahoria, con bellos ojos verdes, lo cuales no expresan la magnificencia que esperaba, sentimiento de grandes y hermosos árboles de sauce. La hija del rey de Libern, legítima heredera al trono, Elizabeth Varzas.
A sus 16 de edad ha logrado muchas más cosas de las que yo podría a mis 18. Y pronto será coronada como reina, celebrando la ocasión en su mayoría de edad, cuando ella sea una adulta. ¿Porque demonios alguien así me querría a mí aquí?. — Eres interesante, pese a ser una plebeya posees un cuerpo con salud y belleza. Sin anomalías y muy bien cuidado, es la primera vez que veo a alguien como tú en tan buen estado — Me tomó del mentón, mirándome con esa arrogancia y superioridad en sus ojos. — No estás nada mal, aunque claro, podría ser mejor — ¿Cómo puede alguien ser así? Pero es la princesa de quién estamos hablando, lo normal es que actúe de esa forma.
Aún así, no logro entender, ¿Porque alguien con ese tipo de pensamiento clasista querría a alguien como yo a su lado?. Nadie quiso explicarme nada de lo que pasaba, ni un indicio de lo que podría pasar. Nada. Mucho menos el rey, quien se supone dió la orden para que fuera traída aquí. Sabía que no tenía que esperar nada de alguien que ordena injustificadamente que traigan a personas con familia y seres queridos aquí, pero aún así esperaba algo más de hospitalidad del rey bondadoso que nos gobierna día a día, por más que solo sea una máscara lo que siempre utilice en realidad.
¿De quién es el verdadero capricho? ¿De la princesa por ser la que pidió que me trajeran? O ¿El rey por permitir semejante petición a su mimada hija?. Si tuviera que culpar a alguien, los culparía a los dos. Por todo. Cada acción tomada por alguien importante desencadena una serie de sucesos imprevistos, en mi caso sería separarme de la poca familia que me quedaba. — Esto apenas empieza, no obstante, mi cuerpo ya… — No estoy en cadenas, mucho menos amordazada, pero este lugar me hace sentir que detrás de rejas estoy. Encerrada sin poder salir, al igual que un ave. Mi cuerpo se rindió antes de que lo hiciera mi mente, lo hizo desde que lo vio a él, ya sabía que nada podría mejorar. Nada en lo absoluto.
...…...
Sucedió hace algunas horas, por primera vez en persona lo ví y hablé con él. Con quién nos gobierna con tanto valor, nuestro rey, Varzas.
Cabello largo, al igual que su barba, de un representativo color naranja. Ojos rasgados, parecían un extenso campo de bellos verdales. En ellos, aunque no lo pareciera, no se reflejaba benevolencia, mucho menos algún valor de compasión ante los nuestros. — Eres tu Kleir Buttler? — Su voz resonaba en las paredes del salón sin la necesidad de subir su tono, así de fuerte hablaba.
— S-sí, lo soy — Mi voz temblaba, la calma que me transmitió aquella amable guardia había desaparecido por completo, ahora solo quedaba el sentimiento de querer huir de ese lugar ¿De verdad este este nuestro rey?. No lo recuerdo así, hace años que no se hacen conferencias en la capilla, es cierto. Pero en ese entonces se notaba la bondad con la que el rey nos hablaba ¿Dónde quedó aquello? Acaso desapareció por completo de la misma forma que lo hizo D-...
— Sabes lo que has venido a hacer aquí? — Deje de divagar al escuchar esa pregunta, y respondí con claridad "No", pues nadie estaba al tanto de las razones detras de esto. — De acuerdo, no necesito escuchar más. Con eso fue suficiente — Decía, mientras con su mano derecha señalaba al otro lado del trono, había una puerta y en ella un guardia esperando. — No cuestiones nada, no dudes de su palabra y NO le ocasiones algún contratiempo, lo sabré al instante. Ahora, síguelo, te llevará a quien debes obedecer — Fue su última palabra, no me permitió decir nada. Tal vez sería ejecutada si no le obedecía.
Diferencia de clases, existe desde mucho antes que se creara una palabra para determinarlo. Pero siempre ha estado entre nosotros, alguien por encima de los demás. Nobles y Plebeyos, el ejemplo común que vivimos, aquel que negamos aceptar, por más que sea una realidad sucediendo ante nosotros. — Em… el lugar donde me llevas, puedo saber-... — Con un "No me fue ordenado el brindarte información" fue cerrada mi boca. Preguntar, responder, cuestionar, dudar, nada de eso podía hacer. Solo queda esperar, ya que el tiempo todo lleva y nada de él queda, o eso eso lo que solía decir mi padre. — Padre… espero que estés bien — Rezar por qué así fuera, eso es lo único que puedo hacer desde aquí.
Unos segundos después nos detuvimos en seco frente a una hermosa habitacion de grandes puertas. Nunca antes lo había visto, lo bello y detallado que puede llegar a ser un cuarto. — Guiarte hasta aquí, esas fueron las palabras del rey. Así que eso haré. Entra, la señorita te espera desde hace algunas horas — Explicó el guardia antes de irse. '¿Señorita?'.
Detrás de esas puertas se encuentra quien terminará convirtiéndose en mi 'Amo' resumiendo las palabras del rey. — Estaré bien… siempre y cuando no sea una persona desastrosa y desagradable, estaré bien — Con eso en mente entré sin dudar a la habitación. Mientras más rápido conociera a esa persona, más rápido se esfumaría este sentimiento de si estaré bien o… — …no — Sauces, grandes y bellos árboles de sauce, fue lo que sentí al verla. Esa profundidad en sus ojos me lleva consigo, atrapandome junto con su cabellera, similar a la de alguien con quién había conversado antes, aunque fue solo una conversación unilateral de su parte.
Este reino tiene siglos de existir, teniendo en su historia incontables reyes, todos y cada uno de ellos pertenecientes a la familia real, portando en su mayoría un notorio color único de cabello. Al igual que sus ojos. Es una manera de diferenciarlos del resto de nobles, porque estos no son tan simples como ellos, están por encima de todo. La familia Varzas. Y esta sin duda no es una excepción, ella debe ser… — Ah, al fin estás aquí?. Que lenta, llevo esperando desde hace horas tu llegada. Hm, da igual, el que estés aquí ahora es lo importante — Su forma de expresarse y tratar a quien le hablan, es la misma que él. Actuar como si fueras lo único que importará, lo más alto. Es su hija, la hija de rey
...Elizabeth Varzas....
Esta es la primera vez que la veo en persona, ya que nunca fue presentada al público, solo se informó sobre su nacimiento y el nombre que había sido elegido por Dianne, su-... — He escuchado mucho sobre tí. Cuando enviaba a mis guardias al mercado siempre se mencionaba tu nombre entres los comerciantes. "Esa joven trabajadora, hija única, se esfuerza tanto por su padre" o "Aún después de perder a gran parte de su familia, no demuestra decadencia en su expresión, su fuerza y voluntad son inquebrantables" y muchas cosas más. Al escuchar lo que mis guardias me decían, quede completamente cautivada. Tenia la necesidad de conocerte aún más, tenerte aquí, y eso fue lo que le pedí a mi padre — Decía con tanta calma en su voz, pero con una expresión emotiva en su rostro.
¿¡Cómo podía decir todo eso sin sentirse mal al respecto!? ¡Futuro, deseo, sueños, anhelos! ¡Todo eso me fue arrebatado! — Como puede alguien por lo menos sonreír después de quitarle, todo lo que me quito a mi, a una persona? — 'Su felicidad es mi desgracia', ese dicho representa mi situación ahora mismo.
Las personas más avariciosas son aquellas que se dejan llevar por un deseo corrompido, más fuerte que la cordura, se mantiene con el pilar del egoísmo que vive en nuestro interior, y ella ha decidido dejar cualquier vestigio de sentimientos puros y sensatos atrás por cumplir lo que quería. Motivación y voluntad desperdiciadas en algo como esto ¿Porque has decidido tomar este camino, Hija de Varzas, Elizabeth…?. — Vamos, no hay tiempo que perder, tengo muchas cosas que quiero saber sobre ti —
De esa forma llegamos a este momento. Tiempo en el que se ha dedicado unicamente a conocer sobre mi, no siendo de la mejor forma posible.
Ese futuro cercano se mantiene lejano ante mis ojos.
...¿Qué más quieres de mi, señorita?...
...Continuará......
...Entregada a la Princesa....
...Cap.3 Volver a Empezar...
Aun cuando tus ojos cerrados estén, yo siempre estaré ahí cuidando y protegiendo a mi pequeña, Kleir…
...-eir… Kleir-.....
...¡Kleir!...
— ¡¡Ah!! — El susto me hizo caer de la cama, acaso eso fue solo un sueño?. — Mejor dicho una pesadilla — Pensaba mientras me levantaba del suelo, la caída no fue para nada suave. Pero, ahora que me lo planteo, ésta es mi primera noche en este lugar. — Tal vez tener ese tipo de pesadillas sea normal en esta clase de ocasiones —
El día pasó, y de igual forma lo desagradable del día también lo hizo, o eso me gustaría decir. Pero se que no es así, mañana volverá con lo mismo.
Una y otra vez, continuo e interminable, no puedo imaginar más que un bucle en mi futuro. Manteniéndose, mirándome a los ojos y diciéndome: — "No será pronto cuando esto acabe" — Puedo verlo, así es como funciona. Vuelvo a la cama con la esperanza de pegar el ojo aunque sea solo por unas horas, necesitaba descansar, quien sabe qué cosas me esperen cuando salga de esta habitación al día siguiente.
"Necesito ser fuerte, por papá!" Con eso en mente, logré descansar un poco. Pensar en los momentos que pase con padre antes de llegar aquí me hacían sentir que por lo menos pasamos un buen último tiempo antes de despedirnos. Seré fuerte y no cederé ante el infortunio.
Por como están las cosas, la determinación es lo único que puede mantenerme de pie ahora mismo. — Sentimiento de… seguir adelante… — Es complicado dormir en un lugar diferente al que estabas acostumbrado, y lo es aún más si es tan repentinamente como lo fue conmigo.
El tiempo hablará y con sus palabras dictará lo que en un futuro pasará.
El velo nocturno que se encarga de ocultarlo todo, esta vez nos muestra lo que detrás se encuentra. Una misteriosa cueva, tan lejana de la capital y aún más del palacio. El que seas consciente de su existencia no significa que puedas hallarla, te perderías antes de por lo menos encontrar nuevas pistas. Entonces, qué es lo que se mantiene en lo profundo de esta? Sería un desperdicio no descubrirlo.
Adentrandose a los desconocido, algo más yace al final. Algo que no le generará más calma a la chica que por sus sueños pasea. — Kleir Buttler… Elizabeth Varzas… ahh~ — Perversión, malicia, impuresa, ¿Hay algo más corrupto que una persona con esas características? Así es, alguien que carece en su totalidad de la capacidad de razonamiento y entendimiento humano, aquellos quienes dejan de ser vistos como personas, los llamados…
...Lesterns, Bestias Inhumanas....
— Ahh~... ¿Puede existir algo más hermoso que un poseído? Los Lesterns son encantadores, porque nadie lo entiende? Ja… — Una mujer de altura promedio, facciones como las de esos provenientes del sur. No era joven, pero mucho menos vieja, había algo más, algo que le hacía parecer estática ante el tiempo, por lo menos en lo superficial. Vestía un elegante, aunque anticuado, atuendo. De piel clara, haciendo contraste con su cabello color oscuro, parecía una noche sin luna. — Convertir una persona normal en un Lestern no es tarea sencilla, se necesitan ciertos requisitos para hacer al menos uno — Su voz era suave, pero a la vez también de temer. Como si no supieras lo que piensa en realidad. Algo indescifrable. — Sin importar lo que haga, sea cual sea el resultado, ellos repudian mi investigación! — ¡Bam! Resuena con fuerza la madera en la mesa. — Esos- ¡Bastardos! Malditos vejestorios, consejeros del reino Libern, yo les demostraré de lo que soy capaz. Al fin y al cabo, después de todo este tiempo, ya está aquí — Abre las cortinas de lo que parecía ser una clase de… laboratorio?. Lleno de frascos y partes de diferentes especies, sangre y más instrumentos, ese tipo de cosas eran las que allí se hallaban.
Desbordando la mesa de artefactos y la pared de imágenes y palabras confusas. En la época en la que vivimos alguien conspiranoico no es de dar mucha confianza. Suelen ser personas abandonadas por los demás, desquiciados sin alma, quienes su patria deciden abandonar. Mayormente se les ve de igual forma que un Lestern, mounstros sin más. — Lo que más lejano veía, ahora se encuentra tan cercano a mí. Oh~, Princesa y su… mascota, perdonen mi insolencia, pero por el futuro de nuestra nación, estoy decidida a utilizarlas como simples sacos de prueba — No tenia piedad en sus palabras, mucho menos misericordia. — Todo está reunido, son ustedes dos lo único que falta. Hahh~... Lo espero con ansias — Todo lo que yace bajo el velo de la oscuridad sale a la luz a su debido tiempo, todo a su debido tiempo.
Alejándonos del bosque y volviendo a la ciudad, la noche transcurre con total normalidad en el castillo, de esa forma llegando la mañana y los rayos del sol a las paredes del reino entero. En cuanto a si logré dormir cómodamente, la respuesta en si es un sacrilegio, ya que no había abierto los ojos por completo cuando ella ya estaba a mi lado. — Es… de día, cierto?. Hah… primer día, primera noche. Será mejor que me levanté rápido si no quiero recibir alguna clase castigo, aunque el hecho de estar aquí ya es un castigo en si mism-... — Mientras me movía para salir de la cama, sentí el peso de algo más a mi lado. — ¿Qué es lo qu-!? ¿... En qué momento alguien más entro a la cama? — Decía un poco asustada, pensando en quién podría haberse metido sin que yo me diera cuenta. Dejé de pensar y tiré de las sábanas con fuerza, quien estaba bajo ellas era… — La Princesa!. ¿¡Qué demonios hace ella en la cama!? — Bajé rápidamente, no quería estar cerca de ella, no después de todo lo que me ha hecho hasta ahora.
— Umm…? — La Princesa estaba despertando. Suspiraba mientras se rascaba los ojos, y luego de hacerlo su mirada desconcertada se dirigió a dónde estaba yo agarrando una clase de maceta para defenderme. — Oh, parece que ya has despertado, buenos días — Decía de lo más normal mientras sonreía. "Qué haces aquí? ¿P-porque estás durmiendo en la misma cama que yo?", Preguntaba mientras ella respondía: — Pasaba por aquí anoche, estabas tan cansada que no pude evitar querer dormir a tu lado — "¿¡Por qué harías algo como eso!?" Le repliqué — Oh, vaya ¿Qué no es eso lo que las parejas hacen, dormir uno al lado del otro? — Inclinó un poco su cabeza mientras me miraba fijamente, parecía algo confundida.
— ¿De qué estás hablando!? — No lograba entender nada de lo que decía ¿Pareja? ¿Dormir juntos? ¿Qué más era lo que yo desconocía?.
— Parece que no sabías nada al respecto, mi padre suele ser un poco indulgente en ocasiones — Suspiraba, no parecía realmente molesta, pero tampoco aparentaba calma alguna. — Tú, Kleir Buttler, has sido seleccionada por mí, Elizabeth Varzas, como prometida de la princesa. Serás convertida en mi esposa —
...¿... Hah…?...
...Continuará…...
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